Está en la página 1de 2

NOCIÓN I: “IMPRESIONES E IDEAS”

Hume considera como percepción cualquier contenido de la mente, por


ejemplo, la sensación de un color, la idea de un triángulo, el sentimiento de
amor, etc. En general las percepciones se dividen en impresiones e ideas “que
se distinguen por sus distintos grados de fuerza o vivacidad”: las impresiones
se presentan a la mente con mayor fuerza que las ideas y así, por ejemplo, son
impresiones la sensación de un color cuando lo veo o el sentimiento del amor
en el momento en que lo siento y son, en cambio, ideas, esa misma sensación
de color cuando lo evoco en el recuerdo gracias a la memoria o ese mismo
sentimiento de amor cuando lo anticipo gracias a la imaginación.
En su obra Tratado de la naturaleza humana establece además una distinción
entre percepciones simples y complejas, distinción que aplica a ambas clases
de percepciones, es decir, a impresiones e ideas. Por lo demás, las
impresiones se pueden dividir en impresiones de sensación y de reflexión. Las
primeras surgen en la mente a partir de causas desconocidas y hacen que
sintamos placer o dolor. De ellas queda una copia en la mente a la que
llamamos idea una vez que cesa la impresión. Esta idea incide a su vez en la
mente y produce nuevas impresiones: pasiones, deseos y emociones que
constituyen las impresiones de reflexión; así, por ejemplo, si cierta impresión
me produjo placer, su recuerdo puede hacer nacer en mí el deseo de volverla a
experimentar, siendo tal deseo una impresión de reflexión. Las impresiones de
reflexión son posteriores a las ideas de sensación y derivadas de éstas.
Las ideas, por su parte, también son de dos clases: de la memoria y de la
imaginación: las primeras son más vívidas que las segundas y permanecen
fieles al orden y la forma de las impresiones originales; las segundas no, pues
trastocan su orden y forma de aparición.

NOCIÓN II: “LÍMITE DEL PENSAMIENTO Y PRINCIPIO DE COPIA”

Una vez establecida la distinción entre impresiones e ideas, Hume se pregunta si el


pensamiento del hombre tiene algún límite, pues a primera vista y con su imaginación
puede “formar monstruos y unir formas y apariencias incongruentes.... encuentra que
son dos los límites del pensamiento: por una parte, “lo que implica contradicción
absoluta”, ya que nadie puede pensar, por ejemplo, en un triángulo cuadrado; por otra
parte, “todas nuestras ideas o percepciones más endebles, son copia de nuestras
impresiones o percepciones más intensas”.
Por lo que, no hay en consecuencia ideas innatas en el sentido de esta expresión que
se considera propio de los filósofos racionalistas como Descartes, es decir, ideas cuyo
origen es el entendimiento al margen de la experiencia como son la idea de sustancia,
de Dios y las entidades matemáticas.
Hume pretende probar este principio con dos argumentos. El primero se basa en el
análisis de las ideas: “todas nuestras ideas por complejas que sean… se resuelven en
ideas simples”. El segundo se basa en que un término o una idea sólo puede tener un
significado para nosotros en cuanto la experiencia
correspondiente nos es dada”; por ejemplo, es incapaz de forjarse idea alguna
del color. Lo mismo ocurre en el caso de las emociones y sentimientos: quien
no ha experimentado jamás un odio intenso, difícilmente se forma una idea del
mismo.
Podemos ahora preguntarnos: ¿Qué es exactamente el principio de copia?
Pues podemos considerarlo un criterio por medio del cual es posible aclarar el
significado de términos y conceptos que empleamos en nuestra vida cotidiana y
sobre todo los conceptos filosóficos. Se trataría así de una regla que nos ayuda
a eliminar confusiones conceptuales y aclarar ideas como cuando se utiliza
para aclarar la idea de la relación entre causa y efecto.

También podría gustarte