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Facilitador:
Aura Marina Rodríguez de Reverón, PhD.
SUSTRATOS
En cuanto a las concepciones del currícullum. De inicio, en correspondencia al diseño
curricular, en la lectura del trabajo de Díaz-Barriga (2004) resalta la cita que puntualiza:
“difícilmente podemos hablar de la existencia de un solo enfoque o metodología curricular capaz
de dar una respuesta integral a la diversidad de problemas que plantea el currículum y su praxis”,
por lo que pudiera inferirse, que la relación de correspondencia y proporción entre lo que se
necesita aprender para poder hacer y lo que se debe hacer obliga a la conducción de procesos
muy orgánicos de diseño curricular, y de allí que surjan
La autora inicialmente refiere el trabajo de Pérez Gómez (s.d.) donde se agrupan las
formas de diseño curricular en cinco grandes grupos o enfoques de delineación, los cuales serán
descritos brevemente y a continuación: el autor de este trabajo percibe que el criterio empleado
para la diferenciación de estas tendencias es de carácter esencialmente funcional.
El primer enfoque es el de “el currículo como estructura organizada de conocimientos”,
encaminado hacia la expresión de la estructura sustantiva y sintáctica de las disciplinas que lo
fundamentan; la integración equilibrada de contenidos y procesos, de conceptos y métodos; así
como el desarrollo de modos peculiares y genuinos de pensamiento, buscando que se articule el
proceso de aprender a pensar. Tiene a Schwab, Phenix y Belth como representantes.
El segundo de los cinco enfoques se define como el de “el currículo como sistema
tecnológico de producción”, el cual parte de concebir la educación como una dimensión
científica y especializada, por lo que se encuentra centrado el esfuerzo de diseño en la expresión
de objetivos de aprendizaje basados en unidades de contenido que bajo ciertas condiciones
específicas impulsan la adquisición de comportamientos específicos definidos operacionalmente,
por lo que su promesa reside en la especificación de intenciones, más que a la delimitación de
medios o estrategias particulares. Esta concepción tiene por representantes a Popham, Baker,
Mager, Gagné y Johnson.
El tercer enfoque de diseño curricular percibe al “currículo como plan de acción”:
teniendo como representantes a Taba y Beauchamp, en este rumbo se concibe al currículo como
un documento que proyecta el aprendizaje y, en este sentido, se diferencia de los procesos de
En otro orden de ideas, Casarini expresa que el diseño curricular en su creación requiere
de un orden donde establecer la intención o la finalidad del contenido tendrá prelación sobre las
labores prácticas de estructuración.
Citando a Stenhouse, Casarini acusa principios de creación del diseño curricular
orientados básicamente hacia tres finalidades: la primera finalidad refiere a cuando el diseño
asume un rol de plan para la transformación del participante, menciona la necesidad de revisar y
ratificar la pertinencia de lo que se va a impartir, seguido de una correspondencia en términos del
gradiente de complejidad que se va a implantar, el respeto a un orden cronológico y a los
elementos que pudieran ser empleados como recursos para el diagnóstico de singularidades, en
caso de que se presenten, en el avance de los participantes. Un segundo arqueo de principios está
relacionado con el rol del diseño curricular como estudio de experiencias durante su ejecución,
expresando la necesidad de que existan determinaciones relacionadas con la valoración del
cambio en los participantes del hecho docente (profesores y participantes), así como también el
establecimiento de fórmulas adaptativas para aquellos contextos educativos con variables de peso
y también incluye esta dimensión la necesidad de que exista en el diseño algún recurso para
detectar la variabilidad de los efectos de los contenidos en contextos diferentes sobre los
participantes y descubrir las razones de esa variabilidad. En la tercera dimensión de principios,
Stenhouse remarca que es fundamental tener en cuenta el carácter que debe tener el diseño de ser
fácilmente auditable para detectar fallas o inconsistencias.
CONCLUSIONES
Luego de realizar la lectura analítica de la bibliografía suministrada para lograr el presente
ejercicio académico y extraídos los sustratos considerados como pertinentes y comprender su
pertinencia y valor, puede concluirse que:
1.- El diseño curricular es sujeto y objeto del hecho docente, por lo que es evidente su
protagonismo en este proceso de transformación humana.
2.- Las bases que determinan el diseño curricular están determinadas por criterios sociales, éticos
y políticos directamente alineados con la consecución de los objetivos que el gran grupo humano
se ha planteado lograr para su desarrollo y bienestar trascendente.
3.- Los principios que rigen el proceso del diseño curricular están determinados principalmente
por una dimensión cultural que perfila formas y maneras de interpretar el conocimiento, una
dimensión técnica que propone los protocolos de expresión, una dimensión social que orienta el
proceso de transformación hacia una total adaptación y crecimiento virtuoso de la persona en su
entorno y una dimensión praxeológica que presenta niveles de logro para la certificación de los
saberes.
4.- El diseño curricular posee la capacidad de reconfigurar su consistencia, dependiendo del
momento de abordaje: puede ser considerado como saber duro al momento de honrar una
conducta de salida y posee la capacidad de ser saber blando cuando permite su propia
intervención genética para garantizar su evolución al mismo ritmo de la evolución de la sociedad
que lo crea y lo promulga.
REFERENCIAS
Casarini, M. (1999). Teoría y Diseño Curricular. México: Trillas. Texto que se encuentra en el
sistema bibliotecario UNA. Ubicación: CE/LB1570/C38 Capítulos 1 y 2.
Díaz-Barriga, F. (1993). Aproximaciones metodológicas al diseño curricular: Hacia una
propuesta integral. Revista Tecnología y Comunicación Educativas (21) pp. 19-39.