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Encontrar definiciones sobre pensamiento estratégico (sustento

bibliográfico - citas)

“El pensamiento estratégico es una actitud que nace en el momento en que el


empresario toma conciencia de la necesidad de establecer unos objetivos que
dirijan a la organización hacia un camino seguro y competitivo frente al ente
cambiante que es el entorno” (Olga Herminia Román 2010, p. 76).

El pensamiento estratégico no es precisamente un conjunto de teorías, sino un


punto de vista: el del estratega de los negocios que ve el mundo de modo
diferente. Él ve las actividades de los negocios tal como se desarrollan en el
mercado competitivo, no como las entiende la gerencia; ve la empresa desde el
exterior, cual si sus actividades internas se proyectaran en una gran pantalla
por medio de una linterna mágica situada en su centro. Ello, en contraste con el
gerente operativo, quien tiende a ver la empresa de adentro hacia afuera. La
estrategia puede verse de dos modos, relacionados entre sí pero hasta cierto
punto diferente: en primer lugar, cabe verla como un conjunto de “intenciones”
a menudo expresadas en forma de un plan estratégico. Este se desarrolla
como un enunciado de la visión que la empresa tiene acerca del alcance de
sus operaciones, metas y objetivos, y de los programas y demás acciones
necesarias para lograr el éxito dentro del contexto del ambiente competitivo
previsto. El segundo modo de ver la estrategia es más “conductista”.
Específicamente, la estrategia se considera allí como una pauta de asignación
de recursos. (GERSTEIN, 1988).

Jiménez, S. y Peralta, M., (2004), acotan que el pensamiento estratégico tiene


como propósito complementar el ejercicio de planificación estratégica, en la
medida que propicia una mirada y visión de futuro como percepción dinámica
de la realidad y como proceso de preconfiguración de alternativas viables.

https://www.redalyc.org/pdf/993/99318788001.pdf

El pensamiento estratégico es útil para elaborar planes o programas diseñados


para alcanzar metas futuras y usar los recursos disponibles.

es importante detenernos en el hecho de que en última instancia la dirección


estratégica es un modelo de cambio. No se trata de movernos, si no, hacia
dónde nos movemos. Aquí es el pensamiento estratégico el que juega un papel
primordial. Debemos anticiparnos, prever el futuro, para conquistarlo. La
planificación estratégica consiste en un conjunto de pasos, fases, etapas que
acometemos, basados en instrumentos y modelos, y apoyándonos en estos
engendrar, consolidar y sistematizar la reflexión estratégica (Garrido, 2006).
Hay que comprender con nitidez que las herramientas, los algoritmos, los
pasos, jamás podrán sustituir el pensamiento estratégico, ya que si solo
apelamos a lo primero nuestra gestión puede ser formal y fría, convirtiéndose
en tecnocrática y por lo tanto no creíble. Pero, por otra parte, una reflexión
estratégica que no se apoye en la tecnología puede ser estéril y podría no
implementarse; desaprovecharía oportunidades básicas, no se consolidaría
como un sistema. La esencia estriba en lograr la interrelación dialéctica entre
las dos posturas. Un profundo y fecundo pensamiento estratégico colectivo
podría dar lugar a la instrumentación en la práctica, como criterio valorativo de
la verdad, de una dirección estratégica funcional, ágil y preventiva (Harrison y
St. John, 2002).

file:///C:/Users/USUARIO/Downloads/1319-Texto%20del%20art%C3%ADculo-
1308-1-10-20160229.pdf

Winston Churchill definiendo el concepto de éxito dice esta frase “el éxito es
avanzar de fracaso en fracaso, sin perder el entusiasmo” pero el pensamiento
de un hombre de guerra no puede ser el fundamento del desarrollo
empresarial, aunque algo de esto sea aplicable a las empresas. Abordar la
historia permite descubrir en más de una ocasión, las vicisitudes por las que los
pueblos pasan y sin embargo continúan buscando con el mismo entusiasmo,
su propio bienestar. cuando se trata de la historia empresarial es estar en un
medio donde el éxito cuenta, y donde desarrollar empresas exitosas requieren
de evaluar su impacto y contribución económico y social, la gestión de la
calidad, la idealización del cliente, precios competitivos, mayor participación del
mercado, excelentes procesos internos y de mejoramiento continuo que implica
innovación e investigación, generar valor agregado, y sobre todo pensar
estratégicamente, es decir hacer análisis de tendencias, realización de planes y
estrategias de corto, mediano y largo plazo, factores o principios, que no
incluyen el “fracaso” como parte de su desarrollo, en un momento de la historia
de la empresa, pero que se torna muy importante considerarlo, en la medida
que impide o evita costos innecesarios, al no caer en los mismos errores.
“quien haya naufragado dos veces no le puede echar la culpa al mar”. (Publio
Siro, citado por Landgraf, 2007, p.59).

https://bibliotecadigital.univalle.edu.co/server/api/core/bitstreams/12e529a1-
32e1-4b6c-94ae-2174e7502376/content

El presente artículo pretende reflexionar acerca de cómo el pensamiento


estratégico hace realidad la planificación estratégica de la organización,
tomando como fundamento teórico lo planteado por Cendrós (2001), quien
manifiesta que una modalidad del pensamiento estratégico es la que hace
énfasis en la planificación, y es aquí donde surge la planificación estratégica
que según Fred (2006), abarca el proceso de formulación de estrategias,
elaboración de la misión de la empresa, detecta oportunidades y amenazas
externas de la organización, definición de fortalezas así como las debilidades,
establecimiento de objetivos a largo plazo, generación de estrategias
alternativas y la elección de estrategias concretas que se implementarán. Lo
anterior es concomitante con lo que afirma Morrisey (1996), el considera que el
pensamiento estratégico se enfoca en los factores más intuitivos del proceso, lo
cual, va a permitir la ejecución de la misión, de la visión y de la estrategia de la
organización. Esta fase del proceso está diseñada para crear la perspectiva
futura de la organización, mientras se establecen los cimientos a partir de los
cuales, se tomarán todas las decisiones importantes sobre la planificación. En
otras palabras, el pensamiento estratégico se enfoca en los procesos que dan
lugar al desarrollo de la misión de la empresa, su visión, sus principios, valores
y sus estrategias.

El pensamiento estratégico según Arellano (2004), hace referencia a la forma


de pensamiento que está dirigido a la creatividad, imaginación, la búsqueda de
alternativas innovadoras; pero con realismo, como potenciación de lo posible
enmarcado dentro de un proyecto de construcción intencional de la realidad.
Por su parte, de acuerdo a lo expuesto por Ocaña (2006), el pensamiento
estratégico es sinérgico, porque adopta un papel activo que acomoda el afuera
al adentro, influyendo sobre el mercado, al tiempo que articula y retroalimenta
el marketing con las políticas corporativas; es analítico, flexible, creativo y
racional porque establece criterios de valoración para la toma de decisiones,
porque se hace menos costoso, se da una máxima rentabilidad o puede
mejorar la imagen corporativa, es un sistema de percepción de la realidad que
abre nuevas posibilidades competitivas. Para García (2008), el pensamiento
estratégico comporta la creación de una representación del futuro, como
esfuerzo científico interdisciplinario, y considera que la prospectiva dará
instrumentos para elaborar esas representaciones, pero es, mucho más que
una “caja de herramientas”. Es, sobre todo, una afirmación de ese futuro que
se quiere crear, que se quiere inventar, combinada con una vocación normativa
y una voluntad de allegar los medios necesarios para llevar a cabo las acciones
estratégicas que permitirán la realización de ese futuro. Por consiguiente, tal
como lo menciona, el pensamiento estratégico es un sueño que permite
visionar hacia donde se quiere llevar a la empresa, este sueño le permite a sus
directivas plantear interrogantes como ¿Dónde estaba la empresa ayer?,
¿Dónde está la empresa hoy?, ¿Hacia dónde se quiere llevar a la empresa
mañana?, ¿Cómo se hará para conseguirlo?, ¿Cuáles son las fortalezas y
debilidades de la empresa?, ¿Cuáles son sus amenazas y oportunidades?;
luego entonces, la forma de cómo hacer realidad ese mañana es lo que se
denomina la planificación estratégica. De esta manera, se tiene que el
pensamiento estratégico es una forma de visionar a la empresa, utilizando la
creatividad, como mecanismo transformador, teniendo claro un horizonte
factible, creible y realista, con una prospectiva que lo lleva a evolucionar la
actual realidad para lograr con hechos el escenario escogido dentro de las
distintas alternativas transformadoras e innovadoras analizadas previamente
para dar respuesta a los interrogantes resultantes de investigaciones que
dieron origen a ese futuro deseable. No obstante, Gimbert (2006), indica que
para lograr un pensamiento estratégico que apunte a una buena planificación
estratégica y cumpla con su finalidad, es necesario llevar a cabo unas fases o
etapas, lo cual constituye un proceso en donde deben participar los directivos
empresariales, así como los directores de las diferentes áreas funcionales de la
organización, lo cual hace de la organización un ente capaz de enfrentarse a
los desafíos que el presente siglo trae consigo. En este mismo sentido,
Castañeda (2001), propone la siguiente tabla que identifica las fases del
pensamiento estratégico en tres (3) componentes (ver tabla 1), las cuales
asocia con una pregunta para luego esbozar los pasos a dar en la planificación
estratégica, estas fases o etapas condensan las expuestas por el autor
mencionado, eso es prever el futuro organizacional, comprenderlo identificando
los escenarios estratégicos posibles, para luego después de escoger la mejor
opción, implementarlo.

file:///C:/Users/USUARIO/Downloads/Dialnet-PensamientoEstrategico-
6799362.pdf

¿Cómo aplicaría el pensamiento estratégico en el contexto mundial


actual?

Aplicar el pensamiento estratégico en el contexto mundial actual es esencial


para navegar por un entorno caracterizado por la complejidad, la incertidumbre
y la interconexión global. Aquí hay algunas pautas para aplicar el pensamiento
estratégico en este contexto:

1. Análisis de tendencias globales: Comprender las tendencias globales


es fundamental. Esto implica estar al tanto de los cambios geopolíticos,
económicos, tecnológicos y sociales que pueden afectar a su
organización o país.

2. Evaluación de riesgos y oportunidades: Identificar los riesgos


emergentes y las oportunidades en el ámbito global. Esto incluye evaluar
amenazas como crisis sanitarias, conflictos internacionales,
fluctuaciones económicas, pero también oportunidades como nuevos
mercados, tecnologías innovadoras y alianzas estratégicas.

3. Pensamiento a largo plazo: La estrategia debe tener una visión a largo


plazo. En lugar de centrarse únicamente en soluciones a corto plazo, es
importante considerar cómo las decisiones actuales afectarán a la
organización o al país en el futuro.
4. Flexibilidad y adaptabilidad: Dada la rapidez con la que cambian las
circunstancias globales, es fundamental que la estrategia sea flexible y
adaptable. Debe permitir ajustes según sea necesario sin perder de vista
los objetivos a largo plazo.

5. Colaboración y alianzas: En un mundo interconectado, la colaboración


con otras organizaciones, gobiernos y actores internacionales puede ser
esencial. Establecer alianzas estratégicas puede ayudar a abordar
desafíos globales de manera más efectiva.

6. Gestión de la información: El acceso a información actualizada y


relevante es crucial. Esto implica el monitoreo constante de eventos
globales, la inteligencia competitiva y la capacidad de tomar decisiones
informadas.

7. Ciberseguridad y protección de datos: Dado el crecimiento de las


amenazas cibernéticas a nivel mundial, la ciberseguridad y la protección
de datos son aspectos clave de la estrategia.

8. Responsabilidad social y sostenibilidad: La estrategia también debe


tener en cuenta la responsabilidad social y la sostenibilidad. Esto no solo
es importante desde una perspectiva ética, sino que también puede
tener un impacto significativo en la percepción global de la organización
o el país.

9. Desarrollo de talento global: Atraer y retener talento diverso y


globalmente competente es esencial para la ejecución exitosa de una
estrategia global.

10. Comunicación efectiva: Comunicar de manera efectiva la estrategia a


todas las partes interesadas internas y externas es fundamental para
ganar apoyo y alinear esfuerzos.

En resumen, el pensamiento estratégico en el contexto mundial actual implica


una combinación de análisis, adaptabilidad y colaboración, y requiere una
comprensión profunda de las dinámicas globales y una visión a largo plazo
para aprovechar las oportunidades y abordar los desafíos en un mundo cada
vez más interconectado.

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