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INTRODUCCIÓN
Hoy en día cuando se busca ahondar en la definición el saber ser como competencia en
un ámbito educativo –el de la enseñanza de idiomas, por ejemplo, donde es parte del
objetivo general de la asignatura– se constata la falta de un marco teórico y
metodológico coherente. Se podría afirmar que en realidad ninguno de los cuatro
saberes está definido teóricamente, pero el saber conocer y el saber hacer
corresponden a la división clásica de contenidos en teóricos y prácticos, y el saber
convivir al trabajo cooperativo y colaborativo –también llamado trabajo en equipo–
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desde que se planteó el “yo más uno” de Lev Vygotsky (1931). Desde hace años
existen acercamientos teórico-metodológicos y planteamientos didácticos de dichos
saberes, por lo cual en términos de práctica docente estos tres saberes ya son
trabajados de manera consciente y estratégica en la mayoría de las aulas. No es el
caso del saber ser, ya que generalmente –desde un acercamiento tradicional clínico–
se relega al consultorio del psicólogo escolar en caso de faltas, o se reduce a pláticas
preventivas de salud mental. Las escuelas normales no ofrecen una formación sólida en
psicología, y aunque lo hicieran, hasta hace poco sería desde el ámbito clínico que a la
luz de los últimos descubrimientos sobre el bienestar y rendimiento, no aportan al
desarrollo personal, aun cuando resultan ser efectivos en situaciones de crisis
(Pawelsky, 2017). La psicología positiva es una rama joven de la psicología pero ofrece
grandes posibilidades de un trabajo efectivo en el área que nos ocupa.
Los retos de la formación para el saber ser desde el nuevo planteamiento positivo se
presentan sobre dos vertientes: reenfocarnos en las fortalezas en vez de defectos, y
llevar esta práctica del consultorio psicológico a las aulas. Veamos lo que desde el nivel
oficial e investigativo se ofrece en este sentido, para a partir de ello proceder a exponer
una nueva propuesta en materia del desarrollo del saber ser en el aula.
En los documentos oficiales, la descripción del pilar educativo saber ser se limita a
algunas listas dicotómicas de rasgos de carácter, o variadas categorías tanto amplias
como generales: actitudes, valores o solución de problemas, entre otras. Así, a manera
de referencia se resume que el Marco Europeo Común de Referencia para las Lenguas
(Consejo de Europa, 2001; llamado de aquí en adelante Marco), guía internacional para
la impartición de idiomas extranjeros, define el saber ser como:
la suma de las características individuales, los rasgos y las actitudes de
personalidad que tienen que ver, por ejemplo, con la autoimagen y la visión que
tenemos de los demás y con la voluntad de entablar una interacción social con
otras personas (Consejo de Europa, 2001, p.12).
Al establecer esta definición bastante amplia de la competencia saber ser, el Marco no
va más allá de un esfuerzo por enlistar algunos rasgos de personalidad involucrados en
los procesos de enseñanza-aprendizaje de una lengua extranjera a manera de una lista
de antónimos, muy representativa de algunas actividades de vocabulario que se llevan
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Así, los investigadores Barahona, Sánchez y Urchaga (2013) definen el saber ser como
“el ámbito actitudinal” de la personalidad –en congruencia con los documentos oficiales
antes descritos– para enseguida ampliar esta noción inicial al plantear que debe ser
trabajada desde la perspectiva de competencias actitudinales, personales y sociales
entendidas como “disposición a saber estar, pensamiento crítico y autónomo,
habilidades cooperativas y colaborativas” (Barahona, Sánchez y Urchaga, 2013, p.
247). Esta definición resulta contradictoria ya que sus elementos son en parte
atribuibles a los otros tres saberes del modelo.
En otro proyecto universitario de desarrollo del saber ser para la sustentabilidad, este
mismo saber se define como una serie de capacidades:
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Para sistematizar algunas definiciones del saber ser por parte de los docentes,
realizamos una pequeña encuesta con el fin de profundizar el conocimiento y la práctica
del saber ser en dos instituciones mexicanas de educación superior, una pública y una
privada. La entrevista se realizó con la participación de maestras de francés, materia
donde el saber ser es un objetivo oficial de la asignatura: se entrevistaron 6 profesoras
(muestra censal, 2 profesoras de la institución pública y 4 en la institución privada),
todas de género femenino, entre 36 y 46 años de edad, entre 10 y 25 años de
experiencia docente. Los resultados se presentan en la Tabla 1.
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objetivos y el trabajar hacia con cada quien. Sólo les pido tienen en su propio
lograrlos. que hagan lo que necesitan aprendizaje, confrontarlos
para cubrir las áreas de a manera diferentes de
oportunidad que yo ubico. fomentar tu aprendizaje,
auto-motivarse.
Conocer sus fortalezas y No lo he trabajado al 100% o no Ayudarles a identificar sus
trabajarlas, cuáles son las de una manera consciente, fortalezas y visualizar qué
debilidades y trabajarlas Pero sí recalco mucho la pueden lograr con ello en
Privado 3
Tabla 1. Saber ser definido y practicado por las docentes de francés encuestadas. Elaboración propia.
Como podemos ver, al definir lo que para ellas representaba la competencia general del
saber ser planteada en el Marco, tres maestras mencionaron el saber acercarse a una
persona extranjera desconocida entre sus definiciones y las actividades que para ellas
se relacionan con el saber ser (equivale al saber hacer), otras dos se centraron en la
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autorregulación del aprendizaje como el saber ser estudiante como lo que se trabaja o
se quiere trabajar (saber aprender) y una de las maestras mencionó el saberse adaptar
a una sociedad extranjera, lo cual es un saber convivir. Se cuestionó la posibilidad de
enseñar el saber ser como dudosa, y se vislumbró que al trabajar el saber hacer se
alimentaba el saber ser de manera natural.
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inculcar en los jóvenes los valores en que reposa la promueven su desarrollo (Henderson y
ciudadanía democrática y proporcionando Milstein, 2010, p. 26)
perspectivas críticas y objetivas a fin de propiciar el Las escuelas pueden emplear estrategias
debate sobre las opciones estratégicas y el para reforzar el desarrollo de la resiliencia
fortalecimiento de enfoques humanistas. (UNESCO, (Henderson y Milstein, 2010, p. 37)
1998)
Reconcilia el relativismo cultural con la integridad La noción de valores (personales y
Universalidad
cualidades para vencer sus carencias (Consejo de sentido de su propia eficacia. Deben creer
Europa, 2001, p. 104) y confiar en que tienen la fortaleza y la
capacidad de hacer cambios positivos.
(Henderson y Milstein, 2010, p. 38)
Tabla 2. Análisis comparativo de los conceptos saber ser y resiliencia. Elaboración propia con datos de
los documentos referidos.
Habiendo resaltado la gran afinidad semántica entre los dos conceptos, procedemos a
desarrollar esta nueva definición del saber ser en términos de la promoción de rasgos
resilientes en los agentes educativos. Un segundo acercamiento a la transición de lo
abstracto a lo tangible sería por tanto, hablando figurativamente, conjugar el saber ser
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Adaptado de Peterson, C. y Seligman, M. (2004). Character Strengths and Virtues: A handbook and
classification. Washington D.C.: American Psychology Association.
El carácter universal del modelo proveniente del análisis de distintas culturas, corrientes
filosóficas y religiosas permite conciliar las realidades internacionales y la necesidad de
la personalización y adaptación cultural al realizar la evaluación de los participantes en
el marco de un modelo universalmente validado. Pero, ¿cómo enseñar las fortalezas? A
continuación se expone una propuesta para la formación de formadores.
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Es bien sabido que no se puede dar lo que no se tiene, por lo cual es necesario
empezar por la formación de formadores primero en conocerse ellos mismos y saber a
dónde y cómo pueden dirigir su crecimiento personal desde este punto de partida. En
segunda instancia, se pueden adaptarlas actividades actuales al enfoque en fortalezas,
cuya contribución puede ser mayor de la esperada como lo demuestran algunas
evidencias provenientes de la investigación valorativa, que en repetidos estudios ha
demostrado su eficacia desde el inicial planteamiento positivo para el cambio, siendo
que el cambio deseado se daba desde la etapa de discusión y análisis valorativo,
mucho antes de implementación institucional de propuestas generadas (Fry, 2017)1.
Antes de exponer un camino posible para esta segunda etapa desde la investigación
valorativa, cabe resaltar dos momentos: 1) por llevar a cabo la primera etapa de
autoconocimiento en los profesores no se puede asumir que con ello ya se les capacitó
para el desarrollo del saber ser. Únicamente se habrá cumplido con el requisito mínimo
para empezar a elaborar las estrategias de enseñanza en este ámbito; 2) No es posible
importar tal cual las estrategias de coaching al salón de clase ya que son altamente
intuitivas, afectivas y generalmente se trabajan por casos. En el aula de idiomas
podemos llegar a tener hasta 40 alumnos, debemos cumplir con el contenido curricular
y trabajamos desde una planeación y estrategia didáctica de trabajo cognitivo altamente
colaborativo. No se pretende que el profesor se vuelva coach o psicólogo, por tanto es
indispensable adaptar los datos provenientes de otras áreas de conocimiento a la
didáctica de idiomas.
El Dr. Fry reporta el caso de éxito en una empresa estadounidense la cual de estar en bancarrota pasó
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Adaptado de Mayer, J. & Salovey, P. (1997). What is emotional intelligence? En P. Salovey & D. Sluyter.
(Eds.). Emotional Development and Emotional Intelligence: Implications for Educators, p. 3-31. Nueva
York: Basic Books.
Este modelo organiza en orden ascendente las distintas capacidades que corresponden
al dominio inteligente de las emociones. Aquí argumentamos que la misma lógica se
puede emplear por analogía para el desarrollo de las fortalezas, y se puede entretejer
con las temáticas de distintas asignaturas de tronco común. Por ejemplo, regresando al
ejemplo de la materia de lengua extranjera, se podría hacer equiparando su
complejidad cognitiva con el nivel del idioma extranjero. Una presentación tentativa de
la inscripción del desarrollo de fortalezas en los cursos de idioma básico a intermedio se
visualiza en la siguiente Tabla 3 (aquí se hace alusión a la enseñanza de francés, pero
puede aplicar a cualquier idiomas con respectivo énfasis en los países donde se habla
el idioma enseñado).
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Tras bosquejar el camino hacia la enseñanza del saber ser, se aborda el último
elemento del saber ser conjugado: el ser. Es el gran objetivo del desarrollo de la
competencia básica, o general: el saber ser como competencia para la vida. Según lo
definen los documentos oficiales, es una vida en un contexto adverso, pero ¿cómo
debería ser nuestra vida en dicho contexto?
Este aspecto de nuestro concepto central puede ser visto desde el modelo de la buena
vida y fortalezas personales como base de promoción de la resiliencia en contextos de
baja adversidad (Seligman, 2002; Peterson y Seligman, 2004). El informe Delors
(UNESCO, 1996) califica el saber ser como competencia para la vida, y sería razonable
suponer que la vida que los autores buscan garantizar a todos los educandos es una
buena vida. Existen dos acercamientos al concepto de la buena vida: hedónico y
eudaimónico. Mientras que la interpretación hedónica habla de una vida placentera a
nivel individual, el acercamiento eudaimónico plantea la búsqueda del bien común más
allá del bien personal como una verdadera buena vida. Es en este último sentido que el
modelo de la buena vida, en el que se inscriben las fortalezas personales y su
desarrollo, resulta relevante (véase Figura 3 para una visualización de su interpretación
por Seligman, 2002).
Adaptado de Seligman, M. (2002). Authentic Happiness: Using the New Positive Psychology to Realize
Your Potential for Lasting Fulfillment. New York, NY: Free Press.
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CONCLUSIONES
A manera de cierre quisiéramos recordar los tres propósitos del Marco Común Europeo
de Referencia para las Lenguas: aprendizaje, enseñanza y evaluación. Si bien ya
vislumbramos algunas maneras de entender, enseñar el saber ser y enseñar a
enseñarlo, su aprendizaje y evaluación no fueron analizados. Es importante tener
presente que así como el saber ser es una competencia distinta de las demás, su
evaluación debe ser distinta: no se debería basar en desempeños o expresarse
numéricamente. Es el elemento crucial para la retroalimentación formativa positiva, y
sólo se debería expresar en términos de bienestar social y empoderamiento personal al
analizar y reportar los resultados de nuestros esfuerzos en este sentido.
A pesar del hecho que el presente planteamiento es primordialmente teórico, ofrece una
definición y estructura para la aplicación didáctica del desarrollo del saber ser en el
aula. Futuras reflexiones e investigaciones se requieren en torno a las modalidades en
las que el saber ser puede integrarse en los distintos niveles educativos, desde distintas
materias y en distintas tradiciones didácticas. De igual manera, se necesita analizar la
compatibilidad de las distintas formas de evaluación formativa con el desarrollo de dicho
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REFERENCIAS
Bernard, B. (1991): Fostering resiliency in kids: Protective Factors in the family, School
and Community. San Francisco: Wested Regional Educational Laboratory.
Consejo de Europa. (2001). Marco común europeo de referencia para las lenguas:
aprendizaje, enseñanza, evaluación. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
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Páez, D., Zubieta, E., Mayordomo, S., Jiménez, A. y Ruiz, S. (2005). Identidad:
Autoconcepto, autoestima, auto-eficacia y locus de control. En Páez, D.,
Fernández, I., Ubillos, S. y Zubieta, E. (Coords.) Psicología social, Cultura y
Educación, Capítulo 6, p. 125-194.
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