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COMO DESARROLLAR UNA CULTURA DE GENEROSIDAD

SEGÚN EL NUEVO PACTO


INTRODUCCION

Con éste seminario, se pretende que aprendamos, lo que nunca


nos enseñaron sobre el dinero en la iglesia y cómo prepararnos
como congregación para una cultura de generosidad.

1. ENTENDIENDO LA REALIDAD PRESENTE


 85% de los pastores se sienten incomodos o no
equipados para predicar o enseñar sobre finanzas y
generosidad en sus congregaciones. (Lily Endowments)
 90% de las congregaciones no tienen los planes o
recursos para enseñar los principios de
mayordomía/generosidad. (CSA)
 90% de los seminarios no tienen cursos para enseñar a
sus estudiantes los principios de la
mayordomía/generosidad. (CSA)
 En la mayoría de las congregaciones el 80% da
irregularmente, un 10% da con frecuencia y solo un 10%
o menos, dan generosamente.
 La mayoría de las congregaciones se han concentrado en
levantar fondos (una transacción financiera) “recibir
dinero” “cubrir el presupuesto” “construir un edificio”
“pagar las cuentas” etc. La enseñanza primaria no ha sido
sobre los principios de mayordomía que ayudan a las
personas en su jornada de madurez y transformación
espiritual convirtiéndolos en dadores generosos y
mayordomos fieles.
 Más de la mitad de las congregaciones siempre están
atrasados en sus presupuestos mensuales.
 La opresión de muchos gobiernos y nuevas leyes está
haciendo cada vez más difícil y peligroso la
transferencia de dinero a líderes y congregaciones en
otros países.

Muchos líderes nacionales están entendiendo que tienen


que enseñar a su gente a convertirse en buenos
mayordomos de sus bienes y recursos para financiar el
trabajo de la iglesia local en su ciudad, región y país.
El tema del dinero siempre ha sido un asunto delicado,
particularmente por la cantidad de escándalos que han
sucedido en el pasado. Pero, según mi perspectiva, tenemos
dos opciones:

1. Podemos tratar con el tema honestamente y permitir que


la Escritura forme nuestra teología y actitudes acerca del
dinero y el dar, o
2. Podemos hacernos los de la vista gorda y esperar que lo
que estamos haciendo es aprobado por Dios.

Un vistazo a las prácticas más comunes en el mundo cristiano


sobre el dar nos enseña la variedad de conceptos, ideas, e
interpretaciones que se le dan a los textos en la Biblia que
tratan el tema del diezmo, dinero, bienes, recursos o
pertenencias.

Algunos ejemplos:

 En algunas iglesias establecen que se debe diezmar, dar


el 10% (o mucho más) de todo lo que generas como
ingreso o llega a tus manos.
 Otras iglesias dicen que debes prometer dinero que ni
siquiera tienes, para que Dios sea movido a proveerte
más.
 Algunos enseñan la versión sobre la ofrenda de los
“primeros frutos” en la cual el primer cheque de cada
nuevo año lo siembras a la iglesia.
 Muchos no enseñan nada al respecto, confiando que
cuando llega el tiempo para dar, las personas den lo
suficiente para cubrir los gastos.

La realidad es que hablar de dinero siempre ha sido un tópico


sensitivo. Después de todo, trabajamos duro para ganarlo y el
bombardeo continuo de información para instruirnos en cómo
invertirlo, ahorrarlo o multiplicarlo, es sobrecogedor.

Naturalmente la mayoría de las personas sospechan de


cualquier persona que trata de entrar a sus bolsillos o carteras…
y así debería ser. Con el aumento de los que solicitan dinero
por teléfono, estafadores profesionales, robos de identidad
cibernéticos, y la cantidad de fraudes, todos estamos a la
defensiva.

Esta es la razón por la cual cuando en una organización sin


fines de lucro – especialmente una iglesia – pide dinero, se
despiertan las sospechas, se juzgan los motivos y se presentan
las preguntas de cómo será el rendimiento de cuentas.

Si a esto le sumas los trucos, engaños y tácticas que usan


algunos para financiar sus ministerios e iglesias, entonces no
es difícil entender el escepticismo y desconfianza de la mayoría.

Si la causa del Evangelio no es digna de ser financiada a menos


que se haga un ofrecimiento a cambio, lo mejor es que las
personas se queden con su dinero. Lo que estarían sosteniendo
es una religión débil y miserable. Y, si lo único que los motiva
para dar en una congregación es porque están en una crisis,
no deben ni sacar el dinero de la cartera. Lo que están
sosteniendo es una causa muerta.

Los abusos y mal usos de la Escritura en relación al dar para


mantener congregaciones y ministerios cuestionables, no
deben paralizarte. Por el contrario, debes pararte firme y
proclamar lo que la Palabra dice sobre ti, tu dinero, y cómo
adorar a Dios con lo que Él nos ha provisto por gracia.

Estemos claros. El dar sacrificadamente es un tema central en


toda la palabra. Dar correctamente, por las razones y las
maneras correctas, es fundamental en la fe cristiana. Nuestra
tarea como ministros competentes del Nuevo Pacto es separar
lo que la Biblia verdaderamente enseña sobre el tema y
desenredar las tradiciones que han confundido y tergiversado
este asunto.

Como cualquier otro tema en la Palabra, el tema del dar debe


ser entendido, enseñado y practicado a la luz del Nuevo Pacto.
La legalidad y fundamento sobre la cual opera el Nuevo Pacto
en el orden y propósito del Padre te liberará del “yugo de
esclavitud” y te ayudara a desarrollar una cultura de
generosidad donde hijos maduros sean formados y se
conviertan en mayordomos comprometidos con el propósito.

2 SUPOSICIONES SOBRE LAS CUALES TODO MINISTRO


COMPETENTE DEL NUEVO PACTO EJERCE SU
MINISTERIO

1. Presentar a todo hombre (perfecto) maduro en Cristo


para que se convierta en un buen mayordomo de todo lo
que por gracia ha recibido.

¿Qué Es Mayordomía?

Mayordomía es la sabia administración de la vida

Un mayordomo es quien administra algo correctamente


de tal manera que pueda rendir cuentas al dueño de todas
las cosas que le han sido confiadas.

La Mayordomía Cristiana es ser responsable,


administrando las cosas de Dios, en otras palabras,
significa la forma correcta de administrar las posesiones
de Dios como hijos suyos.

1 Corintios 4:1-2 “Así, pues, téngannos los hombres por


servidores de Cristo, y administradores de los misterios
de Dios. Ahora bien, se requiere de los administradores,
que cada uno sea hallado fiel”.

¿De Dónde Viene La Palabra Mayordomía?

Oikonomía, es la palabra griega que aparece en la Biblia


y que se traduce como Mayordomía” la palabra
propiamente significa administración de los bienes,
propios o ajenos. De esta palabra griega también viene la
palabra economía.

La palabra Mayordomía, el Diccionario Moderno la define


como “cargo de mayordomo” y la de mayordomo como “el
criado principal a cuyo cargo está el gobierno de una casa
o hacienda”.

7 Áreas De Mayordomía Integral

1. Mayordomía Espiritual
2. Mayordomía Emocional (Intelectual)
3. Mayordomía Física
4. Mayordomía Familiar
5. Mayordomía Vocacional
6. Mayordomía Social
7. Mayordomía Financiera

2. El mismo es un buen administrador de todo lo que ha


recibido y lo puede enseñar a los demás.

2 Tim 2:2 “Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto
encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar
también a otros”.

Es imposible desarrollar una cultura de generosidad, hijos


maduros y mayordomos comprometidos en la mayordomía de
sus bienes y recursos, si nosotros mismos no lo somos.
El discipulado debe ir moviendo a cada creyente de un estado
de madurez y compromiso a otro.

2.1 En el caso de la mayordomía financiera en la


iglesia local lo pudiéramos decir de esta manera:
1. De dar una vez a un dador regular.
2. De un dador regular a un dador alegre.
3. De un dador alegre a un mayordomo fiel con todos
sus bienes y recursos.

La realidad del asunto es que en la mayoría de las


congregaciones la enseñanza de la mayordomía y generosidad
no es parte de su estrategia de edificación.

En la mayoría de las congregaciones se desarrolla más una


mentalidad de levantar fondos y no una cultura de
generosidad compuesta por mayordomos
comprometidos.

La mayordomía trata con desarrollar hijos maduros para el


cumplimiento de un propósito y el financiamiento de una visión
local - levantar fondos tiene que ver con una transacción
financiera que no requiere madurez para ejecutarla.

Una persona puede ser manipulada a dar por los motivos


que sean y nunca ser un buen administrador de sus
bienes y recursos.

Es imposible desarrollar hijos maduros y discipularlos


correctamente en la mayordomía de sus bienes y recursos
solamente haciendo una exhortación de 5 minutos todos los
domingos sobre el diezmo y las ofrendas.

La jornada de la generosidad es un proceso de toda la vida en


la vida de los que ha nacido de nuevo, no un acto emocional
para suplir una necesidad.
Mientras que siempre habrán oportunidades que suplir (los
pobres siempre los tendréis entre vosotros) la misión
fundamental del liderazgo es formar a Cristo en los creyentes,
dirigirlos, modelarles y amarles a través de su proceso de
transformación.

Este proceso no puede ser manipulado es más bien orgánico


(natural) – según la obra del Espíritu en cada uno de los
suyos.

Sin embargo una estrategia de edificación apostólica irá


exponiendo al creyente progresivamente a través de su
jornada. Cada etapa abrirá un nuevo mundo en el cual el
creyente aprende a recibir lo que Dios nos ha provisto en Cristo
y él va despojándose de los vicios y las obras del viejo hombre.

2.2 7 ETAPAS DE DESARROLLO EN LA CUAL EL


CREYENTE APRENDE A DARLE A DIOS PARA
APRENDER A RECIBIR DE DIOS.

Etapa Lo que le Lo que recibes Escritura


das a Dios
1 El pecado Gracia y perdón Ef. 2:8-9;
1 Jn.
1:9;Ef.
1:7; Rom.
1:16
2 El corazón Nuevo corazón/vida Ez. 36:26;
Juan
10:10;
1Cor. 5:17

3 Las Provisión/sabiduría Pr. 3:9-10;


finanzas Mt. 6:33;
2 Cor. 2:8-
9
4 Las Propósito y Destino Mt. 16:25;
habilidades Ef. 2:10;
Jr. 29:11

5 El estilo de Contentamiento 1 Tim.


vida 6:10; Hb.
13:5;
Lc.12:15
6 La Gozo/Comunión 1 Cor.
influencia 12:2; 2
Cor 8:1-7;
Gal. 5:22
7 Los bienes Legado/Recompensa 1 Cr.29;
Mt. 6:19-
21; 1 Ti.
6:17-19

INGREDIENTES DE LA OFRENDA.
 AMOR. = 1 CRÓNICAS 29:3
 VOLUNTARIAMENTE. V. 6
 ALEGRÍA. V9
 DE TODO CORAZÓN. V9
 ES UN ACTO DE RECONOCIMIENTO. VS 10-14.
 RECTITUD, ACTITUD VOLUNTARIA Y
ESPONTANEIDAD. V17

Este desarrollo integral hace consiente al creyente de que toda


su vida debe ser administrada responsablemente para ser
efectivo en el cumplimiento de su asignación.

2.3 CONSTRUYENDO UNA CULTURA DE GENEROSIDAD


SOBRE EL NUEVO PACTO

Para poder desenredar la confusión sobre los diezmos en el


Nuevo Pacto y desarrollar una cultura de generosidad debemos
estar firmemente establecidos en los principios del Nuevo
Pacto.
Algunos principios fundamentales del Nuevo Pacto:
2.3.1 El Nuevo Pacto primero se prometió durante las profecías
de Jeremías y se repite exactamente en la carta a los Hebreos.
En ambos pasajes, el recipiente de la promesa del Nuevo Pacto
es la casa de Judá y la casa de Israel.
Jeremías 31:31-34
He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo
pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá.
No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su
mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos
invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice
Jehová.
Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de
aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la
escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me
serán por pueblo.
Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su
hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me
conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande,
dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me
acordaré más de su pecado.
Hebreos 8:8-12
Porque reprendiéndolos dice: He aquí vienen días, dice el
Señor, En que estableceré con la casa de Israel y la casa de
Judá un nuevo pacto; No como el pacto que hice con sus padres
El día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de
Egipto; Porque ellos no permanecieron en mi pacto, Y yo me
desentendí de ellos, dice el Señor.
Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel
Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en
la mente de ellos, Y sobre su corazón las escribiré; Y seré a
ellos por Dios, Y ellos me serán a mí por pueblo; Y ninguno
enseñará a su prójimo, Ni ninguno a su hermano, diciendo:
Conoce al Señor; Porque todos me conocerán, Desde el menor
hasta el mayor de ellos.

Porque seré propicio a sus injusticias, Y nunca más me


acordaré de sus pecados y de sus iniquidades.
2.3.2 Por definición, para poder hablar de un Nuevo
Pacto debe de haber un Viejo Pacto.
2 Cor 3:6-8 “El cual asimismo nos hizo ministros competentes
de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la
letra mata, más el espíritu vivifica. Y si el ministerio de muerte
grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos
de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa
de la gloria de su rostro, la cual había de perecer, ¿Cómo no
será más bien con gloria el ministerio del espíritu?
Hebreos 8:13 “Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al
primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo
a desaparecer”.
2.3.3 El Viejo Pacto se identifica como la Ley del Sinaí, dado a
Moisés cuando los hijos de Israel fueron libertados de Egipto.
Jeremías 31:32 “No como el pacto que hice con sus padres el
día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto;
porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para
ellos, dice Jehová”.
Hebreos 8:9 “No como el pacto que hice con sus padres El día
que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto;
Porque ellos no permanecieron en mi pacto, Y yo me
desentendí de ellos, dice el Señor”.
2 Cor 3:6-8 “El cual asimismo nos hizo ministros
competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del
espíritu; porque la letra mata, más el espíritu vivifica.
Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue
con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista
en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual
había de perecer, ¿Cómo no será más bien con gloria el
ministerio del espíritu?
2.3.4 El Nuevo Pacto entra en efecto después de la
muerte, sepultura y resurrección de Cristo. (Mateo.
26:28, Marcos 14:24, Lucas 22:20, 1 Cor.11:25, Col.
2:13-14)
Mt 26:28 “Porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que
por muchos es derramada para remisión de los pecados”.
2.3.5 El Nuevo Pacto es superior en todos los aspectos
a la ley de Moisés – un mejor pacto basado en mejores
promesas, administrado por un mejor sacerdocio.
Hebreos 7:19 “(Pues nada perfeccionó la ley), y de la
introducción de una mejor esperanza, por la cual nos
acercamos a Dios”.

Hebreos 7:22 “Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor


pacto”.
Hebreos 8:6 “Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo,
cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre
mejores promesas”.
2.3.6 La ley de Moisés fue un pacto que se hizo solo entre Dios
e Israel. (Éxodo 2:24-25; 6:2-5; 31:16-17; 34:27;
Deuteronomio 7:6-8)
Deuteronomio 7:6-8 “Porque tú eres pueblo santo para
Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha escogido para serle un
pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la
tierra.
No por ser vosotros más que todos los pueblos os han querido
Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el más
insignificante de todos los pueblos; Sino por cuanto Jehová os
amó, y quiso guardar el juramento que juró a vuestros padres,
os ha sacado Jehová con mano poderosa, y os ha rescatado de
servidumbre, de la mano de Faraón rey de Egipto.
2.3.7 Es obvio que el Nuevo Pacto se hiciera con Israel y Judá
ya que eran los únicos que estaban envueltos con el Viejo
Pacto. (Jeremías 31:31; Hebreos 8:8)
2.3.8 Cuando el Nuevo Pacto por gracia por medio de la fe, se
hizo efectivo, totalmente sustituyo al Antiguo Pacto, sacando
completamente fuera del camino de todos los que “están en
Cristo”.
Colosenses 2:13-14 “Y a vosotros, estando muertos en
pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida
juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando
el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era
contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz…”
2.3.9. Los creyentes judíos eran libres de la esclavitud de la
ley, por causa de la conversión por fe en Cristo.
Rom 8:1-2 “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los
que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la
carne, sino conforme al Espíritu.
Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha
librado de la ley del pecado y de la muerte”.
2 Cor 3:6-11 “El cual asimismo nos hizo ministros
competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del
espíritu; porque la letra mata, más el espíritu vivifica. Y si el
ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con
gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista
en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la
cual había de perecer, ¿Cómo no será más bien con gloria el
ministerio del espíritu?
Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho
más abundará en gloria el ministerio de justificación. Porque
aun lo que fue glorioso, no es glorioso en este respecto, en
comparación con la gloria más eminente. Porque si lo que
perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que
permanece”.
2.3.10. De igual manera los gentiles creyentes que nunca
estuvieron bajo la ley de Moisés, son libres de las restricciones
y ordenanzas de la ley. Por gracia, los gentiles son injertados
en un pacto que originalmente no era su derecho o herencia.
Sin embargo, la inclusión de ellos en el pacto no elimina la
promesa a Israel y Judá del pacto.
Rom 11:17-18 “Pues si algunas de las ramas fueron
desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en
lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la
rica savia del olivo, no te jactes contra las ramas; y si te jactas,
sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti”.
Gálatas 3:17-18 “Esto, pues, digo: El pacto previamente
ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos
treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa.
Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la
promesa; pero Dios la concedió a Abraham mediante la
promesa”.
2.3.11. Es obvio que la ley de Moisés no rige como regla de
fe o conciencia la iglesia en el Nuevo Pacto.
2.3.12. El Nuevo Testamento y El Viejo Testamento son
divisiones literarias en las biblias modernas. En el Antiguo
Testamento hay verdades bíblicas que ya no son verdades
presentes.
2.9.13 Los evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan
documentan el ministerio terrenal de Jesús durante sus tres
años y medio en la tierra. Por lo tanto, la mayoría de lo que
está escrito sucedió mientras la ley del Antiguo Pacto estaba
vigente y por las cuales los Israelitas Vivian.
2.3.14. Mientras que el Nuevo Pacto ha hecho obsoleto el
Viejo Pacto de la Ley de Moisés, el Nuevo Testamento no ha
hecho obsoleto todas las Escrituras del Antiguo Testamento.
.3.15. El Nuevo Pacto es un pacto entre Dios Padre y Dios Hijo
que excede tiempo y espacio porque fue hecho en la eternidad.
Todo era una sombra hasta que se manifestase la realidad.

3 EL DIEZMO Y EL NUEVO PACTO


Vamos directo al punto. En ningún lugar del Nuevo Pacto
encontramos que le tenemos que dar el 10% de nuestros
ingresos a la iglesia. En ningún lugar de la teología Paulina
sobre el dar encontramos que el instruye a los creyentes a dar
el diezmo. El diezmo no es un principio del Nuevo Pacto.
El diezmo contradice las instrucciones de Pablo de dar “según
cada uno haya propuesto en su corazón”. Esto debería ser
suficiente para entender el asunto pero no lo es.
Si es cierto que los creyentes tienen que dar sus diezmos para
“garantizar o mantener” la bendición de Dios – entonces
Pablo fallo en no enseñárselo a las iglesias en el Nuevo
Testamento. ¿Raro, no le parece?
Para muchos líderes esto es un tema delicado que es recibido
con todo tipo de reacciones desde la indiferencia hasta
incredulidad y en ocasiones agresividad.
Una de las más prominentes posiciones es que los apóstoles no
tenían que enseñarles esto a las iglesias porque ya era una
práctica establecida en las iglesias. Esta es la lógica:
Los primeros convertidos al evangelio eran judíos que ya daban
sus diezmos y esa práctica naturalmente se esparció por todo
el mundo como parte de la vida cristiana. Por lo tanto, Pablo o
los otros apóstoles no lo tuvieron que enseñar porque ya los
creyentes lo estaban practicando. Las instrucciones de Pablo de
dar “según cada uno ha propuesto en su corazón” tienen
que ver estrictamente con las ofrendas que son más y sobre el
diezmo del cual ya ellos estaban acostumbrados a dar.
El único problema con esta teoría es que carece de evidencia
histórica o escritural. Es difícil de creer que de todas las
costumbres y tradiciones judías, la única que se mantuvo
universalmente fue la del diezmo. Esto provoca algunas
preguntas: ¿Cómo la necesidad y la doctrina del diezmo se
esparció a los lugares más remotos del mundo si los apóstoles
no lo ensenaron? Y, ¿si, lo ensenaron donde está la evidencia?
La información bíblica niega esta teoría. En ningún lugar se
documenta que Pablo, Tito, Bernabé, Timoteo, Juan Marcos,
Lucas o cualquier otro obrero apostólico del Evangelio
enseñaron a los gentiles a diezmar. Y eso tiene una razón:
3.1 LA IGLESIA ESTÁ BAJO EL NUEVO PACTO Y EL
DIEZMO ES DEL VIEJO PACTO.
¿Por qué se ignora esta evidencia a favor de enseñanzas
defectuosas? Porque el entendimiento de ser iglesia no es lo
que una vez fue.
La palabra en inglés para iglesia viene de la palabra Celtica –
chirche, o Kirke. En los lenguajes que se construyen sobre el
latín ésta palabra se usa con diferentes variaciones. La palabra
Kirke se deriva de una palabra Griega Kyriake, que significa
Señor, o de Kyriakos que significa “ser del Señor” por lo tanto
la iglesia pertenece al Kurios, El Señor.
Mientras tanto la palabra Griega que se traduce iglesia o
asamblea es “ekklesia” que significa “los llamados de afuera”.
Así que, por definición la iglesia no es un edificio o estructura
sino personas que han sido llamados del mundo para Dios.
Hoy, iglesia se refiere a una organización auto perpetuada, con
grandes edificios, grandes gastos, e impresionantes
presupuestos que tienen que ser mantenidos. La mejor forma
de sostener esto es con diezmos mandatorios. La mayoría de
estas grandes organizaciones se construyen y se financian con
los diezmos y la amenaza de la maldición de Dios.
3.2 ISRAEL Y EL DIEZMO
Cuando Dios estaba listo para liberar a Israel de la esclavitud
de Egipto, el escogió un hombre de la tribu de Levi (una de las
doce tribus de Israel) para que fuera su libertador. Ese hombre
fue Moisés (Éxodo 2:1) El y su hermano Aarón recibieron la
comisión de ir delante de Faraón y demandar la liberación de
Israel para que le sirvieran a Dios exclusivamente.
Éxodo 4:22:23 “Y dirás a Faraón: Jehová ha dicho así: Israel
es mi hijo, mi primogénito.
Ya te he dicho que dejes ir a mi hijo, para que me sirva, mas
no has querido dejarlo ir; he aquí yo voy a matar a tu hijo, tu
primogénito”.
Éxodo 11:4-5 “Dijo, pues, Moisés: Jehová ha dicho así: A la
medianoche yo saldré por en medio de Egipto, Y morirá todo
primogénito en tierra de Egipto, desde el primogénito de
Faraón que se sienta en su trono, hasta el primogénito de la
sierva que está tras el molino, y todo primogénito de las
bestias”.
En la noche de la pascua, la muerte paso sobre Egipto. La
mañana siguiente Israel inicio su jornada a la tierra prometida.
Sin embargo no habían iniciado bien su jornada – aun antes de
su encuentro con el Mar Rojo – ya Dios le había anunciado a
Israel que el primogénito tenía que ser consagrado para El. Él
los había librado y ahora ellos pertenecían a Él.
Éxodo 13:1-2 “Jehová habló a Moisés, diciendo: Conságrame
todo primogénito. Cualquiera que abre matriz entre los hijos de
Israel, así de los hombres como de los animales, mío es”.
Pero, Dios no esperaba que todo varón primogénito en Israel
entrara al servicio para El. En realidad El permitió que todo
varón primogénito fuera redimido y regresado a su familia.
Éxodo 13:11-13 “Y cuando Jehová te haya metido en la tierra
del cananeo, como te ha jurado a ti y a tus padres, y cuando
te la hubiere dado, Dedicarás a Jehová todo aquel que abriere
matriz, y asimismo todo primer nacido de tus animales; los
machos serán de Jehová. Mas todo primogénito de asno
redimirás con un cordero; y si no lo redimieres, quebrarás su
cerviz. También redimirás al primogénito de tus hijos”.
En intercambio por el primogénito de todo Israel, Dios tomo
para sí mismo – una tribu de los israelitas – la tribu de Levi, y
le asignó el servicio en el tabernáculo para que le sirviera
continuamente.
Números 8:5-6 “También Jehová habló a Moisés, diciendo:
Toma a los levitas de entre los hijos de Israel, y haz expiación
por ellos”.
Números 8:10-11 “Y cuando hayas acercado a los levitas
delante de Jehová, pondrán los hijos de Israel sus manos
sobre los levitas”;
Números 8:13-16 “Y presentarás a los levitas delante de
Aarón, y delante de sus hijos, y los ofrecerás en ofrenda a
Jehová. Así apartarás a los levitas de entre los hijos de Israel,
y serán míos los levitas. Después de eso vendrán los levitas a
ministrar en el tabernáculo de reunión; serán purificados, y los
ofrecerás en ofrenda. Porque enteramente me son dedicados a
mí los levitas de entre los hijos de Israel, en lugar de todo
primer nacido; los he tomado para mí en lugar de los
primogénitos de todos los hijos de Israel”.
Como resultado del comisionamiento de Dios para el servicio
del tabernáculo, la tribu de Levi no tenía herencia en la tierra
de Canaán. Pero, Dios no los dejaría sin provisión”.
Por lo tanto, Dios requería un constante fluir de ofrendas y
sacrificios que los hijos de Israel traían y eran administrados
por los sacerdotes y Levitas. Esas ofrendas se convirtieron en
el sostenimiento de la familia de Aarón – el linaje de los
sacerdotes – y de aquellos que servían en el tabernáculo – los
Levitas.
Números 18:8-14 “Dijo más Jehová a Aarón: He aquí yo te
he dado también el cuidado de mis ofrendas; todas las cosas
consagradas de los hijos de Israel te he dado por razón de la
unción, y a tus hijos, por estatuto perpetuo. Esto será tuyo de
la ofrenda de las cosas santas, reservadas del fuego; toda
ofrenda de ellos, todo presente suyo, y toda expiación por el
pecado de ellos, y toda expiación por la culpa de ellos, que me
han de presentar, será cosa muy santa para ti y para tus hijos.
En el santuario la comerás; todo varón comerá de ella; cosa
santa será para ti. Esto también será tuyo: la ofrenda elevada
de sus dones, y todas las ofrendas mecidas de los hijos de
Israel, he dado a ti y a tus hijos y a tus hijas contigo, por
estatuto perpetuo; todo limpio en tu casa comerá de ellas. De
aceite, de mosto y de trigo, todo lo más escogido, las primicias
de ello, que presentarán a Jehová, para ti las he dado. Las
primicias de todas las cosas de la tierra de ellos, las cuales
traerán a Jehová, serán tuyas; todo limpio en tu casa comerá
de ellas. Todo lo consagrado por voto en Israel será tuyo”.
Si los hijos de Israel se mantenían fieles a sus
responsabilidades ante el Señor, Aarón y su posteridad serian
bien cuidados. A ellos se les permitía comer de cada ofrenda
por el pecado, ofrenda mecida y toda ofrenda elevada. Además,
lo mejor del aceite, de mosto y de trigo – la primera porción de
cada cosecha pertenecía a Aarón como estatuto para siempre.
La familia de Aarón nunca carecería de nada. Las 11 tribus
como requisito tenían que sacrificar lo mejor y Aarón
participaba de esas ofrendas. Pero, había toda una tribu de Levi
que sostener. ¿Si Aarón recibía todas las ofrendas, que recibían
los Levitas ya que no tenían heredad en Canaán?
Números 18:21 “Y he aquí yo he dado a los hijos de Leví
todos los diezmos en Israel por heredad, por su ministerio, por
cuanto ellos sirven en el ministerio del tabernáculo de reunión”.
Los Levitas recibían los diezmos. Una décima parte de todo lo
que Israel producía iba a los Levitas regularmente. Eso es bien
generoso. Once tribus produciendo aceite, granos, comida,
riquezas materiales, y todos daban de lo que producían a los
Levitas. Ese era el acuerdo.
El diezmo era un impuesto que Dios estableció a Israel para
cuidar de los Levitas y de los que servían en el tabernáculo.
Ellos no recibían tierra, o una herencia en la tierra de Canaán
pero tenían la ley de Dios que obligaba a Israel a proveer para
todas sus necesidades.
Éxodo 18:24 “Porque a los levitas he dado por heredad los
diezmos de los hijos de Israel, que ofrecerán a Jehová en
ofrenda; por lo cual les he dicho: Entre los hijos de Israel no
poseerán heredad”.
Mientras el templo estuviera y los Levitas sirvieran era la
responsabilidad de Israel de traer los diezmos y ofrendas para
proveer para los sacerdotes y Levitas. Ese era el propósito del
diezmo.
Levítico 27:30 “Y el diezmo de la tierra, así de la simiente
de la tierra como del fruto de los árboles, de Jehová es; es
cosa dedicada a Jehová”.
Dios era celoso con el diezmo. Él era firme con que todo Israel
obedeciera sus estatutos y trajera el diezmo al tabernáculo.
Para Él era muy personal. Después de todo Dios espera un
servicio y adoración correcta. El diezmo de Israel pertenecía a
Él y el decidió dárselo a los Levitas. Y, si un hombre decidía
comprar otra vez su grano, vino o semilla tenía que añadirle
20% al valor.
Levítico 27:31 “Y si alguno quisiere rescatar algo del
diezmo, añadirá la quinta parte de su precio por ello”.
Cuando un hombre estaba contando su manada, el décimo
animal pertenecía a Dios. No se le permitía considerar si era o
no un buen animal para poderlo intercambiar. Si en el conteo
era el décimo, era de Dios. Y si quería intercambiarlo, entonces
ambos animales el original y que querían cambiar era de Dios.
El diezmo de todo en Israel era santo para el Señor, y Dios lo
tomaba en serio.
Levíticos 27:32-33 “Y todo diezmo de vacas o de ovejas, de
todo lo que pasa bajo la vara, el diezmo será consagrado a
Jehová. No mirará si es bueno o malo, ni lo cambiará; y si lo
cambiare, tanto él como el que se dio en cambio serán cosas
sagradas; no podrán ser rescatados”.
En Israel, el diezmo no era voluntario. Era un
mandamiento absoluto.
Levítico 27:34 “Estos son los mandamientos que ordenó
Jehová a Moisés para los hijos de Israel, en el monte de Sinaí”.
Para ser miembro de la comunidad de Israel, tenías que pagar
el sostenimiento de los sacerdotes y Levitas que servían en el
tabernáculo trabajando para satisfacer los mandamientos, los
sacrificios y el servicio que Dios requería. La gente común no
podía entrar al tabernáculo o acercarse al lugar santísimo. Por
lo tanto se les requería que sostuvieran a los que Dios había
escogido para ese propósito. Y por supuesto, todos los diezmos
de la tierra eran “santos para el Señor” y eran “separados” para
Su propósito.
3.2.1 Comete el diezmo
Típicamente la predicación sobre los diezmos enfatiza que es
“santo para el Señor” e insiste que los creyentes le den el 10%
a la iglesia. El problema es que se deja la mejor parte afuera,
porque hay mucho más que tiene que ver con el diezmo.
La realidad del asunto es que si vamos a enseñar sobre el
diezmo no podemos usar lo que solo nos conviene – debemos
tratar el tema con toda la información que nos provee la
Palabra. El peligro está en que si se hace de esta manera es
muy probable que la seguridad financiera de muchos este en
juego por lo tanto es mejor usar lo que solo conviene. Aquí es
precisamente donde está el dilema.
Es cierto que Dios requería que Israel pusiera aparte el diez por
ciento de todo lo que producía. Era puesto aparte para los
propósitos de Dios y Él podía hacer lo que El quisiera. Así que,
el estableció una regla de tres años en relación al diezmo y
esperaba obediencia a Su sistema. Funcionaba de esta manera:
Cada tres años los diezmos de Israel eran guardados en
recipientes de almacenamiento que se le llamaban “graneros”
y los Levitas, viudas, huérfanos y extranjeros, que Vivian entre
ellos comían de ese almacenamiento. El tercer año fue
diseñado por Dios como el “año del diezmo”.
Deuteronomio 28:8 “Jehová te enviará su bendición sobre
tus graneros, y sobre todo aquello en que pusieres tu mano; y
te bendecirá en la tierra que Jehová tu Dios te da”.
Deuteronomio 26:12-14 “Cuando acabes de diezmar todo el
diezmo de tus frutos en el año tercero, el año del diezmo, darás
también al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda; y
comerán en tus aldeas, y se saciarán. Y dirás delante de Jehová
tu Dios: He sacado lo consagrado de mi casa, y también lo he
dado al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda, conforme
a todo lo que me has mandado; no he transgredido tus
mandamientos, ni me he olvidado de ellos. No he comido de
ello en mi luto, ni he gastado de ello estando yo inmundo, ni
de ello he ofrecido a los muertos; he obedecido a la voz de
Jehová mi Dios, he hecho conforme a todo lo que me has
mandado”.
Estos textos provocan una pregunta: ¿Si el diezmo de todo
Israel pertenece a Dios que pasó con los diezmos del primer y
segundo año?
Aquí es que se pone interesante. A los Israelitas se le
requería que separaran el diezmo de todo cada ano para ser
usado según lo que Dios había designado. Pero, ¿que había
designado Dios que ellos hicieran con esos diezmos?
Que se los comieran en una fiesta!
Tres veces al año cada hombre capaz de viajar tenía que subir
a Jerusalén para los días de “fiestas del Señor”.
Éxodo 23:14
Tres veces en el año me celebraréis fiesta.
Deuteronomio 16:16-17 “Tres veces cada año aparecerá
todo varón tuyo delante de Jehová tu Dios en el lugar que él
escogiere: en la fiesta solemne de los panes sin levadura, y en
la fiesta solemne de las semanas, y en la fiesta solemne de los
tabernáculos. Y ninguno se presentará delante de Jehová con
las manos vacías; cada uno con la ofrenda de su mano,
conforme a la bendición que Jehová tu Dios te hubiere dado”.
Así que, durante la fiesta de los panes sin levadura (que incluía
la fiesta de la pascua y los primeros frutos) la fiesta de las
semanas (que conocemos como pentecostés) y durante la
fiesta de los tabernáculos que incluía la fiesta de las trompetas
y la fiesta de la expiación) todo Israel se reunía en Jerusalén.
Nadie podía llegar con las manos vacías. Ahí – y como era una
fiesta debían traer suficiente comida para ellos, sus familias y
los Levitas entre ellos. Y, ¿Cuál era la comida que traían?
Deuteronomio 12:17-19 “Ni comerás en tus poblaciones el
diezmo de tu grano, de tu vino o de tu aceite, ni las primicias
de tus vacas, ni de tus ovejas, ni los votos que prometieres, ni
las ofrendas voluntarias, ni las ofrendas elevadas de tus
manos; sino que delante de Jehová tu Dios las comerás, en el
lugar que Jehová tu Dios hubiere escogido, tú, tu hijo, tu hija,
tu siervo, tu sierva, y el levita que habita en tus poblaciones;
te alegrarás delante de Jehová tu Dios de toda la obra de tus
manos. Ten cuidado de no desamparar al levita en todos tus
días sobre la tierra”.
Deuteronomio 14:22-23 “Indefectiblemente diezmarás todo
el producto del grano que rindiere tu campo cada año. Y
comerás delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere
para poner allí su nombre, el diezmo de tu grano, de tu vino y
de tu aceite, y las primicias de tus manadas y de tus ganados,
para que aprendas a temer a Jehová tú Dios todos los días”.
Israel aprendió a temer a Dios y a confiar en Dios y una forma
de demostrarlo era viniendo delante de El tres veces al año.
Pero, cuando llegaban cada Israelita se comía su propio diezmo
– maíz, vino, aceite, animales – todo lo que había separado.
Era requisito venir delante de Dios pero Él se había asegurado
que tuvieran suficiente para comer cuando estuvieran delante
de Él. Ellos habían separado su diezmo entre las tres fiestas y
traían esa abundancia con ellos a Jerusalén.
Pero, si había alguien que había prosperado en gran manera y
su diezmo era más de lo que él personalmente podía cargar a
Jerusalén, Dios permitía que el vendiera su diezmo, llevara el
dinero a la fiesta, y comprara lo que él quisiera con el diezmo.

Deuteronomio 14:24-27 “Y si el camino fuere tan largo que


no puedas llevarlo, por estar lejos de ti el lugar que Jehová tu
Dios hubiere escogido para poner en él su nombre, cuando
Jehová tu Dios te bendijere, entonces lo venderás y guardarás
el dinero en tu mano, y vendrás al lugar que Jehová tu Dios
escogiere; Y darás el dinero por todo lo que deseas, por vacas,
por ovejas, por vino, por sidra, o por cualquier cosa que tú
deseares; y comerás allí delante de Jehová tu Dios, y te
alegrarás tú y tu familia. Y no desampararás al levita que
habitare en tus poblaciones; porque no tiene parte ni heredad
contigo”.
Estemos claros si vamos a enseñar sobre el diezmo – el diez
por ciento de todo – según lo enseña el Antiguo Testamento –
entonces por necesidad también tenemos que enseñar que
cada cristiano se coma su propio diezmo y lo comparta con su
familia y con cualquier Levita que se encuentre alrededor. Pero
debemos ir a Jerusalén para poder comérnoslo.
Además, está permitido vender tu diezmo por dinero, llevar el
dinero a la fiesta, y usar el diezmo para comprar carne, vino, y
cualquier otra cosa que desees. Y, cada tres años debes separar
el diezmo para beneficio de los pobres, las viudas, los
huérfanos y los Levitas.
Deuteronomio 14:28-29 “Al fin de cada tres años sacarás
todo el diezmo de tus productos de aquel año, y lo guardarás
en tus ciudades. Y vendrá el levita, que no tiene parte ni
heredad contigo, y el extranjero, el huérfano y la viuda que
hubiere en tus poblaciones, y comerán y serán saciados; para
que Jehová tu Dios te bendiga en toda obra que tus manos
hicieren”.
Puedes ver el punto. Solo existe un sistema de diezmo en la
Biblia. No hay dos sistemas – uno para Israel y otro para la
Iglesia. Toda la Palabra solo prescribe un método y un
propósito para el diezmo. Estos se comen en las fiestas de Dios
o son guardados en los graneros para que el pobre, la viuda, y
el huérfano junto a los Levitas tengan alimento. Eso es todo.
Así que cuando se insiste en tomar los diezmos y usarlos para
pagar utilidades, construir edificios, está tomando lo que
legalmente no le pertenece. Pertenece a Dios para Su
propósito. Y, Dios les dijo a los Israelitas que se comieran el
diezmo.
¿Cuántos han escuchado eso en la iglesia? En todos mis años
en la iglesia, nunca lo había escuchado. Pero es lo que dice la
Biblia.
Esto nos deja solo una cosa por hacer: ajustamos
nuestra teología a lo que la Biblia verdaderamente
enseña sobre el tema o debemos admitir que
preferimos actuar en contra de su voluntad.
El Nuevo Pacto nos presenta algunas realidades interesantes.
Por ejemplo:
 ¿Ya que en la iglesia no hay Levitas, es necesario
proveer para ellos?
Bueno, es evidente que NO.
 ¿Debemos ser generosos con los pobres y oprimidos?
Absolutamente.
 Pero, ¿debemos guardar una décima parte en graneros
todos los años?
No es una mala idea, pero no es un requisito en el Nuevo
Pacto.
 No nos debemos cansar de hacer el bien (Gálatas 6:1)
debemos amar a nuestros enemigos, y cuanto sea posible,
estar en paz con todos los hombres. Esto es un estilo de
vida no un requisito cada tres años.
 Si el diezmo es un requisito del Antiguo Pacto; ¿debe la
iglesia vivir por esa ley? Absolutamente NO. Nosotros
estamos sujetos a una ley superior y a un mejor pacto.
3.3 EL NUEVO PACTO Y EL DAR

El Cuadro Completo

Durante su ministerio Jesús hablo más sobre el dinero que el


cielo o el infierno. Él sabía que la manera en cómo las personas
tratan con sus posiciones terrenales son un buen indicador de
como trataran las riquezas celestiales.
El dar sacrificadamente es un elemento esencial en las
enseñanzas de Cristo. Es más, fue el propósito central de su
ministerio en la tierra. El dio su vida en rescate de muchos.

Considera lo siguiente: Dios el Padre dio a su Hijo como


propiciación, un sacrificio suficiente para pagar el precio del
pecado, obteniendo así la salvación eterna de los suyos. Dios
el Hijo, se dio asimismo para ser torturado y morir en nuestro
lugar. Él se dio asimismo para ser un sacrificio en nuestro lugar,
llevando en sí mismo el castigo y la ira que nos merecíamos
nosotros. Ese acto de obediencia voluntaria resulto en el don
del Espíritu Santo, el anticipo de nuestra herencia y la prueba
de nuestra salvación.

En otras palabras, el Padre dio al Hijo, el Hijo dio su


vida, el Espíritu es dado a los hijos, dándonos
gratuitamente vida eterna. Nuestra salvación se logró
por medio del dar sacrificadamente de parte del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo.

Entonces; ¿Qué clase de naturaleza tienen los hijos de Dios? La


naturaleza del dar sacrificadamente. El Padre dio, el Hijo dio,
el Espíritu Santo dio. ¿Podrá un creyente ignorar todo lo que ha
costado su salvación e ignorar las riquezas de la gracia,
mientras atesora cada centavo y migaja para sí mismo?
Imposible.

La verdadera fe en Cristo nos conduce naturalmente a


la generosidad y al dar con gozo. El dar es una
respuesta fundamental al Evangelio.

Un argumento común en contra del dar es: “Dios no necesita


nuestro dinero”. Y eso es cierto. Dios no tiene ninguna
necesidad. Tú no le añades nada a Dios cuando das a su obra.
Él es infinitamente rico. Él es dueño de todo (incluyéndote a ti)
por lo tanto cualquier cosa que le puedas ofrecer ya es de Él.

Bajo el Nuevo Pacto, el Señor nos prepara oportunidades para


dar porque él sabe que nuestro carácter y vida en Cristo será
enriquecida a la medida que respondemos en obediencia a la
guianza del Espíritu Santo.

Nuestro Padre no necesita que le demos. Nosotros


necesitamos dar. Dar no tiene nada que ver con
enriquecer a Dios; tiene que ver con nuestra
mayordomía y la madurez espiritual y emocional en la
cual nos encontramos.

Sin embargo, aun cuando la generosidad debe ser un estilo de


vida natural para los que están en Cristo, muchos creyentes no
dan nada a nadie. Esto no tiene que ver con su salvación pero
si con su inmadurez y la falta de la renovación del
entendimiento. Por otro lado, hay demasiados creyentes mal
enseñados.

Demasiados maestros y predicadores enseñan sobre el dar


como una responsabilidad legal, cancelando así el gozo del
proceso. Como cualquier obligación legal, si la ley se convierte
en una carga, las personas se rebelan contra ella.

Esto es triste. Porque uno de los pocos textos en la Biblia en


los cuales Dios reconoce y celebra cierto tipo de persona en
particular es en 2 Corintios 9:7 “Cada uno dé como propuso
en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque
Dios ama al dador alegre”.

3.3.1 La única condición


El Apóstol Pablo fue muy intencional en la construcción exacta
de la antítesis de los requisitos del Antiguo Pacto para los
diezmos, ofrendas y sacrificios. Moisés mandó absolutamente -
por necesidad, ya sea a regañadientes o no - que cada persona
en Israel trajera hasta el último sacrificio y ofrenda requerida,
de acuerdo con los estatutos y reglamentos de la Ley. Pero,
Pablo se fue al otro extremo, indicando que cada persona
individualmente debe decidir por sí mismo lo que sería su
porción.

La primera parte de este versículo es lo que yo llamo “la única


condición”. Muchos de los errores en las enseñanzas sobre el
dar serian eliminados, si los cristianos simplemente se
comprometieran con este principio – “cada uno dé como
propuso en su corazón”.

La “única condición” es suficiente para desarmar a todo


predicador legalista en el mundo. La próxima vez que escuches
a un predicador poniéndote un sentido de culpa para sacarte
dinero, simplemente responde, ¡Cada uno dé como propuso en
su corazón! Esto es suficiente para librarte de la manipulación
y culpa que produce la manera equivocada en como ellos están
tergiversando la Palabra.

3.3.2 Lo que tú das es entre tú y tu Padre celestial.

Como en ningún otro lugar en la Palabra en este texto


encontramos un rasgo de la personalidad que agrada a Dios y
provoca su afección – “porque Dios ama al dador alegre”.

Estoy seguro que más de uno al leer esto dirá: Si cada uno
decide por sí mismo la cantidad de lo que dará o si debe dar o
no, ¿No llevará esto a muchas congregaciones a la bancarrota?

Buena pregunta. Sabiendo lo que Dios sabe de cada uno de


nosotros, y nuestra tendencia al auto preservación y avaricia -
¿Cómo puede Dios dejarnos tomar esa decisión según nuestro
corazón? ¿No es eso peligroso? NO.

Dios conoce nuestros pensamientos y las intenciones de


nuestro corazón. Él nos ha dado su Espíritu, Su naturaleza, la
mente de Cristo y Su palabra para transformar nuestra mente
y corazón. Él está dispuesto a liberar a los pecadores redimidos
porque Él sabe que ellos son guiados y movidos por su Espíritu.
El, permite que cada uno de sus Hijos determine la porción de
lo que quiere dar porque él sabe que Su Espíritu los guiara a
dar generosamente. El obrará a través de sus hijos para
proveer los medios para mantener Su Evangelio en avanzada y
prosperando.

Los que han nacido de nuevo no son agentes


independientes. Han sido comprados por un precio.

1 Corintios 6:20 “Porque habéis sido comprados por precio;


glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro
espíritu, los cuales son de Dios”.

Dios no ha libertado a los suyos para que decidan si darán o


no. Él sabe que sus hijos darán - de lo que El los liberó es de
dar por obligación, o una cantidad específica o de ser
manipulados o presionados para dar por necesidad - que
elimina el gozo pero le abre la puerta a la tristeza. Esta es la
razón por la cual el “ama al dador alegre.”

La palabra “alegre” es la palabra griega “ἱλαρός (hilaros)


“(Strong 2431) y significa – gozoso, dispuesto a hacer cualquier
cosa – En el diccionario expositivo Vine se define como la
disposición de la mente, el gozo que está dispuesto a hacer
cualquier cosa. Es la única vez que se usa esta palabra en la
Escritura.
Esto es maravilloso. Dios liberta a los suyos de la obligación y
los requisitos de la ley de Moisés impuestos a Israel y permite
que cada persona determine con gozo la cantidad que desea
dar. Cuando esto sucede Dios es glorificado. Su Espíritu inspira
a los que han nacido de nuevo para adorarlo de la manera que
él quiere ser adorado. Esto no es nada nuevo, siempre ha sido
así.

3.3.3 La Ofrenda En El Tabernáculo

En el libro de Éxodo, capítulo 25, Dios recibió una ofrenda de


Israel, y le permitió traer lo que ellos decidieran. Luego de 430
años de esclavitud Dios trajo las plagas sobre Egipto, las cuales
concluyeron con la muerte de los primogénitos. Al momento de
sacarlos de Egipto los instruyo así:

Pero yo extenderé mi mano, y heriré a Egipto con todas mis


maravillas que haré en él, y entonces os dejará ir. Y yo daré a
este pueblo gracia en los ojos de los egipcios, para que cuando
salgáis, no vayáis con las manos vacías; sino que pedirá cada
mujer a su vecina y a su huésped alhajas de plata, alhajas de
oro, y vestidos, los cuales pondréis sobre vuestros hijos y
vuestras hijas; y despojaréis a Egipto.(Éxodo 3:20-22)

La jornada de Israel en el desierto fue iniciada con gran riqueza.


Pero, aquello no era para que Israel hiciera lo que quisiera y lo
gastara en sus placeres. Después de todo el oro no tiene mucho
uso, mientras estas cruzando un desierto y lo que tienes es
sed. Dios estaba preparando a su pueblo. Él les iba a pedir un
tabernáculo con ciertas especificaciones, adornado de oro y
bronce.

Allí se ofrecerían continuos sacrificios. Los sacerdotes


necesitarían vestimentas de lino, tejidos con una insignia de
oro que leería, “Santidad a Jehová”. Dios requeriría una fuente
de bronce, un candelabro de oro y una mesa de oro con sus
terminaciones y utensilios en oro.

Para lograr esto Dios los tenía que preparar de antemano.


Imagínate, ¿Cómo puede un pueblo que había sido esclavizado,
en medio del desierto, cumplir con esto? Para eso, Dios se
aseguró que tuvieran en abundancia – ahogó a sus enemigos y
finalmente le pidió una ofrenda para construir el tabernáculo,
en el cual el habitaría en medio de ellos.

Jehová habló a Moisés, diciendo:

Di a los hijos de Israel que tomen para mí ofrenda; de todo


varón que la diere de su voluntad, de corazón, tomaréis mi
ofrenda. (Éxodo 25:1-2)

Antes que se estableciera la Ley – Dios tomo una


ofrenda voluntaria de todo varón.

Di a los hijos de Israel que tomen para mí ofrenda; de todo


varón que la diere de su voluntad, de corazón, tomaréis mi
ofrenda. Esta es la ofrenda que tomaréis de ellos: oro, plata,
cobre, azul, púrpura, carmesí, lino fino, pelo de cabras, pieles
de carneros teñidas de rojo, pieles de tejones, madera de
acacia, aceite para el alumbrado, especias para el aceite de la
unción y para el incienso aromático, piedras de ónice, y piedras
de engaste para el efod y para el pectoral. Y harán un santuario
para mí, y habitaré en medio de ellos. Conforme a todo lo que
yo te muestre, el diseño del tabernáculo, y el diseño de todos
sus utensilios, así lo haréis. (Éxodo 25:2-9)

Las especificaciones estaban claras. Dios no esperaba


mediocridad o mezquindad. Después de todo Él los había
librado de su cautividad, los había enriquecido más allá de lo
que se podían imaginar, y los estaba preparando para habitar
en medio de ellos. El, esperaba lo mejor de ellos, de la misma
manera que Él le había dado lo mejor.

Como consecuencia una de dos cosas podía suceder. Moisés


fielmente instruyó a los Israelitas, que Dios quería una ofrenda
y les dio instrucciones de qué traer y para lo que se usaría.
Ellos sabían de antemano que la ofrenda seria usada para el
servicio y la adoración a Dios – ahora ellos tenían la opción de
responder o simplemente no hacer nada.

Ahora bien, si Dios los deja por sí mismos, este mismo pueblo
– con quien El mismo se frustraría, le daría la espalda a Dios y
hubiera usado su nueva riqueza para crear ídolos de oro, como
el becerro que construyeron al pie del monte Sinaí. Dios no los
dejo por sí mismos. Primero, Él le proveyó suficiente riqueza
para cumplir con lo que Él le pidió. Luego, él les dijo que Él
requería una porción de esa abundancia para Su tabernáculo.
Y, finalmente Él se movió en sus corazones, causando así que
dieran generosamente para Su gloria.

Dios proveyó la substancia de la ofrenda, la razón para la


ofrenda y la inspiración para responder a la ofrenda. Y vino
todo varón a quien su corazón estimuló, y todo aquel a quien
su espíritu le dio voluntad, con ofrenda a Jehová para la obra
del tabernáculo de reunión y para toda su obra, y para las
sagradas vestiduras. (Éxodo 35:21)

La razón por la cual Dios recibió una ofrenda voluntaria de


Israel es porque él se movió en sus corazones, creando una
disposición y deseo de servir.

De los hijos de Israel, así hombres como mujeres, todos los


que tuvieron corazón voluntario para traer para toda la obra,
que Jehová había mandado por medio de Moisés que hiciesen,
trajeron ofrenda voluntaria a Jehová. (Éxodo 35:29)

¿Habrá Moisés recibido suficiente material para completar el


proyecto? Según la Palabra ¡más que suficiente! Aun mientras
la obra progresaba, nuevas ofrendas llegaban cada mañana. Es
el único lugar en la Escritura donde la ofrenda fue tan
abundante que la persona que la estaba recibiendo le dijo al
pueblo que dejaran de dar. ¿Cuándo fue la última vez que paso
esto en una iglesia?

Y hablaron a Moisés, diciendo: El pueblo trae mucho más de lo


que se necesita para la obra que Jehová ha mandado que se
haga. Entonces Moisés mandó pregonar por el campamento,
diciendo: Ningún hombre ni mujer haga más para la ofrenda
del santuario. Así se le impidió al pueblo ofrecer más; pues
tenían material abundante para hacer toda la obra, y sobraba.
(Éxodo 36:5-7)

Una vez su corazón fue motivado por Dios no podían


dejar de dar. Esta es la plataforma sobre la cual Pablo está
construyendo su exhortación – “Cada uno dé como propuso
en su corazón”. Dios no estaba demandando un sacrificio de
pecadores rebeldes. Él estaba anticipando la demostración de
la naturaleza de Dios mismo en los suyos para dar
generosamente. Pablo sabía que es natural para los que han
nacido de nuevo y han sido hechos participes de la naturaleza
divina dar más que suficiente.

La libertad para determinar tu propia ofrenda es


regulada por el Espíritu de un Padre que nos ha dado de
las riquezas de su gracia y es abundantemente
generoso. Tu ofrenda es una demostración del valor que
le asignas a la Palabra de Dios, Su Hijo y el sacrificio que
resulto en tu salvación.

Cuando tú respondes en obediencia al mover de Dios en tu


corazón, y das generosa y abundantemente en Su obra – atraes
la afección y reconocimiento de Dios en tu vida. Dios ama al
dador alegre.

Por supuesto que este texto no es toda la historia. Para


comprender la teología de Pablo en relación al dar, tenemos
que ver todo el contexto. Miremos rápidamente esta sección de
la segunda carta de Pablo a la iglesia en Corintios.

 Pablo iba para Corinto y por medio de Tito le pidió que


prepararan una ofrenda y la tuvieran lista para cuando el
llegara.
 El tomaría esa ofrenda y la llevaría a los santos en
Jerusalén.
 Cuando Pablo llego tenía con él a un hermano de
Macedonia y él había estado hablando de la generosidad
de los Corintios.
 En caso de que no que no se prepararan correctamente,
Pablo los exhortó escribiéndoles:

2 Corintios 9:1-5 “En cuanto a la ministración para los santos,


es por demás que yo os escriba; pues conozco vuestra buena
voluntad, de la cual yo me glorío entre los de Macedonia, que
Acaya está preparada desde el año pasado; y vuestro celo ha
estimulado a la mayoría. Pero he enviado a los hermanos, para
que nuestro gloriarnos de vosotros no sea vano en esta parte;
para que como lo he dicho, estéis preparados; no sea que si
vinieren conmigo algunos macedonios, y os hallaren
desprevenidos, nos avergoncemos nosotros, por no decir
vosotros, de esta nuestra confianza. Por tanto, tuve por
necesario exhortar a los hermanos que fuesen primero a
vosotros y preparasen primero vuestra generosidad antes
prometida, para que esté lista como de generosidad, y no como
de exigencia nuestra”.

3.3.4 Principios importantes en estos versículos:

1. El esperaba que los Corintios dieran una ofrenda


abundante.

Ellos habían sido bendecidos con posesiones materiales y


ellos sabían sobre la necesidad de los hermanos en
Jerusalén. Por lo tanto Pablo fue claro en sus expectativas.

2. Él les indico que su ofrenda era un asunto de


generosidad, no una cuestión de codicia.

Ni Pablo, ni los santos en Jerusalén deseaban o codiciaban


su riqueza, y tampoco ellos podían permitir que la codicia
limitara su generosidad. Si ellos fallaban en cuanto a esto,
Pablo y ellos serían avergonzados.

Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará


escasamente; y el que siembra generosamente,
generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en
su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama
al dador alegre. (2 Corintios 9:6-7)

Este es el principio: En relación a los asuntos del dar, el que


siembra escasamente, también cosechara escasamente. Pero
el que da generosamente, recibirá una porción generosa como
cosecha.
Eso es doctrina básica de Pablo. Nota la ubicación de ese
principio – es antes de la “única condición”. Según Pablo
puedes dar lo que quieras. Pero recuerda, si eres escaso,
así también recibirás a cambio. Si das generosamente
también recibirás generosamente.

La pregunta que esto provoca es: ¿Puedo dar para que Dios
me haga rico?

Aunque Dios puede darte riquezas materiales como resultado


de tu generosidad para con otros, no olvides que él conoce tu
corazón. Si tus estas dando con la intención de obligar a Dios
para que te enriquezca no olvides que Él puede ver a través de
esas tinieblas. Lo que Dios si hace es que pone los medios y los
recursos en las manos de aquellos que Él sabe que distribuirán
generosamente para Su pueblo y Su obra. Esto está en perfecta
armonía con las enseñanzas de Pablo.

¿Puedes dar para que Dios te haga rico? NO. ¿Puedes tú dar
generosamente y recibir en abundancia? Absolutamente.
¿Tendrás más al final que con lo que comenzaste? Según
Pablo, SI. Y, mientras más recibes más generoso puedes ser.
Es cíclico.

Alguno se preguntará; ¿pero eso funciona?

¡TRATALO! Todavía no he visto que haya fallado. Lo que aquí


está en juego es la fidelidad de Dios a Su propia Palabra. Trata
de dar más que Dios mismo. Trata de ser la primera persona
que vive en bancarrota dándole a Dios. Solo asegúrate que lo
estás haciendo con un corazón alegre, para la gloria de Dios,
tengas respuesta o no tengas respuesta.

Dios trabaja a través de sus hijos para proveer todo lo


necesario para el establecimiento de Su iglesia y la predicación
del Evangelio de Su gracia. Su gracia es derramada sobre Su
pueblo, supliendo todas sus necesidades y proveyendo los
medios suficientes para dar generosamente para Su obra.
Como lo dijera Pablo:

2 Corintios 9:8-12 “Y poderoso es Dios para hacer que


abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre
en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena
obra; Como está escrito: Repartió, dio a los pobres; Su
justicia permanece para siempre. Y el que da semilla al que
siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra
sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, para que
estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual
produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios”.

La provisión de Dios para los suyos es generosa. Esta es la


razón por la cual podemos ayudar a otros que están en
necesidad. Dios trabaja a través de Su pueblo. Esto es lo que
Pablo le está recordando a los Corintios, que Dios suple semilla
de las plantas y los árboles, que el sembrador usa para producir
más comida. De igual manera Pablo oraba que en respuesta a
su generosidad Dios multiplicara la semilla que ellos habían
sembrado en su ministerio, enriqueciendo su generosidad en
“todas las cosas”.

La generosidad que ellos mostraron Pablo la llamo “un fruto


de su justicia”. Por cuanto ellos habían sembrado una buena
semilla, Pablo oraba que su cosecha creciera abundantemente.

El principio es claro. Da generosamente y


abundantemente. Dios ama a ese tipo de dador y El
aumentará sus riquezas a la medida que trabaja a través
de ellos para suplir las necesidades de Su obra y Su
pueblo. Durante este proceso, el necesitado será suplido
y la riqueza de los dadores generosos aumentará.

Además, Pablo quería que los Corintios entendieran que el dar


generosamente es una manera para dar gracias a Dios por la
abundancia de Su provisión. Es bueno reconocer y decir
“GRACIAS” al que nos provee el pan para comer, la salud que
tenemos y suple el aire que respiramos. No hay una mejor
forma de agradecer al Señor por sus múltiples bendiciones, que
traer ofrendas generosas para Su causa.

No solamente esas ofrendas sirven para ministrar a las


necesidades de los santos, si no que resultan en abundantes
acciones de gracias a Dios. La ofrenda es una manera de darle
gracias a Él. También los que son beneficiados por la ofrenda,
dan gracias a Dios por la provisión. Ellos a cambio oran por el
bienestar de los dadores por causa de la gracia de Dios que ha
sido demostrada por tal generosidad. Todo esto resulta para la
gloria del Evangelio de Cristo. Pablo llama a este acto de dar y
recibir – acción de gracias y gloria a Dios, un don inefable.

2 Corintios 9:12-15 “Porque la ministración de este servicio


no solamente suple lo que a los santos falta, sino que también
abunda en muchas acciones de gracias a Dios; pues por la
experiencia de esta ministración glorifican a Dios por la
obediencia que profesáis al evangelio de Cristo, y por la
liberalidad de vuestra contribución para ellos y para todos;
asimismo en la oración de ellos por vosotros, a quienes aman
a causa de la superabundante gracia de Dios en
vosotros. !Gracias a Dios por su don inefable!

Si este fuera el único pasaje en el Nuevo Testamento que habla


sobre el dar, sería lo suficientemente amplio para determinar
nuestra actitud y doctrina sobre este tema.
Pero, apenas estamos rayando la superficie. Pablo tiene mucho
más que decir sobre este tópico. Y, se pone mejor. Mejores
bendiciones, mejores dones, y mejor adoración.

4 EL PRIVILEGIO DE LA PARTICIPACION

Para entender las enseñanzas de Pablo en relación al dar en el


Nuevo Pacto, tenemos que familiarizarnos con la palabra
Koinonia. En nuestro lenguaje no tenemos una palabra que
abarque todo el significado del término en griego.

En el Griego la palabra Koinonia, (κοινωνία, koinōnia – G2842)


y su aplicación como un verbo es Koinoneo y tiene que ver con
compartir, o participar en la distribución de cosas. En su
definición más simple significa “participación por
asociación”.

Pablo, usa esta palabra para comunicar la idea de que aquellos


que dieron bienes materiales para su uso personal, o para
distribuirlo a los santos, estaban participando con él en su
ministerio. Es como decir, por causa de la participación estaban
asociados y compartirían la recompensa de su generosidad.

Además, todos los que le ayudaron en su obra apostólica


participarían de las bendiciones temporales y eternas, del
ministerio de Pablo. La participación por asociación es un
concepto clave en la teología Paulina. Su carta a la iglesia de
Filipos es donde más claro se muestra este principio.

La carta se escribe para la primavera del año 62. Es la última


carta de parte de Pablo que se registra a una iglesia en el Nuevo
Testamento. Al momento de escribirla, está preso, lo cual
muestra que para el tiempo que llega la ofrenda que enviaron
los Filipenses por medio de Epafras todavía él estaba
encarcelado. Aun así, es una extraordinaria carta, en ella Pablo
agradece su apoyo y les enseña, verdades esenciales en cuanto
a la generosidad. La carta comienza así:

“Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en


Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos y diáconos:

Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor


Jesucristo. Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de
vosotros, siempre en todas mis oraciones rogando con gozo por
todos vosotros, por vuestra comunión en el evangelio,
desde el primer día hasta ahora; estando persuadido de esto,
que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará
hasta el día de Jesucristo”… (Filipenses 1:1-6)

Luego de saludarlos, Pablo procede con su típico estilo de


afirmar a los santos y en este caso expresarle su gozo por la
“participación” de ellos (los Filipenses) en su ministerio. Esto
no fue un evento aislado sino que los Filipenses se asociaron
con Pablo desde el primer día que creyeron al Evangelio hasta
el momento de recibir la carta. Pablo le afirmo que su
generosidad - por vuestra comunión en el evangelio – fue
iniciada por Cristo en ellos y continuaría hasta el día de
Jesucristo.

Esta noción es fundamental en la doctrina de Pablo: Dios


trabaja a través de los suyos, inspirando y sosteniendo
su generosidad. Los creyentes participan en el ministerio del
evangelio, cuando contribuyen materialmente con aquellos que
están llevando las Buenas Nuevas. Pero, esto lo hacen es
respuesta a la obra del Espíritu en sus vidas, que comenzó a
manifestar la generosidad a través de ellos y sostendrá esa
obra hasta el día del regreso del Señor. Esto es un fundamento
esencial de la vida en Cristo.
Muchas cosas se pueden fingir en el cristianismo,
excepto la generosidad.

Un creyente puedes asistir regularmente a los servicios,


arrodillarse, orar, cantar, trabajar en la guardería, ser parte del
coro, servir en la junta de gobierno, y nunca abrazar la verdad
del evangelio. Muchas personas lo hacen. Pero, dar
generosamente y consistentemente sin esperar nada a cambio
excepto que el evangelio sea predicado – eso no se puede
fingir.

No es natural en nosotros dar voluntariamente lo que tanto


trabajo ha costado ganar. Y, si es por nosotros mismos, esa
naturaleza afectaría nuestro deseo de dar. Te aseguro que la
mente te presentaría más de una excusa:

 “la iglesia tiene suficiente dinero”


 “yo no quiero que el pastor se enriquezca”
 “yo no tengo mucho y lo que tengo lo necesito”
 Dios conoce mi corazón.
 Dios entiende mi situación”

La realidad es que el dar generosamente y


continuamente es una obra del Espíritu en nosotros. La
prueba de que el Espíritu Santo ejerce influencia en una
persona es la disposición de esa persona de dar con gozo de
sus bienes materiales para “participar por asociación en un
ministerio”. Eso no se puede fingir.

Los Filipenses habían sido diligentes y había procurado enviarle


una ofrenda a Pablo, pero le faltaba la oportunidad.

Filipenses 4:9-10 “Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis


y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con
vosotros. En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin
habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también
estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad”.

Para cuando los Filipenses reciben esta carta ya el ministerio


de Pablo estaba en su conclusión, encarcelado en Roma,
esperando la sentencia final. Sin embargo los Filipenses
“habían revivido su cuidado por Pablo” causando así, que
Pablo se gozara por su actitud y la ofrenda que le habían
enviado.

Considera que en ningún momento fueron manipulados,


seducidos o presionados para dar. Ellos amaban a Pablo por la
verdad que él le había enseñado, el mensaje de vida eterna en
Cristo Jesús. Y, para ellos era una oportunidad de
testificar del valor de ese mensaje y del ministerio de
Pablo.

Filipenses 4:11 “No lo digo porque tenga escasez, pues he


aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación”.

Para Pablo era importante que los Filipenses entendieran que


él iba a continuar con o sin su ofrenda. Él no los estaba
elogiando porque tenía necesidades y deseos. Después de todo
él estaba preso. Él estaba regocijado por la condición
espiritual que su ofrenda demostró.

“cualquiera que sea mi situación” Ver. 11

Pablo no estaba diciendo que él estaba contento con estar


preso y no estar haciendo nada – él había aprendido a
contentarse cualquiera que fuera la situación porque él sabía
que Dios tenía un propósito en medio de cualquier cosa.
Notemos:
Filipenses 4:12-13 “Sé vivir humildemente, y sé tener
abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar
saciado como para tener hambre, así para tener abundancia
como para padecer necesidad.

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.


Pablo sabía que las circunstancias de su vida estaban diseñadas
para enseñarle a descansar y depender de la provisión de Dios,
sabiendo que nunca seria abandonado.
Hebreos 13:5-6 “Sean vuestras costumbres sin avaricia,
contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te
desampararé, ni te dejaré; De manera que podemos decir
confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que
me pueda hacer el hombre”
Para Pablo cualquiera que fuera su condición, en abundancia o
escases, en fuerza o debilidad, libre o encarcelado el factor
que hacia la diferencia era Cristo, en Él podía enfrentarlo todo
porque Cristo lo fortalecía.
Para Pablo todo lo que sucedía en su vida era para la gloria de
Cristo.
Filipenses 1:21 “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir
es ganancia”.
Esto es importante porque Pablo está considerando los
extremos en los cuales una persona se puede encontrar en la
vida.
Es fácil llegar a la conclusión que la pobreza y la aflicción son
más difíciles de enfrentar que tiempos de prosperidad y
abundancia. Eso, no es necesariamente siempre cierto.
Nada destruye más rápido a una persona que las riquezas
súbitas. El dinero aumenta las posibilidades y los
escogimientos. Mientras más dinero una persona tiene más
escogimientos tiene que decidir. Los humanos no hacemos
siempre bien cuando tenemos oportunidades ilimitadas. Casi
siempre la tendencia es a satisfacer la carne y la avaricia. Fue
cierto en los días de Pablo y es cierto en nuestros tiempos.
En el versículo 14-15 Pablo vuelve a enfatizar el punto que él
no se estaba regocijando en su ofrenda por su propia necesidad
sino por la causa de otros.
Filipenses 4:14-15 “Sin embargo, bien hicisteis en
participar conmigo en mi tribulación.
Y sabéis también vosotros, oh filipenses, que al principio de la
predicación del evangelio, cuando partí de Macedonia, ninguna
iglesia participó conmigo en razón de dar y recibir, sino
vosotros solos”
Pablo reconoció su ofrenda como “una participación por
asociación” en su ministerio. Ellos sabían que su ofrenda no
le iba a ayudar mucho en la cárcel, aun así dieron con regocijo
para demostrarle su apoyo durante su tribulación.
Esto Pablo no lo tomo livianamente, sino que le trae a la
memoria su larga historia de participación. Al principio de su
ministerio el, cuando partió de Macedonia, llevando el
Evangelio al mundo gentil, ninguna iglesia participó con él en
razón de dar y recibir – excepto los Filipenses. Aun cuando él
estaba trabajando para establecer una iglesia en Tesalónica,
ellos enviaban su ayuda financiera para cubrir sus necesidades.
Filipenses 4:17 “No es que busque dádivas, sino que busco
fruto que abunde en vuestra cuenta.
Note el principio en acción – aunque él no estaba
solicitando activamente ofrendas a los Filipenses, el las
recibía con agradecimiento sabiendo que la buena obra
de apoyar su ministerio estaba acumulando
recompensas, buen fruto, interés compuesto, en sus
cuentas celestiales.
El recipiente de la ofrenda era bendecido, pero recibía mucho
más el que ofrendaba. Ellos cuidaban de las necesidades físicas
de Pablo y eso resultaba en buenas obras que producían buen
fruto en su cuenta.
Filipenses 4:18 “Pero todo lo he recibido, y tengo
abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que
enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios.
Esto es interesante:
Habiendo recibido la ofrenda Pablo le dice que estaba lleno y
tenía abundancia… luego se remonta a la historia y escoge un
sacrificio particular – “la ofrenda quemada” – y la conecta
con la ofrenda de la iglesia. ¿Por qué? ¿Cuál es la conexión?
Esta ofrenda de “olor fragante” fue un sacrificio muy
específico que inicio Noé.
Génesis 8:20-21 “Y edificó Noé un altar a Jehová, y tomó de
todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocausto
en el altar. Y percibió Jehová olor grato; y dijo Jehová en su
corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del
hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo
desde su juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente,
como he hecho”.
Luego en el monte Sinaí cuando Dios estableció los requisitos
del Pacto – el describió los sacrificios que él requería:
Éxodo 29:18 “Y quemarás todo el carnero sobre el altar; es
holocausto de olor grato para Jehová, es ofrenda quemada a
Jehová”.
También había una ofrenda de consagración:
Éxodo 29:19-25
Tomarás luego el otro carnero, y Aarón y sus hijos pondrán sus
manos sobre la cabeza del carnero. Y matarás el carnero, y
tomarás de su sangre y la pondrás sobre el lóbulo de la oreja
derecha de Aarón, sobre el lóbulo de la oreja de sus hijos, sobre
el dedo pulgar de las manos derechas de ellos, y sobre el dedo
pulgar de los pies derechos de ellos, y rociarás la sangre sobre
el altar alrededor. Y con la sangre que estará sobre el altar, y
el aceite de la unción, rociarás sobre Aarón, sobre sus
vestiduras, sobre sus hijos, y sobre las vestiduras de éstos; y
él será santificado, y sus vestiduras, y sus hijos, y las
vestiduras de sus hijos con él. Luego tomarás del carnero la
grosura, y la cola, y la grosura que cubre los intestinos, y la
grosura del hígado, y los dos riñones, y la grosura que está
sobre ellos, y la espaldilla derecha; porque es carnero de
consagración. También una torta grande de pan, y una torta de
pan de aceite, y una hojaldre del canastillo de los panes sin
levadura presentado a Jehová, Y lo pondrás todo en las manos
de Aarón, y en las manos de sus hijos; y lo mecerás como
ofrenda mecida delante de Jehová. Después lo tomarás de sus
manos y lo harás arder en el altar, sobre el holocausto, por olor
grato delante de Jehová. Es ofrenda encendida a Jehová”.
Israel aprendió que el sacrificio de holocaustos – dar lo mejor
que tenían y quemarlo para el placer de Dios – enviaba un
olor grato a los cielos que era recibido por Dios – causando la
bendición y mano protectora de Dios sobre ellos.
Este fue el concepto que Pablo utilizo para expresarle su
gratitud a los Filipenses. Él les enseño que en el Nuevo Pacto,
su acto de generosidad era el cumplimiento de la “sombra” –
una ofrenda sacrificada que era agradable a Dios – que era
compatible con la ofrenda de “olor fragante” que se ofrecía en
el pasado.
Esto es maravilloso:
No solo Dios ama al dador alegre sino que la generosidad
que muestran los santos con propósito de avanzar el
Evangelio y sostener la obra de Dios crea un aroma que
es agradable a Dios.
¿Cuál es la respuesta del Padre a la acción generosa de sus
hijos?
Filipenses 4:19 “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta
conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”.
Permítame enfatizar lo que es obvio:
Solo los que dan generosamente a la obra de Dios, solo
los que con su generosidad avanzan el Evangelio de
Cristo como un acto de sacrificio para la gloria de Dios
pueden esperar que Dios provea para todas sus
necesidades.
Solo los que se atreven a participar de esta manera participan
de este maravilloso intercambio.
Nunca podremos dar más que Dios – mientras que nosotros
damos de nuestros limitados recursos Él nos da de sus
ilimitados recursos y poder.
Mientras que no todos están llamados a la predicación,
evangelización o enseñanza del Evangelio – todos los santos
pueden y deben participar en el ministerio del Evangelio
apoyando a aquellos que están avanzando la causa de Cristo.
La acción de proveer ayuda financiera a un ministerio se llama
“koinonia” – participación por asociación.
Las bendiciones temporales y eternas de las cuales ese
ministerio participa son compartidas mutuamente entre los
participantes. Y, las ofrendas que se presentan son vistas por
Dios como un sacrificio agradable – “olor grato” porque damos
lo mejor para Dios.
En respuesta Dios promete suplir cada una de nuestras
necesidades con sus RIQUEZAS Y SUPERABUNDANCIA.
¿Creen ustedes que este no es un buen intercambio?
La enseñanza de Pablo sobre la ‘koinonia” no la limito a los
Filipenses. También se la enseño a los Gálatas.
Gálatas 6:6 “El que es enseñado en la palabra, haga partícipe
(koi-nō-ne'-ō) de toda cosa buena al que lo instruye”.
La instrucción es clara la persona que es enseñada en la Palabra
de participar, comunicar, asociarse con sus bienes materiales
con aquel que le enseña.
Gálatas 6:7 “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues
todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”.
Este texto lo hemos aplicado en todas la áreas de la vida –
desde el alcoholismo hasta el matrimonio – lo que siembres
cosecharas.
Pero el contexto que Pablo usa es solo uno “koinonia”. Aquel
que es enseñado en la Palabra debe hacer partícipe de sus
bienes materiales al que le enseña. Él o ella deben compartir
de todos sus bienes materiales.
Pero, no creas que puedes engañar a Dios – todo lo que
siembres en la obra del evangelio, eso es lo que vas a cosechar
– siembra escaso, escaso recibirás, siembras abundantemente,
abundantemente recibirás. Pensar que se puede sembrar
para la carne y cosechar espiritualmente es engañar a
Dios.
Gálatas 6:8 “Porque el que siembra para su carne, de la
carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu,
del Espíritu segará vida eterna”.
Podemos gastar el dinero en nosotros – sea mucho o sea poco.
Podemos gastar el dinero satisfaciendo la carne y cuando
muramos ahí quedo todo. Pero si usamos el dinero para el
avance del evangelio, apoyar a los que lo predican, estas
sembrando para el Espíritu y por ese Espíritu estarás
cosechando vida eterna.
Esa es la decisión que hay que hacer – es blanco o negro – no
hay medio. Es vida o muerte.
Dios conoce tus cuentas, tus deudas, tu carne, tu corazón, tu
cuenta de banco, y la abundante gracia que ha derramado
sobre ti. No te engañes. Podemos engañarnos a nosotros
mismos pero Dios no puede ser engañado.
Gálatas 6:9 “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque
a su tiempo segaremos, si no desmayamos”.
Nada es más difícil que dar consistentemente cuando tú sabes
que hay necesidades en tu familia. Dar requiere disciplina,
consistencia. No es fácil. La tendencia es regresar a los malos
hábitos, y subestimar la obra de Dios. Dar consistentemente
es una disposición del corazón.
Pero, la promesa es que si no nos cansamos, cosecharemos.

Gálatas 6:10 “Así que, según tengamos oportunidad,


hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la
fe.
Note como Pablo llama al dar: UNA OPORTUNIDAD.
Las oportunidades se presentan en nuestro camino para hacer
el bien, demostrar el Espíritu de Dios en nosotros, y traer Gloria
a Aquel que nos salvó. Debemos aprovechar esas
oportunidades para hacer bien en todo momento, con cada
persona. Pero, debemos hacerlo mayormente con los de la
familia de la fe.
Siembra sabiamente, Dios no puede ser engañado. No te
canses de hacer el bien. Confía que cosecharas a su debido
tiempo. Trata a todos bien. Entiende que Dios pone
oportunidades en nuestro paso y trata generosamente
primeramente a los de la familia de la fe.
Los Corintios, Hacer Tiendas, y Vivir Del Evangelio
Más que ningún otro escritor en el Nuevo Testamento, el
Apóstol Pablo identificó la responsabilidad que viene como
resultado de oír el Evangelio. Una de esas responsabilidades
es apoyar directamente a aquellos que predican la Palabra y
enseñan las Buenas Nuevas.
Aun así, a través de la historia ha habido un debate: ¿Debe un
predicador vivir completamente de las ofrendas de una iglesia
o debe proveerse para el mismo?
La mayoría de ese debate está centrado en el hecho que Pablo
trabajo como un hacedor de tiendas durante su tiempo en
Corinto.
Hechos 18:1-3 “Después de estas cosas, Pablo salió de
Atenas y fue a Corinto. Y halló a un judío llamado Aquila,
natural del Ponto, recién venido de Italia con Priscila su mujer,
por cuanto Claudio había mandado que todos los judíos saliesen
de Roma. Fue a ellos, Y como era del mismo oficio, se quedó
con ellos, y trabajaban juntos, pues el oficio de ellos era hacer
tiendas”.
Es cierto que Pablo no quiso ser una carga para la iglesia en
Corinto, pero en sus cartas vemos que su decisión de trabajar
no eliminó la responsabilidad o la oportunidad que tenía la
iglesia de participar generosamente en su ministerio.
Pablo ejercitó la opción de laborar entre los gentiles,
ensenándoles el Evangelio libremente, sin embargo a la misma
vez los instruía sobre su necesidad de dar. Aun más, Pablo
concluyó que la iglesia de Corinto debió haber asumido la carga
de tener un maestro entre ellos.
Miremos lo que Pablo le instruyó, como se sostuvo, y
porque escogió hacerlo de esa manera.
De todas las iglesias que Pablo tenía a su cuidado, la iglesia de
Corinto era los más problemas internos que tenía.
Aun luego de escribirles dos cartas, en las cuales señalaba
punto por punto las deficiencias – en su segunda carta les
recuerda que los iría a visitar por una tercera vez porque
todavía había problemas que había que resolver.
En el Capítulo 9 de la primera carta el argumenta que él tenía
el derecho, como un apóstol, de todos los beneficios y ayuda
que los apóstoles de Jerusalén recibían. El comienza con una
serie de preguntas fundamentales
1 Corintios 9:1 “¿No soy apóstol? ¿No soy libre? ¿No he visto
a Jesús el Señor nuestro? ¿No sois vosotros mi obra en el
Señor?”
Estas preguntas eran retoricas. La respuesta es evidente. Pablo
era un apóstol, un enviado, un emisario de Jesús. Él estaba
libre de la ley y las ataduras de la tradición, libre de todo
hombre y de toda opinión. La iglesia misma de Corinto servía
como una prueba de su apostolado. Ellos habían conocido el
evangelio por medio de su ministerio. Eso no se debatía.
1 Corintios 9:2 “Si para otros no soy apóstol, para vosotros
ciertamente lo soy; porque el sello de mi apostolado sois
vosotros en el Señor”.
Aun si Pablo no establecía otra iglesia más o trajera a otros a
la fe, él era el fundador y apóstol de la iglesia en Corinto. La fe
de ellos era prueba de su apostolado. Contra eso no había
argumento. Entre los Corintios como en ningún otro lugar Pablo
era ciertamente un apóstol, y tenía derecho de cualquier
beneficio que su oficio le proveyera.
1 Corintios 9:3 “Contra los que me acusan, esta es mi
defensa”:
No es noticia que Pablo siempre estaba bajo escrutinio – tanto
por los de la iglesia como por los que estaban fuera de ella.
Como judío él había perseguido a los “del camino” y las
personas estaban sospechosas de sus intenciones y cuidadosos
de sus enseñanzas, no fuera que tomara ventaja de ellos o les
robara. Sin embargo, Pablo vivió una vida intachable, insulada
de cualquier acusación que le pudieran hacer en contra de él.
Pablo estaba totalmente libre. Habiendo sido libertado por
Cristo, vivió entre pecadores, predico entre los gentiles comía
y bebía como quería y no permitía que las tradiciones de los
hombres ataran su conciencia. Esto trastoco la sensibilidad de
algunos líderes religiosos que trataron de subestimar su
mensaje basado en el estilo de vida que él tenía. Pablo
rehusaba ser juzgado por el estándar de los hombres. Él ya se
lo había dicho…
1 Corintios 4:4-5 “Porque aunque de nada tengo mala
conciencia, no por eso soy justificado; pero el que me juzga es
el Señor. Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que
venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las
tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y
entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios”.
Corintios era una mega y cosmopolita ciudad Griega, localizada
en un istmo como a 50 millas al oeste de Atenas. Era una de
las mayores ciudades comerciales del imperio romano. Los
griegos, romanos y judíos junto a marineros y mercantes
frecuentaban la ciudad de Corinto para el comercio. Era un
centro de influencia desde donde el evangelio podía fluir al
mundo entero.
Pero, también era una ciudad perversa, llena de costumbres
paganas, y falsas religiones. Mantener a los nuevos
convertidos lejos de su pasado religioso y pagano no era una
terea fácil, y los sacerdotes paganos siempre estaban prestos
para criticar a Pablo y su nueva religión.
La costumbre era que a los sacerdotes se les prohibía casarse,
comer con extraños, o beber vino. Esta es la razón porque la
libertad de Pablo en Cristo, lo hacía un blanco fácil para ser
criticado. Pero, Pablo apelaba al estilo de vida de los otros
apóstoles, los cuales eran conocidos por donde quiera y quienes
habían caminado con Jesús.
1 Corintios 9:4-5 “Acaso no tenemos derecho de comer y
beber? ¿No tenemos derecho de traer con nosotros una
hermana por mujer como también los otros apóstoles, y los
hermanos del Señor, y Cefas?”
Todo esto eran preguntas retóricas con la intención de
enfatizar un punto – Pablo no iba a permitir que las
tradiciones de los hombres ataran su conciencia.
Mientras que hombres con una conciencia débil evitaban comer
comida sacrificada a los ídolos, Pablo sabía que un ídolo no era
nada, y que la carne era buena para ser alimentado. (1
Corintios 8:4) Y aun si él quería tenía el derecho de tomar una
esposa.
Después de todo, Pedro tuvo una esposa y era considerado un
apóstol (Mateo 8:14). El propio hermano de Jesús, Santiago el
principal apóstol en Jerusalén, también era casado. El punto de
Pablo era claro – Yo soy un apóstol y si otros apóstoles pueden
actuar de ciertas maneras – yo también tengo esa libertad.
1 Corintios 9:6 “¿O sólo yo y Bernabé no tenemos derecho
de no trabajar?”
Pablo sabía que Pedro, Santiago y otros apóstoles no tenían
otros trabajos sino que eran completamente sostenidos por la
iglesia (Hechos 6:1) Entonces; ¿Tenían Pablo y Bernabé que
ser forzados a trabajar? ¿No se merecían ellos también ser
sostenidos?
1 Corintios 9:7 “¿Quién fue jamás soldado a sus propias
expensas? ¿Quién planta viña y no come de su fruto? ¿O quién
apacienta el rebaño y no toma de la leche del rebaño?”
Una vez más, otras preguntas retóricas diseñadas con la
intención de probar un punto. Nadie va a la guerra y paga su
propio conflicto. El gobierno paga el salario del soldado y lo
equipa para la batalla. De igual manera ningún hombre planta
una viña, labora para cultivar las uvas y luego rehúsa comer y
beber de lo que él ha sembrado. Y nadie cuidaría de un rebaño,
lo alimentaria y pastorearía y rehusaría tomar de la leche que
le provee diariamente. Cualquiera en Corinto estaría de
acuerdo con estos ejemplos.
El punto de Pablo es obvio. Si el lucho las batallas espirituales,
trabajo en la obra del evangelio para producir fruto y pastoreo
la grey del Señor, ciertamente él tenía derecho de participar de
los beneficios y pago que acompañan ese trabajo. Él podía
recibir suficiente dinero, comida y bebida para continuar su
obra apostólica.
¿Estaba Pablo diciendo esto solo para beneficiarse el mismo?
O, ¿había suficiente fundamento en la Escritura para sostener
su posición – entendiendo que lo único que el tenia era el
Antiguo Testamento, la Escritura Hebrea?
1 Corintios 9:8 “¿Digo esto sólo como hombre? ¿No dice
esto también la ley?”
Según Pablo, esto era una enseñanza histórica y fundamental
en acuerdo con la Torah, las enseñanzas de Moisés.
1 Corintios 9:9 “Porque en la ley de Moisés está escrito: No
pondrás bozal al buey que trilla. ¿Tiene Dios cuidado de los
bueyes,…”
Pablo está citando Deuteronomio 25:4: “No pondrás bozal al
buey cuando trillare”.
Dios había instruido a no poner bozal a los bueyes que trillaban
el campo, para que estuvieran libres para comer de los granos
para los cuales ellos trabaron. Pero Pablo le asignó un
significado más profundo a este simple mandamiento.
1 Corintios 9:10 “¿O lo dice enteramente por nosotros? Pues
por nosotros se escribió; porque con esperanza debe arar el
que ara, y el que trilla, con esperanza de recibir del fruto”.
Esta breve ley se escribió para ensenar el principio de que
aquellos que “trillan” el campo tengan la esperanza de comer
del fruto de su trabajo. Pero, que mientras trillan y preparan la
tierra para recibir la semilla no hay nada para comer. Así que,
“trillan” en esperanza con el anhelo ardiente que cuando venga
la cosecha habrá suficiente comida.
Asimismo aquellos que siembran la semilla de la Palabra (Lucas
8:11) en el campo, anticipan una cosecha. Al final de su labor
habrá buen fruto y un buen retorno de su inversión. Así como
el buey que trilla come mientras prepara el campo del trigo, los
ministros del evangelio deben ser cuidados mientras laboran
en la enseñanza y en la propagación del evangelio. Ellos
correctamente tienen la esperanza y anticipación – que
aquellos a quienes ellos ensenan le provean lo que ellos
necesitan.
1 Corintios 9:11 “Si nosotros sembramos entre vosotros lo
espiritual, ¿es gran cosa si segáremos de vosotros lo material?”
En última instancia, se trata de una cuestión de valor. Si Pablo
le había enseñado a la iglesia en Corinto la verdad de Cristo,
que el mismo había recibido del Señor, ¿a qué podría
compararse? ¿Con que podrían ellos negociar para hacer un
intercambio justo?
¿Qué cosa física o material poseemos que sea igual con la
gracia y el amor de Dios para con nosotros? ¿Qué precio se le
puede poner al Evangelio? ¿Y quién tiene la suficiente fortuna
para igualar su infinito valor? Estas cosas, como el dinero, ropa,
comida, los requisitos de la carne no son comparables a la
verdad del evangelio por gracia a través de la fe. Así que; ¿si
Dios se digna en enviarles un maestro, que daño hay si ustedes
comparten sus bienes materiales con los cuales Dios los ha
bendecido?
Eso es lo que Pablo les está preguntando.
Es como decir: “Si yo he compartido con ustedes verdades y
revelaciones espirituales cual es el problema si ustedes
comparten lo material”.
Lo material es temporal, hoy esta mañana no. Cualquier cosa
que acumulemos en vida, se le dejará a otro, al momento de
la muerte. ¿Cómo podemos comparar la vida eterna que Cristo
ofrece a través de Su evangelio con los bienes pasajeros de
esta vida?
Lo que Pablo le está diciendo es: Si usted participan de sus
bienes conmigo no crean que han hecho una gran cosa, porque
lo que él le había impartido era de mayor valor que lo que ellos
habían dado.
1 Corintios 9:12 “Si otros participan de este derecho sobre
vosotros, ¿cuánto más nosotros? Pero no hemos usado de este
derecho, sino que lo soportamos todo, por no poner ningún
obstáculo al evangelio de Cristo”.
Otros ministros, otros líderes religiosos, otros sacerdotes de
todo tipo ejercitaban el poder para tomar ofrendas y vivir de la
dadiva de los fieles – entonces decía Pablo, ¿No debe un
predicador de la verdad también participar de eso?
Lo extraordinario de todo esto es que Pablo teniendo la
autoridad dada por Dios para hacerlo, optó por no hacerlo entre
los santos en Corinto. Sabiendo que iba a ser criticado y
analizado – el decidió no recibir nada y no darle a los críticos
una oportunidad para hablar.
Para Pablo era más importante que el evangelio fluyera
libremente aun si eso significaba renunciar a algunos de los
derechos que él tenía como apóstol. Él prefería padecer
necesidad que ser un obstáculo para el evangelio.
¿Estaba Pablo sin un ingreso? En ninguna manera. No solo él
trabajaba por su salario como un hacedor de tiendas, sino que
continuaba recibiendo ofrendas de otras congregaciones,
particularmente de Filipos, que hacían posible que el pudiera
trabajar en Corinto, sin tener que pedirle nada a ellos.
Más tarde, como veremos, Pablo lamentaría esa decisión. En
definitiva, concluyó que el no insistir en el apoyo financiero de
los Corintios fue un error. Pero, vamos a llegar a eso luego.
Aun cuando Pablo se privó de sus propios derechos apostólicos
a favor de la libre expresión del evangelio, Él nunca se retiró
de la verdad. La iglesia en Corinto, debía dar de sus bienes en
intercambio por las verdades espirituales que habían
aprendido. Este deber fue sin cesar. Aunque Pablo desistió de
vivir de esas ofrendas, sus ofrendas fueron dirigidas a
Jerusalén.
El deber de dar era firme. La opción de Pablo de no recibir para
el su ofrenda y dirigirla de otra manera era su propia discreción.
Y las ofrendas de Galicia, y Filipos, junto a lo que el ingresaba
de su negocio de hacer tiendas, le brindaban los medios para
el ejercicio de esa opción.
1 Corintios 9:13 “¿No sabéis que los que trabajan en las cosas
sagradas, comen del templo, y que los que sirven al altar, del
altar participan?”
Una vez más Pablo utiliza una Escritura del Antiguo Testamento
y le recuerda a sus lectores que el sacerdocio levítico que servía
en el templo recibía su provisión por las ofrendas y sacrificios
de Israel. Era alimentados por los animales sacrificados y por
las ofrendas de grano y mecidas. Aun su vestimenta y casa era
provista. Los sacerdotes eran requeridos de servir en el templo
y Dios requería que Israel proveyera para que vivieran.
Magistralmente de esto Pablo extrae un principio en el Nuevo
Pacto.
1 Corintios 9:14 “Así también ordenó el Señor a los que
anuncian el evangelio, que vivan del evangelio”.
Finalmente y sin alegoría – Pablo estableció una verdad
contundente. El mismo Señor ha ordenado que aquellos que
predican el Evangelio de las Buenas Nuevas vivan del trabajo
que realizan en el evangelio. Esto también implica que aquellos
que son enseñados la verdad del Evangelio hagan participe –
“de toda cosa buena” al que le enseña. No importa la forma
en como lo pongamos, este es el orden que Cristo estableció
en su iglesia. Los que reciben el Evangelio deben proveer lo
necesario en la vida para aquellos a quien Dios ha ordenado
sobre sus vidas.
Sin embargo, aunque este principio estaba firmemente
establecido en la iglesia, Pablo mismo no escogió ser sostenido
de las ofrendas de la iglesia en Corinto. Note que el no minimizó
la obligación de los santos, simplemente probaba la devoción
de Pablo de predicar el evangelio a todo costo.
1 Corintios 9:15-19
Pero yo de nada de esto me he aprovechado, ni tampoco he
escrito esto para que se haga así conmigo; porque prefiero
morir, antes que nadie desvanezca esta mi gloria. Pues si
anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me
es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el
evangelio! Por lo cual, si lo hago de buena voluntad,
recompensa tendré; pero si de mala voluntad, la comisión me
ha sido encomendada. ¿Cuál, pues, es mi galardón? Que
predicando el evangelio, presente gratuitamente el evangelio
de Cristo, para no abusar de mi derecho en el evangelio. Por lo
cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de todos para
ganar a mayor número”.
Lo que vemos aquí es el corazón de Pablo. Él se gloriaba en el
evangelio y prefería morir antes de permitir que alguien
presentara una acusación en contra de él. Él sabía que Cristo
lo había llamado a predicar el evangelio, y no tenía opción,
fuera recompensado materialmente o no.
Su recompensa era que nadie lo podía acusar de abusar de su
derecho sobre la iglesia y de que el evangelio fuera predicado
sin obstáculos. Él tenía el derecho de pedir apoyo, pero rehusó
ejercerlo. Estaba libre de toda opinión humana o presión,
voluntariamente Pablo se hizo siervo de todos los hombres para
poder presentárselos a Cristo.
Si eso hubiera sido lo único que Pablo dijo sobre este tema,
ciertamente lo podríamos usar como un modelo para el
liderazgo cristiano. Aunque los ministros del Evangelio tienen
el derecho de vivir del evangelio, los ministros deben sujetarse
a sí mismo para servirle al evangelio y no esperar ser
sostenidos por la congregación física o financieramente. Pero,
eso no es todo lo que Pablo dijo sobre este tema.
En Relación A La Colección De Ofrendas
Antes de terminar la epístola a los Corintios, Pablo escribió:
1 Corintios 16:1 “En cuanto a la ofrenda para los
santos, haced vosotros también de la manera que ordené en
las iglesias de Galicia”.
Aparte del asunto sobre el sostenimiento de los ministros, Pablo
les recordó a los santos que debían de colectar una ofrenda
para los santos pobres en Jerusalén. No solo él esperaba que
ellos actuaran en esta responsabilidad, sino que el dio la orden
para que todas las iglesias de la región hicieran los mismo
regularmente y sistemáticamente.
1 Corintios 16:2 “Cada primer día de la semana cada uno de
vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado,
guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan
entonces ofrendas”.
El primer día de la semana los creyentes debían separar una
porción e sus ingresos y tenerlo listo para cuando Pablo llegara.
Lo más probable era guardado en un lugar de reserva común
para que así no estuvieran recibiendo ofrendas una vez el
llegara. Este se convirtió en el modelo de la iglesia el primer
día de la semana, reservar una porción de los ingresos para las
necesidades de los santos.
1 Corintios 16:3-4 “Y cuando haya llegado, a quienes
hubiereis designado por carta, a éstos enviaré para que lleven
vuestro donativo a Jerusalén. Y si fuere propio que yo también
vaya, irán conmigo”.
Pablo, con cartas de recomendación enviaría una delegación de
Corinto a la iglesia de Jerusalén para poner a los pies de los
apóstoles la ofrenda (Hechos 4:34-35) y aun si fuera necesario
Pablo les acompañaría. La palabra clave en este pasaje es la
palabra “liberalidad” - Pablo anticipaba que ellos dieran una
ofrenda generosa y liberal.
Ahora bien como dijimos anteriormente, entre la primera carta
y la segunda carta a los Corintios, Pablo descubrió que haber
rehusado a recibir apoyo de parte de ellos había sido un error
y en realidad fue un obstáculo que impidió el crecimiento de la
iglesia como cuerpo.
El entendió que el evangelio por necesidad debe, poner la
responsabilidad en cada persona que es convertido por él. El
nunca construyo una formula o especificó una cantidad –
simplemente le ofreció – “la única condición” que permitía que
cada persona determinara su ofrenda en su propio corazón,
pero nunca asumió que un creyente no sería un dador. Por
cuanto el fallo en insistir en su apoyo se convirtió en una fuente
de tristeza y arrepentimiento para Pablo. En su segunda carta
el escribió:
2 Corintios 11:5-6 “Y pienso que en nada he sido inferior a
aquellos grandes apóstoles. Pues aunque sea tosco en la
palabra, no lo soy en el conocimiento; en todo y por todo os lo
hemos demostrado. Y podrá ser que me quede con vosotros, o
aun pase el invierno, para que vosotros me encaminéis a donde
haya de ir”.
Para este tiempo ya el apostolado de Pablo estaba claro entre
ellos. No hubo revelación, entendimiento o don del Espíritu que
Pablo fallo en compartir con ellos. Y aunque era fuerte al hablar
sin embargo su entendimiento del evangelio no carecía de
nada. La iglesia en Corinto en quien Pablo invirtió tanto
esfuerzo llego a conocerlo completamente. Entre ellos su
apostolado y llamado en Cristo fue manifiesto.
2 Corintios 11:7 “¿Pequé yo humillándome a mí mismo,
para que vosotros fueseis enaltecidos, por cuanto os he
predicado el evangelio de Dios de balde?”
Esa es la pregunta clave: Pablo no siendo menos que los
principales apóstoles, se entregó por completo a la iglesia en
Corinto. Sin embargo ellos fallaron en responder
generosamente y cuidarlo en sus necesidades físicas. Así que
el mismo se proveyó, trabajando con sus propias manos y
sirviéndole libre de costo, exaltándolos a ellos sobre el mismo.
Pero, ¿era eso una ofensa? Y si lo era, ¿cuál era la ofensa? Era
simplemente esto:
2 Corintios 11:8-9 “He despojado a otras iglesias, recibiendo
salario para serviros a vosotros. Y cuando estaba entre
vosotros y tuve necesidad, a ninguno fui carga, pues lo que me
faltaba, lo suplieron los hermanos que vinieron de Macedonia, y
en todo me guardé y me guardaré de seros gravoso”.
Aun cuando otras iglesias cubrían los gastos de viajes de Pablo
el usaba ese dinero para servirle a los que no daban nada.
Otras iglesias que hubieran deseado tener a Pablo entre ellos,
ensenándoles y exhortándoles le enviaban ofrendas repetidas
veces. Pablo les decía que el uso de la ofrenda que otros dieron
para servir a los que no habían dado nada era una forma de
robo a los que habían dado. Todos perdían. No solo los Gálatas
y los de Filipos, dejaban de recibir el beneficio completo del
ministerio y consejo de Pablo, sino que también los Corintios
no iban al mismo ritmo de crecimiento y desarrollo espiritual
que las otras iglesias.
2 Corintios 12:13 “Porque ¿en qué habéis sido menos que las
otras iglesias, sino en que yo mismo no os he sido
carga?!Perdonadme este agravio¡”
Su fallo de poner el peso de responsabilidad sobre la iglesia de
Corinto para suplir a sus necesidades causo que Pablo se
arrepintiera y le pidiera perdón. Aun así, Pablo estaba listo para
ir hasta ellos y estaba preparado para no ser una carga entre
ellos. Pero, si fallaban en responder esta tercera vez, era
evidencia de lo que el temía – mientras más él los amaba,
menos ellos le amaban a él.
2 Corintios 12:14-15 “He aquí, por tercera vez estoy
preparado para ir a vosotros; y no os seré gravoso, porque no
busco lo vuestro, sino a vosotros, pues no deben atesorar los
hijos para los padres, sino los padres para los hijos. Y yo con
el mayor placer gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré del
todo por amor de vuestras almas, aunque amándoos más, sea
amado menos”.
Qué triste la condición de esta iglesia. Aun, Pablo enseñándole
la recompensa del dar y el gozo de Dios porque el ama al dador
alegre, ellos seguían actuando como niños y no entendían el
irrespeto que le hacían a Pablo y a las iglesias hermanas. Su
fracaso de no proveer para el apóstol que Dios le había enviado
era una evidencia de su falta de amor, aun cuando ellos habían
sido abundantemente amados.
La Biblia demuestra este contraste entre las iglesias. Algunas
iglesias como la de Filipos causo que Pablo celebrara
gozosamente y adorara a Dios, acordándose de ellos en sus
oraciones y pidiendo que Dios le supliera todo lo que
necesitaban. Otras como la de Corinto produjeron tristeza y
contención al Apóstol. Estaban llenos de pecado, y le causaron
muchos dolores de cabeza. Su condición espiritual se reflejaba
en su indisposición y fracaso al dar.
Nos guste o no, la manera en como damos es una reflexión
directa de nuestra condición espiritual.
Del Fundamento A La Estrategia

Una buena estrategia es mejor que una buena


intención.

5 CULTIVANDO EL CORAZON DE UNA IGLESIA


GENEROSA
Mateo 2:11: “Y al entrar en la casa, vieron al niño con su
madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus
tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra”.

Características de una iglesia generosa

 Una iglesia generosa es una iglesia que trae de sus


bienes y recursos
 Una iglesia generosa trae a Dios lo mejor
 Una iglesia generosa cultiva la generosidad en el corazón
de las personas que ya están.

5.1 CULTIVANDO ESTRATEGICAMENTE A LAS


PERSONAS

5.1.1 El factor del compromiso debe estar asegurado

La meta de todo ministerio debe ser que cada creyente se


convierta en un discípulo, fiel al propósito y la iglesia local,
sea un dador alegre, disfruta reunirse con los hermanos
en la oración, adoración, grupos pequeños, tiene una
pasión de traer a otros al conocimiento del Señor, modela
los valores de la familia de Dios y el Reino con todo su
corazón.

5.1.2 La persona asiste regularmente a las reuniones de


la congregación

El factor más importante para predecir las contribuciones


individuales es la asistencia regular. Si quieres que
aumenten las finanzas haz de las reuniones algo que la
gente quiera estar. No pueden dar si no están presentes.

5.2 8 RAZONES DEL PORQUE LAS PERSONAS DAN

1. Pasión: Dan porque creen en la causa


2. Afiliación: Dan porque pertenecen a un grupo
3. Tradición: Dan porque tienen la costumbre y tradición
de dar
4. Reconocimiento: Dan porque quieren ser conocidos
5. Inspiración: Dan porque son motivados por el proyecto
o el que lo está presentando
6. Deber: Dan porque quieren hacer la diferencia
7. Invitación: Dan porque se le invita o se le pide que den
8. Compromiso: Dan porque están cumpliendo una
promesa

5.3 CULTIVANDO UN CORAZON GENEROSO

Dar comienza con el Espíritu Santo obrando en el corazón. Es


un impulso de hacer algo más allá de nosotros mismos, un
deseo de compartir. Nuestros corazones son activados a través
de testimonios, la Palabra, información, y la presencia del
Señor.

1. Un corazón dispuesto ( Éxodo 25:2; 35:21-22)


2. Un corazón estimulado (Éxodo 35:21)
3. Un corazón sacrificado (Éxodo 35:29)
4. Un corazón fiel ( 1Cronicas 29:3)
5. Un corazón alegre ( 1 Crónicas 29:9)
6. Un corazón quebrantado ( Lucas 15:24)

El enfoque de la estrategia está concentrado en:

 Desarrollar una cultura de generosidad no una


campaña para levantar fondos.
 Enseñar la mayordomía como parte de un discipulado
dinámico no una clase electiva.
 Ser una iglesia con todos los recursos necesarios para
cumplir con la tarea asignada.

Crear una cultura de generosidad comienza cuando se identifica


a una persona que dio por primera vez e intencionalmente se
va dirigiendo a esa persona a través de un proceso de tres
pasos:
1. De un dador de primera vez a un dador regular.
2. De un dador regular a un dador generoso.
3. De un dador generoso a un mayordomo comprometido.

Esta estrategia está compuesta por 3 partes


fundamentales:

5.3.1 El Desarrollo De La Iglesia Local

 La cultura
 La estrategia – informativa y transformadora – los
cambios permanentes requieren ambas dimensiones
 Alcance

5.3.2 El Desarrollo Del Liderazgo

 Modelaje – un líder puede dirigir una iglesia que no sea


generosa pero una iglesia no puede ser generosa sin un
líder generoso.
 Maximizando la experiencia del fin de semana – este
es el tiempo ideal para contar testimonios de impacto,
enseñar la teología del dar, afirmar la confianza, fortalecer
relaciones.
 Abraza el ministerio de PEDIR – el enfoque debe ser lo
que Dios quiere de las personas no lo que la iglesia quiere
de ellos – aprende a discernir la intersección entre la
pasión de las personas y que quieren lograr con los
recursos que tienen disponibles.
 Discípula dadores de alta capacidad – no descuides a
las personas con muchos recursos. Ellos tienen los
mismos problemas y necesidades que las otras personas
y necesitan ser ministrados intencionalmente.

5.3.3 Impacto
 Mide el progreso – no se puede administrar lo que no se
mide. El mejor punto de partida es la información histórica
sobre el dar en la congregación.
 Celebra – identifica actos de generosidad y celébralos
para motivar a otros. La celebración refuerza las actitudes
y comportamientos que tú quieres que se repitan y se
pasen a otros.
CONCLUSION

La generosidad no es un botón que uno enciende o apaga en


la gente. La generosidad es algo sistémico. No es solo una
cosa sino muchas cosas. Todo lo que hemos hablado tiene
que ser implementado. No es un programa o un énfasis de un
día o semana, sino más bien un reposicionamiento del
liderazgo que asegure que la iglesia está desarrollando una
cultura de generosidad a través de largos periodos de tiempo.

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