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¿Cómo actúa el síntoma? Impidiendo el trabajo. Poniéndose “en cruz ante la carreta”.
Atravesándose al funcionamiento del Discurso del Amo. A ese lugar del amo será llamado el
analista en razón del síntoma aunque el sostenga su lugar de una manera nueva. ¿Cuál es esa
manera? Como semblante de objeto. El síntoma entonces se cruza al Discurso del Amo. El S
llega con su síntoma a cuestas al analista. Estamos ya en el consultorio. Habremos entonces
de “observar el relieve del relato de lo que no marcha ya que ese es el hablanteser mismo del
síntoma”
-Introducción:
Desde sus primero textos Freud ubicó el síntoma con relación a la repetición. Los elementos
reprimidos –indestructibles para él- habrán de reaparecer de un modo u otro. Uno de esos
Lacan concibe al síntoma de dos maneras. Desde su primera axiomática lo entiende como
carreta” [1]
Atravesándose al funcionamiento del Discurso del Amo. A ese lugar del amo será
llamado el analista en razón del síntoma aunque el sostenga su lugar de una manera nueva.
El síntoma entonces se cruza al Discurso del Amo. El S llega con su síntoma a cuestas al
En el relato mismo del malestar es posible ubicar por un lado lo paradojal del síntoma (el
dolor sí, pero también la satisfacción) y por otro los dos niveles del síntoma: su aspecto
envoltura formal del síntoma” -dice- (…) “nos llevó a ese límite en que se invierte en
efectos de creación”[3]. O sea que aquí Lacan fija un rumbo para la cura analítica, rumbo
invertirá ya que “el creador toma a su cargo el querer decir del síntoma” [4]
Llegamos así al tema que nos interesa que es la articulación entre síntoma y creación, aquí
Introdujimos en el punto anterior el concepto de síntoma. Diremos ahora qué es crear. Del
creación, es crear a partir de significantes: nombrar para que la cosa sea[5] (¿Acaso Freud no
Esta forma de entender la creación sostiene la concepción lacaniana del inconsciente, resulta
impulsa la idea de que si hay algo es porque estuvo allí desde siempre.
en primer lugar cuando ante el “no hay relación sexual” el sujeto pone (arma) su síntoma y
que podemos situar en los albores de la constitución del sujeto. Y en segundo lugar aquel al
que arribamos en el punto anterior a partir de lo que postula Lacan en “De Nuestro
Antecedentes” (“la fidelidad a la envoltura formal del síntoma nos llevó a ese límite en que
Respecto del primer momento podemos decir lo siguiente: la regla universal de la especie
de una programación sexual. El sujeto tendrá que dar a esa ausencia su propia ley. ¿Cómo la
creadora” brotará entre dos significantes, la chispa que determine al síntoma analítico será
aquella que brote “entre el significante enigmático del trauma sexual y el término al que
Vayamos ahora a la segunda articulación entre síntoma y creación que ubicábamos –dijimos-
en un fin de análisis.
A los efectos de poder precisar esta idea pensaremos el transcurrir de un análisis desde la
En primer lugar está el síntoma que lleva a un sujeto a análisis del cual hablamos en la
interpretable.
Y en tercer lugar el síntoma que al llegar a este punto abandona el campo del significante
para entrar en el terreno de la letra. Allí planteamos esta segunda articulación entre síntoma
y creación.
El síntoma tiene –dijimos- una forma, una envoltura formal, una envoltura significante que
envuelve goce (materia gozante). La cura analítica trata del desenvolvimiento del síntoma
envuelven el enigma (goce). O sea: se trata de llevar el síntoma al límite allí donde se
El goce todo no puede pasar al inconsciente. Hay un límite. Límite que es para Lacan aquello
expresando con esta metáfora tal vez no sólo lo irresoluble de este punto sino también algo
más.
Pero la diferencia entre un límite y el otro es que aquel que encontró Lacan es un límite
“invertible” ¿De qué se trata esta inversión? J. A. Miller nos da elementos para pensarla:
él la entiende como una “contramarcha”, una “vuelta al inicio”, dirá, al “punto clave de la
Al fin de análisis se lo puede pensar “como límite en que el cruce del fantasma disocia lo
formal de lo imposible que envuelve y permite el acto como paso al límite, creación de la
fijación de goce del síntoma…”[9]. Aquí al fantasma hay que pensarlo no desde la perspectiva
de la respuesta del sujeto frente al deseo del Otro (A) sino desde la perspectiva del goce que
lo habita.
significante del síntoma. Se abrirá así la vía para que lo formal se disocie del goce, “juegue
Llegar a este punto tiene sus implicancias. Una de ellas es que la creencia que el Otro goza
de su síntoma, cae: “la operación transferencia retorna el punto inicial como sublimación por
Punto clave para pensar esta segunda articulación entre síntoma y creación. Porque si el
sentido ya no es dado por el Otro, el creador (nos referimos al sujeto situado en un cuerpo),
inventa. ¿Qué inventa? Un saber hacer con su síntoma. Inventa a su síntoma un sentido
propio que no viene del Otro. Y esta es exactamente la definición que da J. A. Miller de
falta en el Otro.
A este momento lo podemos pensar como de pasaje. Pasaje donde aquel “querer decir” del
con” el saber, propio del neurótico, encontrará una salida en un “saber hacer allí”.
“Saber hacer con”, sabe hacer el síntoma: el síntoma, repitiendo, sabe hacer. “Saber hacer
allí” es de otro orden. Implica algo nuevo. Implica al sujeto convertirse en protagonista de