Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
EDAD MODERNA
Durante el siglo XVI los Estados modernos se consolidaron y el poder de los gobiernos centrales aumentó
considerablemente. España se convirtió en la primera potencia del continente aunque se encontró con
fuertes oposiciones a su hegemonía.
De esta manera apareció el Estado moderno, cuyas instituciones se orientaron fundamentalmente a que el
rey concentrara todos los poderes. Los monarcas del siglo XVI intentaron ampliar su autonomía y libertad de
acción. Para ello se valieron de diversos instrumentos:
• La unificación territorial mediante una política de uniones matrimoniales o por medio de la guerra.
• La diplomacia, que se convirtió en el instrumento de las relaciones internacionales. Así los monarcas
comenzaron a enviar embajadores permanentes a otros Estados.
• Unos impuestos ordinarios que no tenían que ser aprobados por las Cortes o Parlamentos.
La corte abandonó su anterior carácter itinerante y se fijó en una ciudad determinada. El palacio real se
convirtió en el centro de la vida política.
LA DOCTRINA POLÍTICA
Los cambios en las ideas políticas fortalecieron también el poder de los monarcas. Entre los escritores políticos
del siglo XVI se difundió la doctrina de que cada príncipe era soberano dentro de su territorio y que no debía
obediencia ni al papa ni al emperador alemán, como había sucedido durante la Edad Media.
En el siglo XVI destacaron tres grandes pensadores políticos: Maquiavelo, Tomás Moro y Bodino.
• El italiano Maquiavelo defendió en su obra El príncipe que los monarcas podían llevar a cabo acciones
amorales si estas eran en beneficio del Estado. Su pensamiento ha sido resumido con la frase «el fin
justifica los medios».
• El inglés Tomás Moro imaginó en su obra Utopía una isla en la que los ciudadanos vivían en armonía
y donde se propugnaba la propiedad común, el divorcio, la eutanasia y la pluralidad de religiones.
• El francés Bodino sostuvo la necesidad de un poder fuerte, únicamente responsable ante Dios.
GRANDES MONARQUÍAS
• En Inglaterra, el poder real alcanzó su mayor extensión bajo los reinados de Enrique VIII e Isabel I. El
gobierno de ambos monarcas se basó en una administración eficiente y unas finanzas saneadas,
independientes del Parlamento.
Frente a estos reinos, el Sacro Imperio e Italia mantuvieron la disgregación política medieval hasta el siglo
XIX.
Carlos I subió al trono español en 1516 y poco después heredó también la corona del Sacro Imperio, para
convertirse en Carlos V; su monarquía se convirtió en la principal potencia europea. Francia fue su principal
rival y ambos países mantuvieron continuas guerras. Además, el emperador tuvo que enfrentarse a la rebelión
de los protestantes en Alemania. Muchos príncipes alemanes se hicieron luteranos y se opusieron a la política
de Carlos V, que tras costosas luchas se vio obligado a aceptar la división religiosa. Otro frente de lucha
durante todo el reinado de Carlos V fue con el imperio turco.
Durante la segunda mitad de siglo, el trono español recayó en manos de Felipe II, que venció a los turcos en
Lepanto (1571) y fue derrotado por Inglaterra en el desastre de la Armada Invencible (1588). Pero el peor
problema para Felipe II fue la rebelión de los Países Bajos que acabó por arruinar las finanzas de la monarquía.
En Francia las guerras de religión mantuvieron al país en guerra civil desde 1562 y 1594, hasta que Enrique IV
fue nombrado rey y restableció el orden interno.