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Derecho canónico I Prof: Rvdo. Sr. D.

Francisco Román Castro


Octubre 2019. Alumno: Ignacio del Rey Molina

Lectura del libro

“El derecho en la Iglesia Católica, Introducción al derecho canónico”

JAQUES VERNAY

“El derecho en la Iglesia Católica, Introducción al derecho canónico”, de Jaques


Vernay, es a mi parecer un libro muy útil para un primer acercamiento al derecho
canónico. En este sentido, realiza una síntesis lograda de la relación entre derecho y
vida, que permite comprender que lo que podía ser tan solo un libro más, el código de
derecho canónico, se encuentra realmente ligado a la vida concreta de los miembros
de la Iglesia. Se comprende que no es un simple agente regulador externo, sino que
traduce al lenguaje jurídico la vida misma de la Iglesia. Para transmitir esta idea el
autor no solo se sirve del contenido, pues también contribuye a esto la estructura
dialogada del libro, así como el lenguaje distendido.

En otro orden de cosas, no solo me parece una lectura adecuada para un


creyente católico que se interese por dar nombre y comprender el sentido de las
relaciones jurídicas que él mismo vive dentro de la Iglesia. Además de esta posible área
de destinatarios, creo que una persona ajena a la Iglesia e interesada en su estructura
externa, y que probablemente acudirá al derecho buscando una especie de estatutos
de la institución, puede encontrar en el derecho, a partir de la visión de ofrece el autor,
una puerta a reconocer que hay algo detrás, una ventana a la trascendencia en tanto
que vislumbrará en el fundamento motivos que sobrepasan la lógica empresarial o de
marketing que convendría a una institución terrena.

Por otro lado, sin embargo, se podría añadir que la cercanía y naturalidad con
que el autor trata el derecho canónico tiene su contrapartida. En algunos asuntos no
deja completamente claro algún hecho o realidad jurídica, por ejemplo, cuando trata
de las instituciones castrenses. Las características propias del libro, entre las cuales
destaca la presentación del derecho como una realidad cercana, puede hacer pensar,
en mi opinión, que el derecho canónico es una realidad más fácil y asequible de lo que
realmente es, soslayando la complejidad real que le es inherente.

A continuación recojo algunas notas generales que me han resultado


significativas sobre el contenido que ha ido apareciendo en la lectura de los distintos
capítulos, y que pudiera servir a modo de resumen del contenido del libro:

El fin del derecho no es meramente hacer funcionar la institución eclesial, pues


también protege la relación de Dios con su Iglesia: permite discernir y proteger los
carismas. También permite que cada miembro del pueblo de Dios ocupe su lugar en la
Iglesia. El patrimonio humano de las relaciones jurídicas se inserta dentro del plan de
salvación de Dios. La ley canónica se deduce de la esencia misma de la Iglesia, cuya ley
fundamental la marca el Evangelio, es la ley del amor. Vínculo teología y derecho muy
unido, aunque difuminado en algunos periodos históricos. El derecho cambia
conforme va cambiando la vida de los hombres según el momento histórico. Conflictos
puntuales con el derecho civil.

El código de 1983 recoge la herencia del pasado y vierte en lenguaje canónico


la eclesiología del CVII. Trata cada uno de los 7 libros del código, deteniéndose en
aquellos que heredan en gran medida el derecho anterior al CVII, así como en aquellos
novedosos que surgen en fidelidad al Vaticano II (libros 2,3 y 4). Así a la concepción de
Iglesia como sociedad perfecta se añade toda la riqueza eclesiológica que hace de la
Iglesia algo que va mucho más allá de una sociedad. El libro 2 destaca sobremanera
dentro de la novedad del código del 83.

Especialmente útiles resultan las aclaraciones sobre las relaciones entre los
miembros del pueblo de Dios, de sus derechos y deberes, y de las relaciones entre
clérigos y laicos. Subrayando la igualdad radical de los bautizados, el código refleja la
toma de conciencia de la importancia del laicado que se había llevado a cabo en la
Iglesia con el Concilio y el movimiento previo y posterior. Hasta qué punto un laico le
incumbe los munera de la Iglesia (regir, santificar y enseñar).

Trata de las funciones y relaciones del colegio episcopal con el papa a su


cabeza, poder supremo en la Iglesia. A la vida concreta de las diócesis con el obispo a
la cabeza quien posee toda la potestad, en unión a diversos órganos de consejo, al
servicio de la diócesis. Y aún más cercana, trata la vida de la parroquia, definiendo
conceptos comunes a veces más usados que precisados (como párroco), las relaciones
que se dan entre párroco y feligreses, entre la parroquia y la diócesis, con otros
movimientos, y el importante papel del consejo económico (obligatorio) y del consejo
pastoral.

También resulta especialmente interesante el capítulo dedicado a la vida


consagrada, una parte de la Iglesia amplia y muy diversificada. Hace una aproximación
bastante aclaratoria a las características propias y a las diferencias entre las distintas
modalidades. Especialmente interesante resulta la diferenciación entre la vida
consagrada y los nuevos movimientos eclesiales.

Por último se ocupa de la vida sacramental de la Iglesia, acercándose al


sentido, los destinatarios, los ministros, las condiciones o el contexto social en el que
se insertan actualmente. Me parece realmente interesante cómo derecho, pastoral y
sacramento se unen tan estrechamente. Particularmente significativo, al tratar la
problemática de los divorciados vueltos a casar, cómo plantea de fondo la necesidad
de adaptar el derecho a una pastoral más auténtica que tenga en cuenta los problemas
a los que se enfrenta la vida de la Iglesia hoy. Como hace el autor, conviene finalizar
recordando la importancia y utilidad del derecho en el puesto que le es propio: al
servicio de los hombres y de la Iglesia.

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