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En este contexto, la promoción de la libertad sindical por parte del Estado, que
como se verá es además una obligación expresa impuesta por nuestro texto
constitucional, resulta fundamental, puesto que la idoneidad del fenómeno sindical
para equilibrar las desiguales relaciones existentes en el mundo del trabajo es
incontrastable; con lo que no puede soslayarse la actuación estatal necesaria para
la materialización del Estado Social de Derecho canalizada a través del apoyo y
tutela de la libertad sindical.
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La libertad sindical en el Perú: fundamentos, alcances y regulación
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Las denominaciones «segunda» y «tercera» generación han sido objeto de justificadas críticas
por parte de la doctrina que les cuestiona la carga intrínseca de devaluación que contienen
respecto de los que serían los derechos de «primera» generación; sin embargo, nosotros
seguimos usando tal terminología en el entendido de que en una cabal interpretación hacen
referencia tan sólo a una secuencia temporal en la constitucionalización de los derechos.
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Capítulo 3. Disposiciones fundamentales de jerarquía superior
ejercer derechos tales como, por ejemplo, el de reunión, el de libre expresión del
pensamiento, etc.; y, a su vez, para los trabajadores es indispensable poder
nuclearse y actuar a través de organizaciones representativas para acceder al
goce de derechos que de otro modo les serían inaccesible o difícilmente alcanzables
(Ermida Uriarte y Villavicencio Ríos 1991: 26). Esta concepción ha recibido su
espaldarazo internacional definitivo hace 40 años en la «Resolución sobre los
derechos sindicales y su relación con las libertades civiles», adoptada por la
Conferencia General de la OIT el 25 de junio de 1970.16
Por otro lado, la denominación del Capítulo II resulta también errada, puesto que
en su seno se incluyen tan sólo derechos sociales, mientras que los económicos se
consagran en el Título III, dedicado al régimen económico.
De otra parte, a la luz de nuestra historia salta a la vista el lacónico tenor de los
artículos constitucionales específicamente dedicados a la libertad sindical (28, 42 y
153), en la medida en que la Constitución de 1979 tenía, en cambio, una redacción
bastante más omnicomprensiva del conjunto de facultades y garantías que
componen la libertad sindical. Sin embargo, lo regulado generará discusión sobre
los alcances del derecho. Así, Ciudad Reynaud (1994) afirma que esta formulación
es insuficiente, lo que no es exacto ya que, como veremos a continuación, basta
para dar cabida al diversificado conjunto de facultades que integran este derecho.
Más aún si traemos a colación el artículo 3 de nuestra Constitución, según el cual
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Esta importante Resolución parte por declarar, en su numeral 1, que «los derechos conferidos
a las organizaciones de trabajadores y de empleadores se basan en el respeto de las libertades
civiles enumeradas, en particular, en la Declaración Universal de Derechos Humanos y el
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y que el concepto de derechos sindicales
carece totalmente de sentido cuando no existen tales libertades civiles». Agregando, en su
numeral 2, que son «esenciales para el ejercicio normal de los derechos civiles» los siguientes:
derechos a la libertad y seguridad personales y al debido proceso, derecho a la libertad de
opinión y de expresión, derecho de reunión y derecho a la protección de la propiedad de las
organizaciones sindicales.
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En algunos países, como España, se ha hecho una separación no vertical sino horizontal de
derechos con la finalidad de otorgar una protección cualificada a aquellos que se consideraba
más trascendentales; pero esto no sucede tampoco en nuestra Constitución.
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La libertad sindical en el Perú: fundamentos, alcances y regulación
«la enumeración de los derechos establecidos en este capítulo no excluye los demás
que la Constitución garantiza, ni otros de naturaleza análoga o que se fundan en la
dignidad del hombre, o en los principios de soberanía del pueblo, del Estado
democrático de derecho y de la forma republicana de gobierno». Los alcances de
esta disposición han sido precisados por el Tribunal Constitucional en los siguientes
términos, en la sentencia recaída en los expedientes acumulados 0025-2005-PI/
TC y 0026-2005-PI/TC:
Lo dicho conduce a que las normas internacionales pasen a formar parte del bloque
de constitucionalidad, según el cual, y en términos de Uprimny (2004: 3), «las
normas materialmente constitucionales —esto es, con fuerza constitucional— son
más numerosas que aquellas que son formalmente constitucionales —esto es,
aquellas que son expresamente mencionadas por el articulado constitucional—».
Se trata, pues, de una técnica constitucional de remisión o reenvío que permite la
ampliación del contenido normativo de la norma suprema (derechos, principios y
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Capítulo 3. Disposiciones fundamentales de jerarquía superior
reglas) para facilitarle una permanente adecuación histórica. De este modo, por
mandato de la propia Constitución, las normas con este rango van más allá de su
articulado y acogen disposiciones de origen diverso (internacional, en este caso).
Al respecto, nuestro Tribunal Constitucional ha sido concluyente cuando ha
reconocido que los convenios de la OIT que regulan el derecho de negociación
colectiva forman parte del bloque de constitucionalidad, en la sentencia recaída en
el expediente 03561-2009-AA:
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La libertad sindical en el Perú: fundamentos, alcances y regulación
A la luz de este pronunciamiento, habría que tener presente que los preceptos
constitucionales de origen internacional deben ser respetados por cualquier otra
norma, con lo que no pueden ser contradichos, limitados o modificados por
regulaciones infraconstitucionales, ni siquiera por futuras reformas constitucionales;
de allí que las otras fuentes jurídicas tengan vedado el camino de establecer
disposiciones contrarias a las regulaciones internacionales sobre derechos humanos.
En el caso de que se produjese una afectación legal de las disposiciones de estos
tratados, estaríamos ante un supuesto de invalidez de la norma inferior por
inconstitucionalidad. Esto llevaría, de un lado, al juez a aplicar el tratado por encima
de norma de inferior jerarquía, de conformidad con el artículo 51 de la Constitución
(control difuso), y podría sustentar una acción de inconstitucionalidad dirigida a
eliminar del ordenamiento jurídico a la norma legal infractora (control concentrado).
Ello es muy relevante porque conduce a que la incorporación directa y con rango
constitucional del Derecho Internacional permita descargar sobre el poder judicial
nacional la obligación de aplicar tales tratados, lo que deviene en una buena solución
al viejo problema de la falta de imperio de las normas internacionales.
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Capítulo 3. Disposiciones fundamentales de jerarquía superior
Para un desarrollo detallado de este relevante tema puede verse Villavicencio (2009).
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La libertad sindical en el Perú: fundamentos, alcances y regulación
La libertad sindical es un derecho complejo que tiene una doble titularidad: los
trabajadores individualmente considerados (titularidad individual) y las
organizaciones de trabajadores (titularidad colectiva). Nuestro texto sólo trae una
referencia expresa a los «servidores públicos» (artículo 42), puesto que en la
norma genérica (artículo 28) simplemente establece que el Estado reconoce el
derecho de sindicación, pero no señala a quiénes. Sí es mucho más específico
respecto de la regulación de las categorías excluidas, que son siete categorías de
funcionarios del Estado: con poder de decisión o que desempeñan cargos de
confianza o de dirección (artículo 42), los miembros de las fuerzas armadas y de la
policía nacional (artículo 42) y los jueces y fiscales (artículo 153). Esta relación de
exclusiones es bastante similar a la existente en la Constitución de 1979, agregando
a los funcionarios de dirección y a los fiscales.22
22
La discrepancia entre la Constitución, que excluye a siete categorías de funcionarios públicos
y los Convenios 87 y 151 de la OIT permiten sólo cinco categorías se desarrolla posteriormente,
en el Capítulo 4, acápite 4.2.1.A).
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Capítulo 3. Disposiciones fundamentales de jerarquía superior
Y también esta naturaleza hace que dentro de los trabajadores nos inclinemos a
considerar como titulares de la libertad sindical en sentido estricto a aquellos que
laboran por cuenta ajena, dejando de lado a los trabajadores autónomos en la
medida en que carecen de un «interés antagónico sindicalizable» (Sala Franco y
Albiol Montesinos 2003: 48). Ello no implica desconocerles su derecho a constituir
organizaciones para la defensa y promoción de sus intereses, e incluso que las
semejanzas existentes (que se expresan sobre todo en el plano estático) lleven a
que se les aplique -en lo pertinente- la reglamentación sindical; como sucede en el
Perú desde hace muchísimos años. 23 Sino que tan solo nos lleva a advertir que las
peculiaridades del trabajo asalariado -y, por tanto, de la organización de estos
trabajadores (sobre todo en el terreno dinámico de la libertad sindical: negociación
colectiva y huelga, por ejemplo)- impiden una aplicación plena de este derecho a
quienes desempeñan sus labores autónomamente.
El artículo 5 del DS 009 ya les reconocía el derecho a constituir sindicatos, lo que posteriormente
23
fue formulado por el artículo 52 de la Constitución de 1979 en los siguientes términos: «los
trabajadores no dependientes de una relación de trabajo pueden organizarse para la defensa de
sus derechos. Le son aplicables en lo pertinente las disposiciones que rigen para los sindicatos».
Finalmente, y tras el actual silencio constitucional sobre el particular, el artículo 6 de la LRCT
dispone que «las organizaciones de trabajadores no dependientes de una relación de trabajo se
regirán por lo dispuesto en el presente Decreto Ley, en lo que les sea aplicable».
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La libertad sindical en el Perú: fundamentos, alcances y regulación
los empresarios de su ámbito subjetivo por dos razones fundamentales, que pasamos
a exponer muy sintéticamente:
Como es posible que ocurra que sus miembros de primer grado puedan ser tanto empresarios
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individuales como sociales, que se aglutinan en torno a sus afiliados más poderosos, que
detenten una gran fuerza económica, política, etc., a despecho de su relativa escasez de afiliados;
así como que posean una organización considerable (en cuanto a medios personales y
materiales, información a sus afiliados, etc.) a pesar de se débil cohesión interna, etc. (Ojeda
Avilés 1992: 145-146).
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Capítulo 3. Disposiciones fundamentales de jerarquía superior
Por tanto, recusamos la postura simétrica y nos sumamos a la que considera que
la visión tiene que ser simplemente paralela, por lo que consideramos correcto y
conveniente el desarrollo normativo separado de ambas modalidades organizativas;
que regule de manera similar lo que es común, pero también que lo haga de
manera diferente en aquello que es propio de cada grupo. Esto es lo que ha sucedido
históricamente, y sin excepciones, en el Perú, donde los trabajadores siempre se
han organizado en sindicatos y los empresarios en asociaciones civiles, no obstante
que desde 1961 estos últimos tienen reconocido el derecho de organizarse en
sindicatos.26 En tal sentido, compartimos la postura doctrinal que considera que -en
esta materia- no existe una posición simétrica entre organizaciones de trabajadores
y empleadores sino una posición paralela, en tanto que ocupándose de problemas
convergentes tienen, no obstante, contenidos y aspectos organizativos
diferenciados.27 Por ello, todas las menciones que posteriormente hagamos a este
derecho estarán referidas al mundo de los trabajadores y sus organizaciones, y
como en este terreno el sindicato es la forma clásica y generalizada de organización,
25
Derecho fundamental de la misma jerarquía constitucional que la libertad sindical, consagrado
en el artículo 2.13 de nuestra Carta Magna.
26
Los artículos 5 y 8 del DS 009, que reglamentó el Convenio 87, ya les reconocían tal derecho
y actualmente el artículo 40 de la LRCT también lo hace; aunque sin ningún resultado fáctico
hasta la fecha.
27
Véase, por todos, Rodríguez-Piñero (1980a: 49-51) y Rivero Lamas (1993: 73 y ss.).
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La libertad sindical en el Perú: fundamentos, alcances y regulación
Gráfico 4
Países andinos: quejas presentadas al Comité de Libertad Sindical,
por países, 1990 - noviembre de 2009
Fuente: www.oit.org.pe/qvilis_mundial
que, por ejemplo, tras la primera frase del artículo 39 de la Carta Magna italiana tan sólo se
dispone que «la organización sindical es libre», y nadie duda en Italia que detrás de esa norma
se encuentran recogidas todas las expresiones en que se plasma este derecho. Sin embargo, en
países como el Perú, donde la dicción literal de una norma no le garantiza respeto, la falta de
referencias expresas al contenido de este derecho será un recodo más desde el que acechen
los transgresores, hasta que se consolide la doctrina del Tribunal Constitucional que considera
a las normas internacionales como integrantes del bloque de constitucionalidad.
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Capítulo 3. Disposiciones fundamentales de jerarquía superior
Cuadro Nº2
Número
Países %
Quejas
1 Perú 81 36,00
2 Colombia 76 33,78
3 Venezuela (República 43 19,11
Bolivariana de)
4 Ecuador 21 9,33
5 Bolivia 4 1,78
Total 225 100,00
Fuente: www.oit.org.pe/qvilis_mundial
29
Véase Villavicencio (2007: 62).
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La libertad sindical en el Perú: fundamentos, alcances y regulación
C) El principio democrático
Con este principio se hace referencia, en síntesis, «a los derechos de los miembros
del sindicato a una efectiva participación en la marcha del sindicato, evitándose
todo tipo de injerencia externa pero también la consolidación oligárquica de la
posición de los grupos dirigentes» (Rodríguez-Piñero y Bravo-Ferrer 1980a: 110).
Por lo que esta exigencia resulta más un presupuesto de existencia de la autonomía
organizacional misma, que una vulneración de ella (al implicar una intromisión
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Capítulo 3. Disposiciones fundamentales de jerarquía superior
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Por estas razones la doctrina considera que los sindicatos son «organizaciones de relevancia
constitucional». Véase, sobre el particular, Ojeda Avilés (1986: 38 y ss.), Cabero Román
(1997: 30) y Gallardo Moya (1996: 22).
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La libertad sindical en el Perú: fundamentos, alcances y regulación
Como premisa inicial de esta parte del trabajo se puede afirmar que la libertad
sindical goza de un unánime reconocimiento como derecho fundamental en todas
las normas internacionales globales y regionales. En tal sentido, si nos movemos
en el ámbito de las declaraciones, pactos y convenios internacionales ratificados
por el Perú que consagren el derecho de libertad sindical, hemos de hacer una
inicial división entre aquellos dedicados genéricamente a los derechos
fundamentales y los que están dedicados exclusivamente a desarrollar el contenido
de este derecho. Entre los primeros, tras la resaltada unanimidad con que lo
consagran, habría que comenzar por aquellos de ámbito más general, entre los
que destaca, en primer lugar, la Declaración Universal de Derechos Humanos de
1948 31 cuyo artículo 23.4 establece que «toda persona tiene derecho a fundar
sindicatos y a sindicarse para la defensa de sus intereses».
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Ratificada por el Perú mediante la Resolución Legislativa 13282, del 9 de diciembre de 1959.
32
Ratificado por el Perú mediante el Decreto Ley 22128, del 28 de marzo de 1978 y la Décimo
Sexta Disposición General de la Constitución de 1979.
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Ratificado por el Perú mediante el Decreto Ley 22129, del 28 de marzo de 1978.
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