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El Espíritu Santo nos trae la presencia personal de Cristo y nos da su mente y carácter. Solo a través del Espíritu Santo podemos vencer el pecado y recibir el poder para vivir como Jesús vivió, incluyendo orar como él oraba. El Espíritu Santo nos capacita para representar a Cristo en la tierra.
El Espíritu Santo nos trae la presencia personal de Cristo y nos da su mente y carácter. Solo a través del Espíritu Santo podemos vencer el pecado y recibir el poder para vivir como Jesús vivió, incluyendo orar como él oraba. El Espíritu Santo nos capacita para representar a Cristo en la tierra.
El Espíritu Santo nos trae la presencia personal de Cristo y nos da su mente y carácter. Solo a través del Espíritu Santo podemos vencer el pecado y recibir el poder para vivir como Jesús vivió, incluyendo orar como él oraba. El Espíritu Santo nos capacita para representar a Cristo en la tierra.
personal de Cristo. Rom 5:20 Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia; (RV 1960) Rom 5:20 la ley apareció para que el pecado se hiciera fuerte; pero si bien el pecado se hizo fuerte, el amor de dios lo superó. (BLS) Solo el Espíritu Santo nos convence de pecado Jua 16:8 Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.
El Espíritu Santo es el representante de Cristo, pero despojado de la
personalidad humana e independiente de ella. Estorbado por la humanidad, Cristo no podía estar en todo lugar personalmente. Por lo tanto, convenía a sus discípulos que fuese al Padre y enviase el Espíritu como su sucesor en la tierra. Nadie podría entonces tener ventaja por su situación o su contacto personal con Cristo. Por el Espíritu, el Salvador sería accesible a todos. En este sentido, estaría más cerca de ellos que si no hubiese ascendido a lo alto. DTG 622.4 Solo el Espíritu Santo nos convence de pecado Jua 16:8 Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.
El pecado podía ser resistido y vencido únicamente por la poderosa
intervención de la tercera persona de la Divinidad, que iba a venir no con energía modificada, sino en la plenitud del poder divino. El Espíritu es el que hace eficaz lo que ha sido realizado por el Redentor del mundo. Por el Espíritu es purificado el corazón. Por el Espíritu llega a ser el creyente partícipe de la naturaleza divina. Cristo ha dado su Espíritu como poder divino para vencer todas las tendencias hacia el mal, hereditarias y cultivadas, y para grabar su propio carácter en su iglesia. DTG 625.1 Solo el Espíritu Santo hace el verdadero milagro de trasplante de corazón. Jua 16:8 Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.
Jua16:13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a
toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. El Espíritu Santo nos trae la presencia personal de Cristo. El Espíritu Santo nos da la mente Cristo.
1Co 2:16 Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le
instruirá?(C) Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.
Gál2:20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo,
mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. Llamado al pueblo de Dios – Estamos a las puertas de la ultima batalla- ¿Qué falta? Por lo tanto Espíritu Santo como representante de Cristo nos habilita personalmente a orar como Jesús oraba. Las Escrituras nos aconsejan: "Orad sin cesar". Esto no significa que hemos de pasar todo el día de rodillas en oración formal. Sí significa que debemos vivir y servir a nuestro Señor en la atmósfera de la oración. La oración es el canal de comunicación entre nosotros y Dios. Dios nos habla por medio de su Palabra, nosotros le respondemos por medio de la oración, y él siempre nos escucha. No podemos cansarlo o abrumarlo con las palabras de nuestro corazón. Vivimos en tiempos difíciles. Los acontecimientos que ocurren a nuestro alrededor exigen que cada seguidor de Cristo mantenga fervientemente su relación con Dios. Para fortalecer esta relación y satisfacer nuestras necesidades emocionales y espirituales, debemos aprender el poder de la oración. Como los discípulos de antaño, debemos rogarle al Señor: "Enséñanos a orar". Or 5.1 - Or 5.3