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1. EL ORIGEN DE LA FILOSOFÍA
El confucianismo toma su nombre del famoso filósofo chino Confucio, que vivió entre
los siglos VI a.C. y V a.C. Más que una religión, el confucionismo propone una serie
de principios y normas morales para vivir la vida de forma espiritual y en comunión con
el resto. Sus enseñanzas nos animan a mirar más allá de lo que vemos para encontrar la
belleza en todas las cosas, a esforzarnos para conseguir resultados y a aprender de todas
las experiencias de nuestra vida.
Al principio, el taoísmo no era una religión sino un sistema filosófico que surgía
de creencias más primitivas. Esta religión se inspiró en las primeras religiones que
aparecieron en China, que practicaban el culto a la naturaleza y a los antepasados. El
taoísmo no tiene unas normas o ceremonias definidas: tan solo hay que seguir el “tao” (el
“camino”) y dejarse llevar por el ritmo de natural de las cosas. Así es como lo define Lao
Tse, fundador del taoísmo.
El budismo es la religión más importante de China y la que cuenta con más seguidores.
Sin embargo, no es originario de este país sino de la India. El culto budista se introdujo
en China a medida que se conquistaban nuevos territorios y a través de la Ruta de la Seda.
La mayoría de las tradiciones budistas comparten el objetivo de alcanzar el estado
transcendente libre de sufrimiento y de la existencia fenoménica individual (Nirvana) a
través de la meditación y la iluminación espiritual.
Ahora bien, las filosofías orientales, influidas por la mística y la religión, se diferencian
de la filosofía occidental tanto por su concepción del ser humano como por su visión de
la naturaleza. Por este motivo, cuando hablamos de la filosofía solemos referirnos
específicamente a la filosofía occidental que apareció por primera vez en Grecia en el
siglo VI a.C.
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las religiones. Ahora bien, aunque estas condiciones fueron importantes y sin duda
necesarias, porque sin ocio ni libertad el pensamiento racional no hubiera surgido, no
parecen suficientes para explicar, como lo llama Popper, el "milagro griego".
En el mundo occidental, los primeros que emplearon únicamente la razón para responder
las preguntas que se hacían acerca de la naturaleza fueron los filósofos presocráticos. La
palabra griega para referirse a la realidad natural es physis. Por eso a estos primeros
filósofos también se les conoce como físicos. Los presocráticos pensaban que debía
existir una causa profunda y comprensible que justificase la regularidad de la naturaleza
y sus ciclos.
Ahora bien, la filosofía no solo consiste en buscar explicaciones sobre la realidad natural
sino también sobre la realidad humana, o como lo denomina Harari, sobre el sapiens. En
este sentido, el primero en plantearse la pregunta por la verdad fue Sócrates en su disputa
con los sofistas.
Sócrates se dio cuenta de que muchos de los que se hacían pasar por sabios en realidad
no eran capaces de ofrecer un fundamento racional de sus opiniones. Según Sócrates, si
con la filosofía aspiramos a encontrar la verdad, primero debemos partir de una actitud
de apertura en la que estemos dispuestos a escuchar argumentos y a aceptar únicamente
lo que nos muestre la razón. El diálogo racional fue el método que Sócrates propuso para
esta búsqueda. Mediante el uso de la ironía, Sócrates solía interrogar a sus interlocutores
sobre asuntos que dominaban y les hacía reconocer, a través de sus preguntas, que en
realidad no estaban tan seguros de lo que creían saber: ‘solo sé que no sé nada’. Después
volvía a formular nuevas preguntas y trataba de construir junto con ellos respuestas
satisfactorias a las cuestiones que había dado inicio al diálogo. Este método, que se
proponía encontrar la verdad sobre cualquier asunto por medio del diálogo racional, se
conoce como mayéutica (el arte de dar a luz).
Podemos distinguir así entre el comienzo de la filosofía, que se suele otorgar a los escritos
de Platón a partir de las enseñanzas de su maestro Sócrates (s. V a.C.), y su origen, que
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no es otro que el paso del mito al logos operado por los presocráticos. En efecto, los
Diálogos de Platón representan la primera filosofía escrita que conservamos de forma
íntegra. Sócrates, considerado el padre de la filosofía, no escribió nada, porque
consideraba que el verdadero diálogo era el oral. Sí que se conservan fragmentos de los
presocráticos. Todos ellos, salvo Pitágoras, escribieron poemas titulados Sobre la
naturaleza, pero como hemos dicho de ellos sólo conservamos restos. Finalmente, el
primero en hacernos llegar la filosofía en forma de ensayo será Aristóteles.
A partir de esta definición podemos comparar la filosofía con los distintos saberes y
establecer diferencias. La filosofía es una ciencia porque se distingue del saber vulgar, la
opinión (doxa) al ser un saber que sea adquiere por argumentos racionales, por causas o
principios. Pero, al mismo tiempo, la filosofía no es una ciencia en el sentido que ésta
adquiere en la modernidad, porque no recurre a la experimentación. Esta diferencia entre
la filosofía y la ciencia hace afirmar a los positivistas que la filosofía es inútil y solo sirve
para confundirnos y desviarnos del verdadero saber: el saber científico. Ahora bien, el
positivismo olvida que las personas tendemos inevitablemente a plantearnos preguntas
que no se pueden responder empíricamente y que, sin embargo, no podemos dejar de
hacernos. Esto nos permite afirmar que la filosofía es un saber inacabado que seguirá
siendo útil y necesario mientras los seres humanos traten de responder a las grandes
cuestiones de una forma racional, además de animarnos a pensar por nuestra cuenta para
tratar de darles una respuesta y adquirir así un espíritu crítico.
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3. LA FILOSOFÍA COMO DISCIPLINA
Para Kant, la filosofía se divide en dos grandes vertientes o ramas: la filosofía teórica
(que aspira a conocer), y la filosofía práctica (que se preocupa por cómo actuar); que, a
su vez, dan lugar a tres grandes cuestiones: ¿Qué podemos saber? Reflexión sobre los
límites del conocimiento humano (Metafísica, Epistemología y Lógica); ¿Qué debemos
hacer? Reflexión sobre la vida humana (Ética, Política y Estética); ¿Qué nos cabe esperar?
Reflexión sobre el sentido de las creencias religiosas (Religión natural). Estas tres
preguntas se pueden sintetizar, según Kant en una sola: ¿Qué es el hombre? Reflexión
sobre el ser humano (Antropología).
Dentro de la filosofía práctica, encontramos la ética que es una reflexión sobre las normas
de comportamiento en relación con el bien y el mal; y la filosofía política, que estudia
cuáles son las mejores formas de gobierno y el fundamento del poder, y la estética, que
estudia la experiencia sensible de la belleza y la reflexión sobre el arte.
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“Examinemos de qué causas y de qué principios se ocupa la filosofía como ciencia,
cuestión que se aclarará mucho mejor si se examinan las diversas ideas que nos hacemos
del filósofo. Por de pronto, concebimos al filósofo principalmente como conocedor del
conjunto de las cosas, en cuanto es posible, pero sin tener la ciencia de cada una de ellas
en particular. En seguida, el que puede llegar al conocimiento de las cosas difíciles,
aquellas a las que no se llega sino venciendo graves dificultades, ¿no le llamaremos
filósofo? En efecto, conocer por los sentidos es una facultad común a todos, y un
conocimiento que se adquiere sin esfuerzos no tiene nada de filosófico. Por último, el que
tiene las nociones más rigurosas de las causas, y que mejor enseña estas nociones, es más
filósofo que todos los demás en todas las ciencias. Y entre todas las ciencias, aquella que
se busca por sí misma, sólo por el ansia de saber, es más filosófica que la que se estudia
por sus resultados [... ]. De aquí resulta la definición de filosofía que buscábamos. Es la
ciencia teórica de los primeros principios y de las primeras causas... Y es indigno del
hombre no ir en busca de una ciencia a la que puede aspirar”.
Aristóteles, Metafísica
Ya en el siglo XVII, Descartes mantiene esta visión por la que las ciencias todavía se
consideran partes de un saber único llamado filosofía. De ahí que, durante el período
metafísico, los términos ciencia (episteme) y filosofía sean prácticamente
intercambiables.
“Toda la filosofía es como un árbol cuyas raíces son la metafísica, el tronco es la física,
y las ramas que salen de este tronco son todas las demás ciencias, las cuales se pueden
reducir a tres principales la medicina, la mecánica y la moral. Quiero decir, la más
elevada y perfecta moral, que, al presuponer un completo conocimiento de las otras
ciencias, es el último grado de la sabiduría”.
Descartes, Principios de la filosofía
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“La filosofía está escrita en ese grandísimo libro que tenemos abierto ante los ojos –
quiero decir, el universo –, pero no se puede entender si antes no se aprende a entender la
lengua, los caracteres en que está escrito. Está escrito en lengua matemática, y sus
caracteres son triángulos, círculos y figuras geométricas, sin las cuales es imposible
entender ni una palabra. Prescindir de estos caracteres es como girar vanamente en un
oscuro laberinto”.
Galileo, El ensayador
La Revolución científica del siglo XVII no sólo supone que las ciencias se independicen
de la filosofía sino que, además, la ciencia parece triunfar donde la filosofía ha fracasado:
el estudio de la realidad. En este sentido, la gran pregunta para la filosofía será saber por
qué ha ocurrido esto y su respuesta supondrá reconocer el fracaso de la metafísica clásica
y abrir un nuevo período filosófico.
Descartes pensó que ello se debía únicamente a que la filosofía carecía de un método
adecuado, por lo que bastaría encontrar uno bueno para que la filosofía entrase también
en el camino de la verdad. Descartes concebía la razón según un modelo arquitectónico y
el método le permite fundamentar correctamente el edificio del saber. En esto consiste su
“duda metódica”, es decir, en la necesidad de cuestionar todo conocimiento previo, no
de forma sistemática, lo que sólo llevaría al escepticismo, sino como método para no
aceptar ningún hecho sin que antes haya sido supervisado y sopesado explícitamente por
la razón.
Locke en cambio pensó que las causas podían ser más graves. Podría decirse, exagerando
un poco, que una reunión de amigos en la casa de Locke cerró un período de la filosofía
y abrió otro nuevo. Locke intuyó que la filosofía había andado siempre por un camino
equivocado al escoger, sin reflexionar suficientemente, un mal punto de partida, el de
suponer que la realidad y la razón coinciden. Había que empezar, por tanto, por aquí,
examinando las posibilidades y límites de la razón. A partir de este momento, la filosofía
se convierte en crítica (examen crítico) del conocimiento.
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en discusiones de esta índole era necesario examinar nuestras actitudes y ver qué objetos
están a nuestro alcance o más allá de nuestro entendimiento. Así lo propuse en la reunión,
y como todos estuvieran de acuerdo, convinimos que ése debería ser el primer objeto de
nuestra investigación”.
Locke, Ensayo sobre el entendimiento humano
Como para Locke, para Kant, la razón ya no se identifica con la realidad, y por eso no es
capaz de conocer las cosas tal y como son “en sí mismas”. Para Kant, la razón se encuentra
encerrada en unos límites muy estrechos, sólo puede conocer aquello que puede
experimentar. Ir más allá de la experiencia, de lo que percibimos sensorialmente, es
imposible. Por ello, para Kant, la metafísica es imposible.
Con este análisis Nietzsche, que era filólogo de formación, se coloca entre un grupo de
modernos autores que hacen depender el conocimiento del lenguaje. Esto, por otra parte,
ya se inició en el siglo XIX con autores que, como Humboldt, veían en las diferentes
lenguas una magnífica expresión de los diferentes espíritus de los pueblos. En el siglo XIX
se descubrió que la mayoría de los idiomas conocidos pertenecían a una gran familia, el
indoeuropeo, del que formaban parte tanto el latín como el griego, las lenguas germánicas,
las eslavas, etc. De ahí deduce Nietzsche que el enorme parecido entre las visiones y
concepciones metafísicas del mundo puede deberse, más que a cómo sea el mundo de
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verdad, a las similitudes entre las lenguas, los idiomas, que nos hacen pensar o expresarnos
de forma parecida. De este modo, para Nietzsche el mismo origen que tiene el lenguaje, lo
tendrá la metafísica, y si el lenguaje es un producto vital, la metafísica también lo será, y
no debería ir tan lejos en sus pretensiones dogmáticas.
“La ‘razón’ en el lenguaje: ¡oh, qué vieja hembra engañadora! Temo que no vamos a
desembarazarnos de Dios porque continuamos creyendo en la gramática…”
Nietzsche, El ocaso de los Ídolos
Ahora bien, Russell, Wittgenstein y el Círculo de Viena van a afirmar que también el
lenguaje tiene sus límites y son los mismos que pone Kant para el conocimiento. Para
Wittgenstein, los únicos términos o palabras que tienen sentido son aquellos que son
empíricamente verificables. Todas las demás palabras, aunque los empleemos, carecen
por completo de sentido. En consecuencia, las cuestiones metafísicas no sólo son
incognoscibles, sino también inexpresables y, por tanto, impensables. Como dice
Wittgenstein, sobre esas cuestiones nada se puede decir con sentido, y, por tanto, lo mejor
es callarse.
“El verdadero método de la filosofía sería propiamente éste no decir nada, sino aquello
que se puede decir, es decir, las proposiciones de la ciencia natural -algo, pues, que no
tiene nada que ver con la filosofía- y siempre que alguien quisiera decir algo de carácter
metafísico, demostrarle que no ha dado significado a ciertos signos en sus proposiciones
Este método dejaría descontentos a los demás -pues no tendrían el sentimiento de que
estábamos enseñándoles filosofía, pero sería el único estrictamente correcto. [...] Sobre
lo que no se puede hablar, mejor es callarse.”
Wittgenstein, Tractatus Logico-Philosophicus
5. EL FIN DE LA FILOSOFÍA
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“pensamiento débil” (Vattimo) frente a las pretensiones de la filosofía de un pensamiento
fundamentador.
En este sentido, Rorty niega que la tarea del filósofo sea ya la de descubrir esencias, ya
que es un error concebir el alma o el conocimiento como un espejo de la naturaleza. Por
otro lado, tampoco los filósofos poseen ningún especial conocimiento sobre nada. De
modo que de lo que se trata ahora es de mantener la “conversación”. El diálogo en sentido
filosófico deja así de tener sentido, pues ya no queda espacio para la razón entendida
como el logos de los antiguos griegos.
6. CUADRO HISTÓRICO
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Marxismo: Marx y Engels.
Vitalismo: Nietzsche y Bergson.
(s. XIX)
Filosofía contemporánea Fenomenología: Husserl y Heidegger.
(s XIX-XXI) Filosofía analítica: 1er Wittgenstein y Circulo de Viena.
Filosofía de la ciencia: Carnap, Kuhn y Popper.
Existencialismo: Sartre y Camus.
Escuela de Frankfurt: Adorno y Habermas.
Estructuralismo y posestructuralismo: Foucault y Derrida.
Posmodernismo: Lyotard, Vattimo y Rorty (s. XX)
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PREGUNTAS:
1. Explica las tres grandes filosofías orientales y su diferencia con la filosofía occidental.
4. Explica la filosofía como admiración según Aristóteles así como su relación histórica
con la ciencia.
5. Explica la distinción kantiana entre filosofía teórica y filosofía práctica y define cada
una de las disciplinas de la filosofía.
7. ¿En qué consistió la revolución científica del siglo XVII? Explica la metáfora
galileana y los presupuestos metafísicos de la ciencia.
10. Explica el giro lingüístico del siglo XX desde su crítica a la filosofía de Kant. Explica
el paso del 1er Wittgenstein al 2º.
11. ¿Qué supone el fin de la filosofía? ¿Qué dicen los llamados filósofos posmodernos
respecto a la función de la filosofía en la actualidad?
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