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COLEGIO “SAN FELIPE DE JESÚS”

FACULTAD DE TEOLOGÍA

ASIGNATURA: Derecho Canónico Fundamental

ALUMNO: Luis Fernando Cruz Reyes.

PROFESOR: Pbro. Lic. Héctor García Vázquez

EVIDENCIA: Evidencia sobre “EL PUEBLO DE DIOS”

CICLO ESCOLAR: Agosto – Diciembre 2020

FECHA: Noviembre de 2020


EL PUEBLO DE DIOS

Este capítulo del manual, se nos habla sobre el Pueblo de Dios, y dentro de este
pueblo se encuentra la Iglesia, inmersa y actuante, puesto que se menciona con tres
dimensiones, las cuales podemos enumerar de la siguiente manera: Pueblo, Comunidad y
Sociedad, y esto nos permite entender desde el Código de Derecho Canónico cada una de
ellas tiene una aplicación, basada en el Magisterio de la Iglesia, sobre todo en algunos
documentos conciliares o pontificios, como Lumen Gentium y Mysteri Corporis¸ aunque de
diversas épocas, pero con un enfoque propio que es mostrar a la Iglesia en el mundo.

Al hablar de la Iglesia como Pueblo de Dios, podemos decir que esto nace del
Antiguo Testamento, pues es ahí donde se comienza a hablar de un pueblo escogido, el cual
es redimido, pero este pueblo está conformado por hombre y mujeres que son iguales en
dignidad, solo distintos por la complexión física, pero similares en la función eclesial que
comparten, recordemos que este pueblo tiene un carácter sobrenatural, en el aspecto de que
es creada por Dios, y va en una constante peregrinación hacia la patria celestial, pues esa es
la meta hacia donde la vida cristiana tiende como plenitud.

Pero esta dimensión eclesial también es comunitaria, pues está cimentada sobre la
roca de los apóstoles, los cuales, como mensajeros de la fe, dieron sus vidas, y hoy la
tenemos como signo de salvación. Al ser una comunidad, entre todos los integrantes se
comparten los dones, que en este caso es la gracia que se obtiene a partir de los
sacramentos, para lo cual se establece una normativa, la cual permite descubrir que, aunque
seamos de distintos países, y tengamos diversas culturas y formas de pensar, la fe será un
factor que nos unirá, a través de la sacramentalidad, pues imprime un carácter.

En la Iglesia hay una jerarquía, pues eso nos ayuda a entender el carácter mistérico
que encierra en sí, sobre todo desde el aspecto escatológico, y como cuerpo social, tiene
una estructura sólida, con derechos, obligaciones y normas que le permiten a los que viven
su fe, tener un orden y una estabilidad, con todo y su jurisprudencia, aunque tenga
dimensión sacramental, porque es un ente jurídico en sí misma, al dispensar las gracias que
recibe de la divinidad, logrando con esto que podamos comprender el ordenamiento
canónico que hay dentro de los sacramentos, como acciones de potestad judicial.
La Jerarquía, que se puede ver en los grados de ministerio ordenado, comienza a
prefigurar la estructura de la ciudad del cielo, sobre todo en lo que se pueda entender, sobre
todo en el aspecto de que también hay una igualdad entre clérigos y laicos, sobre todo en el
aspecto de que podemos decir que esa igualdad corresponde al Bautismo, pues establece
que todos somos parte del Cuerpo Místico de Cristo, y por lo tanto, también, participamos
del sacerdocio común, lo que nos hace coherederos de la gracia, por lo que tenemos
derecho al reino celestial, sobre todo desde el estado en el que nos encontremos.

Dentro de los puntos a tratar en este capítulo se tienen los siguientes: El principio de
Igualdad, que establece que a partir del Bautismo, todos tenemos un mismo linaje, y por lo
mismo, somos coherederos de la gracia que los sacramentos otorgan; el principio de
variedad que permite entender que aunque todos estamos llamados a la vida santa con
Dios, no todos quieren llegar a ese camino, o llegan pero de distintas formas; en el apartado
Los Clérigos, especifica que las ordenes menores han quedado suprimidas, y reafirma el
aspecto clerical solo a aquellos que han recibido el Sacramento del Orden, en sus niveles.

En el apartado Los fieles consagrados se nos explica que son aquellas personas que
han profesado de forma radical la vivencia de los consejos evangélicos, y son carismas
especiales para la Iglesia, viviendo constantemente la unidad en la diversidad de dones en
su realidad específica; mientras que en el apartado Los fieles laicos, se nos va explicando
que ellos están llamados a vivir un estilo de vida cristiana en el mundo de hoy, con todos
sus retos y dificultades, pero con la esperanza de la eternidad, después de haber hecho una
vida correcta y santa, dando así una muestra a las futuras generaciones.

Ya en los siguientes apartados nos hablará de la conformación de los sistemas de


derecho canónico que estarán rigiendo a quienes forman parte de la jerarquía, hablando
sobre todo de la condición, también se hace énfasis en la potestad de cada uno en su línea
de acción, pues no es la misma potestad de un casado en una familia que la de un sacerdote
en una parroquia, tal vez no es el mismo caso, pero sí es autoridad en las dos formas; se
habla de potestad del ordinario en su diócesis, de sacerdote en su parroquia, de consagrado
en su comunidad, y de esposo en su casa, pero también se van estableciendo parámetros
para poder entender la dignidad de cada uno, y se van estableciendo las sanciones o
reprensiones a quienes no respeten los lineamientos establecidos anteriormente.

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