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Santiago, veintitrés de junio de dos mil ocho.

En cumplimiento de lo resuelto en el fallo de casación que antecede y


lo que dispone el artículo 785 del Código de Procedimiento Civil, se
procede a dictar la sentencia que corresponde de conformidad con la
ley.
VISTO:
Se reproduce la sentencia en alzada previa eliminación de sus motivos
Undécimo, Duodécimo, Décimo Tercero y Décimo Cuarto.
Y TENIENDO EN SU LUGAR Y, ADEMÁS, PRESENTE:
1º.- Que del mérito de los antecedentes detallados en los motivos
Segundo y Cuarto al Décimo del fallo del tribunal a quo, es posible
colegir que en el departamento Nº 16 ubicado en el primer piso del
condominio ?Los Canelos?, en Reñaca, se desarrollan fenómenos de
humedad originados por capilaridad, es decir, por absorción de agua
por el interior de los cimientos y muros desde el suelo de fundación,
escenario que conlleva a disminuir las condiciones normales y
esperadas de habitabilidad del inmueble.
2º.- Que en razón de lo señalado, se encuentra establecida una
situación de hecho que, desconocida por el demandante a la fecha en
que suscribió el contrato de promesa de compraventa, conlleva a que
su consentimiento se haya encontrado a esa época viciado por error
sustancial respecto de la calidad esencial del objeto materia del contr
ato, cuya suscripción a su vez es objeto de la obligación contraída,
tomando en cuenta lo que normalmente debe entenderse como
atributos esenciales que otorgan a un bien sus características propias
y que le permiten prestar la utilidad que se ha buscado al momento de
contratar a su respecto, lo que en definitiva determina, además, que la
obligación de hacer contraída, haya recaído en este caso sobre un
contrato carente de causa.
3º.- Que corresponde, además, tener en consideración lo expuesto en
los fundamentos Tercero al Sexto del fallo de casación.
Y visto, además, lo dispuesto en los artículos 1454 y 1682 inciso final
del Código Civil, se declara:
Que se confirma la sentencia apelada de veintinueve de junio
de dos mil seis, escrita de fojas 141 a fojas 146 y su complemento de
trece de julio de dos mil seis, que se lee a fojas 149, con declaración
que los reajustes e intereses que se condena a pagar a la demandada
y que deberán ser aplicados respecto de la suma que se le ordena
restituir, son aquellos que se devenguen a contar de la fecha en que la
presente sentencia quede ejecutoriada y hasta el día de su pago
efectivo.
Acordada, contra el voto del Ministro Sr. Juica, quien estuvo por
revocar la sentencia de primera instancia y desestimar la demanda de
autos.
Tiene para ello presente:
1º.- Que impedida esta Corte por orden del artículo 785 del Código de
Procedimiento Civil de hacer un nuevo examen de la prueba rendida
en autos y dar por probados hechos distintos a los que habían
establecido los jueces de la instancia, resulta que no hay manera de
consignar la existencia del error de hecho sustancial que se ha
denunciado, para invalidar el contrato de promesa de compraventa que
vinculó a las partes, esto es, que haya existido esa humedad que
hiciera inhabitable el inmueble que se prometía vender y, por este
motivo, al no existir el error de hecho aludido no ha podido
configurarse el motivo de ineficacia de que habla el inciso final del
artículo 1682 del Código Civil, en relación al artículo 1454 del mismo
cuerpo de leyes;
2º.- Que en todo caso, correspondía rechazar la demanda porque el
error de hecho que se invocó, decía relación con un contrato futuro y
no con el objeto de la convención que se pide su nuli dad, coincidiendo
en esta parte el disidente con los fundamentos del fallo casado y con
los argumentos dados en el voto disidente de la sentencia de casación
precedente;
3º.- Que a mayor abundamiento, revisando y analizando la prueba
rendida para demostrar el error de hecho denunciado, le parece a
quien contradice a la mayoría, que aquella no es suficiente para formar
su convicción de la existencia de un error
sustancial que habría sido el motivo fundamental para contratar cual
era la humedad excesiva del departamento que lo hacía
absolutamente inhabitable. En efecto, de la prueba rendida la más
relevante resulta ser el informe del perito y la inspección personal del
tribunal.
En el primer medio probatorio a fs. 154 el perito concluye en el punto 5
B que en ?el reconocimiento no se advirtieron al interior o exterior del
departamento signos visibles de humedad, florecimiento de sales,
hongos o manchas? y sólo a manera de conjetura explica el perito que
?es altamente probable que los fenómenos de humedad descritos por
el demandante hayan sido originados por la capilaridad, fenómeno de
absorción de agua por el interior de los cimientos y muros desde el
suelo de fundación??. En la Inspección personal de fs. 87 lo único que
advierte el tribunal es que en el departamento se aprecia limpio y
pintado recientemente. Sólo dejó constancia de una mancha de
humedad sobre el zócalo, pero en general no observó los graves
defectos que se explican en la demanda.
Estas pruebas tan relevantes son suficientes por su precisión,
seriedad y gravedad para desvirtuar los atestados de los testigos
presentados por la demandante y demuestran la inexistencia de un
vicio de la seriedad que exige la ley para anular un contrato;
4º.- Que lo cierto es que de autosse demuestra que el actor, como
hombre medio, razonable y de buena fe, debía tener perfecto
conocimiento que prometía comprar un departamento en un borde
costero que es húmedo por naturaleza y que esa circunstancia tenía
que preverla como necesaria en la habitación que se le prometía
vender. Lo real es que de autos aparece que el actor habitó la
propiedad por un largo de tiempo, que el demandado hizo arreglos
para impedir el problema de la humedad, pero cuando ya estaba en
tiempo de celebrar el contrato prometido lo aba ndonó para no cumplir
lo que había voluntariamente pactado.
Redacción a cargo de la Ministro Sra. Margarita Herreros Martínez y
del voto disidente su autor.
Regístrese y devuélvase.
Nº 751-07.-

Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema, por los


Ministros Sres. Milton Juica A., Sergio Muñoz G., Sra. Margarita
Herreros M., y Sr. Juan Araya E. y Abogado Integrante Sr. Oscar
Carrasco A.

Autorizado por la Secretaria Suplente Sra. Beatriz Pedrals García de


Cortazar.

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