Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
de la Biblia
Alfredo Tepox Varela
¿Qué es cultura?
Entre los distintos elementos presentes en todo texto, hay
uno que es de suma importancia para la adecuada comprensión del
mismo, y que representa un lenguaje en sí mismo. Me refiero a lo
que conocemos como «cultura». Si acudimos al diccionario, o si
preguntamos a varias personas al azar, la posible respuesta que ob-
tendremos será que cultura es un conjunto de conocimientos. Y en
cierto modo, lo es. Sin embargo, cultura es algo más que la mera
acumulación de conocimientos. Cuando de alguien se dice que es
una persona culta, por lo general se quiere decir que esa persona
sabe mucho acerca de muchas cosas. En realidad, todos somos cul-
tos. Todos tenemos cultura. Claro que al afirmar esto, se hace nece-
sario explicar qué es lo que queremos decir con «cultura».
Hacia fines del siglo pasado, y principios de éste, la antropolo-
gía como disciplina de estudios acerca del ser humano comenzó a
desarrollarse de manera más definida con personalidades de la esta-
tura de Franz Boas, a quien muchos consideran el padre de la antro-
pología, y de sus discípulos Alfred Kroeber, Margaret Mead, Rut
Benedict, y muchos otros. En México, el doctor Manuel Gamio fue
uno de los primeros antropólogos y arqueólogos que tuvo este país.
Pero fue Edward B. Tylor quien primero definió la cultura como
108
Aspectos culturales de la Biblia
109
Aspectos culturales de la Biblia
de que estos datan de varios siglos antes de Cristo quisieran verlos vi-
gentes en el siglo en que vivimos. Quienes así piensan y así enseñan
se van a encontrar en serios problemas. Porque no es posible hacer
del mexicano, o argentino, o colombiano de nuestros días, un judío
del siglo V a. C. Si bien los valores de la Biblia están allí, como una en-
señanza para normar nuestra vida, debemos también prestar aten-
ción a los aspectos culturales de la Biblia para no trasponer, del
pasado remoto a nuestros días, una cultura que nos resulta ajena. El
hombre y la mujer del siglo XXI no pertenecen al pasado bíblico. Hoy
día hay mexicanos, tal vez con patrones culturales aztecas, o toltecas;
los hay mestizos, con patrones culturales que no son españoles ni in-
dígenas, sino una mezcla de ambos legados culturales; hay también
argentinos que, aunque descendientes de varias naciones europeas,
hoy día se identifican como argentinos, y actúan siguiendo un patrón
cultural que es fruto de un contexto cultural totalmente distinto.
Esto, aunque ciertamente evidente, suele pasarse por alto en el caso
del texto bíblico.
Génesis
Sin embargo, si abrimos la Biblia conscientes de que en sus pá-
ginas también se nos habla de una cultura específica, que es la he-
brea, nos encontraremos presenciando escenas muy interesantes.
Veamos, por ejemplo, el capítulo 18 del Génesis. ¿Qué es lo que ve-
mos? A un beduino, sentado a la entrada de su tienda de campaña,
guareciéndose del sol de medio día. Si nosotros llegáramos hoy a visi-
tarlo, tendríamos la impresión de estar ante un tipo perezoso, que es
lo que europeos y norteamericanos piensan cuando en zonas tropica-
les encuentran a los hombres acostados en su hamaca, ¡a las doce del
día! Sin embargo, quien haya convivido con ellos sabrá que esos «pe-
rezosos» se levantan a las cinco de la mañana, cuando el sol aún no
ha salido, para ir a trabajar en su campo. Y cuando nosotros, los «tra-
bajadores», apenas estamos despertando, ellos vienen ya de regreso,
a comer y descansar. Tales patrones de conducta nos resultan ajenos.
Para ellos, el reloj es otro; y lo es justamente porque el clima y sus
condiciones de vida los obligan a tener un ritmo de vida y de trabajo
muy diferente al nuestro. Esto va estableciendo patrones de conducta
111
Aspectos culturales de la Biblia
114
Aspectos culturales de la Biblia
así como «unos días más». Pero esta frase, aparentemente cortés e
inofensiva, tiene un propósito, y es el de iniciar un regateo no explí-
cito entre el esclavo y la familia de la muchacha; mientras más inte-
rés muestre el esclavo por partir de inmediato con la muchacha, más
alta será la dote que la familia pedirá por ella. Tenemos, pues, que es-
tos «diez días» son el preámbulo para una transacción comercial. Cla-
ro que, desde nuestra perspectiva presente, no se oye bien hablar de
«transacción comercial»; sin embargo, eso es lo que realmente acon-
tece en este episodio. Si el esclavo accede a quedarse unos días más,
mostrará con ello su interés por la muchacha; de lo contrario, rehusa-
rá quedarse y se irá a otra tienda a buscar otra esposa para su amo.
Visto en su contexto cultural, resulta evidente que aquí tiene lugar
un regateo. Cuando finalmente la transacción se lleva a cabo, parte la
muchacha con la bendición de toda la familia, lo cual evidencia que
tal bendición familiar no habría sido prodigada si quienes «vendían»
no hubieran estado seguros de haber efectuado una operación co-
mercial ventajosa para ellos.
Es probable que hasta ahora no hayamos visto en el texto tal
cosa. Si acaso no lo hemos visto, se deberá a que las palabras, aun-
que eficientes vehículos de comunicación, no son toda la comunica-
ción. Es un hecho que el lenguaje «dice», pero es también un hecho
que, en ocasiones, es más lo que esconde que lo que dice. De allí
que, para una correcta lectura del texto, la tarea del intérprete del
texto bíblico sea la de conjuntar una serie de códigos de comunica-
ción. (Uso el término «código» en su sentido técnico, como sinóni-
mo de «lenguaje».) En la comunicación humana confluyen muchos
códigos, entre los que pueden mencionarse el código acústico, el
código fonético y el código gesticular (hay gente que habla y se co-
munica por medio de los gestos de las manos y de la cara). Además,
tenemos que ver quién habla, si el tendero de la esquina, con el
mandil enrollado; o el químico en el laboratorio, vestido con su bata
blanca; o el carnicero, que se acerca a nosotros con el cuchillo en la
mano. Tal vez nos encontremos hablando con alguien que se acaba
de bañar, que huele a perfume, y que se ha puesto corbata. La ropa
es también otro código, ¡y vaya si comunica! Tenemos también el
código de los colores, y la distancia que guardan las personas entre
117
Aspectos culturales de la Biblia
Rut
A veces encontraremos en el texto palabras enigmáticas,
como las siguientes, que Rut dirige a su suegra Noemí: No me pidas
que te deje ni me separe de ti. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios
será mi Dios. Moriré donde tú mueras, y allí seré enterrada. Así me
haga el Señor, y aún me añada. Centremos nuestra atención en la
frase «Así me haga el Señor». ¿Qué significa «así» en este caso?
¿«Así», cómo? Resulta interesante darnos cuenta de pronto que es-
tas palabras, que tal vez nos las hemos aprendido de memoria, nun-
ca antes nos resultaron tan sugestivas.
Es una lástima que en aquellos tiempos todavía no hubiera vi-
deograbadoras; de lo contrario, y en caso de haberse filmado esta es-
cena, podríamos ver ahora qué gestos o ademanes hizo Rut al
momento de exclamar «Así me haga el Señor». Ahora, a una distan-
cia milenaria de los acontecimientos narrados, solo podemos pre-
guntarnos: ¿Así, cómo? ¿Qué gesto habrá hecho Rut? A falta de
mayor información, cualquier conclusión a la que lleguemos será
sólo una adivinanza. Tal vez la expresión haya sido equivalente a la
nuestra: «¡Que me parta un rayo!», y habrá ido acompañada del mo-
vimiento de una mano bajando de la cabeza al vientre. No lo sabe-
mos. Pero tenemos que reconocer que el texto nos permite, por lo
menos, preguntarnos qué ademán hizo Rut cuando, bajo juramen-
to, se comprometió a no abandonar a su suegra.
Y ya que hablamos de Rut, este libro es excelente para hablar
de cultura en la Biblia. El texto nos muestra a dos mujeres, la suegra y
la nuera. Según los estereotipos de nuestra cultura, la suegra y la nue-
ra no suelen llevarse bien. Pero en este libro sucede todo lo contra-
rio. ¿Por qué será que el autor de este libro decide presentarnos a
118
Aspectos culturales de la Biblia
119
Aspectos culturales de la Biblia
Conclusión
Libros recomendados
122