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VARIACIONES SOBRE UN TEMA ESPAÑOL.

GÉNIN
Paul-Agricole Génin, compositor y virtuoso de la flauta, nació el 14 de febrero de 1832 en
Avignon y murió el 22 de diciembre de 1903 en París.

Compuso alrededor de 80 obras para flauta, entre las que destaca “El Carnaval de Venecia para
flauta y piano op.14”, llegando a ser primer flautista en la Orquesta de Vichy en el Teatro
Italiano, y también en la orquesta de Colonne.

Fue nombrado “Oficial de la Academia de Bellas Artes”, y también fue uno de los primeros
compositores de piezas para saxofón

Variaciones sobre un Tema español op 15

La fecha de la composición data entre los años 1872 y 1873. Fue el éxito de su Carnaval para
flauta (1872) el que le llevó a concebir sus “Variaciones sobre un tema español para saxofón
alto y piano”.

La obra presenta dos partes muy diferenciadas; el Tema con variaciones y el Bolero.

Desde el punto de vista formal, comienza con una forma de Tema y variaciones. Sin duda, la
elección de esta forma musical entronca con una estructura formal muy arraigada en España,
desde el Renacimiento (la Edad de Oro de la música española), en el que se le llamaban
“Diferencias” y estaban muy presentes en la música para pulso y púa de los vihuelistas.
Consistía en la exposición de un tema principal, al que le seguían una serie de variaciones en
las que se modificaba en cada una de ellas algún elemento del tema (ritmo, acompañamiento,
ornamentación, orquestación, tempo, etc) pero manteniendo la esencia del tema para que
pudiese ser reconocido siempre en cada una de las variaciones.

De hecho, el propio título implica que el tema principal es de origen español o inspirado en la
música española. No sabemos si se trata de un tema existente, pero parece claro que está
inspirado en la música popular española, ya que aunque escrito en compás de seis por ocho, la
agrupación de las figuras en el segundo compás del tema, hace pensar en un compás de
amalgama de seis por ocho y tres por cuatro; lo que entroncaría con los ritmos aksak típicos
del folclore andaluz (y muy presentes por ejemplo en el flamenco). Podríamos incluso decir
que la forma de comenzar el tema presenta semejanzas con los comienzos de algunos de los
palos del flamenco que comienzan en la segunda parte del segundo tiempo del compás (como
ocurre en el tema de esta obra).

El tema se presenta de una forma bastante sencilla en la tonalidad de mi menor (que es en


realidad sol menor, al ser el saxo un instrumento transpositor). Con una estructura de una
frase de 4 compases que se repite idéntica, para a continuación encontramos otra frase a
modo de respuesta (de 4 compases, con dos semifrases iguales) en la que cambia la dinámica a
forte, la figuración (semicorcheas), la articulación (ligado) y la agógica (con un ritardando, que
nos devuelve a la repetición de la frase principal de 4 compases, con la dinámica inicial pero
acabando en el mi agudo (tónica).
La primera variación mantiene el mismo número de compases (16), la misma estructura de
frases y semifrases, y la misma tonalidad, pero presente el tema inicial de una forma más
elaborada, escondiendo las notas del tema en figuras de semicorcheas ligadas de dos en dos,
utilizando una especie de bordón con la nota SI (que reafirmaría la dominante de la tonalidad
de mi menor). Con esto se consigue que el saxofonista haga él mismo a la vez de solista
(destacando las notas del tema principal en el agudo) y de acompañamiento (con esa especie
de bordón o nota pedal).

En la segunda variación, la elaboración y el alejamiento respecto al tema principal es mayor.


Cambia la agógica, y se trata de un tempo lento. La figuración es en tresillos de semicorcheas,
en los que se ligan las dos primeras y se pica la tercera semicorchea, supone una variación
rítmica sobre el tema. Además, es tal la ornamentación del tema en base a arpegios que bajan
desde el agudo al grave y vuelven al agudo, que se puede decir que las notas del tema principal
están mucho más escondidas. Sin embargo, esta variación permite una mayor expresividad, y
este arpegiado permite un mayor virtuosismo del instrumentista.

No obstante, consigue mantener en el recuerdo el tema gracias a respetar la estructura de 16


compases, con sus frases y semifrases, a mantener el comienzo en anacrusa, a respetar en
todo momento la estructura armónica (por ejemplo, descanso en la sensible en el segundo
compas, y el tónica al final de frase, el rallentando y a tempo, y la cadencia auténtica final que
acaba de nuevo en el Mi agudo.

La segunda parte es un Bolero.

El bolero era un baile de origen cubano, introducido en Andalucía con los cantes de ida y
vuelta, pero que cambió su ritmo binario por uno ternario y en tempo moderato. Su ritmo
característico es anacrúsico y empieza en la última corchea del tercer tiempo del compás.

Génin no mantiene el comienzo anacrúsico en la última corchea del tercer tiempo, sino que
empieza en la primera corchea del tercer tiempo, y en cuanto a la agógica, el tempo no es
moderato, sino algo más rápido (allegro non troppo).

Génin no utiliza la estructura formal típica del bolero AAB, sino que utiliza una estructura
ternaria ABA´, con la inclusión de un pequeño desarrollo tras la parte B, manteniendo como
única reminiscencia de la estructura primigenia del bolero AAB en el hecho de que A es
presentado dos veces.

Armónicamente, comienza en Do Mayor (que es en realidad Mi bemol Mayor). La parte A va


de los compases 1 al 16, con una frase de ocho compases que descansa en la tónica, seguida
de una respuesta de 8 compases en la subdominante.

La parte B iría desde el compás 17 al 28, pasando desde el IV al VI grados, y llevándonos desde
el rallentando al inicio de un pequeño Desarrollo con el “a tempo” del compás 29 hasta el 49.

En el compás 50, con el Primo Tempo, encontraríamos la sección A´ (la repetición de A en la


tonalidad principal, pero con una pequeña variación: la inclusión de una coda del compás 59 al
79, en la que va ascendiendo de forma cromática desde la nota MI hasta la tónica DO,
reafirmando la sensación cadencial.
A pesar de todo ello, sí que hay aspectos, rítmicos sobre todo, que recuerdan al bolero
tradicional. Por ejemplo, el bolero tradicional incluía guitarra y pandero, que era el que hacía el
ritmo típico, a base de de corcheas y semicorcheas, que sí que está presente en el piano (en el
compás 9 de la obra, cuando comienza el tema en el saxo).

Los distintos tipos de articulación que encontramos, y que ayudan a distinguir y separar las
secciones, son muy relevantes, porque parecen recordad a los distintos pasos coreográficos de
baile que están presentes en el bolero.

Podríamos, por tanto, encuadrar esta obra por su fecha y características en el post-
romanticismo, caracterizado por la explotación de las posibilidades expresivas del instrumento
(que aquí observamos en sus cambios de dinámica, agógica, articulación, ornamentación, etc.)
por el interés en la música popular de los distintos países (que observamos en la elección del
tema musical, las figuraciones rítmicas, etc), por el gusto por lo exótico (España se consideraba
un país exótico, sobre todo desde la visión transmitida del mundo andaluz y gitano por la
“Carmen” de Bizet, lo cual observamos en las reminiscencias de los ritmos de la música
popular y algunos elementos de los palos flamencos) y por el uso de un mayor cromatismo
armónico (que queda plasmado en la coda final).

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