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Reflexión de las tradiciones Pedagógicas en mi práctica educativa

Por: Álvaro Agudelo Suárez, Grupo 1 Profesor: Diego Muñoz Gaviria


Debo reconocer que si me hubieran preguntado por tradiciones pedagógicas hace unas
semanas, no sabría que responder, ahora después de iniciar los cursos para la
especialización en la UCO, siento que me he apropiado en parte del discurso en lo que al
tema se refiere. Dado que soy economista y no licenciado en educación, por otro lado mi
experiencia como docente durante 14 años, ha sido en la enseñanza de las matemáticas,
lo que he aprendido de pedagogía ha sido justamente en la práctica: Es decir mi
experiencia en grupos de niños y jóvenes de la básica secundaria de grado sexto a grado
once en edades desde los 11 a los 17 años.
En lo que respecta a la teoría pedagógica, para establecer una conexión entre mi practica
en el aula de clase (también por fuera de ella) y las tradiciones modernas, primero debo
hacer mención que en el contexto escolar en el cual me desenvuelvo a nivel institucional,
a pesar de que los profesores gozamos de cierta flexibilidad en cuanto a la forma de
preparar nuestras clases, siempre estamos sujetos a las directrices del MEN, en lo que
respecta a estándares, derechos básicos de aprendizaje de los estudiantes, y a la
evaluación que incluye también a docentes y directivos. Segundo, para dar un ejemplo de
cómo se da esta conexión me voy a referir a la forma como preparé una clase que fue
grabada como instrumento para la ECDF del año 2019:
En el primer momento hay que dar cuenta del currículo o modelo pedagógico de la
institución, en mi caso el modelo pedagógico de mi institución es Holístico
Transformador, en la manera que lo plantea Giovanni M. Lafrancesco, incluyente y
procurador de procesos de restauración y emprendimiento, para que el ser humano
construya el conocimiento y transforme su realidad socio-cultural, resolviendo problemas
desde la innovación educativa. Tal cual está en el PEI de nuestra institución. Aclaro que en
este modelo se tiene en cuenta que el municipio de Granada en el cual trabajo, sufrió los
efectos del conflicto armado entre la década de los 90 hasta agudizarse entre el 2000 y
2002.
Luego la clase propiamente dicha debe llevar todos los elementos que exige los modelos
establecidos, en cuanto a plantear objetivos, indicadores de logro y que se evidencie por
parte de los estudiantes el saber conocer y el saber hacer – ser, que es lo que evalúa el
docente. Pero realmente en la clase evalúan es el papel del docente como guía, como el
que conduce, el que direcciona, el que pregunta, el que extrae del estudiante lo que es
capaz de hacer y resolver con lo que conoce, con lo que sabe, con lo que ha aprendido.
También se tiene en cuenta el ambiente, la organización del aula, la disciplina y que al
final de la clase haya un cierre y se evalúe si se cumplieron los objetivos propuestos.
Realmente es lo que se hace en una clase normal con la diferencia que esta fue ensayada
como si fuera una pequeña representación. Tuve la suerte que la representación que
hicimos con mis estudiantes del grado décimo fue tan real y convincente, que el video
obtuvo muy buena puntuación. Es decir, cumplió con los requerimientos que exigía el
MEN, es decir el Gobierno. Además, pienso que se realizó una investigación estadística
bien elaborada por los estudiantes, durante 12 semanas antes de grabar la clase y que
daba cuenta de su realidad como campesinos que cultivan la tierra y que también incluía a
sus padres y a las comunidades veredales de su entorno, como integrantes de la muestra.
Si observo esta práctica por el lado de la organización, el aprendizaje y la evaluación
entonces camina al lado de la tradición anglosajona. Sin embargo si la miro por el lado de
las didácticas disciplinares en cuanto a áreas específicas del saber, entonces en otro
momento durante la misma clase camina al lado de la tradición francófona. Si es por el
lado del (Bildung) formación para la vida, entonces comulga en algún momento con la
tradición germana. Entonces bajo esta mirada no hablaría de tradiciones sino de una sola
tradición integrada que toma un poco de cada una, para este contexto y espacio tiempo.
Luego al hacer una retrospectiva de mis prácticas pedagógicas pienso y siento también
que hasta ahora sin ser del todo consciente de ello, están evidenciadas en mis clases,
todas las tradiciones , incluso la educación popular. Esto se debe a que también fui
educado, instruido, formado en esas tradiciones, primero en el liceo Antioqueño, después
en el Paraninfo Nocturno y luego en la Universidad de Antioquia. A todo esto, del articulo
los paradigmas emancipadores de la educación popular de Alfonso Torres Carrillo, rescato
una frase que llamo mi atención de Rosa María Torres en 1985, ella señaló que “el
educador tiene que ser una especie de vagabundo permanentemente: caminar para allá y
para acá constantemente, para ir al aquí de los educandos e intentar ir con ellos, no a su
acá, sino a su allá que está en el futuro”.
Es así como me veo en un día normal de mi trabajo, antes de la pandemia, el viernes por
ejemplo, día que trabajo en la mañana con los jóvenes de Noveno (14 años) y con los
jóvenes de la jornada campesina en horas de la tarde, grado sexto (entre 11 - 15 años
repitentes) y grado once (16 - 17 años) puedo establecer la diferencia de métodos de
enseñanza, recursos pedagógicos, además del discurso con el que abordo cada una de las
clases. En el grado noveno, con los estudiantes de la jornada completa soy riguroso,
exigente, puntual, por momento trato de ser simpático, pero observo que no conviene
para efectos de autoridad. Extraigo textual del artículo Culturas pedagógicas Modernas
del profesor Noguera, el siguiente texto “la autoridad adquirida por el maestro que sabe
hacerse estimar y obedecer, le permitirá acudir al convencimiento con más frecuencia que
a la represión. Cuanto más autoridad tenga, menos necesitará usarla”. Y esto funciona
para esos jóvenes.
Al llegar al grado once mi estrategia, mi practica pedagógica cambia, es un grupo
diferente, tienen objetivos cercanos que es graduarse, tienen un proyecto de vida y
preferencias vocacionales, además porque los he acompañado por cuatro años y tuve la
oportunidad de preparar con ellos la clase para la ECDF del 2019 a que hice referencia en
otra parte de este escrito. Puedo describir mi practica con este grupo citando al profesor
noguera refiriéndose a lo dicho por Compayré: “la actividad del alumno debe estar
comprometida con su educación, por lo tanto, debe estar al servicio de la acción educativa
del profesor, colaborar con él para llegar hasta donde se le conduce”. Es aquí en este
grupo donde me permito prescindir del marcador y del tablero y reflexionar con ellos de
política, del gobierno, de la existencia, del espíritu, de cuestiones morales, de sexualidad,
de diversidad, de las leyes del aborto, los paros del magisterio, de las causas de la guerra,
de la pobreza, puedo responder sus preguntas y también escuchar sus conceptos y
opiniones, la clase se vuelve entonces, interesante. Es en este sentido donde puedo ver
dos formas diferentes en mi práctica: una relacionada con lo académico, con la norma y
otra con el discurso de protesta, con la realidad socio-económica y con la reclamación de
los derechos.
Para terminar, había mencionado la diferencia que existe en la práctica pedagógica de un
grado a otro, esto no solo está relacionado con la edad de los muchachos. Cuando llegas al
grado sexto, encuentras un contexto heterogéneo, hacinamiento en el aula, factores
como descomposición social y familiar, jóvenes con dificultades de aprendizaje y algunos
con dificultades de drogas; en ese contexto no se acomoda ninguna teoría pedagógica
sobre educación, ni siquiera todas las tradiciones juntas, hay que inventar una nueva
forma, propia de cada maestro. O tal vez pensarse desde Rousseau siendo para el joven
fuente de inspiración, tal como lo cita el profesor Noguera: “Considerad lo primero, que
rara vez debéis proponerle lo que él ha de aprender, a él toca desearlo, indagarlo, hallarlo;
vos ponerlo a su alcance, hacer con maña que nazca ese deseo, y darle medios para que lo
satisfaga”. (Culturas pedagógicas modernas, p.5)
Después de capturar su atención, tocar su individualidad, su hombro, recordando que
también se tuvo 11 años, o en el caso de del que está en extra edad, muchas veces es
cierto que la escuela puede ser el hogar y el maestro el padre que el niño o la niña nunca
ha tenido.

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