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Disertación sobre los dos conceptos de libertad planteados por Isaiah Berlin.

Por John F. Merlano Lara

En esta relatoría o disertación se pretende esbozar los dos conceptos de libertad


fundamentados por Berlin con la finalidad de dilucidar la caracterización conceptual que el
filósofo nos suministra. Se explicarán los conceptos de libertad negativa y la libertad positiva
para ahondar en las definiciones dadas por el filósofo inglés. En consecuencia, se hará un
recuento de sus ideas para mostrar la relevancia de dichos conceptos.

El asunto sobre la obediencia y la coacción es lo que Isaiah Berlin admite como el tema
primigenio de la política. Por esto, se sugiere, bajo el entorno de la Guerra Fría, defender la
libertad formulada por el liberalismo. Por lo cual, comprendiendo que siempre en los sistemas
políticos se suscitarán relaciones de poder en finalidades de obediencia y coacción, y que la
coacción es expropiación de la libertad, Isaiah Berlin inicia la tarea de determinar este
concepto tomando dos vertientes de éste (concepto de libertad) que para él son esenciales:
libertad negativa y libertad positiva.

La libertad negativa, para Berlin, es el espacio en el que una persona puede desenvolverse
sin la injerencia de otros; es la falta deliberada de interferencia por parte de un tercero en un
espacio donde si ésta no existiera el sujeto podría actuar y realizar sus actividades. En esta
dirección la libertad sería entonces “no ser importunado por otros. Cuanto mayor sea el
espacio de no interferencia mayor será mí libertad”. (Berlin, 2007) Es por esto que podemos
puntualizar que la libertad es “la ausencia de impedimentos externos; impedimentos que con
frecuencia reducen parte del poder que un hombre tiene de hacer lo que quiere”. (Berlin,
2007)

Sin embargo, ¿este ámbito debe ser infinito? ¿Puedo suprimir todos los impedimentos que se
producen a mis intereses? El filósofo inglés argumenta, tomando como marco teórico a
algunos filósofos políticos clásicos como Hobbes, Locke y John Stuart Mill, que debe existir
un ámbito totalmente libre que a su vez debe estar intervenido-limitado por la ley: si esto no
se da así, los hombres se adentrarían en un estado de naturaleza en el cual todos se obstruirían
mutuamente. Así, es por esto por lo que se debe disminuir la libertad en virtud de la libertad
misma.

Ahora se instaura una división entre el ámbito público y el privado; el ámbito público, es el
escenario donde acontecen las relaciones de las personas y en el cual se deben constituir
limitaciones a las libertades de cada individuo con el propósito de garantizar la convivencia.
El privado, es el entorno de desarrollo personal, es decir, el de la libertad individual, de modo
que, mientras mayor sea ésta, mientras menos intromisión exista para su realización, mayor
será la libertad negativa.

Dicho lo anterior, Berlin constituye una dilucidación del concepto de libertad. Para él, la
libertad, ya sea la del acaudalado o la del pobre, es una independientemente de su dimensión
o limitación. Se da ahora que un pobre en un país subdesarrollado necesite primero otros
bienes primordiales antes que libertad y que sin éstos probablemente tenga menos libertad
que el acaudalado de cualquier país desarrollado, no obstante la poca libertad que éste
requiera ahora y la mayor libertad que necesitará en un futuro es cabalmente igual a la del
segundo. En consecuencia, la libertad es para todos los individuos independientemente de su
condición socioeconómica.

En pocas palabras la libertad es sólo una, independientemente de la igualdad, la equidad, la


cultura o la justicia. Una disminución de la libertad en exploración de generar una mayor
igualdad y, por consiguiente, mejorar la justicia, no suministra más libertad a aquel que
realiza la acción, pues él simplemente disminuye su libertad con el objeto de alcanzar otras
valoraciones. Cada cosa tiene su es, determina Berlin, es decir, todas las cosas determinadas
son lo que son, por lo que “un sacrificio no entraña un aumento de lo que se sacrifica por
muy grande que sea su necesidad moral o lo que la compense”. (Berlin, 2007)

Isaiah Berlin fundamenta la libertad positiva manifestando que el individuo tiene que ser su
propio dueño, es decir, ejercer su autonomía en el sentido más amplio de esta palabra. El
individuo que desea ser su propio dueño tiene que pensar en lo que le molesta externamente.
Tiene que tomar en consideración lo que le altera de las imposiciones sociales. Lo externo
molesta porque coacciona la integridad del ser autónomo.
La libertad positiva nos exhorta a preguntarnos si podemos elegir el objeto de nuestro querer.
Preguntarnos esto es desear ser soberano, libre, independiente, emancipado, entre otras.
Cuando un ser humano quiere dar solucion a sus vicisitudes de forma libre, se da que éste
quiere ejercer lo que su independencia le dicte. Este agente no quiere ser suprimido o
coaccionado por agentes externos. Dirigirse uno mismo es la meta a llevar a cabalidad.
Emanciparse de todo dogma o opiniones ajenas es tomar en consideración la libertad en su
máximo esplendor. La actitud de fenomenológica de poner entre paréntesis el cumulo de
“conocimientos” legados por la tradición es ejercer autonomía en la crítica. En consecuencia,
se duda de los posibles conocimientos opresores legados por otros.

Para Berlin “el sentido positivo de la palabra libertad se deriva del deseo por parte del
individuo de ser su propio dueño. Quiero que mi vida y mis decisiones dependan de mí
mismo, y no de fuerzas exteriores, sean estas del tipo que sean” (Berlin, 2007). El ser humano
tendrá que ser sujeto no objeto, es decir, ser movido por mis ideas y mis propias conclusiones.
Tener un marco teórico determinado por mi capacidad individual de razonar. Un individuo
autónomo quiere ser alguien no nadie, eso quiere dar a entender que cuando se piensa
auténticamente se da la originalidad del pensamiento, por ende el ser se hace Dasain
hablando heideggeriamente. Para desplegar todas mis facultades tengo que decidir lo que me
va a importunar y lo que me va a molestar, es decir, tengo que ser consciente de lo que elijo
para empleamiento de mi tiempo. Por ejemplo, yo puedo decidir estudiar filosofía, sin
embargo ésta me importunará con sus complejidades. No obstante, no me coacciona o limita
dado que fue elegida plenamente por mi autonomía.

Cuando quiero actuar de forma libremente, determino que no quiero que otros accionen mi
andar o lo interfieran. Un ser humano cuando quiere concebir sus propios fines está
mostrando que no quiere ser esclavo ni privado por las ideas o pretensiones de otros. En lo
que concierne al pensamiento propio uno debería ser lo más racional posible en el sentido
que en virtud de la razón el ser humano puede discernir lo que le acucia. Un ser humano que
quiere hacerse cargo de su propiedad es un ser que es consciente de sí mismo, que él piensa
y puede decidir lo que él se plantee.

Hay que mencionar, además que este tipo de libertad se designa positivo porque señala la
existencia de algo, es decir, de una cualidad específica de mi voluntad, que es justamente la
capacidad de desplazarse hacia un objetivo sin ser zarandeado. Esta es la libertad del ser
humano de desear autónomamente sin que otros dispongan lo bueno y lo justo que serían las
cosas para mí. Que la voluntad sea libre según el concepto de libertad positiva quiere
manifestarnos que esta misma voluntad se fundamenta desde sí, es autónoma, por
consecuencia libre.

Para concluir, en virtud de lo anterior, Berlin determina que lo relevante no es ver las
diferencias metódicas que resultan de los dos tipos de libertad, pues analizando el horizonte
contextual parecerían dos formas, una positiva y la otra negativa de nombrar una misma
cuestión, lo vital es entender que estas dos maneras de libertad se desenvuelven en acepciones
contrarias hasta que, finalmente, se alejan hasta que se produce su respectiva disociación.

En consecuencia de lo anterior manifestado, para Berlin la libertad negativa, ese ámbito sin
interrupción, intromisión, injerencia e interferencia, esa necesidad natural de los seres
humanos por vivir sin que le impidan nada es limitada o acortada por la libertad positiva, esto
es, este tipo de ámbito, este tipo de libertad ilimitada no existe en realidad, puesto que si así
se diera, habitaríamos en sociedades sin leyes y de personas virtuosas que seguirían los
presupuestos de la razón. Por esta causa, se comprende que bajo este escenario, la orientación
desde un ápice es necesaria, es decir, no todos las personas de una comunidad social
entienden sus obligaciones, deberes, compromisos o responsabilidades por sí mismas, por lo
que es necesario que aquellas personas, dígase educadas, instruidas o cultas, que entiendan
mejor los fines que llevan a la concordia, les guíen.

Bibliografía:

Berlin, I. (2007) Dos conceptos de libertad y otros escritos. Alianza Editorial. Madrid.

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