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Argumentos

Para conseguir que el lector comparta la tesis que defiende, el autor se

vale de los argumentos, que son de muy variado tipo y de diferente

fuerza de convicción, basados algunos en la opinión de expertos en el

tema, otros en datos o hechos objetivos o verificables, en la

experiencia propia o ajena, en ideas generalmente admitidas, en la

moral, en los sentimientos, etc.

Los argumentos que podamos encontrar dependerán mucho del

texto ante el que nos hallemos; no obstante, podemos destacar, entre

los argumentos más habituales, el de autoridad (la argumentación se

apoya en la opinión de un experto en la materia, un filósofo, pensador,

científico… de reconocido prestigio); el estadístico (sobre hechos que

pretenden justificarse en datos verificables, estadísticos, con cifras,

porcentajes… bien cuantificados); el argumento de comparación o

analógico (para demostrar algo recurrimos a una situación o

afirmación similar, se establece una semejanza); el argumento

de ejemplificación (se citan casos concretos para intentar demostrar

una idea más general); el argumento de universalidad o

generalización (se trata de convencer de algo mediante la afirmación

de que la mayoría de la gente piensa así o bien se presenta algo de

forma generalizada aunque no siempre afecte a la totalidad); el

argumento experiencial o de experiencia personal (el autor del texto

trata de demostrar algo a partir de sus observaciones o vivencias

personales, o de alguien próximo a él que se las ha comunicado); el

argumento sapiencial (se recurre a refranes, frases hechas,

aforismos…); el argumento de cita textual (entre comillas -o cursiva-

introduce el mensaje de otro emisor; lo importante no es quién lo

dice, sino lo que dice).


Aunque los expuestos son los más frecuentes, también podemos

encontrar otros como los de causa-efecto o de consecuencia (se juzga un

hecho o se pretende convencer de que algo es positivo o negativo en

función de sus consecuencias); de definición (la argumentación se basa

en precisar con claridad el significado o naturaleza de un concepto o

de una realidad), de contraste (en este caso destacamos las grandes

diferencias entre aquello de lo que queremos convencer y otra

realidad, aunque al mismo tiempo se puede encuadrar en el de

comparación o analógico con la especificidad de que se contrastan

elementos con objeto de resaltar diferencias y no similitudes); “Ad

hominem” (para quitarle valor a un argumento contrario atacamos de


forma personal a quien lo defiende denigrándolo, censurándolo,

desprestigiándolo… pero esto se da más en críticas virulentas); de

refutación (en lugar de argumentar a favor de nuestra tesis

argumentamos en contra de la tesis contraria); de concesión (se acepta

provisionalmente una idea, hecho o argumento de la tesis contraria

para, a pesar de ello, reafirmar la nuestra); morales (basados en sí es

éticamente aceptable o no); afectivos (si se recurre a los sentimentales

o se apela a las emociones) amén de las falacias que son argumentos no

válidos por estar mal construidos, partir de premisas falsas y, en

consecuencia, sacar conclusiones erróneas (pero no es habitual que se

dé en los artículos periodísticos que se suelen poner en los exámenes).

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