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LA HUELGA Y LA CESACION COLECTIVA

La expresión «contrato colectivo» comprende todo La Constitución reconoce en su artículo 42º el derecho de
acuerdo escrito relativo a las condiciones de trabajo y de sindicación de los servidores públicos. Consecuentemente,
empleo, celebrado entre un empleador, un grupo de las organizaciones sindicales de los servidores públicos
empleadores o una o varias organizaciones de serán titulares del derecho a la negociación colectiva, con
empleadores, por una parte, y, por otra, una o varias las excepciones que establece el mismo artículo 42º, a
organizaciones representativas de trabajadores o, en saber, los funcionarios del Estado con poder de decisión,
ausencia de tales organizaciones, representantes de los los que desempeñan cargos de confianza o de dirección, y
trabajadores interesados, debidamente elegidos y los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía
autorizados por estos últimos, de acuerdo con la Nacional
legislación nacional (OIT, 1985, pp. 856-858).

Además de ser un derecho subjetivo la huelga se consagra La existencia de limitaciones al ejercicio del derecho de
como un derecho constitucional, lo que es coherente con huelga cuando esta afecta servicios esenciales para la vida
la idea del Estado social y democrático de Derecho social, es perfectamente compatible con aquel derecho, y,
establecido por el artículo 1.1 de la Constitución, que, además, enteramente justo y razonable, pues no sería
entre otras significaciones, tiene la de legitimar medios de admisible que el derecho de huelga fuera considerado de
defensa a los intereses de grupos y estratos de la tal manera absoluto o ilimitado que su materialización
población socialmente dependientes, y entre los que se hiciera peligrar o, inclusive, afectar seriamente otros
cuenta el de otorgar reconocimiento constitucional a un bienes jurídicamente protegidos, que responden a
instrumento de presión que la experiencia secular ha derechos fundamentales de las personas
demostrado ser necesario para la afirmación de los
intereses de los trabajadores en los conflictos
socioeconómicos, conflictos que el Estado social no puede
excluir, pero a los que sí puede y debe proporcionar los
adecuados cauces institucionales

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