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Masculino y Femenino ¿tema para la investigación Waldorf?

Martyn Rawson

Hace poco una estudiante universitaria me preguntaba por qué son normalmente los varones los que
convierten la docencia en problemática. En la charla posterior, varios estudiantes tenían una inquietud similar, si bien de
distinta intensidad.

Como docente con mucha experiencia, debo decir que la percepción, aunque algo imprecisa, es correcta en líneas generales
y estamos ante una temática compleja. Yo tengo la impresión de que en nuestras aulas ha aumentado el porcentaje de niños
difíciles de abordar en grupo, que necesitan una atención cada vez más personalizada. En ese grupo cada vez mayor de
alumnos con dificultades de aprendizaje y de conducta, los varones son mayoría.

Parece que es un hecho (pero solo puedo referirme a experiencias actuales en Gran Bretaña) que para muchos varones es
más difícil que para las niñas, participar positivamente de las clases. Esto se puede manifestar en que el alumno no puede
permanecer sentado y atender, que requiere atención permanente, que es ruidoso y no se adapta socialmente, tiene
dificultades de aprendizaje, muestra una conducta destructiva o se pone agresivo. La consecuencia es que el clima de la clase
está determinado por los varones, y esto afecta a los procesos de aprendizaje en el aula.

Otra observación de los estudiantes era que las niñas en general están más dispuestas a participar de la vida social del grupo.
Que son más pacientes y tienen mayor conciencia social, que procuran complacer a los docentes y respetan las reglas y el
código de convivencia. Al menos desde el punto de vista de los docentes nuevos e inexpertos, las niñas son más fáciles de
manejar que los varones.

Este comportamiento es más o menos pronunciado según la edad. Además, es evidente que las niñas en el fondo tienen
tantos problemas como los varones, pero tienen menos tendencia a molestar en clase. Las niñas seguramente tienen
problemas específicos, pero a pesar de eso es más fácil trabajar con ellas. Incluso puede ser que sufran más sus problemas,
pero este sufrimiento personal no repercute tanto en la clase.

¿Quiere decir que las niñas pagan el pato?

La observación que más me preocupó fue que las niñas, por ser en general más tolerantes o al menos estar más dispuestas a
someterse, se retiran, y entregan a los varones problemáticos el desarrollo de las clases. Otra observación de la estudiante
que me llamó la atención: “Parece ser que las niñas pagan el pato por el manejo que se hace de las situaciones en el aula”.
¿Será cierto?

Las experiencias de colegas muestran que los varones requieren una enorme proporción de la atención del docente; ellos
determinan el ritmo de trabajo (“Recién podemos comenzar cuando todos estén dispuestos”); ellos reciben mucho más
reconocimiento (porque se registran elogiosamente sus esfuerzos por comportarse mejor y ser socialmente constructivos),
ellos determinan el clima de la clase. Mis alumnos universitarios también se preguntaban si los varones se benefician más de
la creatividad y la libertad que les ofrece la educación Waldorf. En sistemas escolares más rígidos, un varón difícil sería
sometido y no tendría oportunidad de desplegar sus potencialidades. Es probable que estos varones se beneficien con todos
los aspectos de la pedagogía Waldorf, por ejemplo con los largos años del maestro de grado, con la clara estructuración
rítmica de la clase, con la clase nutrida de imágenes, con el aprendizaje a través del hacer, con la presencia fuerte del relato
en las clases. La pregunta central es, si los varones se benefician de esto a costa de las niñas, y si el desarrollo de las niñas y
su autorealización se entorpecen por la presencia de los varones.

En la secundaria mis alumnas del 10º curso se quejaban de que, con su superior madurez interior y sensibilidad, quedaban
cada vez más frustradas, porque la calidad de las clases descendía al clima grosero que propician los varones. Es posible que
haya niñas que ni siquiera expresen este malestar, retirándose cada vez más a la vida privada y aportando cada vez menos a
la clase, lo que redunda en un empobrecimiento de la calidad de las clases. En algunos casos se resignan y abandonan la
escuela. Algunas de estas niñas que conozco se cambiaron a una escuela exclusiva de mujeres y allí florecieron. Una joven
resumió las ventajas de una escuela de mujeres diciendo:” Se puede ser mucho mejor alumna sin esos estúpidos varones”.
Haciendo observaciones de clases en primaria, he notado que las niñas perdían la concentración y la motivación, mientras el
maestro procuraba apaciguar a algunos varones molestos. Ni bien perdían el interés, las niñas se dedicaban a otras
actividades ajenas a la clase. En poco tiempo, si esto se convierte en hábito, descenderá su potencial de aprendizaje.
¿Un problema? ¿Cuál?

Cuando los docentes se enfrentan con estas observaciones y preguntan, aparecen varias y posibles reacciones: Se niega el
problema, uno no se siente afectado, cree que es un síntoma de la falta de habilidades del maestro en cuestión, invoca los
efectos curativos de la pedagogía Waldorf, introduce en la currícula otros contenidos como las figuras femeninas
sobresalientes, invoca el Karma(“es su destino personal”) o incluso invoca una oportuna cita de Steiner.
Hay que responder:” ¡ El problema existe y requiere de nuestra atención e investigación concienzuda, a pesar de que en
primera instancia se pueda observar cómo resuelven este tema los maestros más habilidosos. ¿Podemos aprender algo de
ellos? Incluso la modificación de género de los contenidos (figuras femeninos sobresalientes) se queda en los síntomas y no
profundiza el tema hasta sus últimas consecuencias.” Y respecto del tema del Karma quiero argumentar que no se trata de
observar simplemente cómo se cumple el Karma, sino de reconocer los efectos del Karma y estudiarlos, para crear Karma
nuevo, que libere al individuo. Finalmente, nuestra misión consiste en valernos de los conocimientos antroposóficos para
profundizar la percepción y la capacidad de reflexión. Para el maestro la misión es percibir la individualidad de cada niño, sea
varón o mujer, y buscar respuestas pedagógicas a los desafíos que presenta. Hay un aspecto interesante de las explicaciones
de Steiner sobre el género de los alumnos: las más importantes se refieren en gran medida a la época de la pubertad ( claro
que esto se debe a la ocasión en que pronunció esa conferencias ) ( Conferencia V del curso suplementario para maestros )

La mayoría de las investigaciones actuales presupone que las diferencias entre varones y niñas juegan un papel importante
mucho antes de la pubertad.

La escuela Waldorf esta justificadamente satisfecha por una larga experiencia de coeducación, también de que los varones
aprendan a tejer y las mujeres a forjar. Confrontamos a los niños desde pequeños con los arquetipos de la individuación,
relatándoles cuentos, mitos y leyendas. Por esa razón a veces las feministas nos acusan de transmitir roles estereotipados,
con lo que estarían en lo cierto, si ofreciéramos estereotipos en lugar de arquetipos (como los brindan los cuentos y los
mitos).

En toda la currícula, la integración es un tema importante, como también lo es el de la emancipación. Nuestras escuelas no
están estructuradas jerárquicamente, y por eso son libres de toda tutela: son todos logros reales e importantes.

Ahora podríamos preguntarnos, si hay alguna prueba de que los alumnos Waldorf sean menos susceptibles a someterse a
actitudes de género rígidas y estereotipadas. ¿Las niñas y los varones están realmente integrados en sus grupos? ¿Hay
alguna demostración que pruebe que los exalumnos Waldorf se desenvuelvan mejor o peor que otros de similar clase social
en cuanto a los roles genéricos? En verdad, no lo sabemos. Tenemos que investigarlo profundamente.

Cuestiones a investigar:

Por un lado, las diferencias entre niñas y varones respecto del desarrollo y la capacidad de aprendizaje, necesitan de nuestra
parte de estrategias pedagógicas razonables y creativas. Por el otro lado, este tema también nos plantea interrogantes
acerca de nuestra comprensión del proceso de desarrollo de los jóvenes. El problema de las polaridades entre la naturaleza
y la educación se vuelve candente. ¿Qué aspectos están genéticamente determinados o al menos están presentes como
potencial genético, y qué aspectos son el resultado de la educación de los padres o de la escuela? ¿Qué rol juega el destino
individual en el desarrollo? También nos debemos preguntar en qué medida nuestra antropología y nuestra psicología del
desarrollo se condicen con los últimos avances de la investigación científica. ¿Cómo interpretamos la ciencia moderna a la
luz de la antroposofía? Y es también importante si la práctica en las escuelas Waldorf responde a las necesidades de
desarrollo del niño actual. El núcleo del problema es, qué rol debe cumplir la investigación en la escuela Waldorf y en qué
debe consistir. Para decirlo sin tapujos: Sin investigación, nos movemos a tientas entre la fe ciega y la sujeción a las
tradiciones, y en el mejor de los casos cultivamos una cultura del docente talentoso. Tal vez algunos alumnos se beneficien
de docentes sobresalientes, pero la docencia en conjunto sólo hereda las leyendas exitosas de antaño y algunas recetas
probadas. La transmisión de conocimientos tiene en el mejor de los casos un valor anecdótico. Estas no son las mejores
condiciones para una verdadera cultura de la docencia. Lo que necesitamos es una cultura de la investigación, que se base en
la práctica y la pueda realimentar.
Otro objetivo es contrastar la antropología antroposófica con conclusiones de otros investigadores, y no sólo en la teoría,
sino también en cuanto a su aplicabilidad. Se trata de desarrollar una comprensión abarcativa (holística) del ser humano
como base de la práctica pedagógica.

Cualquiera que se mantiene actualizado en cuanto a las investigaciones científicas actuales se dará cuenta que nuestros
conocimientos sobre el hombre se ampliaron a través de dos campos de investigación importantes y relacionados entre sí.: la
investigación sobre el genoma humano y la investigación sobre el cerebro. Ambos campos nos ofrecen mucho material para
entender las diferencias entre los masculino y lo femenino. Observemos algunas conclusiones sobre las diferencias de
conducta entre varones y niñas, relevantes para la pedagogía Waldorf por ser características universales.

Realidades significativas:

Un experimento mostró que los bebés femeninos observan durante más tiempo la imagen de una cara que los
varones, que en cambio miraban más detenidamente un objeto mecánico similar a una cara en cuanto a forma y
color. Este estudio es similar a otros estudios que también sugieren que las niñas están más dispuestas para la
empatía, mientras que los varones se interesan por los sistemas.

 Incluso los bebés de apenas 19 meses prefieren un compañero de juego del mismo sexo.
 Las niñas de 3 años tienden a jugar con otros niños, mientras que varones de la misma edad frecuentemente se
aíslan. A esta edad es típico que las niñas tengan más confianza en sí mismas que los varones. Si un varón concurre al
jardín de infantes o al grupo de juegos sufre más la separación. Los varones pequeños, cuando quieren conseguir
algo, se valen más de recursos físicos no verbales y emotivos para conseguir lo que se proponen. Las niñas procuran
convencer, los varones empujan y lo consiguen con violencia.
 Si los varones reciben autos de juguete, los estrellan contra otros objetos. Las niñas son más cuidadosas. Los varones
prefieren alborotar, las niñas prefieren hacer algo con otros, comparten los juguetes y dejan participar a otros del
juego. Un estudio consigna que durante el juego los varones compiten 50 veces más que las niñas.
 A partir de los 2 años, los varones son más peleadores y agresivos que las niñas. Mas varones que niñas son
diagnosticados como “con trastornos de conducta”, lo que también se podría calificar como “difíciles de tratar”.
 Los bebes femeninos, aunque recién tengan 12 meses, son más receptivos para el sufrimiento de otros. Además las
mujeres de cualquier edad tienen mayor capacidad de consolar y tranquilizar que los hombres, aunque se trate de
desconocidos.
 A los 13 años las niñas siempre consiguen percibir con mayor claridad lo que otro ser humano piensa o siente.
Gracias a esa capacidad las niñas pueden prever mejor que los varones cómo reaccionará otra persona. También
poseen una mayor sensibilidad para comportarse de acuerdo a las circunstancias.
 Las niñas utilizan claramente diversas estrategias para ser aceptadas en un grupo. En general recurren a la
adulación, a la capacidad de transigir, a la seducción y al respeto, para manejar a mujeres dominantes. Recurren a
métodos más sutiles (frecuentemente difíciles de detectar) para posicionarse socialmente mejor. Los varones en
cambio tienden a resolver los conflictos con sus rivales a través de los puños e intimidándolos. Una niña se
conmueve más cuando sella una amistad o cuando ésta se rompe.
 Las niñas tienden a configurar grupos pequeños muy cohesionados, que a veces sólo tienen 2 integrantes. Los
varones tienden a conformar grupos más grandes más abiertos.
 Los varones prefieren los juegos estructurados con reglas claras. 99% de las niñas de 6 años juegan con muñecas,
pero sólo el 17% de los varones. Las niñas arman juegos fantasiosos con una compleja distribución de roles. A las
niñas entre 5 y 7 años les gusta incluir adultos en roles adecuados. En estos juegos se escenifican relaciones sociales
complejas. Y procuran descubrir cómo piensan o podrían pensar los personajes. Los varones prefieren el rol de
héroes, como por ejemplo Robin Hood, Spiderman o Harry Potter, donde el tema es la acción, la lucha, los tiros, las
espadas mágicas y otras armas. El objetivo no es incluir a los compañeros, sino todo lo contrario, destruirlos. Lo más
importante para los varones es ganar o perder.
 Si los varones son agresivos, se manifiestan mucho más directamente que las niñas ( empujan, trompean y patean),
las niñas en cambio manifiestan su agresividad indirectamente ( critican a espaldas del protagonista, chusmean,
hacen observaciones malintencionadas o insultan)
 Las amistades entre niñas suelen caracterizarse por mayor intimidad y “secretos”. Están más emocionalmente unidas
con sus amigas ( en consecuencia sufren más las separaciones). En la pubertad y la prepubertad los varones suelen
juntarse con otros varones en base a intereses comunes. Por eso se suman a grupos diferentes según la actividad (un
grupo deportivo, otro musical, otro para la computadora)
 Las niñas suelen mantener su grupo independientemente de la actividad (es fácil de observar si uno sigue durante
una jornada escolar al 7º u 8º).
 En promedio, las niñas comienzan a hablar 1 mes antes que los varones, y poseen un lenguaje más amplio. Los
varones pequeños suelen hablar solos mientras juegan. Acompañan sus juegos con un monólogo, relatándolos. En
cambio, las niñas dialogan, aún estando solas; o sea que tienden a ejercitar un tipo de lenguaje más complejo para
seguir una discusión, mientras que los varones tienden a hacer sentencias categóricas al modo de “o estás de
acuerdo o no participás”. Su lenguaje contiene más ordenes y prohibiciones (ejemplo:”dámelo” “terminala”)
mientras las niñas argumentan con giros más complejos y dan espacio a la opinión de los demás. A los varones les
gusta alardear, burlarse del otro o amenazar, interrumpen a los demás o se ignoran mutuamente.
 Una investigación sobre los relatos que narran los niños de 2 años mostró que los de las niñas se refieren en primer
lugar a seres humanos, lo cual sólo sucede con pocos varones. Las niñas de 4 años sólo cuentan relatos acerca de
seres humanos, pero sólo la mitad de los varones de esa edad lo hace.
 Las niñas son mejores en ortografía y lectura.
 La empresa Lego hizo tests que muestran que los varones tienen mayor capacidad de construir tridimensionalmente.
A los 9 años en promedio un varón logra mejor que una niña imaginar un objeto tridimensional en 2 dimensiones.
 Cuando se avecina la pubertad, los varones se retrasan en su crecimiento físico y en su desarrollo social respecto de
las niñas. Aproximadamente a los 11 -12 años comienza en muchas niñas una etapa de crecimiento fuerte. En el
varón, en promedio, esto sucede 2 años más tarde.
 En Inglaterra el rendimiento académico de varones de 16 años es en promedio 9% más bajo que el de las niñas,
excepto en matemática, donde los varones son excepcionalmente buenos.
 Los varones tienen 5 veces más probabilidades de cometer actos delictivos, 3 a 5 veces más de enfermar de
síndrome de ADS, y 3 veces más de tener dificultades de aprendizaje.
 El autismo y el síndrome de Asberger son desarrollos patológicos de la tendencia masculina a sistematizar.

Algunas posibles conclusiones:

Muchas de las diferencias entre niñas y varones claramente no son el resultado de influencias sociales, sino de
tendencias naturales. Los muchos padres desilusionados, que intentaron infructuosamente evitar que sus hijos jueguen
con camiones y pistolas, y que sus hijas no se fascinen con las muñecas Barbie son una prueba.

Estas esenciales diferencias explican parcialmente, porqué los varones tienen dificultades de atender en el aula, porqué
les cuesta comunicar sus pensamientos y sentimientos, a veces se ponen agresivos y porqué en momentos decisivos del
desarrollo son más lentos que las niñas. También nos muestran que las posibilidades que ofrece la pedagogía Waldorf
pueden favorecer a ambos sexos; según muchas experiencias recogidas, los varones se desarrollan especialmente bien
en la Escuela Waldorf. Y así surge un importante interrogante para la investigación ¿En la pedagogía Waldorf también se
responde en forma óptima a las necesidades específicas de las niñas? Sus talentos naturales en el ámbito de la empatía y
de la comunicación, que de últimas son las cualidades más importantes que hoy en día necesitamos en el mundo, son de
incalculable valor. Por otro lado habría que investigar si las exigencias que nos plantean los varones para compensar su
déficit en las relaciones interpersonales, no retardan el desarrollo de algunas niñas. ¿Hay métodos mejores que los que
aplicamos hasta ahora, para tratar a los varones de tal modo que pueda elevarse la calidad del aprendizaje de todo el
curso?

El desafío consiste en aplicar la antropología antroposófica a la cuestión de las diferencias de género. De las
características enumeradas se deduce claramente que no podemos hacer caso omiso de estas diferencias.

Además es preciso investigar en qué medida la crrícula y la metodología tienen en cuenta estas diferencias, incluso desde
el jardín de infantes. También debemos tener en cuenta que en las últimas décadas muchas de estas características del
desarrollo y de la maduración aparecen más temprano. Por ejemplo, la pubertad de las niñas comienza hoy en día 2
años antes que en 1925. Es preciso hacer observaciones de las dinámicas sociales en procesos de aprendizaje formales e
informales.

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