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El concepto de grupo y los principios organizadores de la estructura grupal en el

pensamiento de Enrique Pichón Riviere.

Pichón caracteriza al grupo como un conjunto restringido de personas que ligadas por
constantes de tiempo y espacio y articuladas por su mutua representación interna se
propone, en forma explícita o implícita, una tarea que constituye su finalidad,
interactuando a través de complejos mecanismos de asunción y de adjudicación de
roles.
La definición, como conceptualización de la esencia, remite entonces a los principios
organizadores internos.
El carácter totalizador del concepto es el señalamiento de los organizadores internos, el
discernimiento de lo esencial (naturaleza del fenómeno), se llega desde una tarea previa de
la elaboración de la experiencia, que en una labor de síntesis e integración se constituye la
visión múltiple que emerge en el concepto.
La elaboración conceptual de la experiencia supera al conocimiento empírico en tanto
significa un interrogarse por la esencia (lo que trasciende lo empírico) pero echa sus raíces
en ella.
Esta reflexión epistemológica señala la concepción de conocimiento que fundamenta y
encuadra la elaboración teórica de Pichón Riviere.
Para Pichón Riviere la psicología se define como Social a partir de la concepción del
sujeto, que es entendido como emergente, configurado en una trama compleja en la que
se entretejen vínculos y relaciones sociales. Según P. la subjetividad está relacionada
histórica y socialmente, en tanto el sujeto se constituye como tal en proceso de interacción,
en una dialéctica o interjuego entre sujetos, de la que el vínculo, como relación vi corporal y
el grupo, como red vincular, constituyen las unidades de análisis.
Sujeto bajo doble carácter: como agente, actor del proceso interaccional, a la vez que
configurándose en ese proceso, emergiendo y siendo determinado por las relaciones que
constituyen sus condiciones concretas de existencia. “Sujeto de la necesidad”, eje real de
análisis: contradicción interna del interjuego entre la necesidad emergente, del intercambio
material del organismo con el medio y la satisfacción de esa necesidad. Esa contradicción
interna vuelta al sujeto sobre el mundo externo en busca de la fuente de la gratificación en
la relación con otro sujeto. La necesidad, experimentada como tensión interna, reabre ese
interjuego, en tanto promueve en el sujeto la realización de un conjunto operaciones
materiales y simbólicas, a las que se denomina conducta. Determina en él, una acción
concreta, transformadora, destinada a la satisfacción de la necesidad. La acción transforma,
modifica al contexto, pero también al protagonista de la acción, adquiere entonces la
condición de aprendizaje.
Así el sub-jectum, el “sujeto sujetado” de la necesidad se metamorfosea a partir del pro-
jectum. Es decir, la sujeción a la necesidad, como punto de partida de la acción
destinado a obtener satisfacción, es la condición de una tarea en la que el sujeto se
proyecta sobre el mundo externo, con una estrategia, direccionalidad (proyecto) en un acer
que lo modifica.
Este interjuego entre necesidad y satisfacción, fundante de toda tarea, aprendizaje,
define al sujeto como sujeto de la acción, actor, situándolo en su dimensión histórica.
La tarea ocupa un lugar fundante en la concepción del sujeto, y en consecuencia en el
criterio de salud, en términos de adaptación activa a la realidad: “el sujeto es ‘sano’ en la
medida en que aprehende la realidad en una perspectiva integradora y tiene capacidad de
transformar esa realidad transformándose a la vez el mismo”.
“El sujeto está ‘activamente adaptado’ en la medida en la que mantiene un interjuego
dialéctico con el medio, y no una relación rígida, pasiva, estereotipada. la salud mental
consiste en aprendizaje de la realidad, en una relación sintetizadora y totalizante en la
resolución de las contradicciones que surgen en la relación sujeto-mundo”.

Psicología social no como psicología de grupo, sino como una reflexión acerca del
sujeto y su comportamiento. La concepción vincular del sujeto delinea un estilo de
abordaje de ese sujeto: en el interior de una red vincular, en la que emerge y se configura a
partir de esa contradicción interna entre la necesidad y la satisfacción. Lo grupal es
importante en tanto escenario e instrumento de la construcción del sujeto.

La concepción vincular del sujeto es elaborada a partir de la práctica clínica de P. en la que


se le revela el mundo interno del paciente, estructurada como un grupo interno, un
escenario interior en el se reconstruye la trama vincular en la que el sujeto está inmerso,
trama en las que las necesidades cumplen su destino de gratificación o frustración.
La determinación recíproca entre interacción grupal y acontecer individual, y la
consecuente concepción de subjetividad está presente en el pensamiento de P., en la
noción de vínculo, mundo interno, postulación de la enfermedad mental como emergente de
una dinámica vincular, en la del grupo familiar que genera patología.
El que enferma es el portavoz más señalado de ese proceso y su conducta resultante de
la intolerancia de un determinado monto de sufrimiento, remite como signo, a una
modalidad de interacción grupal que en ese momento opera como condición de producción
de comportamiento patológico.
EL objeto de reflexión para entender al sujeto es la unidad de interacción en la que el
sujeto emerge, la articulación de sus determinaciones internas y externas. De allí el
abordaje grupal-familiar del proceso de enfermarse, y la instrumentalización de la
interacción familiar como elemento terapéutico.
La conducta es esencialmente relacional y solamente puede ser descifrada en la red
vincular en la que se configura. Es en el contexto de esa conducta donde adquiere
significación y coherencia. Es en el contexto grupal y particularmente grupal-familiar con su
historicidad, que esa conducta reviste significatividad, y en tanto comprensible resulta
modificable.

Interacción: Proceso motivado

Los procesos interacciónales son la sustancia de toda trama vincular en la que se


constituye el horizonte de la conducta humana donde dicha conducta reviste significatividad.
Es el conocimiento de los organizadores “internos”, y lo “estructurante grupal” lo que
permite una intervención psicológica que desarrolle los distintos momentos de la
planificación: estrategia, táctica, técnica y logística
Una situación de interacción involucra a dos o más objetos que comparten un tiempo y
espacio, hay entre ellos un juego corporal de miradas y gestos. Se perciben recíprocamente
y sobre la base de esa percepción recíproca intercambian mensajes, utilizando un lenguaje
verbal y gestual. Se establece un proceso comunicacional. Acá se habla de reciprocidad e
intercambio (las actitudes de los sujetos no están aisladas ni desarticuladas, se establecen
relaciones causales).
Se da interacción en tanto se de una determinación recíproca o interjuego a partir
de la inclusión de la presencia y respuesta del otro, anticipada en la actitud de cada
sujeto. Inclusión y anticipación configurada como expectativa hacia el otro de orientación
mutua, y el intercambio de mensajes permiten afirmar que interacción implica procesos de
comunicación a la vez que fenómenos de aprendizaje modificando internamente a cada uno
de los actores, modificación emergente del reconocimiento del otro, de su incorporación,
efecto: ajuste del comportamiento de ambos a la realidad que significa la presencia concreta
del Otro.
La interacción es una acción direccional de un actor hacia otro.
Características de la interacción: integración de tiempo, espacio, sujetos que se
perciben mutuamente y cuyas acciones están articuladas por leyes de causalidad recíproca.
Unidad interaccional como sistema: tiene organización interna que articula sus partes,
coherencia interna que emerge de lo que denominaremos principios organizadores.

Serie: forma de lo colectivo cuya unidad le es exterior, sus “principios organizadores” son
externos. Es inestructurada, carece de coherencia interna, no hay reciprocidad en las
acciones de los sujetos, no tiene direccionalidad, opuesto al grupo. Los otros en la serie no
aparecen como significativos debido a que el otro no aparece comprometido en relacion a
las necesidades o expectativas de cada sujeto a pesar de que la finalidad buscada sea o no
la misma.
Compartir tiempo, espacio y objetivo no es condición suficiente para establecer una
relación vincular, debido a que requiere un fundamento motivacional. (reciprocidad,
direccionalidad, orientación, determinación mutua -caracteriza a los procesos
interaccionales-). Característica de la interacción como proceso motivado, afirmando que la
causalidad del proceso, su fundamento motivacional, es la necesidad.
La necesidad es la base, el motor de la relacion con el otro, su fundamento.
El interjuego/satisfacción y sus vicisitudes son la condición de posibilidad de la inscripción
del objeto en el mundo interno del sujeto, y en consecuencia de la configuración de ese
mundo interno.
(Pag. 86 “vivencia de satisfacción”).

Interjuego entre necesidad/satisfacción como carácter estructurante para el psiquismo en


una experiencia interaccional de contacto con el objeto.
Es desde su condición de sujeto de la necesidad y en el proceso relacion de satisfacerla,
que el hombre se transforma en el sujeto de la representación, sujeto de las significaciones
sociales, sujeto humano.
Esta insistencia del lugar fundante de la necesidad en el proceso interaccional apunta a
determinar cuál es el lugar de la necesidad y de las acciones destinadas a satisfacerlas
(objeto-tarea) en la constitución de la estructura vincular y del grupo como sistema
interaccional.
La acción hacia el otro, en tanto fundada en la necesidad, plantea la idea de una relacion
direccional, que no surge al azar sino con un objetivo o tarea, que puede ser o no explícita.
No hay vínculo ni grupo sin tarea.
El grupo como red vincular, se estructura sobre la base de una constelación de
necesidades-objetivo-tarea.
Objetivo o proyecto: es aquello de lo que se carece y a lo que se tiende.
Tarea: proceso, conjunto de acciones destinadas al logro del objetivo. Se plantea desde la
necesidad y es la transformación de esa ausencia, esa carencia en aquello que la satisface.
Implica necesariamente transformación de la realidad externa e interna.
Uno de los principios organizadores del grupo como estructura (sistema dotado de
carencia interna) es esa constelación de necesidades, objetivo, tarea. Es de ella de
donde surge la unidad interior del sistema interaccional, en tanto en ella se
encuentran recíprocamente los integrantes.
El grupo es una estructura de accion, de operacion, por eso para P. todo grupo es
operativo. Proceso grupo al: todo grupo de personas ligadas por constantes de tiempo y
espacio y articuladas por su mutua representación interna se propone de forma explícita o
implícita una tarea que constituye su finalidad.
La técnica, intervención psicológica en el campo grupal que plantea P. se sustenta en esa
concepción del grupo como unidad operacional. La técnica apunta a centrar la interacción
en la tarea potenciando así la acción grupal, en tanto se visualicen, aborden, y resuelvan los
obstáculos que emergen de la marcha hacia los objetivos grupales.
El objetivo-tarea-finalidad se perfila como un principio organizador de la estructura
interaccional (grupo) porque en la red interaccional cada sujeto ocupa una posición
íntimamente ligada a su función dentro del sistema, posición y función que generará
un “constelacion de expectativa”que implican al sujeto y a otros integrantes de la red.
Este proceso se constituye a través de los mecanismos de adjudicación y asunción de
roles pero la ubicación de cada sujeto obedece una racionalidad una ley interna del
sistema, esa ley es el objetivo (tarea que otorga sentido a la relacion recíproca) que
requiere esas funciones, que en principio las origin. Los roles en un grupo están
fundamentalmente requeridos desde la tarea (para realizarla o negarla).
La emergencia de ciertos roles si bien no parece tener relacion manifiesta con el objetivo-
tarea que organiza al grupo revela sin embargo una modalidad de interacción grupal que en
última instancia, nos va a remitir en la relacion que los miembros de ese grupo guardan con
las necesidades-objetivos y tarea que los integra en una estructura.
El análisis de esos roles nos reenvía a la compresión de las formas de adaptación a la
realidad que desarrollan a los miembros del grupo.
La realización de la tarea exige en primer término que los integrantes del grupo
reconozcan esas necesidades y objetivos como comunes: “resistencias al plano grupal”
según la escuela francesa de psicosociología.
En lo terapéutico: los roles, al no reconocer las necesidades y objetivos comunes, se
hacen suplementarios y no complementarios, desdibujando las funciones en la red
interaccional que se empobrece. En esta situación no pueden ser instrumentados los
mecanismos de identificación al servicio de la cura y el esclarecimiento de todos y cada uno
de los integrantes.
El punto de partida de la productividad grupal es el reconocimiento que sus integrantes
hacen de sus necesidades como sujetos y grupo como forma primaria de resolver la
contradicción sujeto-grupo.

Otro de los principios organizadores internos de la estructura vincular y grupal, principio


íntimamente ligado con el anterior, instancia constitutiva de toda trama vincular: la mutua
representación interna.

La interacción, proceso eficaz.


La construcción del vínculo como estructura de interacción implica un aprendizaje, una
modificación estructural, profunda de los sujetos comprometidos en ella. Este
aprendizaje o modificación estructural significa un cambio sustancial en proceso de
interacción, a la vez que ese efecto del interjuego entre sujetos, esto es dado por la
internalización del vínculo. Esta relación hasta aquí en el mundo externo se inscribe con
otra calidad en el interior del sujeto y esta inscripción se da (para que se constituya la
estructura vincular” en el mundo interno de cada uno de los protagonistas de la relacion, en
un proceso de internalización recíproca.
El proceso de integración recíproca constituye lo grupal. Es “totalizadora!” y “policéntrica”
según Sartre. Se configura un “lugar” del grupo, no es solo un ámbito espacial, sino la
estructura representacional que se apoyó en todos y en cada uno de los miembros
del mismo.
Hay un sentimiento de mutua representación interna que hace que emerge el
“nosotros”, la vivencia vincular o grupal.
Esa vivencia se transforma en sentimiento de pertenencia, P. caracteriza a la “pertenencia”
como sentimiento de integrar un grupo, de identificarse con los acontecimientos y vicisitudes
del grupo. Por esa pertenencia los integrantes se visualizan como tales, sienten a los demás
miembros incluídos en su mundo interno, los internalizan. Esa pertenencia permite
establecer la identidad del grupo y establecer la propia identidad como integrante del grupo.
El grupo, por la pertenencia, la cooperación y fundamentalmente por la pertenencia, en la
que juegan la comunicación, el aprendizaje y la telé, llega a una totalización en un sentido
de hacerse en su marcha, en su tarea en su trabajarse como grupo.
La tarea es la marcha del grupo hacia su objetivo, es un hacerse y un hacer dialéctico hacia
una finalidad, es una praxis y una trayectoria.

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