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Recepción
Las frutas deben ser empacadas con mucho cuidado y evitar recipientes muy grandes donde las que se
hallan en la parte inferior sufran deterioro por la sobre presión del peso de las demás frutas.
Los cestillos empleados como empaques deben estar limpios y ser fáciles de higienizar. Estos son de
plásticos que ofrezcan resistencia, facilidad de ventilación, ensamblables para apilarlos cuando están
llenos y hay algunos que se pueden desarmar y apilar ocupando una cuarta parte del volumen de un
cestillo armado.
Una vez los cestillos con fruta han sido transportados desde el cultivo o del sitio de acopio hasta la
fábrica procesadora, deben ser manipulados con cuidado teniendo en cuenta que la calidad de las frutas
difícilmente puede mejorar una vez retirada de la planta, en el mejor de los casos se puede mantener.
Una vez en la planta, la fruta debe ser rodeada de unas condiciones que favorezcan sus mejores
características sensoriales. Si la fruta llegó pintona, habrá que propiciar su maduración adecuada. Si ya
está madura, se procurará evitar su deterioro microbiológico mediante la disponibilidad de un ambiente
aseado e higiénico al máximo durante todo el tiempo que la fruta y luego la pulpa puedan estar
expuestas a varios ambientes durante la aplicación de diferentes operaciones de proceso.
Selección:
Se puede efectuar sobre mesas o bandas transportadoras y disponiendo de recipientes donde los
operarios puedan colocar la fruta descartada.
Los instrumentos para decidir cuáles frutas rechazar son en principio la vista y el olfato de un operario.
El debe ser muy consciente de la responsabilidad de su trabajo e influencia en la calidad de la pulpa
final. Hay ciertas frutas costosas que por su tamaño grande pueden pasar la prueba, pero deben ser
“arregladas” retirando cuanto antes las fracciones dañadas.
Clasificación:
Vamos a clasificar nuestra materia frutas para saber con cuales trabajaremos ya que algunas frutas
pueden encontrarse en mal estado y esto perjudicaría nuestro trabajo, entonces una vez clasificada la
materia prima podremos pasar al siguiente punto.
Lavado
Desinfección, Se inicia un proceso de limpieza a medida que se acerca el momento de extraerle la pulpa.
Cortado
Procedemos a cortar toda nuestra materia prima por la mitad para asi poder realizar la extracción.
Vamos a proceder a quitarle el zumo a las mitades de naranja que ya habíamos cortado mediante un
equipo el cual nos permite hacerlo de una manera eficaz y retirando ya las pepas y la fibra del fruto.
Pesado de zumo:
Pesamos todo el zumo obtenido de nuestra materia prima para así poder calcular las cantidades que
añadiremos tanto de la pectina, azúcar y ácido cítrico.
Cocción
La fruta se cuece con agua hasta que se deshace. La fruta debe cocerse bien obtener el máximo sabor y
extraer todo el ácido y la pectina que son esenciales para una buena gelificación. La fruta será cocida
lentamente, mediante ebullición a fuego suave, hasta quedar reducida a pulpa. Para lograr una jalea es
necesario romper la fruta para que la pectina y el ácido se disuelvan en el agua.
Pasteurizado
Este proceso que mata las bacterias dañinas al calentar a una temperatura específica durante un
período determinado. El jugo de naranja, junto con otros productos con alto nivel de acidez, requiere un
tratamiento del calor de entre 80 y 95° C durante 15 a 30 segundos para volverse microbiológicamente
estable para el almacenamiento refrigerado o a temperatura ambiente.
Envasado
Se envasara el producto a 85 °C, en recipientes previamente esterilizados, los mismos que serán
ligeramente inclinados para recibir suavemente la jalea, evitando así la formación de burbujas de aire.
Una vez tapados los envases se voltearan con la finalidad de esterilizar las tapas.
Almacenamiento
La jalea se mantendrá en un lugar fresco y seco. Cubrir la parte superior de los tarros con tapas de
celofán para evitar que penetre polvo.