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¿QUÉ ES LA LIBERTAD?

Hobbes: la libertad humana


Libertad, o independencia, significa (propiamente hablando) la falta de oposición (por
oposición quiero decir impedimentos externos al movimiento); y puede aplicarse a las
criaturas irracionales e inanimadas no menos que a las racionales. Pues de cualquier cosa
atada o circundada como para no poder moverse sino dentro de un cierto espacio
determinado por la oposición de algún cuerpo externo, decimos que no tiene libertad para
ir más allá. Y lo mismo acontece con todas las criaturas vivientes mientras están
aprisionadas o en cautividad, limitadas por muros o cadenas; y con el agua mientras está
contenida por diques o canales, cuando en otro caso se desparramaría sobre una extensión
mayor. Solemos entonces decir que tales cosas no están en libertad para moverse como lo
harían sin estos impedimentos externos. Pero cuando el obstáculo al movimiento está en
la constitución de la cosa misma no solemos decir que le falta la libertad, sino el poder para
moverse; como cuando una piedra yace quieta, o un hombre es atado a su cama por
enfermedad.
Y con arreglo a este sentido adecuado y generalmente reconocido de la palabra, un
HOMBRE LIBRE es quien en las cosas que por su fuerza o ingenio puede hacer no se ve
estorbado en realizar su voluntad. Pero cuando las palabras libre y libertad se aplican a
cosas distintas de cuerpos se comete un abuso, pues lo no sujeto a movimiento no está
sujeto a impedimento. Y, por tanto, cuando se dice (por ejemplo) que la vía está libre no se
indica libertad alguna en ese camino, sino en quienes allí andan sin detenerse. [...] Por
último, por el uso de la palabra libre albedrío no pude inferirse ninguna libertad de la
voluntad, del deseo o de la inclinación, sino la libertad del hombre, que consiste en no
encontrar alto alguno a la hora de llevar a cabo lo que tiene la voluntad, el deseo o la
inclinación de hacer [...]
Libertad y necesidad son compatibles. Como sucede con el agua, que no sólo tiene libertad
sino necesidad de descender por el canal, así acontece en las acciones realizadas
voluntariamente por los hombres, que por proceder de su voluntad proceden de la libertad
y, no obstante, proceden de la necesidad, porque todo acto de la libertad humana y todo
deseo e inclinación proceden de alguna causa, y ésta de otra en una cadena continua (cuyo
primer eslabón está en manos de Dios, primera de todas las causas). Con lo cual, para
quien pudiese ver la conexión de sus causas, resultaría manifiesta la necesidad de todas
las acciones voluntarias de los hombres.

PLATÓN: LIBERTAD
Hay un amplio consenso en considerar a Platón como representante de una concepción
positiva de la libertad entendida como autodominio racional. Según este enfoque una
persona es libre si sus deseos racionales dominan sobre sus deseos irracionales y
determinan sus acciones. Igualmente una ciudad es libre porque el estamento más racional
domina sobre los estamentos irracionales y determina la vida política y social. En este
ensayo pretendo mostrar que tal concepción no se ajusta al tratamiento de la libertad (
eleutheria ) en la República . Aunque Platón usa el término con diferentes valores, y el de
autodominio racional es uno de éstos, Argumentaré que en un contexto muy importante
para su filosofía política caracteriza la libertad como la posibilidad de que los miembros de
una ciudad realicen los deseos que les son propios al estamento al que pertenecen. Un
individuo y una ciudad son libres si las diferentes partes que los componen pueden
satisfacer los deseos que les son propios. A la ciudad ideal se la puede considerar la más
libre en comparación con otros tipos de ciudades porque es la que posibilita en mayor grado
la satisfacción de los deseos propios de los diferentes estamentos que la
conforman. Aunque esta concepción no coincide con la noción liberal de libertad negativa
es menos restrictiva que la noción de autodominio racional y está más acorde con la
sicología de la República, la cual reconoce la diversidad de deseos que caracterizan a los
miembros de una ciudad.

Aristóteles (384 a. C.-322 a. C.)


Para el filósofo estagirita, la idea de libertad viene ligada a la esencia misma de ser humano.
La libertad aristotélica reconoce a la persona la capacidad para decidir libremente y de
manera racional frente a una amplia gama de opciones previamente ofrecidas, incluso, la
facultad de actuar según la decisión que haya tomado.9
Si bien Aristóteles no contempló una definición concreta de libertad, lo cierto es que ofreció
una idea básica de ella a través del zoon politikon (animal político).10
En su obra clásica intitulada La política, planteó que el hombre es político por naturaleza y,
por ende, debe ser libre, es decir, no estar sometido a la potestad de alguien más, por lo
que la persona sujeta a la esclavitud o cautiva no tiene esa naturaleza por estar impedido
para participar en la vida social mediante la expresión de sus propias ideas y decisiones.

Al igual que la concepción romana,11 la idea de libertad de que parte Aristóteles es


restringida, pues limita su ejercicio al hombre que no es esclavo o que no está cautivo, sin
considerar que ello es circunstancial a la calidad de vida humana y ajena a la valoración
que se da a la libertad como condición natural de todo hombre pues no debe olvidarse que
nacemos libres y, por lo tanto, capaces de relacionarnos y de vivir en sociedad, sin perder
total autonomía con independencia de que, a la larga, seamos capaces de participar en la
vida política de manera activa.
Aristóteles hace reflexionar sobre la condición mínima de libertad con la que debe contar
toda persona para poder ser parte integrante de la sociedad, para poder desenvolverse con
autonomía,12 pero no toma en cuenta un elemento fundamental que permite valorar la
libertad en sentido intrínseco a la condición humana para tener en cuenta una de las
condiciones que la vida en sociedad impone: la garantía de su ejercicio por parte del Estado.

La garantía de que hablamos también tiene presente aspectos morales y la concepción de


la ética en cada ser humano, elementos que adquieren relevancia si recordamos que
Aristóteles sostuvo que la ética sería nada si no tuviéramos en determinado momento la
capacidad de ejercerla de manera racional y acorde a nuestros principios; decidiendo y
deliberando. De esa manera, la forma de actuar de cada ser humano, según el autor en
estudio, está ligada a su moralidad y a la rectitud de sus actos de ejecución.

Sin embargo, el ejercicio de la libertad no lleva implícita la facultad de actuar de la manera


que se desee, pues aun cuando exista racionalidad el sujeto debe atender a factores o
circunstancias que pueden advertirse como limitantes, que si bien no limitan a la libertad de
manera absoluta, sí acotan el campo de acción de cada ser humano que debe ceder ante
tales presupuestos.
Un individuo no puede, en ejercicio de sus libertades, tener mayores posibilidades,
beneficios o prerrogativas que los demás seres humanos en su misma situación.
De ocurrir lo anterior, estaría abusando de sus derechos de libertad; cosa distinta es que,
en ejercicio de la libertad misma, pueda optar por la búsqueda de los medios idóneos para
ampliar los beneficios individuales, pero sin demérito de los colectivos.

Conforme a ello, la libertad queda extendida a la capacidad de elegir bajo propias


circunstancias y determinaciones, pero nunca como capacidad absoluta de hacer lo que se
quiera. Con eso logramos que la libertad personal se amplíe junto con la de los demás. De
hecho, Aristóteles considera al abuso de la libertad como un atentado a los principios
morales, dado que transgrede las libertades de los demás y el sujeto adopta una posición
deshonesta al buscar beneficios por encima de sus semejantes al momento de elegir y
ejecutar.13

Emmanuel Kant (1724-1804)


El filósofo Alemán marcó la línea divisoria entre la teoría clásica y la moderna 25 y además
planteó la idea de la autonomía, vista como la capacidad de autorregulación moral. Al hablar
de heteronomía, refiere que las reglas morales están dadas por algo externo que dice o
sugiere como es que debe actuar o que es lo que debe o no hacer.
Para el pensamiento Kantiano las libertades y la autonomía deben prevalecer como signo
principal de libertad. En ese sentido, al referirse a moral lo hace desde dos concepciones
básicas, la primera, refiere una de tipo laica construida a partir de criterios racionales, donde
la misma deviene analizada y decidida y, la segunda, enfatiza una moral de corte religioso
a partir de lineamientos que sin más, dejan fuera todo tipo de cuestionamiento o
razonamiento y únicamente atienden a lo establecido en la creencia eclesial.

No obstante, las ideas Kantianas se inclinan en favor de una moral laica donde el reto
consiste en que el individuo piense por sí mismo y que gradualmente se ilustre para ser
capaz de tener el valor de emanciparse de cualquier atadura y que el único faro en su vida
sea la razón, incluso, afirma que las causas externas no influyen en la racionalidad del
hombre, ni en la necesidad natural de sus acciones, pues la necesidad se satisface por
impulsos naturales, mientras que de la razón y el conocimiento, no influenciado, se ejerce
por la verdadera voluntad del sujeto, que en el terreno práctico se traduce en completa
libertad.26
De esta manera, el imperativo categórico de Kant habla de una ley moral, pero se trata de
una moralidad laica, descubierta a partir de la razón.
Tal imperativo parte de tres formulaciones que le dan sentido y que definitivamente lo
extraen del plano teórico llevándolo a la praxis cotidiana. A saber:

1. Actúa según una máxima que puedas creer que al mismo tiempo se torna ley universal;
2. Obra como si la máxima de tu acción debiera convertirse por tu voluntad en una ley
universal de la naturaleza; y,
3. Obra o actúa de tal forma que uses a la humanidad tanto en tu persona como en la
persona de cualquier otro siempre como un fin, nunca como un medio.27
La tercera formulación, reconoce al individuo gran valor pero tiene una idea de humanidad
como conjunto de individuos, es por eso que parte de la idea de que no se utilice a los
demás, de que no se utilice a la gente para un beneficio privado o personal, pues no debe
utilizarse a cualquier individuo como un medio para lograr sus fines, siempre debe tratarse
al individuo como un fin, es decir, tratar al individuo como si toda la humanidad recayera en
esa persona, teniendo en cuenta que lo esencial es tratar al otro con respeto.
Kant es un liberal partícipe de la libertad negativa, entendida como la imposibilidad de que
alguien pueda impedir hacer lo que la persona desea llevar a cabo, pues nadie lo obliga a
hacer lo que no quiere, es decir, va a ser más libre entre más grande es el espacio en el
cual pueda decidir qué hacer y llevar a cabo, puede hacer lo que quiera sin que alguien se
lo impida, en resumidas cuentas, menor poder: mayor libertad, nadie impone decisiones ni
le establece límites.
En otro plano, Kant se presenta como un liberal de la libertad positiva, misma que tiene que
ver con la idea de que se es libre en la medida en que se es soberano; se es libre en la
medida en que se es autónomo; y se es libre porque se impone sus propias normas, sus
propios límites.
Lo anterior guarda relación con la teoría de John Stuart Mill que se analizará con
posterioridad, pues ambos autores clasifican a la libertad para su estudio en positiva y
negativa.
En la moral Kantiana uno debe actuar siempre con la naturaleza lícita de la finalidad, se
trata de una moral de principios y no de contenidos, donde es importante ser juez sobre el
propio actuar. El hombre como fin no tiene precio, sólo dignidad.

NIETZSCHE
Abordar cualquier pregunta filosófica es complicada después de los trabajos de Kant y
Hegel, principalmente porque están predispuestos a un criticismo filosófico propio de la
dialéctica.
Bien, Friedrich trata muchas cuestiones trascendentes a lo largo de su vida, como el amor,
la soledad y la libertad; son estos dos últimos conceptos los que él une con una fina cuerda
dentro de su conocimiento en varios libros.
Para no extender demasiado esta respuesta intentaré hacer una exégesis pronta. El filósofo
expresa que la libertad es producto de un corte que el individuo debe realizar con las
opiniones imperantes de la sociedad y de su pasado mismo, a fin de que ninguna opinión
lo defina y ninguna ley lo limite, ésto lo desarrollará después Michael Foucault a lo largo de
su arqueología del saber.
Para Nietzsche el individuo que rige su andar de acuerdo a lo que dictan un conjunto de
personas o leyes, no merece ser libre ya que el mismo no ejerce la libertad para la toma de
desiciones, es por eso que, para los espíritus excelentes, no hay nada mejor que aislarse
de la sociedad, negarla y negarse a sí mismo, para así crear sus propios valores y juicios
de valor, y poder tomar sus decisiones sin que ningún juicio lo guíe.

¿A qué se refiere Nietzsche con el superhombre?


Desde el punto de vista metafísico, se refiere al hombre que ha trabajado sobre sí mismo,
despertando conciencia para lograr liberarse de la esclavitud psicológica que provocan las
creencias y los dogmas; es decir, el superhombre logra la plena libertad de ser, para ejercer
conscientemente su libre albedrío y control de su propia mente, a diferencia del hombre
común que es controlado por su mente, por los pensamientos erróneos que generan
emociones negativas y por ende acciones equivocadas.
SARTRE
El sueño más deseado por el hombre ha sido acceder a una libertad sin límites, una libertad
absoluta. Por ello, Sartre comenzó por rechazar toda determinación, ya fueran las
determinaciones conceptuales del propio intelecto, entendidas como determinaciones
procedentes del mundo externo o cualquier otro tipo de coacciones contrarias a la libertad.

Hay que comenzar por indicar algunos de los presupuestos filosóficos básicos de la filosofía
de Sartre respecto de la libertad.

En primer lugar, para Sartre es importante considerar que la libertad no tenga ningún
condicionamiento, ni de tipo esencial, ni de tipo racional, pues cualquier condición limita la
libertad y Sartre estaba buscando una libertad absoluta, sin límites impuestos desde fuera
de uno mismo. No hay que olvidar que en Sartre la condición carnal del sujeto y sus
necesidades materiales, son ya una limitación, causa de la vergüenza del hombre que las
padece1.

Así es como el hombre se convierte en un ser autónomo, se otorga sus propias leyes,
valores, lenguaje, depende de sus propios impulsos y deseos, muchas veces más fuerte
que su propia decisión. Pero para ser totalmente libre de determinaciones, lo primero que
Sartre debe abolir es la propia esencia. Pues, un hombre que procede de nada, sin
procedencia, sin esencia que le limite, debe ser capaz de crearse a sí mismo o capaz de
cambiar su propia realidad, su condición, incluso, decidir sobre su existencia.

Por eso en Sartre la existencia precede a la esencia,2 pues de este modo previene a la
libertad de ser determinada por su esencia, ya que si la realidad humana estuviera definida,
pensada de antemano, ¿qué le quedaría al hombre por decidir?, ¿qué imposiciones
externas recibiría el hombre? Sólo la existencia puede proyectarse fácticamente en el
mundo por la propia decisión del hombre, todo depende de él. Todo lo que el hombre hace
en el mundo, todo lo que proyecta, todo lo que vive es decisión suya, porque no está
definido de antemano.

Sartre nos ofrece así la auténtica existencia unívoca, el camino de la autenticidad que
conduce al fundamento antropológico. Para Sartre existir auténticamente significa
reconocer que el hombre tiene que inventar su propia identidad a través de sus libres
decisiones y acciones.

Desde esta perspectiva se entiende que la libertad de Sartre supone trazar un camino para
recuperar la libertad del hombre de las manos de un ilegítimo creador inexistente, para
conseguir que el hombre sea libertad, sin referencias existenciales, ni culturales, sin
orientación, sinsentido, en un mundo que no tiene constitución propia, sino que los obtiene
cuando el hombre le otorga su significado y sus valores. Recuperarla libertad del hombre
supone recuperar también su origen3.

En este sentido, se comprende también que en Sartre la negación de Dios es un


presupuesto necesario para la afirmación de la libertad en el hombre. Aunque Sartre
advierte que el ateísmo no es fundamental en su pensamiento, su ontología es un intento
de explicar las consecuencias que se derivan de una existencia en tales condiciones de
desamparo y hostilidad4.

En consecuencia, siguiendo a Nietzsche, ha tenido que seguir las implicaciones de la


anunciada muerte de Dios. Sea de una manera o de otra, la libertad absoluta acaba siendo
una utopía que termina, antes o después, con la muerte, como algo propio de la condición
humana finita. ¿Será posible acabar con la condición finita del hombre? ¿Debemos intentar
explicar o justificar la creación del hombre desde un proceso evolutivo en el que por azar
surge la autoconciencia? Cualquier solución podría ser admitida siempre que se garantice
una argumentación filosófica que nos permita analizarla con cierta coherencia.

No obstante, la condición finita del ser humano tropieza con los sueños utópicos y
reiterativos al pensar que el poder de la ciencia y la técnica, darán al hombre una libertad
absoluta sobre sí mismo y sobre el mundo. Pero para lograr esto, a Sartre no le ha hecho
falta recurrir a los poderes fácticos, sino que ha preferido que el hombre sea libre desde el
principio del existir.

La problemática de la libertad pone de nuevo en evidencia la importancia de esta cuestión


central de la antropología filosófica, ya que la libertad es necesaria para encontrarse el
hombre a sí mismo, abierto a múltiples posibilidades. Pero una libertad entendida como
parte esencial de la condición humana, sin la cual es difícil comprender al hombre, es una
libertad entendida como apertura, ante todo, una libertad relacional.

Sartre considera el surgir espontáneo de la conciencia no cognitiva o cogito prerreflexivo


como sujeto. Sin ningún condicionamiento, sin ninguna naturaleza o esencia capaz de
determinarla. La conciencia como acontecimiento absoluto es una necesidad de hecho
injustificable que nos remite al mundo, es pura intencionalidad. El ideal de la libertad
abstracta para Sartre es el de una conciencia exenta de toda determinación. El hombre es
libertad porque es libre de toda determinación gracias a la estructura precognitiva de la
conciencia.

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