Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Magalí hace días que no duerme. Me cuenta: "La plata no alcanza". "Es el cumpleaños
de mi hermana pequeña y no tenemos el lugar listo". "Todavía no logro aprender las
tablas de multiplicar". "No sé qué vamos a hacer con la ropa que nos queda chica". "El
otro día se rompió un enchufe y se cortó la luz: tuve miedo que entraran a robar el
auto".
Con sus siete años vive preocupada en exceso. Los niños también tienen
preocupaciones pero a veces el ritmo de vida acelerado, la forma en que en el hogar
se manejan los conflictos, la escasez de tiempo para dialogar con los niños,
contribuye a que también ellos experimenten ansiedad.
Hay momentos donde Magalí siente que todo lo que la rodea es peligroso: "A la vuelta
de mi casa robaron en un almacén". "Tengo que tener cuidado con los que andan en
moto porque pueden atropellarme". "La calle está llena de ladrones".
Para ella, el mundo que la rodea le parece hostil, peligroso y lleno de incertidumbres.
Sus padres le han hablado acerca de sus constantes preocupaciones, pero ella sigue
llena de miedos y no logra disfrutar nada de lo que hace por miedo a romper un
juguete, mancharse la ropa o salir lastimada ella o su hermanita. Magalí necesita,
como tantos otros niños "pre-ocupados", aprender a reconocer y manejar el peligro
correctamente.
Hay momentos donde sus preocupaciones le quitan tiempo para pensar en sus tareas
escolares, jugar o hacer nuevos amigos. Su mente se llena de temores amenazantes
que ella imagina o recrea recordando escenas del noticiero o rememorando un
comentario que escuchó en el almacén del barrio.
Magalí tiene, sin lugar a dudas, un trastorno de ansiedad que le afecta y no le permite
tener una vida normal. Sus miedos no son las fobias propias de su edad, ni tampoco
sus preocupaciones. Su temperamento se está tornando rígido, por momentos su
inquietud le sobrepasa y ella misma dice que parece su abuelita alarmada frente al
televisor.
A continuación te ofrezco algunas ideas que pueden ayudarnos a pensar qué ocurre
con Magali pero, sobre todo, que pueden darte pistas sobre aquello que puedes hacer
tú para aligerarle la vida a tu hijo, que vive preocupándose de más.
Si alguno de tus hijos presenta una preocupación excesiva ten en cuenta estos
consejos. Escucha con empatía y dile que tú estás atenta a todo lo que sucede, dale
contención y aliento para superar su ansiedad. Si la preocupación se torna excesiva,
es el momento ideal para buscar ayuda profesional.