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El esfuerzo cotidiano por vivir con coherencia de acuerdo con un código de valores y
principios se puede constatar en una gran cantidad de personas que se esfuerzan todos
los días por ser responsables, dar lo mejor de sí mismos, por un trabajo realizado con
calidad, eficiencia, honestidad y eficacia.
Son millones los ecuatorianos que han optado por construir una vida digna basada en
los valores y respeto a la dignidad de la persona en todos los niveles. Gracias a estas
personas podemos contar con un país próspero que se esfuerza por brindar una vida
digna a sus habitantes.
Es imposible negar, por otra parte, que, aunque la ética sea muy aclamada, reclamada
y anhelada, para muchos se trata de una teoría que se debe considerar únicamente en
la medida en que sirva para cumplir sus objetivos y que, si es que no conviene, se la
debe excluir. Para ellos la ética es un eslogan que sirve para aparentar ser bueno,
servicial, transparente, una persona honorable; es un barniz que se debe mostrar, un
brillo aparente, pero que en el fondo no importa, ni interesa, porque lo importante es
obtener lo que se desea, al precio que sea.
Basta dar una mirada rápida a la prensa y los noticieros para poder observar cómo se
denuncian cada vez más casos de corrupción en el gobierno, denuncias que van y
vienen sin que se llegue a esclarecer a los responsables, estafas millonarias y
desfalcos al fisco, por aquellos que en un momento determinado se llamaron a sí
mismos: personas honorables, guardianes de los valores éticos, salvadores de la
Patria, perseguidos sociales y políticos. Vemos cómo se continúan cometiendo
asesinatos atroces, como el asesinato realizado por Germán Cáceres, instructor de los
cadetes de policía, contra su esposa María Belén Bernal. Una persona que se supone
prepara a los estudiantes para defender la vida, efectúa uno de los crímenes más
atroces. Los atentados contra la vida de las personas se dan por motivos superfluos
como robar un celular, un par de zapatos, por venganzas y un sinnúmero de
circunstancias en las que las personas perdieron toda perspectiva del valor de la vida y
la dignidad de la persona.
Esto hace cada vez más urgente la necesidad de continuar formando en valores, en el
juicio crítico, para que las personas tengan la capacidad de reflexionar, entender y
decidir siempre a favor de la vida, del respeto a los derechos humanos.
Tarea compleja en este mundo donde las subjetividades personales tienen la
pretensión de ser consideradas valores, cuando realmente están viciadas de egoísmo,
intenciones que dañan a los demás o la promoción de intereses mezquinos.
La ética es la capacidad del ser humano para realizar las actividades cotidianas de la
vida personal y social por convicción, porque se han asumido consiente, libre y
responsablemente los valores que orientan la vida. En este sentido, la ética consiste en
buscar la mejor vida posible, una vida auténtica, sin máscaras, ni apariencias de
ningún tipo.
Aún no está en el nivel de la ética una persona que busca el simple cumplimiento de
normas prescritas o de costumbres acuñadas por tradición o porque están tipificadas
en un código, por más buenas que sean. El cumplimiento de las normas o la ley sin
asumir e identificarse con los valores no es ética, es simple cumplimiento, apariencia.
No puede ser ético, ni moral, el guardar las apariencias de cualquier tipo que sean,
para quedar bien frente a la sociedad, si en lo más profundo de nuestro ser no estamos
convencidos de la importancia de ese valor que promovemos. Ética es asumir los
valores por convicción, porque estoy seguro de que aporta positivamente a mi vida y a
la sociedad.
En la mayoría de los casos el sufrimiento no es otra cosa que cargar con una situación
dolorosa del pasado que no ha sido asumida, trabajada, superada; es vivir remordido
por acciones o comportamientos que pasaron hace muchos años, (10, 20, 40 …),
experimentar la misma angustia o dolor del pasado, odiando, deseando el mal o la
venganza hacia la persona que provocó ese dolor o angustia. En palabras de Benito
(2011) “la experiencia del sufrimiento es subjetiva, personal e irrepetible, y el
significado de la misma diferirá en cada paciente”.
Para lograr superar el sufrimiento es necesario identificar las raíces de este y contar
con ayuda profesional, psicológica, psiquiátrica y el acompañamiento espiritual; es
fundamental el perdón. La ética es mucho más que una materia que aprobar, o unas
leyes que cumplir, es construir una vida de tal manera que podamos vivir como
auténticos seres humanos. En palabras de Adela Cortina (2013), la ética sirve para
ahorrar amargura y dolor humano “la ética sirve, entre otras cosas, para recordar que
es una obligación ahorrar sufrimiento y gasto, haciendo bien lo que está en nuestras
manos, como también invertir en lo que vale la pena”.
Una vez que tenemos claro que la ética busca el bien, el mayor bien
posible y la construcción de la felicidad, pasemos ahora a clarificar
el concepto. La primera discusión que siempre salta a la mesa de
discusión es la diferenciación entre ética y moral.
Por otra parte, las mismas obras al referirse a la moral expresan que
provienen: Del lat. morālis. doctrina del obrar humano que pretende
regular el comportamiento individual y colectivo en relación con el
bien y el mal y los deberes, en función de su vida individual y,
sobre todo, colectiva.
PARTE 2
La ética consiste en buscar la mejor vida posible para nosotros, nuestros seres
queridos, la sociedad y el mundo en el que vivimos. La ética no es el cumplimiento de
normas impuestas por la sociedad o la cultura, es asumir en libertad los valores que
orientarán todas las decisiones de la vida. La responsabilidad ética fundamental es
construir una vida digna, feliz, la mejor vida posible, es profundamente antiético vivir
sufriendo, cargado de rencor u odio, por ello el primer paso para vivir la ética es
perdonarnos a nosotros mismos y a las personas que nos hayan ofendido. En cuanto a
la diferencia entre ética y moral afirmamos que no existe una diferencia sustancial
sobre los dos términos, por ello podíamos usarlos indistintamente.
Todos los actos humanos están cargados de bondad o malicia, eso depende de la
intencionalidad de la conciencia de la persona. Aun los actos buenos por excelencia
podrían estar cargados de malicia porque la persona que los realiza los desvirtúa de su
significado original. Pongamos un ejemplo para lograr una mejor comprensión; el
acto de entregar una moneda a una persona necesitada en sí mismo es bueno, positivo,
pero si quien entrega la moneda lo hace para aparentar frente a los demás, conseguir
cuotas políticas o ganar popularidad, desvirtúa la acción cargándola de malicia.
Estudiar e investigar es una acción buena, positiva; pero si lo hago para creerme
superior a los demás lo cargo de maldad. Dedicar largas horas y jornadas de trabajo
para investigar es bueno, pero si en el laboratorio investigo la forma de conseguir un
gas letal para dañar a la humanidad es profundamente perverso. De esta forma, casi
todas las acciones, dependiendo de la intención de las personas, pueden estar cargadas
de bondad o malicia.
Todo acto moral, ético, tiene tres elementos: el fin, el medio y las circunstancias.
5. Escala de valores
1.
2.
3.
4.
1.
1. Que no haya alternativa para evitar el efecto malo, en este
caso la muerte de una de las dos personas.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
Para concluir esta clase es importante aclarar que lo legal no siempre es ético, pueden
existir varias leyes que son antiéticas como la esclavitud, el apartheid que fue el
sistema político de Sudáfrica que imponía expresamente la segregación racial, la
dominación y opresión de un grupo racial por otro; el aborto y otras muchas leyes. La
legalización no elimina los efectos nocivos: físicos, psicológicos y sociales, como, por
ejemplo: el alcohol y el tabaco. La despenalización de un delito no anula las
consecuencias físicas, mentales y afectivas.