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SALA SEGUNDA
Magistrado Relator: MSc. Carlos Alberto Calderón Medrano
Acción de amparo constitucional
Expediente: 22997-2018-46-AAC
Departamento: Cochabamba
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por lo que, acudió al Ministerio de Trabajo Empleo y Previsión Social para su
reincorporación laboral; en consecuencia, mediante Memorándum de la Gerencia
General 273/2015 de 21 de octubre suscrito por el Gerente General de EMSA, se
dispuso la reincorporación a su fuente laboral, efectivizando la conminatoria
emitida por la Jefatura Departamental del Trabajo, quedándose a cargo de las
funciones de gestora de mora (recuperadora de mora). Más adelante, en base a
un “Informe de Control Interno Emergente a la Auditoría de Confiabilidad de
Registros y Estados Financieros de la Empresa Municipal de Servicio de Aseo” (sic)
Informe de Auditoria Interna (INF. UAI. 02/2016 de 28 de marzo), arrojó de
manera preliminar que supuestamente no se efectuó acciones para la
recuperación de la mora a favor de la empresa por la gestión 2015 y anteriores;
por lo que, resultó el inicio de un proceso sumario administrativo, dentro del cual
se emitió la Resolución Final de Procedimiento Sumario Interno R.S. 06/2017 de
26 de abril, que declaró la existencia de responsabilidad administrativa de su
persona, estableciendo una sanción de multa del 15% de su remuneración
mensual.
I.1.3. Petitorio
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I.2.2. Informe de la autoridad demandada
Ackbar Wilson Jalil Rojas, Gerente General de EMSA, mediante informe escrito
cursante de fs. 711 a 717, expresó lo siguiente: i) La accionante a lo largo de la
relación laboral con EMSA desempeñó funciones en el ámbito administrativo,
específicamente como Gestora de Moras, la misma que se determinó dar por
finalizada ante la Resolución Final 11/2017, que declaró la existencia de
responsabilidad administrativa por su parte por la vulneración al art.3.I y II inc. a)
del Reglamento de la Responsabilidad por la Función Pública (DS 23318-A de
3 noviembre de 1992); el art. 8 inc. b), c) y h) del Estatuto de Funcionario Público
(EFP) y art. 15 incs. b) y c) conforme al Reglamento del Estatuto del Funcionario
Público (DS 25749 del 20 de abril de 2000); asimismo, art. 16 inc. e) de la Ley
General del Trabajo (LGT) y conforme el art. 9 inc. e) de su Decreto
Reglamentario, e imponiéndole la sanción de destitución de la Empresa en
aplicación y sujeción del art. 29 de la Ley de Administración y Control
Gubernamentales (LACG); ii) Mediante Informe MTEPS/JDTCBBA/INF 1855/2017
de 2 de octubre, el Inspector Departamental del Trabajo, recomendó a la hoy
accionante acudir a la judicatura laboral a fin de hacer valer sus derechos, ante la
existencia de hechos controvertidos; por lo cual, al activar la presente acción
tutelar, no cumple con el requisitos de subsidiariedad, por ende, concurre con
causal de improcedencia, sumándole lo establecido por la línea jurisprudencial
constitucional expresada a través de la SCP 0342/2016-S2 de 18 de abril, que fue
clara al establecer que ante la existencia de un despido por causales establecidas
en el art. 16 de la LGT y art. 9 del Decreto Reglamentario, la trabajadora que
“estime que su destitución fue ilegal o injustificada”, ésta debe incoar demanda
dentro de la judicatura laboral, por tanto, no cumplió el principio de
subsidiariedad; iii) Es evidente que la acción tutelar interpuesta presenta otra
causal de improcedencia, al no explicar la relación causal entre los derechos
supuestamente lesionados y los actos vulneratorios; iv) Al respecto, del recurso
de recusación planteado dentro del procedimiento administrativo, la misma
obtuvo respuesta de forma fundamentada a través del Auto de 14 de agosto del
2017, ante la supuesta vulneración al derecho al debido proceso, en su vertiente a
una autoridad imparcial, al observar la accionante “que la autoridad sería juez y
parte cuando resuelva el recurso jerárquico”, siendo que fue él mismo que dio
“instrucción” para el inicio del procedimiento sumario administrativo contra su
contra, argumento que se desvirtúa respecto al Memorándum de la Gerencia
General 332/2017 de 8 de junio que dicta “a su atención”, y no así como
pretendió viciar indicando que sería una “instrucción”, por lo que la autoridad
sumariante que resolvió el recurso jerárquico hoy observado, tuvo plena
“idoneidad e imparcialidad”; v) En el contenido de la Resolución Final 11/2017, al
recurso de revocatoria de 25 de julio de 2017 y en la Resolución de Jerárquico
022/2017, se analizaron todos los descargos presentados por la entonces
recurrente hoy accionante, por ello, su destitución de EMSA, se dio ante el
incumplimiento de sus funciones que no logró producir el efecto deseado para
gestionar adecuadamente la recuperación de las moras, sólo se alcanzó a
recuperar el 12,31% del total de la mora, en razón al total de cuentas pendientes
de cobro a largo plazo de la gestión 2016 y por no emitir informe alguno al
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Gerente General sobre el detalle de cuentas de incobrabilidad, “asimismo por no
tomar acción legal alguna para la recuperación de las moras de gestiones
pasadas” (sic), por esos móviles se la sancionó con la destitución de EMSA; vi) El
Auto administrativo de apertura del procedimiento sumario interno RS 03/2017 de
31 de marzo, fue motivado por un Informe de Auditoría Interna INF. UAI.
02/2016, documentación de confiabilidad que describió con claridad las
contravenciones y/o faltas en las que se vio involucrada la hoy accionante, lo cual
derivó en su procesamiento, aunque es si bien habría sido sometida a dos
procesos sumarios administrativos, el primero se procesa por las gestiones 2015 y
anteriores, y derivó en una sanción con una multa de 15% de su haber mensual;
el segundo proceso de sumario interno se la procesa por la gestión 2016, del cual
“mal puede la accionante aseverar que son de un mismo hecho, cuando devienen
de gestiones distintas, por informes de confiabilidad de diferentes gestiones” (sic);
vii) Ante la existencia de hechos controvertidos los mismos no pueden ser
dilucidados por la justicia constitucional, siendo que dentro de la misma se
establece la protección de derechos debidamente consolidados, tal y como lo
establece la línea jurisprudencial en las SSCC 0565/2010-R de 12
de julio y 1435/2011-R de 10 de octubre, aspecto que no ocurrió en el presente
caso; y, viii) Respecto a la observación realizada al derecho al debido proceso,
este se “vincula íntimamente con el Principio de Sometimiento Pleno de la Ley;
consiguientemente entre las obligaciones que como servidores públicos debemos
observar” (sic) y ante la aplicación objetiva de la ley, la recurrente fue juzgada
dentro de los parámetros normativos pre establecidos, por lo que exige que la
acción tutelar interpuesta sea declarada improcedente al no cumplir con los
requisitos de contenido; para el caso de que la autoridad constitucional decida
ingresar en el fondo del problema, “estando demostrado que no existe
vulneración alguna de los derechos fundamentales invocado por la accionante”
(sic) solicitando en consecuencia que la misma sea denegada, con expresa
condenación a costas procesales.
I.2.3. Resolución
II. CONCLUSIONES
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El Cuarto Considerando, señala: “…el derecho al debido proceso, que entre su ámbito de presupuestos exige que toda
Resolución sea debidamente fundamentada. Es decir, que cada autoridad que dicte una Resolución debe imprescindiblemente
exponer los hechos y al margen de ello, la fundamentación legal que sustenta la parte dispositiva de la misma.
(…) consecuentemente cuando un Juez omite la motivación de una Resolución, no sólo suprime una parte estructural de la
misma, sino también en los hechos toma una decisión arbitraria y dictatorial que vulnera de manera flagrante el citado derecho
que otorga a las partes saber el porqué de la parte dispositiva de un fallo o Resolución”.
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El FJ III.3 indica que: “…la garantía del debido proceso no es únicamente aplicable en el ámbito judicial, sino también en el
administrativo y disciplinario, cuanto tenga que determinarse una responsabilidad disciplinaria o administrativa e imponerse una
sanción como ha ocurrido en el presente caso”.
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consecuencia jurídica emergente de la determinación del nexo de
causalidad antes señalado.
En tanto y en cuanto, las resoluciones administrativas de segunda instancia conlleven insertas en su texto de manera expresa,
las respuestas a todos los aspectos cuestionados en el recurso de impugnación, el sujeto sometido al proceso disciplinario,
tendrá la plena convicción respecto a que la decisión asumida por la autoridad administrativa es a todas luces justa. Esta
afirmación nos lleva a concluir que no le está permitido a la autoridad administrativa, reemplazar una adecuada y sustanciosa
fundamentación por una elemental relación de antecedentes”.
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El FJ III.4, expresa: “Consiguientemente, aplicando los principios informadores del derecho sancionador, las resoluciones
pronunciadas por el sumariante y demás autoridades competentes deberán estar fundamentadas en debida forma, expresando
lo motivos de hecho y de derecho en que basan sus decisiones y el valor otorgado a los medios de prueba. Fundamentación que
no podrá ser reemplazada por la simple relación de los documentos y presentación de pruebas o los criterios expuestos por las
partes, y en los casos en los que existan coprocesados, resulta primordial la individualización de los hechos, las pruebas, la
calificación legal de la conducta y la sanción correspondiente a cada uno de ellos en concordancia con su grado de participación
o actuación en el hecho acusado”.
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El FJ III.1, manifiesta: “En ese marco, se tiene que el contenido esencial del derecho a una resolución fundamentada y
motivada (judicial, administrativa, o cualesquier otra, expresada en una resolución en general, sentencia, auto, etc.) que
resuelva un conflicto o una pretensión está dado por sus finalidades implícitas, las que contrastadas con la resolución
en cuestión, dará lugar a la verificación de su respeto y eficacia. Estas son: (1) El sometimiento manifiesto a la
Constitución, conformada por: 1.a) La Constitución formal; es decir, el texto escrito; y, 1.b) Los Tratados Internacionales sobre
Derechos Humanos que forman el bloque de constitucionalidad; así como a la ley, traducido en la observancia del principio de
constitucionalidad y del principio de legalidad; (2) Lograr el convencimiento de las partes que la resolución en cuestión no es
arbitraria, sino por el contrario, observa: El valor justicia, los principios de interdicción de la arbitrariedad, de razonabilidad y de
congruencia; (3) Garantizar la posibilidad de control de la resolución en cuestión por los tribunales superiores que conozcan los
correspondientes recursos o medios de impugnación; y, (4) Permitir el control de la actividad jurisdiccional o la actividad
decisoria de todo órgano o persona, sea de carácter público o privado por parte de la opinión pública, en observancia del
principio de publicidad. Estos elementos se desarrollarán a continuación: (…)
(2) Lograr el convencimiento de las partes que la resolución en cuestión no es arbitraria, sino por el contrario,
observa: El valor justicia, los principios de interdicción de la arbitrariedad, de razonabilidad y de congruencia. (…)
b) En correspondencia con lo anterior, la arbitrariedad puede estar expresada en: b.1) Una `decisión sin motivación´, o
extiendo esta es b.2) Una `motivación arbitraria´; o en su caso, b.3) Una `motivación insuficiente´.
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principios de interdicción de la arbitrariedad, de razonabilidad y de
congruencia; 3) Garantizar la posibilidad del control de la resolución a
través de los medios de impugnación; 4) Permitir el control social de la
resolución en mérito al principio de publicidad y, 5) La observancia del
principio dispositivo que implica la otorgación de respuestas a las
pretensiones de las partes -quinta finalidad complementada por la
SCP 0100/2013 de 17 de enero6-.
Respecto a la segunda finalidad, tanto la SCP 2221/2012 como la
SCP 0100/2013, señalan que la arbitrariedad puede estar expresada en
una decisión sin motivación, con motivación arbitraria, insuficiente y por la
falta de coherencia del fallo. Ejemplificando refiere, que la decisión sin
motivación se presenta cuando la resolución no da razones que la
sustenten; en tanto que la motivación arbitraria es la que sustenta la
decisión con fundamentos y consideraciones meramente retóricas o
cuando deviene de la valoración arbitraria, irrazonable de la prueba, o en
su caso, de la omisión en la valoración de la prueba aportada en el
proceso; la motivación insuficiente, cuando no se da razones de la omisión
de pronunciamiento sobre los planteamientos de las partes; finalmente, la
falta de coherencia del fallo se da, en su dimensión interna, cuando no
existe relación entre las premisas -normativa y fáctica- y la conclusión -por
tanto; en su dimensión externa, implica que la resolución debe guardar
correspondencia con lo pedido o impugnado por las partes. Ambos
entendimientos, sobre la coherencia interna y externa, tienen su
antecedente en la SC 0863/2003-R de 25 de junio7, así como en la
SC 0358/2010 de 22 de junio8, estableciendo que en el ámbito procesal, el
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El FJ III.2, señala: “A las cuatro finalidades implícitas que determinan el contenido esencial del derecho a una resolución
fundamentada o derecho a una resolución motivada (judicial, administrativa, o cualesquier otra, expresada en una resolución en
general, sentencia, auto, etc.) que resuelva un conflicto o una pretensión cuáles son: 1) El sometimiento manifiesto a la
Constitución, conformada por: 1.a) la Constitución formal, es decir, el texto escrito; y, 1.b) los Tratados Internacionales sobre
Derechos Humanos que forman el bloque de constitucionalidad; así como a la ley, traducido en la observancia del principio de
constitucionalidad y del principio de legalidad; 2) Lograr el convencimiento de las partes que la resolución en cuestión no es
arbitraria, sino por el contrario, observa: el valor justicia, el principio de interdicción de la arbitrariedad, el principio de
razonabilidad y el principio de congruencia; 3) Garantizar la posibilidad de control de la resolución en cuestión por los tribunales
superiores que conozcan los correspondientes recursos o medios de impugnación; 4) Permitir el control de la actividad
jurisdiccional o la actividad decisoria de todo órgano o persona, sea de carácter público o privado por parte de la opinión
pública, en observancia del principio de publicidad (SCP 2221/2012 de 8 de noviembre, se suma un quinto elemento de
relevancia constitucional; y, 5) La exigencia de la observancia del principio dispositivo.
5) La observancia del principio dispositivo, implica la exigencia que tiene el juzgador de otorgar respuestas a las pretensiones
planteadas por las partes para defender sus derechos”.
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El FJ III.3, establece: “Que, al margen de ello, también cabe reiterar que el art. 236 CPC, marca el ámbito de contenido de la
resolución a dictarse en apelación, pues estipula que la misma, deberá circunscribirse precisamente a los puntos resueltos por el
inferior y que además hubieran sido objeto de apelación y fundamentación, de manera que el Juez o tribunal ad-quem, no
puede ir más allá de lo pedido, salvo en los casos en que los vicios de nulidad constituyan lesiones a derechos y garantías
constitucionales como cuando la nulidad esté expresamente prevista por ley”.
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El FJ III.3.1, indica: “De esa esencia deriva a su vez la congruencia como principio característico del debido proceso, entendida
en el ámbito procesal como la estricta correspondencia que debe existir entre lo peticionado y lo resuelto, en materia penal la
congruencia se refiere estrictamente a que el imputado no podrá ser condenado por un hecho distinto al atribuido en la
acusación o su ampliación; ahora bien, esa definición general, no es limitativa de la congruencia que debe tener toda resolución
ya sea judicial o administrativa y que implica también la concordancia entre la parte considerativa y dispositiva, pero además esa
concordancia debe mantenerse en todo su contenido, efectuando un razonamiento integral y armonizado entre los distintos
considerandos y razonamientos emitidos por la resolución, esta concordancia de contenido de la resolución y su estricta
correspondencia entre lo pedido, lo considerado y lo resuelto, conlleva a su vez la cita de las disposiciones legales que apoyan
ese razonamiento que llevó a la determinación que se asume. En base a esos criterios se considera que quien administra justicia
debe emitir fallos motivados, congruentes y pertinentes”.
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principio de congruencia se entiende no solo como la correspondencia que
debe existir entre lo peticionado y lo resuelto, sino que además implica la
concordancia del fallo, es decir su coherencia interna, entendimiento que
fue reiterado en la SCP 1915/2012 de 12 de octubre9, entre otras. Por su
parte, respecto a la congruencia de las resoluciones de segunda instancia,
la SC 0682/2004-R de 6 de mayo10, señala que el pronunciamiento debe
guardar correspondencia con los agravios de la apelación y la contestación
de alzada.
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El FJ III.2, refiere: “La abundante jurisprudencia del extinto Tribunal Constitucional, ha señalado con relación al principio de
congruencia -que es determinante en cualquier proceso judicial o administrativo- como la estricta correspondencia que debe
existir entre lo peticionado y lo resuelto, que implica la concordancia entre la parte considerativa y dispositiva, que debe
mantenerse en todo su contenido, efectuando un razonamiento integral y armonizado entre los distintos considerandos y juicios
de valor emitidos por la resolución, esta concordancia de contenido de la resolución y su estricta correspondencia entre lo
pedido, lo considerado y lo resuelto, conlleva a su vez la cita de las disposiciones legales que apoyan la razón que llevó a la
determinación que se asume (SC 1619/2010-R de 15 de octubre). Bajo ese razonamiento, el principio de congruencia forma
parte de derecho-garantía-principio del debido proceso, contemplado en el art. 115.I de la CPE”.
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El FJ III.1, manifiesta: “Además de ello, toda resolución dictada en apelación, no sólo por disposición legal sino también por
principio general, debe sujetarse a los puntos de apelación expuestos por la parte apelante, que se entiende deben estar
relacionados con lo discutido ante el juez a quo. Para el mismo objetivo -resolver la apelación-, también el juez ad quem, si se
trataran de varias apelaciones y deba resolverlas en una sola resolución deberá individualizar a las partes, lo que supone
también, la individualización de sus pretensiones y resolverlas de la misma forma; pues en el único caso que podrá dirigirse en
su fundamentación a dos o más apelantes, será cuando éstos hubieran coincidido en sus argumentos al presentar su apelación,
o varios hubieran presentado apelación en forma conjunta. Ahora bien, la misma obligación que tiene el juez ad quem frente a
los apelantes, también debe cumplirla frente a la parte adversa, para el caso de que el procedimiento aplicable admita que la
misma pueda responder al recurso, pues omitir las consideraciones a la respuesta igual que no responder a los puntos de
apelación, resulta arbitrario y por lo mismo, daría lugar a una omisión indebida plasmada en la resolución que resuelve la
apelación”.
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En mérito a la acción de amparo constitucional interpuesta por Margarita
Cruz Coraite, donde se denuncia fundamentalmente la lesión a sus
derechos al debido proceso con referencia al juez natural e imparcial, a
una resolución fundamentada, a los principios de congruencia y seguridad
jurídica a la defensa, a la presunción de inocencia, a no ser objeto de
doble proceso y sanción por un mismo hecho (non bis in ídem), al trabajo
digno, salario, a una fuente laboral estable; siendo que la Resolución de
Recurso Jerárquico 022/2017, que resuelve el recurso planteado, omite
brindar argumentos sobre los puntos observados, sobre el que está siendo
procesada en base al Informe de Auditoria Interna INF. AUI 02/2017 que
reitera lo que reportó el Informe INF AUI 02/2016; es decir, fue procesada
y condenada dos veces por el mismo hecho; alega que se realizó una
inadecuada valoración de las pruebas presentadas, que demuestran la
eficiencia en el ejercicio de sus funciones; y otros aspectos que viciaron de
nulidad el procedimiento sumario interno instaurado contra su persona,
como no especificar norma legal específica por la que se la destituye.
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