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TEMA 3.

LA EDAD MODERNA

Este tema se estructura en:

3.1. Los Reyes Católicos: unión dinástica e instituciones de gobierno. La


guerra de Granada.
3.2. Exploración, conquista y colonización de América (desde 1492 y durante
el siglo XVI).
3.3. Los Austrias del siglo XVI. Política interior y exterior.
3.4. Los Austrias del siglo XVII. Política interior y exterior.
3.5. Sociedad, economía y cultura de los siglos XVI y XVII.
3.6. La Guerra de Sucesión. La Paz de Utrecht. Los pactos de familia.
3.7. La nueva Monarquía borbónica. Los decretos de Nueva Planta. Modelo
de Estado y alcance de las reformas
3.8. Las reformas borbónicas en los virreinatos americanos.
3.9. Sociedad, economía y cultura del siglo XVIII

3.1. Los Reyes Católicos: unión dinástica e instituciones de gobierno. La guerra


de Granada.

Los Reyes Católicos contrajeron matrimonio en 1469. Isabel se proclamó reina de Castilla
a la muerte de su hermano Enrique IV en 1474. Tras el fin de la Guerra Civil Castellana,
entre el bando de Isabel y el de Juana la Beltraneja, definitivamente se la reconoció como
reina de Castilla. Posteriormente, en 1479 Fernando sucedió a su padre Juan II en el trono
de Aragón. En ese momento se produjo lo que denominamos unión dinástica. Esto fue
posible por dos documentos: la Concordia de Segovia (1475) y el Decreto de 1481. Esa
unión no fue una fusión de las dos coronas, sino una unión personal. Cada reino mantendría
sus leyes, instituciones, fronteras, impuestos, etc.
Los Reyes Católicos establecieron una monarquía moderna y autoritaria, donde
desarrollaron una serie de instituciones. En Castilla, en la administración central, estaban
los consejos de Castilla, el de la Santa Inquisición, el de las Órdenes Militares y el de
Aragón (inician el sistema consiliar); las Cortes; dos Chancillerías (Valladolid y Granada)
y dos Audiencias (Santiago de Compostela y Sevilla). En la administración local destacaban
los corregidores y la Liga de la Santa Hermandad. En Aragón se crearon nuevas
instituciones como Consejo de Aragón y el cargo de virrey. También se impuso el Tribunal
de la Inquisición, institución común en Castilla y Aragón.
Acabar con la presencia del islam en la Península fue un objetivo principal de los Reyes
Católicos. La Guerra de Granada se desarrolló entre 1482 y 1492. La conquista fue
posible gracias una fuerte movilización militar, innovaciones técnicas y tácticas, y a las
luchas políticas por el poder en el reino de Granada. Se utilizó, sobre todo, la técnica del
asedio y la posterior capitulación. La ciudad de Granada se rindió en 25 de noviembre de
1491 y fue entregada por Boabdil a los Reyes Católicos el 2 de enero de 1492.
3.2. Exploración, conquista y colonización de América (desde 1492 y durante
el siglo XVI)

La búsqueda de otra ruta para comerciar con las Indias y el convencimiento de la redondez
de la Tierra llevó a Cristóbal Colón a idear el proyecto de atravesar el Atlántico hacia el
oeste. Colón propuso su idea a los Reyes Católicos, que finalmente accedieron en 1492 a
firmar con él las Capitulaciones de Santa Fe.
La expedición, compuesta por tres embarcaciones, Pinta, Niña y Santa María, salió del
puerto de Palos a principios de agosto de 1492, y se divisó tierra el 12 de octubre, la isla
de Guanahaní (Islas Bahamas). Después Colón descubrió la isla de Cuba y la de Santo
Domingo, a la que llamaron “La Española”. Tras el descubrimiento de América por Colón, se
realizaron diversos viajes de exploración y establecimiento de pequeñas colonias, primero
en el archipiélago de las Antillas, después en Tierra Firme. Pronto se llegó a la convicción
de que esas tierras no eran las esperadas Indias, sino un nuevo continente (Américo
Vespuccio).
La conquista efectiva comenzó a partir de 1519, destacando la invasión del imperio azteca,
en el actual México, por Hernán Cortes entre 1519 y 1521, y el posterior control de un
extenso territorio desde California a Panamá (virreinato de Nueva España); y la del
imperio inca del Perú por Francisco Pizarro entre 1531 y 1533, que sirvió de base para
después incorporar las tierras de Chile y Río de la Plata (virreinato del Perú).
El sistema de colonización utilizado en los primeros momentos del Imperio español fue la
encomienda. Consistía en la entrega de un grupo de indios al colono para su evangelización,
mantenimiento y protección. Sin embargo, se produjeron múltiples abusos y trabajo
forzoso, y no sólo en las explotaciones agrarias, sino también en las minas con el sistema
de la mita. En la actividad comercial, se estableció un monopolio y el sistema de flotas
y galeones.

3.3. Los Austrias del siglo XVI. Política interior y exterior

A la muerte de Fernando el Católico en 1516, la corona de la Monarquía Hispánica quedó en


manos de los Habsburgo o Austrias. En el s. XVI reinaron los llamados “Austrias
Mayores”, Carlos I (1516-1556) y Felipe II (1556-1598). Además, Carlos I al fallecer
su abuelo paterno en 1519 fue elegido emperador del Sacro Imperio Romano Germánico,
con el nombre de Carlos V.
Entre los conflictos internos de su reinado destaca la rebelión de las Comunidades de
Castilla (1520/22), una revuelta de carácter político contra el rey. También se tuvo que
sofocar la revuelta social de las Germanías (1519/22), que afectó al reino de Valencia y
a las islas Baleares.
Su política exterior tuvo varios objetivos principales: mantener la unidad de la
Cristiandad, luchar contra el islam y conservar toda la herencia recibida. Con estos
deseos mantuvo numerosos conflictos con Francia por Nápoles y el Milanesado; con los
turcos, frenando su avance en el este de Europa, y con los príncipes protestantes del
Imperio, agrupados en la Liga de Smalkalda.
El reinado de Felipe II se inicia en 1556 tras la abdicación de Carlos I. En su política
interior sus principales problemas fueron: la conspiración y muerte de su heredero
Carlos (1568), la represión de la rebelión de los moriscos de las Alpujarras (1568-
1570), y el problema de su secretario Antonio Pérez, que fue el detonante de la
rebelión de Zaragoza (1591). Por otra parte, consiguió la unidad ibérica (1580) al ser
nombrado rey de Portugal.
Su política exterior se orientó a concluir su conflicto con Francia, tras la victoria en
San Quintín (1557), y a frenar a los turcos con la victoria en la batalla de Lepanto
(1571). Pero su principal problema fue la rebelión de los Países Bajos, que incluso fue
uno de las causas del intento de invasión de Inglaterra. El desastre de “La Armada
Invencible” (1588) supuso el comienzo del declive marítimo español.

3.4 Los Austrias del siglo XVII: política interior y exterior.

Tras la muerte de Felipe II, se sucedieron tres reinados con Felipe III (1598-1621),
Felipe IV (1621-1665) y Carlos II (1665-1700). Estos monarcas renunciaron a ejercer
personalmente las tareas de gobierno, que pasaron a manos de los llamados validos.
Durante el reinado de Felipe III (valido el duque de Lerma), en política interior destacó
la expulsión de los moriscos (1609), que perjudico especialmente al sector de la
agricultura de Valencia y Aragón. Con respecto a Europa, fue un reinado pacífico al firmar
la Paz de Londres (1604) con Inglaterra, y con las Provincias Unidad acordó la Tregua de
los Doce Años (1609). Sin embargo, el pacifismo se rompió en 1618 con el estallido de la
Guerra de los Treinta Años, en la que España participó apoyando a los Austrias del
Imperio.
Felipe IV tuvo como valido al conde-duque de Olivares, quien quiso reforzar el poder
monárquico e integrar a todos los reinos en un mismo Estado más centralizado siguiendo
el modelo castellano. Para ello, intentó realizar un conjunto de reformas económicas y
fiscales, destacando la creación de la “Unión de Armas”, un ejército permanente al
servicio de la Corona, integrado y sufragado por todos los reinos. La oposición a esta
medida ocasionó la crisis de 1640, una serie de conflictos en distintas zonas de la
Monarquía, destacando la revuelta catalana y la independencia de Portugal. En política
exterior, continuó con la Guerra de los 30 Años y se reinició el conflicto con las
Provincias Unidas.
Con Carlos II se desarrollaron varios enfrentamientos con la Francia de Luis XIV,
haciendo más profunda la decadencia de la Monarquía Hispánica. Además, su falta de
descendencia se convirtió en un problema internacional, que culminó con la corona española
en manos de la dinastía de los Borbones.
3.5. Sociedad, economía y cultura de los siglos XVI y XVII.

La Monarquía Hispánica de estos siglos continuaba siendo una sociedad estamental. Pero
era también una sociedad donde se daban cambios lentos, pero constantes, que hacían
posible cierta movilidad social. Por ejemplo, en ocasiones ricos burgueses conseguían
privilegios del rey para obtener un título nobiliario o cargos destacados en la
administración. A nivel demográfico, la población española se encontraba en un régimen
demográfico antiguo, con alta natalidad y mortalidad, y crecimiento natural bajo. A pesar
de ello, en el s. XVI hubo un aumento demográfico notorio, más destacado en la Corona
de Castilla causado por el cierto desarrollo económico. En cambio, el s. XVII fue un
periodo de estancamiento y regresión por la crisis económica, las guerras, la peste o la
expulsión de los moriscos (±300.000). Este descenso afectó más a la Corona de Castilla.
En el plano económico, en el s. XVI se produjo un importante desarrollo debido al
aumento de la demanda y al comercio con las colonias americanas. También hay que
destacar la subida de precios continua y sostenida (“Revolución de los precios”) por la
llegada masiva de metales preciosos de América. En cambio, el s. XVII hubo un
descenso de la producción agrícola y de la producción lanar; la artesanía acusó los
efectos de la crisis por el descenso de la demanda; en el comercio interior predominaba
el autoconsumo, y el comercio exterior también se resintió por las guerras, la constante
manipulación de la moneda, etc.
A nivel cultural, en el s. XVI entra en España las tendencias literarias y artísticas del
Renacimiento. En literatura destacan obras y autores como Garcilaso, “La Celestina” de
Fernando de Rojas, “El Lazarillo de Tormes” o la literatura mística con Juan de la Cruz y
Teresa de Jesús. En el arte se inicia el siglo con el gótico isabelino y culmina con el
clasicismo del estilo renacentista (Pedro Machuca, Diego de Siloé, Juan Herrera, Alonso
y Pedro Berruguete, Juan de Juni, El Greco, …). El s. XVII fue el “Siglo de Oro” de la
literatura española con autores como Miguel de Cervantes, Luis de Góngora, Lope de Vega,
Francisco de Quevedo o Pedro Calderón de la Barca. El Barroco fue el estilo artístico
predominante con artistas tan importantes como Alonso Cano, Pedro de Ribera, Gregorio
Fernández, Francisco de Zurbarán, Bartolomé Esteban Murillo o Diego Velázquez,

3.6 La Guerra de Sucesión. La Paz de Utrecht. Los pactos de familia.

La muerte sin descendencia de Carlos II (1700) desencadenó un enfrentamiento civil e


internacional, la Guerra de Sucesión Española (1702-1714). Los candidatos a ocupar el
trono de España eran Felipe de Anjou y el archiduque Carlos de Habsburgo. En su último
testamento, Carlos II dejó la corona a Felipe de Anjou, con el compromiso de renunciar a
sus derechos a la corona francesa para evitar una posible unión entre Francia y España.
En principio será reconocido como rey de España, con el nombre de Felipe V, pero sin
renunciar al trono de Francia. Esta situación va originar el enfrentamiento entre dos
bandos: la Alianza de la Haya (1701) formada por Inglaterra, Austria, Países Bajos,
Prusia, Saboya, Portugal y la Corona de Aragón, que apoyaban al archiduque Carlos; y
Francia y Castilla que defendían a Felipe V.
La contienda en España fue favorable a Felipe V, pero en Europa no hubo un vencedor claro.
Además, la guerra dio un giro en 1711, cuando el archiduque Carlos fue elegido emperador
sin renunciar al trono de España, por lo que Inglaterra presionó para que se firmara la Paz
de Utrecht (1713) y los acuerdos de Rastadt (1714). Felipe V fue reconocido como Rey
de España y sus territorios en Europa fueron repartidos: Inglaterra se quedó con
Gibraltar y Menorca y los privilegios económicos del Navío de Permiso y el Asiento de
Negros en América; Austria con los Países Bajos, el Milanesado, Nápoles y Cerdeña; y
Saboya con Sicilia.
La llegada de los Borbones al trono español supuso en política exterior la alianza con
Francia frente a un enemigo común, Inglaterra. A lo largo del siglo XVIII se firmaron tres
alianzas militares o “pactos de familia”, que van a permitir recuperar algunos de los
territorios perdidos. El Primer Pacto de Familia (1733) supuso la participación con
Francia en la Guerra de Sucesión de Polonia, y la recuperación de Nápoles y Sicilia.
El Segundo Pacto de Familia (1743) se firmó para intervenir en la Guerra de Sucesión
de Austria y se consiguió recobrar los ducados de Parma, Plasencia y Guastalla, y el
Tercer Pacto de Familia (1761) nos implicó en la Guerra de los Siete Años (1756-1763)
que supuso para España la pérdida de la península de La Florida y la colonia de
Sacramento, y la Guerra de Independencia de los EEUU, recuperando La Florida,
Menorca, pero no Gibraltar.

3.7 La nueva Monarquía Borbónica. Los Decretos de Nueva Planta. Modelo de


Estado y alcance de las reformas.

Con Felipe V (1701-1746) la nueva dinastía de los Borbones va a imponer en España un


modelo de monarquía absoluta, basada en los principios de centralización y uniformidad.
En este sentido hay que entender los Decretos de Nueva Planta, que anulaban los fueros
y privilegios de los reinos de la Corona de Aragón (reino Valencia, 1707; reino de Aragón,
1711; reino de Mallorca, 1715; y Cataluña, 1716) y establecen el modelo administrativo
castellano en todo el territorio, salvo en el País Vasco y Navarra, como premio a su
fidelidad a Felipe V en la Guerra de Sucesión.
Se creó una nueva administración central, con los Secretarios de Estado y Despacho y,
desde 1787, con la Junta Suprema del Estado, precedente de los ministros y del Consejo
de Ministros. En la administración territorial, en las provincias había una triple estructura:
la autoridad judicial a cargo de las audiencias; la militar desempeñada por los capitanes
generales; y la civil y económica, en manos de los intendentes. En la administración local,
se extendió a todo el territorio la institución de los corregidores castellanos.
Además, los Borbones, influenciados por las ideas de la Ilustración, van a llevar a cabo
reformas económicas como la creación de manufacturas reales, limitar los privilegios de
la Mesta, fomentar el comercio interior al mejorar las vías de comunicación y suprimir las
aduanas interiores, liberalizar el comercio con América a la mayor parte de los puertos
españoles o decretar la honorabilidad de las actividades productivas. También tomaron
medidas para mejorar la Hacienda, como el Catastro de Ensenada y la emisión de vales
reales.
Las reformas se ampliaron al ámbito educativo y cultural con la extensión de la enseñanza
primaria, la creación de las Reales Academias, la aparición de las sociedades de amigos del
país, etc. A pesar de ese intenso reformismo, las medidas tuvieron un alcance limitado.

3.8. Las reformas borbónicas en los virreinatos americanos.

Ante los problemas económicos que atravesaba España, desde mediados del siglo XVIII la
monarquía borbónica decidió implementar una serie de reformas en América con el
objetivo de mejorar la administración colonial, fortalecer la economía y consolidar el poder
de la corona, en definitiva, hacer el sistema más eficiente y rentable. La economía colonial,
basada hasta este momento en la producción agraria y la minería de metales preciosos, se
dinamiza con una fuerte actividad comercial. Para ello se adoptaron diversas medidas
como la creación de compañías de comercio; se abolió el sistema de flotas y galeones y se
introdujo el de navíos de registro; nuevos métodos y técnicas de explotación en la
minería; incremento de impuestos, y, en 1778, se permitió el libre comercio para la mayor
parte de los puertos de la Península con las Indias, rompiendo el monopolio del puerto
gaditano.
Además, el gobierno de Carlos III incrementó el control administrativo y se comenzó a
excluir a los criollos de la administración. Se crearon dos nuevos virreinatos (el de
Nueva Granada y el del Río de la Plata) y capitanías generales (Cuba, Venezuela y Chile), y
se introdujo la figura de los intendentes para aumentar ese control.
En otros ámbitos, se expulsó a la Compañía de Jesús, se crearon escuelas de Artes y
Oficios y se organizaron expediciones científicas.
A pesar de estas reformas, el balance económico al final de siglo fue negativo para España.
Las colonias americanas cada vez se hicieron más autosuficiente y el contrabando se
practicaba abiertamente. A nivel social, las protestas de criollos y trabajadores cada vez
fueron más frecuentes.

3.9. Sociedad, economía y cultura del siglo XVIII.

La sociedad del s. XVIII era todavía estamental. La nobleza y el clero seguían


manteniendo sus privilegios, pero la burguesía cada vez estaba más presente en la vida
económica y social, y los campesinos seguían siendo el grupo más numeroso y sin acceso a
la tierra.
El s. XVIII fue un periodo de crecimiento demográfico. Se pasó de unos 7 o 7’5 millones
a habitantes a 11 millones a final del siglo. No fue un aumento generalizado, mientras que
en las regiones de la periferia el crecimiento fue notable, en Castilla fue más lento.
A nivel económico, se puede considerar este siglo como una etapa de expansión económica
y de ciertas transformaciones en varios sectores. En la agricultura la producción aumentó,
pero no por mejoras técnicas. La política ilustrada realizó varias actuaciones, como la
liberalizar el comercio de granos, la limitar los intereses ganaderos de la Mesta, la
colonización de Sierra Morena, o la realización de obras públicas destinadas a favorecer
el transporte de mercancías. La producción artesanal continuaba realizándose en talleres
gremiales de pequeño tamaño y con tecnología arcaica, pero van a aparecer manufacturas
privadas en el sector textil (indianas), especialmente en Cataluña, y por intervención
estatal, se crearán manufacturas reales dedicadas a la producción de artículos de lujo.
Otras medidas se orientaron a mejorar el comercio con América, como la creación de
compañías de comercio, el sistema de navíos de registro o el libre comercio para la mayor
parte de los puertos de la Península con las Indias.
Desde el punto de vista cultural, el s. XVII fue el momento del desarrollo del movimiento
de la Ilustración. Los ilustrados españoles fueron una minoría que analizaron los problemas
que asolaban a la nación y propusieron soluciones para superar el atraso que vivía el país.
Destacados fueron Benito Jerónimo Feijoo, el padre Enrique Flórez, Jovellanos,
Campomanes, Cabarrús, Floridablanca, Aranda, … Entre las iniciativas que se tomaron
sobresalen la extendió la enseñanza primaria, la creación de las Reales Academias
(Historia, Artes, Lengua), Museos (Ciencias Naturales), centros de investigación (Jardín
Botánico, Observatorio Astronómico), el impulso de expediciones científicas o la creación
de sociedades de amigos del país. En literatura destacaron escritores como Jovellanos,
Cadalso, Menéndez Valdés o Fernández de Moratín. En arte continuó el estilo barroco y,
en la segunda mitad del siglo, el neoclásico. Muchos de los más prominentes artistas
participaron en el Palacio Real y en distintos edificios y monumentos significativos de
Madrid. Especial mención merece el pintor Francisco de Goya.

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