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Preguntas para pensar:

una ventana a lamente


Melina Furman

Desde hace años, uno de mis pasatiempos como investigadora


en Educación es recorrer escuelas y recoger todas las preguntas que
aparecen en los pizarrones. Me encantan los pizarrones (y también las
carpetas y las evaluaciones) porque son una gran ventana a lo que está
pasando en el aula y me permiten jugar a ser detective por un rato.

Yo me dedico a estudiar cómo se enseñan las ciencias naturales en


las escuelas, y en general me encuentro con preguntas muy parecidas a
las que les comparto acá. De paso, los invito a recordar: ¿las estudiaron
alguna vez? ¿Pueden responderlas ahora?

• ¿Qué es una célula? ¿Cuáles son sus partes?

• ¿Qué es la nutrición? ¿En qué se diferencia de la alimentación?

• ¿Qué tipo de formas puede tomar la energía?

• ¿Cuáles son las capas del planeta Tierra?

• ¿Qué sostiene la primera Ley de Newton?

• ¿Cuáles son las fases de la mitosis? ¿Y de la meiosis?

¿Qué tienen en común todas estas preguntas? Son preguntas


fácticas, que se responden con un dato, un hecho, una definición.
Son preguntas cuyas respuestas se pueden encontrar en un libro, en
internet, o consultando con un experto. Son preguntas que podría
responder correctamente, incluso sin comprender mi respuesta (y
olvidar esa respuesta poco tiempo después, como seguramente les pasó
a muchos de ustedes con algunas de las preguntas anteriores).

¿Está mal que estén estas preguntas en los pizarrones?


Personalmente, no creo que esté mal. Queremos que nuestros alumnos
salgan de la escuela sabiendo qué es una célula y las distintas formas
que puede adoptar la energía. Es importante, podríamos argumentar,
que los estudiantes conozcan ciertos hechos y datos básicos que forman
parte de nuestra cultura general (en este caso, del conocimiento de las
ciencias naturales, pero este planteo podría aplicarse a cualquier área).

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El problema no es que este tipo de preguntas sean parte de lo que se las preguntas fácticas que se suelen formular en la escuela primaria:
enseña en nuestras aulas, sino que son prácticamente las únicas que ‘¿Cuáles son las características de los seres vivos?’. Y la respuesta,
aparecen en pizarrones, carpetas y evaluaciones. aprendimos todos a repetir desde chicos, suele ser: ‘Los seres vivos
nacen, crecen, se reproducen y mueren.’ (¿a que les sale decirlo con
Diversos estudios avalan esta idea de que nuestras escuelas cantito?). ¿Cómo transformar esta pregunta fáctica en una pregunta
(y también los institutos de formación docente) aún transmiten para pensar que aborde esta misma idea de que los seres vivos tienen
mayoritariamente conocimiento fáctico, enciclopedista. Y también ciertas características que los definen? Podría ser más o menos así:
vemos los resultados de este tipo de enseñanza en los bajísimos
resultados que nuestros alumnos obtienen en evaluaciones Resulta que ayer estaba cocinando pan en casa y me di cuenta de
internacionales como PISA (Programme for International Student que me faltaba levadura, así que fui al supermercado a comprar. La
Assessment), que plantean a los estudiantes problemas que van agarré de la heladera y cuando estaba en la caja una señora me dijo:
más allá del conocimiento fáctico y los invitan a resolver situaciones ‘Cuidala mucho, que no se te vaya a morir. Mirá que la levadura es un
complejas. ser vivo.’

Pero tal vez lo más interesante que surge de las investigaciones es Incrédula, le respondí: ‘¿Cómo que esta levadura es un ser vivo?
que cuando entrevistamos a los profesores sobre qué buscan lograr ¿Qué me dice, señora? No puede ser. Si no se parece a ningún ser vivo
con sus alumnos, y todos coinciden en algo parecido: ‘queremos que yo conozca.’ Y me fui.
enseñarles que sean curiosos, a entender el mundo, a pensar por sí
mismos, a ser críticos’. Sin embargo, aún con las mejores intenciones, Sin embargo, mientras iba caminando a casa me quedé pensando:
nuestras aulas, tanto en la escuela como en la formación docente, están ‘¿Y si la señora tuviera razón? ¿Cómo podría averiguar si esta levadura
llenas de conocimiento fáctico. El educador David Perkins llamó a es o no es un ser vivo?’.
este tipo de saber ‘conocimiento inerte’, oponiéndolo al conocimiento
flexible, útil para la vida. Noten cómo ahora, en esta nueva versión de la pregunta, ya no
alcanza con decir que los seres vivos nacen, crecen, se reproducen y
Pero hay algo aún más grave en todo esto. Porque después de años mueren. Ahora hay que pensar. Para responderla, los chicos tienen que
y años en la escuela, los alumnos aprenden, claro que sí. ¿Pero qué? buscar, con la maestra, cuáles son las características comunes de los
Aprenden algo que (al menos yo) no creo que sea buena idea enseñarles. seres vivos, y buscar la forma de averiguar si la levadura los cumple. Por
Aprenden, justamente, que aprender es repetir información, incluso ejemplo, los seres vivos se reproducen. ¿Y la levadura? Una forma de
sin entenderla del todo. Aprenden que aprender es una actividad averiguarlo es poner un poco de levadura en un pan húmedo y esperar
desapasionada. Algo que hacemos para otros, no para nosotros mismos. unos días para ver si aparece levadura nueva. Los seres vivos tienen
Y eso, sí señores, es verdaderamente preocupante. células. ¿Y la levadura? Podemos poner un poco de levadura bajo un
microscopio y ahí conocer la respuesta. ¿Puedo matar a la levadura?
Cambiar esta situación naturalmente es un desafío más que Una manera de conocerlo es poner levadura a hervir durante un ratito,
complejo, porque estamos ante un problema que tiene causas colocarla en un pan y ver que no levó.
múltiples y profundas. Por eso, tal vez una pregunta más útil sea por
dónde empezar. En estos años trabajando con profesores, desde el La pregunta, entonces, ya no es un callejón sin salida, sino la puerta
jardín de infantes hasta la universidad, aprendí que una de las claves de entrada para aprender. Un camino para formar mentes curiosas.
es empezar por las preguntas. Transformar esas preguntas fácticas (¡e Una invitación a pensar.
inertes!) en preguntas para pensar. En desafíos, casos, problemas que
presentan cuestiones intrigantes, que inviten a debatir, a investigar y a Afortunadamente, esta idea de las preguntas para pensar no es
sacar conclusiones. nueva en educación. Desde hace tiempo diversos autores hablan de
la importancia de formular preguntas con sentido, desafiantes, que
Como para explicar mejor de qué se trata, comparto aquí un
ejemplo que hemos usado mucho en las escuelas. Es un clásico de

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posicionen a los alumnos en el rol de productores de conocimiento.
Pero aún estamos lejos de que este tipo de preguntas formen parte del
escenario diario en las escuelas.

La buena noticia es que cuando eso sucede, los resultados


son maravillosos. Lo hemos visto repetidas veces en nuestras
investigaciones y en las de muchos otros colegas. Pero lo más importante
de todo, creo yo, es que la posibilidad de repensar y transformar las
preguntas que proponemos en nuestras clases está al alcance de todos
los que damos clase. No importa dónde. No importa qué edad tengan
nuestros alumnos. Es sólo cuestión de echarle de vez en cuando una
ojeada a las preguntas de nuestros propios pizarrones, o escuchar lo
que preguntamos en voz alta, o en nuestras evaluaciones, y animarnos
a darles esa vuelta de tuerca que nos permita hacerlas volar un poco (¡o
mucho!) más lejos.

Bibliografía
1
por ejemplo Valverde y Näslund-Hadley (2010): La condición de la educación en matemáticas
y ciencias naturales en América Latina y el Caribe. Notas técnicas IBD.
2
OECD (2013): PISA 2012 results in focus. What 15-year-olds know and what they can do with
what they know

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