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“Tema 1: La irrupción de la política en el siglo XVI”

Epígrafe 1: Los antecedentes en el siglo XV y orígenes diversos del


Absolutismo.

Como consecuencia de las guerras de religión, que asolan Europa en el final del S.
XIV y principios del S. XV, algunos autores aportan la doctrina necesaria, que hace
posible un nuevo poder estatal, que se va a oponer a los poderes feudales o
eclesiásticos tradicionales. Esta primera versión de Estado, es la que da lugar al
Absolutismo, en el cual el rey mantiene el poder absoluto, y se extiende desde el S.
XVI hasta el S. XVIII, en el que alcanza su mayor apogeo con el reinado de Luis XIV
de Francia.

Las principales características son:

-El súbdito debe sumisión total al soberano, a cambio de seguridad. Los demás
individuos ocupan la posición social en la comunidad, en función de los privilegios
otorgados por el monarca.

-No existe división de poderes.

-Al Estado no le corresponde velar por el bienestar material de la población,


siendo la Iglesia la que ejerce estas funciones a través de sus organizaciones.

-El poder absoluto es reforzado por el Derecho Divino. La religión se convierte en


un importante instrumento legitimador. Se erigen jefes de su Iglesia nacional.

Con la paz de Westfalia (1648), se alcanza el punto de estabilización de un sistema


de Estados Absolutistas en Europa. En el S. XIV existe una larga lucha en Italia,
Lombardía y Toscana logran rechazar al emperador en el campo de batalla. Pero no
sólo esto, sino que logran construir una ideología para tratar de legitimar esta
continuada resistencia al Emperador. Ideología cuya esencia es la afirmación de que
tenían el derecho de conservar su LIBERTAD.

Cuando defienden su libertad, tienen dos ideas:

- Derecho de ser libres de todo dominio externo de su vida política, es decir,


afirmación de su soberanía, o lo que es lo mismo, su independencia del emperador.

- Derecho de gobernarse como lo consideraran más apropiado, es decir, defensa


de sus constituciones republicanas., o lo que es lo mismo, derecho de mantener sus
formas de gobierno existentes.

A principios el S. XIV, Bartolo manifiesta la intención de reinterpretar el Código Civil


Romano, cuyo resultado, consolidado por su discípulo Baldo, fue el establecimiento
del concepto de una pluralidad de autoridades políticas soberanas. Separadas cada
una de ellas de las otras, e independientes del Imperio. La suposición inicial es que
cuando la ley no está en armonía con los hechos legales, éstos deben adaptarse a la
ley hasta darles una interpretación.

El precepto básico de Bartolo, fue que, cuando la ley choca con los hechos, es la ley
la que tiene que entrar en conformidad con los hechos., es decir, la ley se adapta a los
hechos.

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Bartolo considera que en Italia, hay muchos pueblos, que de facto, no obedecen al
emperador, como es el caso de los florentinos, y otras ciudades de la Toscana, las
cuales no reconocen ningún superior, por lo que las considera como pueblos libres y
que por tanto poseen Merum Imperium en sí mismas, teniendo tanto poder sobre su
población como el emperador posee en general. Esto supuso el paso revolucionario de
introducir la misma doctrina en el Derecho Civil, haciendo lo mismo con la articulación
del moderno concepto jurídico del Estado.

Año 1378, muerte del Papa Gregorio XI. Debido al desorden político, los Papas
habían residido en Aviñón, durante 70 años. Sin embargo, a la muerte del Papa, el
cónclave se celebra en el Vaticano, primero en reunirse en Roma, desde el año 1303.
Una multitud exige a los Cardenales la elección de un papa Romano, o al menos
italiano. Finalmente es elegido Papa, por 16 cardenales Urbano VI, italiano, los cuales
admiten haberle elegido de forma libre y canónica.

Sin embargo, los cardenales franceses, que son mayoría, no están conformes con la
ciudad y deciden regresar a Aviñón. Llegan a un acuerdo, mediante el cual invalidan la
elección de Abril, y en Julio de 1378, 15 de los 16 cardenales, retiran la obediencia a
Urbano VI. En Septiembre de 1378 los cardenales eligen Papa a Clemente VII,
estableciendo un Papado rival en Aviñón. De esta forma da comienzo el Gran Cisma
de Occidente.

Epígrafe 2: Las formulaciones de absolutismo.

Francisco de Vitoria: De Potestate Civile. El hombre es civil y social, al igual que las
ciudades y repúblicas, que nacen con el fin de defender la vida humana. Para persistir
se necesita alguna fuerza y potestad que gobierne. El Poder Público procede de Dios,
en él tiene su origen, sin embargo la forma de ejercicio es humano. El sujeto último y
principal de la potestad pública es la misma comunidad política, es decir, la sociedad.

La cual confía o delega la Administración en uno (príncipe) o varios (Aristocracia o


Democracia). Aunque el Rey es constituido por la misma República, no transfiere al
Rey la Potestad, sino la propia autoridad. Vitoria es un autor del siglo XVI, época en la
que España evoluciona desde una forma política medieval, a la constitución del Estado
monárquico moderno. La delegación del poder es irrevocable, incondicional, perpetuo,
y por tanto dinástico. Vitoria habla por tanto, del Absolutismo. Ésta es una idea muy
próxima a la de Bodín, para el que la soberanía es la característica fundamental del
poder político de la Monarquía Absoluta.

Siendo monarca en 1542, Carlos I, el dominico Bartolomé de las Casas reivindica la


prohibición de la esclavitud y trabajos forzados a que eran sometidos los indígenas en
las Indias, por parte de los colonizadores. A partir de la entrevista con el monarca, se
publica un conjunto de 40 normas, que recogen dichas prohibiciones, denominado
leyes nuevas, que va a marcar la dinámica de la conquista posterior. De nada sirve el
debate entre el Dominico y el Canónigo Ginés de Sepúlveda, en el que De las
Casas considera que el Evangelio debe ser predicado con convicción y no con
coacción. Esto último defendía Sepúlveda.

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El pensamiento de Bodín (1529-1596) se proyecta en dos ámbitos:

1. Pensamiento político.

2. Pensamiento económico.

Ambos se reflejan en Los seis Libros de la República.

En el aspecto político, Bodín considera que el poder político debiera ser el resultado
de un pacto, de esta forma, la persona que ostente autoridad deberá tener todo el
Poder y, por tanto, obedecida por todos. La esencia de este poder soberano es la
potestad de crear y derogar las leyes sin estar sometido a ninguna instancia.

El poder se concentra en una sola persona. Esta tesis encuentra una limitación, que el
encontrar la forma de limitar el poder del monarca, teniendo en cuenta que él mismo
crea las leyes, que según Bodín deben establecerse conforme al Derecho Divino. Es
decir, el soberano está limitado al Derecho Divino, natural y de gentes. Para Bodín,
la familia es la base esencial del Estado, el cual deberá ser gobernado por una
autoridad semejante a la autoridad del páter de la familia romana.

La soberanía la define como “el poder absoluto, permanente, supremo, independiente,


y no restringido por las leyes, que se ejerce sobre los ciudadanos y los súbditos"
supone administrar y hacer las leyes. Puede residir en uno solo, unos pocos o en
muchos. Es decir, el modelo monárquico, aristocrático o democrático. Pero en todo
caso debe cumplir las exigencias relacionadas en la definición, además de que la
soberanía es indivisible y no puede ser compartida. La monarquía es la que más
ventajas ofrece.

El objetivo de este planteamiento es hacer desaparecer el fraccionamiento feudal, que


permita el desarrollo del capitalismo, para lo cual es fundamental que el monarca
respete las leyes naturales así como el derecho de propiedad. En las últimas décadas
del siglo XVI, tanto en España, como en otras monarquías europeas se usa una
expresión: la razón de Estado. Los autores de la misma se plantean responder a unas
necesidades e intereses, los cuales tenían una raíz maquiavélica.

El discurso de estos autores de la razón de Estado conocidos como neoestoicistas y


tacitistas, va dirigido a la necesidad de que el príncipe defendiese su privilegiada
posición como cabeza del Estado, a cualquier coste. Esto representa una clara raíz
maquiavélica, en cuanto a que la suprema virtud de un monarca es conservar el poder.
Si la conservación del sistema político monárquico estaba en peligro, la justicia y las
leyes constitucionales debían apartarse ante los intereses del monarca.

Epígrafe 3: Las alternativas al absolutismo en los siglos XVI y XVII.

Surgirán una serie de corrientes en relación al establecimiento de monarquías


absolutas. Uno de los principales teóricos va a ser Tomás Moro con su obra
“Utopía”. En esta obra trata el tema de cómo una sociedad no cristiana se
autorregula. Replica con ella lo dicho por Santo Tomás de que en ocasiones la guerra
puede ser justa, cuando las injusticias del bando contrario, obliguen a emprender una
guerra contra ellos, y de los humanistas cívicos que dicen que una de las mayores

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responsabilidades de los buenos ciudadanos es el servicio militar como parte de los


deberes públicos.

Tomás Moro nos informa de que los sabios utópicos hacen lo que pueden por no
enviar a sus propios ciudadanos a la batalla. Otro teórico muy importante fue
Maquiavelo. En su obra El Príncipe, dice que el poder se justifica por el poder. El
único objetivo del poder es existir y mantenerse. “Hay que saber mentir, ser violento…
cuanto toca si con ellos mantenemos el poder”. No hay moral en la política, aunque
Maquiavelo habla de una serie de reglas a seguir por el príncipe si quiere mantenerse
en el poder. Así, para Maquiavelo el discurso ideológico es un medio para conseguir
el poder.

Para Maquiavelo, los buenos fines pueden ser utilizados para justificar los malos
medios (razón de Estado). Supone, con el espíritu de un utilitarista moderno, que la
pregunta fundamental debe ser cómo conservar la propia república.

Así pues, invariablemente apoya la necesidad de un cálculo prudente de las


consecuencias probables. Por su parte, Giovanni Botero hablará de la Razón de
Estado cristiano, donde busca una visión menos idealizada y más moralizada
(cristianizada) de la de Maquiavelo.

En Francia, una serie de católicos moderados buscará seguir esta línea maquiavélica,
y serán apodados como “políticos” por los cristianos más radicales, por no querer
fundar el Estado en la moral de Dios.

Los reyes tendrán en esta época el monopolio de la legitimidad de la autoridad, pero


no el poder. Éste lo tienen quienes puedan movilizar ejércitos, es decir, las autoridades
locales: la nobleza, la ciudad, los tribunales… La autoridad está centralizada, pero no
así el poder. Los ciudadanos serán tales cuando tengan derechos, y estos los
adquirirán cuando tengan armas y puedan defender la ciudad, en la línea de la
concepción de democracia en la antigua Atenas.

Epígrafe 4: la oposición al Absolutismo en el siglo XVI.

En Francia, entre 1562 y 1598 hubo no menos de ocho guerras civiles, señaladas por
atrocidades tales como la noche de San Bartolomé y el uso despiadado del
asesinato por ambos bandos. En este país, las diferencias de privilegios provinciales
hacen imposible una constitución parlamentaria en escala nacional.

Como consecuencia de los diferentes modos de producirse la unificación nacional,


surgieron diferentes características del pensamiento político. La más importante fue la
teoría de los “monarcómacos” desarrollada en primer término por escritores
hugonotes, que hicieron derivar el poder regio de la comunidad y defendían el derecho
a resistir al monarca en determinadas circunstancias.

La obra de este grupo más importante fue la De Vindiciae contra tyrannos, publicada
en 1579 y se convirtió en una de las piedras millares de la literatura revolucionaria. En
primer lugar, un contrato en el que son parte de un lado Dios y del otro rey y el pueblo
conjuntamente. En este contrato, la comunidad se convierte en Iglesia, el propio
escogido por Dios y se obliga a ofrecer una adoración verdadera y aceptable. En

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segundo lugar, hay un contrato en el que las partes son el pueblo y el monarca
mediante el cual un pueblo se convierte en estado.

Tal acuerdo obliga al rey a gobernar bien y con justicia y el pueblo obedecerle
mientras lo haga así cuya finalidad de esta obra era demostrar que existía derecho a
coaccionar a un rey hereje. En el primer contrato, el rey y el pueblo quedan
mancomunados y solidariamente obligados, como secuela, se hubiese obligado a salir
fiador del rey. En el segundo contrato, entre el rey y el pueblo, justifica la resistencia
de la tiranía del gobierno secular. Aunque los reyes son instituidos por Dios, Dios
actúa en esta materia por intermedio del pueblo. El pueblo establece las condiciones
que el rey está obligado a cumplir.

En 1581, los estados generales en el Acta de Abjuración retiraron su fidelidad a


Felipe II. En esta acta aparecían todas las argumentaciones antimonárquicas, el
derecho natural y la defensa de las antiguas libertades.

En el siglo XII, Juan de Salisbury (obispo de Chartres) realizó la primera formulación


clara del tiranicidio en Europa. Pero, la Iglesia determinó en el Concilio de Constanza
(1414-1418) por considerarlo herético. En la época del Renacimiento fue cuando la
teoría del tiranicidio comenzó a desarrollarse y se concibió como la muerte del tirano
en defensa de la legitimidad política.

Los príncipes debían ejercer el poder para el bien de los súbditos y éstos tenían
derecho a la resistencia y, aquel monarca que hubiera violado las leyes divinas y el
pacto con sus súbditos se convertiría en un tirano y era ilícito terminar con él. El
teórico más destacado sobre el tiranicidio fue el jesuita español Juan de Mariana con
su obra De rey de la Institución Real. En esta obra, sostuvo que el Gobierno es
mejor en cuanto se halle limitado por leyes, entre las que cuenta no sólo las morales
sino también las positivas instituidas por la voluntad del pueblo, cuya autoridad e
imperio son superiores a los del príncipe.

Juan de Mariana fue uno de los precursores del Constitucionalismo junto a un grupo
conocido con el nombre de Neoescolástica. Formado por éste último, Francisco
Suárez y Roberto Bellarmino. Suárez en su obra Defensio Fidei confrontó los
postulados absolutistas de Jacobo I quién afirmaba que todos los gobernantes reciben
su poder directamente de Dios y que ante él son responsables y que los súbditos
deben obedecer sin posibilidad de resistencia.

Suárez, Bellarmino y de Mariana afirmaron que la soberanía provenía de Dios pero


sostuvieron que no existía ningún intermediario entre Dios y el Pueblo. El Gobierno es
una institución humana y el poder de los gobernantes se basa en un contrato suscrito
con el pueblo. Sin embargo, Bellarmino fue más crítico y afirmó que el poder secular
o civil ha sido instituido por lo hombres y reside en el pueblo a menos que lo otorgue a
un príncipe.

Epígrafe 5: Las consecuencias de la Revolución Científica.

El S. XVII puede ser considerado como el que transformó el pensamiento científico, es


decir, creó el modelo moderno de la ciencia en occidente. Supuso una ruptura
cualitativa con el pensamiento anterior. La Revolución Científica surge en paralelo

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con la revolución intelectual, que arranca en el Renacimiento y la Reforma y que


supuso la base a partir de la cual se configura la nueva sociedad.

Fueron muchos los aspectos que permiten explicar el porqué de este Renacimiento,
entre los cuales podemos enumerar el florecimiento económico de las ciudades
italianas, los contactos culturales con otras civilizaciones y recursos, el debilitamiento
de la autoridad y el poder de la Iglesia, etc. Pero uno de los aspectos más importantes
es la libertad del pensamiento en la Italia renacentista. Libertad que permite la
innovación en las técnicas y en las ideas. El Renacimiento significa un reencuentro
con la Antigüedad Clásica, en cuanto a la vinculación y preocupación con la
naturaleza, en relación con su vitalismo. Se cuestiona todo lo anterior, abriéndose un
periodo inmenso de producción intelectual. En aspectos relacionados con las Artes
Plásticas, la técnica, las matemáticas y filosofía.

Copérnico se rebeló contra la cosmología aristotélica, publicando su teoría


Heliocéntrica, en 1543, aunque la misma ya era defendida desde mucho antes.
Vesalio publicó la primera descripción anatómica completa del cuerpo humano. La
imprenta dio lugar a la proyección de las ideas nuevas. La navegación pasó a ocupar
un lugar decisivo en esta época. Galileo, mediante el telescopio pudo descubrir
hechos que desestimaban el geocentrismo y favorecían la interpretación copernicana.
En 1618 fue procesado y condenado a arresto domiciliario. Harvey intentó una
explicación mecánica de la circulación de la sangre.

Con Bacon y Descartes se generaron dos tradiciones en la filosofía de la ciencia


moderna: El Empirismo y el Racionalismo. Pero en el S. XVII, fue la obra de
Newton la que culmina la llamada Revolución Científica. Completó los trabajos
matemáticos de Arquímedes, con la creación del cálculo infinitesimal, que fue el
resultado matemático más decisivo del S XVII. Describió el movimiento de los astros a
partir de las leyes de la mecánica terrestre. Y por último la Teoría de la Gravitación
Universal. A partir de ésto, el espacio para la intervención divina queda muy reducido.

Quevedo: “Las campañas y los sitios de Flandes se han convertido en el sepulcro


universal de Europa” Efectivamente, en los S. XVI y XVII Los Países Bajos se
constituyen en uno de los escenarios bélicos principales, fruto de la revuelta
holandesa. Podemos dar rienda suelta e imaginar la complejidad de alianzas y
coaliciones de sus participantes, entre las que aparece la figura de los embajadores,
que conforman toda una red de defensa de los intereses de España.

Como una de las claves del trabajo diplomático. Entre todas ellas, destaca D. Diego
de Saavedra y Fajardo, que junto con Quevedo en Italia, se baten, sin más armas
que sus plumas, contra los enemigos de España. A partir de 1635, Saavedra Fajardo
compuso varios textos, que consisten básicamente en recomendaciones de paz.

Alguno de ellos responde a instrucciones del Gobierno destinado a Felipe IV.


Igualmente, en Las Empresas Públicas (1640) podemos encontrar numerosas
referencias a los acontecimientos políticos del momento, donde reflexiona sobre el arte
de gobernar. A través de todos sus escritos, Saavedra Fajardo incide una y otra vez
en la necesidad de la Paz, en una Europa excesivamente castigada, y ello teniendo en
cuenta el elevado conocimiento que tenía de un conflicto tan relevante y de máxima

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actualidad, que se acabaría resolviendo en el Tratado de Westfalia (1648), que


engloba los acuerdos a los que se llegó en las ciudades de Münster y Osnabrück.

En Münster, Saavedra Fajardo cae enfermo y tiene que abandonar las


negociaciones, siendo sustituido por el Conde de Peñaranda, firmante del tratado
finalmente. Mediante la firma de estos tratados se pone fin a la Guerra de los Treinta
Años, cuya principal consecuencia fue el debilitamiento de las posiciones de Austria y
España. En paralelo salen fortalecidas Francia, que se anexiona numerosos territorios,
y Suecia, que se convierte en la mayor potencia del Norte de Europa.

Más allá de los reajustes territoriales, se rompió la idea de la Universitas Christiana,


por la cual el Papa y el Emperador podían mediar en los asuntos de toda la
cristiandad. Es decir, triunfa la tesis francesa, que rechaza la injerencia de poderes
extraños en los asuntos internos del reino, cada soberano decidía su confesión,
desapareciendo las guerras de religión.

El tratado de Westfalia supone un hito en la historia, ya que supone la primera vez


que se firma un Tratado Multilateral Moderno, en el que se habla de Estados-
Naciones, de libertad de prédica religiosa y de límites internacionales. Igualmente
supone el inicio de un Nuevo Orden Político en Europa Central, basado en ideas como
Soberanía Nacional e Integridad Territorial, que a su vez son los principios en que se
basa el concepto de Estado-Nación.

Epígrafe 6: Las opciones políticas del siglo XVII.

Hobbes entiende al hombre como una máquina natural, cuyas propiedades son
desear y obrar. El hombre es Potencia. Punto de partida del Estado de Naturaleza, en
el que los hombres son potencia movidas por el deseo, en el que la violencia que
surge de las potencias ilimitadas solo puede ser eficaz por una potencia que no
conozca límites.

Se instaura la sociedad política del Estado, en el que los ciudadanos, de común


acuerdo, se despojan de un potencia individual y la transfieren a la autoridad política,
mediante un contrato por el cual, se establece que la Soberanía del Estado es
Absoluta e ilimitada.

La única responsabilidad es la de mantener la seguridad y el bienestar de los


contratantes. Este nuevo orden político tiene como objetivo poner fin a las luchas a
muerte, cuyo poder va a ser ejercido mediante decisiones e imposición de leyes, que
solo corresponden a la autoridad que ejerce el poder.

Para Hobbes, el tipo de régimen que encarne la soberanía, no es un problema,


siempre y cuando se ejerza con rigor. Así, cualquier régimen que se establezca, ya
sea Monárquico, Oligárquico o Democrático, no tiene más que derechos, porque
considera que “El poder soberano es menos dañino que la ausencia de tal poder”.

Esta Soberanía absoluta e ilimitada pude llegar a su fin, y esto se produce si, a pesar
de las órdenes, leyes y la coerción que ejerce, es incapaz de realizar la misión para la
que se le ha creado, garantizar la seguridad de los ciudadanos y demás derechos y
libertades que se definieron en las leyes civiles.

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Desde este punto de vista se le considera a Hobbes como el fundador del liberalismo,
en cuanto que resuelve el problema de la guerra, exigiendo una obediencia, pero deja
al individuo la tarea de pensar y de creer como mejor le parezca. Y en esto se
diferencia con el Totalitarismo, en cuanto que éste no solo exige la obediencia, sino
que también la adhesión.

En el Estado de Naturaleza, los hombres son libres. Son iguales los unos a los otros.
Entre ellos, forman familias y entre ellos se producen intercambios. Intentan regular su
vida mediante el obligatorio respeto mutuo. Con el tiempo la sociedad se hace cada
vez más compleja, por lo que se incrementa el riesgo de conflicto.

Conflictos que son el origen de atentados contra la vida, apropiación de bienes libres,
así como el respeto a los compromisos contraídos. Este es el germen de la violencia.
Es conveniente, pues, que aquellos que quieren regirse por los principios del Derecho
Natural, se constituyan en sociedad y establezcan un ente capaz de organizar la
sociedad según reglas comunes y su desarrollo se realice con medios convenientes.
Este poder público, capaz de realizar el Derecho Natural es soberano, estando los
que lo han instituido, y mientras obre de acuerdo a los fines para los que lo han
creado, obligados a obedecerlo y prestar su apoyo.

Este Poder Público va a realizar tareas como legislador, va a juzgar y sancionar las
faltas contra la ley y va a ejercer como gobernante, tomando las decisiones sobre la
paz y la guerra y la administración que exija la colectividad, la seguridad de los
ciudadanos y la protección de sus libres actividades.

El Poder Público de Locke es distinto del de Hobbes, en cuanto a que para Locke, la
colectividad posee la capacidad de organizarse, no necesita recurrir al Orden Político.
Es instaurado cuando su orden natural se ve amenazado por enemigos interiores y
exteriores. Se requiere un poder que les dé fuerza de ley y que se imponga mediante
la coerción.

Ese Estado actúa a través de su aparato legislativo, judicial, policial y militar, pero son
los ciudadanos los que deciden sobre la naturaleza de dicho cuerpo, así como a quien
otorga su confianza par a desempeñar tales tareas. Esto seguirá siendo así mientras
el Régimen sea capaz de servir al bien público. En caso contrario, los ciudadanos se
dotarán de gobernantes que estén al servicio de las libertades inherentes a cada
individuo.

Esta fórmula liberal de Estado Moderno, poder soberano y legislador de John Locke,
ha servido de inspiración directa en las Declaraciones de los Derechos del hombre,
en América y Francia.

Epígrafe 8: Hacia un gobierno moderado: El espíritu de las leyes (1748) de


Montesquieu. ¿División de poderes o privilegio corporativo?

Montesquieu ejercerá una influencia tan considerable como paradójica sobre los
constituyentes revolucionarios franceses. El espíritu de las leyes extrae una nueva
clasificación de los regímenes políticos, en la cual el gobierno moderado, en el que
está asegurada la separación de los poderes, se revela como la única solución
institucional de la libertad política.

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“Tema 1: La irrupción de la política en el siglo XVI”

El método recomienda un proyecto y Montesquieu toma partido por el liberalismo.


Montesquieu se esfuerza por conocer el espíritu de las leyes, el espíritu, es decir, la
inclinación más fuerte de la relación entre diversas variables, concretas y relativas, que
hacen y deshacen las leyes humanas.

Las leyes humanas sólo podrían derivarse o deducirse de las leyes divinas. La ley
pierde su carácter de orden o mandato, se desvincula de toda trascendencia y de toda
“esencia”, y no es más que una relación inmanente a los fenómenos humanos.

La razón humana “ya no cae del cielo”, se deduce de la observación de la realidad


social. Las leyes están relacionadas con la naturaleza y el principio de cada gobierno:
la teoría de la ley aconseja una nueva clasificación de los regímenes políticos. Los
gobiernos pueden distinguirse según su naturaleza, según esa estructura particular
que define el modo de ostentación y ejercicio del poder, pero también según su
principio, es decir, el conjunto de pasiones específicas relacionadas con las
costumbres y la comunicación humanas.

¿Cuál es la diferencia entre la naturaleza del gobierno y su principio? Una es su


estructura particular y otra las pasiones humanas que hacen que se mueva. Las leyes
no deben estar menos relacionadas con el principio de cada gobierno que con su
naturaleza, siendo el principio, la instancia principal y el motor determinante. Teniendo
en cuenta la interdependencia de la naturaleza y el principio hay tres clases de
gobiernos: el republicano, el monárquico y el despótico.

-El régimen republicano se caracteriza por el hecho de que el poder lo ostenta el


pueblo y en él reina la virtud, virtud constantemente solicitada por diversos medios por
un régimen cuya suerte condiciona. Si el pueblo ostenta total o parcialmente la
soberanía de la potestad, el régimen republicano tendrá una forma democrática o
aristocrática.

-El régimen monárquico es aquel en que uno solo gobierna mediante leyes fijas y
establecidas y que condiciona el honor. La naturaleza del gobierno monárquico
establece un vínculo necesario, esencial, entre monarquía y nobleza: la ostentación
del poder por uno solo no basta; el ejercicio mediante leyes supone la existencia de
poderes intermedios subordinados y dependientes; la nobleza también está
relacionada con el principio mismo del régimen monárquico.

-El régimen despótico, se caracteriza también por el gobierno de uno solo en la que
todos los hombres son iguales y en el que es necesario el “miedo”.

Esto lleva a Montesquieu a preconizar la adopción de un gobierno moderado en el


que la separación de poderes sea la garantía indispensable de la libertad política. Ésta
va indisolublemente unida a la ley. La libertad política sólo puede encontrarse en un
gobierno en el que el poder sea moderado porque está limitado. La moderación del
poder depende, de una cierta distribución de las fuerzas, que depende de la razón y
no de la casualidad.

El régimen inglés pasa a ser entonces el modelo y de ahí El espíritu de las leyes que
trata de la constitución de Inglaterra sin que por ello se vea comprometida la
coherencia de conjunto del razonamiento. Montesquieu distingue tres clases de

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poderes que él denomina potestades: la potestad legislativa, la potestad ejecutiva y la


potestad de juzgar.

La potestad de juzgar no plantea ningún problema de aplicación y por otro lado, las
otras dos potestades están compartidas por tres fuerzas: el pueblo, la nobleza y el
monarca. Esta división debe obedecer unas reglas: la potestad legislativa se confía a
un cuerpo de representantes del pueblo, de representantes. Ambas estarán unidas por
la potestad ejecutiva, confiada al monarca, que a su vez estará unida a la potestad
legislativa en la medida en que la constitución le proporcione los medios, si no de
decidir al menos también de impedir. Montesquieu recomienda el sistema de acuerdo
mutuo de las potestades, pero sin una confusión de las mismas, es decir, que las tres
fuerzas políticas no puedan abusar de sus respectivos poderes.

Epígrafe 9: Una economía para los tiempos contemporáneos. La riqueza de las


naciones (1776). Política de la economía política (60-62) y El sujeto moral
Historia libertad (68-70).

Adam Smith habla de que la sociedad se regula de manera eficiente siempre y


cuando se les deje libertad a los distintos individuos para perseguir sus propios fines
(lo que vendrá a llamarse la mano invisible). Escribe en un contexto de explotación
masiva, ya que, para él, la riqueza de una nación se puede medir en base a la masa
de bienes que en ella se producen. Para Adam Smith, el buen gobierno será el que
no interviene de forma alguna en el orden económico, y protege la propiedad y el
capital, y asegura la paz y el orden para el desarrollo y la prosperidad de la Nación.

Por su parte, Kant, en su obra “Crítica de la razón pura”, desarrollará una teoría del
conocimiento que establece la objetividad y demuestra que hay una verdad en las
ciencias de la naturaleza, pero que estas no pueden explicar el ser en sí, ya que las
propiedades de este están unidas por definición a la estructura universal del espíritu
humano. Lo absoluto no existe, solo existe por el acto de una voluntad que lo afirma y
en tanto que lo afirma.

Ahora bien, la única realidad que tal voluntad puede plantear como incondicionada es
el Sujeto Moral. Si se quiere dar cuenta de la existencia humana, hay que postular
que el hombre es libre, al mismo tiempo que el hombre pertenece al mundo natural y
por lo tanto está sometido a las reglas más estrictas: voluntad libre para constituirse
como sujeto autónomo, es decir, darse sus propias leyes. Para salir del determinismo,
un sujeto puede querer obedecer a las leyes formales (que excluyen cualquier
referencia a cualquier contenido, como el placer sensual, el amor de Dios o la
conciencia del deber cumplido). La única consideración a la que puede someterse un
sujeto libre se refiere a la institución de la comunidad de sujetos libres, constituyendo
una “sobrenaturaleza” que afirma la libertad.

Para Kant, más allá de los distintos conflictos, se impone progresivamente la


necesidad racional de una paz universal y una sociedad de naciones. Kant es uno de
los fundadores de la idea de una Europa unida y de un Estado de Derecho
internacional.

Epígrafe 11: Definiendo el pueblo, definiendo la Federación. De Rousseau a la


Revolución americana, la declaración de Independencia de 1776. Rousseau:

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soberanía y voluntad general, el pueblo. 62-67; La Revolución en América del


Norte: derecho y pragmatismo (77-79).

Para Rousseau, la tendencia natural de la sociedad es agruparse. Naturalmente se


regula la sociedad de forma positiva. Dado que cuanto más grandes sean los grupos,
mayor tendencia a la corrupción, lo mejor será la Federación. El Estado es un mal
necesario, por lo que cuanto más federado esté, mejor. En este sentido, dice que
cuanta más democracia y procesos democráticos, mejor, y que la soberanía del
Estado viene dada por la sociedad.

Es decir, dice que la soberanía tiene una serie de características: es inalienable


(pertenece al pueblo, y, por lo tanto, Rousseau descarta el gobierno representativo);
indivisible, ya que es la voluntad general, del conjunto del pueblo, no de un particular;
y es infalible y absoluta, ya que siempre es correcta porque tiende a la utilidad pública
y porque da al cuerpo social y un poder absoluto sobre todos sus miembros.

La voluntad general es siempre acertada pero el juicio que la guía no siempre es


correcto. Rousseau basa toda la soberanía en la razón, pero sabe que el hombre
necesita un legislador, que remedie la ausencia de los dioses. Rousseau preconiza
una buena proporción entre la dimensión del territorio y la cantidad de población, con
el fin de hacer al pueblo apto para la legislación. El gobierno es el delegado del
soberano.

Puede ser democrático, monárquico o aristocrático, ya que estas denominaciones se


refieren al ejecutivo y nunca a la soberanía, aunque dice que sea cual sea la forma
adoptada, el gobierno tiene una tendencia natural a independizarse del soberano La
Declaración de Independencia de los Estados Unidos habla del principio de
soberanía del pueblo. Es el principio de la política modera: la soberanía pertenece al
pueblo por derecho natural.

Recogen muchas ideas del pensamiento inglés para su secesión. Habrá que definir
qué es el pueblo y cómo habla este. En Estados Unidos, la soberanía reside en los
diferentes estados, no en el gobierno central, es decir, la voz del pueblo se da en los
estados federales. Abraham Lincoln se opondrá a ocupación de México. Los
Estados del Sur se independizan, buscando la Confederación, mientras que el
gobierno central dirá que la soberanía pertenece a la Unión, lo que llevará a una
guerra civil.

Epígrafe 12: La revolución en Francia: La Nación contra la tiranía.

A pesar de todas las carencias, tanto en Política como en el aspecto económico de la


población, la sociedad francesa es rica y numerosa. Esto se va a demostrar con
ocasión de la reunión de los Estados Generales del Reino en Julio de 1789. Hay
que destacar la posición de Sieyes, artífice del golpe que abrió las puertas a
Bonaparte hacia el Poder. La Nación es su realidad indudable sobre la que se basa,
la cual está formada por individuos libres, iguales e independientes, pero unidos por
las necesidades comunes a la naturaleza humana y la voluntad de vivir en común.

El individuo solo se realiza al vincular su voluntad a la de los demás miembros de la


sociedad, para constituir el Poder Nacional. Por ello la nación es soberana, una e

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“Tema 1: La irrupción de la política en el siglo XVI”

indivisible. El Ser real de la Nación es el Tercer Estado, que reúne a la inmensa


mayoría de la población, la parte viva del Reino. “El Tercer Estado lo es todo”. Todos
los poderes emanan de la Nación, que sin embargo no puede reinar como tal, por
tanto para ejercer esta soberanía pasa por la elaboración de una constitución que
defina los órganos de legislación y gobierno, así como las autoridades judiciales que
garanticen la libertad e igualdad, además de los derechos naturales de todos.

La eficacia del Poder Constituyente debe obedecer al principio de la Representación.


El Estado emana de la Nación y la representa, siendo ésta autónoma salvo en lo
político, que la debe obedecer. Para Sièyes la sociedad es una prolongación de la
naturaleza, que toma como referencia la ley, la cual fija los límites a la libertad
individual, en la que el Derecho Positivo es el que se considera como productor de la
igualdad de los ciudadanos por y en la Ley.

Para Sièyes, la separación de poderes es la garantía de las libertades privadas. Sin


embargo, el Comité de Salud Pública, apoyado por Robespierre y Saint-Just,
rechaza es fragmentación de la soberanía, y una vez alcanzada una posición
dominante, ejerce el poder sin compartirlo.

Los Jacobinos consideran que no es suficiente con llevar la guerra a las fronteras,
hay que mirar también hacia el interior, depurando a traidores, facciosos,
especuladores, etc., dando paso a los tribunales revolucionarios y a los comités. Se
instaura el Terror. La violencia y el terror son legítimos y están destinados a producir
la virtud en un doble movimiento de retorno a la naturaleza perdida.

Robespierre acaba siendo sospechoso de querer convertirse en rey y cae por la


revolución, junto a Saint-Just y Danton. La Asamblea de elegidos es una Cámara
de Legislación y Administración donde se debate los modos de ejecución de todo
aquello que implique la realización de los objetivos fijados por el pueblo, donde los
comités son órganos de control y ejecución.

De esta forma la abstracción, creada por Sièyes, que es la Nación, es sustituida por
Robespierre por otra abstracción que es la dinámica popular, donde desaparece la
representación e impera la democracia directa. Esta dinámica zozobra en el fanatismo
y se desmorona, cuando se pierde el consenso popular. En 1794, los enemigos de
Robespierre y de Saint-Just los destituyen y los hacen ejecutar, por supuesto en
nombre del pueblo soberano.

La República, unidad del pueblo y Administración del territorio. Sièyes pretendía


proteger la república mediante la técnica del mandato general; Robespierre, quiere
hacer de los representantes los mandatarios de las decisiones singulares de la
voluntad general. El rasgo característico del Estado-Nación se va a afirmar por la
práctica política en que se involucra la I República por la coyuntura estratégica,
financiera y económica. Es decir, la I República, amenazada toma la iniciativa de las
operaciones militares e invade Saboya y los países bajos austriacos.

Ese entusiasmo revolucionario designa a Francia como el centro de la futura república


universal. Inglaterra se opone entrando en la coalición Austro-Prusiana, convirtiendo
a la defensa nacional como la línea política a seguir. Política que supone defender y
administrar su territorio, y esto supone un reforzamiento de su potencial militar,

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“Tema 1: La irrupción de la política en el siglo XVI”

financiero y económico. Al mismo tiempo es fundamental que la sociedad civil se


sienta independiente como escenario de libre empresa. La concepción de territorio
encuentra su consistencia, en donde es verdaderamente real cuando se impone una
unidad de estructura de administrativa y política, definiendo un espacio de dominación,
en cuyo seno se efectúen todo tipo de intercambios sociales y económicos. Napoleón
Bonaparte concluye este proceso de racionalización del territorio nacional, que fue
emprendido por la Convención.

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