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Capítulo 13
El Espíritu Santo nos trae la justicia de Cristo

"Así pues no hay nada en nosotros mismos de qué jactarnos. No tenemos motivo para
ensalzarnos. El único fundamento de nuestra esperanza es la justicia de Cristo imputada a
nosotros y la que produce su Espíritu obrando en nosotros y por nosotros" (Elena G. de White - El
camino a Cristo, p. 63).

“El oficio del Espíritu Santo se especifica claramente en las palabras de Cristo: “Cuando él viniere
redargüirá al mundo de pecado, y de justicia, y de juicio.” Juan 16:8. Es el Espíritu Santo el que
convence de pecado. Si el pecador responde a la influencia vivificadora del Espíritu, será inducido
a arrepentirse y a comprender la importancia de obedecer los requerimientos divinos. Al pecador
arrepentido, que tiene hambre y sed de justicia, el Espíritu Santo le revela el Cordero de Dios que
quita el pecado del mundo. “Tomará de lo mío, y os lo hará saber,” dijo Cristo. “Él os enseñará
todas las cosas, y os recordará todas las cosas que os he dicho” - Juan 16:14; 14:26 (Elena G. de
White - HAp 43).

"Así pues no hay nada en nosotros mismos de qué jactarnos. No tenemos motivo para
ensalzamos. El único fundamento de nuestra esperanza es la justicia de Cristo imputada a
nosotros y la que produce su Espíritu obrando en nosotros y por nosotros" (Elena G. de White -
El camino a Cristo, p. 63).

"La obra del Espíritu Santo es convencer al mundo de pecado, de justicia y de juicio. El mundo
solo puede ser amonestado cuando vea que aquellos que creen la verdad son santificados
por la verdad, cuando vea que practican principios santos y elevados, que demuestran con
altura la línea de demarcación entre los que guardan los mandamientos de Dios y los que los
pisotean. La santificación del Espíritu destaca la diferencia entre aquellos que tienen el sello
de Dios y los que guardan un día falso de reposo" (Elena G. de White - Comentario bíblico
adventista, tomo 7, p. 991).

“El oficio del Espíritu Santo se especifica claramente en las palabras de Cristo: “Cuando él viniere
redargüirá al mundo de pecado, y de justicia, y de juicio.” Juan 16:8. Es el Espíritu Santo el que
convence de pecado. Si el pecador responde a la influencia vivificadora del Espíritu, será inducido
a arrepentirse y a comprender la importancia de obedecer los requerimientos divinos. Al pecador
arrepentido, que tiene hambre y sed de justicia, el Espíritu Santo le revela el Cordero de Dios que
quita el pecado del mundo. “Tomará de lo mío, y os lo hará saber,” dijo Cristo. “Él os enseñará
todas las cosas, y os recordará todas las cosas que os he dicho” - Juan 16:14; 14:26 (Elena G. de
White - HAp 43).

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