Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Resumen Cap 5
Resumen Cap 5
Otras veces se trata de este principio para hablar del carácter obligatorio o
voluntario de las acciones benéficas que cabe llevar a cabo en determinadas
situaciones, lo que sitúa el principio de beneficencia en las inmediaciones del
principio de justicia. A veces se integra el principio de beneficencia y el de no
maleficencia en el principio de utilidad que establece la necesidad de sopesar y
compensar los beneficios y perjuicios que se siguen de determinados cursos de
acción. En este horizonte del hacer bien determinadas actividades en orden a
alcanzar y proporcionar los bienes propios de dichas actividades es posible situar
en un segundo momento los beneficios y daños que puedan generarse, por
ejemplo, de la investigación con sujetos humanos, tanto para los sujetos
investigados, como para terceros.
Tanto los bienes intrínsecos como los extrínsecos son buenos y necesarios, pero
los segundos pueden corromper a los primeros cuando se invierte la jerarquía
entre ellos. Empiezo jugando al ajedrez porque me gusta; jugar al ajedrez por el
placer de jugar con otro que también juega bien, es un ejemplo de bien intrínseco:
sólo se puede conseguir jugando bien al ajedrez. Pensemos que somos varios los
que disfrutamos jugando al ajedrez. Compraremos más tableros de ajedrez,
fijaremos horarios, organizaremos torneos; con el tiempo si aumenta el número de
los aficionados al ajedrez necesitaremos locales y tal vez fundemos un club de
ajedrez. En ese club, entre partida y partida, nos tomaremos una copa, nos
sentaremos a charlar unos con otros, en algún momento nuestros contactos nos
servirán para pedir recomendaciones o hacer algún tipo de negocio.
No hay que tener un concepto demoníaco ni del dinero, ni del poder, del prestigio
o del status. No son malos, son ambiguos...
Sólo son demoníacos ("perversos") cuando pervierten el orden jerárquico y ponen
los bienes intrínsecos como pretexto para alcanzar bienes extrínsecos; llegaremos
a un punto en el que en el lugar donde acostumbran a reunirnos sea lo de menos;
es un lugar social de encuentro de personas de determinado nivel económico,
social y cultural para gestionar sus contactos, su status, para estar entre sí y tejer
relaciones y traficar con influencias. Se exigirá, por ejemplo, una cuota muy alta
para que no vengan quienes no puedan o quieran pagarla.
Aquí está la raíz última, no sólo de las chapuzas y de la corrupción, sino también
del corporativismo profesional.