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Centro Cristiano de Apologética Bíblica 2020


Por Jack Fleming

CONTENIDO
La tergiversación y manipulación que están haciendo en el día de hoy de estos
dos términos que representan dos pueblos escogidos por Dios, pero muy
diferentes y con metas y objetivos completamente distintos, es lo que me ha
motivado a iniciar un pequeño estudio al respecto. Para lo cual he seleccionado
25 diferencias entre Israel y la Iglesia:

PROLOGO

CAPÍTULO 1
- Israel es un pueblo terrenal
- La Iglesia es un pueblo celestial

CAPÍTULO 2
- Israel tiene promesas terrenales con prosperidad terrenal
- La Iglesia tiene promesas espirituales con recompensas celestiales

CAPÍTULO 3
- A Israel se le ordenó el diezmo
- A la iglesia "lo que propuso en su corazón".

CAPÍTULO 4
- A Israel se le mandó separarse del resto de las naciones.
- A la iglesia ir a todas las naciones.
CAPÍTULO 5
- Israel tenía un sacerdocio limitado a la tribu de Leví.
- En la iglesia todos somos sacerdotes.

CAPÍTULO 6
- Los israelitas tenían restricciones para llegar a la presencia de Dios.
- La iglesia tiene libertad.

CAPÍTULO 7
- Israel tenía un sumo sacerdote que era un hombre.
- La iglesia tiene un Sumo Sacerdote Perfecto y Eterno.

CAPÍTULO 8
- Los israelitas del Antiguo Testamento al morir iban al Hades (o Seol).
- Los cristianos van directamente al cielo donde está el Señor.

CAPÍTULO 9
- Los israelitas son los amigos del Esposo.
- La iglesia es la esposa.

CAPÍTULO 10
- En Israel Dios habitó en el tabernáculo.
- En la iglesia en cada creyente.

CAPÍTULO 11
- En Israel el Espíritu Santo venía sobre algunos y se iba.
- En la iglesia viene sobre todos los creyentes y se queda a morar en ellos.

CAPÍTULO 12
- La ley fue dada para Israel.
- La gracia para la iglesia.

CAPÍTULO 13
- El judaísmo es una religión.
- El cristianismo es una regeneración.

CAPÍTULO 14
- La salvación para Israel era por perseverar y guardar la ley.
- En la iglesia es por medio de la fe, no por obras.

CAPÍTULO 15
- El Sábado es una señal entre Dios e Israel.
- En la iglesia el Domingo es el día del Señor.

CAPÍTULO 16
- La Pascua para Israel.
- La Cena del Señor para la iglesia.

CAPÍTULO 17
- Israel tenía prohibición de comer ciertos tipos de carnes.
- En la iglesia hay libertad.

CAPÍTULO 18
- A Israel, debido a la dureza de sus corazones, Dios le permitió el divorcio.
- A la Iglesia no.

CAPÍTULO 19
- A Israel le mandó hacer guerra a sus enemigos.
- En la iglesia nos manda amar a nuestros enemigos.

CAPÍTULO 20
- En la religión judía existen sacrificios temporales.
- En la iglesia tenemos un solo sacrificio con eficacia eterna.

CAPÍTULO 21
- En el judaísmo existe el incienso.
- En la iglesia las oraciones.

CAPÍTULO 22
- La unción con aceite para Israel.
- La unción con el Espíritu Santo para la iglesia.

CAPÍTULO 23
- En Israel la alabanza se realizaba por medio de instrumentos musicales.
- En la iglesia la adoración debe ser en espíritu y en verdad, con el corazón.

CAPÍTULO 24
- Israel tendrá su encuentro con el Señor en la tierra
- La Iglesia en el aire.

CAPÍTULO 25
- Israel pasará por la Gran Tribulación
- La Iglesia no.
Prólogo

La tergiversación, manipulación y fusión que se han estado haciendo de estos dos


pueblos escogidos por Dios, que son diferentes, con metas y objetivos
completamente distintos, es lo que me ha motivado a realizar y poner al alcance
de los estudiantes serios de la Biblia, este pequeño estudio sobre la materia.
El concepto de que "la iglesia es la Israel espiritual" se acuñó como fruto de la
falta de fe de los cristianos del siglo XVI, cuando nadie creía posible que Dios
pudiera cumplir su promesa de hacer volver a los judíos que se hallaban
dispersos desde el año 70 cuando Tito, general romano, arrasó Jerusalén y no
dejó piedra sobre piedra como lo profetizó el Señor Jesucristo.
Humanamente se veía imposible que pudiera cumplirse con Israel todas
profecías que Dios había anunciado, así que estos líderes de iglesias, debido a su
falta de fe y de visión, comenzaron a llamar a la iglesia "la Israel espiritual". Esta
definición ha causado mucho daño a la iglesia, porque se han introducido
elementos contrarios a la verdadera doctrina cristiana, judaizando la iglesia por
ignorancia o por conveniencia.
Por cierto, que Dios asombró a los incrédulos y maravilló al mundo entero,
cuando el 14 de Mayo de 1948, en un día, Israel fue plantado nuevamente en su
tierra. Is.66:8 "¿Quién oyó cosa semejante? ¿Quién vio tal cosa? ¿Concebirá la
tierra en un día? ¿Nacerá una nación de una vez?".
Pero entonces ¿Por qué ahora? Tantos años después que se realizó el milagro
que Israel esté nuevamente en sus tierras, todavía la mayoría de la cristiandad
sigue hablando que: "La iglesia es la Israel espiritual".
Antes fue por incredulidad, hoy por conveniencia y ambición. Porque es el único
medio que tienen los líderes de iglesias, para justificar el cobro ilícito que hacen
del diezmo en las iglesias. Debido a que, en el Nuevo Testamento, donde se
encuentran todas las instrucciones para que los cristianos sepamos cómo
debemos "conducirnos en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente"
(1Tm.3:15), no aparece ningún mandamiento al respecto, ni ejemplo de alguna
iglesia que cobrara el diezmo.
Con el mismo argumento también han introducido una de las siete fiestas
solemnes, la de las primicias, aunque, a decir verdad, es un remedo, una
caricatura grotesca de lo que el Señor ordenó a Israel en Levítico capítulo 23. Y
claramente se ve que no se han interesado en observar las otras seis festividades
que se ordenan allí, porque no les aportan ningún beneficio material.
Los judaizantes modernos se ven obligados a forzar las Escrituras en forma
arbitraria para sostener ese engaño. Y al hacerlo, demuestran no tener ningún
respeto por las reglas más elementales de la interpretación bíblica, pero lo que
es más grave, están destruyendo todo el simbolismo expresado en el Antiguo
Testamento los cuales apuntaban a Cristo, y una vez que llegó Aquel a quien
representaban, esos símbolos y figuras; todo aquello que era sombra de lo que
habría de venir, debía ser puesto de lado.
Heb.8:5- 9:11 "es figura y sombra...pero estando ya presente Cristo..."
Heb.7:18 "Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su
debilidad e ineficacia".
Es muy triste ver la posición antibíblica que han estado tomando los líderes
"cristianos" judaizando la iglesia.
Es verdad que yo como cristiano amo en forma muy especial a Israel, pero eso
no me transforma de ninguna manera en judío. Como tampoco un judío que no
ha aceptado al Señor Jesucristo, puede ser llamado cristiano. Aún las leyes de
Israel consideran que un judío que acepta a Jesús, deja de ser judío.
El término "gentil" era para señalar al resto de las gentes de las otras naciones
que no eran judíos, y que no creían en el Dios de Abraham, Isaac y Jacob. Un gentil
era aquel que creía en dioses falsos, eran los paganos.
La Biblia en el Antiguo Testamento divide la humanidad entre judíos y gentiles.
Pero llegado el conocimiento pleno de la verdad a través del Nuevo Testamento,
encontramos que ahora se refiere a tres grupos: judíos - gentiles y la iglesia.
1Cor.10:32 "No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios". En
la misma epístola se refiere a los cristianos que no eran judíos: "cuando ERAIS
gentiles" (1Cor.12:2). Ahora no somos gentiles ni judíos, sino que "cristianos".
Porque todos los creyentes en el Señor Jesucristo formamos un solo cuerpo, la
iglesia. Y en la iglesia no existe divisiones entre judíos ni gentiles (Gál.3:28). Por
tanto, también resulta absurdo y antibíblico llamar "judío mesiánico" o "judío-
cristiano" a un israelita que acepta al Señor Jesucristo. Sería tan incoherente
como si nosotros nos hiciéramos llamar "gentiles mesiánicos". Leímos en
1Cor.12:2 que ANTES éramos gentiles, pero ahora somos cristianos. De la misma
manera un judío que acepta a Jesús como el Hijo de Dios y su Salvador personal,
ahora es solamente un cristiano, porque en la iglesia del Señor no existen
divisiones, debido a que es un solo cuerpo.
Rm. 12:5 "somos un cuerpo en Cristo".
Ef. 4:4-5 "un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma
esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre
de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos".
En consecuencia, resulta obvio que Israel no puede ser la iglesia, ni la iglesia
puede ser la Israel espiritual. Son dos pueblos diferentes. La Iglesia tiene a Jesús
como a su Señor y Salvador e Israel rechaza a Jesús.
Si un gentil acepta a Cristo es cristiano, lo mismo que si un judío acepta al Señor
es cristiano, sin más apellidos ni divisiones, porque el cuerpo de Cristo no puede
estar dividido. Hoy existen según la Biblia: Judíos, gentiles y cristianos
(1Cor.10:32).
Existen muchas diferencias entre Israel y la iglesia, pero he escogido 25 para que
todo lector pueda comprender fácilmente que son dos pueblos diferentes,
aunque ambos escogidos por Dios, pero con objetivos y metas distintas. El
judaísmo y el cristianismo NO SE MEZCLAN, se excluyen mutuamente, unirlos es
la perdida completa del significado de cada uno de ellos.
1.- Israel es un pueblo terrenal. La iglesia es un pueblo celestial.
2.- Israel tiene promesas terrenales, con prosperidad terrenal. La iglesia tiene
promesas espirituales, con recompensas celestiales.
3.- A Israel se le ordenó el diezmo. A la iglesia "lo que propuso en su corazón".
4.- A Israel le mandó separarse del resto de las naciones. A la iglesia, ir a todas
las naciones.
5.- Israel tenía un sacerdocio limitado a la tribu de Leví. En la iglesia todos somos
sacerdotes.
6.- Los israelitas tenían restricciones para llegar a la presencia de Dios. La iglesia
tiene libertad.
7.- Israel tenía un sumo sacerdote que era un hombre. La iglesia tiene un Sumo
Sacerdote Perfecto y Eterno.
8.- Los israelitas del Antiguo Testamento al morir iban al Hades (o Seol). Los
cristianos van directamente al cielo donde está el Señor.
9.- Los israelitas son los amigos del esposo. La iglesia es la esposa.
10.- En Israel Dios habitó en el tabernáculo. En la iglesia en cada creyente.
11.- En Israel el Espíritu Santo venía sobre algunos y se iba. En la iglesia viene
sobre todos los creyentes y se queda a morar en ellos.
12.- La ley fue dada para Israel. La gracia para la iglesia.
13.- El judaísmo es una religión. El cristianismo una regeneración.
14.- La salvación para Israel era por perseverar y guardar la ley. En la iglesia es
por medio de la fe, no por obras.
15.- El Sábado es una señal entre Dios e Israel. En la iglesia el Domingo es el día
del Señor.
16.- La Pascua para Israel. La Cena del Señor para la iglesia.
17.- Israel tenía prohibición de comer ciertos tipos de carnes. En la iglesia hay
libertad.
18.- A Israel, debido a la dureza de sus corazones, Dios les permitió el divorcio.
En la iglesia no.
19.- A Israel Dios mandó hacer guerra a sus enemigos. En la iglesia nos manda
amar a nuestros enemigos.
20.- En la religión judía existen sacrificios temporales. En la iglesia tenemos un
solo sacrificio con eficacia eterna.
21.- En el judaísmo tenemos el incienso. En la iglesia las oraciones.
22.- La unción con aceite para Israel. La unción con el Espíritu Santo para la
iglesia.
23.- En Israel la alabanza se realizaba por medio de instrumentos musicales. En
la iglesia la adoración debe ser en espíritu y en verdad, con el corazón.
24.- Israel tendrá su encuentro con el Señor en la tierra. La iglesia en el aire.
25.- Israel pasará por la Gran Tribulación. La iglesia no.
Capítulo 1

"Israel es un pueblo terrenal. La iglesia es un pueblo celestial".

El judaísmo y el cristianismo no se mezclan, se excluyen mutuamente. Tratar de


unirlos es la pérdida completa del significado de cada uno de ellos. El Señor dijo
que nadie puede echar vino nuevo en odres viejos, porque el vino nuevo romperá
los odres, se derramará y se perderá.
El padre de la nación de Israel fue Abraham, a quien Dios le dio la tierra por
heredad. Gn.12:7 "y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré
esta tierra".
La misma promesa fue confirmada posteriormente a su descendencia. Gn.28:13-
14.
"Y he aquí Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová, el Dios de
Abraham tu padre, y el Dios de Isaac, la tierra en que estás acostado te la daré a
ti y a tu descendencia, será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te
extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur, y todas las familias de la
tierra serán benditas en ti y en tu simiente".
Dios escogió a Abraham para formar en su descendencia una nación, un pueblo
terrenal. En cambio, la iglesia, el conjunto de salvados y redimidos con la sangre
preciosa de Cristo, fue escogida desde antes de la fundación del mundo, para
colocarnos en los lugares celestiales en Cristo.
Ef.1:3 "Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo
con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos
escogió en él antes de la fundación del mundo".
A Israel le prometió un lugar aquí en la tierra. A la iglesia una bendición en los
lugares celestiales en Cristo. Por esta razón a los creyentes que forman la iglesia
les dice en Jn.15:19 "no sois del mundo". Y en Jn.17:14 "Yo les he dado tu palabra,
y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del
mundo".
El Señor manda a la iglesia, 1Jn.2:15 "No améis al mundo, ni las cosas que están
en el mundo".
Los cristianos que formamos la iglesia, no tenemos una herencia terrenal, ni tan
siquiera una ciudadanía terrenal, porque la nuestra es la celestial, como dice en
Filp.3:20 "nuestra ciudadanía está en los cielos".
En Ef.2:6 afirma: "nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús". No
dice que nos hará sentar, en un tiempo futuro, sino que desde el mismo día que
pasamos a formar parte de la iglesia "nos hizo sentar en los lugares celestiales".
La herencia de la iglesia no es terrenal, sino celestial con Cristo. A Israel le
prometió que recibirán la tierra por heredad, a la iglesia, que nos fue a preparar
morada en los cielos.
Capítulo 2

"Israel tiene promesas terrenales, con prosperidad terrenal. La iglesia


tiene promesas espirituales, con recompensas celestiales".

La mixtura falsa y engañosa que emplean los predicadores del evangelio de la


prosperidad, tergiversando las escrituras, utilizando personajes y promesas
hechas al pueblo terrenal, para forzar su filosofía e insertarla en la iglesia, es la
que ha dado origen a ese OTRO evangelio.

Dicen que Dios no nos ha llamado a pobreza, para justificar todas las riquezas
que han logrado acumular utilizando el nombre del que nació en un pesebre.
Pretenden hasta mostrar como credenciales de bendiciones divinas, los imperios
económicos que han logrado levantar con estos engaños fraudulentos e
inmorales.

Miden las bendiciones de Dios de acuerdo a la cantidad de ceros que pueden


exhibir en sus cuentas bancarias, las cuales siempre están recordando en sus
programas radiales, cuyo gran objetivo es pedir dinero "para el Señor", pero lo
que omiten cuidadosamente decir con sinceridad, es que es para el señor
González o señor Pérez, quienes son los dueños de esas cuentas.

Con esa total falta de vergüenza y escrúpulos, hasta se han tomado las calles y
plazas para seguir pidiendo dinero en el nombre del Señor, compitiendo
públicamente con los mendigos y comerciantes callejeros. Han transformado al
Dios Todopoderoso, dueño del cielo y de la tierra, en un vulgar mendigo a quien
cualquier transeúnte le puede arrojar algunas monedas para adormecer sus
conciencias cargadas de pecados.

Para justificar sus bienes que han adquirido con estas prácticas inmorales, citan
como ejemplos las riquezas que obtuvo Abraham y toda la prosperidad de los
patriarcas del Antiguo Testamento, pero hemos de recordar que todos ellos
fueron del pueblo terrenal, Israel.

Siempre para mostrar a un siervo fiel y próspero deben recurrir a los personajes
del Antiguo Testamento, nunca pueden citar la prosperidad como consecuencia
de fidelidad en el período de la iglesia ¿por qué?

Simplemente porque esa fue la promesa que Dios le hizo a su pueblo terrenal
Israel, no a la iglesia.
A Israel le dijo, Dt.28:1-14 (lea en su Biblia todo el pasaje) "si oyeres
atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus
mandamientos...vendrán sobre ti todas estas bendiciones...frutos de la
tierra...vacas, ovejas...te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola (de las
naciones Ap.21:24)".

La promesa para Israel es muy clara, si fueran fieles, Dios les daría bendiciones
terrenales, por este motivo todos los grandes patriarcas y hombres fieles del
Antiguo Testamento fueron personas que tuvieron mucho ganado y grandes
riquezas. Pero a la iglesia le dice algo totalmente diferente, jamás les habla de
bendiciones terrenales, muy por el contrario, les dice precisamente que se alejen
de las riquezas de este mundo.

Mt.6:19 "No os hagáis tesoros en la tierra".


Mt.19:23 "Difícilmente entrará un rico en el reino de los
cielos".
Stgo.4:3 "Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros
deleites".
Lc.9:3 "No toméis nada para el camino, ni bordón, ni alforja, ni pan, ni dinero".
Lc.9:23 "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz
cada día, y sígame".

Mt.6:20 "haceos tesoros en el cielo".


Mt.6:24 "Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y
amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a
Dios y a las riquezas".

¿Cómo entonces algunos pretenden servir a Dios y a las riquezas? El ejemplo


bíblico y toda la historia de la iglesia nos demuestra que mientras más fiel es un
cristiano, con mayor austeridad ha vivido.

El mismo Rey de Reyes nos dejó un vivo ejemplo de austeridad, nació en un


pesebre, vivió en la casa de un carpintero, y durante su ministerio terrenal no
tuvo donde recostar su cabeza. Mt.10:24 "El discípulo no es más que su maestro,
ni el siervo más que su Señor. Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo
como su Señor".

El apóstol Pablo es también un precioso ejemplo de fidelidad y consagración.


Dejó todo lo que el mundo le ofreció, un trabajo estable, una posición social (era
fariseo de fariseos), pero en él no se cumplió lo que hoy ofrecen los comerciantes
del evangelio. Vivió pobremente, enfermo y abandonado en una cárcel. De
acuerdo a la enseñanza de los predicadores de ese OTRO evangelio, tendríamos
que llegar a la conclusión que el apóstol vivió una vida de pecado, porque eso es
lo que afirman; que si usted está mal económicamente o enfermo, es porque tiene
pecado o falta de fe.

El propio testimonio de la vida del apóstol dice, 2Cor.11:23-27 "en trabajos más
abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas
veces. De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres
veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido
naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar.

En caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de


los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el
desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga,
en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez".

Hoy si alguien diera ese testimonio, le dirían que tiene pecado en su vida y que
le falta fe, porque Dios nos ha mandado a ser cabeza y no cola, Dios no le ha
mandado a pobreza. Tiene que vivir como un hijo de un rey (en el barrio alto).

Pero a lo largo de la historia de la iglesia, podemos constatar que los verdaderos


siervos del Señor, los más consagrados, siempre vivieron vidas como la del Señor
y del apóstol Pablo:

Jerónimo Savonarola, Juan Bunyan, Jonatan Edwards, David Brainerd, Adoniram


Judson, David Livingstone, Juan Paton, Hudson Taylor, etc. Esos eran los grandes
héroes de la iglesia verdadera.

Hoy sus héroes son los que han logrado acumular grandes riquezas, los que han
hecho alianzas con la apostasía y el mundo habla bien de ellos, de tal modo que
el mundo está dispuesto hasta llevarlos como representantes suyos a los cargos
políticos.

En cambio, el Señor dijo en Mt. 6:26 "¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres
hablen bien de vosotros! Porque así hacían sus padres CON LOS FALSOS
PROFETAS".

A lo largo de la historia de la iglesia, la mejor ha sido la del siglo I. Fue rica


espiritualmente, pero tan pobre económicamente que tuvieron que mantener
comedores diarios para suplir las enormes necesidades de los primeros
cristianos, como lo relata el libro de los Hechos.

En el capítulo 2 verso 45 dice: "vendían sus propiedades y sus bienes, y lo


repartían a todos según la necesidad de cada uno".

Si el evangelio de la prosperidad que se predica hoy en día fuera verdad, estos


primeros cristianos deberían haber sido muy ricos, porque al regalar sus casas,
Dios tendría que haberles duplicado, o mejor aún, como dicen, recibir al ciento
por uno. Es decir, haber recibido cien casas cada uno.

Pero el relato de las epístolas y la historia lo confirma, la iglesia siguió durante


tres siglos más en la pobreza, y que estaba constituida mayoritariamente por los
más desposeídos, los pobres de este mundo. Se enriqueció únicamente cuando
entró la apostasía con el catolicismo romano por medio del emperador
Constantino en el siglo IV.

Hoy también tenemos una iglesia corrupta, llena de riquezas y prosperidad, con
enormes templos y grandes imperios económicos que han levantado los líderes
que han hecho del dinero su dios. Pero el Señor la define como una iglesia que le
produce náuseas, Ap.3:15

"Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. Ojalá fueses frío o caliente.
Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Porque
tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad, y
no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo".

La llamada cristiandad de nuestros días, saturada de comerciantes y traficantes


de almas, se define como una iglesia rica, poderosa, respetada por el mundo; pero
ni tan siquiera saben que son unos desventurados, miserables, pobres, ciegos y
desnudos.

Estos empresarios de la fe han arrastrado a otros ciegos a labores tan poco éticas
para juntar dinero, como organizar rifas, hacer y vender comida, "café-concert",
festivales de la canción, seminarios donde venden las entradas y demás
consumos, "vigilias" o "carrete" (party)cristiano como abiertamente les llaman
los jóvenes a esos shows, etc.

Todo lo cual demuestra que no tienen ningún temor de Dios, porque


voluntariamente pretenden olvidar que el Señor expulsó del templo, con un
látigo a todos esos comerciantes que habían transformado la casa de Dios en
cueva de ladrones.

El amor por el dinero les ha llevado a desafiar y desobedecer al mismo Dios que
dicen servir. Dios es infinitamente rico y poderoso, la obra es de él, si quiere que
le sirvamos en algo, no solamente nos va a capacitar, sino que también nos
proveerá los medios, sin tener nosotros que recurrir a esas técnicas y estrategias
del mundo mercantil que él repudió abiertamente durante su ministerio
terrenal.

Ese mensaje engañoso que enarbolan los falsos ministros de Dios, no lo creen ni
ellos mismos, porque de lo contrario venderían para regalar sus propiedades:
radios, supermercados, colegios, agencias de viajes, constructoras, inmobiliarias,
cementerios, aserraderos, líneas de buses, campos deportivos y de veraneos,
centros de eventos, etc. Y se harían más inmensamente ricos al recibir un ciento
por uno. Pero ¿por qué no lo hacen?

Ciertamente porque saben muy bien que esa fórmula sólo sirve para que los
líderes se hagan ricos, a costa de la pobreza de los ingenuos que han descuidado
el estudio de la Palabra de Dios y se encuentran siguiendo ciegamente a un
hombre.

A Israel, su pueblo terrenal, Dios le prometió riquezas terrenales, y éstas estaban


condicionadas a la fidelidad de ellos, por esta razón todas las promesas para
Israel comienzan con un "si" condicional, y todos los hombres fieles de Israel
fueron muy ricos.

A diferencia de esto, a los cristianos les dijo que "no tomaran dinero ni para el
camino" (Lc.9:3), que "no hicieran tesoros aquí en la tierra" (Mt.6:19), porque
"no podéis servir a Dios y a las riquezas" (Mt.6:24).

Este es el motivo que siempre sus ejemplos de hombres fieles y ricos tienen que
sacarlos del Antiguo Testamento, que es donde se encuentra el pacto que Dios
hizo con Israel, su pueblo terrenal. Pero jamás pueden citar esa característica de
fidelidad y prosperidad terrenal en el período de la iglesia del Nuevo
Testamento.

¿Por qué Dios actuó de forma diferente con Israel que la iglesia? Porque Israel
estuvo bajo la ley, la cual fue dada para llevarnos a Cristo (Gál. 3:24) La ley fue
otorgada entre otras cosas, también para probar al hombre que su corazón se
aleja de Dios cuando el Señor lo colma de bendiciones materiales.
Allí tenemos el fracaso de Israel como nación y que inclusive llegaron hasta
rechazar al Señor Jesucristo. Cuando tenemos necesidades nos acercamos a él,
pero cuando nos bendice nos alejamos. Un ejemplo gráfico es el caso de los diez
leprosos que clamaban al Señor cuando sufrían esa terrible enfermedad, pero
cuando el Señor los sanó, no volvieron ni para darle las gracias.

El pasaje favorito con que los comerciantes de la fe distorsionan la verdad,


desconectándolo de su contexto, es Mr.10:30 Porque comienza el Señor
prometiéndole al rico, que regale sus bienes y (vr.21) que "tendrá tesoros en el
cielo". Y en el Vr.23 "¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que
tienen riquezas!".

Dios no quiere ponernos trabas para hacernos más difícil el camino al cielo. Si
está diciendo que las riquezas son una dificultad, él no podría estarnos
prometiendo riquezas aquí en la tierra como bendición a nuestra fidelidad; sería
un contrasentido absurdo, y eso es precisamente lo que le dijo al rico, que si da
todo a los pobres, recibirá tesoros en el cielo.

Lo que está prometiendo en el vr.30 es para "los que a causa de Su nombre y del
evangelio" (v.29) reciban en este tiempo "con persecuciones" (v.30) en la familia
de Dios cien veces más de lo que perdieron teniendo que abandonar sus casas y
sus propias familias.

Debido a "las persecuciones" tenían que huir a otras tierras. Allá en el extranjero,
muchas casas de hermanos se les abrirían para recibirlos, pero en ninguna
manera les está prometiendo que les darían cien casas con escrituras públicas;
porque si lo interpretáramos de esa forma simplista, llegaríamos al absurdo de
creer que en el exilio, también Dios les estaba prometiendo en este tiempo, cien
esposas más. Porque está hablando no solamente de las casas, sino que también
de los padres, la esposa y los hijos, todo eso era lo que encontrarían en la iglesia,
en el amor del Señor cien veces más.

Pero obviamente que el carnal tendrá la misma dificultad que tuvo Nicodemo
para entender cuando Jesús le dijo que era necesario nacer de nuevo; no podía
comprender el concepto espiritual que el Señor le estaba hablando.
1Cor.2:14 "Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de
Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de
discernir espiritualmente".

También hemos de recordar que el Señor nos dejó cuatro evangelios. Ninguno de
ellos se repite, solamente nos dan una visión desde un ángulo distinto para que
podamos llegar a una comprensión plena. Es como si cada uno de ellos nos
narrara su visión desde los diferentes puntos cardinales. Leyéndolos todos,
logramos un relato completo.

Por tanto, siempre es muy saludable leer los pasajes paralelos que se relatan en
los otros evangelios. Y en el evangelio de Mateo el Señor aclara en el capítulo 19
verso 28 que está hablando para el tiempo de su retorno en gloria, "cuando los
doce apóstoles se sienten sobre doce tronos" (v.28). Y en ese tiempo, dice en el
v.29 "Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o
madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y
heredará la vida eterna".

Sabemos que en el cielo no se casarán ni se darán en casamiento, por lo tanto


tampoco se refiere que allá habremos de tener cien esposas literalmente.
La Biblia ha de entenderse con el espíritu, y el espiritual comprende que se está
refiriendo a esa gran familia de Dios que habremos de reunirnos en las moradas
celestiales que el Señor fue a prepararnos.

Los exponentes del evangelio de la prosperidad, o evangelio de la codicia, que


resulta tan atrayente en una sociedad materialista, utilizando las mismas
técnicas de los brujos, mentalistas y espiritistas, dicen: "Si Ud. desea obtener
algo, piense positivamente, visualícelo en su mente y convénzase que ya lo tiene
y eso será una realidad en su vida".

Estas técnicas de la Nueva Era no son nuevas, corresponden a la misma vieja


hechicería bajo nuevos envoltorios. Es el poder de la mente o fe en la fe, pero no
es la fe en el Señor que tiene el verdadero hijo de Dios.

En su cinismo se atreven a decir: "Exíjaselo a Dios, reclámeselo al Señor, porque


él ha prometido que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os
vendrá" ¡Qué insolencia! Sus criaturas mandando, exigiendo, reclamando a su
Creador. ¿Se imagina alguien que en el cielo existe una sección reclamos?

Tuercen Mr.11:24, como siempre, desconectándolo de su contexto. No se trata


de tener fe en la fe, porque el mismo pasaje comienza diciendo en el versículo 22
"Tened fe en Dios". El poder proviene del Dios Soberano que hace Su voluntad
sobre cielos y tierra.

La promesa de Dios es como dice en 1Jn.5:14 "ésta es la confianza que tenemos


en él, que si pedimos alguna cosa CONFORME A SU VOLUNTAD, él nos oye".
El Señor nunca ha prometido prosperidad terrenal a su iglesia, por el contrario,
nos anticipó que su iglesia sería perseguida y menospreciada, por este motivo
nos dice que los cristianos debemos tomar su cruz cada día y seguirle.

Pero los falsos líderes religiosos nos dicen que su iglesia debe ser reconocida,
respetada y admirada por el mundo. Incluso invitan a sus iglesias a los
gobernantes de este mundo, y ellos mismos no ocultan sus ambiciones políticas
o de popularidad junto a los grandes de este mundo. Ciegos guiando a otros
ciegos, ambos caerán al hoyo.

Con justa razón dijo el Señor: "MUCHOS me dirán en aquel día, Señor, Señor, ¿no
profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu
nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: NUNCA os conocí,
apartaos de mí, hacedores de maldad".

El Señor no les niega que hayan predicado usando Su Nombre bendito, que
realizaran liberaciones y muchos milagros, pero la sentencia será una sola:
"Nunca os conocí, apartaos de mí, hacedores de maldad".

La gran mayoría queda atónita e incrédula cuando les citamos estos pasajes de
la Biblia, y se preguntan por las grandes iglesias y enormes ministerios que
tienen tanta gente practicando y creyendo estas cosas condenadas por la Palabra
de Dios ¿todos ellos están equivocados?

En este mismo pasaje nos dice el Señor que son MUCHOS. Con justa razón nos
habla de una puerta ancha, por donde transitan las mayorías, y una angosta por
donde caminan los verdaderos hijos de Dios, porque pocos son los que se salvan.

La iglesia, el pueblo espiritual de Dios, no está en la tierra para gozar de las


riquezas de este mundo, ni para ser admirada, respetada o reconocida por los
que son enemigos de Dios. Stgo.4:4 "cualquiera que quiera ser amigo del mundo
(ecumenismo), se constituye enemigo de Dios".

Si al Señor persiguieron, escarnecieron y aún crucificaron, sus verdaderos


discípulos no pueden esperar otra cosa, porque el siervo no es más que su Señor.

La iglesia es un pueblo espiritual con recompensas celestiales, esa es su promesa


Mt.16:27 "el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y
ENTONCES pagará a cada uno conforme a sus obras". Léalo Ud. en su propia
Biblia, esa es la verdadera promesa del Señor.
Los pseudo evangélicos miden las bendiciones de Dios de acuerdo a los bienes
materiales que poseen, muchos de ellos obtenidos por medios contrarios a la
voluntad del Señor; los líderes manipulando el Nombre bendito del Señor, y los
miembros de esas congregaciones en negocios de obscura procedencia, o
trabajando horas extraordinarias sacrificando las cosas del Señor y descuidando
sus propias familias. Y aún se atreven a decir: "Dios me ha bendecido mucho,
tengo una buena casa, un automóvil, un buen trabajo, etc."

Algunos hasta omiten voluntariamente que están separados de sus propias


esposas, y que asisten ocasionalmente a la iglesia para adormecer sus
conciencias, pero aún así, se consideran muy bendecidos porque poseen bienes
materiales.

"Pobre" del gran apóstol Pablo, que dejándolo todo para seguir al Señor, no
recibió ninguna recompensa material, ni tan siquiera buena salud. Y esto no se
debió a que viviera en pecado o por falta de fe, como acusan los exponentes del
evangelio de la prosperidad.

A la iglesia, el pueblo espiritual, Dios le ha prometido recompensas celestiales.


No podemos mezclar las promesas de prosperidad terrenal que el Señor ofreció
a su pueblo terrenal Israel, con las que le ha ofrecido a la iglesia. Israel y la iglesia
son dos pueblos separados, con pactos y promesas diferentes, unas son
terrenales y las otras celestiales.
Capítulo 3

A Israel se le ordenó el diezmo. A la iglesia "lo que propuso en su corazón.

Este tema siempre ha resultado ser tan sensible dentro de las iglesias
evangélicas, como lo es María para la iglesia católica. Y esto se debe a que todas
ellas han caído en este mismo mal al imponer y cobrar en forma indebida el
diezmo.

Para muchos, principalmente para aquellos que acostumbran seguir a las


mayorías, sin preguntarse el origen ni la autoridad con que las cosas se hacen,
les resulta hasta lógico que sea así, simplemente porque todos lo hacen.

Con ese argumento, el pobre Lot, en vez de angustiarse y afligir su alma por la
nefanda conducta generalizada de los moradores de Sodoma, tendría que haber
aceptado la sodomía.

El creyente verdadero jamás debe aceptar algo solamente porque la mayoría lo


hace, sino que únicamente porque Dios lo ha mandado. Entonces aquí vienen las
preguntas lógicas ¿En qué parte de la Biblia Dios manda a la iglesia cobrar el
diezmo?

¿En qué ejemplo bíblico nos podemos apoyar? ¿Se menciona en la Biblia una
iglesia que cobrara el diezmo? ¿Existe el ejemplo de un cristiano que hubiera
pagado el diezmo? ¿Los primeros cristianos cobraban el diezmo? ¿Dónde dice
eso? Si Dios no lo manda para la iglesia, entonces ¿por qué lo cobran?

La iglesia debe imponer lo que Dios manda, no lo que el Señor no manda. En otras
palabras, no se puede hacer algo simplemente porque a Dios se le "olvidó"
mencionarlo, como pretenden algunos y argumentan: "Muéstreme un pasaje
donde Dios prohíbe cobrarlo".

Con ese raciocinio simplista e irreverente, están demostrando no solamente su


pobre nivel cultural, sino además, que no están haciendo las cosas porque la
Biblia dice, sino que únicamente porque la Biblia NO lo dice, y eso es ponerse
fuera de lo que Dios ha mandado. Porque con ese mismo planteamiento el
drogadicto podría decir: "Muéstreme un versículo donde Dios prohíba fumar
marihuana".

Pero estos contumaces ignoran voluntariamente que Dios dice claramente que
el diezmo y todo lo concerniente a la ley (El día Sábado, la circuncisión,
celebración de las 7 fiestas solemnes, entre ellas "las primicias", y todo lo demás
que ordenó para su pueblo terrenal que formó de los lomos de Abraham),
QUEDÓ ABOLIDO para la iglesia, porque nosotros ahora estamos bajo la gracia
y no bajo la ley. Hubo un cambio de pacto, fue ABROGADO el mandamiento
anterior (Heb.7:18).

Además la iglesia que verdaderamente se somete a la Palabra de Dios, hace las


cosas porque el Señor lo manda, y no porque la Biblia NO lo prohíba
directamente. Las cosas que se imponen en una iglesia, deben ser porque el
Señor lo ha mandado; por este motivo se llaman "ordenanzas del Señor". Si él no
lo ha mandado, no puede ser considerada una ordenanza Suya, sino de hombres.

Predicamos el evangelio, porque Dios lo manda a la iglesia. Bautizamos, porque


así lo mandó el Señor. Hacemos la Cena del Señor, porque él lo mandó, etc. No
podemos hacer las cosas porque la Biblia NO lo dice.

Con ese razonamiento humano se han introducido muchas creencias y prácticas


que Dios NUNCA ha ordenado para la iglesia, porque no son ordenanzas del
Señor. Los que insistan en afirmar que el diezmo ES para la iglesia, deben
necesariamente mostrar dónde el Señor lo mandó para el cristianismo.

Muchas ordenanzas que Dios entregó para Israel, el Señor las confirmó y aún
elevó sus exigencias. Por ejemplo en Mt.5 "Oísteis que fue dicho a los antiguos:
No matarás...pero yo os digo...". "Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio"
"No perjurarás", etc.

Pero jamás dijo: Oísteis que fue dicho a los antiguos que debían pagar el diezmo;
pero ahora yo os digo que debéis pagar el diezmo, las ofrendas en todas vuestras
reuniones y en las calles, traer las primicias, comprar los números de las rifas,
las entradas para los "seminarios" y eventos especiales, conciertos musicales,
café concert, contribuir con productos que cocinan, venden y se los tienen que
comprar ellos mismos, etc.

Lo que resulta curioso es que los inconversos ven claramente este abuso que
están cometiendo los comerciantes de la fe, pero los que pertenecen a esas
"iglesias" no lo perciben.

Esto se da muy a menudo cuando la esposa es miembro de un lugar así y el


marido no. Él comprende claramente que están abusando de la ignorancia y
fanatismo de su esposa. Seguramente que aquí se cumple lo que dijo el Señor
respecto a los ciegos que siguen a otros ciegos. O cuando dijo que debido a que
amaron más la mentira que la verdad (2Ts.2:11) "Dios les envía un poder
engañoso, para que crean la mentira".

El verdadero cristianismo se basa en lo que la Biblia dice; el falso, en lo que la


Biblia NO dice, porque utilizando ese argumento anti bíblico, de que no existe un
versículo específico que lo prohíba, se ha introducido toda la corrupción que hoy
vemos en las iglesias. Además dejan de manifiesto en forma inequívoca que no
están haciendo lo que el Señor ha mandado, y que el diezmo NO es una ordenanza
del Señor para la iglesia.

También existen los que pretenden fundar esa ordenanza humana para la iglesia,
diciendo con la mayor cara de sorpresa posible para confundir a los incautos:
"¡Pero si el diezmo se menciona en la Biblia!".

A los cuales tendríamos que recordarles que ese argumento malicioso, se


desmorona fácilmente al recordarles que en la Biblia aparecen muchas
ordenanzas de Dios, que todos los cristianos sabemos muy bien no son para la
iglesia; por ejemplo, también aparece en la Biblia: la circuncisión, la observancia
del día Sábado, las siete fiestas solemnes (Lv.23), los sacrificios de animales, el
uso del incensario, las vestimentas especiales para los sacerdotes, etc. Pero sin
embargo todos concuerdan que aunque aparecen en la Biblia, no son para la
iglesia.

Otros pretenden justificar esta práctica anti bíblica, afirmando que el Señor pagó
el diezmo cuando mandó a Pedro sacar de la boca de un pez una moneda, un
estatero, que equivalía a cuatro dracmas. Los que afirman tal cosa, sólo
demuestran su tremenda falta de conocimiento bíblico.

El pasaje en referencia está en Mt.17; en primer lugar no se trata del diezmo, sino
de las dos dracmas que pedían a los judíos como contribución para el templo.
Esto tuvo su principio en la ley de Moisés en Ex. 30:11-16, allí Dios ordenó a los
israelitas pagar medio siclo para el servicio del tabernáculo.

Todo mayor de 20 años debía ofrendarlo, dice textualmente: "ni el rico


aumentará, ni el pobre disminuirá del medio siclo". Claramente establece que no
era el diezmo, y como en todos los mandamientos de la ley, especifica que debía
ser tomado "de los hijos de Israel".

Jesús vino según la carne como israelita, nació de la tribu de Judá y se sometió a
todas las ordenanzas de la ley. Él dijo que no había venido a abrogar la ley sino a
cumplirla, y por cierto ha sido el único que la ha cumplido. Aunque bien sabemos
que después de someterse voluntariamente y cumplir su obra expiatoria de la
muerte y resurrección; todo lo que la ley enseñaba que habría de hacer: la ley fue
clavada en la cruz (Col.2:14), anulada, abolida (Ef.2:15), abrogada (Heb.7:18), las
sombras y figuras fueron puestas de lado para dar paso a la realidad misma;
porque venido Cristo, la luz verdadera, todo eso fue reemplazado por su Persona
Gloriosa (Heb.8:5-6, 13, 7:12, 9:23, 10:1).

Por tanto, ni aún es válido el pobre argumento que: debemos hacerlo porque
Cristo lo hizo. El Señor también se circuncidó, pero eso no significa que nosotros
también hemos de hacerlo. Él vino y vivió bajo la ley, pero dejó muy claro que
reemplazó el antiguo pacto por uno nuevo, el de la gracia para la iglesia.

Los que defienden el diezmo para la iglesia, solamente demuestran una profunda
ignorancia bíblica, o un sofismo malévolo que los incluye en la advertencia que
hace Dios en Su Palabra en 2Pd.2:3 "por avaricia harán mercadería de vosotros
con palabras fingidas".

Dios ha dejado una amplia información en Su Palabra sobre el sustento de Su


obra, para que sepamos cómo debemos actuar conforme a Su voluntad. Son sus
negocios, así que él es el único autorizado para determinar cómo han de
manejarse las finanzas en la iglesia que es la casa de Dios (1Tm.3:15).

Muchos pastores intentan justificar sus discrepancias con lo que Dios ha


mandado en la Biblia, diciendo simplemente: "Es que nosotros lo hacemos de
otra manera". Y ¿quién les autorizó a ellos a cambiar lo que Dios ha ordenando?
¿No es la iglesia la casa de Dios? A continuación veremos lo que el Señor dice
sobre este tema.

El diezmo no es una ordenanza para la iglesia, sino para la nación de Israel,


porque pertenece a la ley, y la iglesia pertenece a la gracia no a la ley.

Dios dispuso en su pueblo terrenal, Israel, que la tribu de Leví no podía tener
propiedades, por esta razón ordenó al resto de la nación sustentarlos con el 10%
de sus ingresos, para que los sacerdotes levitas pudieran dedicarse al servicio
del tabernáculo. Labor que debían efectuar desde los 25 años, y al cumplir los 50
años tenían que retirarse (Nm.8:24-25).

Esto es muy diferente de lo que vemos hoy en día entre los que gustan llamarse
"levitas espirituales", que de espirituales nada tienen. Ellos se han transformado
en grandes empresarios con esta práctica inmoral de introducir el diezmo en la
iglesia.
El Señor para evitar esta corrupción dentro de su pueblo Israel, ordenó que
SIEMPRE el diezmo fuera entregado en productos: trigo, vino, aceite, animales,
etc. Todo lo cual era guardado en el "alfolí", que por cierto no podía ser una
"alcancía" como falsamente pretenden también hacer creer a la iglesia.

Una vez más mienten, porque el alfolí era una gran pieza que estaba en el templo
y servía de bodega para almacenar los diezmos que recibían para su sustento.
Esto no se hacía, como pretenden los engañadores de hoy: debido a que en aquel
tiempo no existía el dinero.

La Biblia dice que en los días de Abraham ya existía el dinero, él compró con
dinero el terreno para la tumba de su esposa. Además, son múltiples los pasajes
que señalan que los trabajadores desde ese tiempo hasta los del ministerio
terrenal del Señor, recibían "un denario" como salario por cada día laborado.

Inclusive en la ley, en los días de Moisés, Dios ordenó que no se retuviera el


salario del jornalero hasta el día siguiente; tenía que ser cancelado cada día
(Lv.19:13).
La inmensa mayoría eran jornaleros que trabajaban para la minoría que era
dueña de las tierras.

Entonces ¿por qué no se menciona en la Biblia que ese 90 o 95% de israelitas que
eran asalariados y recibían un denario al día, no entregaban tres denarios al mes
por sus diezmos? En cambio, hasta los días del Señor señala que no traían dinero
para cancelar sus diezmos, sino que lo hacían en especies. Lc.11:42 "diezmáis la
menta, y la ruda, y toda hortaliza".

En Lc.11:42 Jesús reprende a los fariseos hipócritas y les dice: "¡Ay de vosotros
fariseos! Que diezmáis la menta, y la ruda, toda hortaliza, y pasáis por alto la
justicia y el amor de Dios".

El Señor está reprendiendo a los fariseos (que son israelitas y no cristianos), para
reprocharles su hipocresía de preocuparse del diezmo, y no de la justicia y del
amor de Dios. Esto nos suena muy familiar ¿verdad?

En el pasaje paralelo de Mateo dice a estos fariseos hipócritas representantes de


la ley, y resulta curioso ver a muchos líderes religiosos de nuestros días, cómo se
esfuerzan por identificarse con esos hipócritas para poder cobrar el diezmo,
Mt.23:23 "Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, porque diezmáis la
menta, y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante DE LA LEY: la justicia,
la misericordia y la fe. Esto ERA necesario hacer, sin dejar de hacer aquello".
Es decir, sin dejar de hacer lo más importante que menciona el Señor: la justicia,
la misericordia y la fe, porque ellos se estaban preocupando únicamente de lo
material, el diezmo ¿O Ud. es de aquellos que le han creído a los mercaderes de
la fe que lo más importante que se refiere el Señor y que no hay que dejar de
cumplir era el diezmo? ¿La menta, y el eneldo y el comino?Por Jack Fleming

Resulta muy evidente, aún para el lector más obcecado defensor del pago del
diezmo dentro de la iglesia, que lo que está diciendo el Señor y no admite otra
interpretación posible, a no ser que desee intencionalmente torcer las Sagradas
Escrituras, que aquello que dijo el Señor fue: "Ay de vosotros, escribas y fariseos
hipócritas, porque diezmáis la menta, y el eneldo y el comino, y dejáis lo más
importante DE LA LEY: la justicia, la misericordia y la fe. Esto (el diezmo: la
menta, y el eneldo y el comino) ERA necesario hacer, sin dejar de hacer
aquello". "Aquello" lo más importante que esos hipócritas habían dejado de
cumplir que era: la justicia, la misericordia y la fe. No podría estar refiriéndose
al diezmo, porque esos hipócritas aún lo seguían pagando.

Juzgue Ud. ¿Qué puede ser más importante para el Señor y que Él dice no hay que
dejar de hacer? (Y note que dice "hacer" y no "pagar" como debería ser si es
que el Señor se estuviera refiriendo al pago del diezmo para mantenerlo en la
gracia para la iglesia) ¿El diezmo? (la menta, y el eneldo y el comino) ¿o la
justicia, la misericordia y la fe?

Al igual que en Heb.7:5, aquí vuelve a señalar que el diezmo ERA DE LA LEY. Dice
textualmente "de la ley". Y en la última parte del versículo destaca que esto "ERA
necesario hacer". No dice que ES necesario hacer ¿por qué? Resulta evidente,
porque eso era de la ley, y la ley corresponde al pasado, la gracia al presente. Ya
no es necesario para la iglesia, porque Dios abolió la ley, en la cual como vimos,
se incluye el diezmo.

¿Por qué los judaizantes de hoy insisten en incluir algunos mandamientos, que
claramente son para Israel y no para la iglesia? No hay que ser muy observador
para darse cuenta que justamente los que incluyen, son aquellos que les pueden
reportar algún beneficio material, como el diezmo y "la fiesta de las primicias".

Ni los Pentecostales han mostrado interés por añadir a sus iglesias la fiesta de
Pentecostés; porque esa, ni ninguna de los seis restantes que se menciona en
Lv.23, les aportaría beneficio económico alguno.
Si les preguntáramos ¿por qué no guardan la fiesta de los Tabernáculos, o la fiesta
de las Trompetas? Ninguno titubearía en respondernos: "Porque esas fueron
ordenanzas para Israel".

Si tuvieran un mínimo de inteligencia y honestidad ¿qué podrían decirnos del


diezmo y de las "primicias" que son ordenanzas generalizadas en sus iglesias?

Todo lector imparcial de la Biblia tendrá que admitir que esas dos ordenanzas
también fueron entregadas exclusivamente para Israel ¿O alguien se atrevería a
decir que la fiesta de las primicias no corresponde a la ley?

La fiesta de las primicias, como las otras seis fiestas solemnes que se mencionan
en Lv.23, correspondía al calendario judío para celebrarlas UNA vez al año. ¿Por
qué los comerciantes de la fe acuñaron la frase: "Diezmos y primicias" y
demandan su pago mensualmente a la iglesia?

Estos engañadores que han traído tanto desprestigio al evangelio, nos tienen
acostumbrados con pasajes sacados de contexto para atemorizar al pueblo
evangélico, sus favoritos son Malq.3:8 "Vosotros me habéis robado vuestros
diezmos" Y 2Cor.9:7 "Dios ama al dador alegre". Pero cortan y omiten
mañosamente el resto del pasaje.

Veamos lo que realmente dice Dios, y Ud. podrá comprobar que lo que asegura
esta clase de líderes, no corresponde a la enseñanza de la Biblia.
Recomiendo leer todo el capítulo 3 de Malaquías para su correcta interpretación.

Malq.3:3 "...a los hijos de Leví"


4 "Y será grata a Jehová la ofrenda de Judá y de Jerusalén".
6 "...por esto, hijos de Jacob" (los cristianos somos hijos
de Dios).
7 "...os habéis apartado de mis leyes" (las que dio a Moisés).
8 "¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros (los hijos de Leví, Judá y Jerusalén,
los hijos de Jacob, los israelitas, los que estaban bajo la ley) vosotros me habéis
robado.
Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas".
9 "Malditos sois con maldición (Dios nunca llama malditos a su iglesia). Porque
vosotros, la nación toda" (a la iglesia nunca se la define como una nación).
12 "Todas las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis TIERRA
DESEABLE". La iglesia será perseguida y aborrecida en el mundo, nunca será
TIERRA DESEABLE, porque nuestra ciudadanía es la celestial, Filp.3:20
"nuestra ciudadanía está en los cielos".
13 "Habéis dicho...¿qué aprovecha QUE GUARDEMOS SU LEY"? (la iglesia nunca
ha estado bajo la ley).

La conclusión de la simple lectura del pasaje con su contexto es obvia, esto se lo


está diciendo a Israel, ellos estaban bajo la ley y son los hijos de Jacob, la tierra
prometida que Dios entregó a esa nación.

Si Ud. consulta con una concordancia, comprobará fácilmente que todas las veces
que se menciona el diezmo, SIEMPRE es para la nación de Israel, nunca para la
iglesia.

En todo el Nuevo Testamento, donde se encuentran las instrucciones para la


iglesia, aparece solo en tres ocasiones y nunca en conexión con la iglesia ni los
cristianos.
En Lc.11:42 Jesús reprende a los fariseos hipócritas y les dice: "¡Ay de vosotros
fariseos! Que diezmáis la menta, y la ruda, toda hortaliza, y pasáis por alto la
justicia y el amor de Dios.

El Señor está reprendiendo a los fariseos (que son israelitas y no cristianos), para
reprocharles su hipocresía de preocuparse del diezmo, y no de la justicia y del
amor de Dios. Esto nos suena muy familiar ¿verdad?

En el pasaje paralelo del evangelio de Mateo, dice a los fariseos hipócritas


representantes de la ley. Y resulta curioso ver a muchos líderes religiosos de
nuestros días, cómo se esfuerzan por identificarse con esos hipócritas para poder
cobrar el diezmo.

Dice en Mt.23:23 "¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas! porque


diezmáis la menta, y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante DE LA LEY:
la justicia, la misericordia y la fe. Esto ERA necesario hacer, sin dejar de hacer
aquello".

Es decir, sin dejar de hacer la justicia, la misericordia y la fe, porque ellos se


estaban preocupando únicamente de lo material, del diezmo. También señala
textualmente que el diezmo ERA DE LA LEY. Y en la última parte del versículo
destaca que "esto ERA necesario hacer".

No dice que ES necesario hacer ¿Por qué? Resulta evidente, porque era de la ley,
y la ley corresponde al pasado, la gracia al presente.
Ya no es necesario para la iglesia, porque Dios abolió la ley. Lo que les
recomienda "no dejar de hacer" obviamente era lo más importante que había
señalado: la justicia, la misericordia y la fe. ¿O Ud. creyó la mentira que le dijeron
esos líderes inescrupulosos, que lo más importante para Dios era el diezmo? ¿La
menta, el eneldo y el comino?

También en este pasaje destaca que aún en los días del Señor el diezmo se
entregaba en especies, jamás en dinero, porque así lo mandó Dios en la ley.

El otro pasaje del Nuevo Testamento donde se menciona el diezmo, es en Heb.7:5


"Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen
mandamiento de tomar del pueblo LOS DIEZMOS SEGÚN LA LEY". Claramente
indica que los diezmos son: "según la ley". Era un mandamiento establecido en
la ley.

La obligación de pagar los diezmos siempre fue para los judíos, los hijos de Leví,
los que estaban bajo la ley, para la nación de Israel.

Los comerciantes de la fe, para defender este sistema anti bíblico que han
impuesto para la iglesia sostienen: "¡Pero el diezmo existe antes que la ley,
Abraham pagó el diezmo!". Nuevamente podemos presentar el mismo
argumento que expuse anteriormente: Si debemos pagar el diezmo, porque
Abraham lo hizo en una ocasión, mayormente estaríamos obligados a
circuncidarnos, porque ESE fue el pacto y mandamiento que Dios entregó
directamente a Abraham, no el diezmo (Gn.17).

La única ocasión que se menciona el diezmo fuera de la ley, corresponde a ésta,


cuando el padre de la nación de Israel, Abraham "dio" el diezmo una vez, después
de la victoria sobre los reyes que habían llevado prisionero a su sobrino Lot.

Pero jamás dice que "pagó" el diezmo, como tuercen los líderes religiosos de
nuestros días. Y todos sabemos muy bien la enorme diferencia que existe entre
"dar" y "pagar". Dar es entregar algo voluntariamente. Pagar es una obligación.

No existe ninguna duda para cualquier lector honesto de la Biblia, que la


ordenanza de "pagar" el diezmo comenzó con Moisés, porque este mandamiento,
como dijo el Señor: "ERA de la ley", y en Heb.7:5 "los diezmos SEGÚN LA LEY".

Inclusive en el Nuevo Testamento, en Heb.7:2 y 5 el Espíritu Santo tiene especial


cuidado para establecer esta verdad; en ambos versículos dice que Abraham
"dio" el diezmo, y esto ocurrió en una sola ocasión, nunca fue un pago mensual.
Además, en Heb.7 también indica con mucha precisión que ahora en la gracia, no
existen los sacerdotes levitas, porque hubo un cambio de sacerdocio y de ley.
Heb.7:12 "Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también
cambio de ley".

El Señor establece en el Nuevo Testamento, que ahora en la iglesia, TODOS somos


sacerdotes (Ap.1:6), no solamente los que somos pastores. Así que si Ud. escucha
a un pastor decir que "ellos" son los "levitas espirituales", sepa ciertísimamente
que se encuentra ante un estafador, que con engaño está haciendo ganancias
deshonestas.

Tito 1:11 "a los cuales es preciso tapar la boca; que trastornan casas enteras,
enseñando por ganancia deshonesta lo que no conviene".
2Pd.2:3 "por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas".
Hch.20:29 "entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al
rebaño".
Venido Cristo, hubo cambio de sacerdocio, aún el mismo Señor Jesucristo no fue
un sacerdote levita. Heb.7: 14 "Porque manifiesto es que nuestro Señor vino de
la tribu de Judá, de la cual nada habló Moisés tocante al sacerdocio". Pero
curiosamente estos comerciantes de la fe, insisten que ellos son sacerdotes
levitas.

Estos son los dos únicos pasajes en todo el Nuevo Testamento donde se habla del
diezmo, pero nunca para la iglesia. Uno se lo dice a los fariseos hipócritas
(Mt.23:23) y el otro en Heb.7 donde recuerda la experiencia del padre de la
nación de Israel, Abraham, cuando en una ocasión "dio" el diezmo.

Jamás Dios ordenó a ninguna iglesia cobrar el diezmo, ni a ningún cristiano


pagarlo. Tampoco existe un ejemplo de ello para que nos autorice hacerlo.

Si el diezmo fuera una ordenanza para el cristiano ¿no le parece extraño que no
se mencione ni una sola vez para la iglesia? Si el Señor no lo ha mandado para el
cristiano, entonces no es una ordenanza Suya, sino de hombres.

Si sabemos que el diezmo no es para la iglesia ¿por qué no se levantan voces


denunciando este abuso? Son varios los motivos por los que este sistema anti
bíblico ha permanecido y se ha propagado a todas las iglesias.

Primero, porque sus líderes se han rodeado de una aureola de autoridad y


superioridad casi divina; nadie puede cuestionar lo que estos nuevos "faraones"
dicen, sin caer en la desgracia del poder omnipotente que ellos ejercen en las
iglesias.

La deificación que han levantado en torno a sus personas, sólo puede ser
comparada con la de los "santos" católicos, que también son casi divinos. No en
vano esos personajes reemplazaron a las divinidades paganas de la Roma
imperial.

Otra causal que sustenta este sistema inmoral del cobro del diezmo en la iglesia,
es la irresponsabilidad de las congregaciones, que aceptan incondicionalmente
todo lo que les imponen sin buscar ni comprobar con su Biblia, para saber si esas
cosas son así, como sus líderes les ordenan.

Pero la verdad es que se ha producido una simbiosis muy conveniente para


ambos, para los líderes y para la congregación; unos se quedan con el dinero, y
los otros compran el favor de Dios, como en las "mandas" de los católicos. Porque
estos líderes inescrupulosos amarraron este mandamiento que ellos impusieron,
con las fuertes ataduras de la superstición.

Enseñaron a sus iglesias que todo lo bueno que les acontezca se debe a su acción
de estar al día con el pago del diezmo, y por el contrario, si están atrasados, les
vendrá toda clase de males (enfermedades, perdida de trabajo, problemas
familiares, accidentes, etc.). Es decir, si pagan el diezmo, las ventanas del cielo se
abrirán en bendiciones, y si no lo hacen, todas las fuerzas del infierno caerán
sobre ellos.

Los atemorizan con historias que inventan sobre tragedias que supuestamente
les han acontecido a aquellos que no pagaron el diezmo, o simplemente hacen
coincidir cada suceso de sus vidas con este hecho. Hacen girar en torno a sus
vidas supersticiosas, todos los acontecimientos de la vida cotidiana,
transformándolo en el centro de sus vidas.

Toda persona debe necesariamente enfrentar enfermedades, dificultades y


complicaciones que son inherentes a la vida normal, pero ellos los convencen
que ocurren como consecuencia de no haber pagado el diezmo.

Cualquiera que no se haya dejado atemorizar con estas artimañas, aún los
inconversos con un criterio formado, tendrán que admitir que el dios que estos
líderes religiosos presentan, es un dios que está muy interesado en el dinero, lo
cual es absolutamente contrario al Dios de la Biblia.
Los apóstoles condenaron duramente a los que pensaron que podían manipular
o influenciar a Dios por medio del dinero, Hch.8:20 "Entonces Pedro le dijo (a
Simón): Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se
obtiene con dinero".

Por este motivo a este acto inmoral se le llamó "Simonía", que fue lo que condenó
duramente Lutero a la iglesia Católica en sus 95 tesis.

Son muchos los que hoy están pagando el diezmo para que les vaya bien: sanar
de enfermedades, conseguir trabajo, solucionar diversos problemas. Eso en el
catolicismo se llama "manda".

La presión que ejercen en las iglesias es tan fuerte, que hasta publican listas con
los morosos para humillarlos públicamente; aquellos que se atrasan en sus
pagos, son castigados separándolos de las actividades que desarrollan en la
iglesia (coro, maestro de escuela dominical, etc.).

También estimulan el ego de los que están al día, haciéndolos pasar adelante
para recibir una bendición especial del pastor, y de paso dejan en las bancas a los
que están atrasados para humillarlos y hacerles sentir el peso de su pecado.

Enseñan en sus iglesias que si alguien no paga el diezmo le está robando a Dios,
y les recuerdan que los ladrones no entrarán en el reino de los cielos, por lo tanto,
claramente les están diciendo que pierden su salvación.

El diezmo fue una disposición divina para sostener a los sacerdotes levitas, que
por ordenanza de Dios no podían poseer bienes materiales, ninguna propiedad,
casa, terreno, etc. Esta era la razón y el propósito por el cual el pueblo debía
darles el diezmo, y NUNCA podía ser en dinero sino en especies.

El pago del diezmo corresponde plenamente al carácter de la ley, para un pueblo


terrenal, Israel. Los judíos debían primeramente cumplir para luego recibir las
bendiciones, las cuales siempre fueron ofrecidas a ellos en cosas terrenales,
Dt.28:2 "y vendrán sobre ti estas bendiciones...más tierras, más animales, más
frutos, más hijos, más siervos".

Este es el motivo por el cual todos los hombres fieles del Antiguo Testamento
fueron personas muy ricas. A diferencia de esto, en la gracia para la iglesia, no
existe el pago del diezmo ni las promesas de riquezas terrenales, por el contrario,
ahora nos manda a NO hacernos tesoros aquí en la tierra, y la promesa es:
Mr.10:21 "Tendrás tesoro en el cielo".
Ninguno de los hombres fieles de la iglesia ha llegado a ser rico como
consecuencia de su fidelidad, ni por pagar el diezmo. Los únicos que se han hecho
ricos con el diezmo, son los que lo reciben.

El mismo Señor Jesucristo nos dejó un vivo ejemplo de austeridad, ejemplo que
siguieron fielmente los apóstoles y demás cristianos consagrados. Los primeros
cristianos donaron todo a la iglesia, incluyendo sus casas, pero ninguno llegó a
ser rico, como falsamente les prometen hoy los exponentes del evangelio de la
prosperidad.

En el cristianismo no "pagamos" sino que "damos" libremente por amor, como


propongamos en nuestros corazones. Si alguien le dice que tiene que pagar el
diezmo, entonces ya no sería libremente como propuso en su corazón, sino que
sería una imposición; una ordenanza de hombres.

Si el diezmo no es para la iglesia ¿cómo se financia? Dios ha dejado instrucciones


claras y precisas en Su Palabra, nada ha quedado a nuestro criterio ni ha
nombrado hombre alguno para que invente sus propias ordenanzas.
La gran mayoría puede citar solamente una frase de 2Cor.9:7

"Dios ama al dador alegre" porque eso es lo único que le han enseñado, y la gran
mayoría en forma irresponsable no escudriña las Escrituras como lo mandó el
Señor. El versículo completo dice: "Cada uno dé como propuso en su corazón: no
con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre". Obviamente no
está hablando del diezmo, porque dice: "Cada uno dé como propuso en su
corazón".

También ha dejado instrucciones para el mantenimiento de los siervos que se


dedican a tiempo completo a Su obra, 1Tm.5:17-18 "Los ancianos que gobiernan
bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en
predicar y enseñar. Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y
: Digno es el obrero de su salario".

Todos los gastos de la iglesia deben salir de las ofrendas de los creyentes,
incluyendo la mantención de los que sirven en la obra. También es indudable que
si el Señor le encomienda una obra especial a una iglesia local, ésta debe tener la
capacidad para mantenerla con las ofrendas de sus miembros, de lo contrario
sería una evidencia clara que esa NO es una obra que le ha encomendado a ellos.

Dios no es limosnero para enviar a sus hijos a pedir dinero a la calle, por la radio
o por televisión. Él es el dueño de todo el universo, si va a mandar a una iglesia
local a desarrollar una actividad especial, el Señor le proveerá los medios
económicos a esa iglesia local, sin necesidad que sus hijos se transformen en
limosneros.

En Su Palabra ha dejado instrucciones claras como debe recogerse la ofrenda,


1Cor.16:2 "cada primer día de la semana (el Domingo) cada uno de vosotros (los
creyentes) ponga aparte algo, según haya prosperado". Si alguno tiene duda
¿cuál es el primer día de la semana? Solamente debe consultar con un diccionario
y buscar la palabra: Domingo.

Por lo tanto, también es anti bíblico recoger la ofrenda el Lunes o cualquier otro
día de la semana, o en todas las reuniones.

Estoy seguro que si no se recogieran ofrendas en todas las reuniones y se hiciera


como el Señor ha mandado, los comerciantes de la fe no estarían tan interesados
en realizar reuniones casi todos los días de la semana.

Tampoco extenderían sus reuniones a dos o tres horas, porque no podrían pedir
las ofrendas dos, tres o cuatro veces por reunión; ni tendrían tiempo suficiente
para vender sus números de las rifas y demás negocios que se hacen en lo que
debería ser la casa de Dios.

El creyente debe dar, no por obligación o esperando recibir algo a cambio, sino
libremente, por amor, según haya prosperado. Si ama mucho, dará mucho, si ama
poco, dará poco; lógicamente que será "según haya prosperado".

El Señor también nos manda que cuando demos dinero, no seamos como los
hipócritas, que dan para ser vistos. Les gusta pasar adelante con el billete en la
mano para que todos lo vean. A diferencia de esto, el verdadero cristiano no hace
tocar trompetas, sino que dará como el Señor ha mandado, en forma secreta:
"que ni tu izquierda sepa lo que ha dado tu derecha".

CONCLUSIÓN:

-El diezmo fue ordenado por Dios para los sacerdotes levitas, el cual debía ser
entregado en productos que se almacenaban en el alfolí. Nunca en dinero,
porque los levitas no debían poseer propiedades.
-El diezmo "era" de la ley (Mt.23:23) "según la ley" (Heb.7:5)
-Abraham no pagó el diezmo, él lo "dio" en una ocasión. El mandamiento de
"pagar" el diezmo, llegó con la ley de Moisés.
-En la gracia debemos ofrendar todos los días Domingo, y esto debemos hacerlo
libremente, como cada uno propuso en su corazón; sin que tu izquierda sepa lo
que ha dado tu derecha. Y lo haremos por amor al Señor, sin pedir ni esperar
nada a cambio.

¿No desea liberarse de las ataduras de la superstición con que los comerciantes
de la fe han amarrado esa obligación impuesta por ellos? Quizás llegue a dar lo
mismo que el diezmo, o más, pero la gran diferencia estará en que no será una
carga impuesta por hombres, y la recompensa vendrá del Señor.

Tampoco es suficiente que usted se engañe diciendo que: " el diezmo que doy, es
mi ofrenda para el Señor"; eso es adormecer su conciencia para eludir su
responsabilidad de enfrentarse a la práctica impuesta por los hombres. El
diezmo no es lo mismo que la ofrenda. Uno pertenece a la ley, la ofrenda a la
gracia.

No se haga cómplice sustentando un sistema corrupto, porque Ud. deberá dar


cuenta un día de cómo ha gastado lo que el Señor le ha confiado. Que su ofrenda
sea limpia, sin contaminaciones. No la presente con "fuego extraño que Dios no
ha mandado".

Aún la ley de los hombres condena a los cómplices y también a los encubridores.
¿Por qué piensa Ud. que Dios le va a exigir menos?

Libérese de la esclavitud de la superstición con que los hombres han atado el


diezmo, y aprenda a dar libremente por amor. Si ama poco dará poco, si ama más
dará más; pero que siempre su ofrenda sea solamente entre Ud. y Dios, como
propuso en su corazón.

Puede leer más sobre el tema del diezmo, en la sección de MENSAJES en el Nº 10


Capítulo 4

"A Israel le mandó separarse del resto de las naciones.

A la iglesia, ir a todas las naciones".

El mandamiento divino para Israel de apartarse del resto de las naciones, fue
claramente establecido en las ordenanzas que Dios les entregó por medio de
Moisés. Tenía el propósito de que su pueblo no se contaminara con las prácticas
paganas que se habían generalizado por todo el mundo.

Lv. 20:24 "Yo Jehová vuestro Dios, que os he apartado de los pueblos".
Dt. 7:6 "Porque tú eres pueblo santo para Jehová tu Dios, Jehová tu Dios te ha
escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están
sobre la tierra".
Dt. 14:2 "Porque eres pueblo santo a Jehová tu Dios, y Jehová te ha escogido
para que le seas un pueblo único de entre todos los pueblos que están sobre la
tierra".

Hch.10:28 (Pedro en casa de Cornelio) "vosotros sabéis cuán abominable es para


un varón judío juntarse o acercarse a un extranjero".

Cuando la humanidad se sumergía en las tinieblas del pecado, Dios escogió a


Israel para que fuera luz, y de esta forma pudiera llevar bendiciones al resto de
las naciones.

No los escogió por ser el pueblo más santo o importante, muy por el contrario,
Dt.7:7 "No por ser vosotros más que a todos los pueblos os ha querido Jehová; y
os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos".

La Palabra de Dios también dice de la iglesia (1Cor.1:27) "lo necio del mundo
escogió Dios, para avergonzar a los sabios, y lo débil del mundo escogió Dios,
para avergonzar a lo fuerte, y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios,
y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia".

Israel y la iglesia han sido elegidos por principios divinos que coartan toda
jactancia, a fin de que toda la gloria sea exclusivamente del Señor. Él ha
establecido: "Mi poder se perfecciona en la debilidad".

Israel fue separado para guardarlo en pureza y santidad, debido a que las
naciones se habían corrompido a límites que la Santidad de Dios no podía seguir
tolerando. Fue así como Dios trajo juicios sobre ellos, y utilizó a Su pueblo
escogido para cumplir sus propósitos. Por este motivo el Señor prohibió a Israel
hacer alianzas con ellos.

En Nm.3:38 menciona claramente sobre esta separación que Dios ordenó a


Israel: "El extraño que se acercare (al tabernáculo), morirá".

Con la venida del Señor a la tierra y el rechazo de Su persona que hizo Israel, Dios
escoge a un nuevo pueblo y da comienzo a otra dispensación con ordenanzas
diferentes.

Pero obviamente nada de esto "sorprendió" a Dios, porque no solamente en Rm.


9:25 lo manifiesta, sino que fue algo revelado aún en el Antiguo Testamento,
Oseas 1:10 y 2:23 "llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo".

Inmediatamente en R.11:25 dice: "Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este


misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos, que ha
acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud
de los gentiles, y luego todo Israel será salvo".

Dice que ha acontecido a Israel endurecimiento "en parte", porque nada impide
que un judío se salve por medio de la sangre preciosa de Cristo Jesús. Tampoco
podemos olvidar que en un principio la iglesia estaba constituida exclusivamente
por judíos. Pero Israel como nación, estará en endurecimiento hasta que todos
los gentiles que constituyen la iglesia universal de Cristo se salven.

Cuando ese número esté completo, entonces vendrá el Señor por Su iglesia y
comenzará la Gran Tribulación en la tierra, período en el cual Dios reanudará su
pacto con Israel y ellos serán salvos, aunque así como por fuego.
Como vemos, Israel y la iglesia son dos pueblos diferentes que no se mezclan;
ambos tienen misiones diferentes de acuerdo al plan divino. Definir a la iglesia
como "la Israel espiritual" es una aberración bíblica.

A Israel se le ordenó separarse del resto de las naciones, en cambio a la iglesia el


Señor le dijo: (Mt.28:19) "id y haced discípulos a todas las naciones".

La iglesia no está circunscrita a una nacionalidad terrenal, porque nuestra


ciudadanía es la celestial (Filp.3:20). La iglesia no es una nación, porque no tiene
fronteras terrenales. Tampoco su responsabilidad se limita a un país o lugar
geográfico del mundo. Jesús antes de subir al cielo le dijo: (Hch.1:8) "me seréis
testigos en Jerusalén, en todo Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra".
Dios nos enseña que la iglesia debe ir a predicarle a las naciones, pero también
que debemos separarnos del mundo. La responsabilidad que le entregó a la
iglesia es diferente; debemos ser luz en el mundo, brillar en el sitio que el Señor
nos ponga, pero sin participar de sus costumbres, actividades y modas que son
propias de ellos.

Stgo.4:4 "¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios?
Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de
Dios".

Jn.17:16 Estamos en el mundo, pero no somos del mundo.


1Jn.3:1 "Por esto el mundo no nos conoce".
1Jn.4:5 (los falsos profetas) "Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y
el mundo los oye".

Gál.6:14 "el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo".


Capítulo 5

"Israel tenía un sacerdocio limitado a la tribu de Leví.

En la iglesia todos somos sacerdotes".

Cuando Dios sacó a Israel de Egipto, su propósito original fue que todos los
israelitas fueran sacerdotes para él. Esto lo leemos en Ex.19:3 "Y Moisés subió a
Dios, y Jehová lo llamó desde el monte diciendo: Así dirás a la casa de Jacob, y
anunciará a los hijos de Israel:

Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas,
y os he traído a mí. Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto,
vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos, porque mía es toda la
tierra. Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa".

En primera instancia destaca el hecho que la ley la entregaba exclusivamente a


la nación de Israel, a la casa de Jacob, quienes serían el pueblo especial de Dios,
o como literalmente les dice: "vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los
pueblos". Les entrega la ley y les revela el propósito divino que todos ellos sean
gente santa y un reino de sacerdotes.

Conocemos el desenlace de este pueblo que muy pronto cayó en rebeldía, y como
se construyeron un becerro de oro para adorarlo, Dios tuvo que aplicar disciplina
sobre ellos. Debido a la postura que solamente la tribu de Leví asumió, el
privilegio del sacerdocio les correspondió exclusivamente a ellos.

Ex.32:26 "se puso Moisés a la puerta del campamento, y dijo: ¿Quién está por
Jehová? Júntese conmigo. Y se juntaron con él todos los hijos de Leví".

Nm.3:5 "Y Jehová habló a Moisés, diciendo: Haz que se acerque la tribu de Leví, y
hazla estar delante del sacerdote Aarón, para que le sirvan, y desempeñen el
encargo de él, y el encargo de toda la congregación delante del tabernáculo de
reunión para servir en el ministerio del tabernáculo".

Fue así como la nación de Israel se perdió la bendición de ser cada uno de ellos
un sacerdote, y esta responsabilidad y privilegio recayó exclusivamente sobre
la tribu de Leví.
Pero no todos los levitas eran sacerdotes, Dios impuso otras exigencias.
Nm.8:23-24 "Los levitas de veinticinco años arriba entrarán a ejercer su
ministerio en el servicio del tabernáculo de reunión. Pero desde los cincuenta
años cesarán de ejercer su ministerio, y nunca más lo ejercerán".

También en Nm.18:21 dice: "He aquí yo he dado a los hijos de Leví todos los
diezmos en Israel por heredad, por su ministerio". Y explica en los versos 23 y 24
porqué les había asignado el diezmo a los sacerdotes levitas: "porque no
poseerán heredad entre los hijos de Israel, porque a los levitas he dado por
heredad los diezmos de los hijos de Israel, que ofrecerán a Jehová en ofrenda, por
lo cual les ha dicho: Entre los hijos de Israel no poseerán heredad".

Cómo contrastan estas exigencias que Dios mandó para ellos, con la realidad de
los empresarios de la fe de nuestros días, que pomposamente y en forma vana se
hacen llamar "los levitas espirituales". No solamente porque la mayoría de ellos
son mayores de cincuenta años, sino por los verdaderos imperios económicos
que han levantado para lucro personal, y peor aún, pidiendo ese dinero "para el
Señor".

Ahora en la iglesia no existe el sacerdocio levítico, que se basaba en la


descendencia directa de la tribu de Leví, y que se caracterizaba por las
ceremonias y ritos que debían realizar. Hoy, como lo dijo el Señor: "la hora viene,
Y AHORA ES, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y
en verdad".

En Heb.7:12 claramente señala que hubo un cambio de sacerdocio. Inclusive el


Sumo Sacerdote que tiene la iglesia, no es de la tribu de Leví, sino de la tribu de
Judá. Heb.7:14 "manifiesto es que nuestro Señor vino de la tribu de Judá, de la
cual nada habló Moisés tocante al sacerdocio".

Heb.9:1 "Ahora bien, aún el primer pacto TENÍA ordenanzas de culto y un


santuario terrenal". Qué importante es leer la Palabra de Dios correctamente,
dice que "tenía" ordenanzas de culto.

El tiempo del verbo está en pasado, porque ese pacto y ese sacerdocio, llegado
Cristo, había pasado para dar lugar a un nuevo sacerdocio, el cual no está
establecido sobre un culto ceremonial de carácter terrenal; sino que "ahora es"
cuando los verdaderos adoradores, adorarán en espíritu y en verdad".

Cuan preciosa, gloriosa y amplia es la bendición que ahora nos ha otorgado a la


iglesia, ya no está limitada a un grupo determinado, ni tiene carácter de ritos y
ceremonias terrenales. Ahora todos los creyentes que hemos nacido de nuevo, y
que constituimos Su iglesia, somos sacerdotes del Dios Altísimo.
Ap.1:5-6 "Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y nos
hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre".
1Pd.2:5 "sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer
sacrificios espirituales, aceptables a Dios por medio de Jesucristo".

Los sacerdotes levitas debían ser ungidos con aceite al inicio de su sacerdocio,
como señal de su consagración. Todos sabemos que el aceite es figura del
Espíritu Santo, y que en el Antiguo Testamento Dios habló por medio de figuras,
símbolos, sombras de la realidad que habría de venir.

Así que llegada esa realidad (el Espíritu Santo), el simbolismo desaparece para
dar lugar a esa gloriosa verdad. Todo hijo de Dios TIENE el Espíritu, y si alguno
no lo tiene, no es de él (Rm.8:9).

Dios nos asegura en Su Palabra que ahora somos templos del Espíritu Santo,
porque el Espíritu Santo mora en nosotros (1Cor.3:16). Y esta gloriosa realidad,
siendo una sola experiencia que recibimos el día de nuestra conversión, la
expresa de diferentes maneras según sea el aspecto que desea destacar.

Cuando la presenta como "la unción", es para recordarnos que todos los que
hemos recibido el Espíritu Santo, ahora, además de ser hijos de Dios, miembros
de la iglesia del Señor, sellados con el sello divino que nadie puede borrar; fuimos
también ungidos POR DIOS (no por hombres), porque nos transformó en reyes y
sacerdotes.

1Jn.2:20 "vosotros TENÉIS la unción del Santo".


1Jn.2:27 "la unción que vosotros RECIBISTEIS de él, PERMANECE en vosotros, y
no tenéis necesidad de que nadie os enseñe, así como la unción misma os
enseña todas las cosas".

Todos los creyentes en la iglesia somos sacerdotes, no existen los laicos; eso
corresponde a una invención católica que los comerciantes de la fe han
introducido en la iglesia evangélica, para poder ellos subirse a un pedestal más
alto que la congregación y transformarse en "los ungidos del Señor" en forma
exclusiva.

Hay que tener mucho cuidado al usar ese término, porque cuando la Biblia lo
emplea en singular en el Nuevo Testamento: El Ungido, siempre es para referirse
al Señor Jesucristo. Por cierto, que no es el caso del Antiguo Testamento, porque
allí se utiliza para definir a UN rey o UN sacerdote, debido a que obviamente no
todos eran reyes y sacerdotes.
Pero ahora en la gracia, todos los que hemos nacido de nuevo somos reyes y
sacerdotes, por lo tanto, todos somos los ungidos del Señor. Si un hombre se
atribuye el título en singular de ser él: El ungido (como sucede en muchas
iglesias), ese hombre se está colocando en el lugar que le corresponde
exclusivamente al Señor Jesucristo, está usurpando el lugar del Señor.

Sería igualmente de irreverente que se hicieran llamar "El hijo de Dios" cuando
todos en la iglesia lo somos, o "El sacerdote" y al resto les denominan "laicos".

Esta deificación de que se han revestido se aprecia también en los términos que
emplean para hablar, dicen: "Mi iglesia" cuando la iglesia es del Señor, la cual Él
ganó por su preciosa sangre (Hch.20:28), "Mis ovejas" "Mis oficiales" "los laicos".

También se atribuyen el poder de "ungir", cuando todos los creyentes hemos


sido ungidos POR DIOS, 2Cor.1:21 "el que nos ungió, es Dios".

Es mi súplica al Señor, que el Espíritu Santo abra los ojos de los ciegos y puedan
no solamente corregir su hablar y dejar de darle gloria al hombre, sino que
aprendan a disfrutar de este tremendo privilegio que nos fue otorgado de ser
"ungidos por Dios".

Y como sacerdotes del Dios Altísimo, transitemos libremente por ese camino
nuevo y vivo que el Señor nos abrió por medio de Su sangre preciosa, para
ofrecer sacrificios espirituales; porque Dios busca adoradores que le adoren en
espíritu y en verdad.

Dejen de conformarse con la actitud de Marta, que estaba afanada en sus muchas
labores domésticas, aprendan que la buena parte es la que escogió María,
adorando a los pies del Señor.

Cuantas hermanas han permanecido años siendo utilizadas por estos


comerciantes de la fe, que las han mantenido ocupadas en la cocina y demás
labores, inclusive pidiendo limosnas, en la calle o retirándolas a domicilio, y ni
tan siquiera han podido atender quietamente a una reunión para escuchar la
Palabra de Dios.

Los frutos que Dios espera de usted, no son el número de empanadas o cafés que
haya preparado, o los boletos de las rifas que pueda haber vendido, porque eso
lo puede hacer hasta un inconverso. Los frutos de un verdadero creyente son los
que Dios dice en Gál.5:22, los que provienen del Espíritu: "amor, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza".
Hermana, hermano, ahora en la iglesia todos somos los ungidos del Señor, todos
somos sacerdotes, acérquese confiadamente al lugar santísimo, porque el velo
del templo Dios lo rompió el mismo instante en que el Señor ofrendó Su vida.

El camino está abierto para que TODOS los hijos de Dios, los sacerdotes, todos
los ungidos por Dios, podamos llegar a Su presencia libremente en los méritos
del Señor Jesucristo. Él nos revistió con Su manto de Justicia por medio de Su
sangre preciosa.

¡Oh Espíritu Santo, permíteles comprender esta preciosa verdad, para que
puedan disfrutar plenamente de la presencia del Señor y del verdadero servicio
en Sus negocios!
Capítulo 6

"Los israelitas tenían restricciones para llegar a la presencia de Dios. La


iglesia tiene libertad".

Desde la creación del hombre Dios ha deseado mantener una relación directa con
nosotros. Pero vemos que desde el día que el hombre pecó, se interpuso una
barrera insoslayable entre él, el Santo, y nosotros los pecadores.

La reacción natural y espontánea del hombre, el día que pecó fue Gn.3:8 "se
escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto".
Introduciéndose de este modo la muerte espiritual, que trajo como consecuencia
lógica la muerte física.

Pero Dios no dejó al hombre indefinidamente en esta condición de pecado, que


lo alejaba de Su presencia. El Ser Supremo proveyó para su criatura caída, túnicas
que lo capacitaron para comparecer ante Dios (Gn.3:21).

Luego que concluyó la dispensación de la inocencia, el Señor en Su deseo de


mantener un contacto directo con el hombre, introduce la dispensación de la
Conciencia y de la Promesa.

En ambas, no solamente se destaca el gobierno humano; sino la característica de


que el padre de familia pasa a ejercer funciones sacerdotales. Dios en Su
Santidad, no podía mantener una comunión directa con todos los hombres,
debido al pecado de éste.

El mundo siguió poblándose, y no solamente el número de habitantes se


multiplicó, sino que también el pecado. Fue así como el pacto Edénico fue
reemplazado por el pacto con Noé, que culminó con un juicio universal.

Al fracaso de éste, Dios en su infinita paciencia y misericordia, establece un


nuevo pacto, ahora con Abraham, Gn.15:18 "En aquel día hizo Jehová un pacto
con Abraham, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto
hasta el río Éufrates".

Una vez más, debido al fracaso del hombre, éste se pierde la bendición de Dios.
Pero también ante cada fallo humano, vuelve a resaltar con mayor esplendor y
nitidez la misericordia y paciencia del Señor, Rm.5:20 "cuando el pecado abundó,
sobreabundó la gracia". Y fue así como estableció otro pacto, ahora con Moisés
da inicio a una nueva dispensación, la de la ley.
Fue precisamente durante la entrega de esa ley, que el hombre se aterró ante la
presencia de su creador y buscó un intermediario, Ex.20:18 "Todo el pueblo
observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte que
humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron lejos. Y dijeron a Moisés:
Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos, pero no hable Dios con nosotros, para
que no muramos".

El deseo de Dios era que todo el pueblo de la nación de Israel fueran sacerdotes,
pero una vez más a consecuencia del pecado, ese privilegio recayó únicamente
sobre la tribu de Leví.

Las demandas de la Santidad de Dios eran tan rigurosas, que si esos sacerdotes
faltaban o cambiaban algunas de las ordenanzas divinas, eran castigados
severamente; como se manifiesta en Lv.10 donde se relata el caso de los
sacerdotes Nadab y Abiú, que pagaron con sus vidas su insensatez de cumplir
con todas las demandas de sus ofrendas, pero fallaron en una, al ofrecerla con
fuego extraño que Dios no había mandado.

El acceso al lugar más santo, o lugar santísimo, estaba limitado al sumo


sacerdote; éste podía hacerlo únicamente una vez al año y no sin antes cumplir
con una serie de ordenanzas, llevando toda su indumentaria.

Cuando comparamos estas restricciones que tenían los israelitas con la


tremenda libertad que posee el cristiano, quedamos maravillados. Ese velo que
separaba el lugar Santo del Santísimo y que impedía el libre acceso de los
sacerdotes, Dios mismo lo rasgó de arriba abajo cuando el Señor Jesucristo murió
en la cruz, dejando literalmente libre el paso para todos los sacerdotes a Su
presencia.

Tan amplia y perfecta fue la ofrenda que Cristo presentó por nuestros pecados,
que ahora no existe nada que se interponga entre Dios y los sacerdotes de la
iglesia del Señor.

Rm.8:1 "ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús".
Heb.10:17-18 "y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. Pues
donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado".
Col.2:13 "perdonándoos todos los pecados".

Habiendo Dios eliminado el juicio de todos nuestros pecados, debido a que Cristo
pagó por ellos; ya no existe esa barrera que nos separaba de Su presencia.
Heb.10:19-20 "Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el lugar
Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió
a través del velo, esto es, de su carne". Añade en Heb.4:16 "acerquémonos, pues,
confiadamente".

Cuando Cristo, con voz de triunfo, como literalmente dice la Biblia: "a gran voz,
entregó Su espíritu", murió. Y para autenticar su muerte ante el mundo, vino el
soldado romano con su lanza y traspasó el costado del Señor. Desde ese
momento quedaba abierto el camino a la presencia de Dios.

Se cumplió lo que dice en Is.61:10 "En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma
se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó
de manto de justicia".

Cada cristiano perdonado y salvado en la sangre del Señor, sabe perfectamente


lo que dice Pablo en Rm.7:17 que aunque ahora somos hijos de Dios, reyes y
sacerdotes; lamentablemente el pecado sigue morando en nosotros, porque
hemos sido liberados del juicio del pecado y de la esclavitud de éste.

Pero el Señor nos ha revestido de Su manto de justicia y nos ve recubiertos de la


santidad del Señor por medio de Su sangre bendita.

No es en nuestros méritos, que nada son, o como lo dice mejor el apóstol Pablo,
nuestros méritos personales son como trapos de inmundicia. Dios nos acepta en
la obra del Señor Jesucristo.
Capítulo 7

"Israel tenía un sumo sacerdote que era un hombre. La iglesia tiene un


Sumo Sacerdote Perfecto y Eterno".

En el Antiguo Pacto Dios escogió de entre las doce tribus de Israel, solamente a
la tribu de Leví para levantar sacerdotes que le sirvieran en el tabernáculo y
posteriormente en el templo. Y de ellos, uno solo que sería el sumo sacerdote.

En Heb.5:1 nos dice que éste: "es tomado de entre los hombres" para actuar
delante de Dios. Su misión era representar a los hombres ante Dios, razón por la
cual su humanidad era esencial.

Debido a que pertenecía a la raza caída tenía muchas limitaciones; la primera era
su propio pecado. Pero esto mismo hacía brillar con más intensidad la
misericordia divina.

Heb.5:2 "para que se muestre paciente con los ignorantes y extraviados, puesto
que él también está rodeado de debilidad".

Como estaba rodeado de flaquezas, podía acercarse solamente una vez al año,
Lv.16:2 "no en todo tiempo entre en el santuario detrás del velo, delante del
propiciatorio que está sobre el arca, para que no muera".

Por esta causa, debido a la naturaleza pecaminosa que poseía, debía ofrecer
primeramente por sus propios pecados antes de acercarse a Dios. Heb.5:3 "debe
ofrecer por los pecados, tanto por sí mismo como también por el pueblo".
Previamente tenía que lavarse, vestirse de lino blanco y ofrecer un becerro en
expiación por sus propios pecados.

Únicamente en el gran día de la expiación podía entrar al lugar santísimo. Con


cuanto temor y temblor levantaría el velo que separaba el lugar santo del
santísimo, para introducirse donde Dios se manifestaba a su pueblo terrenal.

Entre los adornos que componían su indumentaria para esa ocasión tan especial,
estaban las campanillas que colgaban de sus vestiduras. El pueblo afuera
escuchaba ese ruido de campanillas cuando el sumo sacerdote se acercaba a la
presencia de Dios.
Cuando este sonido cesaba, sabían que había llegado al lugar santísimo; todo el
pueblo en un silencio sepulcral aguardaba muy tenso y temeroso, para saber si
la ofrenda por sus pecados había sido recibida por Dios.

Cuando ese silencio angustioso era quebrantado nuevamente por el sonido de


las campanillas que indicaban que su expiación había sido aceptada, todo el
pueblo prorrumpía en gritos de júbilo.

Cada año debía repetirse esa ceremonia, porque no les hacía perfectos ante Dios.
Habían cumplido con todo lo que se les había ordenado, pero no era suficiente.

Heb.10:1-3 "Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la


imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se
ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan. De otra
manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez,
no tendrían ya más conciencia de pecado. Pero en estos sacrificios cada año se
hace memoria de los pecados".

También la inferioridad de estos sumos sacerdotes queda de manifiesta, no


solamente por la repetición constante de sus sacrificios, sino que además debido
a su vida terrenal limitada, necesitaban ser substituidos constantemente.
Heb.7:23 "los sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no
podían continuar"

A diferencia de esto, en el cristianismo tenemos un Sumo Sacerdote


infinitamente superior, por su Perfección y Eternidad, de tal modo que con un
solo sacrificio nos hizo perfectos para siempre.

Heb.7:24-27 "mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio
inmutable, por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se
acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. Porque tal sumo
sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores,
y hecho más sublime que los cielos; que no tiene necesidad cada día, como
aquellos sumos sacerdotes de ofrecer sacrificios por sus propios pecados, y luego
por los del pueblo; porque esto lo hizo UNA VEZ para siempre, ofreciéndose a sí
mismo".

Nuestro Sumo Sacerdote no solamente es Dios mismo, sino que también tomó un
cuerpo humano en el cual se sometió a todas nuestras limitaciones, pero sin
pecado.
Heb.4:14-16 "Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos,
Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo
sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue
tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues,
confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia
para el oportuno socorro".

Gloriosa y sublime diferencia existe entre los sacerdotes de Israel, con nuestro
Bendito y Divino Sumo Sacerdote, Cristo Jesús, quien permanece para siempre e
intercede por nosotros.

Es Dios, pero también fue varón de dolores, experimentado en quebrantos; por


lo cual puede compadecerse de nuestras debilidades.
Capítulo 8

"Los israelitas del Antiguo Testamento al morir iban al Hades (o Seol). Los
cristianos van directamente al cielo donde está el Señor".

La palabra Hades no ha sido traducida y corresponde a un vocablo griego, que


equivale en hebreo a Seol. Se refiere al lugar donde moraban los espíritus que se
separaban de sus cuerpos a consecuencia de su muerte física, pero no es la
morada eterna de ellos.

La etimología de la palabra muerte significa simplemente "separación". Ese es el


significado que también se le da en la Biblia, por ejemplo en Gn.2:7 encontramos
que Dios le dijo a Adán que el día que comiera de ese fruto moriría. Y siguiendo
el relato bíblico encontramos que Adán y Eva comieron de ese fruto, pero no
murieron físicamente ese día.

En Gn.5:4-5 leemos "y fueron los días de Adán después que engendró a Set,
ochocientos años, y fueron todos los días que vivió Adán novecientos treinta
años, y murió".
La muerte que se produjo en Adán por desobedecer a Dios, fue la separación de
la presencia misma del Señor debido a que fue expulsado del Jardín del Edén.

También cuando alguien muere, se produce una separación entre el cuerpo que
va al cementerio y el alma que parte al lugar determinado por Dios.

El Señor en su Palabra nos dice que durante el período del Antiguo Testamento,
todos los que morían partían al Hades (o Seol), los creyentes y también los
infieles.

Por ejemplo en Gn.37:35 encontramos al patriarca Jacob diciendo: "descenderé


enlutado a mi hijo hasta el Seol".
En Is.38:10 el rey Ezequías dice: "A la mitad de mis días iré a las puertas del
Seol".

Pero ellos sabían que el Seol no era la morada eterna de sus almas. Esto lo
encontramos en la declaración del rey David, otro creyente: (Sl.16:10) "Porque
no dejarás mi alma en el Seol".

La Biblia también señala a varios hombres perversos que murieron y se fueron


al Seol: Nm.16:30 y 33 -Todos los que pecaron y se levantaron contra Moisés
"descendieron vivos al Seol".
Sl.9:17 "Los malos serán trasladados al Seol".
Job 24:18-19 "Así también el Seol a los pecadores".
Sl.55:15 "Desciendan vivos al Seol, porque hay maldades en sus moradas".

Claramente se aprecia que, en el período del Antiguo Testamento, el Seol o


Hades, era el lugar donde partían las almas de los creyentes fieles y también la
de los pecadores condenados.

¿Cómo podía la perfecta justicia de Dios enviar a un mismo lugar a los creyentes
con los impíos? La aclaración a esta interrogante la encontramos de los mismos
labios del Señor Jesucristo, durante su ministerio terrenal.

El Dios manifestado en carne, nos descorre el velo de la eternidad para relatarnos


uno de los episodios más solemnes de la Biblia, que él como Dios Eterno pudo
presenciar y nos comparte en su misericordia, para que comprendamos ese
tremendo misterio de lo que hay más allá de la muerte.

No es el famoso túnel con una gran luz donde al final ven, de acuerdo a sus
creencias, a María, Jesús, Mahoma, Krishna u otro según sea el objeto de su fe;
inclusive familiares queridos. Y todos entran a ese cielo idílico, porque ninguno,
ni los de vida más impía dicen haberse visto en el infierno.

Los únicos que afirman haber visitado el infierno, son pastores evangélicos, que
por cierto, tampoco pueden ser verdaderos hijos de Dios.

En Lc.16:19-31 encontramos el relato que nos hace con tanta precisión el Señor,
sobre lo que sucede después de la muerte con el alma cuando se separa del
cuerpo.

Sé que algunos consideran este relato como una parábola, pero ni aún así pierde
ni un ápice de la enseñanza y solemnidad de este pasaje, porque precisamente
las parábolas fueron dichas por el Señor para entregarnos enseñanzas
espirituales sacadas de hechos reales.

Aunque personalmente, al igual que muchos estudiantes de la Biblia, creo que no


se trata de una parábola, sino de un suceso real que el Señor, cual Dios, fue testigo
de lo que sucedió con estas dos personas. Porque el relato no se ajusta a las
características ni definición de una parábola.
Todos sabemos que una parábola es una historia de sucesos terrenales que se
añade al relato, para explicar cosas espirituales. Nunca incluye nombres de
personas, porque solo presenta situaciones de carácter general.

Por ejemplo, hablamos de la parábola del sembrador, del juez injusto, del rey que
hizo fiesta de bodas, etc. Pero a nadie se le ocurriría hablar de la parábola de
Nicodemo, o de Cornelio, porque obviamente esos son relatos bíblicos y no
parábolas.

En Lc.16 el Señor no está describiendo un hecho terrenal para que saquemos


alguna aplicación espiritual; directamente está relatando lo que le sucedió a
Lázaro después que murió.

Pero indistintamente, considérese Lc. 16 una parábola, o el relato de un hecho


que sucedió con esos personajes que se mencionan en particular; la enseñanza
que nos entrega el Señor Jesucristo en este pasaje es una sola, el rico incrédulo y
Lázaro, ambos partieron al Hades. Y nos maravilla la sabiduría divina al
describirlo con tanta precisión en tan pocas palabras.

Es un lugar, pero donde existen dos compartimentos claramente definidos y


absolutamente distintos, que están separados por una gran sima, y que el Señor
precisa que es imposible traspasar.

Una sección es el lugar de tormento, donde van los incrédulos, y la otra es el lugar
de consolación o paraíso donde llegan los creyentes.

Todos los incrédulos al morir sus almas van directamente al Hades, pero al lugar
de tormento. Y todos los creyentes del Antiguo Testamento iban también al
Hades, pero obviamente al lugar de consolación que llegó Lázaro.

Ahora alguien podría preguntarse ¿por qué los israelitas creyentes del Antiguo
Testamento no iban directamente al cielo? ¿Cúal era el motivo que los creyentes
tenían que ir al Hades, al paraíso o seno de Abraham?

La respuesta es muy simple, porque todavía no se había consumado el sacrificio


expiatorio del Señor Jesucristo en la cruz del Calvario.

La sangre de los animales que se sacrificaron en el Antiguo Testamento era


solamente un símbolo, figura de la sangre bendita del verdadero Cordero de Dios
Cristo Jesús; jamás la muerte de esos machos cabríos pudo garantizar la entrada
al cielo.
Solamente cuando Cristo ofreció su vida, el velo del templo se rasgó de arriba
abajo, dejó abierto el camino que ahora nos lleva al cielo mismo. Únicamente
cuando se consumó la muerte expiatoria del Señor, es que quedó abierta la
puerta del cielo para los pecadores perdonados.

Para ilustrarlo en términos humanos, podríamos decir que los fieles del Antiguo
Testamento al morir, sus almas partían a una "antesala del cielo", al Hades, el
cual también era conocido como el lugar de consolación, paraíso o seno de
Abraham; aguardando la consumación del ÚNICO sacrificio que podía abrirles
las puertas del cielo, que era el del Señor Jesucristo.

Por esta razón dice en Hch.2:27 y 31 que cuando el Señor, en su perfecta


humanidad entregó su vida, su cuerpo fue a la tumba, pero su alma también fue
al Hades, al seno de Abraham, al paraíso; como le dijo al ladrón que se arrepintió
en la cruz: "Hoy estarás conmigo en el paraíso".

En Ef.4:8 añade: "subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y eso de que


subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas
de la tierra?".

Decíamos que en Lc. 16 el Señor nos dice que el Hades tenía dos compartimentos,
uno de tormento para los incrédulos, y otro de consolación o paraíso para los
creyentes.

Obviamente que cuando el Señor murió, su alma fue al Hades, pero al lugar de
consolación o seno de Abraham, que era donde estaban cautivos todos los
creyentes del Antiguo Testamento aguardando el verdadero sacrificio, el único
que podía llevarles al cielo. Y Cristo descendió allí con ese propósito, para
trasladarlos a la presencia misma de Dios.

Ahora ellos, al igual que todos los cristianos que han partido después de la
muerte y resurrección del Señor, están como dice Pablo, en la presencia misma
de Dios, en el cielo, donde está el Señor. Filp.1:21-23 "el morir es ganancia...partir
y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor".

Por lo tanto, ahora el Hades tiene un solo compartimiento, el lugar de tormento,


donde están los incrédulos; porque el lugar de consolación o seno de Abraham,
fue trasladado al cielo mismo de la morada de Dios.

Por este motivo cuando en Ap.20 refiriéndose a los sucesos finales, después del
arrebatamiento de la iglesia, después de la Gran Tribulación y después del
milenio; cuando tiene lugar la segunda resurrección para condenación, se
presentan ante el gran trono blanco; todos ellos son lanzados al lago de fuego
que es la muerte segunda.

Ap.20:13-14 "la muerte y el Hades entregaron los muertos...Y la muerte y el


Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda".

En conclusión, el Hades ANTES de la muerte y resurrección del Señor, era un


lugar con dos compartimentos donde iban los creyentes y los incrédulos.

DESPUES de la resurrección del Señor, tiene un solo compartimiento, el de


condenación, aguardando ser lanzados al lado de fuego por toda una eternidad.

A partir del sacrificio del Señor, ahora Hades es sinónimo de infierno. Pero es una
herejía afirmar lo que sostiene el credo católico, que el Señor fue al infierno. El
Santo nunca vio corrupción, él fue al paraíso o seno de Abraham, pero nunca al
infierno.

Considerando estos pasajes, resulta evidente que los santos del Antiguo
testamento al morir, sus almas iban al Hades, en cambio los creyentes de la
iglesia (sean judíos o gentiles) van directamente al cielo.

Esta es la enseñanza que encontramos en la Palabra de Dios para la iglesia. Jesús


dijo (Jn.14:2-3): "voy, pues, a preparar lugar para vosotros...para que donde yo
estoy, vosotros también estéis".

Y esta es la esperanza de los cristianos (2Cor.5:8): "confiamos, y más quisiéramos


estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor", quién como bien sabemos, está
en el cielo sentado en Su trono de gloria.
Capítulo 9

"Los israelitas son los amigos del esposo. La iglesia es la esposa".

En Lc.16:16 el propio Señor Jesucristo establece la diferencia, señalando que con


Juan el Bautista se da comienzo a una etapa diferente con un pueblo nuevo (la
iglesia), y aún con un pacto distinto al de Israel. Dice: "La ley y los profetas eran
HASTA Juan, desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan
por entrar a él".

Desde Abraham hasta Juan el Bautista, dice Dios que trató en forma especial con
ese pueblo terrenal, entregándoles en forma directa y exclusiva leyes y
ordenanzas. Cuando lo hizo por medio de Moisés, tuvo especial cuidado de
señalar que eran para ese pueblo en particular.

Inclusive, al resto de las naciones (los gentiles) se les prohibió hasta acercarse al
Tabernáculo y posteriormente al Templo, por lo tanto, ellos quedaban
automáticamente excluidos de poder presentar sacrificios y cumplir con las
ordenanzas que establecía la ley, demostrando en forma gráfica y objetiva que
esa ley era únicamente para Israel y no para el resto de las naciones.

En Ezequiel 44: verso 6 en adelante dice: "y dirás a los rebeldes, a la casa de
Israel: Así ha dicho Jehová el Señor: Basta ya de todas vuestras abominaciones,
oh casa de Israel; de traer extranjeros, incircuncisos de corazón e incircuncisos
de carne, para estar en mi santuario y para contaminar mi casa...Así ha dicho
Jehová el Señor:

Ningún hijo de extranjero, incircunciso de corazón e incircunciso de carne,


entrará en mi santuario, de todos los hijos de extranjeros que están entre los
hijos de Israel".

Esta exclusión que hizo el Señor para el resto de las naciones gentiles, de guardar
su ley ni acercarse a su santo templo, los judíos la guardaron celosamente hasta
los días del Señor; tal es así, que leemos que sus propios apóstoles se negaban
hasta hablar con los que no eran judíos aún después de su resurrección.

Pedro dice en casa de Cornelio en Hch.10:28 "vosotros (los gentiles) sabéis cuán
abominable es para un varón judío juntarse o acercarse a un extranjero".

Este trato exclusivo que tuvo el Señor para con los de la nación de Israel, se
aprecia en muchos pasajes, Ex.19:3 "y Moisés subió a Dios, y Jehová lo llamó
desde el monte, diciendo: Así dirás a la casa de Jacob, y anunciarás a los hijos de
Israel". Y a continuación le entregó la ley en el monte Sinaí.

Luego cuando les recuerda a los judíos que el Sábado fue una señal exclusiva
entre Dios y ellos, los israelitas Ex.31:13 y 17 "Habló además Jehová a Moisés
diciendo: En verdad VOSOTROS guardaréis mis días de reposo, porque es señal
entre mí y vosotros por vuestras generaciones...Señal es para siempre entre mí y
los hijos de Israel".

En el Antiguo Testamento la humanidad se dividía entre judíos y gentiles, es


decir, Israel y el resto de las gentes. En cambio, en el período de la iglesia vemos
una nueva división, como lo expresa en 1Cor.10:32 "No seáis tropiezo ni a judíos,
ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios".

Ahora Dios divide la humanidad entre: judíos, gentiles y la iglesia. Fuera de la


iglesia, se mantiene la división entre judíos y gentiles, pero dentro de la iglesia,
todos son únicamente cristianos, hijos de Dios. Gál.3:28 "ya no hay judío ni
griego".

Porque ahora la iglesia es un solo cuerpo, Rm.12:5 "somos un cuerpo en Cristo".


Ef.4:3-6 "solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un
cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza
de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos".

Por lo tanto, dentro de la iglesia no puede existir división entre judíos y gentiles,
aunque se hagan llamar "judíos Mesiánicos"; eso es negar la unidad del Espíritu
y la verdad que la iglesia es un solo cuerpo.

El término "judío Mesiánico" no es bíblico, y peor aún, niega la unidad del cuerpo
de Cristo y la unidad del Espíritu de que nos habla Dios en Ef.4:3-4.
La iglesia primitiva estaba constituida exclusivamente por judíos, pero a ninguno
de ellos se le ocurrió llamarse "judío Mesiánico", ni cuando se integraron los
gentiles a ella.

En Hch.15:4-5, cuando habían transcurrido casi veinte años de cristianismo, a los


judíos que habían aceptado al Señor Jesucristo, no se les llama "judíos
Mesiánicos", únicamente la referencia que se hace para señalar a unos judíos que
formaban parte de ella fue: "algunos de la secta de los fariseos, que habían
creído".
Y esto lo hace para explicar sus pretensiones absurdas de judaizar a la iglesia,
diciendo ellos que los cristianos debían continuar circuncidándose ahora
durante la gracia. Por tanto, ahora en la iglesia no existe diferencia entre judíos
y gentiles, todos somos únicamente cristianos, sin más apellidos ni divisiones.

El tema que está desarrollando en Mt.11:11-13 es para establecer la diferencia


entre judíos que estaban bajo la ley, durante el Antiguo Testamento, y los
cristianos de la iglesia, en el Nuevo Testamento. Dice el Señor: "De cierto os digo:
Entre los que nacen de mujer, no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista;
pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él...todos los profetas
y la ley profetizaron HASTA Juan".

No está comparando los valores personales, la fidelidad ni la abnegación de Juan


con las otras personas, sino las ventajas superiores que gozan quienes
constituyen la iglesia en la dispensación de la gracia, a la cual Juan no llegó a
pertenecer. Porque con él se da término a la dispensación de la ley, como lo
señala el versículo 13.

En el evangelio del apóstol Juan encontramos el último testimonio de Juan el


Bautista, cuando dice en el capítulo 3:28 "vosotros mismos me sois testigos de
que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de él. El que tiene la
esposa, es el esposo, mas el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza
grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo está cumplido".

Juan el Bautista les dice a sus discípulos que él solamente es el "amigo del
esposo". En cambio, la Biblia llama a los cristianos que integran la iglesia: "la
esposa", y el más pequeño de ella es mayor que el más grande de la dispensación
antigua, porque ellos solo llegan a ser "amigos del esposo". Aunque
indudablemente su gozo inmenso y las glorias que les aguardan en la eternidad,
junto al Señor y a la esposa son incalculables.

El Salmo 45 describe algo de esa gloria celestial que tendrán las amigas de la
esposa y ella, la reina, junto al Rey de Reyes. Vr. 2 "eres el más hermoso de los
hijos de los hombres". Vr.6 "Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre". Vr.9
"Hijas de reyes están entre tus ilustres; está la reina a tu diestra con oro de Ofir".

No cabe la menor duda que los santos del Antiguo Testamento, "los amigos de la
esposa y del esposo", estarán presentes en las bodas del Cordero.
Esto se aprecia en el pasaje de Mt. 25 donde se relata la parábola de las diez
vírgenes; las amigas de la esposa también fueron invitadas a las bodas, dice que
el esposo vino personalmente a buscarlas.

En esa parábola no se menciona la esposa, porque el propósito es la enseñanza


que ellas (los santos del Antiguo Testamento) también estarán presentes en ese
magno acontecimiento.

En Ap.19:7 y 9 vuelven a ratificar esta verdad, que los salvados del antiguo pacto,
los amigos del esposo, están invitados a esas bodas: "Gocémonos y alegrémonos
y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha
preparado"..."Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del
Cordero".

Los ángeles serán espectadores, pero no los invitados, porque la Biblia aclara que
ese privilegio corresponde solamente a los que han lavado sus vestiduras en la
sangre del Cordero, cosa que no ha sucedido con los ángeles.

Además, es importante recordar que la Palabra de Dios habla en forma


inequívoca solamente de DOS resurrecciones, la primera para salvación y la
segunda para condenación.

Inclusive el mismo Señor Jesucristo así lo enseñó, Jn.5:29 "los que hicieron lo
bueno, saldrán a resurrección de vida; más los que hicieron lo malo, a
resurrección de condenación".

Esto implica la verdad irrefutable que los santos del Antiguo Testamento tendrán
parte en la primera resurrección (1Ts.4:13-17), pero no como la esposa de
Cristo, sino como los amigos del esposo que serán invitados a las bodas, porque
no existe una tercera resurrección donde esa gran cantidad de creyentes, que
abarca un período de varios miles de años pudiera hacerlo.

En conclusión, como muy bien dice Juan el Bautista, ellos son únicamente "los
amigos". Y como el Señor lo afirma en reiteradas ocasiones, la iglesia es "la
esposa". Diferencia que no podemos obviar.

Con justa razón dijo en Lc.7:28 "entre los nacidos de mujeres, no hay mayor
profeta que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de Dios es mayor
que él".
Capítulo 10

"En Israel Dios habitó en el tabernáculo. En la iglesia en cada creyente".

Cuando el hombre pecó, fue expulsado del huerto del Edén, pero la misericordia
del Señor no dejó eternamente al hombre sin la bendición de Su presencia. La
Justicia y Santidad divina, no permitían una comunión directa con la raza caída,
fue entonces que la Gracia y Misericordia del Todopoderoso ordenó al hombre
por medio de Moisés, la construcción de un tabernáculo, un santuario desde
donde Dios se manifestaría a su pueblo terrenal, Israel.

Dice en Ex.25:8 "y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos.
Conforme a todo lo que yo te muestre, el diseño del tabernáculo, y el diseño de
todos sus utensilios, así lo haréis".

Dios entregó cada uno de los detalles; materiales y diseños de ese hermoso
tabernáculo desde donde el Señor se manifestaría a su pueblo Israel. Pero con
toda su complejidad y hermosura, destacaba un hecho muy peculiar; cuando los
sacerdotes levitas entraban a él, seguramente quedaban maravillados con la
belleza y riquezas que les rodeaba, todos los muebles eran de oro, el cortinaje
ricamente bordado con delicados diseños escogidos directamente por Dios; pero
sus pies, descansaban sobre el tosco suelo del desierto.

El piso era de tierra, seguramente para que ellos nunca olvidaran que eso era
algo solamente terrenal, para un pueblo terrenal.

Más tarde, cuando Israel llegó a la tierra prometida, fue un hijo del rey David,
Salomón, a quién se le ordenó la tarea de construir el templo desde donde Dios
se manifestaría a su pueblo Israel; excluyendo siempre toda presencia de
aquellos que no formaran parte de ese pueblo escogido por el Señor.

En 1Ry.8 encontramos la inauguración del templo que se construyó en siete años,


el cual también estaba lleno de riquezas y esplendor. En su oración de
dedicación, leemos en el vr.12 "Entonces dijo Salomón: Yo he edificado casa por
morada para ti, sitio en que tú habites para siempre. Jehová ha cumplido su
palabra que había dicho; porque yo me he levantado en lugar de David mi padre,
y he edificado la casa al nombre de Jehová Dios de Israel".

En 1Ry.9:3 Dios le respondió: "Y le dijo Jehová: Yo he oído tu oración y tu ruego


que has hecho en mi presencia. Yo he santificado esta casa que tú has edificado,
para poner mi nombre en ella para siempre; y en ella estarán mis ojos y mi
corazón todos los días".

Como vemos, Dios se manifestó primeramente a su pueblo Israel en el


tabernáculo, y cuando lo hicieron conforme a todo lo que se les había ordenado,
el resultado fue (Ex.40:34) "Entonces una nube cubrió el tabernáculo de reunión,
y la gloria de Jehová llenó el tabernáculo". Y más tarde, cuando habitaron la tierra
prometida, estuvo en el templo, en Jerusalén.

A diferencia de esto, cuando llegamos al período de la iglesia, vemos algo


completamente distinto. Dios se revela como el que no habita en templos hechos
de manos de hombre.

Debido al pecado de Israel, el Señor quitó Su gloria y presencia en medio de ellos.


Es más, como lo predijo el Señor Jesucristo el templo fue destruido hasta
nuestros días e Israel, no solamente se quedó sin templo que manifestara la
presencia de Dios en medio de ellos; sino que se encuentran en endurecimiento
hasta que el tiempo de la iglesia en la tierra sea cumplido.

Israel rechazó al Señor Jesucristo, por lo que no puede participar nacionalmente


de las glorias y privilegios que Dios ha entregado a la iglesia.

En Jn. 1:1 dice: "El Verbo era Dios". Vr.14 "y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó
entre nosotros". La palabra que aquí se tradujo "carne", en el griego, idioma
original, significa literalmente "tabernáculo".

Ahora Dios descendía, no a visitar una construcción hecha por manos humanas,
sino que el mismo Dios de la gloria se manifestó en un cuerpo humano para
acercarse al hombre. 1Tm.3:16 "indiscutiblemente, grande es el misterio de la
piedad: Dios fue manifestado en carne".

Por este motivo, las bendiciones de la iglesia son muchísimo más grande que las
que tuvieron los santos del Antiguo Testamento. Más aún, conociendo que
conforme a lo que el Señor Jesucristo prometió, cuando él volviera al cielo, no
solamente iría a preparar lugar para nosotros, sino que anunció además que
vendría el "Consolador", el Espíritu Santo a morar en nosotros.

Esta promesa del Señor tuvo fiel cumplimiento el día de Pentecostés; el Espíritu
Santo descendió y desde entonces mora en cada hijo de Dios, en cada creyente
que le ha recibido como a su Salvador personal y ha nacido de nuevo. Desde ese
instante, el hijo de Dios ha pasado a ser "templo" del Espíritu Santo.
En Ef. 2 describe a la iglesia en su conjunto como un templo para morada de Dios,
edificio del Señor. Dice en el vr.20 "edificados sobre el fundamento de los
apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en
quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en
el Señor, en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de
Dios en el Espíritu".

Esta solemne verdad es la que enseña también en 1Cor.3:16 "¿No sabéis que sois
templo de Dios, y que el Espíritu Santo de Dios mora en vosotros? Si alguno
destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él, porque el templo de Dios, el
cual sois vosotros, santo es".

Esto está dicho en primera instancia a los cristianos de la iglesia de los corintios,
quienes eran unos creyentes muy carnales, pero es la misma promesa que hace
a todos los que han nacido de nuevo.

Ef.1:13 dice: "En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el


evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el
Espíritu Santo de la promesa".

Es necesario precisar que la presencia del Espíritu Santo en nosotros, los que
hemos creído, no depende de la manifestación de algún don en particular, como
algunos erróneamente sostienen torciendo las Escrituras.

Afirman que el Espíritu Santo se manifiesta únicamente en aquellos que "hablan


en lenguas", refiriéndose a una jerigonza ininteligible, en un remedo absurdo e
irreverente de lo que ocurrió el día de Pentecostés, donde la Palabra de Dios
claramente señala que los creyentes comenzaron a hablar en otros idiomas las
maravillas de Dios a los judíos que venían de diferentes lugares, y éstos se
maravillaban de oírles en los idiomas en que habían nacido en esas lejanas
tierras.

La sola lectura inteligente del pasaje así lo demuestra; se enumeran más de


dieciséis idiomas y culmina diciendo (Hch.2:11) "cretenses y árabes, les oímos
hablar en NUESTRAS lenguas las maravillas de Dios".

La palabra "lenguas" siempre ha significado "idiomas". Y si alguno tiene alguna


duda, consulte un diccionario de "la lengua" Castellana y lo comprobará.
Entonces ¿con qué autoridad cambian el significado de las palabras para torcer
la Palabra de Dios e introducir una doctrina absolutamente espuria y contraria a
lo que Dios enseña en la Biblia?
Algunos me preguntan si no creo en el don de lenguas, a los cuales debo decirles
enfáticamente que creo. Lógicamente creo en las lenguas, pero como lo relata la
Biblia cuando descendió el Espíritu Santo por primera vez; algunos comenzaron
a predicarles en otros idiomas a los judíos extranjeros que se hallaban presentes,
y éstos se maravillaron de escucharles cuando les hablaban en las lenguas en que
ellos habían nacido y entenderles que les hablaban acerca de las maravillas de
Dios.

Lo que rechazo rotundamente es el remedo a ese milagro que Satanás, el gran


imitador de Dios, ha realizado a través de sus demonios e instrumentos. Me
refiero a la jerigonza de sonidos ininteligibles cuyo origen debemos buscarlo en
las religiones paganas y en la magia negra, como lo vemos hasta el día de hoy en
el vudú. ¿No le parece curioso que en esos lugares donde practican esas
jerigonzas, siempre deben estar practicando expulsiones de demonios?

Las "liberaciones" o exorcismos no los pueden terminar, porque siempre se


encuentran invocando a esos demonios que ellos llaman por medio de esas
prácticas que denominan "lenguas", y que por cierto no corresponden al milagro
glorioso que el Espíritu Santo realizó el día de Pentecostés

El Señor ha dicho que no puede habitar juntamente la luz con las tinieblas, lo
santo con lo inmundo, Cristo con Satanás (2Cor. 6:15). Y en esos lugares siempre
abundan las personas que semana tras semana necesitan que les expulsen
demonios; los llaman a viva voz por medio de esos sonidos que no se entienden
¿o Ud. entiende lo que ellos están invocando?

En nuestros días oímos a los carismáticos monosílabas incoherentes, cuya


variedad no pasa de seis a ocho sonidos por persona, pero no las maravillas de
Dios. Y lo que es peor aún, si ponemos atención y tenemos la precaución de
fijarnos en uno de esos sonidos, porque siempre cada uno de ellos emplea un
sonido central que lo va repitiendo con diferentes variantes.

Si revisamos esa palabra en un buen diccionario, comprobaremos que siempre


corresponde al nombre de una divinidad pagana (un demonio) que se adora en
el oriente, por ejemplo, la palabra "RAMA" que es una de las favoritas de los
carismáticos, corresponde a una divinidad que se adora en India.

Conozco a uno de estos personajes que repite tanto la palabra "Rama" con sus
diferentes variantes (Ruma, Roma, Rem-ma, Rama-saya, Rama-chiva, Rama-júa,
etc.) que dentro de su propia iglesia se ganó el apodo del "Ramajúa".
Curiosamente entre esta variedad de los sonidos "Rama", incluyen a "Roma" y
también los nombres de diversas divinidades paganas como: Rama-Hua, Rama-
yana, Rama-Navami, etc. Si tiene oportunidad, analice cuidadosamente con la
ayuda de un buen diccionario, esos sonidos que repiten.

Otro elemento importante que no podemos dejar de considerar, es que Dios dice
en 1Cor.12 que NO todos tienen los mismos dones, vr.4 "hay diversidad de
dones". Y aclara que estos dones los reparte el Espíritu Santo como Él quiere, no
como un hombre u organización nos imponga.

Nunca los cristianos de la iglesia primitiva hablaron todos ellos en lenguas, como
tampoco fue un signo de espiritualidad como falsamente pretenden los
carismáticos hoy en día, porque precisamente los corintios, los creyentes más
carnales, fueron los que más abusaron del don de lenguas, y no se trataba de una
jerigonza, era el verdadero don entregado por el Espíritu Santo.
Es importante leer en 1Corintios los capítulos 12, 13 y 14 de corrido para
comprender inteligentemente este tema.

En el cap.12 está afirmando que no todos hablan lenguas, vr. 10 "a otros diversos
géneros de lenguas" porque (vr.4) "hay diversidad de dones". Sin embargo, en el
vr.13 asegura que TODOS habían sido bautizados con el Espíritu Santo. Porque
todos los creyentes somos templo del Espíritu Santo.

Ese balbuceo estático que practican los carismáticos, no es algo nuevo; el Antiguo
Testamento ya lo condenaba Is.8:19 "los encantadores y los adivinos que
balbucean hablando".

Lo que resulta altamente insultante para la inteligencia humana, es la afirmación


de los Pentecostales cuando dicen: "si no habla en lenguas (jerigonzas), Ud. no
tiene el Espíritu Santo y no es salvo".

Esta declaración sectaria lleva al absurdo de afirmar que solamente ellos (los
"carismáticos") y las tribus africanas que practican el vudú y todos aquellos que
también en Asia experimentan los mismos trances, irán al cielo por hablar
supuestamente esas "lenguas".

Pero más curioso resulta considerar que los Pentecostales enseñan en sus
propios libros, que ese milagro ocurrido el día de Pentecostés, comenzó a
repetirse recién en el año 1906 en EE.UU. y que luego fue exportado a Chile en el
año 1909, particularmente a Valparíso que era uno de los puertos más
importantes de esa época, y desde allí se extendió rápidamente al resto del
continente.

Están diciendo que durante 20 siglos nadie se fue al cielo, porque no hubo
"bautismo del Espíritu Santo con manifestación de lenguas" ¿Puede Ud. creer
algo tan irracional?

Lo que sucedió el año 1906 en EE.UU. fue que los esclavos traídos desde África,
lograron impactar a muchos con esas experiencias de sus religiones que no se
conocían en el nuevo continente, y que para no ser castigados por sus crueles
amos, debido a que les tenían prohibido las religiones africanas, las
"cristianizaron" llamando a ese balbuceo estático: Bautismo del Espíritu Santo.

Pero obviamente que no tiene ninguna relación con la experiencia bíblica del día
de Pentecostés, donde hablaron idiomas entendibles para los judíos que venían
desde países extranjeros y se maravillaron de escucharles hablar las maravillas
de Dios en sus propios idiomas, en las cuales habían nacido.

Hch. 2:5 "Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las
naciones bajo el cielo" versos 7 y 8 "Y estaban atónitos y maravillados, diciendo;
Mirad; ¿no son galileos todos estos que hablan? ¿Cómo, pues, les oímos nosotros
hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido?"

Refiriéndose a su lengua materna. Y comienzan desde el versículo 9 al 11 a


enumerar los distintos países que procedían, destacando que les oían hablar en
los idiomas que se hablaba en esas regiones, dicen:

"Partos, medos, elamitas, etc.", y continua en el verso 11: "cretenses y árabes, les
oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios".

Estos judíos habían nacido en el extranjero. La lengua en la que habían nacido


eran las que se hablaban en esas regiones. Y ahora se sorprendían de escuchar
las maravillas de Dios en sus propios idiomas maternos.

Hoy en la iglesia, TODOS los que formamos parte de ella, somos templo del
Espíritu Santo.1Cor.3:16 "¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu
de Dios mora en vosotros?".

Naturalmente que la Palabra de Dios no dice que "únicamente" aquellos que


supuestamente hablan esa jerigonza, sino que cada hijo Suyo que ha nacido de
nuevo.
Ahora (Hch.17:24) "Dios no habita en templos hechos por manos humanas", sino
que en cada hijo de Dios, en aquellos que realmente han nacido de nuevo. A
diferencia de Israel, Dios habitó en medio de ellos en el tabernáculo.
Capítulo 11

"En Israel el Espíritu Santo venía sobre algunos y se iba. En la iglesia viene
sobre todos los creyentes y se queda a morar en ellos".

En el período del Antiguo Testamento, el Espíritu Santo no había descendido aún


a la tierra; su presencia dentro del pueblo judío fue muy limitada y temporal.
Descendía sobre una persona de entre toda la nación para realizar una obra
específica, y cuando esa tarea concluía, el Espíritu Santo lo abandonaba.

Por lo tanto, no podemos tomar ejemplos del Antiguo Testamento para aplicarlos
al período de la iglesia, porque ahora desde el día de Pentecostés, descendió para
quedarse, para morar en todos nosotros los que constituimos y formamos parte
de la esposa de Cristo.

Esta diferencia se hace evidente al escuchar la promesa del Señor, cuando dice
que él volverá al Padre y enviará el Espíritu Santo, el Consolador, para que
estuviera en nosotros hasta que él regresara a buscar su iglesia. Dice que no nos
dejará solos, sino que el Espíritu Santo nos acompañaría, consolaría y guiaría
hasta que él volviera. Es el verdadero Vicario de Cristo en la tierra.

Si el trato del Espíritu Santo hubiera sido igual para Israel que para con la iglesia,
no tendría razón de hablar ahora del "descenso" del Espíritu Santo. A partir del
día de Pentecostés la Palabra de Dios habla del descenso, simplemente porque
antes no había venido a quedarse.

El pacto que Dios tuvo con los hombres del Antiguo Testamento fue tan diferente,
que inclusive se menciona casos donde el Espíritu descendió para cumplir con
una labor específica sobre un inconverso, y naturalmente una vez finalizada esa
obra, le abandonó.

A diferencia de esto en la iglesia, el Espíritu Santo viene únicamente sobre los


creyentes, es más, ahora poseer el Espíritu de Dios es lo que marca la diferencia
entre los que son verdaderamente del Señor y los falsos creyentes. Porque ahora
dice que: "si alguno no tiene el Espíritu, no es de él".

Todo aquel que ha creído en el Señor Jesucristo como su Salvador personal como
dice la Escritura (habiendo nacido de nuevo), TIENE el Espíritu Santo, de lo
contrario no sería de él, o "¿no sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu
Santo MORA en vosotros?".
Los cristianos verdaderos, desde el mismo momento que creyeron en él,
nacieron de nuevo; recibieron el Espíritu Santo. Esa experiencia gloriosa y
bendita, siendo una sola, debido a su grandeza sublime, Dios la tiene que
describir bajo diferentes términos para que el hombre la pueda comprender y
apreciar con mayor claridad.

Por ejemplo, refiriéndose a esta única experiencia de recibir el Espíritu Santo


cuando aceptamos al Señor Jesucristo como a nuestro Salvador, Dios también la
define y explica en su Palabra como:

Sellados con el Espíritu Santo. Ef.1:13 "habiendo oído la palabra de verdad, el


evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el
Espíritu Santo de la promesa". Cuando nos habla que fuimos sellados con el
Espíritu Santo, es para destacar la seguridad de la salvación eterna que recibimos
el mismo día de nuestra conversión.

Dios compara la posesión del Espíritu, con el sello que los reyes colocaban sobre
los documentos para autenticar su legitimidad. También es el caso de los billetes,
que deben llevar un sello de seguridad para impedir que sean falsificados. O el
caso del granjero, que marca sus animales con un sello para que no se los roben.

Ungidos con el Espíritu Santo. 1Jn.2:20 y 27 "vosotros tenéis la unción del


Santo" "la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros...la
unción misma os enseña todas las cosas". 2Cor.1:21-22 "el que nos ungió, es Dios,
el cual también nos ha sellado".

En este último pasaje se aprecia claramente que no son los hombres quienes
deben ungir, sino que eso lo hace solamente Dios, y además se aprecia que sellar
y ungir es una misma experiencia. Ahora cuando se refiere a ser ungidos, emplea
este término para destacar privilegios inherentes a la conversión.

En 1 Jn está hablando sobre la condición de "hijos de Dios" que ahora tenemos


como consecuencia de nuestra conversión. Y al utilizar el término "ungidos",
primeramente, nos recuerda que TODOS los creyentes somos ungidos (no
solamente el pastor, como presuntuosamente se consideran algunos líderes),
pero la razón principal es para hacernos notar nuestras bendiciones y privilegios
que hemos obtenido con la conversión cuando recibimos el Espíritu Santo.

Ahora somos hijos del Rey Supremo, y como tal, somos reyes y sacerdotes
(Ap.1:6). Para enfatizar ese aspecto, ahora se refiere al hecho de recibir el
Espíritu Santo como el de ser "ungidos", porque a los reyes y a los sacerdotes en
antaño se les ungía con aceite y el aceite es figura del Espíritu Santo. En este
pasaje de 1Jn.2:27 además nos está asegurando que el Espíritu Santo "permanece
en vosotros" y que nos guiará a toda verdad.

Bautizados CON el Espíritu Santo. Primero hemos de notar que la Biblia nunca
dice: Bautismo DEL Espíritu, sino que siempre se refiere a que el elemento
bautizador es el Espíritu, como lo es el caso del aceite en el "ungimiento". Hch.1:5
Jesús dijo: "seréis bautizados CON el Espíritu Santo dentro de no muchos días".

El bautismo con el Espíritu Santo es un hecho, no una experiencia que podamos


relacionar con algún sentimiento emocional y físico, como lo explican en forma
bizarra aquellos que se mueven por las emociones y no por el Espíritu, ellos
dicen: "sentí como una corriente eléctrica que me recorrió por el cuerpo" o "se
me puso la piel como carne de gallina", o un frío o un calor. Es espiritual, no algo
físico.

Tampoco la Biblia vincula el bautismo con el Espíritu Santo, con la manifestación


de algún don en particular como lo sostienen los carismáticos cuando afirman
que se debe hablar "en lenguas" como testimonio que ha recibido el bautismo del
Espíritu Santo.

Decir eso es demostrar una profunda ignorancia bíblica o no tener ningún


respeto por la Palabra de Dios; en primer lugar, porque el verdadero "Don de
lenguas" que menciona la Biblia, no tiene ninguna relación con ese remedo
grotesco de las jerigonzas que parlotean, cuyo origen debemos buscarlo en el
vudú y no en el cristianismo.

Porque esos seis a ocho sonidos que repiten, siempre están relacionados con
nombres de demonios que se adoran en el paganismo y que ellos, consciente o
inconscientemente están invocando ¿o a Ud. nunca le ha llamado la atención que
repitan esos sonidos? Aunque el Señor dijo que "no uséis vanas repeticiones".

Y lo que es una prueba indiscutible que esos grupos están invocando a los
demonios, es que todas las semanas tienen la necesidad de expulsar esos
demonios de sus reuniones (también las llaman "liberaciones"), porque ese
espectáculo extravagante provocado por la orgía emocional que desatan, deben
volver a repetirlo una y otra vez, debido a que siempre los están llamando a viva
voz, como los Baales (lea 1Ry.18:26-27 y compárelo con lo que ve en una reunión
Pentecostal o carismática en general).
El Dios de Orden no puede estar en medio de ese desorden, griterío, estado
enajenador, desenfreno irracional e histeria generalizada. Llaman a los
demonios y luego los expulsan, esa es la actividad que repiten semana tras
semana; porque se les transforma en una verdadera adicción.

Es la dependencia que les interesa a los comerciantes de la fe inyectar a sus


congregaciones, para asegurarse que estén siempre presentes para
suministrarles esa droga y poder vaciarles los bolsillos por medio de las
repetidas ofrendas, diezmos, venta de rifas y demás estratagemas que han
desarrollado con ese fin.

Toda la congregación queda absolutamente entregada a la voluntad del "brujo"


de turno, tal es así, que se transforman en verdaderos zombis, bajo ese estado
hacen todo lo que se les ordene. Para probar su capacidad de sometimiento y
aumentar la perdida de voluntad y raciocinio propio, les entregan a la
congregación ordenes menores: "repita conmigo" y los hacen repetir algunas
frases; o les dicen: "¿Cuántos dicen amén? Más fuerte, no les escucho" (como en
el ejército), y prosiguen elevando la euforia de la gente con "gritos de júbilo" o
haciéndoles gritar incesantemente aleluya y amén o "un aplauso para el Señor".

Cuando estuve en Chile, la prensa local publicó el caso de uno de estos "pastores"
que fue llevado a los tribunales, por la denuncia de algunas mujeres de su
congregación (si mal no recuerdo eran como 20) que se querellaron contra él,
porque después de esos "ungimientos" que les había practicado en sus hogares,
todas ellas estaban embarazadas.

Muchas veces me pregunto ¿cómo es que no existan personas inteligentes en


esos grupos que se cuestionen esta manipulación? Si decimos que el Señor
Jesucristo es nuestro modelo perfecto ¿por qué no se preguntan, cuando el Señor
predicó así? Él jamás manipuló a las multitudes diciéndoles: ¿Cuántos dicen
amén?" o "¿Cuántos dan un grito de júbilo a Dios?" o gritos de "aleluya". Tampoco
los apóstoles decían esas necedades: "Demos un aplauso para el Señor". No
podemos rebajar al Dios de la gloria a un nivel de artista del mundo.

Pero lógicamente, como en este libro estoy tratando temas bíblicos sacados
directamente de las Sagradas Escrituras, cuando me refiero a "don de lenguas",
hago alusión al don milagroso verdadero y maravilloso que otorgó el Espíritu
Santo para que instrumentos de Dios pudieran hablar en otros idiomas, y no a la
mofa que los demonios hacen de ese don cuando sus instrumentos parlotean los
nombres de diversas divinidades, cuyos orígenes tenemos que buscarlos en el
paganismo más grotesco, como todavía se puede apreciar en el vudú
contemporáneo.

El verdadero milagro del "don de lenguas" obviamente que existió. Pablo mismo
sostiene que (1Cor.14:18-19) "hablo en lenguas más que todos vosotros; pero en
la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para enseñar
también a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida".

Porque todo debe hacerse para la edificación de la iglesia, y si los demás no


entienden, no puede haber edificación. Indiscutiblemente Pablo recibió el don de
lenguas, para poder llevar el evangelio a las diferentes regiones que Dios lo
envió; no olvidemos que predicó en casi toda Europa, parte de Asia y todo el
Norte de África.

Por ejemplo, cuando naufragó y llegó a la isla de Malta, inmediatamente se pudo


comunicar con los lugareños en maltés, porque Dios le había otorgado ese don.
Y así en cada lugar donde llegaba, incluso si es que pudo realizar su anhelo de
llegar a España, no cabe la menor duda que también les habló en español.

Pero nunca hizo la insensatez en que habían incurrido los corintios, de hablar a
una congregación (que en el caso de ellos era el griego), en otro idioma diferente,
porque eso era carnalidad que solamente se hacía para exhibir el don de lenguas
que habían recibido.

Por lo tanto, si alguien me pregunta si creo en el don de lenguas, obviamente


tengo que decirle que sí, creo, como todo estudiante serio de la Biblia, pero
rechazo enfáticamente las jerigonzas de los carismáticos, del vudú y de las
machis.

En consecuencia, cuando las Sagradas Escrituras hablan del legítimo "don de


lenguas" no adulterado, dicen claramente que existen diferentes dones y que no
todos hablaban lenguas (1Cor.12: 4, 10, 11, 30). Pero en este mismo capítulo de
1Cor.12 donde está desarrollando este tema, afirma enfáticamente en el vr.13
que TODOS habían sido bautizados con el mismo Espíritu Santo. Los que
hablaban lenguas no recibieron un bautismo diferente.

Cuando aquí habla de bautismo con el Espíritu Santo, es para destacar la


experiencia de recibir el Espíritu en su conversión, como un elemento de unidad
para incorporarlo al cuerpo de Cristo que es la iglesia universal.
Lea usted por favor, los vrs. 12 y 14 y comprobará que está hablando del cuerpo
(la iglesia) que es uno, y entre esos dos versículos inserta esta verdad dogmática,
que TODOS hemos sido bautizados con el mismo Espíritu, porque en el momento
que nacemos de nuevo, pasamos a formar parte de esa iglesia universal que
Cristo vendrá a buscar.

Por lo tanto, cuando se refiere al bautismo con el Espíritu, es para destacar la


unidad del cuerpo que es Su iglesia, a la cual todos pasan a formar parte desde el
mismo día de su conversión al recibir el Espíritu Santo. Es para destacar que la
iglesia del Señor es una sola, la que está constituida por todos los salvados y
redimidos con su sangre bendita.

Porque de igual manera estos personajes, para poder sostener esas doctrinas
extraídas del paganismo, cambian arbitrariamente también el significado de la
palabra "bautismo", que siempre ha significado: "sumergir", "introducir dentro".

Y eso es lo que el Espíritu Santo hace con todos los que han creído en el Señor
Jesucristo y lo han aceptado en sus corazones: "los introduce dentro" del cuerpo
de la iglesia. Los "bautiza" ("los mete dentro" del cuerpo de la iglesia) con el
Espíritu Santo que recibe todo aquel que ha nacido de nuevo.

Habiendo aclarado estos conceptos, volvamos a esta diferencia que me estaba


refiriendo. En el Antiguo Testamento, existieron casos de inconversos que
recibieron el Espíritu Santo para cumplir una labor específica que Dios les había
ordenado, pero nunca fueron salvos, como fue el caso de Balaam, un profeta
contratado por Balac para maldecir a Israel.

No existe la menor duda que fue un inconverso, porque así lo define Dios en
2Pd.2:15 "Han dejado el camino recto, y se han extraviado siguiendo el camino
de Balaam hijo de Beor, el cual amó el premio de la maldad". Ap.2:14 "tienes ahí
a los que retienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo
ante los hijos de Israel, a comer cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer
fornicación".

Con este testimonio que entregan las Sagradas Escrituras, no existe la menor
duda que se trata de un inconverso y que hoy está en el infierno, sin embargo, la
Biblia también nos dice que hubo una ocasión especial en que el Espíritu Santo
descendió sobre él para cumplir con una misión específica, Nm.24:1 "

Cuando vio Balaam que parecía bien a Jehová que él bendijese a Israel, no fue,
como la primera y segunda vez, en busca de agüero, sino que puso su rostro hacia
el desierto; y alzando sus ojos, vio a Israel alojado por sus tribus; y el Espíritu de
Dios vino sobre él".

Otro personaje de muy oscura procedencia del Antiguo Testamento fue Jefté. Su
descripción y hechos los encontramos en el libro de los Jueces 11:1 "Jefté
galaadita era esforzado y valeroso, era hijo de una mujer ramera". Luego dice el
relato bíblico que sus medios hermanos le expulsaron de la casa, y vr.3 "Huyó,
pues, Jefté de sus hermanos, y habitó en tierra de Tob; y se juntaron con él
hombres ociosos, los cuales salían con él".

Sin embargo, este mismo capítulo nos describe que Jefté fue llamado por los
ancianos de Israel, para que los librara de los Amonitas que habían declarado la
guerra a Israel. Dice el v.9 "Jefté entonces dijo a los ancianos de Galaad: Si me
hacéis volver para que pelee contra los hijos de Amón ¿seré yo vuestro caudillo?".
Después de haber recibido confirmación a sus ambiciones, dice en el v.29 "Y el
Espíritu de Jehová vino sobre Jefté".

Pero antes de salir a la guerra, hizo un voto, conforme a la costumbre de los


paganos de la época, de ofrecer un sacrificio humano si Dios le daba la victoria
en esa batalla, v.31 "cualquiera que saliere de las puertas de mi casa a recibirme,
cuando regrese victorioso de los amonitas, será de Jehová, y lo ofreceré en
holocausto".

Seguramente esperaba ofrecer en sacrificio a algún esclavo de su casa, porque


eso era lo más normal, que fueran los esclavos quienes primero salieran a recibir
a sus amos. Pero sabemos por el relato que sigue, que Dios lo castigó permitiendo
que el primero que salió a recibirle fuera su propia hija, su única hija, y nos relata
en el verso 34 "su hija única, y no tenía fuera de ella hijo ni hija".

Este hombre desconocía completamente al Dios verdadero, porque pretendió


agradarlo como todos los paganos moradores de esas tierras que servían a ídolos
y falsos dioses, con sacrificios humanos. Aunque vemos que Dios lo usó para
librar a su pueblo Israel y que "el Espíritu de Jehová vino sobre Jefté".

Otro ejemplo de un inconverso que tuvo el Espíritu Santo (aunque


temporalmente también), fue el caso de Saúl, rey escogido por el pueblo de
acuerdo al corazón de ellos, joven, alto y de buen parecer. Pero ¿cuál es el
testimonio que encontramos acerca de él? Fue un hombre que gran parte de su
vida como rey la dedicó en su intento para asesinar a David.
Luego la Palabra de Dios nos relata cómo consultó a una adivina, y finalmente
concluyó su vida suicidándose. Sin embargo, dice en 1Sam.10:10 "el Espíritu de
Dios vino sobre él con poder". Y en 1Sam.16:14 "El Espíritu de Jehová se apartó
de Saúl".

Las Escrituras también mencionan algunos creyentes del Antiguo Testamento,


que legítimamente eran del Señor y el Espíritu Santo vino sobre ellos y les
abandonó (por ejemplo, Sansón), pero el Espíritu nunca descendió sobre
ninguno para hacer cambiar su vida ni transformarlo en templo del Espíritu
Santo; el propósito siempre fue cumplir con una misión específica, sobre
creyentes e inconversos, y luego les abandonaba.

Esta es la profunda y gloriosa diferencia con la iglesia, porque ahora el Espíritu


Santo descendió el día de Pentecostés para venir a quedarse, a morar EN CADA
HIJO DE DIOS y permanece en nosotros hasta el día que Cristo venga a buscar su
iglesia.

1Cor.3:16 "¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en
vosotros?".
Stgo.4:5 "El Espíritu que él ha hecho morar en vosotros nos anhela celosamente".
1Jn.2:27 "la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros".

Ef.1:13 "habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la


promesa".
Ef.4:30 "no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para
el día de la redención".

En Israel el Espíritu Santo "visitaba" a algunos para efectuar una labor


determinada. En la iglesia vino a morar, a habitar en cada verdadero hijo de Dios.
Somos templos del Espíritu Santo, privilegio que no tuvo Israel.
Capítulo 12

"La ley fue dada para Israel. La gracia para la iglesia".

Aunque para los que pertenecemos a la iglesia nos resulta muy evidente esta
verdad, debido a que los cristianos por ejemplo no circuncidamos a nuestros
hijos, no celebramos las fiestas solemnes de la ley (Lv.23.), no tenemos
prohibiciones de comer ciertos alimentos, de guardar el día Sábado: de hacer
fuego, de trabajar ni de aprovecharnos del trabajo de otros durante el día Sábado
(transporte público, servicios donde están trabajando servidores públicos:
Electricidad, agua, gas, teléfono, etc.).

No obstante que nadie en nuestros días guarda la ley ni el Sábado como Dios
mandó a Israel (ni los judíos ni los Sabatistas), creo que debido a su importancia,
necesitamos repasar esta verdad fundamental de la fe cristiana.
No basta con saberlo, necesitamos poder demostrarlo con las Sagradas
Escrituras, porque solo ellas podrán convencer a los judaizantes modernos.

Satanás ha intentado desde los comienzos de la iglesia destruir esta preciosa


libertad que el Señor nos dejó en la gracia. En Hch.15: 5 nos relata cómo algunos
de la secta de los fariseos que habían creído, intentaron judaizar a la iglesia, pero
se encontraron con la firme oposición de los apóstoles y ese intento no prosperó.

Desde sus orígenes el Señor dejó muy claro que la ley era exclusivamente para el
pueblo de Israel, tal es así, que si un extranjero se acercaba al tabernáculo debía
morir. Nadie que no perteneciera al pueblo de Israel podía cumplir con la ley,
porque les estaba prohibido el acceso a ese lugar santo para ejecutar las
ordenanzas de los sacrificios y presentación al templo que exigía la ley.

Nm.3:38 "Los que acamparán delante del tabernáculo al oriente, delante del
tabernáculo de reunión al este, serán Moisés y Aarón y sus hijos, teniendo la
guarda del santuario en el lugar de los hijos de Israel, y el extraño que se acercare,
morirá".

Aquí deja muy en claro que cuando se dirige a "los hijos de Israel" lo está
haciendo exclusivamente a los del pueblo terrenal escogido por Dios: Israel, no a
los extranjeros, o al resto de las naciones (los gentiles).

Ez.44: 6 "y dirás a los rebeldes, a la casa de Israel: Así ha dicho Jehová el Señor:
Basta ya de todas vuestras abominaciones, oh casa de Israel, de traer extranjeros,
incircuncisos de corazón e incircuncisos de carne, para estar en mi santuario y
para contaminar mi casa".

Por este motivo hasta los días de los apóstoles, ellos ni tan siquiera hablaban con
los gentiles (Pedro en casa de Cornelio): Hch.10:28 "Vosotros sabéis cuán
abominable es para un varón judío juntarse o acercarse a un extranjero".
No solamente los extranjeros (los gentiles) eran rechazados del Templo, sino que
los judíos no los recibían en sus propias casas.

Cuando vamos a los orígenes de la ley, encontramos que Dios entregó esas
ordenanzas exclusivamente para los de la nación de Israel. Ex.19:3 "Y Moisés
subió a Dios, y Jehová lo llamó desde el monte, diciendo: Así dirás a la casa de
Jacob, y anunciarás a los hijos de Israel".

Ex.31:12 "Habló además Jehová a Moisés diciendo: Tú hablarás a los hijos de


Israel, diciendo: En verdad vosotros (no todas las naciones, sino solamente ellos)
guardaréis mis días de reposo, porque es señal entre mí y vosotros (los judíos)
por vuestras generaciones".

Por lo tanto, ninguna persona con un mínimo de inteligencia, después de leer


estos pasajes, podría decir que la ley fue dada por Dios para toda la humanidad,
estando ellos excluidos además de acercarse al Templo para poder cumplir con
lo que la ley mandaba.

Entonces ¿por qué escuchamos con tanta frecuencia a los judaizantes modernos
decir que la iglesia es el Israel espiritual? Y ¿dónde incluyen a la verdadera
nación de Israel que existe desde al año 1948 en el Medio Oriente?

Esta es la mejor forma que han encontrado los comerciantes de la fe, para
justificar sus prácticas inescrupulosas que no tienen ningún asidero bíblico, tales
como cobrar el diezmo y la "fiesta de las primicias" en la iglesia (Ud. puede leer
más sobre este tema en el capítulo 3 de este libro), con el mismo propósito se
hacen llamar los "Levitas espirituales". Aunque bien sabemos por la Palabra de
Dios, que los verdaderos levitas debían obedecer con demandas específicas que
ellos están muy lejos de cumplir.

Hoy, estos supuestos "levitas espirituales" (que de espirituales nada tienen) no


les preocupa ser menor de 25 ni mayor de 50 años, pero lo que es peor aún,
menos interesados están en obedecer esa demanda del Señor que los levitas no
podían tener propiedades, ninguna clase de bienes; porque este era el motivo
por el cual Dios había provisto para ellos el diezmo del pueblo de Israel. Sin
embargo, hoy estos remedos de levitas, empleando artimañas fraudulentas, son
los que han logrado acumular las mayores riquezas, y lo han hecho utilizando el
nombre bendito del Señor para levantar sus imperios económicos, donde se han
sentado como faraones intocables.

Cuanta necesidad tiene el pueblo de Dios de alimentarse con la Palabra de Dios,


dejar ese alimento adulterado: "nueva alabanza" (con sus danzas, contorneos
afroamericanos, aplausos, saltos, gritos, aullidos, histeria), experiencias,
testimonios personales con los que embriagan de emociones a los débiles en la
fe, fábulas, visiones, jerigonzas, actividades sociales, deportivas y comerciales,
etc. Todo ese engaño con que entretienen y "drogan" a las multitudes los
comerciantes de la fe, para despojar de su dinero a los incautos.

La ley fue dada por Dios para la nación de Israel, como ya lo hemos leído en su
Palabra. Ella contenía solamente las figuras y sombras de la realidad misma de
las cosas espirituales que Dios realmente quería enseñarnos.

Heb.8:5 "es figura y sombra de las cosas celestiales, como se le advirtió a Moisés
cuando iba a erigir el tabernáculo".
Heb.10:1 "La ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen
misma de las cosas, nunca puede por los mismos sacrificios que se ofrecen
continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan".

La ley fue nuestro instructor que nos guió a Cristo. Los antiguos empleaban un
esclavo culto, para que cumpliera las funciones de maestro de los niños de las
familias ricas, a éste llamaban "ayo" (lea 2Ry.10:1 y 6). En Gál.3:23-24 dice: "La
ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados
por la fe. Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo". En Lc.16:16 el Señor
confirmó esta verdad: "La ley y los profetas eran HASTA Juan".

La ley contenía las figuras y sombras de la realidad misma de las cosas, pero
cuando llegó Cristo, ese simbolismo expresado en todo el ritual de la ley, cesó.
Col.2:14 "Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era
contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz".

Ef.2:15 "Aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos


expresados en ordenanzas".
2Cor.3:6 "el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto,
no de la letra, sino del espíritu, porque la letra mata". Aquí obviamente se
refiere a la letra escrita por Moisés que condenaba al hombre (Ej. Dt.27:16
"Maldito el que...") y no a la Biblia, que es la Palabra viva y eficaz.
Rm.7:6 "ahora estamos libres de la ley...no bajo el régimen viejo de la letra".
Rm.6:14 "Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros, pues no estáis bajo la
ley, sino bajo la gracia".

Dios en el día de hoy, le pregunta lo mismo que Pedro en Hch.15:10 a los


judaizantes modernos: "¿Por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los
discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar?"

También la Palabra de Dios dice en Gál.4:9 "mas ahora, conociendo a Dios, o más
bien, siendo conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles
y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a esclavizar?".

Gál.4:18 "si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley". Los que aún se
consideran bajo la ley, es porque no están siendo guiados por el Espíritu.

En Rm.3:20 también nos dice del propósito de la ley: "por medio de la ley es el
conocimiento del pecado". La ley fue el espejo divino donde Dios nos mostró
nuestro pecado, pero no nos limpió, solo la sangre de Jesucristo nos limpia de
todo pecado.

Esta es la razón por la cual Dios dice que la ley fue nuestro instructor (ayo) para
guiar al hombre a Cristo. Nos mostró el pecado y nuestra incapacidad para
salvarnos por nuestros propios medios, y luego nos llevó a Cristo, el verdadero
Cordero de Dios.

Gál.3:13 y 10 "Cristo nos redimió de la maldición de la ley. Porque todos los que
dependen de las obras de la ley, están bajo maldición".

En conclusión, la ley fue dada para Israel, el pueblo terrenal Rm.3:19 "Todo lo
que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley". Rm.6:14 "Mas vosotros (los que
no son judíos), no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia".
Capítulo 13

"El judaísmo es una religión. El cristianismo una regeneración".

La Palabra del Señor dice en 1Pd.4:11 "Si alguno habla, hable conforme a las
palabras de Dios".
El mundo, y muchos cristianos, se refieren al cristianismo como una religión,
pero eso no es conforme al lenguaje bíblico, por lo tanto, como Dios nos
exhorta, debemos hablar conforme a Su Palabra y no según sea la costumbre de
la sociedad.

Religión es un conjunto de creencias y prácticas que constituyen un culto. Con


toda justicia se habla de "entrar" a una religión, entendiéndose por ello el
incorporarse a las ceremonias y prácticas que constituyen los ritos y tradiciones
de una religión en particular.

El judaísmo era una religión, porque debían cumplir con una serie de
ordenanzas, ritos y prohibiciones que estaban debidamente especificadas en la
ley.

Se podía cumplir con todas las ceremonias y de esta forma ser muy religioso,
pero al mismo tiempo sus corazones estar muy lejos del significado de esas
prácticas; como lo condenó el Señor a los judíos de su época, Mt.15:8 "Este
pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me
honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres".

Es verdad que esto mismo se podría decir de muchos "cristianos" que llenan las
iglesias en nuestros días, pero estoy empleando estos vocablos según el
verdadero significado que le dan las Sagradas Escrituras. Así que no me estoy
refiriendo a los pseudo evangélicos que son la gran mayoría en el día de hoy, sino
a los que efectivamente han nacido de nuevo.

El judaísmo era una compleja lista de ordenanzas de cosas que no se podían


hacer y de otras que debían cumplir; celebraciones de ritos y festividades que
abarcaban todo el calendario anual.

En contraste con esto, encontramos para la iglesia únicamente dos ordenanzas:


el bautismo y la cena del Señor. Aunque es verdad que algunas agrupaciones de
pseudo evangélicos han añadido una compleja lista de sacramentos y ritos, pero
todo eso es de invención humana y no se encuentra en la Biblia.

Nadie "entra" al cristianismo por una aprobación intelectual ni emocional.


Tampoco es bíblica esa expresión tan popularizada por los pseudo evangélicos:
"Yo nací en el evangelio", queriendo indicar que ellos son evangélicos, porque
sus padres lo son. Contrariamente a esto la Biblia dice en Jn.1:13 (los hijos de
Dios) "no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de
varón, sino de Dios".

El Señor ha sido muy claro para señalar que la salvación del alma es algo
personal, ni aún los padres pueden salvar a sus hijos, porque esto depende de un
encuentro personal, individual con Cristo, como dice en Ez.18:20 "El alma que
pecare, esa morirá, el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre el pecado
del hijo".

El cristianismo es el fruto de la fe que Dios nos ha entregado para que creamos


en su Hijo amado, no es el resultado de nuestras obras, porque somos salvos por
medio de la fe, no por obras (Ef.2:8-9).

Un ejemplo bíblico que nos ayuda a entender mejor esta diferencia entre
RELIGION judía y REGENERACIÓN cristiana, lo encontramos en la experiencia
del gran apóstol Pablo, Filp.3:4

"Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más: circuncidado al
octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos, en
cuanto a la ley, fariseo, en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia, en cuanto a la
justicia que es en la ley, irreprensible.

Pero cuantas cosas eran para mi ganancia, las he estimado como pérdida por la
excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he
perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no
teniendo mi propia justicia que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la
justicia que es de Dios por la fe".

Pablo nos enumera una larga lista de prácticas, ritos y tradiciones que
reverenciaba en el judaísmo; pero todo ese ejercicio religioso que tenía como
propósito obtener su propia justicia; ahora en el cristianismo, no solamente lo
ha desechado, sino que lo tiene por basura. Porque en Cristo ha alcanzado
aquello que le fue imposible en su religión: La justicia que es de Dios, por la fe.
El apóstol nos describe claramente esta diferencia, el judaísmo era una religión,
en cambio el cristianismo es una regeneración, un nuevo nacimiento, una
experiencia personal e íntima con el Señor; donde Cristo viene a morar en
nuestros corazones y TODAS las cosas viejas (nuestra antigua manera de vivir)
pasaron, y TODAS son hechas nuevas (2Cor.5:17).

Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí (Gál.2:20). El mundo me es crucificado a mí,


y yo al mundo (Gál.6:14). Despojándonos del viejo hombre con sus hechos, y
revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando
hasta el conocimiento pleno (Col.3:9-10).
Capítulo 14

"La salvación para Israel era por perseverar y guardar la ley. En la iglesia
es por medio de la fe, no por obras"

Si hemos comprendido el capítulo anterior, encontraremos muy lógico el tema


que voy a desarrollar a continuación.

Los judíos necesitaban guardar la ley y perseverar en ella. En la gracia, debemos


nacer de nuevo, convertirnos de corazón en un encuentro personal con Cristo.

Hoy somos salvos por medio de la fe, no por obras (Ef.2:8-9). También en
Rm.11:6 dice: "y si por gracia, ya no es por obras, de otra manera la gracia ya no
es gracia. Y si por obras, ya no es gracia, de otra manera la obra ya no es obra".

En Tito 3:5 encontramos la misma afirmación: "nos salvó, no por obras de justicia
que nosotros hubiéramos hecho, sino por SU misericordia".

La Biblia enseña que la salvación es el don de Dios, el regalo; si tuviéramos que


trabajar para conseguirla, ya no sería un regalo sino un premio. Y menos aún
sería producto de Su misericordia, algo que él nos obsequia sin merecerlo.

En 2Tm.1:9 añade: "nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a


nuestras obras". Esta es la tremenda bendición que la iglesia recibe ahora en la
gracia; es más, nos garantiza (2Tm.2:13) "Si fuéremos infieles, él permanece fiel".

A diferencia de esto, a los israelitas siempre les entregó todas las promesas
sujetas a la condición de sus obras y perseverancia. Todas ellas comienzan con
un si condicional: "Si hicieres esto, yo te daré aquello" "Si no te apartares de mi
pacto, yo te daré esto otro".

Lo que confunde a aquellos que no están muy familiarizados con la Biblia, es un


pasaje que se encuentra en Mt.24:13 "Mas el que persevere hasta el fin, éste será
salvo". Todo versículo de las Escrituras ha de ser interpretado dentro del
contexto en que fue dicho, y no en forma aislada.

Esta práctica incorrecta y poco inteligente, ha sido el origen de muchas doctrinas


erróneas que han enarbolado algunos grupos religiosos para apartarse de la
verdad; aunque efectivamente puedan exhibir algunos versículos bíblicos, pero
separados de su contexto.

Esto es lo que no logra entender el que desconoce las Sagradas Escrituras,


porque razona en forma lógica ¿cómo pueden existir tantas religiones que
sostengan cosas tan diferentes, cuando todas dicen basarse en la misma Biblia?
Pero sin embargo se ha dicho y con mucha justicia que: "un texto sin su contexto,
es un pretexto".

Cualquier lector con un mínimo de cultura sabrá que para entender


correctamente un trozo de un pasaje, necesariamente debe consultar el contexto
en que está dicho.

De igual manera, para interpretar correctamente Mt.24:13 se necesita leer todo


el capítulo, y allí encontrará, primeramente, que el Señor está dando respuesta a
tres preguntas que le hicieron sus discípulos judíos, que estaban muy
interesados en saber si en ese tiempo había de establecer su reino aquí en la
tierra.

Mt.24:3 "¿Cuándo serán estas cosas?" refiriéndose a la destrucción del templo


que el Señor les había dicho. "¿Qué señal habrá de tu venida?" Aludiendo a la
manifestación en gloria de su retorno para establecer su reino de mil años, que
tendrá a Israel como centro de la humanidad. Y la tercera pregunta fue "¿Cuándo
será el fin del mundo?".

La mayoría de las iglesias que se apegan a las Sagradas Escrituras y los


estudiantes serios de la Biblia, concuerdan que la interpretación natural que
otorga la simple lectura correlativa de todos los sesenta y seis libros que
constituyen la Biblia, es que primero ocurrirá el arrebatamiento de la iglesia.

Cuando la iglesia ya no esté en la tierra, entonces vendrán los juicios de Dios


sobre este mundo que rechazó al Señor Jesucristo, período que se llama "La Gran
Tribulación" y que durará siete años, será el tiempo de angustia para Israel.

Entonces, si la iglesia ya no estará en la tierra durante esos siete años de la Gran


Tribulación, lógicamente cuando dice en el verso 13 "mas el que persevere hasta
el fin será salvo", esto no puede ser para la iglesia, sino para Israel que pasará
por esos siete años de juicios.

En Rm.11:25 dice: "no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, que ha
acontecido a Israel endurecimiento en parte, HASTA que haya entrado la
plenitud de los gentiles (es decir, hasta que la iglesia esté completa) y LUEGO
todo Israel será salvo, y éste es mi pacto con ellos".

Primero es el arrebatamiento de la iglesia, el Señor la pone a resguardo en lugar


seguro en las mansiones celestiales que fue a prepararle, luego comienzan los
siete años de la Gran Tribulación.

Los judíos que se salven en ese tiempo, serán salvos por perseverar; perseverar
en resistir la adoración de la imagen de la bestia (Ap.13:15) y perseverar en no
aceptar la marca de la bestia (Ap.13:16). Pero la iglesia no tendrá nada que
perseverar en ese tiempo, porque ya estará en los cielos con el Señor.

Si Ud. cree que la iglesia no pasará por la Gran Tribulación, entonces tiene que
aceptar que este pasaje de Mt.24:13 ("el que persevere hasta el fin, ese será
salvo") no está dicho para la iglesia, sino para la nación de Israel. Porque
claramente se aprecia en todo el capítulo 24 de Mateo, que el Señor se está
refiriendo a ese período de la Gran Tribulación.

Lea todo el capítulo 24 y fíjese en los vrs. 8 "todo esto será principio de dolores"
vr.9 "os entregarán a tribulación" vr.21 "habrá entonces GRAN TRIBULACIÓN,
cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá" vr.29
"después de la tribulación de aquellos días".

También es importante notar lo que dice en otros versículos, cuando hace


alusión exclusiva al pueblo de Israel, Ej. Vr.14 "será predicado este evangelio del
reino". La iglesia no predica el evangelio del reino, sino el de la gracia. Vr.15
"cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el
profeta Daniel (el que lea, entienda)".

El "lugar santo" es el templo judío, que Daniel dice será profanado por el
anticristo. Los "escogidos" que menciona en el vr.24 obviamente son los
escogidos de la nación de Israel.

Por tanto, la única interpretación lógica a la luz de todo el capítulo 24, es que a
los judíos que pasen por la Gran Tribulación, el Señor les está diciendo: "el que
persevere hasta el fin, ese será salvo" no es para la iglesia, porque antes que
comiencen los juicios de la Gran Tribulación, el Señor sacará Su esposa y la
llevará a las moradas celestiales.

Esto concuerda plenamente con toda la enseñanza del Antiguo Testamento,


referente a la salvación ofrecida por Dios a la nación de Israel; serán salvos por
perseverar y guardar la ley, porque el pacto que hizo con ellos se apoyaba en la
fidelidad de ellos.

Dt.11:22 "Porque si guardareis cuidadosamente todos estos mandamientos que


yo os prescribo para que los cumpláis, y si amareis a Jehová vuestro Dios,
andando en todos sus caminos, y siguiéndole a él"...

Dt.28:1 "si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner
por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy".
Dt.28:2 "vendrán sobre ti todas estas bendiciones..."
vr.3-5 "tierras...frutos...vacas...ovejas...etc."
Dt.28:13 "Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola..."

Esta fue la salvación condicional y con promesas muy terrenales que Dios le
entregó a Israel. En cambio, a la iglesia le dice que somos salvos por fe, no por
obras, y que si nosotros fuéramos infieles, él permanecerá fiel. Inclusive en el
Nuevo Testamento no se nos prometen bendiciones terrenales, sino en el cielo,
por ejemplo:

Mr.10:21 "y tendrás tesoros en el cielo"


Mr.10:23 "¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen
riquezas!".
Mt.6:24 "No podéis servir a Dios y a las riquezas".
A la iglesia ahora se nos promete "Vida eterna" "Salvación eterna" Jn.10:28 "Yo
les doy vida eterna, y no perecerán JAMÁS, ni nadie las arrebatará de mi mano".

Los cristianos que hemos nacido de nuevo, estamos en la mano del Señor, y jamás
podremos perdernos, porque Él es quien nos sostiene.

Dios no nos conoce por medio de nuestras obras, sino por nuestro corazón. El
Señor no tuvo que esperar ver ninguna obra en el ladrón que se arrepintió en la
cruz, para saber que efectivamente se había arrepentido; como en ninguno de los
muchos que les dijo: "tu fe te ha salvado; vé en paz".

Dios es "el autor y consumador de nuestra fe"(Heb.12:2). Es el autor de principio


a fin de nuestra fe, por lo tanto, la conoce sin necesidad de ver nuestras obras.

Nosotros, que no podemos ver lo que hay efectivamente dentro del corazón
humano; conocemos a los creyentes por medio de sus obras.
El Señor nos dijo: "por sus frutos los conoceréis". Este es también el tema que
desarrolla Santiago en su epístola cuando dice (Stgo.2:8) "Muéstrame tu fe sin
tus obras".

Nosotros solamente podemos mostrar nuestra fe a los hombres, únicamente a


través de nuestras obras. De lo contrario, para los que ven que nuestro
testimonio no es compatible con la fe que decimos tener; esa fe, será una fe
muerta (Stgo.2:20).

Y al no ser una fe verdadera, nosotros podríamos estimar (aún con la posibilidad


de equivocarnos) que la fe que "dice" tener, si no vemos obras; frutos del Espíritu
en él, podríamos estimar que no es salvo. Pero esa estimación humana es
solamente para que nosotros reconozcamos quienes pueden ser nuestros
hermanos.

Gracias sean dadas al Señor, que solamente Dios tiene la responsabilidad de


enviar al cielo a los que verdaderamente son suyos, no el hombre ni iglesia
alguna en la tierra.
Capítulo 15

"El Sábado es una señal entre Dios e Israel. En la iglesia el Domingo es el


día del Señor".

Ex.31:13 y 17 "Tú hablarás a los hijos de Israel, diciendo: En verdad VOSOTROS


guardaréis mis días de reposo, porque es señal entre mí y vosotros" "Señal es
entre mí y vosotros" "Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel".

Los que pertenecemos a la iglesia, somos hijos de Dios, no hijos de Israel, 1Jn.3:2
"Amados, ahora somos hijos de Dios".

Guardar el día Sábado, implicaba mucho más que tenerlo como un día de reunión.
Es verdad que era el día en que principalmente los judíos iban al tabernáculo y
posteriormente al templo, para cumplir con los ritos y ceremonias que les
mandaba la ley.

A los gentiles no les estaba permitido ni aún acercarse a ese lugar, por lo tanto
claramente queda establecido que eso no era para nosotros los que no somos
judíos.

Existía una serie de ordenanzas que debían cumplir para no quebrantar el


Sábado. No podían prender fuego. No era suficiente con no trabajar, sino que
tampoco podían aprovechar el trabajo de otros en ese día.

Significaría que en nuestros días, el que pretendiera guardar el Sábado; no podría


usar la luz eléctrica, porque se estaría aprovechando del trabajo de todo el
personal de esa planta que abastece el vital elemento; lo mismo sería con el agua,
el teléfono, locomoción colectiva, etc.

Pero leímos en nuestro pasaje, que el Sábado fue dado como señal entre Dios y
su pueblo terrenal, Israel, en los días de Moisés. Eso fue lo que Dios le ordenó a
Moisés como parte de la ley que le entregó a ellos y no desde la creación, como
pretenden los judaizantes contemporáneos.

Lo que en Génesis capítulo dos se establece, es que Dios descansó uno de los siete
días de la creación. Pero la ordenanza al hombre (específicamente a Israel),
comenzó con la ley que el Señor le entregó a Moisés.
Para el judío que debía trabajar y perseverar primeramente con todas las
ordenanzas de la ley, para luego gozar de la bendición del Señor, el orden de la
distribución de los días de la semana era absolutamente lógico.

Primero debían trabajar, para luego descansar el último día de la semana, el


Sábado. Eso era un fiel reflejo del pacto que habían hecho con el Señor; primero
"hacer" y si eran fieles y perseveraban, entonces podrían descansar y disfrutar
de la bendición de Dios.

Todas las promesas que le entregó a esa nación comenzaban con un "si"
condicional. "Si hicieras esto y aquello, yo te daré esto y lo otro". Bendiciones
todas de carácter terrenal, como corresponde a un pueblo terrenal; usted lo
puede comprobar con la simple lectura de la Biblia (por ejemplo: Dt.28).

Esta es la razón por la que todos los hombres fieles del Antiguo Testamento, los
patriarcas, fueron muy ricos; en recompensa a su fidelidad. Pero al pueblo
espiritual, la iglesia, a los que tenemos nuestra ciudadanía celestial, Dios le ha
prometido tesoros en el cielo, y en la tierra una cruz y el rechazo del mundo.

Mr.10: 21 (Jesús le dijo) : "tendrás tesoros en el cielo".


Mt.19:23 "difícilmente un rico entrará en el cielo"
Lc.9:23 "tome su cruz cada día, y sígame".
Mt.10:24 "el discípulo no es más que su maestro. Bástale al discípulo ser como
su maestro".

Los comerciantes de la fe de nuestros días se esfuerzan por mezclar estos dos


pueblos (Israel y la iglesia), para poder de alguna manera justificar las riquezas
que han acumulado manipulando el nombre Santo del Señor. Pero el Señor,
siendo Rey de reyes, nos dejó un vivo ejemplo de lo que él desea de nosotros,
austeridad.

Él, pudiendo haber escogido donde nacer, lo hizo en un pesebre, vivió en la casa
de un carpintero, durante su ministerio público no tuvo donde recostar su cabeza
(no en hoteles cinco estrellas ni en casas del barrio alto); en su muerte, lo
pusieron en una tumba prestada.

Sus discípulos fieles siguieron el ejemplo marcado por el Señor (muy lejos de lo
que hoy vemos en muchos pastores; el papa y toda su cúpula). Pablo, dice en
1Cor.4:11 "hasta esta hora padecemos hambre, tenemos sed, estamos desnudos,
somos abofeteados, y no tenemos morada fija, nos fatigamos trabajando con
nuestras propias manos".
Si los comerciantes de la fe de hoy escucharan un testimonio igual dirían: "este
hermano debe estar en pecado, porque Dios no nos llamó a pobreza, no a ser cola
sino cabeza, porque somos hijos de un Rey".

La iglesia, el pueblo espiritual de Dios, que no está bajo la ley sino bajo la gracia,
somos salvos por medio de la fe. No necesitamos trabajar para ganar la salvación,
porque ahora es un regalo, no un premio al esfuerzo personal.

Descansamos plenamente en la obra completa y perfecta que hizo el Señor


Jesucristo en la cruz. Entonces es absolutamente lógico descansar el primer día
de la semana, para luego trabajar los seis restantes.

Primero somos salvos, luego damos los frutos. Nuestras obras no son para
asegurarnos nuestra salvación, sino como una consecuencia de ella.

Ahora el Domingo (el primer día de la semana) es el día del Señor, inclusive el
mismo Señor, después de su resurrección comenzó a reunirse con sus discípulos
los días Domingo y no el Sábado (Jn.20:19 y 26).

Sabemos por la Biblia que la ley fue HASTA Juan, como dijo el Señor en Lc.16:16.
Con el Señor resucitado, comenzó una nueva dispensación, la gracia.

Cristo bendijo el primer día de la semana al resucitar de entre los muertos un día
Domingo, así lo entendieron los primeros cristianos que comenzaron a reunirse
el día Domingo y no el Sábado (Hch.20:7).

En Jn.20:19 dice: "Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la


semana (Domingo), estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos
estaban reunidos, por miedo de los judíos, vino Jesús".

Los judaizantes de nuestros días dicen: "los discípulos estaban reunidos el día
Domingo por miedo a los judíos". Entonces uno legítimamente se pregunta ¿el
Sábado no tuvieron miedo que no se reunieron ese día? Pero bien sabemos por
el relato bíblico, que el miedo se apoderó de los discípulos desde el mismo día
del arresto de Jesús, pero aguardaron hasta el Domingo para reunirse.

Y si este raciocinio pareciera insuficiente para algunos, las Escrituras añaden en


el vrs.26 "Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro".
Ocho días después corresponde al Domingo siguiente. Ahora que ya habían visto
al Señor resucitado, no existía razón para continuar con miedo, pero nuevamente
un Domingo estaban reunidos y el Señor se reunió con ellos en ese día.

Aún en el Antiguo Testamento ya existía una mención especial para el día


Domingo, u "octavo día" como aparece allí. Sabiendo que el séptimo día
corresponde al Sábado, resulta fácil entender que el octavo es el Domingo.

En Lv.9 encontramos los sacrificios de Aarón y dice en el verso 1: "En el día


octavo, Moisés llamó a Aarón y a sus hijos, y a los ancianos de Israel".

Luego en Lv.23 donde encontramos las siete fiestas solemnes, que eran figuras
que tipificaban los diferentes aspectos de la obra de Cristo, dice por ejemplo en
relación con la fiesta de las primicias, la cual era figura de la resurrección de
Cristo (1Cor.15:23) en Lv.23:11

"El sacerdote mecerá la gavilla delante de Jehová, para que seáis aceptos, el día
siguiente del día de reposo (es decir el Domingo). Y el día que ofrezcáis la gavilla,
ofreceréis un cordero de un año, sin defecto, en holocausto a Jehová".

Continúa en Lv.23 desde el vr.15, la descripción de la ofrenda mecida, más


conocida como Pentecostés. Esta palabra no figura en el Antiguo Testamento,
debido a que es un vocablo griego, idioma en que se escribió el Nuevo
Testamento, y significa 50 días o 7 semanas.

Dice en Lv.23:15 "y contaréis desde el día que sigue al día de reposo (nuevamente
el día Domingo), desde el día en que ofrecisteis la gavilla de la ofrenda mecida: 7
semanas cumplidas serán, hasta el día siguiente del séptimo día de reposo (es
decir el Domingo) contaréis 50 días, entonces ofreceréis el nuevo grano a
Jehová".

Bien sabemos que se reconoce universalmente como el nacimiento de la iglesia,


durante la celebración de esa festividad en ese día, que correspondió al descenso
del Espíritu Santo.

Si el Señor glorificó en forma tan especial el Domingo, reuniéndose en ese día con
sus discípulos después de su resurrección, y si el Espíritu Santo también lo
dignificó de forma tan especial descendiendo ese día de Pentecostés.

Y si los discípulos comenzaron a reunirse el día Domingo, como vemos en los


relatos de los evangelios y en Hch.2:1 "cuando llegó el día de Pentecostés,
estaban todos unánimes juntos" ¿Por qué nosotros, que estamos siguiendo las
enseñanzas bíblicas no habríamos de reunirnos el Domingo?

Aún después de años de su fundación, la iglesia primitiva seguía reuniéndose el


primer día de la semana, el Domingo. Hch.20:7 "El primer día de la semana,
reunidos los discípulos para partir el pan (para celebrar la Cena del Señor) Pablo
les enseñaba".

Aquí una vez más, los judaizantes de hoy, se ven forzados nuevamente a torcer
las Escrituras. Ellos dicen: "los discípulos estaban reunidos en forma especial ese
día, para escuchar a Pablo que había de salir al día siguiente". Entonces, si había
de partir al día siguiente del Domingo ¿por qué no se reunió con ellos el Sábado?

La simple lectura de ese pasaje no resiste la interpretación antojadiza de los


judaizantes, porque en el verso anterior (vr.6), dice que Pablo se había quedado
allí siete días, y esto lo hizo para poder participar de la Cena del Señor. En el
versículo 7 dice claramente que los discípulos se habían reunido: "para partir el
pan". El motivo era la Cena del Señor que se celebraba el día Domingo.

En 1Cor.16:1-2 encontramos una vez más la referencia a la costumbre de las


iglesias de reunirse el día Domingo, dice: "En cuanto a la ofrenda para los santos,
haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. Cada
primer día de la semana (el Domingo) cada uno de vosotros ponga aparte algo,
según haya prosperado".

Pablo, con la autoridad apostólica ordenó en todas las iglesias a los creyentes,
entregar su ofrenda (no el diezmo) el día Domingo ¿por qué el día Domingo?
Porque ese era el día en que se reunían todas las iglesias.

Resulta obvio entonces que los cristianos del Nuevo Testamento se reunían el
día Domingo y no el Sábado.
Este cambio fue establecido por Dios, y no por un papa como aseguran los
judaizantes.

El Señor que tiene autoridad por sobre los gobernantes de este mundo, utilizó al
emperador romano Constantino, para que siglos más tarde fuera oficializado el
día Domingo, como día feriado.

Y esto lo hizo el tirano, para congraciarse con la cristiandad que ya en forma


masiva se reunía en ese día y lo tenían como día del Señor. Si la iglesia se hubiera
reunido el día Sábado, Constantino habría establecido el Sábado como día feriado
y no el Domingo.

Por tanto, resulta contundente a la luz de las Escrituras que el Sábado fue
entregado como señal entre Dios e Israel. Y el día Domingo es el día del Señor
para la iglesia.
Capítulo 16

"La Pascua para Israel. La Cena del Señor para la iglesia".

La Pascua en la Biblia es la festividad judía, que conmemora la salida de Egipto


en el éxodo liderado por Moisés. Corresponde al primer mes del calendario
religioso judío, aproximadamente al mes de Abril nuestro.

Sus instrucciones están en Ex.12, dice en el verso 2: "Este mes os será principio
de los meses, para vosotros será éste el primero en los meses del año".

Esta festividad, como todas las fiestas judías mencionadas en el Antiguo


Testamento, era de exclusividad para la nación de Israel. Esto se puede apreciar
en el cuidado con que Dios menciona en cada oportunidad: "Así dirás a los hijos
de Israel". Fue de tal importancia para Israel, que Dios les ordenó comenzar el
año a partir de esta festividad.

No hay otra en toda la Biblia que sea mencionada con tanta frecuencia. Llegó a
ser el centro de la vida nacional, y no podría ser de otro modo, dado a que
recordaba la salida de Egipto y el fin de los 430 años de esclavitud.

En Lv. 23, donde se mencionan las siete fiestas solemnes para Israel, comienza
en el verso 1: "Habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles".

Luego en el verso 4 continúa: "Estas son las fiestas solemnes de Jehová, las
convocaciones santas, a las cuales convocaréis en sus tiempos, en el mes primero,
a los catorce del mes, entre las dos tardes, pascua es de Jehová".

Dios indicó el día y la hora para celebrar esta festividad, según la forma en que
ellos median el tiempo. Israel dividía el tiempo en doce partes desde la salida del
sol hasta la puesta, correspondiéndole la hora sexta, al medio día, y la duodécima
la última antes de ponerse el sol.

La expresión "entre las dos tardes", corresponde aproximadamente entre las tres
de la tarde y la puesta del sol. Esto concuerda con la tradición judía y con el
historiador Josefo, contemporáneo al Señor Jesucristo.

Dios ordenó que el cordero pascual debía ser sacrificado en ese día y a la hora
señalada. Este sacrificio representaba a Cristo.
En Heb. 10:1 leemos: "la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la
imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se
ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan".

Heb.9:9 "Lo cual es símbolo para el tiempo presente".


Heb.8:5 "es figura y sombra de las cosas celestiales".

Por este motivo, venido Cristo, dice en 1Cor.5:7 "nuestra pascua que es Cristo, ya
fue sacrificada por nosotros". Por lo tanto, si ya fue sacrificado el verdadero
Cordero de Dios, hoy en día esa festividad fue anulada, porque la realidad que
anunciaba ya llegó. Las sombras pasaron para dar lugar a lo que representaba.

El cordero pascual representaba a Cristo en todos sus sufrimientos, como lo


describe Is.53:7 "como cordero fue llevado al matadero, y como oveja delante de
sus trasquiladores".

Ahora para la iglesia, el Señor también dejó una fiesta especial para que le
recodásemos en su muerte y en su resurrección. La fiesta de la pascua fue
anulada, pero el Señor nos dejó una nueva ordenanza, la Cena del Señor. La
pascua miraba hacia adelante el sacrifico de Cristo, la Cena hacia atrás en un acto
recordatorio.

Fue precisamente en el aposento alto, cuando estaba celebrando por última vez
la fiesta de la pascua, que instituyó esta ordenanza para la iglesia, marcando el
comienzo del nuevo pacto que hacía con ellos.

La Cena del Señor (o partimiento del pan) también pasó a ser el eje central en la
vida del cristiano y la actividad principal de la iglesia, porque él estableció un
principio básico en la relación del creyente con Dios: "Dios busca adoradores que
le adoren en espíritu y en verdad".

El motivo y su duración los establece en 1Cor.12:24/26 Para hacer memoria de


él, y esto debe realizarse hasta que él venga.

Dios fue muy celoso para exigir fiel cumplimiento en cada uno de los detalles de
los símbolos del pasado. Recordamos el caso de los sacerdotes Nadab y Abiú que
hicieron todo según Dios les había ordenado, excepto que sacaron fuego para el
incensario del lugar que no correspondía. Y por esa sola desobediencia, cayó
fuego del cielo y los mató.
Todos los sacrificios que los israelitas efectuaban, debían hacerlo exactamente
como Dios lo había mandado, de lo contrario no eran aceptos por el Señor. Nadie
podía presentar un animal enfermo o con una pata quebrada.

Nada quedaba al criterio del hombre. Resulta hasta ridículo pensar tan siquiera,
que alguien hubiera decidido presentar trocitos de cordero en vez de un cordero
completo.

Sin embargo, hoy, con cuanta ligereza se altera lo que Dios ha mandado respecto
a la Cena del Señor, y aun así piensan que están agrando a Dios. Estos me
recuerdan a los que el Señor castigó duramente por su pecado; habían hecho un
becerro de oro para adorarlo, y sin embargo seguían diciendo que era "una
fiesta para Jehová" (Ex.32:5).

El Señor dijo "Cena", pero algunos prefieren que sea "Desayuno", porque de esta
manera les queda el resto día libre para ellos. Aunque claramente se aprecia en
Lv.23:5 que la pascua debía celebrarse entre las dos tardes. Y bien sabemos que
fue al finalizar esa fiesta que el Señor estableció la ordenanza de la Cena.

Inclusive la lectura correlativa de los evangelios, nos aclaran que sacó a Judas
antes de participar del pan y la copa, y en Jn.13:30 dice: "luego salió; y era ya de
noche".

También sabemos que la Biblia señala que la Cena del Señor debe realizarse
todos los días Domingo. Los cristianos comenzaron a reunirse todos los días
Domingo, como lo vimos en el capítulo anterior.

En Hch.20:7 se aprecia indubitablemente que no se reunían cualquier día para


celebrar la Cena, tampoco que lo hicieran una vez al año, menos aún para la
festividad que ha señalado Roma como "semana santa".

Para explicar su acomodación a la práctica de hacer la Cena una vez al año o una
vez cada tres meses, o cuando les venga en gana, se revisten de una espiritualidad
asombrosa. Dicen con el mayor grado de santidad posible: "si la hiciéramos todos
los Domingos, se volvería rutinaria".

Pero lo que resulta curioso es que no se les vuelve rutinario recoger las ofrendas,
no solamente todos los Domingos, sino que además todos los días de la semana,
y algunos lo hacen hasta dos o tres veces por reunión.
Con razón hacen tantas reuniones durante la semana, porque además de las
ofrendas, están las "ofrendas de amor", los números de la rifa y las demás cosas
que les presionan a comprar en ese lugar que debería ser la casa de Dios, pero
que la han trasformado en cueva de ladrones.

La Palabra de Dios establece que debe ser UN pan y UNA copa, pero eso a los
hombres no les ha gustado y lo han cambiado por pedacitos de pan y por varias
copitas pequeñas.

Esto correspondería al absurdo de pensar que un israelita, en vez de un cordero


pascual, podía presentar según su gusto, chuletitas de cordero, porque eso era lo
que le agradaba más a él y a su familia.

Podrán decir todos los argumentos humanos que quieran; algunos muy
convincentes, como que eso lo hacen por motivos de higiene, o porque sería
imposible de acuerdo al tamaño de sus iglesias. Pero la verdad incuestionable es
que eso no corresponde a lo que el Señor ha ordenado.

¿Creen que el Señor no pensó en eso? ¿O que fue un error del Señor por lo cual
hay que cambiarlo? ¿No han pensado estos hombres tan sabios (que se creen más
sabios que el Señor) que al ordenar UNA copa, estaba regulando también el
tamaño de la iglesia local?

¿No han considerado que hayan sobrepasado el número de hermanos que


deberían estar en una iglesia local, si es que no pueden hacerlo con una sola copa
como ordenó El Señor? Porque esto que vemos en el día de hoy: los grandes
ministerios, las "catedrales" y las "sinagogas" nada de eso existe en la Biblia.

Los cristianos estuvieron durante tres siglos reuniéndose en casas, y en las casas
partían el pan. Si se hubiera seguido el modelo bíblico, no tendríamos que
lamentarnos como lo hacemos hoy, de los líderes que se han enriquecido y se han
transformado en verdaderos faraones con poderes absolutos, llenos de riquezas
como se le criticaba al Vaticano.

Además, habría existido una preciosa oportunidad para ejercitar


verdaderamente los dones, en una expresión genuina de amor fraternal, que el
Espíritu Santo ha entregado a cada uno en particular en cada iglesia local, donde
realmente todos puedan conocerse y servir al Señor (1Cor.12:11).
A diferencia de esto, hoy encontramos iglesias de diez mil o cinco mil miembros,
que están siendo administradas por un pequeño grupo que se ha adueñado del
rebaño del Señor para trasquilar esas ovejas.

Si hubieran seguido el modelo bíblico, tendríamos cientos y miles de iglesias


funcionando en las casas o lugares pequeños, donde cada uno habría podido
ejercer su don como corresponde. Y no existirían las sumas de dinero que
manejan en nuestros días, que ha traído tanta corrupción en las iglesias.

En 1Cor.10:16 dice: "La copa de bendición que bendecimos ¿no es la comunión


de la sangre de Cristo? El pan que partimos ¿no es la comunión del cuerpo de
Cristo? Siendo uno solo el pan, nosotros con ser muchos, somos un cuerpo".

Claramente Dios manda que sea UNA sola copa, y UN solo pan. Cambiar esto, es
anular todo el significado de la Cena del Señor y estar ofreciendo "fuego extraño"
que Dios no ha mandado.

Un pan representa un solo cuerpo, el único, el de Cristo, del Dios manifestado en


carne (1Tm.3:16). El verdadero maná que descendió del cielo (Jn.6:51).

Una copa representa un solo sacrificio, el cual se realizó una vez para siempre
(Heb.10:12). Es el símbolo de esa sangre bendita que se derramó una sola vez.

El Señor dijo que toda potestad le es dada en el cielo y en la tierra, pero algunos
hombres se creen con mayor autoridad y sabiduría que él para cambiar lo
ordenado por el Rey de reyes.

Así como Dios exigía fiel cumplimiento para la celebración de la pascua en todos
sus detalles, lo mismo demanda para la Cena del Señor. Son dos festividades
diferentes, una para Israel, la otra para la iglesia, pero ambas las ha instituido el
mismo Dios, quien demanda la misma obediencia y fidelidad.
Capítulo 17

"Israel tenía prohibición de comer ciertos tipos de carnes. En la iglesia


hay libertad".

Cuando comprendemos con claridad la realidad fundamental de la fe cristiana;


que la ley fue dada para Israel y la gracia para la iglesia, todas las demás cosas
nos resultarán muy evidentes.

Por ejemplo, cuando alguien le pregunta a un cristiano ¿Por qué no circuncida a


su hijo? La respuesta lógica que daremos, es que nosotros no somos judíos, sino
cristianos. ¿Por qué no guardan el día Sábado? La respuesta será la misma.

O ¿Por qué no celebramos las siete fiestas solemnes? (La Pascua, la fiesta de los
panes sin levadura, las primicias, la ofrenda mecida, la de las trompetas, el día de
la expiación, la fiesta de los tabernáculos) Nuestra respuesta seguirá siendo una
sola.

O ¿Por qué no pagamos los diezmos y únicamente damos la ofrenda que


libremente hemos propuesto en nuestros corazones, y esto damos sin que la
mano izquierda sepa lo que ha dado la derecha? Volveremos a repetir lo mismo,
porque no estamos bajo la ley sino bajo la gracia. Somos cristianos y no judíos.

Amamos mucho al pueblo de Israel, pero no estamos siguiendo las costumbres


ni ordenanzas que recibieron los judíos; seguimos a Cristo y a Su Palabra, lo que
él ordenó para la Iglesia.

A Israel le prohibió el consumo de algunos tipos de carnes, en cambio a la iglesia


Dios le ha dado libertad. Sin embargo, analizaremos los detalles que se
mencionan en el Antiguo Testamento para Israel, y las instrucciones para la
iglesia, que lógicamente las encontramos en el Nuevo Testamento.

En nuestros días existen algunas sectas religiosas que han enarbolado ciertas
prohibiciones, como por ejemplo: no comer carne, no beber té o café, etc. Entre
las más conocidas podemos citar a los Adventistas del Séptimo día, más
conocidos como Sabatistas. Su fundadora Helen White, insistió entre sus
seguidores que no podían comer carne; desde allí esa secta desarrolló con gran
esmero la cocina vegetariana.

Los católicos con su prohibición de comer carnes rojas en los que han
denominado "Viernes Santo".
Los mormones con su prohibición de beber té o café, pero que curiosamente no
se molestan en absoluto si sus "ancianos" ("elders" en inglés), los muchachitos
de 20 años, o los miembros de esa secta, beban whisky u otros licores.

Pero vayamos a lo que la Biblia dice, que es lo que realmente importa. Dios no ha
prohibido comer carne, ni Cristo fue vegetariano. Lo único concreto que
encontramos en la Biblia, es una advertencia que nos hace Dios para que
podamos identificar a estas sectas religiosas.

Dice en 1Tm.4:1-3 "Pero el Espíritu dice claramente que, en los postreros


tiempos, algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a
doctrinas de demonios, por la hipocresía de mentirosos que, teniendo
cauterizada la conciencia, prohibirán casarse (celibato del clero), y mandarán
abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias
participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad".

Dios nunca prohibió comer carne a Israel ni a la iglesia. Ni en días especiales, en


semana "santa" o no santa.
No debemos perder de vista a nuestro modelo perfecto, Cristo Jesús, el cual no
fue vegetariano, es más, aún después de su resurrección de entre los muertos,
volvió a comer carne con sus discípulos.

Los patriarcas de la antigüedad tuvieron grandes cantidades de ganado, y no lo


empleaban para adornar sus prados, sino que fue una parte importante en su
dieta alimenticia.

En Gn.18 se menciona cuando Dios visitó a Abraham junto a dos ángeles, vrs. 1 y
2 "le apareció Jehová en el encinar de Mamre, estando él sentado a la puerta de
su tienda en el calor del día, y alzó sus ojos y miró, y he aquí tres varones que
estaban junto a él".

Uno de ellos ha de entenderse que fue una de las visitaciones del Hijo Eterno de
Dios antes de tomar un cuerpo humano, conocidas como teofanías, porque
dialogó con Abraham como lo vemos en el verso 13 "entonces Jehová dijo a
Abraham".

Todo el capítulo relata la conversación que sostuvieron estos seres celestiales y


uno de ellos se identificó como Dios mismo; pero lo que nos interesa para el tema
que estamos considerando, son los versos 7 y 8 "y corrió Abraham a las vacas, y
tomó un becerro tierno y bueno, y lo dio al criado, y éste se dio prisa a
prepararlo,... y lo puso delante de ellos, y él se estuvo con ellos debajo del árbol,
Y COMIERON" ¿Qué comieron? -Carne ¿Quiénes? El Eterno Hijo de Dios, los
ángeles y Abraham.

Dios NUNCA prohibió en la ley comer carne, es más, autoriza hacerlo. Dt.14:3-6
"Podréis comer: el buey, la oveja, la cabra, el ciervo, la gacela, el corzo, la cabra
montés, el íbice, el antílope y el carnero montes, etc."
Dt.12:15 "Podrás matar y COMER CARNE en todas tus poblaciones conforme a
tu deseo, según la bendición que Jehová tu Dios te haya dado".

Es verdad que Dios prohibió a Israel comer algunos tipos de carne. Dt.14:7 "Pero
estos no comeréis, camello, liebre y conejo, ni cerdo, os serán inmundos, de la
carne de éstos no comeréis ni tocaréis sus cuerpos muertos. De todo lo que está
en el agua, de éstos podréis comer: todo lo que tiene aleta y escama. Mas todo lo
que no tiene aleta y escamas, no comeréis, inmundo será. Toda ave limpia
podréis comer. Y estas son de las que no podréis comer: el águila, etc."

Dios fue muy específico para individualizar que animales podían comer y cuáles
no, porque él deseaba que su pueblo fuera liberado de las muchas enfermedades
que abundaban en los diferentes pueblos de la tierra en aquel tiempo, debido
principalmente a las condiciones higiénicas que eran casi nulas; agravadas por
la falta de agua y servicios básicos de salubridad.

Además de las razones prácticas que ya he señalado, también se puede apreciar


un simbolismo que nos entrega preciosas verdades espirituales.

Israel nunca tuvo la prohibición de comer carne, pero efectivamente como vimos
en Dt.14:7 Dios les prohibió comer ciertos animales que se detallan allí. A
diferencia de esto, para la iglesia dice Dios en 1Cor.10:25-27

"DE TODO lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por
motivos de conciencia, porque del Señor es la tierra y su plenitud. Si algún
incrédulo os invita, y queréis ir, de todo lo que se os ponga delante comed, sin
preguntar nada por motivos de conciencia".
Para la iglesia no existen largas listas de animales que no se puedan comer,
claramente dice: "de todo lo que se os ponga delante comed".

Solamente se menciona una prohibición para la iglesia en cuanto a las comidas,


Hch.15:19-20 "No se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, sino que se
aparten de ahogado y de sangre". Ahogado se refiere al animal que se mata por
estrangulación, dejando toda su sangre en su cuerpo. Antiguamente las aves se
sacrificaban domésticamente de esa forma.
La exclusión apunta al consumo humano de la sangre de los animales. Hoy la
ciencia ha demostrado que todas las toxinas del animal se conservan en la
sangre; cualquiera que la consuma, estaría ingiriendo directamente todas las
enfermedades del animal.

Esta prohibición también la encontramos en el Antiguo Testamento para Israel,


Lv.17:10-14 "No comeréis la sangre de ninguna carne, porque la vida de toda
carne es su sangre".

Creo que es importante aclarar otra tremenda aberración de una secta, que
siempre hace mucha bulla distorsionando estos versículos, llevando al extremo
de sacrificar la vida de sus propios hijos al impedir una transfusión de sangre
que le pudo sanar.

Donde Dios prohíbe "comer" sangre, ellos tuercen la Biblia y alteran el verbo
"comer" por "transfundir". Para aclarar esta adulteración, basta con coger un
diccionario y comprobar el verdadero significado de estos dos vocablos y la
diferencia que existe entre uno y otro.

Transfundir significa trasegar un líquido de un vaso a otro; y transfusión es la


acción de transfundir. En medicina significa pasar cierta cantidad de sangre de
un individuo a otro, a fin de reemplazar la sangre perdida o alterada, para salvar
la vida del paciente afectado.

Como vemos, es un absurdo decir que Dios prohíbe la transfusión de sangre, más
aún considerando que el propósito con el que se realiza es salvar la vida de una
persona. No hay nada más dignificante, que dar su propia sangre para salvar la
vida de otro ser humano. O ¿no fue eso lo que hizo el Señor?

El fanatismo de los Testigos de Jehová ha inducido a los padres a condenar a


muerte a sus propios hijos, por oponerse, sin ninguna razón bíblica, a que le
efectúen una transfusión de sangre que pudo salvarles la vida.

¿Podría alguien, con un mínimo de sensatez, decir que Dios prohibió que demos
sangre para salvar la vida de otro ser humano? Los que sostienen tal falsedad,
podrían muy bien ser considerados entre los que profetizó el Señor, 2Tm.4:3-4

"Porque vendrá tiempo cuando se amontonarán maestros conforme a sus


propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las
fábulas". 2Tm.3:13 "los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor,
engañando y siendo engañados".
En conclusión, sobre nuestro tema tratado en este capítulo. A Israel Dios le
prohibió comer ciertos tipos de carnes. A la iglesia le dice ahora: "De todo lo que
se vende en la carnicería, podéis comer".
Capítulo 18

"A Israel, debido a la dureza de sus corazones, Dios les permitió el


divorcio. En la iglesia no".

A pesar de los innumerables ataques que la institución del matrimonio está


sufriendo actualmente; parecen ser muy pocos los que se dan cuenta de ello, la
conspiración viene desde muchos ángulos.

Movimientos bien organizados, que sutilmente influyen sobre los jóvenes para
que prefieran alternativas al matrimonio. La propaganda sincronizada de
movimientos como el de "Liberación femenina" y otros que se han unido en esta
cruzada de la nueva moralidad, que en realidad no es otra cosa que una
inmoralidad; están produciendo un caos en las familias en todas las esferas
sociales.

A todo esto, también hemos de añadir el gran instrumento que Satanás dispone
para influenciar sobre la humanidad: "Hollywood" con su gran mercado de
filmes, y la pantalla chica, la caja idiota (TV), donde se presentan cada día con
más frecuencia, "familias" compuestas por dos padres, o dos madres, o
simplemente grupos de jóvenes que conviven en una abierta promiscuidad,
donde nunca faltan los ingredientes de homosexualidad y lesbianismo.

La familia fue instituida por Dios desde el principio de la creación, y es figura de


la relación íntima que existe entre el Señor Jesucristo y la iglesia, como se aprecia
principalmente en el libro de "Cantar de los cantares".

En la Biblia también se llama a la iglesia "la esposa" de Cristo, por ejemplo, en


Ef.5 donde Dios entrega hermosas disposiciones para que el matrimonio
cristiano pueda funcionar armoniosamente, dice entre otras cosas:

"casadas, estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido
es la cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su
cuerpo...maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se
entregó por ella...los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos
cuerpos" y concluye: "grande es este misterio, mas yo digo esto respecto de
Cristo y de la iglesia".

Desde las primeras páginas de la Biblia, Dios realza el matrimonio con inusitado
brillo, porque esta institución de origen divino también es figura, representa la
unión indisoluble entre Cristo y la iglesia.
A través de la Biblia la iglesia es tipificada por Dios bajo diferentes figuras, pero
como la esposa, es la más tierna y que expresa más profundamente el amor del
Señor por su iglesia, como lo expresa en el pasaje de Ef.5:31 "y los dos serán una
sola carne".

En Génesis encontramos que el relato divino también nos traslada a estas


dimensiones ¿Por qué Dios no creó a Eva del polvo de la tierra, al igual que lo
hizo con Adán? Dice en Gn.2:21 "Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y
mientras éste dormía, tomó una de sus costillas" y de esa costilla hizo a la mujer.

En cada acto con el cual Dios nos bendice, también nos entrega una lección
espiritual, como dice en Rm.1:20 "las cosas invisibles de él, su eterno poder y
deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo
entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa".

En el relato de Génesis vemos preciosamente representada la esposa para el


segundo Adán, como se define a Cristo en 1Cor. 15:45. El sueño profundo de Adán
es figura de la muerte del Señor; el costado abierto de Adán, desde donde extrajo
la costilla para formar su esposa, nos habla del costado abierto del Señor por la
lanza del soldado en la cruz, que probó al mundo la muerte real de Cristo, desde
donde brotó la sangre preciosa que redimió a los creyentes que constituyen y
forman Su iglesia, la esposa.

Cuando logramos profundizar sobre estos hechos, es que estamos en condiciones


de entender el tema de este capítulo que es el divorcio, y apreciaremos mejor
este mal endémico de nuestra sociedad.

Aceptar el divorcio ENTRE los creyentes, es creer que Cristo se puede divorciar
de su esposa, la iglesia. Obviamente que aquellos que no son creyentes, no se
interesan por conocer la voluntad de Dios y su necesidad primordial es su
salvación, conocer a Cristo como su único y suficiente Salvador personal, porque
de otro modo, siga casado o divorciado, igualmente irá al infierno.

En Mt.19 encontramos a los fariseos consultar al Señor sobre este tópico. Ellos
están enfocando el tema desde su perspectiva, como representantes y guías
espirituales de la nación de Israel, como observantes de la ley de Moisés.

Dice Mt.19:3-11 "Entonces vinieron a él los fariseos, tentándole y diciéndole: ¿Es


lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa? Él, respondiendo, les
dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo?
Y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos
serán una sola carne. Así que no son ya más dos, sino una sola carne, por tanto,
lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.

Le dijeron: ¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio, y repudiarla? Él
les dijo: Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a
vuestras mujeres, mas al principio no fue así.

Y os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación,
y se casa con otra, adultera, y el que se casa con la repudiada, adultera. Le dijeron
sus discípulos: Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene
casarse. Entonces él les dijo: No todos son capaces de recibir esto, sino aquellos
a quienes es dado".

Notamos que estos representantes de la nación de Israel dijeron al Señor, para


tentarle, para sorprenderlo en alguna contradicción, que ellos reconocían que en
el principio no existía el divorcio, y le preguntaron con hipocresía: entonces ¿Por
qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio? Y el Señor les corrige: Moisés no
mandó, sino que permitió, y esto a causa de vuestro pecado, a la dureza de
vuestros corazones. Les permitió en el sentido de tolerancia, no de aprobación.

Debemos distinguir entre la voluntad directa de Dios, y la voluntad permisiva.


Por ejemplo, la voluntad directa de Dios para Abraham fue que habitara en las
tierras de Canaán, pero cuando vino hambre en la tierra y Abraham consultó a
Dios si podía "descender" a Egipto, Dios lo autorizó.

A los antiguos, al pueblo terrenal, a Israel bajo la ley le "permitió" dar carta de
divorcio, y solamente por causa de fornicación. Y aquí es necesario aclarar este
término, para poder interpretar correctamente lo que el Señor le dijo a los
fariseos.

Es indispensable conocer algo de la idiosincrasia de esos pueblos del Medio


Oriente, y el significado exacto del vocablo "fornicación".

Fornicación se refiere a la relación sexual antes del matrimonio. Adulterio, a la


relación sexual fuera del matrimonio. Por lo tanto, un casado puede cometer
adulterio, pero no puede ser acusado de fornicario. Entonces ¿cómo puede ser
posible que la fornicación sea causal de rompimiento matrimonial?

Como estaba dicho en la ley, Dt.22:13-20 Cuando alguno tomare mujer y después
de haberse llegado a ella, no la halla virgen, la podrá repudiar.
Los pueblos orientales tenían por costumbre, cosa que todavía se practica en esa
parte del mundo; que los padres arreglaban los matrimonios durante la infancia
de sus hijos, los cuales quedan legalmente unidos en un compromiso que se
extiende hasta la edad en que pueden consumar su matrimonio; el cual es
ratificado en una ceremonia oficial ante la presencia de los familiares e invitados,
quienes participan luego en la fiesta que da inicio a la vida conyugal, a la cual se
integran los que legalmente estaban casados desde su infancia.

Legalmente ante la sociedad, ya estaban unidos en un compromiso matrimonial.


Si durante esa etapa, alguno de los comprometidos por sus padres era infiel,
cometía fornicación y no adulterio, porque aún no se había consumado el
matrimonio.

Ese compromiso matrimonial, que era un vínculo mucho más fuerte que el
noviazgo de Occidente, podía ser anulado por uno de los reclamantes, al
comprobar la infidelidad de su cónyuge. Razón por la cual se acostumbraba
exhibir públicamente a los invitados a las bodas, una prenda íntima que probara
su virginidad.

Lea de nuevo Dt.22 y le encontrará más sentido, porque allí habla del que
quebrantó ese compromiso de matrimonio y fornicó, pudiendo el ofendido
entregar una carta de divorcio y anular el compromiso.

Esa era la clase de divorcio que permitía la ley, a causa de "fornicación" y es de


lo que el Señor está hablando a los fariseos en Mt.19:9

Esto es lo que sucedió en la relación entre José y María, ellos estaban


comprometidos legalmente por sus padres, Mt.1:18 "Estando desposada María
su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del
Espíritu Santo. José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso
dejarla secretamente".

Él pensó que ella había fornicado, no podía acusarla de adulterio, porque todavía
no vivían juntos. A esto se refiere el Señor en Mt.19:9 "y yo os digo que cualquiera
que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra,
adultera, y el que se casa con la repudiada, adultera".

Lógico, si un casado se une a otra persona, comete adulterio, no es un acto de


fornicación. En el mismo versículo el Señor hace la diferencia entre fornicación y
adulterio. Fornicación antes de vivir con su marido, adulterio después de
consumar su matrimonio.
En la ley para Israel y en la gracia para la iglesia, se establece de igual forma que
el matrimonio una vez consumado, es algo indisoluble, que solamente la muerte
termina con ese vínculo, porque ahora no son más dos, sino una sola carne.

1Cor.7:39 "La mujer casada está ligada por la ley mientras su marido vive; pero
si su marido muriere, libre es para casarse con quien quiera, con tal que sea en
el Señor". Pero esta última frase: "con tal que sea en el Señor", está indicando
claramente que es una ordenanza para los que son de la iglesia.

Porque el inconverso comete a diario ese y muchos otros pecados más, siendo el
más grave y primero que necesita arreglar, el haber rechazado o sido indiferente
a la salvación que a tan alto precio Dios le ofrece, por medio del sacrificio del
Señor Jesucristo en la cruz del Calvario.

En 1Cor.7 encontramos instrucciones muy claras para los creyentes, pero


necesitamos aclarar que no está hablando del divorcio, porque el divorcio es el
rompimiento del vínculo matrimonial que le concede la libertad para volver a
casarse con otra persona, en cambio aquí señala muy claramente: "que NO se
separen, y si se separan, quédese sin casarse".

Por tanto, esta es una concesión para "separarse" cuando la vida matrimonial se
ha transformado en un yugo imposible de sobrellevar.

En el verso 15 dice: porque "a paz nos llamó Dios". Esto significa que cuando un
matrimonio no puede vivir junto en forma pacífica, es mejor separarse,
mayormente cuando uno de ellos es inconverso y el creyente tiene que convivir
con una persona que no la respeta.

Son múltiples los casos de hermanas que toleran y se atormentan


innecesariamente con maridos alcohólicos, o drogadictos, o vagos, violentos, etc.
En un malentendido testimonio cristiano, se resignan a vivir y soportar a esos
malos elementos que no solamente son cargas para la sociedad y para ellas, sino
que además las atormentan y no les permiten disfrutar libremente de la
presencia del Señor.

En esa situación, insisto, Dios autoriza al creyente a abandonar a su cónyuge,


para que pueda disfrutar de la paz del Señor, aunque claramente establece:
"quédese sin casar" (1Cor.7:11).

Ahora, muchos se preguntan ¿qué sucede cuando una persona conoce al Señor
estando separado por muchos años y ya tiene una familia establecida? Por
supuesto que no se les puede mandar disolver esa situación, más aún cuando en
muchos casos el cónyuge que abandonó, también convive con otra persona y éste
no tiene ninguna intención de reconciliarse.

En esos casos, creo que se puede aplicar lo que dice en el verso 17 "Pero cada
uno como el Señor le repartió, y como Dios llamó a cada uno, así haga; esto
ordeno en todas las iglesias". Aunque no se puede utilizar este versículo para
aceptar a "las parejas", como hoy en día les dicen a los convivientes.

Porque también la Palabra de Dios nos manda a someternos a las autoridades,


porque por Dios han sido establecidas, Rm.13:1-2 "Sométase toda persona a las
autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que
hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad,
a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para
sí mismos".

Luego prosigue hablando de los magistrados, la policía y el sistema de gobierno


en general, porque finalmente Dios es el que pone y quita los gobernantes como
él quiere, Tito 3:1 "Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades,
que obedezcan".

Y cuando aún la ley de los hombres condena la bigamia y el adulterio ¿por qué se
habría de aceptar dentro de la iglesia? ¿Qué deberían hacer las personas que se
encuentran en esa situación?

Simplemente legalizar su compromiso utilizando las leyes vigentes del país, esto
significaría que la iglesia debería reconocer como matrimonio a los que
legalmente están casados, aunque sea por segunda vez.

Considero que es muy significativo cuando Dios señala para los líderes de la
iglesia "que sea marido de una sola mujer". Creo que es aplicable a los
divorciados para nuestros días, porque según la voluntad directa de Dios
sabemos que solamente la muerte puede terminar con ese vínculo (1Cor.7:39) y
que el mismo Señor Jesucristo dijo sobre el matrimonio (Mt.19:6) "lo que Dios
juntó, no lo separe el hombre".

Por lo tanto, ante Dios, un divorciado, aunque esté legalmente casado por
segunda vez y tenga una sola esposa para la ley de los hombres, según el
concepto más elevado del Señor, tendría dos mujeres; inclusive como proveedor
y responsable del sustento de ambas, son dos mujeres.
Esto establece la prohibición directa de Dios, para que un hermano divorciado
pudiera ejercer el pastoreado u otra posición de liderazgo dentro de la iglesia.
Pero este mismo argumento estaría dando la razón que no podría ser excluido a
la comunión de la iglesia, debido a que Dios señala claramente que lo está
diciendo como requisito únicamente a los obispos (pastores o ancianos) y no
para todos los creyentes.

Si hubiera sido una regla general que ninguno podía ser divorciado (tener la
primera esposa viva y luego una segunda con la cual se casó después de su
divorcio), no tendría sentido que presentara esto como requisito exclusivo para
los líderes; porque de ninguna manera se puede pensar que en la iglesia
primitiva existiera la poligamia, la cual es condenada abiertamente en el Nuevo
Testamento por el mismo Señor Jesucristo e históricamente sabemos que jamás
se ha tolerado en el cristianismo. Inclusive la misma ley de los hombres (que Dios
nos exhorta obedecer) dictamina graves sanciones a los transgresores que
cometen el delito de poligamia.

Todos los códigos penales y civiles de occidente, tuvieron su origen en el código


romano y éste en los Escritos Sagrados. Allí se establecen responsabilidades del
divorciado para con su primera esposa y naturalmente que también con su
segunda cónyuge, es decir, tiene obligaciones para con las dos esposas.

El requisito de ser marido de una sola mujer, tiene que ser en relación a los
divorciados que al estar viva su primera mujer, técnicamente tiene dos esposas,
porque el Señor es muy preciso al señalar que el matrimonio termina solamente
con la muerte.

1Co 7:39 "La mujer casada está ligada por la ley mientras su marido vive; pero si
su marido muriere, libre es para casarse con quien quiera, con tal que sea en el
Señor".
Mat 19:6 "Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios
juntó, no lo separe el hombre".

La iglesia no tiene la responsabilidad de intentar imponer sus valores morales


sobre toda la sociedad, porque mayoritariamente las naciones no son cristianas,
en el concepto real de la palabra; ellos necesitan escuchar el evangelio de nuestro
Señor Jesucristo para la salvación de sus almas.

Una vez que la persona nace de nuevo, es el Espíritu Santo el que hará la limpieza
en ella. No sacamos absolutamente nada con cambiar los valores morales (si es
que se pudiera) si primeramente no nace de nuevo, de igual manera se irá al
infierno, porque solamente Cristo salva, no nuestras buenas obras.

Es verdad que el Señor nos mandó a ser "sal de este mundo" para detener la
corrupción de la carne, pero eso debemos hacerlo principalmente con lo que
hacemos, más que con lo que decimos. Todo lo que Dios manda para la iglesia, es
para que lo cumplan los creyentes, el inconverso tiene una sola y gran necesidad,
arrepentirse y salvar su alma.

Igualmente, de absurdo resulta escuchar a los curas opinar y presionar a las


autoridades de gobierno sobre asuntos del matrimonio, cuando ellos no se casan,
como dice en 1Tm.4:1-3

"el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán
de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la
hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán
casarse, y mandarán abstenerse de alimentos".

Bien sabemos que el pecado imperdonable que puede cometer un cura, es


casarse, porque todo otro pecado que ellos cometan, lo solucionan fácilmente
con una simple confesión a otro "colega".

Y esa condición anormal que les impone el Vaticano (para no tener que compartir
sus bienes con los herederos), les ha llevado a mantener relaciones anormales y
abortos en sus conventos y monasterios, los cuales son un secreto a voces, aun
cuando la Biblia manda que los obispos sean casados (1Tm.3:2-5) y nos revela
que el apóstol Pedro era casado (Mt.8:14) como también los demás apóstoles
(1Cor.9:5).

Rm.1:25-28 "ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y


dando culto a las criaturas (santos y vírgenes) antes que al Creador...por esto
Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso
natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres,
dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros,
cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí
mismos la retribución debida a su extravío.

Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios (no olvidemos quienes


quemaron las Biblias durante siglos), Dios los entregó a una mente reprobada,
para hacer cosas que no convienen".
La necesidad primordial que tiene el mundo de escuchar de parte de la iglesia es
la de su salvación, no lecciones sobre moralidad, las cuales muchas veces no se
cumplen ni entre los que se dicen cristianos y pertenecen con mucho orgullo a
una iglesia.

También es importante señalar que son absolutamente fraudulentas, ilegales e


inconstitucionales las ceremonias que pastores sin temor de Dios realizan en sus
iglesias, con el propósito de otorgarle un carácter de legalidad al adulterio y lo
transforman en bigamia, al "casar" a aquellos que no están legalmente
divorciados ante la ley de su país, a la cual Dios ordena sometimiento y
obediencia.

Me refiero a esas ceremonias de "casamiento" que hacen en muchas iglesias y


que no son reconocidas por las autoridades del país para casar ante la ley de los
hombres. Ellos saben que no tiene validez ante ninguna ley del país, por lo tanto,
es un mero "show" con el cual pretende solamente darle un barniz de legalidad
para adormecer la conciencia de los que están en adulterio, y la del pastor para
recibir sus ofrendas y diezmos sin remordimientos (si es que alguna vez los
tuvo).

Si esa ceremonia de "casamiento" tuviera algún valor (ante Dios o ante los
hombres) significaría que esa "pareja" ha cometido bigamia, porque no están
legalmente divorciados y han sido "casados" por segunda vez. Esos pastores y los
contrayentes se han puesto fuera de la ley.

Le invito a leer la respuesta Nº 243 ¿Cuál iglesia casa conforme a la ley de Dios?
Que encontrará en la sección PREGUNTAS FRECUENTES.

Si alguno conoció al Señor estando casado, y su cónyuge es inconverso, y él


consiente en continuar con su matrimonio, el Señor le anima a no abandonarle,
porque quizás su fiel testimonio le podrá llevar al Señor. Vr.13 "si una mujer
tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo
abandone".

Pero en este mismo capítulo siete resulta muy evidente que el creyente que
pertenece a la iglesia, a la esposa de Cristo, no puede divorciarse, vr.11 "si se
separa, quédese sin casar". Vr.39 "La mujer casada está ligada por la ley mientras
su marido vive; pero si su marido muriere, libre es para casarse con quien quiera,
con tal que sea en el Señor".
A Israel, debido a "la dureza de sus corazones Moisés les permitió, por causa de
fornicación, dar carta de divorcio". Al recordar que esto fue entregado a Moisés,
está señalando que pertenece a la ley. Y la carta de divorcio, como ya vimos, se
refiere a anular el compromiso adquirido por sus padres, para cuando
consumaran el matrimonio y descubrían que no era virgen.

Estoy plenamente consciente que es un tema muy delicado y penoso,


especialmente para aquellos que han tenido que enfrentar el dolor de una
ruptura matrimonial, pero solamente he querido ser lo más claro y objetivo
posible, sin apartarme de lo que Dios ha revelado en Su Palabra, porque Su
Palabra es verdad.
Capítulo 19

"A Israel Dios mandó hacer guerra a sus enemigos. En la iglesia nos
manda amar a nuestros enemigos".

Bien conocemos el relato bíblico de la conquista de Canaán por el pueblo


escogido de Dios. Todo comenzó, no con el llamado de Abraham de Ur de los
Caldeos, sino cuando el pecado y corrupción de esos pueblos llegó a su colmo.

Dios tuvo que actuar para terminar con la inmoralidad de los habitantes de
Canaán, porque Su Santidad y Justicia no pudieron seguir tolerándolos, y decidió
entregar esas tierras a un pueblo que levantaría de los lomos de Abraham.

Luego vino la esclavitud de Israel por 430 años y su posterior liberación, que con
mano poderosa Dios hizo por medio de Moisés. En su cuidado y misericordia con
ellos, les mandó rodear por el desierto para evitar una confrontación con sus
moradores, porque el Señor sabía que su pueblo aún no estaba preparado para
la batalla.

Pero una vez que su nación fue consolidándose, el ejército israelita formándose
y fortaleciéndose, Dios los guio para aplicar juicio sobre los pueblos cuya maldad
había rebalsado la paciencia del Señor.

Leemos en Nm.21:1-3 "Cuando el cananeo, el rey de Arad, que habitaba en el


Neguev, oyó que venía Israel por el camino de Atarim, peleó contra Israel, y tomó
de él prisioneros. Entonces Israel hizo voto a Jehová, y dijo:

Si en efecto entregares este pueblo en mi mano, yo destruiré sus ciudades. Y


Jehová escuchó la voz de Israel, y entregó al cananeo, y los destruyó a ellos y a
sus ciudades".

En Nm. Cap.31 dice: "Jehová habló a Moisés, diciendo: Haz la venganza de los
hijos de Israel contra los madianitas, después serás recogido a tu pueblo.
Entonces Moisés habló al pueblo diciendo: Armaos algunos de vosotros para la
guerra, y vayan contra Madián y hagan la venganza de Jehová a Madián".

Y así sucesivamente fue Dios cumpliendo su doble propósito, castigar a los


moradores de Canaán por la inmundicia de sus pecados que se hicieron
intolerables ante la Santidad de Dios, y al mismo tiempo entregar a su pueblo
Israel que estaba formando, una tierra donde se desarrollara como nación y por
medio de ellos (Israel), entregar luz al mundo que se envolvía cada vez más en
las tinieblas del pecado; para no tener que mandar un juicio sobre todas las
naciones de la tierra.

El plan divino abarcaba no solo un juicio local sobre aquellos que se habían
corrompido, que entre otras cosas, ofrecían a sus propios hijos para ser
quemados en sacrificio a los ídolos; sino que Su misericordia estaba preparando
una nación santa para entregarle Su revelación divina a su cuidado (Rm.3:2).

Pero más importante aún, preparar la genealogía del instrumento humano que
Dios escogería para que el Hijo eterno de Dios (Mt.1:1-17), tomara un cuerpo
humano (1Tm.3:16) y de esta forma traer bendición a todas las naciones que
estaban sucumbiendo en las tinieblas del pecado.

Luego de la partida de Moisés, Dios levantó a Josué como líder de su pueblo, que
sería el general que les guiaría a la conquista de Jericó, la primera ciudad que
tomaron, donde se vio claramente una vez más que Dios intervenía a favor de
Israel. Josué 6:21 "y destruyeron a filo de espada todo lo que en la ciudad había,
hombres y mujeres, jóvenes y viejos, hasta los bueyes, las ovejas, y los asnos".

Esta justicia era muy propia de una dispensación como la ley. Ex.21:23-24 "Mas
si hubiere muerte, entonces pagarás vida por vida, ojo por ojo, diente por diente".

El Señor Jesucristo estableció la diferencia que ahora existe entre las demandas
para Israel y la iglesia. Él, con su autoridad divina, establece un cambio profundo
para dar inicio a otra dispensación, la gracia.

Mt.5:38 "Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo:
No resistáis al que es malo, antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha,
vuélvele también la otra. Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y
aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid
a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os
ultrajan y os persiguen".

Durante la dispensación de la ley, Dios mandaba inmediatamente su juicio o


prosperidad terrenal a Israel; en cambio ahora en la gracia no, los juicios vendrán
después del arrebatamiento de la iglesia, durante la Gran Tribulación, y la
recompensa para los cristianos también será en las moradas celestiales.
Mr.10:21 "tendrás tesoro en el cielo".

Todos los males que somos testigos en nuestra sociedad, no es más que el
cumplimiento de una ley divina: "Todo lo que el hombre sembrare, eso también
cosechará".
En la dispensación de la gracia, no podemos actuar como lo hizo el pueblo de
Israel durante la ley

A ellos les dijo: "ojo por ojo, y diente por diente", pero tampoco en el concepto
liviano que lo entiende el mundo, como venganza, sino para que el castigo se
aplicara de acuerdo a la proporción de la falta.

En cambio, a la iglesia nos manda amar aún a nuestros enemigos. Rm.12:7 "No
paguéis a nadie mal por mal, procurad lo bueno delante de todos los hombres, si
es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres.
No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios,
porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.

Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer, si tuviere sed, dale de
beber, pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza".

Obviamente que se está refiriendo a la conducta que debe mostrar un creyente


para con su prójimo, pero las leyes del país para condenar al malhechor deben
cumplirse. En el contexto de la epístola a los Romanos en el capítulo siguiente
dice: (Rm.13:1-4)

"Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad


sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que
quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten,
acarrean condenación para sí mismos. Porque los magistrados no están para
infundir temor al que hace el bien, sino al malo.

¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella;


porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no
en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que
hace lo malo".

El mismo ejemplo nos dejó el Señor al perdonar al malhechor que se arrepintió


en la cruz, que teniendo poder para hacerlo bajar e impedir su muerte, dejó que
la ley se cumpliera. Una cosa es el sometimiento a la ley, y otra muy distinta es
tomar la justicia en nuestras propias manos.

Lo que ha llevado a una interpretación errada sobre la aplicación de la ley, y


pensar que ahora en la gracia las autoridades no deben condenar; es el caso de
la mujer adúltera que el Señor perdonó su vida. Pero allí existen dos elementos
que no podemos pasar por alto y que el Señor quiso enseñarnos.

Primero, que los que apliquen justicia deben a su vez estar limpios de culpa.
Segundo, que ese era un juicio viciado, porque la ley condenaba al hombre y a la
mujer que cometieran el adulterio (Dt.22:22).

Dice el relato de Jn.8:4 que "fue sorprendida en el acto mismo de adulterio".


Obviamente ambos habían sido sorprendidos, pero al hombre lo habían
perdonado. Dios ha dicho que la ley debe ser aplicada sin imparcialidades
(1Tm.5:21).

Es evidente la diferencia entre lo que Dios mandó a Israel en la ley, y ahora a la


iglesia en la gracia. A Israel le dijo: "Ojo por ojo, diente por diente" y a la iglesia:
"Amad a vuestros enemigos".
Capítulo 20

"En la religión judía existen sacrificios temporales. En la iglesia tenemos


un solo sacrificio con eficacia eterna".

Heb.9:19 hasta el cap.10 "Porque habiendo anunciado Moisés todos los


mandamientos de la ley a todo el pueblo, tomó la sangre de los becerros y de los
machos cabríos, con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el mismo libro y
también a todo el pueblo, diciendo: Esta es la sangre del pacto que Dios os ha
mandado, y además de esto, roció también con la sangre el tabernáculo y todos
los vasos del ministerio.

Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre, y sin derramamiento de sangre
no se hace remisión. Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales
fuesen purificadas así, pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios
que estos.

Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma


de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen
continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan. De otra manera
cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no
tendrían ya más conciencia de pecado.

Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste, mas me


preparaste cuerpo. Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocausto y
expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen
según la ley) y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu
voluntad, quita lo primero, para establecer esto último.

En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo


hecha una vez para siempre. Y ciertamente todo sacerdote está día tras día
ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca
pueden quitar los pecados, pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre
un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, porque con
una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados".

El Antiguo Testamento relata con gran detalle todo el ceremonial que los
israelitas realizaban con los sacrificios. En el tabernáculo debían ofrecer un
animal en holocausto por la mañana, y otro por la tarde durante todos los días
del año; además de la gran variedad de sacrificios que cada israelita debía traer
continuamente. En consecuencia, eran miles los sacrificios que se ofrecían cada
año.

El argumento divino es contundente, si esos sacrificios hubieran sido eficaces, no


habría existido la necesidad que estuvieran continuamente repitiéndose, pero
precisamente debido a su imperfección, es que requerían realizarse una y otra
vez.

Algo similar a lo que sucede con el "sacrificio de la misa" que la iglesia católica
inventó como un ceremonial litúrgico a partir del siglo XI, y que ha estado
repitiendo por nueve siglos día tras día y semana tras semana. Y que además se
efectúa como sacrificio incruento por el pecado, es decir, sin derramamiento de
sangre, lo cual contradice abiertamente lo que Dios dice en Heb.9: 22 "sin
derramamiento de sangre no se hace remisión".

La ineficacia del sacrificio de la misa, también queda de manifiesto con el mismo


argumento que nos entrega Dios en Heb.10:1 "los mismos sacrificios que se
ofrecen continuamente cada año, nunca pueden hacer perfectos a los que se
acercan, de otra manera cesarían de ofrecerse".

La religión judía era una extensa y compleja lista de sacrificios que los israelitas
debían realizar durante toda su vida. Los cuales eran símbolos, figuras, sombras
de la realidad que habría de venir, que es la persona bendita de Cristo Jesús.
Obviamente, llegado Cristo y consumado el sacrificio perfecto, no hay más
necesidad de repetirlo, debido justamente a su perfección.

En Heb.9:9 refiriéndose a los sacrificios que Dios ordenó en la ley, dice: "Lo cual
es símbolo para el tiempo presente, según el cual se presentan ofrendas y
sacrificios que no pueden hacer perfecto, en cuanto a la conciencia, al que
practica ese culto".

El versículo siguiente añade que estos sacrificios fueron dados: "hasta el tiempo
de reformar las cosas...Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los
bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de
manos, es decir, no de esta creación, y no por sangre de machos cabríos ni de
becerros, sino por su propia sangre, entró UNA VEZ PARA SIEMPRE en el lugar
santísimo, habiendo obtenido ETERNA REDENCIÓN".

Esta es la tremenda y bendita diferencia que existe entre el pueblo terrenal,


Israel, y la iglesia. Israel dependía de sacrificios, que debido a su ineficacia,
necesitaban repetirse constantemente. En cambio, la iglesia del Señor descansa
sobre el sacrificio de Cristo, que debido a su eficacia y perfección, no necesita
repetirse jamás.

El grito de triunfo y victoria que resonó en el Calvario fue: "CONSUMADO ES" y


no sólo hizo temblar la tierra y partir las rocas, sino que llegó hasta el mismo
trono de la gloria de Dios. Satisfizo plenamente todas las demandas de la justicia
divina, que entre otras cosas había sentenciado: "La paga del pecado es muerte".

Cristo pagó esa deuda que nuestros pecados habían contraído con Dios, y
"consumado es" significa que la obra de nuestra redención está terminada, no
hay nada más que el pecador pueda hacer.

Ya todo fue hecho por el Señor en la cruz; tan perfecto y completo fue Su
sacrificio, que no solamente no necesita ni debe repetirse, sino que dice que
obtuvo ETERNA REDENCIÓN para los que nos hemos arrepentido de nuestros
pecados y nos apropiamos de esa obra perfecta y eterna.

Dice en Heb.10:14 "porque con UNA sola ofrenda hizo perfectos para siempre a
los santificados". Y en el verso 10 especifica: "somos santificados mediante la
ofrenda del cuerpo de Jesucristo HECHA UNA VEZ PARA SIEMPRE".

El versículo 12 también es muy preciso para señalar esta verdad: "Cristo,


habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha
sentado a la diestra de Dios".

Dios dice con su autoridad divina, que el sacrificio de Cristo se realizó una sola
vez. ¿Cómo pueden entonces los jerarcas católicos sostener que ellos deben
repetir el sacrificio del cuerpo mismo de Cristo, en cada misa que realizan?

Seguramente que como ésta, y muchas otras prácticas y mitos que inventaron no
pueden explicarlas con la Palabra de Dios, decidieron quemar las Biblias y
prohibir su lectura por tantos siglos.

También los sacrificios de los israelitas, como dice el Señor, debido a su


ineficacia, debían repetirse continuamente. Pero a diferencia de esto en el
verdadero cristianismo, tenemos UN solo sacrificio, realizado una sola vez para
siempre jamás; otorgando salvación completa y eterna, para todo aquél que
acepta esa obra de amor sublime.
Capítulo 21

"En el judaísmo tenemos el incienso. En la iglesia las oraciones".

Como hemos estado considerando, Dios ordenó a su pueblo terrenal, Israel, una
serie de simbolismos por medio de los cuales les entregó enseñanzas de esa
realidad que habría de venir cuando las sombras pasaran. Llegado el
cumplimiento del tiempo, obviamente esas figuras fueron puestas de lado para
dar paso a la realidad que ellas enseñaban.

Por ejemplo, cuando el verdadero Cordero de Dios consumó su obra, los


sacrificios de todos los animales que ordenaba la ley debían de suspenderse; lo
mismo que todos los ceremoniales que se practicaban según la ley de Moisés,
porque la ley fue nuestro ayo (instructor) para llevarnos a Cristo.

A Israel le mandó ofrecer el incienso aromático, lo cual es símbolo de las


oraciones que la iglesia eleva a la presencia del Señor. Ex.30:34-38, 9 "Dijo
además Jehová a Moisés: Toma especias aromáticas, estacte y uña aromática y
gálbano aromático e incienso puro, de todo en igual peso, y harás de ello el
incienso, un perfume según el arte del perfumador, bien mezclado, puro y santo.

Y molerás parte de él en polvo fino, y lo pondrás delante del testimonio en el


tabernáculo de reunión, donde yo me mostraré a ti. Os será cosa santísima. Como
este incienso que harás, no os haréis otro según su composición te será cosa
sagrada para Jehová.

Cualquiera que hiciere otro como este para olerlo, será cortado de entre su
pueblo. No ofreceréis sobre el altar, incienso extraño".

A Israel Dios le entregó un detallado y complejo ritual ceremonial. El Señor se


reveló a su pueblo terrenal en el tabernáculo, y hasta el lugar santo, donde se
encontraba el altar del incienso, solamente podían acercarse los sacerdotes,
previo cumplimiento de todas las ordenanzas que Dios les había mandado.

Estos debían ser consagrados al servicio, lo cual se realizaba vistiéndose con


túnicas que les eran provistas para ese oficio, luego se sacrificaba un becerro
para su purificación. Después un carnero y se les aplicaba la sangre sobre el dedo
pulgar de su mano derecha, y sobre el dedo pulgar de su pie derecho, también
sobre el lóbulo de su oreja derecha.
En todo esto encontramos un precioso simbolismo. En la Biblia, las vestiduras
son figura de la justicia con que Dios cubre al pecador perdonado, y lo prepara
para su servicio y adoración.

Los sacerdotes no tenían que comprar estas vestimentas, se las regalaban para
que cumplieran su oficio sacerdotal. En Ap.6:11 donde se nos revela una escena
celestial, dice que aquellos mártires que llegaron al cielo, Dios les otorgó
vestiduras blancas.

Las vestiduras son la expresión de los atributos con que Dios revistió a los
creyentes, son un regalo del Señor. Aún en el caso de la esposa (la iglesia) como
se indica en Ap.19:8 "a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y
resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos".

Ese lino fino, representa las obras de los creyentes, el adorno nupcial que
también proviene de Dios: "se le ha concedido que se vista de lino fino" como
regalo de Dios; no es de origen humano ni de mérito personal, porque incluso las
obras que el creyente realiza, son según la misericordia que el Señor ha tenido
para capacitarnos y usarnos en su obra.

Hasta "el querer" realizarlas lo tuvo que poner Dios en nuestros corazones,
(Filp.2:13) "Dios es el en vosotros produce así el querer como el hacer, por su
buena voluntad". Nos capacita entregándonos los dones (1Cor.12:11)

Y nos ha preparado las obras de antemano, para que anduviésemos en ellas


(Ef.2:10) "creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de
antemano para que anduviésemos en ellas".

Ef.5:27 "a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese
mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha".

No puede existir jactancia humana, porque todo proviene de Dios. Las obras
nuestras son como trapos de inmundicia; pero las que nos regala el Señor,
incluyendo hasta el querer realizarlas, la capacitación y preparación de
antemano para que anduviéramos en ellas, esas son las vestiduras nupciales de
lino fino con las cuales el Señor adornará su esposa

Será el vestido de novia que el Esposo regalará a su esposa. Is.61:10 "porque me


vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio
me atavió, y como a novia adornada con sus joyas".
Esto concuerda con el último llamado que le hace a la iglesia, Ap.3:18 "yo te
aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego y vestiduras blancas para
vestirte".

Las vestiduras son la expresión de los atributos con que Dios revistió a los
creyentes, y vemos que toda obra realizada por los sacerdotes levitas, también
había sido santificada y consagrada por medio de esa sangre que les era aplicada
en el pulgar derecho de la mano, que nos habla de las obras del sacerdote.

El pulgar derecho del pie, representa todo su caminar que también era
consagrado a Dios; y el lóbulo de la oreja derecha, nos indica que aún lo que
escuchaba tenía que ser dedicado al Señor. Todo su ser era íntegramente
consagrado y dedicado a Dios.

De igual modo al cristiano en el período de la iglesia, Dios le otorga la salvación


y le ha diseñado todo el plan de trabajo para que le sirvamos (Ef.2:10); aún hasta
"el querer" hacerlo lo tiene que poner Dios en el corazón nuestro.

Toda jactancia y vanagloria humana queda excluida, porque toda la gloria le


corresponde únicamente al Señor. Las obras que realiza el creyente una vez que
tiene la salvación, corresponden a ese lino fino con el cual Dios regala a la esposa
para que se vista con vestiduras nupciales.

Una vez que los sacerdotes levitas estaban vestidos con sus túnicas, y habían sido
consagrados con la sangre de un becerro y lavados en el lavacro de bronce; recién
entonces estaban en condiciones de entrar al lugar santo para ofrecer el incienso
aromático.

Pero lo que llama la atención es que habiéndoles Dios entregado detalladamente


todas las instrucciones en Lv.8 y 9; inmediatamente en el capítulo 10
encontramos la desobediencia de los sacerdotes Nadab y Abiú, quienes
ofrecieron el incienso con fuego extraño que Dios no había mandado. Y
solemnemente dice en el verso 2 "Y salió fuego de delante de Jehová y los quemó,
y murieron delante de Jehová".

Ellos no sacaron el fuego desde el altar de los sacrificios, el cual ardía


continuamente, sino que seguramente lo hicieron ellos mismos. El altar de los
sacrificios era figura del verdadero Cordero de Dios que sería sacrificado por
nosotros.
Dios no acepta nada que tenga origen humano, porque todo lo nuestro está
contaminado con el pecado. Él se complace únicamente con lo que nosotros
hagamos, que tenga como origen la obra del Señor Jesucristo.

En la dispensación de la ley, el juicio no se hizo esperar sobre estos sacerdotes


desobedientes. En la gracia, Dios no consume inmediatamente a los
transgresores, pero eso no significa que el fuego de justicia no irá a purificar
también un día las obras de todos los creyentes, que también somos sacerdotes
de Dios.

Todos los cristianos compareceremos ante el tribunal de Cristo, no en relación


con el pecado, porque el Señor pagó por TODOS ellos, sino para probar nuestras
obras. Todas aquellas que fueron realizadas con fuego extraño que Dios nunca
mandó, también serán quemadas.

1Cor.3:12-15 "si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras
preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta,
porque el día la declarará, y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si
la obra de alguno se quemare, él sufrirá perdida, si bien el mismo será salvo,
aunque, así como por fuego".

La salvación es eterna y segura, pero las obras realizadas en la carne, serán


quemadas como la paja, cuando el fuego divino de Su justicia las pruebe.

Los sacerdotes levitas se acercaban a un altar para presentar su incienso, el cual


subía hasta la presencia de Dios en olor fragante.

Esos ritos ceremoniales eran figuras y sombras de la realidad misma de las cosas
que habrían de venir. No tienen lugar en la iglesia, porque hoy nos acercamos a
él en los méritos del Señor, y es Su fragancia la que se eleva hasta la presencia de
Dios.

El incienso aromático de los sacerdotes levitas ha sido reemplazado por las


oraciones de los santos, quienes somos también reyes y sacerdotes. Esta no es
una interpretación antojadiza, sino que es lo que Dios dice en Su Palabra.

En Ap.8:3-4 se nos describe una escena celestial: "Otro ángel vino entonces y se
paró ante el altar, con un incensario de oro, y se le dio mucho incienso para
añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que estaba
delante del trono. Y de la mano del ángel subió a la presencia de Dios el humo del
incienso con las oraciones de los santos".
El tabernáculo que se le ordenó construir a Moisés, era figura de las cosas
celestiales, como lo afirma en Heb.8:5 "los cuales sirven a lo que es figura y
sombra de las cosas celestiales, como se le advirtió a Moisés, cuando iba a erigir
el tabernáculo, diciéndole: Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se
te ha mostrado en el monte".

En el Antiguo Testamento, los sacerdotes levitas, después de haberse cubierto


con las túnicas sacerdotales, y haber cumplido con el ritual ceremonial de la
consagración y purificación, podían acercarse al lugar santo para presentar el
incienso aromático.

Hoy en la iglesia, todo cristiano verdadero puede acercarse, no solo hasta el lugar
santo, sino que habiendo Dios rasgado el velo que separaba el lugar santo del
santísimo, puede en función a la bendición recibida por el Señor, y revestido con
el manto de justicia y las vestiduras espirituales que Cristo nos ha otorgado.

Cumplir su oficio sacerdotal acercándose confiadamente en los méritos del Señor


para presentar sus oraciones, las cuales suben hasta la presencia de Dios en olor
fragante; porque van avivadas con el fuego sacado directamente del altar de los
sacrificios del verdadero Cordero de Dios, Cristo Jesús.
Capítulo 22

"La unción con aceite para Israel. La unción con el Espíritu Santo para la
iglesia".

En el Antiguo Testamento se utiliza el término de "la unción", para describir el


acto de "derramar" el aceite que había sido especialmente preparado para ese
propósito, sobre aquellos que eran escogidos como reyes o sacerdotes.

Emplear ese aceite para otros fines constituía una ofensa tan grave, que el que
fuera hallado culpable de ese pecado, tenía que ser expulsado del pueblo.

Hoy, debido a la manipulación y vulgaridad que están cometiendo los


comerciantes de la fe con el aceite, que no solamente lo han comercializado, sino
que lo utilizan como parte de los shows que realizan en sus congregaciones, y
hasta han llegado a la barbaridad y excentricidad, debido a su total falta de temor
de Dios y de conocimiento bíblico, de arrojarlo desde aviones sobre la ciudad.

Considero necesario recordar a los creyentes que aún puedan tener algún temor
del Señor, que el uso del aceite era algo muy solemne y cualquiera que lo utilizara
de una forma diferente a la que Dios había ordenado, debía ser castigado, porque
era el símbolo del Espíritu Santo que habría de venir.

Dios restringió y prohibió su mal uso, condenando duramente a los que


profanaran su aplicación. E inclusive su preparación (porque no era cualquier
aceite), era una mezcla que Dios consideraba muy santa, no podía ser utilizada
por cualquiera y sin los propósitos santos que fueron especificados con mucha
precisión.

Ex.30:22-33 "Habló Jehová a Moisés, diciendo: Tomarás especias finas: de mirra


excelente quinientos siclos, y de canela aromática la mitad, esto es, doscientos
cincuenta, de cálamo aromático doscientos cincuenta, de casi quinientos, según
el siclo del santuario, y de aceite de olivas un hin.

Y harás de ello el aceite de la santa unción; superior ungüento, según el arte del
perfumador, será el aceite de la unción santa. Con él ungirás el tabernáculo...el
arca...la mesa...el candelero...el altar del incienso...y la fuente. Así los consagrará,
y serán cosas santísimas, todo lo que tocare en ellos, será santificado.
Ungirás también a Aarón y a sus hijos, y los consagrará para que sean mis
sacerdotes. Y hablarás a los hijos de Israel, diciendo: Este será mi aceite de la
santa unción por vuestras congregaciones.

Sobre carne de hombre no será derramado, ni haréis otro semejante, conforme


a su composición; santo es, y por santo lo tendréis vosotros. Cualquiera que
compusiere ungüento semejante, y que pusiere de él sobre extraño, será cortado
de entre su pueblo".

Si los agoreros y embaucadores de nuestros días, que explotan la superstición e


ignorancia de la gente, conocieran su Biblia y leyeran estos pasajes, estoy seguro
que muchos lo pensarían dos veces antes de proseguir con ese remedo blasfemo
y absurdo de aplicar aceite, aunque haya sido comprado en un supermercado de
Israel.

El aceite que se utilizaba para la unción era una mezcla muy santa, nadie podía
reproducirla ni utilizarla con otros fines. Era para Aarón y sus hijos (los
sacerdotes levitas), dice claramente que si se aplicara sobre otra persona, debía
ser cortado de su pueblo.

El uso del aceite en el Antiguo Testamento, también era empleado también para
ungir a los reyes. En 1Sm.16 se describe la elección de David como rey de Israel,
dice Dios al profeta Samuel verso 3: "llama a Isaí al sacrificio, y yo te enseñaré lo
que has de hacer; y me ungirás al que yo te dijere" vr.13: "y Samuel tomó el
cuerno del aceite, y lo ungió en medio de sus hermanos".

La simple lectura de la Biblia nos lleva a entender que "la unción" para el tiempo
de los símbolos de la ley, era el "derramamiento" que se hacía con aceite para
preparar en su servicio a los reyes y a los sacerdotes levitas.

En Heb. Cap. 9 y 10 se hace un recuento de las ceremonias del antiguo pacto


que Dios hizo con Israel.
Heb.9:9 "Lo cual es símbolo para el tiempo presente".
Heb.9:23 "Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen
purificadas así".
Heb.10:1 "Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la
imagen misma de las cosas".

Para Israel, el pueblo terrenal de Dios, la unción se realizaba derramando un


aceite especial sobre los que fueron escogidos como reyes o sacerdotes. En la
iglesia, cuando llegó aquello que representaba el aceite, es decir el Espíritu Santo;
entendemos perfectamente la expresión de "derramar Su Santo Espíritu" o como
también lo llamó el Señor: "bautizar con el Espíritu Santo", se aprecia claramente
que es la misma experiencia como lo relata en el libro de los Hechos.

Hch.1:5 "seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días".


Hch.2:17 "derramaré de mi Espíritu".
1Cor.12:13 "porque por un solo Espíritu fuimos TODOS bautizados".

1Jn.2:20 "vosotros tenéis la unción del Santo".


1Jn.2:27 "la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no
tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña
todas las cosas, según ella os ha enseñado".

En Hch.1:5 cuando aún no descendía el Espíritu Santo, dice en futuro: "seréis


bautizados con el Espíritu Santo". Pero cuando ya se había cumplido el propósito
divino que la iglesia, o mejor dicho aún, cada creyente fuera templo del Espíritu
Santo, entonces dice en 1Cor.12:13 que TODOS fuimos (en pasado) bautizados
CON el Espíritu Santo.

También cuando en 1Jn.2:27 se refiere a esta misma experiencia, dice: "la unción
que vosotros recibisteis". Una vez más lo dice en pasado, porque esa fue una fase
pasada.

Sabemos que ahora todos los que hemos nacido de nuevo, somos además de hijos
de Dios, reyes y sacerdotes.

Ap.1:5 "Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo
reyes y sacerdotes para Dios, su Padre".

Dios en la iglesia ha ungido a sus hijos, no con aceite, sino que con la misma
Persona del Espíritu Santo. Porque ahora el que "unge" es Dios, no el hombre,
(2Cor.1:22) "el que nos ungió, es Dios".

Y ha ungido a TODOS sus hijos en la iglesia, no solamente al pastor, por lo tanto


es anti bíblico llamar únicamente al líder "el ungido del Señor".

Es verdad que hay muchos hombres que se atribuyen el derecho de "ungir", pero
esos indudablemente a la luz de la Biblia, son falsos maestros, impostores,
porque hoy el único que puede ungir, es Dios.
Es contrario a la enseñanza de las Sagradas Escrituras que alguien pueda
arrepentirse de sus pecados, y tener que esperar una experiencia futura a la de
su conversión para recibir el Espíritu Santo, porque nadie puede nacer de nuevo,
arrepentirse de sus pecados, sin la intervención directa del Espíritu Santo.

El Señor dijo que nacemos de nuevo por medio de la Palabra y del Espíritu.
(Jn.3:6) "es nacido del Espíritu" (1Pd.1:23) "siendo renacidos...por la Palabra de
Dios".

Aún el arrepentimiento lo ha entregado Dios a través de la obra del Espíritu


Santo en el pecador, (Hch.11:18) "ha dado Dios arrepentimiento para vida".
(Rm.2:4) "su benignidad te guía al arrepentimiento". (2Cor.7:9-10) "fuisteis
contristado para arrepentimiento" "la tristeza que es según Dios produce
arrepentimiento para salvación".

Porque no hay quien busque a Dios, es Dios quien produce el querer como el
hacer por medio del Espíritu Santo. Por lo tanto, nadie puede convertirse sin el
Espíritu Santo, y si alguno no tiene el Espíritu, el tal no es de él (Rm.8:9).

Esto significa que si alguien "dice" ser del Señor, pero aún está esperando tener
una experiencia futura con el Espíritu Santo, le recomiendo muy seriamente que
repase el fundamento de su salvación, porque a la luz de la Biblia, Ud. todavía no
es salvo, todavía no es un hijo de Dios, ni rey ni sacerdote Suyo.

Si el Espíritu Santo se recibe una sola vez ¿Qué significa cuando se nos manda a
ser "llenos del Espíritu?". La explicación es muy simple y se encuentra en el
mismo versículo. Ef.5:18 "No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución;
antes bien sed llenos del Espíritu".

Primero nos plantea lo negativo, lo que no debemos hacer: "embriagarnos con


vino" ¿por qué? Porque está estableciendo un paralelismo entre dos elementos
que pueden controlar nuestros actos, aunque uno es negativo y el otro es
positivo.

Ambos producen un control sobre nuestras personas, el alcohol puede llegar a


dominar nuestro ser produciendo una influencia negativa. Pero si somos "llenos
del Espíritu", el Espíritu viene a dominar nuestro ser; nuestros actos entonces
son controlados por Él, pero en forma positiva.

Cuando el Espíritu Santo viene a morar en nosotros (porque somos templo


Suyo), no nos transforma en robot ni anula nuestra voluntad. Esto significa que
para ser "llenos del Espíritu", es decir, llegar a ser controlados plenamente por
Él, debemos cada día someter nuestra voluntad a la Suya.

Como muy bien lo expresa Pablo (Gál.2:20) "ya no vivo yo, mas vive Cristo en
mí". O como también dijo Juan el Bautista (Jn3:30) "Es necesario que él crezca,
pero que yo mengüe".

La Biblia nos habla de esta doble naturaleza que adquirimos a través del Espíritu
Santo el día de nuestra conversión, la espiritual y la carnal; la que alimentemos
más, será la que prevalecerá sobre nosotros. Por lo tanto, ser "llenos del Espíritu"
significa simplemente que nuestra voluntad humana está sometida a Su voluntad
y no a la nuestra (la carnal).

Los hermanos carnales, que han alimentado más la carne, no significa que el
Espíritu "disminuye" en ellos, sino que el Espíritu permanece encerrado e
impedido de actuar libremente sobre ellos, porque sus mentes y corazones están
más ocupados en las cosas de este mundo.

Somos "llenos del Espíritu", no porque el Espíritu "crezca" en tamaño en


nosotros, porque ese concepto es absurdo, debido a que siendo el Espíritu Santo
una persona de la trinidad de Dios no puede crecer, Dios no crece. Ser "lleno"
significa que Él toma control de todo nuestro ser, mente y corazón.

Dios no da el Espíritu por medida, es decir, no nos da la mitad el día de nuestra


conversión, y más adelante el doble y luego el triple. Jn.3:34 "Dios no da el
Espíritu por medida".

Creo también necesario aclarar lo que dice en Stgo. 5 y que ha conducido a


muchos al error, por ese mal hábito de aislar un pasaje del resto de la Biblia. Si
hemos entendido lo que he citado anteriormente, entonces no tendremos
ninguna dificultad en admitir que las prácticas de arrojar aceite literalmente,
como se realiza en muchas iglesias, eso definitivamente es un error.

Porque de lo contrario, entraría en grave conflicto con los pasajes que he citado
¿Cuál sería entonces su explicación para la unción? ¿Cuál sería el propósito de
preparar ese aceite santo, ni usarlo en personas extranjeras que no sean de la
nación de Israel y de la tribu de Leví? ¿Por qué es "símbolo" del Espíritu Santo?

Stgo.5:14 dice: ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la
iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración
de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará".
En primera instancia es necesario destacar que no es el aceite el que sanará al
enfermo, sino que dice: "la oración de fe".

Otro elemento indispensable que necesitamos conocer para interpretar


correctamente este pasaje, es que la epístola de Santiago es el primer libro que
se escribió del Nuevo Testamento. No fue Mateo, ni ninguno de los otros
evangelios.

Santiago está escribiendo en los días de los apóstoles, cuando ellos aún tenían la
comisión del Señor de ungir con aceite (que era el símbolo que todavía se
empleaba, debido a que durante el ministerio terrenal del Señor, el Espíritu
Santo no había descendido).

Mr. 6:7, 12-13 "llamó a los doce...Y saliendo...echaban fuera demonios, y ungían
con aceite a muchos enfermos, y los sanaban". Esto sucedía durante la
testificación milagrosa, Mr.16:20 "confirmando la palabra con las señales que la
seguían".

La Palabra de Dios que estaban entregando estos fieles siervos del Señor,
necesitaba una credencial divina que la autenticara; para eso Dios les proveyó
"las señales que confirmaban la palabra". Pero una vez que esa Palabra divina
terminó de revelarse al hombre, las señales también se acabaron; esto se aprecia
claramente con la simple lectura del libro de los Hechos.

En los primeros capítulos aparecen muchos milagros, luego van disminuyendo


gradualmente hasta desaparecer por completo. Incluso encontramos al gran
apóstol Pablo, autor de muchos milagros de sanidad, rogando tres veces para ser
sanado y no recibió la salud. Llegó a decir:

"¿Quién enferma y yo no enfermo? A Trófimo tuvo que dejarlo en Mileto enfermo,


a Timoteo le recomienda vino para su enfermedad y no aceite ¿Por qué? ¿Se le
acabó la fe? A la luz de los argumentos de los Pentecostales y todos los
carismáticos de hoy tendría que ser así, porque ellos dicen: "Si usted no se sana,
es porque no tiene suficiente fe". Pero eso es absurdo, cruel y anti bíblico.

Una vez que la Palabra que estaban entregando terminó, también las señales se
acabaron. La revelación de Dios al hombre concluye con la última página de la
Biblia, se acabaron las señales y los profetas como lo había anunciado Dios,
1Cor.13:8 "las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará".
No se refiere a la "falsamente llamada ciencia" (1Tm.6:20). No a la ciencia de los
hombres, que el Señor la define como falsa; sino a la ciencia del conocimiento de
Dios, a la palabra de Dios entregada por el Espíritu, que es a la que se ha referido
en su contexto (1Cor.12:8) "palabra de ciencia según el mismo Espíritu".

Todo eso se acabaría, cuando "lo perfecto" (esa palabra transmitida por el
Espíritu) terminara de entregarse al hombre.

Ellos conocían solo en parte esa Palabra, porque aún no se había terminado de
escribir la Biblia, pero cuando esto sucediera, las señales se acabarían, porque la
iglesia habría dejado esa etapa de niño para pasar a la madurez en el Señor;
aunque a decir verdad, hoy en día todavía existen muchos niños en Cristo que
nunca han madurado y desean seguir entreteniéndose con esos juguetes de
niños, aunque sean imitaciones baratas traídas del oriente ("made in India" o
"made in China").

¿Cuántos son los que se han dejado impresionar por estos falsos maestros,
falsos profetas, milagreros y sopladores?
Mt.7:22 "Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor...en tu nombre echamos
fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros. Y entonces les
declararé:

Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad". Milagros engañosos,


falsos, que no fueron efectuados en el poder de Dios, como fue en el caso de los
brujos de faraón en los días de Moisés, como nos dice en 2Tm.3:8

"De la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así también éstos
resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto
a la fe".

1Tm.4:1 "apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas


de demonios". Falsos profetas, porque las profecías se acabaron al terminar de
escribirse la Biblia.

No en vano Dios selló la última página con una solemne advertencia (Ap.22:18)
"si alguno añadiere a estas cosas". Hoy solamente existen los falsos profetas que
pretenden seguir añadiéndole a la Biblia.

También resulta muy significativo, que los falsos profetas que abundan en
muchas iglesias, siempre dicen estar dialogando con los demonios quienes los
llevan a pasear al infierno. Aunque a decir verdad, les reconocemos el derecho a
ellos de invitar a su casa a los amigos que mejor les parezca.

2Ts.2:11 "Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira".

Por tanto resulta obvio que el uso del aceite para los enfermos, fue algo para el
período de la infancia de la iglesia, y cuando llegó la revelación plena de Su
Palabra, todo eso se acabó.

Y no podría ser de otra manera, debido que ahora tenemos al Espíritu Santo con
nosotros ¿quién podría necesitar del aceite, cuando tenemos lo verdadero?
Ahora no necesitamos de milagros que confirmen Su Palabra (Mr.16:20), porque
no existen nuevas revelaciones.

La última página de la Biblia dice (Ap.22:18) "Si alguno añadiere a estas cosas,
Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro".

Pero es necesario precisar que los milagros de Dios siguen realizándose en el día
de hoy; pero como no existen los instrumentos humanos que requerían de esas
señales, lo que Dios terminó fue la intervención del hombre para realizarlos por
medio del aceite y de la imposición de manos.

La historia de la iglesia prueba el daño que hubiera producido la continuidad de


la participación del hombre en los milagros de Dios, debido al corazón idolátrico
que posee.

En Hch.14:11-15 se relata el resultado de los milagros realizados por medio de


Pablo y Bernabé. La multitud dijo: "Dioses bajo la semejanza de hombres han
descendido a nosotros" Y querían ofrecerles sacrificios, pero los apóstoles les
reprendieron duramente: "¿por qué hacéis esto? Nosotros también somos
hombres semejantes a vosotros".

El cristiano espiritual rechaza enérgicamente toda clase de idolatría que pueda


ser objeto. Pero hoy vemos que los comerciantes de la fe, se complacen y
explotan esa idolatría al hombre con fines de lucro.

Todos conocemos cual es la actitud de los milagreros que hoy promueven


grandes "Cruzadas de milagros"; que no solamente estimulan el culto y
veneración al hombre, sino que también recaudan grandes sumas de dinero.
Se han transformado en lo que los habitantes de Listra le dijeron a Pablo: "Dioses
bajo la semejanza de hombres". Eso fue lo que Dios quiso evitar al eliminar la
participación humana en Sus milagros.

Aunque el Dios Soberano, y por sobre todo Misericordioso, se ha reservado el


derecho de intervenir directamente en Su creación para sanar milagrosamente
cuándo y cómo él quiere; pero hoy no lo hace utilizando el aceite ni instrumentos
humanos, debido a que no existe la necesidad de autenticar nada a través del
hombre.

Podemos orar al Señor pidiendo sanidad, y si es Su voluntad, será sanado, de lo


contrario debemos contentarnos con lo que le dijo a Pablo: "Bástate mi gracia;
porque mi poder se perfecciona en la debilidad".

Resulta muy evidente que cuando la iglesia maduró, dejó esas cosas de niño,
porque cuando Timoteo estaba enfermo, no le recomendó el uso del aceite, sino
que bebiera un poco de vino (1Tm.5:23).

Los reyes y sacerdotes del antiguo pacto fueron ungidos con aceite. Los creyentes
de la iglesia, los que hemos nacido de nuevo; fuimos ungidos por Dios con el
Espíritu Santo, debido a que todos los hijos de Dios somos también reyes y
sacerdotes Suyos.
Capítulo 23

"En Israel la alabanza se realizaba por medio de instrumentos musicales.


En la iglesia la adoración debe ser en espíritu y en verdad, con el
corazón".

Para obtener un beneficio espiritual en este tema, y en general en todo lo


relacionado con la búsqueda sincera de la verdadera voluntad de Dios,
necesitamos desprendernos de prejuicios humanos, tradiciones, gustos y
preferencias personales para dejar que Dios libremente nos hable a través de Su
Palabra, quien es la única autoridad para definir lo que a Él le agrada.

Si queremos sinceramente conocer la voluntad del Señor, debemos


necesariamente buscarla en la Biblia, que es donde Dios la ha revelado al
hombre. Puede que a Ud. no le agrade, pero eso no hará cambiar la posición de
Dios.

La historia de la música es tan antigua, como la historia de la creación. En


Ez.28:13 se relata la creación de la principal criatura angelical, quien como bien
sabemos, llegó a ser después de su caída, Satanás, dice: "los primores de tus
tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu creación".

Curiosamente también la primera mención que se hace de la música en la Biblia


es en Gn.4:21, cuando después de pecar, Caín salió de la presencia de Dios, edificó
una ciudad, y de su descendiente dice: "Jubal el cual fue padre de todos los que
tocan arpa y flauta".

El uso indiscriminado e irreverente de la música, siempre ha estado conectado


con el pecado, incluyendo las actividades que se "dicen" hacer para el Señor. Por
ejemplo, Ex.32:5 cuando el pueblo se corrompió e hizo un becerro de oro para
adorarlo, el ungido del Señor decía: "mañana será fiesta para Jehová".

Lo que no me deja de llenar de asombro, es ver al máximo líder religioso del


pueblo, hacer un becerro de oro para adorarlo, organizar una fiesta pagana, y
decir al pueblo: "mañana será fiesta para Jehová".

No tuvo ni la honestidad de decir que la fiesta era para el ídolo; lo que abundó
fue la música, la danza, el griterío y la corrupción. Eso fue lo que encolerizó a
Moisés cuando descendía del monte con las tablas de la ley, al escuchar la música
y el griterío, las rompió.
Cómo se asemeja todo esto a las reuniones de muchas iglesias de nuestros días.
Mezclar lo santo con lo mundano, es lo que Dios repudia. Por este motivo el Señor
dejó instrucciones muy precisas para el uso de la música en el templo que era la
casa de Dios.

No podía ser cualquier música ni emplearse cualquier instrumento; aún las


ocasiones en que Dios la permitía estaban señaladas con mucha precisión.

Dice en 1 Cr.23 que siendo David ya viejo, nombró rey a Salomón y juntó a los
principales, a los sacerdotes y a los levitas, los organizó en la casa de Dios,
nombrando entre otros con diferentes actividades, a cuatro mil para alabar a
Jehová con los instrumentos específicos para tributar alabanzas , un coro de 288
personas como lo menciona en 1 Cr.25:7 "y el número de ellos, con sus hermanos,
instruidos en el canto para Jehová, todos los aptos, fue 288".

No podían tocar cualquier instrumento que a ellos les agradara, debían ser
solamente los cuatro que Dios señaló. 2 Cr.29:25-26 "Puso también levitas en la
casa de Jehová con címbalos, salterios, y arpas, conforme al mandamiento de
David, porque aquel mandamiento procedía de Jehová. Los levitas estaban con
los instrumentos de David, y los sacerdotes con trompetas".

El uso de estos instrumentos estaba restringido a ocasiones y momentos muy


puntuales, para no restar el brillo de la solemnidad del acto central.

Prosiguiendo la lectura de la Palabra de Dios en 2Cr.29, luego de especificar los


instrumentos que debían tocarse en la casa de Jehová, continúa en los versículos
27-29 indicando cuando debían hacer uso de ellos:

"Entonces mandó Ezequías sacrificar el holocausto en el altar, y cuando comenzó


el holocausto, comenzó también el cántico de Jehová, con las trompetas y los
instrumentos de David rey de Israel. Y toda la multitud adoraba, y los cantores
cantaban, y los trompeteros sonaban las trompetas, todo esto duró hasta
consumirse el holocausto. Y cuando acabaron de ofrecer, se inclinó el rey, y todos
los que con él estaban, y adoraron".

Esto nos demuestra que Dios no nos autoriza a hacer en Su casa, lo que a nosotros
nos parezca mejor o a nosotros nos guste, ni aún con la música. La casa es de Dios
y él dispone y ordena lo que le agrada.

Otra ocasión especial que se menciona en la Biblia, fue cuando David trajo el arca
a Sión y celebró holocaustos y sacrificios de paz a Jehová. También dispuso un
orden muy preciso en lo referente a la música y los instrumentos que debían
emplearse y cuando hacerlo.

1Cr.16:4 "Y puso delante del arca de Jehová ministros de los levitas, para que
recordasen y confesasen y loasen a Jehová Dios de Israel: Asaf el primero, el
segundo después de él, Zacarías, Obededom y Jeiel con sus instrumentos de
salterio y arpas, pero Asaf sonaba los címbalos. También los sacerdotes Benaía y
Jahaziel sonaban continuamente las trompetas delante del arca del pacto de
Dios".

Por cierto, hemos de entender que los israelitas cultivarían la música y diversos
otros instrumentos que tocarían en sus casas o en el campo. Pero en la casa de
Dios, solamente podían hacerlo con los instrumentos que Dios había mandado,
en los momentos y ocasiones que también se les había indicado.

El culto en la casa de Dios no estaba supeditado al gusto particular de cada uno


ni de las mayorías, ni de los levitas. La casa era de Dios, y solo él disponía lo que
se podía hacer en ella.

Ahora cuando llegamos al Nuevo Testamento y escudriñamos cual fue la


conducta de la iglesia con respecto a los instrumentos musicales, muchos se
asombrarán (si es que leyeran su Biblia) al ver que no se menciona ninguno.

Para encontrar su origen e incorporación en los servicios eclesiásticos,


necesitamos recurrir a la historia de los hombres, la cual nos asegura que fueron
incorporados por primera vez recién en el año 670, por el papa Vitaliano, y fue
un órgano.

Los llamados por algunos como "padres de la iglesia", siempre fueron fuertes
opositores a la incorporación de instrumentos musicales en la iglesia.

Agustín, tan venerado por muchos, decía: "No creo que los corazones puedan ser
convertidos con instrumentos teatrales". Porque consideraba los instrumentos
musicales, propios del teatro y no de la iglesia.

Hasta el siglo XIII aún seguían levantándose fuertes voces contra el uso de los
instrumentos musicales. El famoso teólogo italiano, Tomás de Aquino, decía: "En
nuestra iglesia no usamos instrumentos musicales, para no ser vistos como
judaizantes".
Luego en la Reforma, las iglesias Calvinistas consideraban los instrumentos
musicales, como "elementos papistas". Juan Calvino dijo: "los instrumentos
musicales ocupan el mismo lugar que el incienso, o el candelabro, o cualquier
otra sombra de lo que era la ley y demás ritos judíos".

Los primeros Presbiterianos los estimaban "una herejía".


Un prominente Metodista dijo: "Los instrumentos musicales en la iglesia, son
contrarios a la voluntad de Dios". John Wesley, fundador de los Metodistas fue
un enérgico opositor al uso de los instrumentos musicales en la iglesia.

Carlos Spurgeon se opuso tenazmente al uso de cualquier instrumento musical


en la iglesia.

En consecuencia, vemos que en todo el Nuevo Testamento, no se menciona ni


una sola iglesia que empleara instrumentos musicales, y que estos se
introdujeron en las iglesias recién en el año 670 por el papa Vitaliano, como lo
confirma la historia.

Por este motivo fueron siempre considerados "elementos papistas". Y antes de


eso, como parte del judaísmo, al igual que los demás componentes del templo
(sacrificios, incienso, coros, cantores, música, etc.).

En el judaísmo, el pueblo terrenal, como era un pueblo que no había recibido el


Espíritu Santo, resulta lógico que se expresara de esa forma física, debido a que
no podían hacerlo espiritualmente.

Todas esas manifestaciones emocionales fueron exteriorizadas físicamente,


como fue el caso de los coros, cantores, instrumentos musicales, incluso las
danzas, o mejor dicho "la danza" porque fue en UNA ocasión que David lo hizo en
la calle. JAMÁS nadie la realizó en el templo, porque ese lugar era considerado
solemne por la presencia de Dios.

Todo eso se encuentra solamente en el Antiguo Testamento donde se relaciona


con Israel y conectado con las actividades del templo, pero NUNCA en el Nuevo
Testamento, porque eso jamás lo hizo la iglesia; debido a que ahora tenemos el
Espíritu Santo y adoramos en espíritu y en verdad.

Aún la multitud que se menciona en Ap.7:9 que estaban vestidos con vestiduras
blancas y "con palmas en las manos", corresponde a una visión terrenal y
profética de los judíos que se salvarán en la Gran Tribulación (Ap.7:14).
Y como se anuncia en el verso siguiente, están sirviendo día y noche en el templo
(vr.15) " y le sirven día y noche en su templo". A los gentiles (los que no son
judíos), Dios les prohibió aún acercase al templo.

La iglesia que fue arrebatada al cielo antes de la Gran Tribulación, estará en las
moradas celestiales (no en la tierra) y allí no habrá ni noche ni día, ni tampoco
templo. Ap.21:22-23 "Y no vi en ella templo...La ciudad no tiene necesidad de sol
ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es
su lumbrera".

Por lo tanto, toda expresión física y emocional es muy entendible en aquellos que
carecen del Espíritu Santo, razón por la cual acostumbran gritar a grandes voces
pidiendo que descienda el Espíritu sobre ellos; lógicamente eso es un
reconocimiento que no poseen el Espíritu Santo, nadie pide lo que ya tiene.

También resulta comprensible que en esos lugares necesiten recurrir con tanta
vehemencia y fogosidad no solamente a la música, la cual ocupa la mayor parte
de sus actividades, sino que también a los aplausos, gritos, saltos y danzas que
son amenizadas al ritmo de las cumbias, salsas, rock, rap y otros bailes del mundo
que ellos llaman "cristianos".

Todo lo cual desencadena un estado de histeria tal, que solo se puede encontrar
en las actividades donde se desarrolla una orgía emocional incontrolada, porque
todos los sentidos quedan supeditados a la presión del medio ambiente, como se
aprecia también en los partidos de football, conciertos "Rock", sesiones de
hechicería como en el vudú, etc.

Allí también se producen con mucha frecuencia los desmayos y ataques de


histeria, claro que los Pentecostales y carismáticos en general las llaman:
"bautismo del Espíritu Santo". Pero ninguna persona sensata puede confundir
esas experiencias que vemos en esos eventos; con una presencia verdadera del
Espíritu Santo.

Dice el Señor en Jn.4:23 "Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos
adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque también el Padre
tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu, y los que le adoren, en
espíritu y en verdad es necesario que adoren".

Podemos legítimamente elevar cánticos espirituales a Dios en la iglesia, pero el


Señor ha sido muy preciso para señalar su voluntad al respecto, cuáles deben ser
las prioridades que hemos de mostrar en Su casa, y como él es el dueño, él ordena
y nosotros deberíamos someternos.

Col.3:16 "La palabra de Dios more en abundancia en vosotros, enseñándoos y


exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros
corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales".

Vemos claramente que lo que Dios desea que abunde en la iglesia, es su Palabra,
la enseñanza y la exhortación. Ésta debería ser la actividad principal a la que se
dedique la mayor parte del tiempo, y el complemento sería el cántico, el cual
naturalmente debería ser himnos espirituales.

Cuando el Señor se reunió con los suyos para instituir la Cena para la iglesia,
claramente se ve que lo que abundó fue Su Palabra, solamente al final, dice
Mr.14:26 cantaron un himno: "cuando hubieron cantado el himno, salieron".

Lo mismo apreciamos cuando en Hch.20 se describe una reunión de una iglesia


Neo testamentaria, dice en el verso 11 que Pablo "habló largamente hasta el alba.

En cambio ¿qué es lo que vemos en las iglesias de hoy, que están muy ocupadas
por atraer diezmadores? Reuniones donde se les dice lo que sea grato y
entretenido para sus oídos; como las historias que apelen a los sentimientos y
emociones, fábulas, testimonios, experiencias y sueños.

Pero la Palabra del Señor es la gran ausente. Lo que abunda en la mayoría de esos
lugares, es la música estridente con la cual amenizan los aplausos, gritos, saltos,
danzas, que por cierto nada tienen de espirituales.

Los grandes responsables son sin lugar a dudas los líderes, que preferenciando
lo que la gente desea escuchar, han sustituido la Palabra de Dios, por ese show
barato y de mal gusto que ofrecen para atraer gente; porque a mayor cantidad
de personas, mayor será también la ofrenda que recogerán.

Y para adormecer sus conciencias dicen, principalmente para justificar las


entretenciones que ofrecen para los jóvenes: "es preferible que estén dentro de
la iglesia, que en el mundo". Eso es una invención satánica, porque tiene mucha
más posibilidad de convertirse alguien que sabe que está en el mundo, que uno
que se cree "cristiano".

A esa gran mayoría que ha sido engañada por esta clase de líderes, les sucederá
lo que dijo el Señor, cuando un ciego sigue a otro ciego, ambos caerán al hoyo.
En el infierno abrirán sus ojos, cuando sea demasiado tarde, entenderán que
estuvieron siguiendo al "Flautista de Hamenlin", el sonido de las guitarras
eléctricas, las baterías y toda esa "tarrería" estridente que les están ofreciendo
en las "iglesias" que se han transformado en verdaderas Discotecas y centros
aeróbicos.

Algunos me preguntan ¿a Ud. no le gusta la música en la iglesia? Pienso que la


pregunta debería ser ¿le gusta eso a Dios? Y el Señor ha sido muy claro:

Que la Palabra de Cristo (no la del hombre) more en abundancia; y


decentemente. Con mucha reverencia se canten algunos himnos espirituales,
pero que siempre sea la Palabra de Dios la que predomine.
Capítulo 24

"Israel tendrá su encuentro con el Señor en la tierra. La iglesia en el aire".

Este punto acentúa aún más la diferencia que existe entre Israel y la iglesia. Deja
de manifiesto con mayor evidencia que uno es un pueblo terrenal, y el otro un
pueblo celestial.

Para muchos este tema es enigmático y difícil de comprender. Pero obviamente


esto no se debe a que Dios sea complicado para comunicarse con sus criaturas,
sino que principalmente al descuido y poco interés que ha mostrado el pueblo de
Dios por la lectura de la Biblia, y al éxito que tuvo sobre la humanidad la actitud
implacable que han mostrado los enemigos de la Palabra de Dios a través de los
tiempos.

Unos prohibiendo su lectura y quemando los ejemplares durante siglos, incluso


a millones de personas que se atrevieron a desafiar ese edicto del Papa y a toda
la siniestra maquinaria de la llamada "Santa Inquisición".

Y otros, desmotivando su lectura con aseveraciones tan poco afortunadas, como


lo que se ha escuchado en muchas iglesias evangélicas por "pastores" que
ciertamente no han estado al servicio del Señor al decir: "No lea la Biblia, porque
la letra mata".

Los que más se quejan de lo difícil que les resulta la lectura de la Palabra de Dios,
casi siempre son los que menos la leen. Esto se debe principalmente a la falta de
atractivo que produce en sus corazones.

En 1Cor.2:14 Dios nos advierte: "el hombre natural no percibe las cosas que son
del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque
se han de discernir espiritualmente".

La Biblia es una carta que Dios ha enviado al hombre, para revelarnos lo que
necesitamos saber, no lo que queremos conocer. No tiene el propósito de
satisfacer la curiosidad del hombre.

Dios, conocedor de nuestra capacidad de comprensión, se ha comunicado con


nosotros en términos que están a nuestro alcance.
El problema radica en que se ha de discernir espiritualmente. Esa fue también la
promesa que Dios dejó para que no nos desviáramos de la verdad: "El Espíritu
Santo os guiará a toda verdad".

La falta de interés por las cosas del Señor es lo que también les hace ver difícil su
Palabra, y antes de comenzar un estudio serio, abandonan su lectura.

Personalmente me ha tocado conocer personas que me han dicho que no leen la


Biblia porque no la pueden entender, les he preguntado ¿qué parte ha leído Ud.?
Y después de muchos rodeos, han admitido que ninguna.

Si comparamos esa actitud, con la de un arqueólogo que ha hecho un


descubrimiento; con cuanta pasión y desvelo consagra su vida a la tarea de
descifrar los jeroglíficos que están ante él. No entiende absolutamente nada, pero
su empeño, tenacidad y perseverancia, son muy dignos de ser imitados por los
cristianos.

Más aún sabiendo que la Biblia no es una revelación en jeroglíficos, sino que es
la Palabra de nuestro Padre celestial que desea darse a conocer a los suyos, y la
ha puesto a nuestro alcance en nuestros propios idiomas.

Tenemos que rendirnos ante la evidencia, que no es lo difícil lo que nos aleja de
la lectura de la Biblia, sino la falta de interés por gozar de una comunión más real
y profunda con el Señor.

Para la comprensión del tema de este capítulo, necesitamos un conocimiento


general de la Biblia. Es verdad que este tópico resultará complicado para
aquellos que nunca han leído TODA la Biblia.

Así que en estas pocas páginas sólo pretendo entregar algunas herramientas
para que Ud., en la dirección del Espíritu Santo inicie sus propios estudios y
compruebe con su Biblia, si estas cosas son así. Todo lo que yo estoy enseñando
u otro pastor pueda decir, debe comprobarlo escudriñando las Escrituras.

La segunda venida del Señor comprende dos etapas diferentes. Una cuando viene
EN las nubes, para reunirse en el aire con su iglesia para llevársela a las moradas
celestiales que él fue a preparar. Esto es conocido como el arrebatamiento de la
iglesia, acontecerá ANTES de la Gran Tribulación la cuan durará siete años.
La segunda fase de Su venida concluirá cuando al final de la Gran Tribulación,
pondrá sus pies sobre el monte de los Olivos, para entrar en relación directa con
su pueblo terrenal, Israel.

La pregunta inmediata que aflora en los labios de aquellos que se inician en el


estudio de la Biblia es: ¿Cómo puede ser que la segunda venida de Cristo abarque
un período de siete años?

Esto no debe asombrarnos, porque no debemos olvidar que cuando hablamos de


Su primera venida, estamos refiriéndonos a un período que comprende treinta y
tres años.

No debemos cometer el mismo error que incurrieron los judíos, razón por la cual
la nación rechazó a Jesús como a su Mesías (el Cristo). Ellos solo vieron en la
revelación que les entregó Dios por medio de los profetas, los pináculos de las
profecías de la venida de Cristo.

Pasaron por alto los valles que los separaban, por este motivo hasta el día de hoy,
no logran comprender Is.53, el Sl.22, Dn.9:26 "se quitará la vida al Mesías".

Ellos siguen esperando un Mesías que venga solamente a reinar en la tierra,


porque están aguardando el reinado de mil años, nunca han aceptado un Cristo
que viniera primeramente a morir en la cruz.

Sin embargo, son muchos los pasajes de la Biblia que nos hablan de estos dos
acontecimientos, se ha calculado que por cada vez que se menciona la primera
venida, se menciona ocho veces la segunda.

Para no cometer el mismo error de interpretación con los anuncios de la segunda


venida del Señor, debemos ser muy cuidadosos para leer estos pasajes, porque
si los mezclamos en un solo evento, entraríamos en serios conflictos de
comprensión y nos desviaríamos de la verdad revelada por Dios.

Son muchos los textos que nos anuncian esta preciosa verdad: Cristo viene otra
vez. Pero si no logramos distinguir cuando se lo dice a la iglesia y cuando a Israel,
hallaríamos tal contrariedad que estas profecías se transformarían en algo
incoherente lleno de confusión.

La segunda venida del Señor abarcará un período de siete años. ANTES de la Gran
Tribulación viene en el aire, arrebata Su iglesia al cielo y la lleva a las moradas
que fue a prepararle (La Nueva Jerusalén, la celestial).
En esa oportunidad no llega hasta la tierra y solamente la iglesia le verá; la cual
juntamente con todos los creyentes que murieron en la fe, recibirán cuerpos de
gloria semejantes al cuerpo de la gloria Suya y serán trasladados al cielo.

DESPUÉS de los siete años de la Gran Tribulación, descenderá hasta la tierra,


pondrá sus pies sobre el monte de los Olivos y todo ojo le verá, porque en esa
ocasión vendrá en relación con su pueblo terrenal, Israel, y entonces establecerá
Su reino literalmente sobre este mundo.

El príncipe de este mundo (Satanás) será expulsado, e Israel será puesto por
cabeza de todas las naciones, ya nunca más será por cola; dejará de ser una
nación insignificante y Jerusalén vendrá a ser la capital del mundo.

En la Jerusalén terrenal, que estará física y geográficamente en el lugar que ocupa


hoy en el Medio Oriente, allí Dios levantará el templo del cual profetiza Ezequiel
en los capítulos 40 al 44.

Ese templo por cierto no es el que existirá durante la Gran Tribulación, en el cual
después de los tres años y medio será profanado por el anticristo (2Ts.2:4,
Mt.24:15).

La Jerusalén celestial, como su nombre lo dice, estará en el cielo; esa será la


morada de la iglesia, allí no habrá templo (Ap.21:22-23). Las dimensiones que la
Biblia señala para ella es de doce mil estadios (Ap.21:16), que es
aproximadamente a un cubo de 2.160 Kms. La cual no cabría en toda la nación
de Israel. Abarcaría además de Israel; el Líbano, parte de Siria, Irak, Arabia
Saudita, Egipto y todo el territorio de Jordania.

En la Jerusalén terrenal después de la Gran Tribulación, el Señor levantará un


templo terrenal (Ez.40, Is.2:1-3, Miq.4:1-2, Hag.2:5-9) Inclusive en ese templo
terrenal durante el milenio, serán restaurados los sacrificios de animales
(Is.60:7,13; 66:20-23, Jer.33:15-22, Zac.14:16-21, Ez.43:7 y 18-27).

Existirá una comunicación directa entre la Jerusalén celestial, con la Jerusalén


terrenal durante el milenio. En el sueño que tuvo Jacob cuando vio una escalera
que subía desde la tierra hasta el cielo (Gn.28:10-15) puede existir un alcance
profético también para ese tiempo, que también lo dijo el Señor en Jn.1:51.

La segunda venida del Señor tendrá dos etapas, no serán dos venidas diferentes,
porque en su primera fase no viene hasta la tierra ni el mundo lo verá; ese será
el privilegio únicamente de la iglesia y de los creyentes que participarán en la
primera resurrección (Jn.5:29).

La primera etapa de su segunda venida es para llevarse Su iglesia y tendremos


ese encuentro con él en el aire, 1Ts.4:15-17

"Nosotros que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a


los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de
arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo
resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado,
seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en
el aire".

Los grandes hombres de Dios durante la Reforma y la mayoría de los estudiantes


de la Biblia, concuerdan que Su segunda venida será en dos etapas, porque es la
única manera que los textos que lo anuncian no entren en contradicciones.

Revisemos solamente cinco puntos:

1.-¿Cómo podría decir en 1Ts.4:16-17 que viene POR sus santos y en Jd.14,
Zc.14:5, 1Ts.3:13 que viene CON sus santos?

2.- En 1Ts.4:17 dice que viene EN las nubes, es decir, entre ellas, en forma
escondida al ojo humano. En Ap.1:7 dice que viene CON las nubes, sobre ellas, en
forma gloriosa que permitirá que todo ojo le pueda ver.

3.-En 1Ts.4:17 asegura que viene y que nosotros seremos arrebatados y


tendremos ese encuentro con él, en el aire. En Zc.14:4 dice que afirmará sus pies
en el monte de los Olivos.

4.- Vendrá como ladrón; cuando no lo esperan ni le vean (Ap.3:3), Mt.25:5


"cabecearon todas y se durmieron". En un abrir y cerrar de ojos (1Cor.15:52). En
cambio, en Mt.24:27 dice que Su venida será con gran anuncio, grandes señales
en el cielo, como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el
occidente.

Mt.24:29 "inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se


oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las
potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces aparecerá la señal del Hijo
del Hombre en el cielo".
5.- En Ap.22:16 se presenta como la estrella resplandeciente de la mañana.
Haciendo referencia a una luz débil de un cuerpo celeste que brilla en la
oscuridad de la noche, poco antes que llegue el día glorioso de su reinado
terrenal. Su luz brilla únicamente allá arriba, no aquí en la tierra. A diferencia de
esto, cuando se refiere a Su venida con relación a Israel, se presenta como "el Sol
de Justicia" (Miq.4:2).

La luz del Sol aquí en la tierra, es muy diferente a la de una estrella del
firmamento, una brilla en la noche la otra en el día. La luz del Sol es algo que no
puede pasar desapercibida ni por los indiferentes, todo ojo la ve porque sus
rayos llegan hasta la tierra con su luz y calor.

El Sol de Justicia llegará hasta la tierra, pondrá sus pies en el monte de los Olivos,
porque vendrá a confirmar su pacto con Su pueblo terrenal, Israel.

A la luz de estos pasajes resulta evidente que la segunda venida del Señor será
en dos etapas. La primera, antes de la Gran Tribulación será por Su iglesia, y ese
encuentro será en el aire, desde donde nos llevará a las moradas celestiales.

La segunda, después de los siete años que durará la Gran tribulación, será cuando
venga hasta la tierra, como dice Zac.14:4 "afirmará sus pies en aquel día sobre el
monte de los Olivos".

No pretendo haber logrado esclarecer todas las dudas que la gran mayoría de los
cristianos tienen sobre esta materia, pero si he logrado despertar su interés para
llevarle a escudriñar las Sagradas Escrituras, como mandó el Señor Jesucristo,
para comprobar si estas cosas serán así, ya me doy por satisfecho, porque estoy
seguro que el Espíritu Santo hará el resto de guiarle a toda verdad.
Capítulo 25

"Israel pasará por la Gran Tribulación. La iglesia no"

Creo necesario explicar primeramente qué es la Gran Tribulación y por qué


decimos que durará siete años.

El día de la gracia es el período de la iglesia en la tierra, el cual se ha extendido


por casi dos mil años, terminará cuando el Señor saque a Su esposa del escenario
de este mundo para ponerla en lugar seguro, antes de enviar sus justos juicios
sobre este mundo que ha sido indiferente, o ha rechazado abiertamente el regalo
de la salvación que Dios le ofreció por medio del sacrificio de la cruz del Calvario.

Cuando el Señor se lleve Su iglesia a las moradas celestiales que él fue a


prepararle, entonces terminará el día de la gracia para dar comienzo al día de la
Gran Tribulación.

Este ha sido el principio que ha seguido en todos los otros juicios que Dios ha
mandado sobre este mundo. En los días de Noé, primero puso a resguardo a toda
su familia, después vino el diluvio.

Lo mismo se ve cuando mandó los juicios sobre Sodoma y Gomorra; primero sacó
a Lot y su familia, después envió el juicio sobre esas ciudades. Otro tanto va a
suceder con los últimos juicios, primero sacará Su esposa (la iglesia), luego
vendrán los juicios.

Y no podría ser de otro modo, debido a que el Señor Jesucristo pagó por el juicio
de todos nuestros pecados con su sacrificio expiatorio. Dios no puede demandar
dos veces el pago de una deuda que Su propio Hijo canceló, por lo tanto, como lo
dice en la Biblia (Rm.8:1) "ninguna condenación hay para los que están en Cristo
Jesús".

Jn.10:28 "Yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará
de mi mano".
Is.43:25 "Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me
acordaré de tus pecados".
Heb.8:12 "Y nunca más me acordaré de sus pecados".
2Tm.2:13 "si fuéremos infieles, él permanece fiel".
Jn.14:2-3 "voy, pues, a preparar lugar para vosotros, para que donde yo estoy,
vosotros también estéis".

Por este motivo la promesa del Señor es que nos da (Heb.5:9) "eterna salvación".
Si es eterna, es para siempre. Somos salvos ahora, y lo seremos hasta que nos
lleve a esas moradas celestiales que ocuparemos eternamente ("no perecerán
jamás").

En la extensión de estos dos días se manifiesta el carácter de amor, misericordia


y paciencia de Dios. El día de la gracia ha durado casi dos mil años, el de la Gran
Tribulación serán solamente siete años.

¿Cómo sabemos que serán siete años? La columna vertebral de las profecías son
las setenta semanas que se encuentran en Dn.9. Allí, en el versículo 27 está
haciendo referencia a la última, que corresponde al período de la Gran
Tribulación, dice: "Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad
de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda".

En hebreo la palabra semana significa un período de siete días o siete años, y


Daniel siendo judío le da ese significado. En Lv.25:8 leemos por ejemplo: "y
contarás siete semanas de años". En consecuencia, la última semana que
menciona Daniel, que corresponde a la Gran Tribulación, son siete años.

Lo mismo se aprecia cuando en el capítulo 12 Daniel vuelve a referirse a ese


período de juicios y hace alusión a esos siete años que estarán marcados por
eventos que se dividirán en tres años y medio (como fue en el caso de 9:27 "a la
mitad de la semana"), ahora dice: "será por tiempo, tiempos, y la mitad de un
tiempo".

Tiempo en singular significa un año, "tiempos" en plural a dos años, y


lógicamente "la mitad de un tiempo" a medio año.

Esta misma expresión se repite en Ap.12:14 "un tiempo, y tiempos, y la mitad de


un tiempo". Aunque aquí en Apocalipsis es mucho más explícito, porque dice en
Ap.13:5 "cuarenta y dos meses" que son exactamente tres años y medio.

También en Ap.11:2 dice "cuarenta y dos meses", y luego en el verso siguiente


(v.3) especifica aún en días: "mil doscientos sesenta días". El año profético se
cuenta por 360 días, que era la forma de medir de los antiguos, debido a que la
circunferencia era dividida en 360 grados, y 1.260 días son exactamente tres
años y medio.

Sabiendo que estos tres años y medio corresponden a la mitad de la Gran


Tribulación, resulta muy claro que toda la Gran Tribulación durará siete años.

Será un período (Mt.24:21) "cual no ha habido desde el principio del mundo


hasta ahora, ni la habrá". Serán los juicios que caerán sobre esta humanidad que
rechazó al Señor y que ha atribulado a Su iglesia.

Vemos cuando Saulo de Tarso perseguía a la iglesia, el Señor le dijo: "Saulo, Saulo,
¿por qué me persigues?" El Señor considera como una persecución hecha a Su
propia Persona, la que también se realiza contra la iglesia.

Eso es lo que afirma en 2Ts.1:6-8 "Porque es justo delante de Dios pagar con
tribulación a los que os atribulan, y a vosotros que sois atribulados, daros reposo
con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles
de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a
Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo".

El Señor nos ha prometido a los que somos de Su iglesia, reposo cuando él venga,
no juicios. Los juicios serán para los que rechazaron o fueron indiferentes a la
oferta del evangelio de salvación en Cristo Jesús.

La iglesia no pasará por la Gran Tribulación, porque el Señor la sacará de este


mundo ANTES que comiencen esos siete años de los juicios de Dios, porque
Cristo ya pagó el precio de todos nuestros pecados y nos ha prometido eterna
salvación, vida eterna.

A diferencia de esto Israel, aunque el Señor vino en primera instancia para ellos;
sin embargo, debido al rechazo que hicieron del Cristo, el Mesías prometido,
deberán pasar por todos estos juicios al igual que el resto de los incrédulos.

Pero Dios ha prometido para ellos una salvación especial durante ese período de
la Gran Tribulación. Dice en Rm.11:25-26 "ha acontecido a Israel endurecimiento
en parte, HASTA que haya entrado la plenitud de los gentiles (es decir, que el
número de salvados que constituyen la iglesia este completo); y luego todo Israel
será salvo".

El Señor no vendrá a buscar una iglesia incompleta; cuando su número haya


llegado a su plenitud, entonces se la llevará y restaurará Su pacto con Israel. Si la
iglesia se va ANTES de la Gran Tribulación, y Dios promete a Israel una salvación
posterior a ese acontecimiento, claramente significa que ellos pasarán por esos
siete años de juicios.

En el libro de Daniel, cuando se relata los sucesos de sus tres amigos que
desafiaron al rey Nabucodonosor, de no adorar su imagen prefiriendo ser
arrojados al horno de fuego, desde donde el mismo Hijo de Dios los rescató; esa
es una hermosa y solemne figura de cómo los judíos irán a ser salvos durante la
Gran Tribulación, así como por fuego, también por resistirse a adorar la imagen
del anticristo (Ap.13:14-16).

En Mt.24 es donde con mayores detalles se nos describe ese período. Toda gira
en torno a las tres preguntas que le hicieron al Señor los discípulos judíos que
aguardaban la restauración del reino.

Comienza el capítulo con la mención del templo que había en ese tiempo, luego
con el anuncio del Señor que ese edificio sería destruido; entonces ellos le
preguntaron (v.3): A) ¿cuándo serán estas cosas? B) ¿qué señal habrá de tu
venida? y C) ¿y del fin del siglo? La respuesta del Señor abarca los capítulos 24 y
25.

No olvidemos que Jesús dijo que primeramente había venido para Israel. Incluso
a la mujer cananea le dijo (Mt.15:24): "No soy enviado sino a las ovejas perdidas
de la casa de Israel".

Si Israel no hubiera rechazado a su Mesías, el reino se hubiera restaurado en ese


tiempo, pero bien sabemos que la Omnisciencia de Dios conocía perfectamente
que eso no iba a ocurrir, y que el endurecimiento y rechazo de Israel sería
aprovechado para atraer a los gentiles que constituirían Su iglesia.

Por tanto, en ninguna de las tres preguntas que le hicieron esos judíos incluía la
iglesia.

El templo, que era el símbolo del judaísmo y el eje central en torno al cual giraba
toda la religión de Israel, era el corazón de esa nación y no tenía ninguna relación
con la iglesia. Les anunció que sería destruido y que no quedaría piedra sobre
piedra, eso ocurrió el año 70 de nuestra era, cuando Tito, el general romano,
destruyó Jerusalén y el templo como lo predijo el Señor.

Luego Su respuesta se centraliza principalmente en lo que sigue concerniendo a


Israel, en cuanto a su salvación, para ese tiempo del fin, cuando ellos (después
del paréntesis de la iglesia) serán retomados por Dios dentro del pacto que hizo
con Abraham como nación.

Y entra de lleno al período de la Gran Tribulación, para cuando la iglesia ya no


está en la tierra, porque habiendo llegado su plenitud, ahora entra en tratos
nuevamente con Israel.

Mt.24 está hablando de la Gran Tribulación, no para la iglesia, porque ya no


estaremos en la tierra. Esto se aprecia claramente en varios pasajes a lo largo de
todo el capítulo 24, por ejemplo:

(v.9) "os entregarán a tribulación".


(v.21) "habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio
del mundo hasta ahora, ni la habrá".
(v.29) "después de la tribulación de aquellos días".

Otro punto importante que hemos de considerar, es que para el arrebatamiento


de la iglesia no ha sido proporcionada ninguna señal. Todas las señales que
entrega la Biblia son para la venida del Señor en gloria hasta la tierra; para
cuando al final de la Gran Tribulación ponga Sus pies en el monte de los Olivos.

Por este motivo Su venida por la iglesia se compara con la de un ladrón, quien
viene en forma sorpresiva, sin previo aviso. Obviamente que si ya podemos ver
el cumplimiento de algunas de las señales que profetizó para cuando pusiera Sus
pies en la tierra (la principal es la restauración de Israel como nación en su tierra
prometida), eso nos asegura que el arrebatamiento de la iglesia está más cerca
de lo que muchos piensan.

Con justa razón dice en Mt.24:34 que: "no pasará esta generación hasta que todo
esto acontezca", es decir, la generación que sea testigo de esas señales, lo que
significa indubitablemente que nosotros somos la última generación.

En todo el desarrollo de Mt.24 está hablando de ese período de los juicios de Dios
sobre la tierra y en conexión a Israel; como cuando dice en el vr.13, 14, 15 y el
resto del capítulo:

"Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Y será predicado este evangelio
del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces
vendrá el fin. Por tanto, cuando veáis en el lugar santo (el templo) la abominación
desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda), entonces los que
estén en Judea, etc.".
Aquellos que acostumbran mutilar la Palabra de Dios para torcerla y darle la
interpretación que se acomode a sus enseñanzas, pretenden dividir este capítulo
y antojadizamente dicen que los primeros versículos se refieren a la iglesia y el
resto para Israel.

Eso es absolutamente contrario a una lectura inteligente y coherente de todo el


capítulo, porque en los primeros versículos está hablando de los sufrimientos
que habrá durante esa tribulación, como lo dice textualmente el verso 9.

Continúa en el verso 13 diciendo que: "el que persevere hasta el fin, éste será
salvo". El cristiano nunca ha sido salvo por perseverar, porque nuestra salvación
no depende de nuestras obras (Ef2:9, Rm.11:6, Tito 3:5, 2Tm.1:9), ni tan siquiera
de nuestra fidelidad, porque dentro del contexto de 2Tm.1, donde ha dicho en el
verso 9 que "nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras
obras, sino según el propósito suyo", agrega en el verso 13 "si fuéremos infieles,
él permanece fiel".

Además vale recordar que es imposible que Mt.24:13 ("el que persevere...") se lo
pueda decir a la iglesia, debido a que los cristianos no pasaremos por la Gran
Tribulación.

El mismo contexto de este versículo 13 prueba irrefutablemente que se está


dirigiendo al pueblo de Israel.
Verso 14 "Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo..." La
iglesia ha predicado siempre el evangelio de la gracia, no el evangelio del reino.

El evangelio del reino es para los judíos, quienes siempre han esperado el
restablecimiento del reino aquí en la tierra. Ese será el mensaje que propagarán
los 144.000 que el Señor levantará en ese tiempo, con el propósito de alcanzar a
los judíos que se encuentran dispersos por todo el mundo. Doce mil de cada una
de las doce tribus de Israel (Ap.7:4-8).

El verso 15 se refiere "al lugar santo", es decir al templo judío, al cual ningún
gentil tiene acceso. Y que Daniel profetizó que habría de ser profanado por el
anticristo, como también lo confirma 2Ts.2:4

Continúa en el verso 16 hablando de los que vivan en Judea (los judíos). Verso 20
menciona "el día de reposo", el Sábado para los judíos.
El Verso 21 declara que en ese tiempo: "entonces habrá gran tribulación".
Prosigue sobre ese tiempo de angustia que profetizó Daniel, para anunciar en el
verso 29 "inmediatamente después de la tribulación de aquellos días".

vr.30 "entonces lamentarán todas las tribus (las 12 tribus de Israel que están
dispersas lamentarán).
Zc.12:10 "mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo
unigénito", entonces verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del
cielo, con poder y gran gloria".

En Dn.12:1 refiriéndose a ese tiempo de angustia de la Gran Tribulación por el


cual pasará Israel, dice: "En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe
que está de parte de los hijos de tú pueblo (el pueblo de Daniel es Israel) y será
tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero
en aquel tiempo será libertado tu pueblo".

Durante ese tiempo Israel será salvo por perseverar (vr.13), ¿perseverar en qué?
En rechazar la marca de la bestia y en adorar su imagen.

Ap.20:4 "y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de
juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por
la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no
recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos, y vivieron y reinaron con
Cristo mil años".

Los únicos que se salvarán durante la Gran Tribulación, serán los judíos,
incluyendo a aquellos que se encuentran dispersos por todo el mundo.

El pasaje que complica a algunos y que da falsas esperanzas a otros, es Ap.7


cuando menciona que esos (v.14) que han salido de la Gran Tribulación, y han
lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero, dice en el
versículo 9 que son de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas.

La única interpretación lógica de esa multitud, para no entrar en contradicciones


con el resto de la Biblia, es que son los judíos de todas las tribus que se
encuentran dispersos por todas las naciones y que hablan diferentes lenguas,
pero que han sido alcanzados con la predicación de esos 144.000 de las doce
tribus de Israel, que salieron por todo el mundo a predicarles a los de su nación.

Es lo que concuerda con el contexto que dice en el verso siguiente (Ap.7:15) "y le
sirven día y noche en el templo". Una vez más recuerdo a mis lectores que los
gentiles no pueden entrar al templo, y que la iglesia en ese tiempo ya está en el
cielo, donde no existe templo (Ap.21:22).

Esto es lo que armoniza con la enseñanza general de la Biblia, que (Rm.11:25)


cuando el número de gentiles esté completo, entonces todo Israel será salvo. Si
ese número ha llegado a su plenitud, obviamente no podrán añadirse más
gentiles, de lo contrario sería un absurdo decir que el número de gentiles
salvados estaba completo ANTES de la Gran Tribulación.

En la parábola de las diez vírgenes, que el Señor también dice como respuesta a
esa pregunta de sus discípulos, les declara que aquellas insensatas que se
encontraban mezcladas con las verdaderas, pero que nunca habían nacido de
nuevo; cuando vino el esposo, ellas (Mt.25:10) no vieron al esposo, y (Mt.25:11)
quedaron fuera.

Se cerró la puerta de salvación para los gentiles cuando vino el Señor y se llevó a
su esposa (la iglesia) y a las amigas, los creyentes del Antiguo Testamento que
también tomarán parte en la primera resurrección, porque la Biblia nos habla
solamente de dos resurrecciones, una para vida y otra para condenación.

Esos "creyentes" nominales que nunca fueron realmente del Señor, los que
acuden a las iglesias por la actividad social, la música, o para buscar sanidad u
otro favor de Dios; todos esos cuando venga el Señor por Su iglesia, quedarán
eternamente excluidos del reino de los cielos.

Ellos se darán cuenta que vino el Señor, porque todos los cristianos verdaderos
habrán desaparecido en un abrir y cerrar de ojos. Entonces clamarán con mucha
desesperación, y seguramente que también con mucha sinceridad, pero la
respuesta que recibirán del Señor será una sola Mt.25:12 "De cierto os digo, que
no os conozco".

La puerta de la salvación para los gentiles se habrá cerrado para siempre, y todos
los que no sean verdaderamente hijos de Dios, nunca más podrán entrar.

No importa que asista a una iglesia cinco veces a la semana, pague sus "diezmos
y primicias", que sea una persona muy activa en la iglesia, cante en el coro, toque
un instrumento musical, no importa toda la bulla que haya provocado en el local
de una iglesia saltando, aplaudiendo, danzando o emitiendo sonidos que usted
decía que eran "lenguas", predique o sea pastor. Si es que no tiene al Señor
Jesucristo en su corazón y no ha nacido de nuevo, quedará afuera.
Mt.7:22 "Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu
nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos
muchos milagros? Entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí,
hacedores de maldad".

Todos los milagreros, los sopladores, los que hacen liberaciones, los que se creen
profetas; el Señor los considera "hacedores de maldad", quedarán fuera, no
entrarán en las moradas celestiales.

¿Está Ud. preparado? Cristo viene y la puerta de la salvación se cerrará para


siempre. Repase el fundamento de su fe ¿Ha nacido de nuevo? Jn.3:3 "porque
todo aquel que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios".

Arrepiéntase de sus pecados, pídale perdón al Señor y obtendrá gratuitamente


salvación eterna.
Jn.3:18 "El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido
condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios".

Cristo viene pronto ¿Se irá Ud. con el Señor a esas moradas celestiales que él fue
a preparar?

Le invitamos a leer más sobre este importante tema en la respuesta Nº 332 de la


sección PREGUNTAS FRECUENTES (FAQ) "¿Pasará la iglesia por la Gran Tribulación?"

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