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conocido
La situación que abordamos en este artículo es más habitual de lo que pensamos, ya sea
porque un hijo no ha llegado a nacer y ha fallecido en las últimas semanas de gestación, o
bien porque debido a una muerte súbita, o una enfermedad, falleció antes de que naciesen
el resto de sus hermanos o bien cuando el hijo mayor era muy pequeño.
Ante estas circunstancias, muchos padres nos preguntan si es mejor ocultar la situación, o
expresan su preocupación por no saber hablarle al nuevo hijo sobre la existencia de otro
hermano fallecido y poder transmitirle así el recuerdo de un hijo que vivió poco.
La realidad es que son hermanos y eso debe saberlo. También tiene que saber que ha
habido un hermano que ha fallecido, así que lo ideal es intentar transmitirle un recuerdo de
este hermano que no conoció, o que apenas pudo llegar a conocer a causa de su muerte
prematura.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que el niño superviviente no puede crecer a
la sombra del hermano fallecido: no valen las comparaciones, cada hijo es -o ha sido-
único y así hay que transmitírselo. No importa lo ideal que fuera el hijo fallecido, esa idea
es del adulto y no es bueno para el hijo superviviente tener celos de un hermano muerto o
que no ha conocido.
Conviene generar un recuerdo agradable del hermano: aunque haya vivido poco, hay
que recopilar el máximo número de recuerdos, para explicarle al hijo superviviente quién
era, cómo era y las expectativas que teníamos en él. También es importante transmitir al
niño que es un niño buscado, querido y que no ha venido a sustituir a nadie.
Los recuerdos del hijo fallecido es lo que podemos transmitirle al vivo: detalles de cómo fue
el nacimiento, cómo fue la enfermedad -si la hubo-, cómo se vivió el fallecimiento. De todas
las vivencias que tengamos, podremos contarle hasta el más mínimo detalle; qué ropa
llevaba, qué cuentos le leíamos, qué cosas le divertían, cómo se dormía, lo que nos gustaba
de él o de ella, etc.
Podemos tener en la casa algún recuerdo (el chupete, los patucos bañados en plata,
fotografías de la familia) para que, si el niño pregunta, podamos explicarle mejor con
imágenes quién era su hermano, aunque viviese poco.
Hay que diferenciar las cosas que le gustaban a uno y las que le gustan al otro: cada
hijo debe tener su hueco, uno en la memoria y otro en las atenciones y actividades del
presente.
Una estrategia recomendable es que sean otros miembros de la familia quienes transmitan
el recuerdo del hermano fallecido: contándole cómo era, cómo lo vivieron sus padres… Esta
situación suele ser más sencilla, ya que a veces los niños no se atreven a preguntar para
no aumentar el dolor que probablemente hayan pasado -o estén pasando- sus padres por la
pérdida de su otro hijo.
“Sin embargo, cuando es menor de cinco años, un niño no tiene noción de lo que es el
funcionamiento del cuerpo, sentir dolor o la muerte. No tiene capacidad para recibir esa
información”, asegura el psicólogo Manuel Yániz. “En África, donde el índice de mortalidad
infantil es tan elevado, se les explica de forma breve y simple. Se les dice que los bebés
vienen del paraíso de las almas, y que si no se acostumbran a estar aquí, regresan a ese
paraíso. Como si fuera una fábula, como una mariposita que venía a quedarse y decidió irse
otra vez”, explica el psicólogo.
Evita eufemismos
Frases comunes en los adultos como "falleció" o "descansa en paz", no significan nada para
un niño pequeño. De la misma manera, los niños piensan de forma muy literal, así que evita
decir que el bebé está "durmiendo", “perdido” o "se ha marchado", sin mayores explicaciones
porque tu niño podría temer ir a dormir o se asustaría cada vez que tienes que ir a la tienda
o a trabajar, por si no regresas.
Lo que le expliques a tu hijo acerca de la muerte y lo que sucede después de morir depende
de tus creencias metafísicas o religiosas. Si eres una persona religiosa, esto podría ayudarte
a ofrecer consuelo a tu hijo. Pero es aconsejable que pienses con detalle sobre lo que le dirás
para no confundirlo más.
Si le explicas que su hermanita era tan buena que Dios decidió llevársela, puede empezar a
pensar si él debería ser malo para no ir con Dios y quedarse con papá y mamá. Puedes
decirle algo como "estamos muy tristes porque tu hermanita no está con nosotros y la
extrañamos, pero está con Dios y ahora él la cuidará", para ofrecerle consuelo sin acumular
más preocupaciones.
Prepárate para que el tema de la muerte del bebé surja varias veces
Tendrás que responder las mismas preguntas de tu hijo una y otra vez porque él está
luchando por entender el concepto de ausencia “permanente” o muerte del bebé. También
podría preguntarte cosas nuevas a medida que entienda más sobre la muerte. No creas que
el hecho de que te haga la misma pregunta una y otra vez se deba a que no se lo explicaste
bien a la primera porque esto es normal. Respóndele con toda la paciencia que te sea posible.