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María Linda García Forchue.

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ENSAYO SOBRE LA FAMILIA

En primer orden, en este emotivo ensayo, pretendo expresar el cómo mi amor de madre

abnegada, protectora y responsable influye en mí. Asimismo, hablaré sobre el rol que he

tenido que asumir en estos treinta y tres años de esta carrera que jamás termina.

En este ensayo, pretendo iniciar con un breve discurso sobre los roles familiares, los cuales

pueden ser asumidos o asignados. Dentro de la familia existen los roles de: esposo

(proveedor), esposa (ama de casa), padre (autoridad), madre (cariño), hijos (obediencia,

respeto), hermanos (protección, cariño, apoyo).

En lo que a mí respecta, tuve una familia monoparental, ya que no había un esposo o un

padre presente, por lo que, a lo largo de mi carrera como madre he visto y he sentido que el

amor de madre no tiene signos de variaciones, ni mucho menos acondicionado; es

inmutable. Con total seguridad, puedo expresar que el ser líder de una familia demanda

muchas responsabilidades y esfuerzo; da valentía, firmeza, madurez; sobre todo, te obliga a

ser responsable. Todas estas cualidades se ejercen con amor, y cada día aprendes algo

nuevo, puesto que, como mamá tienes que aprender a manejar muchas emociones, tanto

positivas como negativas. Además de esto, en cada una de esas situaciones debes ser la

heroína, ya que, jamás se puede olvidar que soy la que debe resolver todo. Es decir,

debemos ser la súper mamá, aunque nuestro mundo este hecho trizas, debemos dar nuestra

mejor sonrisa.

Por otro lado, también es importante saber que de nuestro comportamiento y actitud como

madre depende el respeto de nuestra familia para nosotros. Para una familia crecer en todos

los aspectos de la vida, se debe criar con buenos valores, modales, y principios éticos.
María Linda García Forchue.
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Como madres, también fungimos el rol de grandes motivadoras, pues, en ocasiones les

decimos a nuestros hijos, palabras alentadoras, tales como: ¡Tú puedes!, no te rindas,

perdiste una batalla, no la guerra, ¡vamos levántate, lava tu rostro y continua!, ¡yo creo en

ti!, ¡tienes todas las armaduras para vencer!

Sin embargo, además de amorosas, debemos ser autoritarios, pues, cuando tengo que

amonestar con toda autoridad y sabiduría lo hago, ya que, el tener una gran familia como la

mía demanda de mucho carácter y autoridad. Pues, para dar una buena formación a veces

tienes que tomar decisiones que no quieres, pero debes tomarlas, por la salud mental de la

familia, la paz; incluso, por la dignidad familiar.

No podemos olvidar que estamos formando en nuestro hogar los futuros maestros, doctores,

ingenieros, abogados, arquitectos, psicólogos, contables, y posibles presidentes, cónsul,

diputados entre otros. Por tanto, debemos tener presente que la familia es el núcleo de la

sociedad y si queremos un mundo seguro, debemos instruir nuestros hijos por los buenos

caminos, y no solo pensar como madre, sino que también como ciudadanas/os.

Asimismo, ser madre es saber no menospreciar a un hijo cuando comete una falta, no

criticarlos con los demás hijos, ni con nadie. Si es adulto sólo te toca escucharlo y

aconsejarlo, no entrometerse en su vida. Como madre no estoy para decirle a mi hijo: yo te

lo dije; no, estoy para darle el hombro y las piernas para que llore y yo simplemente

acariciar su cabeza. y si está dentro de mi posibilidad hacer algo con su consentimiento

para remediar la situación, pues lo hago para eso está la familia.

Cabe señalar que, cada hijo tiene su propia personalidad, las cuales muchas son adoptadas

de nosotros los padres. En mi caso, algunos son muy afectivos; uno con otros se respetan
María Linda García Forchue.
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entre sí. También, puedo decir que a todos les gustan estudiar, trabajar, luchar por sus

ideales. Como madre, jamás refutó algo que deseen hacer ahora de adulto, cuando era mía

la responsabilidad de su bienestar, sí a veces me oponía, ahora de grande si no me piden mi

opinión, fácilmente no la doy. Es una buena forma de mantener la unión familiar, hay un

balance que se debe mantener; también es importante no compartir las conversaciones que

tienes en privado con unos de los hijos, ya que, no debes decirle a los demás a menos que el

o ella te lo autorice. Como madre, debo entender que son mis hijos, pero son personas

adultas, por lo que divulgar sus intimidades no ayuda a mantener la unión y el respeto

mutuo en la familia.

Cuando se producen conflictos, mayormente en diciembre cuando se juntan todos en mi

casa, los dejo tranquilos y si veo que pueden entrar las ofensas, hablo fuerte y los mando a

callar a todos. Trato de propiciar el amor y paz, y les recuerdo la educación que les di su

crianza, valores y principios.

Dios es el primer lugar en mi casa, desde siempre, pero yo fui la que tuve que tener la

batuta en la mano. No tuve ayuda de nadie, en particular luché duramente por esta familia,

y hoy le doy gracias al cielo porque soy feliz, pues, puedo decir que, tengo hijos buenos, y

por ellos he ganado otros hijos/as, porque se han casado y amo a mis nueras y yernos. En

definitiva, como toda familia, hay virtudes y defectos; pero nada que no se pueda aceptar y

resolver. Agradezco a Dios por haberme regalado la familia que tengo. Y si se reiniciará el

tiempo y pudiera volverlos a elegir, elijo a los mismos hijos/as y la misma familia, ¡Sí, de

nuevo!
María Linda García Forchue.
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