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UNIVERSIDAD AUTONOMA "GABRIEL RENE MORENO" FACULTAD

DE HUMANIDADES
PSICOLOGÍA

MONOGRAFÍA: VIGOREXIA

DOCENTE: Lic. Michelle Marie Sanchez Morales


MATERIA: Evaluación Psicológica II
SEMESTRE: II-2023

ESTUDIANTES:
Balcázar Salas, Milton David 221068554
Inclán, Nicole 221072381
Mendía Montero, Leonard Facundo 219033161
Mercado Seas, Mayerling 220172110
Pereira Pol, Nataly 221077642
Rocha Prado, Raquel Jynnah 221078614
Vargas Bern, Tania 221080635

Santa Cruz de la Sierra, 20 de octubre de 2023


ÍNDICE

1. INTRODUCCIÓN:......................................................................................................................3
2. OBJETIVOS:...............................................................................................................................3
2.1. Objetivo general:...................................................................................................................3
2.2. Objetivos específicos:...........................................................................................................3
3. DESARROLLO:..........................................................................................................................4
3.1 Enfoque Cognitivo.................................................................................................................4
3.2 Enfoque Conductual...............................................................................................................9
3.3 Enfoque Afectivo.................................................................................................................13
4. CONCLUSIONES.....................................................................................................................18
5. BIBLIOGRAFÍA.......................................................................................................................20
1. INTRODUCCIÓN:

En la actualidad, la búsqueda de la perfección física se ha convertido en un fenómeno

bastante grande, impulsado por estándares estéticos y sociales que promueven la imagen de un

cuerpo musculoso y atlético como ideal, especialmente en hombres. Es así como, en la búsqueda

por la figura perfecta, surge un trastorno de la imagen corporal que va más allá de la simple

búsqueda de la apariencia ideal: la vigorexia. También conocida como dismorfia muscular, al

igual que cualquier otro trastorno, este plantea un desafío significativo tanto para la salud física

como mental de los sujetos que lo padecen.

A lo largo de la presente monografía, se va a explorar en detalle la vigorexia, llegando a

examinar y poner especial énfasis en sus características cognitivas, conductuales y afectivas.

2. OBJETIVOS:

2.1. Objetivo general:

Examinar en profundidad la vigorexia, sus causas, síntomas y consecuencias, con la

finalidad de promover la conciencia y la salud mental y física de las personas.

2.2. Objetivos específicos:

 Definir las causas y factores desencadenantes de la vigorexia, como la presión social, la

imagen corporal y la autoestima.

 Identificar y describir los síntomas físicos y psicológicos de la vigorexia, incluyendo la

obsesión por el ejercicio y la alimentación.


 Establecer las consecuencias negativas de la vigorexia en la salud mental y física, como

lesiones, trastornos alimenticios y aislamiento social.

 Promover la importancia de la salud mental y la aceptación del propio cuerpo como

elementos fundamentales para prevenir la vigorexia.

3. DESARROLLO:

3.1 Enfoque Cognitivo

Para comenzar la imagen corporal se define como la representación mental que cada

individuo tiene, incluyendo las vivencias y experiencias sobre sí mismo y de su propio cuerpo.

Está se encuentra compuesta por tres componentes: perceptual, cognitivo-afectivo y conductual.

(Durán et al, 2013)

Alteraciones de la autoimagen corporal

Un factor fundamentalmente afectado por la vigorexia es la percepción que el individuo

tiene de su imagen corporal, la cual presenta alteraciones que se dan por dos aspectos: una

alteración cognitiva y afectiva.

Tanto el aspecto cognitivo como el afectivo se encuentran estrechamente relacionados y

se influyen entre sí, sin embargo, este apartado se centrará exclusivamente en lo cognitivo.

Como hemos mencionado, las alteraciones perceptivas son las que conducen a una

distorsión de la imagen que tiene el individuo sobre su cuerpo y es así como se presenta una

excesiva preocupación e insatisfacción que no se adecuan a la realidad, en relación con la

musculatura deseada de su cuerpo, que por ende, esto suele ocupar un espacio en su mente con
bastante frecuencia e intensidad, generando una repercusión negativa en la vida de este y que

podría desembocar en un trastorno de la imagen corporal, como lo es la vigorexia.

Entre los pensamientos más comunes que tienen las personas que padecen de vigorexia se

puede encontrar una preocupación intensa en su físico, creencias irracionales que no se ajustan a

la realidad, distorsiones perceptivas, la sobrestimación y subestimación al igual que

autoverbalizaciones negativas sobre su cuerpo. Estas preocupaciones pueden ser tanto

patológicas, obsesivas, sobrevaloradas e incluso delirantes.

Cash (1991) identifica algunos de los esquemas cognitivos que mayormente tiene

presente una persona con insatisfacción en su imagen corporal. Se suele pensar que con el físico

atractivo ideal se puede llegar a tenerlo todo y concluyen que es así para las personas que son

atractivas, al igual constantemente piensan que los demás se percatan de lo negativo que tiene su

apariencia física y que está apariencia física denota cómo son interiormente. Asimismo, meditan

constantemente que si pudieran cambiar algo de su físico su vida sería mucho mejor, que si

tienen control sobre su apariencia podrán tener también el control de su vida social y emocional

(por ello anteriormente se ha mencionado la relación entre lo cognitivo-afectivo), además que le

suelen atribuir a su aspecto físico responsabilidad sobre las cosas que le suceden y que la única

manera de que gusten de su propia apariencia es solo modificándola. (Salaberria et al, 2007)

Para saber los aspectos perceptivos, es preciso evaluar lo que la persona cree que tiene,

con lo que realmente tiene, como éste considera cuál es la medición de su cuerpo o una parte de

su cuerpo. Así para saber el nivel de insatisfacción del sujeto se ve la discrepancia entre la

imagen que desearía tener y la que realmente tiene. Para ello existen dos tipos de métodos para la

medición de su percepción: los métodos de estimación corporal global y métodos de estimación


de partes corporales. Estas cogniciones erróneas realizadas por una persona con su autoimagen

alterada se dan de manera obsesiva, viendo detalles de su propio cuerpo de los cuales los demás

no se percatan, con pensamientos constantes y repetitivos acerca de la necesidad de ejercitarse y

verse bien.

Esto puede verse vinculado a experiencias previas que haya tenido el sujeto, que están

cargadas de significación y será mejor desarrollado en el apartado afectivo.

La idea de belleza

La idea de belleza no está estructurada de la misma manera para hombres y mujeres, se

han realizado estudios estadísticos para la insatisfacción corporal en estudiantes y a pesar de que

ambos la tienen, difieren en la percepción de esta idea. Mientras que las mujeres desean un

cuerpo más delgado, los hombres muestran mayor preferencia por un cuerpo musculado.

Asimismo, en este estudio se demostró que los hombres se autoperciben más correctamente que

las mujeres, estas están más preocupadas por su imagen corporal y son más conscientes de su

peso. (Durán et al, 2013)

La idea de belleza puede verse marcada por los estereotipos o estándares impuestos en la

sociedad y que se transmiten en diversos medios de comunicación, como son las películas o

publicidades. Aquí se relaciona la felicidad con la imagen del cuerpo y se promueve una

tendencia de riesgo con el descontento que se tiene de la apariencia física, entre sus

consecuencias baja autoestima, desarrollo de un trastorno, consumo de sustancias, alteración en

la alimentación o depresión.
Es así como en la vigorexia se da un ideal de belleza marcado, (tratar de verse lo más en

forma que se pueda), donde se observa como principal característica una preocupación crónica

por su aspecto físico, autoimagen que se encuentra en una total distorsión. (Gordillo et al, 2016)

Tania Vargas

(Castro, 2013) sintetiza de manera concreta el proyecto de Vives y Garces de los fallos

(2002) para identificar algunas de las características que suelen tener las personas vigoréxicas;

Para el enfoque cognitivo son relevantes las siguientes:

 La necesidad de acudir al gimnasio como un ritual que puede llegar a alcanzar varias

horas

 La sensación de culpa que se tiene al tener un error en su rutina deportiva

 La alteración de la imagen corporal como componente principal

 El objetivo de aumentar su masa muscular sin limite

 La obsesión con la mejora de defectos físicos

 Baja autoestima, poco maduros al pensar que no tienen atractivo al sexo opuesto por

cómo se ven

 Perfeccionista, Introvertidos y extremistas

 Presentación de otras alteraciones psicológicas como ansiedad, depresión y trastornos

obsesivos compulsivos, etc.

Al identificar sus características destacables, podemos enfocarnos en buscar qué

herramientas y pruebas psicológicas pueden ayudarnos a identificar la vigorexia tomando como

principales variables las distorsiones cognitivas, creencias irracionales y la baja autoestima

(Morales et al., 2016). Algunos de estos test son:


-The Adonis Complex Questionnaire (ACQ)

El ACQ es un cuestionario estadounidense que cuenta con 13 ítems y una escala de

puntuación del 0 al 39, siendo 0 la ausencia completa de preocupación sobre la imagen física y

39 una posible condición patológica. Está diseñado exclusivamente para los hombres y no provee

información detallada sobre la severidad de los síntomas (Riccobono et al., 2020). Sin embargo,

se utiliza para la evaluación de la imagen corporal.

-Modelo de Escala de Siluetas

Forma parte de los métodos de evaluación del componente perceptivo sobre la estimación

global del cuerpo, existen diversos instrumentos que contienen la misma dinámica, sin embargo,

se enfocan en la muestra de su población, agregan algún aspecto o simplemente no muestran la

misma cantidad de figuras (Behar et al., 2020). Este modelo consiste en una serie de figuras

organizadas en una escala donde se muestran diferentes tamaños corporales y desarrollo

muscular, comenzando con imágenes delgadas pasando a figuras desarrolladas muscularmente,

terminando en imágenes de cuerpos obesos. Tiene como finalidad obtener la percepción de su

imagen corporal y la imagen ideal de personas de su mismo sexo como también del opuesto

(Morales et al., 2016).

-Muscle Dysmorphia Scale (MDS)

Consiste en 16 ítems que evalúan el comportamiento alimenticio y la imagen corporal en

los hombres (Rubio et al., 2019). Es un método específico que evalúa la dismorfia muscular que

toma en cuenta distintos valores como ser la insatisfacción corporal, el deseo de tamaño, la

tendencia a disimular u ocultar el cuerpo, etc. Realizar una evaluación sobre estos valores nos
permite identificar la relación entre la alteración de la percepción de la imagen corporal que se

tiene con la apreciación que se tiene hacia la propia musculatura (Morales et al., 2016).

-Muscle Appearance Satisfaction Scale (MASS)

La prueba MASS consiste en 19 ítems de auto reporte con estructura de escala Likert con

valoración hasta los 7 puntos sobre 5 dimensiones: dependencia al fisicoculturismo, chequeo

muscular, uso de sustancias, lesiones y satisfacción muscular. Es la primera prueba

multidimensional de auto reporte para la identificación de la dismorfia muscular (Rubio et al.,

2019).

-Test Breve de Vigorexia (TBV)

Consiste en dos aplicaciones, la primera se realiza si es que hay la sospecha de que el

sujeto puede padecer de vigorexia y la segunda se le aplica a una persona del círculo cercano del

sujeto para analizar las actitudes y conductas que se perciben de este. Como su nombre lo indica,

intenta demostrar que tan vulnerable es un sujeto de padecer la vigorexia. (Morales et al., 2016)

Raquel Rocha

3.2 Enfoque Conductual

La Vigorexia se considera un trastorno mental que no necesariamente se relaciona con la

alimentación, pero que influye en el aspecto conductual de la persona teniendo como resultado

una preocupación obsesiva y distorsión por la figura, que sí presenta un trastorno alimenticio. De

acuerdo con Rodriguez, (2007) expresa que la vigorexia como una adicción al ejercicio físico

debido a que la persona tiene pensamientos constantes de que necesita ejercitarse, se asegura que

se trata de un trastorno de la conducta alimentaria, dismórfico, corporal y muscular.


La persona que padece vigorexia posee una conducta que se caracteriza por el temor a la

debilidad física e insuficiencia muscular, pensamientos obsesivos, comportamientos negativos en

relación a la apariencia propia, excesivo ejercicio físico y una dieta inapropiada en la cual se

ingiere sustancias que comprometen la salud. Baile (2005).

Entre aquellos factores que afectan la conducta de la persona están el hecho de ser

hombre entre 18 y 35 años, vivir dentro de una sociedad exigente con la perfección del cuerpo,

tendencias previas compulsivas y experiencias negativas con el propio cuerpo.

Leonard Mendía

Ejercicio compulsivo y rutina alimenticia

Es comprensible que la vigorexia, la adicción al ejercicio y los trastornos alimenticios

puedan ser confundidos fácilmente debido a ciertos comportamientos y preocupaciones que

comparten relacionadas con la imagen corporal, especialmente en varones y, más aún, en

fisiculturistas. Rodríguez y Rabito (2011) manifiestan que el interiorizar estos ideales de belleza

fitness causa una predisposición a que estos sujetos se sientan insatisfechos con su imagen

corporal y tienden a distorsionarla. Con estos factores ya en juego, el sujeto va a recurrir al

ejercicio excesivo para intentar mejorar su físico.

Eso sí, pese a que el ejercicio excesivo es una conducta primordial en este trastorno, no

puede tratarse de una adicción, pues Rodríguez y Rabito (2011) explican también que la

vigorexia difiere de la adicción al ejercicio y de los TCA. Contrariamente a los adictos al

ejercicio, los vigoréxicos no realizan actividad física con el fin de experimentar placer interno,

sino que, en lugar de disfrutar del ejercicio, su motivación está más orientada a evitar el malestar

asociado con la falta de actividad. Pese a esto, la práctica extrema de ejercicio no deja de ser una
condición en la cual los sujetos experimentan consecuencias negativas. Además, aunque

comparten algunas alteraciones alimenticias, la vigorexia no se clasifica como un TCA. Badenes-

Ribera et al (2019) justamente puntualiza que, hasta el momento, no se ha realizado ningún

estudio sistemático que investigue la relación entre la vigorexia y la sintomatología de los

trastornos alimentarios.

En esta misma línea, Martínez (2014) nos dice que la psiquiatría no considera la

vigorexia como un desorden alimenticio, pese a que esta modifica de forma radical la conducta

alimenticia de los sujetos que la padecen. Es decir, esta necesidad que presentan los sujetos por

aumentar su masa muscular los conduce a optar por dietas nutricionales o demasiado restrictivas

o cargadas de proteínas y suplementos a reiteradas horas durante el día. El uso excesivo de estos

últimos, como batidos de proteínas y productos diseñados para el aumento de masa muscular, es

muy común en quienes padecen de vigorexia.

Martinez (2014) reflexiona un poco sobre la importancia que los gimnasios suelen poner

en las proteínas y su “función plástica” en los músculos, pues estas contribuyen

significativamente al desarrollo y reparación de los músculos. Asimismo, los hidratos de carbono

juegan una parte importante en las dietas que acompañan las rutinas de ejercicio por la energía

que pueden proporcionar para mantener y aumentar la intensidad del ejercicio. Esta rutina

dietética tiene un impacto directo en las preferencias alimenticias de los sujetos y deportistas en

general, resultando en un aumento significativo en la ingesta de este tipo de alimentos a deshoras

y sin mucho control.

En la actualidad la vigorexia, bajo el nombre de dismorfia muscular, está reconocida en el

DSM-5 como una forma de Trastorno Dismórfico Corporal, caracterizada, como ya habíamos
dicho, por una preocupación obsesiva con el tamaño y la forma de los músculos propios,

causando así un malestar significativo o un deterioro en el funcionamiento diario. Es este aspecto

obsesivo justamente del que nos habla Badenes-Ribera et al (2019) y que le permite poder ser

clasificado en el amplio espectro de los trastornos obsesivo-compulsivos. Este autor nos dice

que, según la descripción del DSM-5, los sujetos con dismorfia muscular (MD, por sus siglas en

inglés) presentan un repertorio de conductas repetitivas, tales como observar constantemente su

reflejo en el espejo, aseo excesivo, rascarse la piel y buscar de manera constante la aprobación de

los demás. A esto, Andrés et al (2002) dice que el sujeto va a llevar a cabo toda esta serie de

conductas con tal de aliviar su malestar o evitar situaciones adversas.

Milton Balcázar

Según Silva y Gomes (2008), los hombres han ido cambiando sus hábitos cuerpo, ya que

el estándar de belleza difundido por los medios aumenta la preocupación por la forma. Sin

embargo, la actividad física excesiva puede ser relacionados con riesgos para la salud, incluidos

trastornos de la imagen corporal, como vigorexia.

Fernandez de Morais (2018) Dice que en la búsqueda incesante del cuerpo perfecto o de

obtener mejora en el rendimiento, asistentes al gimnasio, más específicamente los culturistas,

han sido sometidos a consumo de productos, muchas veces de forma abusiva, entre los que se

encuentran resaltar los Recursos Ergogénicos incluidos en esta lista, esteroides, esteroides

anabólicos y complementos alimenticios. Sea siempre cauteloso y paciente para esperar la

evolución natural resultante del entrenamiento y la dieta.

Buzo Miquel (2022) En el caso del narcisismo vinculado a la vigorexia, la desconexión

con su organismo y la negación de su cuerpo, podría deberse a la percepción negativa de sí


mismo, ya que, como lo explica Lowen (1987), los narcisistas no funcionan en términos de la

imagen real de sí mismos, ya que les resulta inaceptable. Lo cual podría conducir a desarrollar

conductas compensatorias dirigidas a “mejorar” dicha disconformidad. Resulta pertinente pensar

que, en el caso de la vigorexia, las conductas motivadas por la desconexión con las señales del

cuerpo y con la negación de su imagen corporal están vinculadas al sobre exigencia del ejercicio

físico, llevando al límite los dolores musculares y el cansancio físico.

En la vigorexia los sujetos muestran pensamientos recurrentes sobre su imagen, su escasa

musculatura y sobre qué hacer para mejorarlas, y se lanzan de forma compulsiva a realizar

ejercicio físico para compensar ese “defecto” de su cuerpo. En este sentido (Loaiza et, al. 2014)

presenta ideas de algunos autores que enuncian los principales síntomas que caracterizan a esta

patología, entre ellos se encuentra: una alteración de la imagen corporal (percibiéndose más

débiles de lo que realmente son,) una incapacidad de ser objetivos con su imagen corporal y

ansiedad por ejercitarse con pesas buscando aumentar el tamaño corporal. (Buzo Miquel, 2022)

Mayerling Mercado

3.3 Enfoque Afectivo

Es de conocimiento público que, un trastorno psicológico puede llegar a afectar en áreas

importantes del desenvolvimiento cotidiano de la vida, en algunas más que en otras. En el caso

de la Vigorexia, una de las áreas de funcionamiento que se ve mayormente afectada es la

socioafectiva, esto debido a que la obsesión de poder llegar a alcanzar una imagen corporal

perfecta, y a su vez la compulsión expresada en ejercicio excesivo acarrea problemas para la

autoestima del sujeto, como a su tiempo con el fin de desarrollar lazos interpersonales.
Todo esto en relación a que, este trastorno se encuentra en un tipo de obsesivo

compulsivo en la 5ta edición del DSM, en el cual, según Navarro y Trigueros (2021) se dice que

quienes padecen vigorexia muestran preocupación por defectos físicos o imperfecciones mínimas

hasta presentar un malestar clínicamente significativo, esto debido a la dismorfia corporal severa

que puede llegar a presentarse en el sujeto, exigiéndose objetivos imposibles de alcanzar.

Retomando un poco la afectación en el ámbito social que representa este trastorno, la

fantasía de llevar al límite su capacidad muscular puede implicar tres horas e incluso más tiempo

pensando en la insatisfacción corporal que sienten (Schnirring, 2000, como se citó en Navarro Y

Trigueros, 2021) esto causando un efecto dominó en la organización de sus prioridades, como el

tiempo que piensa en sus estudios, trabajo u conocidos.

También es de importancia mencionar, como los valores sociales impuestos son un

significativo desencadenante, al siempre estar promoviendo esa positividad contraproducente,

donde la frase “la mejor versión de ti mismo” viene acompañado de estándares de bellezas

inalcanzables, como estar saludable es igual a estar delgado, y en el caso de los varones, la

masculinidad exigente causante de inseguridades entre los mismos hombres que frecuentan

gimnasios comparándose entre sí.

Por otro lado, para poder diagnosticar este trastorno como tal por medio de signos y no

síntomas como la mayoría de los anteriormente mencionados, debe hacerse a través de un

análisis funcional, en el cual, el caso en particular tratado por Navarro y Trigueros (2021) se

pudo encontrar antecedentes de bullying a lo largo de la historia de su infancia y adolescencia

donde su peso era objeto de burlas, que moldearon un patrón en su personalidad, constituyendo

una evitación por parte del sujeto. Todo esto provoca un estado afectivo negativo, ya que,
concentrará su ansiedad y sus sentimientos de insatisfacción con su cuerpo en la práctica de

ejercicio, generando dependencia a esto, y siendo un círculo vicioso difícil de encontrar una

forma de salir.

Ahora bien, este tipo de trastornos son de carácter egosintónico, es decir, los valores y

sentimientos que satisfacen a los objetivos de la propia persona, en este caso, con los ideales de

su imagen. Por lo que, tal y como indica Navarro y Trigueros (2021) el nivel de consciencia de

este trastorno sobre los que lo padecen es bastante bajo, viéndose en su mayoría obligados a

asistir a terapia por preocupación de sus conocidos, ya que para el sujeto sólo significa limitar su

rutina de alimentación y entrenamiento.

Por otra parte, existen diferentes instrumentos para diagnosticar adecuadamente factores

de la vigorexia, tales como; La Escala de Motivación por la Musculatura, desarrollada por

McCreary y Sasse en 2000, evalúa actitudes y comportamientos relacionados con el deseo de

aumentar la musculatura. Esta escala consta de 15 ítems de tipo Likert, cada uno con 6 opciones

de respuesta que van desde "nunca" a "siempre." La puntuación de corte para indicar una alta

preocupación por la musculatura es ≥ 52, según Alejandra et al (2017).

A partir de esta escala se han identificado tres factores distintos: la obsesión por aumentar

la musculatura, el uso de suplementos alimenticios y la obsesión por el entrenamiento, lo que

permite un análisis más detallado de las motivaciones relacionadas con la musculatura,

permitiendo evaluar dichos factores desde una perspectiva afectiva.

Nataly Pereira
El psiquiatra Pope et al. (2000), presentan en unos de sus trabajos de vigorexia, la

comparación de culturistas con y sin vigorexia, proporcionando las siguientes conclusiones:

-El 58% de los culturistas con vigorexia moderada o severa evitación de actividades,

lugares o personas porque realmente creían tener un cuerpo defectuoso.

-El 58% de vigoréxicos en comparación con el 20% de los culturistas no vigoréxicos

referían haber padecido algún tipo de alteración depresiva.

-En cuanto a desórdenes de ansiedad, el 3% de los culturistas no vigoréxicos informaban

de haberlos padecido frente al 29% de los vigoréxicos.

-El 29% de los vigoréxicos informaba haber padecido anorexia nerviosa, bulimia

nerviosa o atracones frente a ninguno de los fisiculturistas no vigoréxicos.

Ampliando estos datos obtenidos de Pope et al. (2000), se han encontrado investigaciones

que corroboran que los hombres que padecen este trastorno han tenido relaciones insatisfactorias

con su madre durante la infancia (29%), y manifestaban la presencia de violencia doméstica e

incluso violencia entre madre e hijo (33%).

Blouin y Goldfield, mencionan que este trastorno se asocia con personas que tienen un

bajo autoconcepto, problemas de identidad, depresión y que abusan de sustancias. Por otro lado,

Mangweth añade que también tienen una falta de deseo sexual.

Por otra parte, según Salaberria, Rodríguez y Cruz (2007), en cuanto a la alteración de la

imagen corporal más en profundidad, mencionan que puede representarse en dos aspectos

principalmente. Las alteraciones cognitivo-afectivas y las alteraciones perceptuales. Las primeras


de ellas se desprenden de los sentimientos negativos que nuestro cuerpo nos despierta,

insatisfacción con el cuerpo mismo. Las alteraciones perceptuales por su parte conducirán a la

distorsión de la imagen corporal a partir de la inexactitud en que se estime el cuerpo, su tamaño y

forma. Por lo que, en el nivel emocional de los síntomas, cabe recalcar que esto se presenta bajo

la forma de tristeza, insatisfacción, vergüenza, asco, etc.

Un factor importante también se da cuando un equipo de investigadores recogió muestras

de productos comercializados en los años 1964, 1975, 1982, 1994 y 1998 como lo son los

muñecos G. I. Joe. La conclusión a la que arribaron, a partir del estudio comparativo de dichos

muñecos, hacía referencia al aumento significativo que la línea presentaba en cuanto al

desarrollo muscular, mostrando los muñecos más definidos en cuanto se acercaban a la fecha de

publicación del estudio. Entonces, los muñecos con los que juegan los niños no son los

responsables directos de las expectativas que éstos generen en relación a su apariencia física.

Pero sí forman parte de una cultura que alienta a los varones, principalmente en los Estados

Unidos, a seguir ideales de belleza que en muchos casos van más allá de lo alcanzable con el

entrenamiento físico ordinario. Desde la televisión, las historietas (comics), el cine, los juguetes,

etc., los niños se ven influenciados hacia un modelo de ideal de belleza. El modelo físico que se

desarrolla en la Vigorexia contempla una práctica deportiva constante en detrimento de distintas

áreas de relación del sujeto, como también la utilización de esteroides anabolizantes y una

alteración en la conducta alimentaria, como modo de aliviar la carga afectiva producto del

pensamiento constante en la apariencia física. En otro estudio desarrollado por Olivardía y

colaboradores del Hospital McLean y la Escuela de Medicina de Harvard se realizó un trabajo en

el que se describió la relación que existe entre la percepción de la imagen corporal y la

musculatura, la autoestima, la depresión y los síntomas propios de desórdenes alimentarios en


varones. La mencionada investigación partió, en un primer momento, del supuesto de un

conjunto de hipótesis a demostrar: Los hombres se perciben a sí mismos menos musculosos y

más gordos de lo que realmente son. Los hombres poseen un ideal corporal más musculoso y

delgado en comparación con su cuerpo actual y a la imagen percibida de éste. Los hombres

suponen que las mujeres poseen un ideal corporal masculino significativamente más musculoso y

delgado de lo que realmente ellas elegirían. La musculatura y el peso corporal del ideal de

belleza masculino elegido por los hombres, no difiere significativamente de lo que éstos suponen

es el ideal femenino del cuerpo del hombre. La musculatura y el peso corporal del ideal de

belleza masculino elegido por los hombres, es significativamente más musculoso y más delgado

de los que los hombres juzgan es el cuerpo del varón promedio para su misma edad. La

depresión, los desórdenes alimenticios y autoestima están relacionados con el menosprecio

muscular y la gordura exagerada.

Nicole Inclan

4. CONCLUSIONES

En resumen, la vigorexia es un trastorno de la imagen corporal que surge de la búsqueda

obsesiva de un ideal de belleza muscular, influenciado por estándares culturales y sociales.

Afecta significativamente la cognición, conducta y emociones de quienes lo padecen.

Lo más importante a destacar es que, para un adecuado diagnóstico, se debe tener en

cuenta que, la vigorexia conlleva una distorsión de la imagen corporal, manifestada en una

insatisfacción constante y una obsesión por el ejercicio y la alimentación. Esto puede resultar en

graves consecuencias físicas, como lesiones y desequilibrios nutricionales, así como en

problemas emocionales, incluyendo la depresión y la ansiedad.


Es esencial reconocer que la vigorexia no se limita al ámbito físico, sino que tiene un

profundo impacto en la autoestima y en las relaciones interpersonales. Los estándares de belleza

poco realistas y la presión social contribuyen a este trastorno, lo que subraya la importancia de

promover la aceptación del propio cuerpo y la salud mental como elementos clave en la

prevención y el tratamiento de la vigorexia.

En última instancia, la conciencia, la educación y el apoyo son fundamentales para

abordar este trastorno y ayudar a quienes lo padecen a buscar la recuperación y el equilibrio en

sus vidas.
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2023, from https://core.ac.uk/download/pdf/11499839.pdf


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