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R.u.t: 21.162.218-0
Instrucciones
Difusión anormal: La membrana que separa los alvéolos pulmonares de los capilares
sanguíneos debe permitir que el oxígeno se difunda desde los alvéolos hacia la sangre. Si esta
membrana se daña o se engrosa debido a enfermedades como la fibrosis pulmonar, la difusión de
oxígeno puede verse comprometida, lo que conduce a la hipoxemia.
Altitud elevada: En áreas de gran altitud, la presión parcial de oxígeno en el aire es más baja, lo
que puede llevar a la hipoxemia en niños que no están aclimatados a estas altitudes.
Anemia: La anemia, que puede ser causada por una disminución en la producción de glóbulos
rojos o una pérdida excesiva de sangre, resulta en una reducción de la capacidad de la sangre
para transportar oxígeno. La falta de hemoglobina en los glóbulos rojos disminuye la cantidad de
oxígeno que se puede unir y transportar, lo que lleva a la hipoxemia.
Demandas metabólicas aumentadas: En situaciones en las que el cuerpo requiere más oxígeno
de lo que se puede proporcionar, como en infecciones graves, fiebre alta o crisis metabólicas,
puede haber una hipoxia relativa debido a una demanda de oxígeno que supera la oferta.
Inspiración: en primer lugar, para llevar a cabo esta etapa, se requiere de la contracción muscular
activa de la musculatura respiratoria principal (diafragma) y secundaria (ECOM, escalenos,
intercostales externos y pectoral menor) la cual va a producir una expansión en la caja torácica
aumentando así el diámetro de esta cavidad. La presión en el espacio pleural en condiciones
normales es ligeramente negativa (-3 mmHg en relación con la presión atmosférica), lo que permite la
adherencia pulmonar a la pared torácica y la expansión pulmonar durante esta fase. A medida que los
pulmones se expanden, la presión alveolar disminuye en relación con la presión atmosférica, lo que
crea una presión negativa en los alvéolos. Esto hace que el aire fluya desde el ambiente (donde la
presión es mayor) hacia los alvéolos, donde la presión es menor (y negativa). Cuando inhalamos, los
alvéolos pulmonares se llenan de aire ambiental, incluyendo el 21% de oxígeno. En ese momento, la
PO2 en los alvéolos es igual a la PO2 ambiental (159.1 mmHg) multiplicada por la FiO2 (lo que
resulta en aproximadamente 33,45 mmHg), Esta PO2 en los alvéolos es esencial para el proceso de
intercambio de gases en los pulmones.
Intercambio gaseoso alveolo capilar: Una vez que el aire llega a los alvéolos, ocurre el proceso de
difusión de oxígeno, regulado por la ley de Fick. La PO 2 en el alvéolo es inicialmente baja debido a la
mezcla con el aire residual rico en dióxido de carbono en los pulmones. Sin embargo, a medida que el
oxígeno difunde desde el aire alveolar hacia la sangre en los capilares pulmonares, la PO 2 en el
alvéolo aumenta, alcanzando 100 mmHg aproximadamente. El objetivo del proceso de difusión es
alcanzar una PO2 en el alvéolo que sea lo suficientemente alta para permitir la unión eficiente del
oxígeno a la hemoglobina en los glóbulos rojos. Al mismo tiempo, el dióxido de carbono, acumulado
en sangre producto del metabolismo celular, difunde desde los capilares alveolares para ser
expulsado.
Transporte de gases: el oxígeno se une a la hemoglobina en los glóbulos rojos para formar oxihemoglobina, lo
que facilita su transporte en la sangre. La mayor parte del oxígeno se transporta en forma de oxihemoglobina,
mientras que una pequeña cantidad se disuelve directamente en el plasma sanguíneo. Simultáneamente el
dióxido de carbono se combina con el agua en los glóbulos rojos para formar bicarbonato (HCO3-) e
hidrogeniones (H+). El bicarbonato se disocia en bicarbonato y iones hidrógeno, lo que permite que el dióxido
de carbono se transporte en forma de bicarbonato en el plasma sanguíneo.
Transporte de gases hacia los pulmones y desde los pulmones hacia los diferentes tejidos del
organismo: la sangre oxigenada fluye desde los pulmones hacia el corazón izquierdo a través de las venas
pulmonares y luego se bombea al resto del cuerpo a través de la arteria aorta. La sangre desoxigenada, que
lleva el dióxido de carbono producido por las células, fluye desde los tejidos hacia el corazón derecho a través
de las venas cavas y luego se bombea a los pulmones a través de la arteria pulmonar, para volver a ser
oxigenada nuevamente.
Espiración: durante la espiración, los músculos respiratorios se relajan (proceso pasivo), lo que hace que el
diafragma y los músculos secundarios respiratorios vuelvan a su posición de reposo.
Esto aumenta la presión dentro de los pulmones (la presión pleural se vuelve positiva en comparación a la
atmosférica) y provoca la expulsión de aire rico en dióxido de carbono desde los pulmones hacia el exterior.
3. Explique el siguiente gráfico (mencione los ejes), describa los factores que desvían la curva hacia la
derecha con su respectivo significado (4 puntos).
4. Describa la diferencia entre dificultad e insuficiencia respiratoria, con sus respectivos signos (4
puntos).
La dificultad respiratoria es una sensación subjetiva de que es difícil respirar, pero la función pulmonar
todavía puede ser adecuada. Sus signos asociados son: espiración rápida, superficial o jadeante, taquipnea,
taquicardia, uso de músculos accesorios para respirar (como los músculos del cuello y abdominales) (para
aumentar el volumen corriente), aleteo nasal, retracciones (colapso de los tejidos blandos debido al esfuerzo
muscular) (retracciones supra/subesternales o escotadura yugular, inter/subcostales), sudoración excesiva,
ansiedad y en algunos casos, una sensación de opresión en el pecho. Puede ser causada por condiciones
como asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), EPA, alergias, ansiedad, congestión nasal o
esfuerzo físico intenso, sepsis, insuficiencia cardíaca, acidosis metabólica. Si la dificultad respiratoria no es
tratada puede ascender a insuficiencia respiratoria. Se puede tratar con oxigeno suplementario y tratamiento
dirigido a problemas subyacentes como el broncoespasmo o EPA.
Por otra parte, la insuficiencia respiratoria es una condición médica en la que el sistema respiratorio no
proporciona suficiente oxígeno al cuerpo o no logra eliminar adecuadamente el dióxido de carbono (falla en la
oxigenación y/o ventilación) (no se logra el intercambio gaseoso mediante los mecanismos compensatorios de
dificultad respiratoria). Los signos asociados son: piel y labios azulados (cianosis), bradipnea o taquipnea,
confusión, somnolencia, taquicardia, hipertensión, diaforesis y dificultad para hablar debido a la falta de aliento,
desaturación de oxígeno (marcada por oximetría). Puede ser causada por enfermedades pulmonares
avanzadas y/o crónicas, infecciones graves, insuficiencia cardíaca, traumatismos graves o afecciones que
afectan el sistema nervioso central. Como tratamiento se requiere de oxígeno suplementario y ventilación
asistida para corregir la hipoxemia e hipercapnia. Si no se trata, puede entrar en un paro cardiorrespiratorio.