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Apuntes sesión 1 Taller lectura

Es probable que cuando escuchas la palabra “lectura”, lo primero que


te llega a la mente es una página llena de letras, cuyo significado vas
descifrando al juntar una con otra, hasta formar palabras y luego
enunciados que transmiten una idea.
Sin embargo, el acto de leer es más que eso. La lectura es parte de la
naturaleza humana, igual que respirar, comer, dormir o llorar. El mundo
está lleno de señales y códigos que lees sin darte cuenta, porque
todos
los seres vivos que te rodean usan un lenguaje para comunicarse
conti-
go. Incluso el cielo, con sus formas curiosas en las nubes, las copas
de
los árboles al agitarse con el viento, y por supuesto, los animales y los
sonidos que emiten para expresar sus necesidades te están contando
algo todo el tiempo; sólo tienes que estar atento para mirarlo, sentirlo
y escucharlo.
La lectura nos pone en relación con la otredad,334 de ahí la
importancia de la lectura en relación con la identidad de las y los
estudiantes. Leer no sólo implica decodificar signos lingüísticos: la
lectura conlleva la producción de sentidos y permite reconocerse en
las palabras de otras y otros, además de construirse por medio de una
comunicación dialógica que atraviesa la historia de la humanidad,
teniendo su origen en las primeras palabras expresadas por nuestros
antepasados primigenios.
Es así que la lectura abre la posibilidad de niñas, niños y adolescente
de reencontrarse con el otro en su diversidad, expresada en 68
agrupaciones lingüísticas que integran 364 variaciones en todo el
territorío nacional. Con ella se busca reconocer y revitalizar la
preservación, el desarrollo y uso de las lenguas maternas en todos los
ámbitos de la vida para que las personas que hablan una lengua
originaria ajena al castellano se comuniquen sin restricciones en el
ámbito público o privado, de forma oral o escrita, y en todo tipo de
actividades, como algo cotidiano dentro de nuestras instituciones y en
la acción pública en general.
La lectura y la escritura son prácticas que contribuyen a hacer de la
escuela una comunidad de lectoras y lectores que se acercan a los
textos para comprender algo de su mundo cotidiano, para conocer
otros modos de vida, para descubrir otras formas de utilizar el lenguaje
y darles nuevos sentidos o defender su propio pensamiento a través
de la producción de textos.
La lectura es una acción emancipadora donde, como en los juegos
infantiles de las niñas y los niños, las reglas se generan no por un
mediador que somete al texto y al lector a un camino seguro, sino en
una reflexión de los antecedentes de las personas involucradas que en
comunidad concretan los temas relevantes que deben ser
desarrollados, generando un diálogo que tiene como meta la
transformación de la realidad.
En la educación inicial la lectura fomenta la imaginación, fortalece la
psicomotricidad, el desarrollo del lenguaje y la comunicación de
sentimientos y afectos. Durante la educación preescolar y buena parte
de la primaria, la lectura enriquece el lenguaje, posibilita el
acercamiento a la realidad a través de secuencias temporales, el
aprendizaje de la gramática de la lengua y la comprensión de
diferentes textos.
A partir de la educación secundaria, la lectura impulsa la toma de
posición frente a los planteamientos del autor, lo que favorece el
pensamiento crítico, pero también propicia la construcción de nuevas
relaciones sociales y con ello, la construcción siempre dinámica de la
propia identidad.
La formación de lectoras y lectores favorece el acercamiento a la
realidad a través de la comprensión de distintos tipos de textos y goce
de distintos tipos de lectura, de aquí que sirva para darle una
coloratura a la vida, un espesor simbólico, una poética que permite
imaginar, soñar y asociar.
La lectura es un proceso de interacción entre el texto y el lector que
permite el desarrollo de la identidad y las emociones, las capacidades
de reflexión y actitud crítica, al tiempo que forma estudiantes sensibles
y autónomos.
Modelo centrado en el estudiante
Barbara L. McCombs y Jo Sue Whisler, investigadoras de la Universidad de
Denver, en 1997 propusieron 5 grupos de factores que se enfocan en la
comprensión del estudiante y del proceso de aprendizaje, los cuales no deben
ser ignorados para evitar el riesgo de romper con la coherencia del proceso.

1. Factores cognitivos y metacognitivos


La mente de cada persona crea sus estructuras y visiones del mundo según su
vida, por lo tanto, también lo hace para integrar los nuevos conocimientos a las
estructura ya existentes.

2. Factores afectivos
Las creencias, las motivaciones y las emociones desempeñan un papel influyente
en el aprendizaje.
La motivación es el «querer aprender»; sin motivación el profesorado poco puede hacer. Es
fundamental que el estudiante tenga el deseo de aprender. Y este deseo surge de la necesidad de
aprender para conseguir algún objetivo; ahora bien, puede estar limitado tanto por la
personalidad (extrovertido, falta de atención, ...) como por la fuerza de voluntad. Ante ello, el
profesorado debe proceder a indagar en la posible motivación para tratar de motivar ante las
limitaciones del alumnado (palo y zanahoria).

3. Factores del desarrollo


Las capacidades para el aprendizaje evolucionan a lo largo de la vida.

4. Factores personales y sociales


El aprendizaje mediado por el relacionamiento social en el que cada persona
comparte sus perspectivas y entendimiento.

5. Diferencias individuales
A partir del ambiente y de la herencia, cada persona aprende diferentes cosas, a
un ritmo y de una manera distinta a los demás.

Este modelo busca apoyar al estudiante para que aprenda a aprender y


desarrollar su capacidad de deducción, de relacionamiento y de síntesis a través
de la experiencia social y de interacción con los demás tomando como elemento
clave su individualidad como ser humano.

Finalidad Campo lenguajes La apropiación progresiva de formas de expresión y comunicación


mediante la oralidad, escucha, lectura, escritura, sensorialidad, percepción y composición de
diversas producciones –orales, escritas, sonoras, visuales, corporales o hápticas– para aprender a
interpretarlas, elaborarlas, disfrutarlas y utilizarlas con intención, tomando en cuenta la libertad
creativa y las convenciones.

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