Está en la página 1de 15

➢ UNIDAD 1: LA PSICOLOGÍA EN EL ÁMBITO JURÍDICO FORENSE.

PSICOLOGIA FORENSE, PSICOLOGIA JURÍDICA. ENFOQUE IUSHUMANISTA.

LA PSICOLOGÍA EN EL ÁMBITO JURÍDICO Y FORENSE. PENSAR LAS PRÁCTICAS DESDE UN


ENFOQUE DE DERECHOS- Ficha de Cátedra.

El objetivo de este texto es reflexionar sobre los diferentes sentidos/significados según en contexto que han
recibido las prácticas que los psicólogos desempeñan en el campo jurídico forense, reconociendo la
necesidad de diseñar una disciplina conforme a una perspectiva de derechos humanos, siendo esto un
mandato ético y legal.

Es por esto que el còdigo de FEPRA (Federación de Psicólogos de la República Argentina), expresa que
el fundamento del quehacer del psicólogo establece que para alcanzar los ideales más elevados de la
profesión supone propiciar “para el ser humano y para la sociedad (...) la vigencia plena de los Derechos
Humanos, la defensa del sistema democratico, la búsqueda permanente de libertad, justicia social y
dignidad, como valores fundamentales. Según el código, los psicólogos entienden el bienestar psíquico como
uno de los Derechos Humanos fundamentales y trabajan según el ideal social de promoverlo a todos por
igual. Debido a este enfoque de derechos el profesional asume un rol de garante de los mismos.

Tras la reforma constitucional de 1994 se incorporan tratados internacionales de derechos humanos,


comenzando un proceso de adecuación de la legislación nacional y las políticas de estado a los mismos. Sin
embargo, el reconocimiento de derechos constituye sólo una parte de la labor ya que existen materias
pendientes en materia legislativa, consistiendo el desafío en producir saberes y diseñar prácticas que tienden
a materializar el acceso universal de las personas.

Finalmente es necesario establecer las pautas de intervención , pensando la práctica dentro de su


dimensión histórica promoviendo una acción crítica superadora. En este sentido se produce un
entrecruzamiento entre disciplinas “psi” y el ámbito de justicia (motivado por demandas de control
social). Pensando el ROL DEL PSICÓLOGO no como el diagnosticador de “anormales”, si no como aquel
que pueda intuir en aquellos sujetos que por diversas cuestiones caen en la órbita judicial, los pasajes
de las trayectorias vitales que han suscitado tal destino e intentar restituir aquellos derechos que han
sido vulnerados, atendiendo a aquellos colectivos históricamente postergados, y que constituyen el blanco
predominante del poder del estado.

● DETERMINACIÓN DEL CAMPO JURIDICO-FORENSE EN EL MARCO NORMATIVO.


La Ley N°9538 de Ejercicio Profesional de los Psicólogos y creación del Colegio promulgada en 1984 ,
establece cinco ámbitos: clínica, laboral, educacional, jurídica y social.

El ámbito jurídico: “La esfera de acción que se halla en los Tribunales de Justicia, Institutos Penales,
Institutos de internación de menores, Organismos Policiales, y demás dependencias afines”. Está incluido
como un área de la psicología social que comprende “el estudio y prevención de las conductas delictuosas;
la asistencia psicológica en rehabilitación del penado; la orientación psicológica del liberado y sus familiares: y
la realización de peritajes judiciales conforme a la preceptiva vigente. El grupo poblacional que se destina a la
intervención está constituido por personas que han transgredido la ley penal y sus familiares (población que
fue en términos históricos objeto de la primera intervención”psi”); enmarcando las tareas explicitadas en el
control y disciplinamiento. Los términos reeducación/rehabilitación , reenvían un conjunto de teorías acuñadas
en los años 50, que se apoyan en la idea de que las instituciones carcelarias complementan la supuesta
socialización deficitaria que ha llevado al sujeto a delinquir. La subjetividad se constituye como causa del
1
delito y la propuesta es siempre terapéutica. Debido a que las demandas se han ampliado y complejizado se
han abierto nuevas posibilidades de desempeño profesional más allá del peritaje aunque no se encuentren
explicitadas en la legislación.

En 2003 la Carrera de Psicología ha sido declarada de Interés Público, es decir que la misma puede
comprometer con su ejercicio la salud, seguridad o los bienes de los habitantes ”poniendo el riesgo de modo
directo a la población". Debido a esto, el Ministerio de Educación debe fijar, con acuerdo del Consejo de
Universidades, las actividades profesionales reservadas al título/ incumbencias. En correlación al campo
jurídico-forense las actividades reservadas al título de Psicólogo o Licenciado en Psicología son:

7. Diagnosticar, realizar peritajes, asesorar y asistir psicológicamente, en el campo jurídicoforense, a personas


en conflicto con la ley y víctimas de delitos, a sus respectivos familiares, e intervenir en los aspectos
psicológicos de las problemáticas de minoridad.

12. Participar desde la perspectiva psicológica en el diseño, la dirección, la coordinación y la evaluación de


políticas, instituciones y programas de salud, educación, trabajo, justicia, derechos humanos, desarrollo
social, comunicación social y de áreas emergentes de la Psicología.

14.Asesorar en la elaboración de legislación que involucre conocimientos y prácticas de las distintas áreas de
la Psicología.

Las incumbencias de un título cumple una función demarcativa: establecen los alcances y límites de una
determinada formación universitaria; autoridad y dominio (el estatuto jurídico de una incumbencia no es el de
una ley de ejercicio profesional). La Universidad tiene la tarea de formar profesionales en todas las áreas de
competencia a las que habilitan las leyes de ejercicio profesional y las incumbencias ministeriales.

● CONSTRUYENDO UNA HISTORIA DE LAS DEFINICIONES: ¿CAMPO JURÍDICO O FORENSE?


Las discusiones alrededor de dichos términos constituyen un intento de delimitar el área de trabajo.
Entendemos por área a la esfera de acción específica que responde a un cúmulo suficiente de conocimientos,
con una demanda social instaurada, delimitando objetivos y población específicos. Se han obtenido diversos
nombres a lo largo de la historia pero ninguno de los siguientes términos puede considerarse sinónimo:
Psicología Criminal, Psi. Legal , Psi. Aplicada a Tribunales, Psi. Jurídica, Psi. Forense, Psi. Social del
Derecho, Psi. Judicial, Psicología y Ley, Psi. del Derecho y Psi. Criminológica.

Los Inicios: siglo XIX y principios del XX.


Las primeras nominaciones refieren al espacio de intervención que inaugura el vínculo de las disciplinas “psi”
con el derecho: la justicias penal. Así se la denominó Psi. Criminal o Criminológica (1898). La psicología se
desarrolla como práctica en Argentina desde antes que se construyera como disciplina académica; siendo
este un periodo de ejercicio de psicología sin psicólogos (hecha por médicos, alienistas, abogados, filósofos).

En los finales de S XIX y principio S XX , de la mano de la ideología positivista, se inscriben en un proyecto


político oligárquico que requiere delimitar qué sectores de la población formarán parte de la condición de
ciudadano. Estas teorías desempeñaron un papel hegemónico en Argentina a principio de siglo, generando la
tarea de homogeneizar las estructuras sociales. Es decir, diagramar un modelo de país donde las
instituciones trazaran el límite en cuyo interior se acomodaran los sectores integrales de la modernidad. “Con
el positivismo la psicología adquiere un giro eminente práctico: surge como un recurso de interpretación de la
realidad social y política, y como un modo de lograr un hombre nuevo e imponer algún tipo de identidad
nacional. Sus tópicos giran en torno a la locura y el delito; la barbarie y la educación; las masas como un
nuevo sujeto social y político; los inmigrantes y la construcción de la identidad nacional.

2
Un saber psicológico sujeto a los dispositivos públicos de control del comportamiento individual, de las masas
y de los trastornos psíquicos. La psiquiatría será una de las tecnologías utilizada para comprender y operar
sobre los sectores pre o extra capitalistas que se muestran renuentes o impasibles ante el progreso
modernista “la higiene pública y la economía van de la mano”. La criminología positivista contribuyó a redefinir
el alcance de la soberanía, los instrumentos de poder y las pretensiones hegemónicas del estado oligárquico.

Hacia la profesionalización.
Entre 1954, fecha de realización del Primer Congreso Nacional de Psicología y 1959, se establecen las áreas
de intervención del psicólogo y se crean las primeras carreras universitarias, entre ellas psicologia.

En la UBA la carrera se crea con un predominio de orientación clínica. Sin embargo, ella se encuentra
atrapada en las incumbencias ya que se considera a la psicología clínica un problema médico; dicha impronta
se diluye pronto con la llegada de profesores con orientación psicoanalítica, como Bleger, Ulloa, Berstein. La
primera cátedra universitaria se creó en la UNSL y fue denominada “Psicología Criminológica”.

Entre 1976-1983 período signado por la dictadura militar se realiza la primera formulación sobre incumbencias
del psicólogo, negándole la posibilidad de ejercer prácticas terapéuticas: “resolución de los tres no”, no al psa,
no a las psicoterapias, no a la administración de drogas. Las incumbencias del psicólogo venían a definirse
por sus restricciones. Dicha resolución sobre las incumbencias generó tres efectos inesperados. El campo
jurídico forense no se desarrolla, ya que la inserción institucional del psicólogo se encuentra ampliamente
limitada. Se consolidaba el perfil clínico del psicólogo junto al psicoanálisis que podía afirmarse al margen de
las universidades y sin necesidad de apoyos gubernamentales. Otras ramas de la psicología , más
necesitadas de soportes institucional que la clínica no lograban desarrollarse. El campo tomara impulso al
inicio del período democratico, a partir de 1983.

● LAS LUCHAS CONTEMPORÁNEAS POR LAS NOMINACIONES.


La discusión acerca de la nominación, adquiere relevancia ya que las cátedras actualmente han adoptado una
u otra.

Para abordar el término jurídico judicial abordaremos la obra Del Pololo, el cual entiende por psicología
jurídica, el estudio desde la perspectiva psicológica de conductas complejas y significativas en forma actual o
potencial para lo jurídico. Descarta el término forense porque circunscribe el ámbito de actuación a los
tribunales de justicia, la denominación jurídica o judicial hace referencia a un campo más extenso. Osvaldo
Varela afirma que decir Psicología Forense es acotar el campo, ya que la palabra forense hace referencia a
un cargo que implica trabajar en relación de dependencia de la justicia. En consecuencia, la denominación
Jurídica es más apropiada, ya que como psicólogos llevamos a cabo en ámbitos que no son jurídicos, pero
que están atravesados por este discurso.

En cambio, Degano opta por la denominación “psicología forense”. Justifica su elección en la etimología del
concepto foro realizando esta serie de equivalencias: foro-mercado-juzgado-tribunal. El espacio del Foro es
definido como un lugar esencialmente resolutivo de situaciones conflictivas y por lo tanto está ajustado a las
pautas de Derecho: la administración de justicia. Tiene en su estructura una figura central: el juez o juzgador.
Por lo tanto, en la actualidad el foro designa: “el espacio simbólico que representa acciones- procedimientos
de administrar justicia y los dispositivos donde se asientan esas acciones” Hablar de psicología forense por lo
tanto, indica las instancias donde se desarrollan prácticas psicológicas vinculadas con las prácticas de
valoraciones de conductas y actividades consecuentes que se relacionan con la justicia aun fuera del entorno
judicial o, la intervención de profesionales sociólogos en los estamentos de la administración de justicia y las
instituciones cuyos objetivos se relacionan con las prácticas judiciales. Si entendemos que la práctica es el
“conjunto a articulados de actividades sobre una materia que en ese momento estructura una modalidad
específica (la técnica) podemos concluir que la psicología forense el conjunto de actividades de prácticas
psicológicas (y sus técnicas) que operan sujetos en condiciones de sujeción judicial”. Descarta el término

3
judicial o jurídico porque acortaría sus intervención a interrogar las posiciones del sujeto en relación a los
sistemas normativos.

Esto es importante porque “jus” de jurídico – justicia remite a derecho, entonces el campo de acción sería
mucho más grande que si adjetivamos a la psicología como forense. Porque forense, “foro” remite a la
administración de justicia, tribunales, pero también a plaza, la plaza donde se lleva a cabo lo público, los
juicios y las condenas. Se arma una gran discusión respecto a este tema. Foro adquiere significancia
simbólica como lo público, tribunales y administración de justicia.

En nuestra facultad se llama jurídico forense como una manera de no entrar en esas discusiones.
Entendemos como psicología en el ámbito jurídico forense aquellas prácticas que se desarrollan en el ámbito
de administración de justicia y en las instituciones que se relacionan con ella por sus objetivos: las cárceles,
los manicomios, las organizaciones de asistencia a la víctima, los institutos que alojan a adolescentes, los
dispositivos de guarda, de adopción, de tomas de medidas judiciales respecto de la niñez, etc.… el campo de
trabajo es amplísimo y en las diferentes unidades vamos a tratar de dar cuenta de esto.

SUSANA OLCESE: La nominación “psicología en el ámbito jurídico y forense” implica que no se trata de una
“psicología jurídica y/o forense”, sino que se trata de suscitar una diferencia entre los discursos psicológico y
jurídico. Dicho de otro modo: a partir de una particular formación académica en una carrera de psicología, el
psicólogo es interrogado desde la ciencia jurídica para que exprese conclusiones en virtud de su formación.

¿Por qué el enfoque de derechos? Porque tener que decir que es una psicología con enfoque de derechos,
si esto es una obligación, un mandato ético y legal. No puede haber prácticas contraderecho. Entendiendo
entonces al bienestar psíquico como uno de los ddhh fundamentales, los psicólogos trabajan promoviendo a
todos por igual, en el mayor nivel de calidad posible y con el único límite que la ética y la ciencia establecen.
No queda duda de que, porque somos ciudadanos y nadie está habilitado a violar derechos, pero también
porque específicamente la regulación de nuestra profesión así efectivamente lo indica. NO habría un lugar
otro desde donde producir. Es incompatible un sistema manicomial con la protección de los ddhh, esto es
claro. En este sentido, dice que debemos recorrer un trayecto desde el paradigma de la peligrosidad o
discapacidad hacia el paradigma de la capacidad; desde un enfoque tutelar hacia uno de derechos, de
la exclusión a la inclusión y desde la consideración de sujetos al derecho a sujetos de derecho. Esta
es una de las inspiraciones que efectivamente el programa de la asignatura. La otra, que es la que vemos en
prácticos, son las recomendaciones, que se establecen cuando se reglamenta la Ley de Salud Mental
(en 2014), a las universidades respecto de la formación que deberían incorporar. El programa está
organizado según estas recomendaciones, que agrupa fundamentalmente en 3: Enfoque de derechos,
inclusión social e interdisciplina.

Para definir lineamientos en torno a las intervenciones en el campo, es necesario pensar críticamente, en un
proceso de intervención sobre el saber acumulado. El discurso crítico no puede tener ninguna pretensión de
perfección, ya que se encuentra en permanente proceso de elaboración.

ESTE APARTADO PRETENDE EXPLICITAR UNA PERSPECTIVA DE ABORDAJE DEL QUEHACER


DISCIPLINAR EN EL CAMPO JURÍDICO-FORENSE, ADECUADA A LOS PRINCIPIOS DE DERECHOS
HUMANOS QUE ORIENTAN NUESTRA PROFESIÓN. Lostaló escribe una fundamentación para una
propuesta de psicología forense desde un enfoque de derechos, a la que denomina Psicología forense
inhumanista. Pretende postularse como una perspectiva que establezca los lineamientos para pensar los
tópicos de la psicología forense así como para diseñar líneas de acción. Su propuesta puede resumirse en los
siguientes postulados:

4
1. Los contenidos de los programas deben adecuarse a los principios internacionales de derechos
humanos. Esta reoorganización tiene como objetivo generar prácticas que garanticen el acceso
efectivo a los mismos.
2. La currícula adolece carencias. Por tanto, urge incorporar temas históricamente silenciados,
cuestiones que atraviesan los jurídicos forense pero también lo exceden: el abuso sexual, el
tratamiento de la infancia vulnerable, los efectos traumaticos de las catastrofes naturales y/o sociales,
la violencia institucional, etc.
3. Los problemas que atañen a la disciplina deben comprenderse como fenómenos determinados
pluridimensionalmente y consecuencia, exigen un abordaje interdisciplinario.
4. Es necesario superar el paradigma tecnocrático, reconociendo que el contacto con el aislado
constituye un encuentro con otro ser humano.
5. El reconocimiento de que la persona asistida ante todo es un sujeto de derechos y que el mismo es el
eje vertebral de la intervención psicológica. Por lo cual, el profesional psicológico es corresponsable en
la tarea de que esos derechos se efectivicen.

La propuesta de Lastolò enmarca la formación disciplinar en el nuevo paradigma que expresa la Ley Nacional
de Salud Mental N°26657, basado en un enfoque de derecho y orientado a la inclusión social de las personas
con padecimiento mental.

La FePRA reconoce que las prácticas profesionales no se adecuan a este nuevo paradigma y afirma que
“mientras se mantengan las mismas prácticas la ley quedará como una declamación de buenos deseos y no
encarnará haciéndose letra viva (...) Si los trabajadores de la salud mental desconocen la profunda
implicación de los Derechos Humanos tienen en las actividades ligadas a la Salud, la ley no culmina de
materializarse en acciones propias de nuestro ejercicio profesional”.

Recomendaciones a las universidades públicas y privadas. Ley nacional 26657. Cap 3, artículo 33.

Se desarrollan para la formación de profesionales acorde a los principios establecidos en la ley, políticas y
dispositivos, teniendo en cuenta los tratados internacionales de ddhh y salud mental. La CoNisMa (comisión
interministerial en políticas de S.M y Adicciones) elaboró este documento como insumo para las
universidades.

● Enfoque de derechos: principio de no dicriminación, capacidad jurídica (las personas con


discapacidad tienen derecho en todas partes al reconocimiento de su personalidad jurídica), ética,
modelo social de la discapacidad, perspectiva de género.
● Inclusión social: participación comunitaria, colectivos sociales vulnerados, accesibilidad, dispositivos
sustitutivos del monovalente, adultos mayores.
● Interdisciplina e Intersectorialidad (debe promoverse el mantenimiento de vínculos, contactos y
comunicación de las personas internadas con sus familiares, allegados y con el entorno laboral y
social).
● Salud pública: salud pública y salud mental, gestión (conocimiento de herramientas adecuadas de
gestión que incide en el ejercicio profesional), epidemiología, realidad local, determinaciones sociales,
promoción de la salud mental, enfoque comunitario, abordaje de consumos problemáticos,
intervenciones en la infancia.

NIKKEN "La protección de los derechos humanos: haciendo efectiva la progresividad de los derechos
económicos, sociales y culturales"

¿Cuál es la relación de los DDHH con nuestra práctica? Nuestro código de ética nos obliga a preservar la
salud, que es un derecho humano fundamental. Estamos obligados por ser ciudadanos de la Nación
5
Argentina, por ser miembros de la comunidad de profesionales de la salud en general y por ser psicólogos/as
en particular, a preservar la salud.

¿QUÉ SON? Lo que se conoce como derechos humanos está referido al reconocimiento de que toda
persona humana, por el hecho de serlo, es portadora de atributos autónomos que deben ser
reconocidos y protegidos por el Estado. Toda persona es titular de esos derechos y su exigibilidad no
depende de su consagración legislativa. Son derechos subjetivos que emanan la dignidad humana y la
resguardan. Son subjetivos en tanto la persona tiene el derecho de exigir su realización y reclamar si
se viola lo que dice la norma, por eso para que el derecho subjetivo pueda existir es necesario que
haya un derecho objetivo (la ley). La noción de derechos humanos se corresponde con la afirmación de la
dignidad de la persona frente al Estado.

Son indisociables del concepto de estado. La persona tiene derechos frente al Estado y por lo tanto éste
tiene deberes de respeto, protección, promoción y garantía. Debe asimismo, organizar su estructura y su
orden jurídico-político a fin de asegurar su plena realización. Son objeto de protección por parte del Estado y
que, si esta falla, hay medios de obtenerla en el ámbito internacional.

CARACTERÍSTICAS DE LOS DDHH:

1. Universalidad: Corresponde de manera igual a toda persona sin discriminación alguna y estan por
encima de la jurisdicción de cualquier Estado, en todo el mundo y frente a todo el mundo.
2. indivisibilidad e interdependencia: Los DDHH son indivisibles como indivisible es la dignidad
humana. No se admiten desmembraciones ni jerarquías. Tampoco es admisible que se respeten unos
derechos mientras se vulneran otros.
3. Inalienabilidad e imprescriptibilidad: Nadie puede ser despojado de sus derechos humanos. Esto
no impide que los DDHH estén sujetos a limitaciones legítimas y compatibles con ellos, tanto
ordinariamente como bajo circunstancias de excepción.
4. Irreversibilidad: Una vez que un determinado derecho ha sido formalmente reconocido como
inherente a la persona humana queda definitiva e irrevocablemente integrado a la categoría de
aquellos derechos cuya inviolabilidad debe ser respetada y garantizada. La dignidad humana no
admite relativismo, de modo que sería inconcebible que lo que hoy se reconoce como un atributo
inherente a la persona, mañana pudiera dejar de serlo por una decisión gubernamental.
5. Progresividad: La enumeración constitucional a los derechos humanos es meramente enunciativa y
no taxativa, pues no excluye la protección de otros derechos inherentes a la persona humana que no
figuran expresamente en el texto constitucional. La progresividad, lo que denota es que la “aparición”
(reconocimiento DDHH) se ha ampliado y esa ampliación sea irreversible.

¿COMO SURGEN LOS DDHH? ¿CÓMO SE DA EL PROCESO DE INTERNALIZACIÓN DE LOS


DERECHOS?

El primer lugar donde se enuncian internacionalmente es, finalizada la primera guerra mundial, cuando se
firma el tratado de Versalles, tratado de paz. En ese momento se limitan a los derechos de los trabajadores
(jornada de 8 horas, domingo de descanso, etc). Todo esto sobre la base de que sin justicia social no hay paz
posible.

El segundo hito que es más contundente en relación a la internalización de los derechos humanos se da
cuando finaliza la segunda guerra mundial. Los crímenes del nazismo, llevan a crear una comisión de la
ONU que tiene como tarea construir una Declaración universal de DDHH (1946), y esto se declara el 10 de
diciembre de 1948, día internacional de los derechos humanos.

6
En ese mismo año también se promulga la Declaración Americana de los Derechos del Hombre. Esta
declaración más el Pacto de San José de Costa Rica en 1969, van a constituir las dos legislaciones básicas
que fundan al Sistema Interamericano de Derechos Humanos.

Ambas declaraciones tuvieron gran autoridad y uso, sin embargo no tiene fuerza vinculante. Esto quiere decir
que los Estados no tienen obligación de cumplirlas. En este sentido debemos diferenciar lo que es una
declaración de una convención o pacto.

Una declaración no es vinculante, no expresa una obligación, expresa más bien una obligación moral.
Entonces suelen ser el paso previo a los tratados, pactos o convenciones que sí son vinculantes y
constituyen obligaciones para los Estados que los suscriben. Ahora bien, las declaraciones adquieren fuerza
obligatoria cuando se incluyen en la constitución nacional. Además existen recomendaciones de los
organismos internacionales, protocolos, resoluciones ,que tienen menor rango jurídico porque no son
leyes pero sugieren medidas y acciones que pueden implementar para realizar esos derechos.

Hasta acá tenemos dos grupos de derechos (civiles y políticos - culturales, económicos y sociales). En el
contexto de la guerra fría, hacia 1950 se inicia una nueva discusión, una confrontación política entre EEUU y
la Unión Soviética. Estados Unidos sostiene que los Estados no están obligados a satisfacer derechos
sociales, económicos y culturales, cuyo fundamento es económicamente liberal. Por el contrario la Unión
Soviética sostiene que si no se resuelve la garantía al accesos de los derechos sociales, económicos y
sociales, los derechos civiles y políticos serán privilegio de la burguesía. Como consecuencia se elaboran dos
pactos, un pacto de derechos civiles y políticos, y otro de derechos económicos, sociales y culturales. Nikken
toma esto, y sostiene que esta división corresponde a una coyuntura política y no tiene ningún
fundamento conceptual ni jurídico.

De esta pequeña historización, como conclusión podemos mencionar que el concepto de los DDHH es
un concepto dinámico, no taxativo, y que emergen de necesidades históricas y por lo tanto se puede ir
ampliando indefinidamente, y sin duda, culminan siendo reconocidos en un proceso que no es
jurídico sino que se inscriben en el seno de las sociedades, en las luchas históricas contra la
opresión.

En este sentido, se alude a GENERACIONES DE DDHH porque han aparecido en oleadas correspondientes
a hitos de la humanidad, no son jerarquías.

➔ PRIMERA GENERACIÓN: DD CIVILES Y POLÍTICOS. surgen en la modernidad para ponerle límite


al poder estatal, contra la arbitrariedad y despotismo que encarna el poder del estado. Son los
primeros en aparecer. Son individuales, atañen a la vida, integridad y seguridad, libertades
fundamentales (voto, religión, expresión, agrupación, tránsito, etc). Los grupos excluidos fueron: las
mujeres, niños, y minorías por raza, origen nacional y estatus económico.
➔ SEGUNDA GENERACIÓN: DD ECONOMICOS, SOCIALES Y CULTURALES. Surgen primero
proclamados en la constitución de México en 1917, luego con la revolución rusa y alemania con el
Estado social, ESTADO DE BIENESTAR. Tienen que ver con el DD a la igualdad. Están relacionados
con las condiciones de vida y acceso a bienes materiales y culturales. A diferencia de los primeros que
ponen límite a la intervención del estado, en este caso se exige su intervención pero a través de
prestaciones, acciones tendientes a garantizar dd.
➔ TERCERA GENERACIÓN: DD COLECTIVOS. de solidaridad o emergentes. Resultaron por un
proceso de descolonización por la creación de la ONU. DD al desarrollo, medioambiente saludable,
paz.

7
EL COMIENZO DE LA ALIANZA ENTRE EL CAMPO PSI Y LA JUSTICIA PENAL.
Dispositivo psiquiátrico-jurídico. Monomanía y degeneración: dos conceptos claves para
comprender la alianza entre la psiquiatría y la justicia penal. Noción de individuo
peligroso.

La evolución de la noción de individuo peligroso. FOUCAULT.

Se desarrolla el surgimiento del dispositivo psiquiátrico-judicial a partir de la extensión del campo de la


psiquiatría durante el siglo XIX, a un campo de conductas que hasta entonces gozaban de un tratamiento
judicial o disciplinario. Siguiendo a Foucault, se inaugura así un tratamiento de lo ‘’anormal’’, término que no
designa en sí a una enfermedad pero tampoco al crimen, que no supone una intervención estrictamente al
modo de una sanción ni terapéutica. Se intenta hacer una genealogía del dispositivo psiquiátrico-judicial a
partir del problema del peligro, encarnado en principio en la figura del monstruo como excepción de la
expresa monomanía y extendiéndose luego al desorden cotidiano a partir de la noción de degeneración.

El aparato judicial establece los actos delictivos, determina su autor y lo sanciona con penas previstas por la
ley. Pero la maquinaria penal se atasca cuando el culpable se calla ante la cuestión esencial para el tribunal:
¿quién eres tú? No es suficiente con que el acusado responda "soy autor de los delitos que se me imputan.
Eso es todo. Juzguen”. Al acusado se le pide mucho más, más allá, se le exige una confesión, un examen de
conciencia, una explicación de sí mismo, una aclaración de lo que él es. La maquinaria penal ya no puede
funcionar simplemente con la ley, con la infracción y con un autor responsable; se requiere un
material suplementario, necesita que el imputado hable y de razones. ¿Se puede condenar a muerte a
alguien que no se conoce?

Foucault presenta de qué manera el saber médico inicia esa rama de la medicina, la psiquiatría legal
vinculada al derecho, y esta será la que dará respuesta a la pregunta. Es decir, se da una torsión desde
¿quien eres tú? a ¿Quién es él/ella?.
La intervención de la psiquiatría en el terreno penal surgió a comienzos del siglo XIX con una serie de
crímenes que se presentaban bajo la misma forma, los cuales fueron el núcleo de discusiones entre médicos
y juristas:

1. Estos crímenes presentan un cuadro muy diferente del que había constituido hasta entonces la
jurisprudencia de la locura criminal. Hasta finales del siglo XVIII el derecho penal no se planteaba la
cuestión de la locura más que en los casos en los que se presentaba bajo la forma de demencia o
imbecilidad, o bajo la forma de furor. Surge un problema nuevo: el de los crímenes que no han
estado precedidos, acompañados o seguidos de ninguno de los síntomas tradicionalmente
conocidos y visibles de la locura. En todos los casos se insiste que el crimen surge de la que podría
denominarse un grado cero de locura.

2. No se trata de delitos sin importancia sino de crímenes graves, casos criminales extremadamente
violentos y extremadamente raros.

3. Estos grandes crímenes tienen también en común el hecho de que se desarrollan en la esfera
doméstica. Son crímenes en los que se ven implicadas personas de generaciones diferentes. Crimen
contra natura.

4. Han sido cometidos "sin razón” (sin interés, sin pasión, sin motivo e, incluso, sin estar fundados en
una ilusión delirante).

PRIMER MOMENTO: MONOMANÍA HOMICIDA


En el momento en que se funda la nueva psiquiatria, el gran asesinato monstruoso, sin razón ni
preliminares, la irrupción repentina de la contranaturaleza en la naturaleza, es pues la forma singular y
paradójica bajo la que se presenta la locura criminal o el crimen patologico. Digo paradójica puesto que lo que
se pretende apresar es un tipo de alienación que únicamente se manifestaría de repente y bajo las formas del
crimen, es decir, una alienación que tendría como único y exclusivo síntoma el crimen mismo, y que podría
desaparecer tras su ejecución. E inversamente se intentan detectar crímenes que tienen como razón, como

8
autor y como "responsable jurídico” en cierto modo algo que en el sujeto está fuera de su responsabilidad. Lo
que la psiquiatría del siglo XIX inventó es esa identidad absolutamente ficticia de un crimen-locura, de un
crimen que es todo él locura, de una locura que no es otra cosa que crimen (monomanía homicida).
FIcticia porque no hay una justificación científica. A pesar de todas sus reticencias a aceptar esta noción de
monomanía los magistrados de la época terminaron por aceptar el análisis psiquiátrico de los crímenes
realizado a partir de esta tan extraña noción que resultaba por otra parte tan difícil de aceptar por ellos.
Convirtiéndose la monomanía homicida en la noción clave de la protohistoria de la psiquiatría
criminal.

A comienzos del siglo XIX, cuando la tarea de la psiquiatría consistía en definir su especificidad en el ámbito
de la medicina y de dar a conocer su cientificidad, por tanto se funda como especialidad médica; ¿por qué
quiso inmiscuirse? ¿Por qué los médicos se empeñaron en reivindicar la locura de personas que habrían sido
consideradas como simples criminales?¿A qué se debe esta cruzada en favor de la patologización del
crimen? El hecho resulta tanto más sorprendente si se tiene en cuenta que poco tiempo antes, a finales del
siglo XVIII, los creadores del alienismo, Pinel especialmente, protestaron contra la mezcolanza que se
practicaba en muchas Instituciones de internamiento entre enfermos y delincuentes. ¿Por qué restablecer de
nuevo ese parentesco que tanto costó separar? Porque se trataba menos de un terreno de conocimiento a
conquistar que de una modalidad de poder a garantizar y justificar. Si la psiquiatría se convirtió en algo tan
importante en el siglo XIX no es simplemente porque aplicase una nueva racionalidad médica a los
desórdenes de la mente o de la conducta, sino porque FUNCIONABA COMO UNA FORMA DE HIGIENE
PÚBLICA.
La psiquiatría, en el tránsito del siglo XVIII al XIX, adquirió su autonomía y se revistió de tanto prestigio porque
pudo inscribirse en el marco de una medicina concebida como reacción a los peligros inherentes al cuerpo
social. Los alienistas eran conscientes de tratar un "peligro" social, puesto que la locura estaba ligada, a su
juicio, con condiciones malas de existencia , o era percibida como fuente de peligros. Se comprende así la
importancia que la psiquiatría podía conceder a ese empeño de demostrar la existencia de algo tan fantástico
como la monomanía homicida.

¿Por qué la institución penal acepta la monomanía homicida? ¿Por qué la institución penal, que durante
tantos siglos no había necesitado de la intervención médica, salvo en algunos casos evidentes, se sirve con
gusto del saber médico a partir de 1820? han sido los jueces los que han solicitado el parecer debidamente
formulado de los psiquiatras y lo han solicitado sobre todo en relación con estos famosos crímenes sin razón.
No es pues "desde arriba" -por medio de códigos o de principios teóricos- como la medicina mental ha
penetrado en la penalidad, sino más bien "desde abajo" -desde los mecanismos de castigo y del sentido
que les confiere-. CASTIGAR, se había convertido en un conjunto de procedimientos concertados para
modificar a los infractores: el ejemplo aterrorizante de los suplicios o la exclusión, ya no eran suficientes en
una sociedad en la que el ejercicio del poder implicaba una tecnología razonada de los individuos. Las formas
de castigo, la adecuación del castigo al estado moral del criminal y a sus progresos- todo esto implica que el
castigo recae más sobre el criminal mismo que sobre el crimen, es decir, sobre lo que lo convierte en
criminal: sus motivos, sus móviles, su voluntad profunda, sus tendencias. SE ADAPTAN LAS
MODALIDADES DE CASTIGO A LA NATURALEZA DEL CRIMINAL.

Se plantea la necesidad de condenar, pero no se ve la razón de por qué castigar. Habiéndose convertido
entonces la razón del crimen en la razón de castigar ¿cómo castigar un crimen sin razón? Para castigar se
necesita saber cuál es la naturaleza del culpable. Pero si no se cuenta más que con el crimen por una parte, y
con el autor por otra, la responsabilidad jurídica autoriza formalmente el castigo, pero no puede darle un
sentido. Es decir, para que pueda funcionar la máquina punitiva no basta con que exista una infracción real;
es necesario también establecer el motivo, es decir, una relación psicológicamente inteligible entre el acto
y el autor.

Los médicos, van a ser llamados en tanto que "especialistas del móvil": tendrán que valorar no sólo la
razón del sujeto sino también la racionalidad del acto, el conjunto de relaciones que ligan el acto con los
9
intereses, los cálculos,los hábitos del sujeto. Y si bien los magistrados se niegan con frecuencia a aceptar el
diagnóstico de monomanía, no tienen más remedio que aceptar gustosos el conjunto de problemas que esta
noción suscita, la integración del acto en la conducta global del sujeto. Cuanto más diáfana sea esta
integración, más fácilmente el sujeto aparecerá como punible. Cuanto menos evidente sea esa integración
más el acto del sujeto se asemejara a un mecanismo repentino e irrefrenable que irrumpe en el propio sujeto
y en consecuencia éste, el responsable, se mostrará más difícilmente objeto de punición y la justicia aceptará
entonces desasirse de él considerándolo un loco.

La intervención de la medicina mental en la institución penal a partir del siglo XIX se debe al ajuste de dos
necesidades que proceden, por una parte, del funcionamiento de la medicina como higiene pública y, por otra,
del funcionamiento de la punición legal como técnica de transformación individual.

El tema del hombre peligroso se encuentra así inscrito tanto en la institución psiquiátrica como en la
institución judicial. Cada vez más la práctica, y posteriormente la teoría penal, tendrán tendencia, en los siglos
XIX y XX, a hacer del individuo peligroso el objetivo principal de la intervención punitiva. Cada vez más la
psiquiatría del siglo XIX por su parte se orientará hacia la búsqueda de los estigmas patológicos que pueden
marcar a los individuos peligrosos.

SEGUNDA PARTE: TEORÍA DE LA DEGENERACIÓN.


Los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX, la noción de monomanía fue abandonada, un poco
antes de 1870. Las razones son fundamentalmente dos. La primera consiste en que la idea de una locura
parcial centrada exclusivamente en un punto, fue sustituida por la idea de que una enfermedad mental no es
necesariamente una patología del pensamiento o de la conciencia, sino que puede afectar también a la
afectividad, dejando casi intactas las formas de pensamiento ( locura moral/ perversión). Pero la monomanía
fue abandonada también por la visión según la cual las enfermedades mentales evolucionan de forma
compleja y polimorfa y pueden presentar síntomas específicos, y esto no solamente a escala individual sino
también generacional: la degeneración. En la medida en que se puede definir esa gran arborescencia
evolutiva ya no hay por qué seguir oponiendo los grandes crímenes misteriosos y monstruosos, que remiten a
la violencia incomprensible, a la pequeña criminalidad. Sin embargo, ya se trate de incomprensibles masacres
o de pequeños delitos se puede sospechar que existe una perturbación más o menos grave de los instintos o
de los estadios de una evolución.
En principio al menos, existe un continuum psiquiátrico y criminológico que permite abordar en términos
médicos cualquier grado de escala penal. La cuestión psiquiátrica no se localiza en grandes crímenes,
si no que se generaliza a todo el territorio de las infracciones. Un desarrollo intensivo de las redes
policiales implicó una reorganización y una vigilancia del espacio urbano y supuso también la persecución
mucho más sistemática y mucho más eficaz de la pequeña delincuencia. Los conflictos sociales, las revueltas
armadas han inducido a los poderes públicos a asimilar los delitos políticos al crimen de derecho común y si
suma como elemento el fracaso repetido de la maquinaria penitenciaria.

Fueron los sueños de los reformadores del siglo XVIII, quienes proporcionaron al encarcelamiento,
racionalmente dirigido, la función de la verdadera terapéutica penal cuyo resultado debería ser la
reforma. Ahora bien, desde muy pronto se dieron cuenta de que la prisión producía exactamente el resultado
contrario, que era más bien una escuela de delincuencia. Se produjo entonces una situación en la que existía
una muy intensa demanda social y política de reacción contra el crimen y de represión, una originalidad
en la medida en que debía ser pensada en términos jurídicos y médicos; y por tanto la pieza central de la
institución penal desde la Edad Media, es decir, la responsabilidad, parecía inadecuada para pensar este
amplio ámbito de la criminalidad médico-legal. Esta inadecuación de la noción de responsabilidad exige nada
menos que una salida de las demarcaciones del derecho, una verdadera "despenalización” del crimen a
través de la puesta en práctica de un engranaje de un tipo muy distinto (medicina legal). Se trataba de
lo siguiente:

10
a) Abandonar totalmente la noción jurídica de responsabilidad y plantear como cuestión fundamental no
el grado de libertad del individuo, sino el nivel de peligro que éste constituía para la sociedad.
b) Señalar que los procesados que el derecho reconocía como irresponsables, eran justamente ellos
quienes constituían el mayor peligro.
c) Esgrimir que lo que se denominaba "pena" no era tanto un castigo cuanto un mecanismo de defensa
de la sociedad; subrayar por tanto que la diferencia no estriba entre responsables que deben ser
condenados e irresponsables que no deben serlo, sino entre sujetos absoluta y definitivamente
peligrosos y aquellos que, mediante ciertos tratamientos, pueden dejar de serlo
d) Concluir que deben existir tres grandes tipos de reacciones sociales frente al crimen: eliminación
definitiva ( muerte o del encierro), eliminación provisional (tratamiento), eliminación en cierto modo
relativa y parcial (esterilización, castración).

Se da una serie de desplazamientos que van desde: EL CRIMEN HACIA EL CRIMINAL, DEL ACTO
EFECTIVAMENTE COMETIDO AL PELIGRO VIRTUALMENTE EXISTENTE EN EL INDIVIDUO, DE LA
PUNICIÓN MODULADA DEL CULPABLE A LA PROTECCIÓN ABSOLUTA DE LOS OTROS. Hay un
exceso de radicalidad.

Se alcanzaba de este modo un punto de ruptura: la criminología, desarrollada a partir de la vieja


monomanía, corría el riesgo de verse excluida por el exceso de radicalidad. Y entonces la situación podría
volver otra vez a asemejarse un tanto a la del principio: un saber técnico incompatible con el derecho que lo
acosa desde el exterior y es incapaz de hacerse oír por él. Y del mismo modo , LA NOCIÓN DE
DEGENERACIÓN PERMITÍA RELACIONAR AL MENOR DE LOS CRIMINALES CON UN PELIGRO
PATOLÓGICO PARA LA SOCIEDAD. Todo el espacio de las infracciones podía concebirse en términos de
peligro y por tanto de protección que tenía que ser asegurada. El derecho no tenía más opción que callarse o
taparse las orejas y negarse a escuchar.

Las proposiciones fundamentales de la antropología criminal (MONOMANÍA Y DEGENERACIÓN) se


vieron rápidamente descalificadas por varias razones: su relación con un cientismo, fue descalificada por
el desarrollo mismo de las ciencias en el siglo XX; su parentesco con un evolucionismo histórico y social que
fue también rápidamente desacreditado; el apoyo que encontraron en una teoría neuropsiquiátrica de la
degeneración desmantelada también pronto por la neurología por una parte y el psicoanálisis por otra; y, por
último, su incapacidad para hacerse operativa en forma de legislación penal y en la práctica judicial.
Parece haber desaparecido siendo relevada por una psicosociología de la delincuencia mucho más sutil
y mucho más aceptable para el derecho penal.

La categoría de individuo peligroso se inscribe en el derecho penal a través de la categoría de


responsabilidad sin culpa y la noción de riesgo. Se produjo una mutación en el ámbito del derecho en relación
con la noción de responsabilidad.
En este texto esto nos hace ver la relación de cómo se introducen nuevamente la valoración del derecho
penal por la vía del Derecho civil en las cuestiones relativas a la noción de accidente, de riesgo y de
responsabilidad que la criminología antropológica había tratado de desmantelar. Es decir, la responsabilidad
vuelve aparecer por la vía del Derecho civil.

Dice el autor que en el siglo XIX el desarrollo del sistema salarial, el industrialismo, hizo que surgieran dos
cosas importantes: en primer lugar, los riesgos que afectan a un tercero, es decir el dueño de la máquina
exponía a los asalariados a accidentes de trabajo, los transportistas no sólo ponían en riesgo a los pasajeros
sino también a otras personas. Por otra parte, estos accidentes podrían estar ligados con una falta mínima de
atención, de precaución, de negligencia cometida por alguien que era capaz de soportar la responsabilidad
civil y el pago de los daños. Tenemos estas nuevas nociones (riesgo, accidente, responsabilidad), ya no
la de la monomanía homicida ni la de la degeneración, es decir ahora puede que un accidente sea causa
de una falta de atención, pero que no podia soportar la responsabilidad civil y el pago de los daños, esto
genera un problema y es el de dar fundamento jurídico a una responsabilidad sin culpa.
11
En esa búsqueda de una responsabilidad sin culpa los civilistas encontraron un determinado número de
principios muy importantes. Empieza a definir nociones como la de responsabilidad riesgo y la de
indemnización.

La noción de RESPONSABILIDAD debe ser establecida considerando no la serie de errores cometidos sino
el encadenamiento de Causa y efecto. Entonces la responsabilidad cae más del lado de la causa que del lado
de la infracción.

Las causas son de dos órdenes distintos que nos excluyen uno con el otro, el ordenamiento de hechos
concretos e individuales que han sido inducidos unos a partir de los otros y la creación de lo que se llama los
riesgos inherentes a un tipo determinado de acción.

Respecto al RIESGO dice que aunque este debe ser aminorado de forma sistemática y rigurosa sin embargo
no desaparecen totalmente ya que las empresas de la sociedad moderna comportan riesgos.

La noción de INDEMNIZACIÓN no es una punición a esta responsabilidad sin culpa ligada un riesgo que
jamás podrá desaparecer totalmente, la indemnización es para reparar sus efectos y disminuir futuros riesgos.

Es decir, al eliminar la culpa del sistema de responsabilidad los civilistas introdujeron en el derecho la noción
de responsabilidad causal y de riesgo e hicieron surgir la idea de una sanción que tendría la función de
proteger sobre riesgos inevitables. Se produce una despenalización de la responsabilidad civil que va a servir
de modelo al derecho penal y esto a partir de proposiciones formuladas de la antropología criminal. Foucault
se pregunta entonces, en el fondo ¿Qué es un criminal? ¿un degenerado? sino alguien que en razón
de un encadenamiento causal difícil de reconstruir se convierte en portador de un índice
particularmente elevado de probabilidad criminal al ser el mismo un riesgo delictivo, es decir del
mismo modo que se puede evitar la culpa de la responsabilidad civil de acuerdo al riesgo contra el
que hay que defenderse, del mismo modo se puede hacer responsable penalmente a un individuo sin
tener que determinar si es libre y si hay culpa ligando el acto cometido con el riesgo de criminalidad
constituido por su propia peligrosidad.

Cuando se dice libre se está diciendo que se elige hacer lo que hace. Es responsable, por su sola
existencia engendra riesgos, y no es culpable en tanto no es elegido el mal con total libertad.

¿Cuál va a ser la función de la sanción? no tendrá por objeto castigar a un sujeto de derechos que se
habría voluntariamente enfrentado a la ley, LA FUNCIÓN DE LA SANCIÓN es disminuir por exclusión, por
restricciones diversas, por medidas terapéuticas, el riesgo de peligrosidad representado por el individuo
peligroso.

La idea general de la DEFENSA SOCIAL formulada por Prince a comienzos del siglo XX surgió de la
transferencia a la justicia criminal elaboraciones propias del nuevo derecho civil.

Podemos plantear lo siguiente, en este momento dice Foucault, podemos encontrar el comodín que
necesitábamos. Este comodín es la fundamental noción de riesgo que adquiere un lugar en el derecho, la
idea de responsabilidad sin culpa, y que puede ser centralizada por la antropología, la psicología, la
psiquiatría, gracias a la idea de una imputabilidad sin libertad.

El término de peligroso o terribilidad habría sido introducido por Prince el 1905 celebrada por la unión
Internacional del derecho penal.

El autor dice que hay un punto en el que le gustaría detenerse. Me parece que la mayoría de las naciones que
surgieron así de estas interacciones son sin duda operativas para la medicina legal o para los exámenes
12
periciales psiquiátricos en materia criminal. Nos podemos preguntar si no se ha introducido en el derecho algo
más que las incertidumbres de un saber problemático, los rudimentos de un nuevo derecho, y es que la
penalidad moderna no concede derechos de la sociedad sobre los individuos más que en razón de lo que
hacen. La sanción será modificable en función de las intenciones y condiciones.

Al poner cada vez más de relieve al criminal como sujeto del acto también al individuo peligroso como
virtualidad de actos en realidad no se le concede la sociedad derechos del individuo de lo que en
realidad es.

No se trata de su estatus como en las sociedades del Antiguo régimen sino de lo que es por naturaleza en
razón de su constitución en sus rasgos de carácter o en sus variedades patológicas. Se tiende a constituirse
una justicia que se ejerce sobre lo que sé es, tal es la desorbitante realidad en relación con ese derecho
penal con el que soñaron los reformadores del siglo 18.

Apenas los nuevos grandes códigos modernos entraron en funcionamiento se pretendió flexibilizar los
mediante medidas legislativas. Se trata de tener en cuenta más allá de los actos aquel que lo había cometido.

La noción de individuo peligroso es central en los peritajes psiquiátricos.

TRATAMIENTO DE LA LOCURA Y EL CRIMEN EN ARGENTINA.

PENALIDAD Y MORALIZACIÓN PARA UNA HISTORIA DE LA LOCURA- Vezzeti

La cuestión de la locura constituye un núcleo alrededor del cual nacen instituciones y se entretejen discursos
diversos: filosóficos, científicos, jurídicos, morales. En nuestro país el dispositivo que le ha sido destinado
nació en el último tercio del siglo XIX, a partir de la creación de los primeros hospicios. Una cierta práctica
clínica y un conjunto de conocimientos específicos se desarrollan en el marco de las instituciones médicas y
jurídicas organizadas para el estudio y el control de la locura.

En ese período inaugural ciertos conceptos van delineándose imprecisamente, contradictoriamente a veces,
en el marco de prácticas sociales médicas, jurídicas y penales, y de una cierta tendencia al estudio de la
conducta ciudadana sobre el telón de fondo de los requerimientos del orden político.
Lo que aquí se procurará es indagar en las condiciones que las hicieron posibles. En este contexto hay que
entender al campo organizado de la locura como aquel influenciado por el rol del médico como factor político
de civilización. El mito del médico filántropo, especialista capacitado para operar en el sentido del bien común
y de la armonía social, fundamentan la extensión de la intervención médica mucho más allá del enfermo y el
hospital. En ese sentido, la "medicina del espíritu" es desde un principio plenamente social. La psicología
encuentra en ese desbordamiento las condiciones para su constitución.

El tema de la locura no deja de asociarse a ciertas concepciones acerca del proceso de civilización, consigna
central del proyecto de país, según la conocida oposición de Sarmiento. La civilización traería aparejada la
locura como su precio inevitable; las mismas condiciones que fundan la movilidad y el progreso engendrarían
los desequilibrios. Por eso es que según esta visión, las sociedades más abiertas y dinámicas albergan más
locos en su seno.
Pero lo que resalta ya, no es la locura como imagen global de insensatez, sino fundamentalmente la
"locura parcial", que no afecta todas las facultades, que se oculta y se sustrae como un desajuste mínimo,
invisible a la mirada que no esté entrenada en la astucia vigilante del médico alienista.Así nace, en los
hospicios antes que en las aulas universitarias, la "patología mental" como especialidad médica. En el
transcurso de un período breve y sumamente acelerado alcanza una relativa culminación el proceso de

13
transformación y a la vez de constitución de un campo científico e institucional referido al tema de la locura
correlacionado al del delito.

Durante el siglo XIX y XX las causas de la locura eran CAUSAS MORALES, se liga la noción de locura a
la ociosidad, a la desviación, y la rebeldía. Todo lo que modifica un equilibrio ideal es causa de locura. Alcohol
e inmigracion dibujan la figura autóctona del loco que tendría incidencia en el discurso psiquiátrico argentino.
El delincuente y el loco son recluidos, pero lo que marca la diferencia es el contexto de observación: el loco es
observado, investigado, como un triunfo de la ciencia positiva que encuentra una explicación a la
irracionalidad del crimen.

A partir de 1876, Lucio Meléndez se hace cargo de la dirección del Hospicio de las Mercedes y con sus
artículos puede decirse que inaugura una cierta consideración clínica de la locura en el marco manicomial. Su
metodología se basaba en el seguimiento de la evolución del paciente y en una observación detallada, para
prevenir cualquier intento de simulación de la locura o disimulación de algún síntoma. Va delineando una
experiencia clínica de la locura en el marco institucional de la internación. Hay una búsqueda por diferenciar y
consolidar un cuerpo de conocimiento y un repertorio de intervenciones, en el marco de una experiencia de
observación, de experimentación y aprendizaje. La preocupación clasificatoria, aunque persiste, cede paso a
una concepción más descriptiva y matizada del diagnóstico. Todo ello supone asumir una cierta
especialización, que va afirmando el campo de la locura como propio de una rama diferenciada de la
medicina.

El tratamiento que realiza Meléndez a sus pacientes es a partir de las intervenciones de lo somático y por otro
lado el tratamiento moral; en el cual aparece la afirmación de principios de la potencia curativa de trabajo. El
criterio de curación parte del objetivo de devolver al loco a un lugar social y productivo; el loco es antes que
nada un síntoma social que debe ser reducido.

Se destaca la función de la educación como dispositivo. Consiste en el moldeamiento de las costumbres y la


moderación de los excesos. Aparecen la definición de las diferencias individuales como las condiciones de
libre albedrío y la irrupción perturbadora de las pasiones, como temas de una nueva disciplina, la medicina
legal. La participación médica acompaña el procedimiento policial y penal y constituye un engranaje
fundamental de cierto dispositivo disciplinario de la conducta social.
El derecho encuentra en el saber positivo de la medicina el fundamento y la garantía de su eficacia. En la
práctica, la participación médica acompaña el procedimiento policial y penal y constituye un engranaje
fundamental de cierto dispositivo disciplinario de la conducta social.

LOCURA. Si la locura es, ante todo estado apasionado, su modelo privilegiado es la cólera, "instante de
locura", "privación de la razón", configurado sobre todo por "la ausencia de toda oposición moral a las
inspiraciones de la pasión". Si no es tanto la violencia de las pasiones como la ausencia de oposición
afirmada sobre los sentimientos morales lo que define la locura, también las pasiones serenas y permanentes,
tenaces y enérgicas la producen. Finalmente, lo que sostiene esa concepción es la preeminencia de la
conciencia moral como instancia superior, autónoma y rectora de la conducta. La locura, en esta
consideración sin matices, es antes que nada un déficit de la conciencia moral, es enceguecimiento e
irracionalidad y se opone como tal a la capacidad de discernir el bien y el mal. Al lado de la locura como
"estado apasionado", en la cual las facultades intelectuales no sufren alteraciones, se sitúa la locura como
"alteración simultánea de todas las facultades del espíritu" que reconoce las formas de la manía y la
demencia. Pero es la primera de esas formas la que va a merecer máxima atención en correspondencia con
lo que Esquirol definió como monomanía y que otros autores llaman "locura instintiva". Existen varias causas
de la locura, pero la atención está en las morales.

La concepción de Meléndez sobre la “locura” se la considera una concepción “moderna”porque insiste en que
locura no significa abolición completa de todas las facultades del ser racional. La concepción más moderna
que plantea Meléndez, no cambia la definición básicamente social de la locura; en todo caso se perfeccionan
14
y actualizan los instrumentos para abordarla. La locura es algo huidizo y su diagnóstico exige la atención a los
menores detalles, a la vez la consideración del conjunto que otorga sentido a los signos parciales.

CAP.7: “LA MULTITUD DE LOS TIEMPOS MODERNOS” EN LAS MULTITUDES ARGENTINAS- Ramos
Mejia

INFLUENCIA Y ASPIRACIÓN DE LA EDUCACIÓN Y LA CULTURA

La educación y la cultura van a tener un papel fundamental, modificador y moldeador. Esto se debe a la
necesidad de generar una estructura moral y psicológica entre los miembros de la comunidad, en ese
momento sumamente heterogénea y con una gran diferencia social entre los diversos sectores de la misma.
Se instaura una lógica de nacionalismo, el cual va a ser impuesto a través de la educación, “(…) se les
habla de patria, de la bandera, de las glorias nacionales y de los episodios heroicos de la historia; oyen el
himno y lo cantan y lo recitan (…) y en su verba accionada muestra como es de propiciar la edad para echar
la semilla de tan noble sentimiento”.

Por otra parte, la educación aparece como la herramienta que le daría igualdad de oportunidades a todos,
pero en que sólo alcanzarían la meta alguna; “(…) su cerebro en más faustigado, más estimulado, y como el
cerebro del niño no recibe sino lo que puede (…) es más precoz su desarrollo que el de los niños del hogar
acomodado, que el del niño bien, como en la jerga de la sociedad se dice”. Este hijo a medias, argentinizado,
aunque tiene menos complicaciones educativas que la primera generación, que el “labriego inmigrante”; sigue
presentando dificultades en comparación con los niños pertenecientes a un sector social más elevado. Por
otra parte, Ramos Mejias expresa la necesidad de la educación nacional para la contención del burgués
areus, el inmigrante que persigue el enriquecimiento escrupuloso; “Este burgués areus en multitud será
temible, si la educación nacional no lo modifica con el cepillo de la cultura y la infiltración de otros ideales que
lo contengan en su ascensión precipitada al capitolio”.

15

También podría gustarte