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3.3. El Imperio de los Austrias: España bajo Carlos I. Política interior y conflictos
europeos.
Carlos I (1516-56) era hijo de Juana I de Castilla y de Felipe I. Heredó las Coronas de Castilla y Aragón;
también heredaba Austria y la posibilidad de ser elegido emperador de Alemania, cosa que consiguió en
1519 convirtiéndose en Carlos V de Alemania; recibió los Países Bajos, el Franco Condado y el Ducado de
Borgoña. Se casó con Isabel de Portugal, su única esposa y madre del futuro Felipe II.
Con respecto a la política interior, el reinado de Carlos I comenzó con una fuerte oposición. Pues la
concesión de cargos políticos a flamencos poco sensibles con las necesidades del reino provocó la
sublevación en 1520 conocida como la guerra de las Comunidades. Estos fueron derrotados en la batalla de
Villalar (1521). Al mismo tiempo, se desarrollaron en Valencia las Germanías (1522).
En el plano administrativo, Carlos I fortaleció el modelo de monarquía autoritaria. Consolidó el sistema
polisinodial iniciado por los RR.CC., añadiendo los consejos de Estado, de Hacienda, y de Indias.
La política exterior de Carlos I estuvo regida por la preservación monarquía católica universal. Los principales
conflictos externos fueron: contra Francia, destacando la victoria de Pavía (1525); contra el Imperio turco
(1534); y contra la rebelión protestante alemana, en la batalla de Mühlberg (1547) pero viéndose obligado a
firmar en 1555 la Paz de Augsburgo.
3.6. Los Austrias del siglo XVII: el gobierno de válidos. La crisis de 1640.
El siglo de los “Austrias Menores” fue una época de decadencia para la Monarquía Hispánica, se encontraron
con dificultades internas y rivalidades externas muy complejas. Los validos eran personas en los que el rey
delegaba labores de gobierno.
Felipe III (1598-1621) inauguró el sistema del valimiento con el duque de Lerma, quién consiguió un periodo
de neutralidad, aunque vio el inicio de la Guerra de los Treinta Años (1618). Fue sustituido por duque de
Uceda. El principal conflicto al que tuvo que hacer frente fue la expulsión de los moriscos (1609).
Felipe IV (1621-65). Su valido, el conde-duque de Olivares quiso centralizar el gobierno y realizar una
política más activa en el exterior. Ideó la Unión de Armas, para que todos los territorios de la corona
aportasen dinero, armas y hombres a la Guerra de los Treinta Años. Como consecuencia se produjo la crisis
de 1640.
En Cataluña hubo una revuelta el día del Corpus Christi, se produjo el Corpus de Sangre: una concentración
popular atacó a autoridades y al ejército, asesinando incluso al virrey.
La crisis se extendió a diversos territorios peninsulares: en Portugal, se proclamó rey al duque de Braganza;
dos casas nobiliares intentaron convertirse en nuevas dinastías de reyes: el duque de Medina Sidonia en
Andalucía y el duque de Hijar en Aragón.
El conde-duque de Olivares fue relevado en 1643 por Luis de Haro. Las tropas reales sofocaron todas las
sublevaciones salvo la de Portugal, que consiguió su independencia en 1668. Los catalanes fueron
derrotados en 1652 por un ejército dirigido por Juan José de Austria. Lo ocurrido en 1640 fue decisivo en la
resolución de la Guerra de los Treinta Años y el fin de la hegemonía española en Europa.
3.8. Principales factores de la crisis demográfica y económica del siglo XVII y sus
consecuencias.
La crisis de España durante el Seiscientos fue un hecho indiscutible y el mantenimiento de su todavía
inmenso imperio exigió un potencial que excedía las posibilidades materiales. Hubo una crisis demográfica
debido a las guerras, los brotes de peste, la emigración a América y la expulsión de los moriscos.
La crisis agravó la separación social entre los estamentos privilegiados y el estado llano, que soportaba un
incremento de los impuestos. Gran parte del campesinado se arruinó y la burguesía era débil y crecía. Estas
desigualdades sociales también se manifestaban entre cristianos viejos y nuevos, descendientes de judíos o
musulmanes.
La economía vivió una etapa depresiva. Decayó la arcaica agricultura, descendió la ganadería lanar y no
hubo el mínimo despegue industrial. Las remesas de plata americana empezaron a disminuir a finales del
siglo XVI. La situación se agravó con una inadecuada política económica de los gobiernos al “envilecer” la
moneda y aumentar los impuestos. A todo esto, se unió el incremento del gasto por las guerras, tanto
internas como externas.
El reinado de Carlos II ha sido considerado el paradigma de la decadencia española, pero desde 1680 se
aprecia una recuperación económica. La natalidad empezó a recuperarse suavemente y esto estimuló la
producción agraria. El conde de Oropesa, su último valido, realizó una profunda reforma monetaria que
aprovechó el incremento del flujo de metales americanos para abordar la deflación de la moneda de vellón y
la devaluación de la moneda de plata. A corto plazo, las medidas resultaron duras, pero serían beneficiosas a
medio y largo plazo.
Al principio de su reinado, al ser menor, su madre actuó de regente Mariana de Austria. Su incapacidad para
gobernar le llevó adquirir validos durante su reinado. Durante su minoría de edad tuvo a Nithard y
Valenzuela. Desde 1676, el valido principal fue don Juan José de Austria después tuvo al duque de
Medinaceli y al conde de Oropesa. Durante estos últimos válidos se produjo una ligera mejoría en la
situación económica y social de la Monarquía Hispánica.
Aun así, Carlos II mantuvo cuatro guerras contra la Francia de Luis XIV; en las paces de Aquisgrán (1668) y
Nimega (1678) se perdieron algunos territorios, pero en la última contienda, España salió vencida. La paz de
Ryswick (1697), permitió recuperar a España: Luxemburgo, algunas ciudades de Flandes y la zona catalana
invadida por Luis XIV.
Carlos II fue conocido como el Hechizado, y al no poder tener descendencia despertó un interés en todos los
países europeos para tomar posición ante el problema sucesorio que se preparaba en España. Los
consejeros de Carlos II entendían que la única manera de evitar una guerra internacional era encontrando un
candidato que no fuera ni el emperador austríaco ni un príncipe francés. Carlos II designó a José Fernando
de Baviera como sucesor, pero falleció. Finalmente, Carlos II nombra heredero a Felipe de Anjou, lo cual
contó con el apoyo de Francia y supuso el inicio de la Guerra de Sucesión Española.