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Anatomía del apéndice: es una continuación del ciego y se origina a partir de su porción
posteromedial, a 2,5 cm aproximadamente de la válvula ileocecal. Sus capas están formadas por:
mucosa, submucosa, y muscular. La punta del apéndice puede encontrarse en diferentes
localizaciones (retrocecal, pelviana, preileal, retroileal y subcecal). La posición más frecuente es la
retroceda (65%), la segunda en frecuencia es la pelviana (30%) y alrededor del del 5% son
extraperitoneales.
APENDICITIS AGUDA:
Epidemiología: La etapa de la vida dónde se registra la más alta incidencia es entre los 10 y 20
años, y es poco frecuente en pacientes menores de 2 años y mayores de 60. Es más común en
personas de raza blanca y en los que tienen una alimentación con poco contenido de celulosa.
Fisiopatología: Los factores principales que intervienen en el desarrollo de una apendicitis aguda
son la hipertensión endoluminal por aumento de la secreción de moco, la falta de elasticidad de
las paredes del apéndice y la exaltación de la virulencia de los gérmenes habituales en su luz.
Todo este proceso lleva en promedio 48-72 hs. En los niños y ancianos el proceso es
mucho más rápido.
Diagnóstico: CLINICO!
Presentación clínica: los síntomas más frecuentes y característicos son dolor abdominal,
nauseas y vómitos. Al comienzo se experimenta como un dolor difuso y brusco más pronunciado
en el epigastrio o alrededor del ombligo (de tipo cólico o continuo pero de intensidad moderada).
Este cuadro puede acompañarse de un estado nauseoso y vómitos. Después de 3-4 hs el dolor se
traslada a la fosa ilíaca derecha originado por una irritación del peritoneo parietal posterior. A esta
secuencia se la conoce como Cronología de Murphy y se presenta en el 55% de los casos.
Exámenes complementarios:
Complicaciones:
A partir de la perforación apendicular se pueden producir el flemón y absceso
apendiculares, la peritonitis apendicular y la trombosis del eje venoso mesentérico portal o
pileflebitis. La frecuencia de perforación apendicular está directamente relacionada con el retraso
diagnóstico y, por ende, con la falta de tratamiento oportuno.
En la mayoría de los casos la obstrucción, que originó la apendicitis aguda, impide el
pasaje del contenido del ciego hacia el peritoneo. En estos pacientes el proceso inflamatorio se
focaliza en la región periapendicular al bloquearse la infección entre el epiplón, colon, asas
intestinales y pared abdominal. Esto constituye el flemón apendicular, que contiene mínima
cantidad de pus. Si el proceso avanza, se forma una cavidad de pus bien delimitada, es decir, un
absceso apendicular. Cuando este mecanismo defensivo falla, se produce una peritonitis difusa,
extendiéndose y afectando mayormente el fondo de saco de Douglas y el espacio subfrénico
derecho. En el examen físico se palpa una tumoración dolorosa, de límites mal definidos; sin
embargo, no hay evidencias de peritonitis generalizada, ya que el resto del abdomen no presenta
dolor a la palpación. Clínicamente este proceso se denomina plastrón apendicular. Hay que
diferenciar si el plastrón apendicular que se palpa corresponde a un flemón o a un absceso
mediante una TAC. El flemón se observa como masa inflamatoria sólida, sin gas extraluminal y
cuyo contenido líquido se halla dentro de las asas intestinales. El absceso se identifica en la
tomografía como una estructura hipodensa, de heterogenicidad variable, con o sin burbujas de
gas, y un patrón líquido dominante, que corresponde a pus.
Las dos complicaciones tardías más frecuentes post- apendicectomía son la obstrucción
intestinal por bridas y la eventración.
Tratamiento:
• Apendicitis aguda no complicada: apendicectomía + profilaxis antibiótica una hora antes
de la cirugía. La cirugía puede ser convencional o por laparoscopia (aporta mayor visión del
abdomen), cualquiera sea la vía los pasos son los siguientes: 1) ligadura y sección del meso-
apéndice, que incluye la arteria apendicular; 2) sección del apéndice e invaginación del
muñón apendicular. Una vez finalizada la apendicectomía, si la inflamación está limitada al
apéndice, no es necesario drenar la cavidad abdominal.
• Flemón o obseso apendicular: Los flemones son patrimonio del tratamiento médico, el cual
consiste en administrar antibióticos de amplio espectro (profilaxis: cefalosporinas de 1ra
generación, tratamiento: cefotaxima+ metronidazol) y suspender la alimentación por vía oral.
Cirugia II Bogarin Florencia
El absceso apendicular se trata en la actualidad mediante drenaie percutáneo, ya sea con
punción-aspiración simple o colocación de catéter, guiado por ecografía o tomografia. La
cirugía se reserva en caso de que estos procedimientos hayan fallado.
• Peritonitis apendicular: no difiere de los tratamientos de peritonitis por otras causas.
Pronóstico: la perforación apendicular determina el pronóstico, las apendicitis agudas no
complicadas tienen una morbilidad del 0-3%, y las perforadas del 47%. La mortalidad en las no
perforadas es del 0,1% y en las perforadas del 3% (30 veces más), y si es perforada en mayores
de 60 años se eleva a un 15%.
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TUMORES APENDICULARES:
Clasificación: según su extirpe histológico. Los benignos son poco frecuentes. Suele ser un
hallazgo casual del apéndice extirpado por otras patologías.
Anatomía patológica:
• Tumor carcinoide. Se origina en células neuroendocrinas ubicadas en la base de las criptas
de la mucosa intestinal. Macroscópicamente aparece como un nódulo duro de color amarillo
grisáceo, con un diámetro que varía entre 0,5 y 3 cm, situado en la submucosa y habitual-
mente cubierto por mucosa intacta. El 71 % de los tumores carcinoides se localizan en la
punta del apéndice. Su carácter benigno o maligno no se puede determinar mediante el
examen histológico. La presencia de metástasis o la invasión de órganos adyacentes es el
indicador más importante de malignidad.
• Adenocarcinoma. El adenocarcinoma y los tumores vellosos del apéndice no difieren de los
hallados en el colon.
• Mucocele. Se denomina mucocele apendicular a la acumulación de sustancia mucosa en la
luz del apéndice. Pueden ser de origen neoplásico o no neoplásico. El mucocele neoplásico
es el más frecuente y es secundario a un cistoadenoma mucinoso o cistoadenocarcinoma. El
mucocele no neoplásico se produce por la obstrucción inflamatoria crónica de la porción
proximal del apéndice.
Tratamiento:
• Tumor carcinoide: si son menores de 1 cm y sin metástasis se realiza apendicectomía; los
mayores de 1 cm y los asociados a invasión local o metástasis requieren una hemicolectomía
derecha con amplia resección ganglionar.
• Adenocarcinoma: Ante la confirmación o sospecha intraoperatoria de adenocarcinoma de
apéndice se debe realizar una hemicolectomía derecha con amplia resección ganglionar.
Pronóstico: El pronóstico de los tumores carcinoides va- ría en relación con la presencia de
invasión local. En pacientes con carcinoides no invasivos, o menores de 2 cm de diámetro, el
porcentaje de sobrevida a los 5 años es del 100 %. En pacientes con tumores mayores de 2 cm la
sobrevida es del 40 % a los 5 años. En presencia de metástasis hepáticas, ésta desciende al 20
%.