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Para Clariá Olmedo, las resoluciones judiciales son aquellas que el juez o
tribunal dicta a lo largo del proceso, en su desarrollo, hasta llegar a la sentencia
que contenga la decisión sobre el fondo; a la que califica, por ello, como la más
trascendente de su especie. La nota común de todas ellas se encuentra en su
finalidad, que está dada por la necesidad de definir las cuestiones, sean de
fondo o de forma, planteadas en el proceso por las partes, como principales o
incidentales; receptando la actividad impulsora del trámite en sí.
En sentido amplio, Couture entiende que resolución alude a toda decisión o
fallo del órgano judicial; en todas las resoluciones judiciales, se determina la
actividad decisoria de éste y por ello, el CPPBA, en su artículo 105, hace
referencia a las mismas como “decisiones del juez o tribunal”, entendiendo que
las puede pronunciar por tres vías: sentencia, auto o decreto.
clases?
Las sanciones procesales son amenazas que se ciernen sobre los actos
cumplidos o a cumplirse en el proceso, para evitar que produzcan los efectos
queridos por los órganos públicos o las partes que los realizaron, ya sean
porque carecen de la forma o de otros requisitos exigidos por la ley, porque no
se han ejecutado en tiempo oportuno o porque son incompatibles con una
conducta anterior del mismo sujeto que pretende cumplir el acto.
Existen 3 tipos de sanciones:
● La Inadmisibilidad (tiene el efecto de imposibilitar que un acto ingrese en
el proceso por no satisfacer los requisitos formales exigidos por la ley).
● La Caducidad (pérdida de derecho a cumplir un acto por haber vencido
término acordado para realizarlo)
● La Nulidad (Cuando se da la ineficacia en un acto procesal porque el
mismo se ha realizado violando la formalidad o exigencias
constitucionales)
En sentido amplio, Cafferata Nores define a la prueba como “lo que confirma o
desvirtúa una hipótesis, afirmación o negación precedentes”. Y en sentido
penal, la advierte como “todo lo que pueda servir para el descubrimiento de la
verdad acerca de los hechos que en aquél son investigados y respecto de los
cuales se pretende actuar la ley sustantiva”. Se entiende que no todo elemento
puede transformarse en prueba; es necesario que, previo a ello, hubiera
ingresado legítimamente al proceso y hubiese sido materia de contradicción,
puesto que rige el principio que estatuye que los datos obtenidos
ilegítimamente ameritan su exclusión.
Así, se entiende que la prueba es el medio más adecuado para obtener la
reconstrucción conceptual de los hechos, pues devendrá de los rastros y/o
huellas que éstos pudieron haber dejado en cosas o personas; o de los
resultados de experimentaciones sobre aquellos. A la vez que se impone como
garantía contra la arbitrariedad posible de las decisiones judiciales.
En sentido restringido, entonces, prueba es todo dato objetivo que, incorporado
legalmente al proceso, tiene capacidad suficiente para producir un
conocimiento, cierto o probable, sobre los extremos de la imputación delictiva.
Respecto a los sistemas de valoración de la prueba, tres son los que destacan:
● Prueba legal o tasada: es la ley procesal la que fija, con anterioridad al
hecho y de modo general, la eficacia conviccional de cada prueba,
estipulando las condiciones bajo las cuales el juez debe dar por probado
o no, la existencia misma del hecho o ciertas circunstancias del mismo.
● Íntima convicción: el juez goza de libertad para convencerse, según su
propio entendimiento, sobre la existencia misma de los hechos y
circunstancias alegadas en la causa. Se caracteriza, particularmente,
por la ausencia de la obligación de fundamentar las decisiones
judiciales; aunque ello no importe una vía para habilitar la arbitrariedad
judicial, sino un “acto de confianza en el buen sentido”. Es el sistema de
los jurados populares.
● Libre convicción o sana crítica racional: el juez también goza de un
ámbito de libertad de convencimiento, pero a diferencia del sistema
anterior, tiene el deber de fundamentar el razonamiento que lo condujo a
determinadas conclusiones probatorias. Así, la valoración de la eficacia
conviccional de la prueba está marcada por la libertad en el magistrado;
libertad que, por su parte, se contrapone con la obligación de motivar las
resoluciones, esto es, proporcionar los “principios de la recta razón” que
guiaron su convencimiento. Es el sistema que rige para los jueces
técnicos.