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Tema 1.

HISTORIA DE “LA FILOSOFÍA”

1. EL ORIGEN DE LA FILOSOFÍA

El pensamiento filosófico surge en el siglo VI a.C. en tres zonas geográficas muy


apartadas entre sí -China, la India y Grecia- al plantearse por primera vez un
cuestionamiento racional de la realidad, que pretende ir más allá de las tradicionales
explicaciones míticas y sobrenaturales. En China surgieron las filosofías orientales del
confucianismo y el taoísmo, y en la India, la del budismo, que posteriormente se extendió
por el sur y el este del continente asiático.

1.1. FILOSOFÍAS ORIENTALES

El confucianismo toma su nombre del famoso filósofo chino Confucio, que vivió entre
los siglos VI a.C. y V a.C. Más que una religión, el confucionismo propone una serie
de principios y normas morales para vivir la vida de forma espiritual y en comunión con
el resto. Sus enseñanzas nos animan a mirar más allá de lo que vemos para encontrar la
belleza en todas las cosas, a esforzarnos para conseguir resultados y a aprender de todas
las experiencias de nuestra vida.

Al principio, el taoísmo no era una religión sino un sistema filosófico que surgía
de creencias más primitivas. Esta religión se inspiró en las primeras religiones que
aparecieron en China, que practicaban el culto a la naturaleza y a los antepasados. El
taoísmo no tiene unas normas o ceremonias definidas: tan solo hay que seguir el “tao” (el
“camino”) y dejarse llevar por el ritmo de natural de las cosas. Así es como lo define Lao
Tse, fundador del taoísmo.

El budismo es la religión más importante de China y la que cuenta con más seguidores.
Sin embargo, no es originario de este país sino de la India. El culto budista se introdujo
en China a medida que se conquistaban nuevos territorios y a través de la Ruta de la Seda.
La mayoría de las tradiciones budistas comparten el objetivo de alcanzar el estado
transcendente libre de sufrimiento y de la existencia fenoménica individual (Nirvana) a
través de la meditación y la iluminación espiritual.

1.2. FILOSOFÍA OCCIDENTAL

Ahora bien, las filosofías orientales, influidas por la mística y la religión, se diferencian
de la filosofía occidental tanto por su concepción del ser humano como por su visión de
la naturaleza. Por este motivo, cuando hablamos de la filosofía solemos referirnos
específicamente a la filosofía occidental que apareció por primera vez en Grecia en el
siglo VI a.C.

Entre las condiciones socioculturales que hicieron posible el surgimiento de la filosofía


habría que señalar la prosperidad económica y el auge del comercio, que contribuyó al
mismo tiempo al enriquecimiento cultural con el contacto con otros pueblos (los egipcios,
los babilonios, etc.). También hay que destacar la importancia de la ausencia de una
ortodoxia religiosa, de una clase sacerdotal fuerte, así como de unos libros sagrados y de
un sistema educativo rígidamente establecido. En lugar de ello, los griegos tenían una
religión poética, que debían a Homero y Hesíodo, y que los niños, cantando, aprendían
de memoria, pero sin las pretensiones exclusivistas e intolerantes que tienen casi todas

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las religiones. Ahora bien, aunque estas condiciones fueron importantes y sin duda
necesarias, porque sin ocio ni libertad el pensamiento racional no hubiera surgido, no
parecen suficientes para explicar, como lo llama Popper, el "milagro griego".

En el mundo occidental, los primeros que emplearon únicamente la razón para responder
las preguntas que se hacían acerca de la naturaleza fueron los filósofos presocráticos. La
palabra griega para referirse a la realidad natural es physis. Por eso a estos primeros
filósofos también se les conoce como físicos. Los presocráticos pensaban que debía
existir una causa profunda y comprensible que justificase la regularidad de la naturaleza
y sus ciclos.

De este modo, dio comienzo la filosofía. El término mismo, “filosofía”, se atribuye al


presocrático Heráclito, que debió de ser el primero en utilizar la palabra, mientras que
Pitágoras fue, tal vez, el primero en representar la actitud filosófica contemplativa. Por
eso se suele afirmar que los presocráticos fueron los primeros que consiguieron pasar “del
mito al logos”. En la lengua griega el término logos significa al mismo tiempo “razón” y
“palabra”. Los presocráticos fueron los primeros que trataron de elaborar un discurso
racional sobre la realidad, en el que se mostrase cómo son las cosas y por qué son de ese
modo. El discurso del logos supone aceptar que la realidad es comprensible porque
obedece a una norma racional y que, por tanto, puede ser explicada.

Ahora bien, la filosofía no solo consiste en buscar explicaciones sobre la realidad natural
sino también sobre la realidad humana, o como lo denomina Harari, sobre el sapiens. En
este sentido, el primero en plantearse la pregunta por la verdad fue Sócrates en su disputa
con los sofistas.

Durante el s. V a.C. se hicieron muy populares en Atenas los sofistas (portadores de


sabiduría), unos personajes con fama de sabios que habían adquirido parte de sus
conocimientos en sus viajes por el mundo. A cambio de importantes sumas de dinero, los
sofistas formaban a los jóvenes atenienses en las destrezas necesarias para triunfar en
política: hablar en público (oratoria) y discutir sobre cualquier tema y convencer al
auditorio (retórica). Los sofistas no creían en la posibilidad de encontrar verdades
universales válidas. Enseñaban a argumentar a favor y en contra de una misma opinión
según conviniese.

Sócrates se dio cuenta de que muchos de los que se hacían pasar por sabios en realidad
no eran capaces de ofrecer un fundamento racional de sus opiniones. Según Sócrates, si
con la filosofía aspiramos a encontrar la verdad, primero debemos partir de una actitud
de apertura en la que estemos dispuestos a escuchar argumentos y a aceptar únicamente
lo que nos muestre la razón. El diálogo racional fue el método que Sócrates propuso para
esta búsqueda. Mediante el uso de la ironía, Sócrates solía interrogar a sus interlocutores
sobre asuntos que dominaban y les hacía reconocer, a través de sus preguntas, que en
realidad no estaban tan seguros de lo que creían saber: ‘solo sé que no sé nada’. Después
volvía a formular nuevas preguntas y trataba de construir junto con ellos respuestas
satisfactorias a las cuestiones que había dado inicio al diálogo. Este método, que se
proponía encontrar la verdad sobre cualquier asunto por medio del diálogo racional, se
conoce como mayéutica (el arte de dar a luz).

Podemos distinguir así entre el comienzo de la filosofía, que se suele otorgar a los escritos
de Platón a partir de las enseñanzas de su maestro Sócrates (s. V a.C.), y su origen, que

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no es otro que el paso del mito al logos operado por los presocráticos. En efecto, los
Diálogos de Platón representan la primera filosofía escrita que conservamos de forma
íntegra. Sócrates, considerado el padre de la filosofía, no escribió nada, porque
consideraba que el verdadero diálogo era el oral. Sí que se conservan fragmentos de los
presocráticos. Todos ellos, salvo Pitágoras, escribieron poemas titulados Sobre la
naturaleza, pero como hemos dicho de ellos sólo conservamos restos. Finalmente, el
primero en hacernos llegar la filosofía en forma de ensayo será Aristóteles.

2. LA FILOSOFÍA COMO ADMIRACIÓN

Etimológicamente, filosofía (philo-sophía) significa amor a la sabiduría (Filos = amor,


amistad y sophia = sabiduría). Llamarla amor, amistad o aspiración a la sabiduría, en
lugar de simplemente sabiduría o saber, significa que los primeros grandes filósofos,
Sócrates y Platón, polemizando con los sofistas que se autodenominaban sabios, se
consideraban simplemente aspirantes a sabios. De ahí la importancia de entender la
filosofía como actividad de búsqueda del saber más que como enseñanza de un saber.

Según la definición de Aristóteles, la filosofía es la ciencia de la totalidad de las cosas


adquirida por la luz de la sola razón, y que investiga las causas últimas. Y cuando decimos
que la filosofía es un saber por causas, estamos suponiendo que su origen psicológico está
en la admiración, en esa actitud que ante los fenómenos nos hace sentir cierta perplejidad,
admiración, reconocimiento de nuestra ignorancia, y ponernos a investigar y a buscar las
causas.

“Pues los hombres comienzan y comenzaron siempre a filosofar movidos por la


admiración; al principio, admirados por los fenómenos sorprendentes más comunes;
luego, avanzando poco a poco y planteándose problemas mayores como los cambios de
la Luna y los relativos al Sol y a las estrellas y la generación del Universo. Pero el que se
plantea un problema o se admira reconoce su ignorancia. (Por eso también el que ama los
mitos es en cierto modo filósofo; pues el mito se compone de elementos maravillosos).
De suerte que, si filosofaron para huir de la ignorancia, es claro que buscaban el saber en
busca del conocimiento y no por utilidad alguna. Y así lo atestigua lo ocurrido. Pues esta
disciplina comenzó a buscarse cuando ya existían casi todas las cosas necesarias y las
relativas al descanso y al ornato de la vida”.
Aristóteles, Metafísica

A partir de esta definición podemos comparar la filosofía con los distintos saberes y
establecer diferencias. La filosofía es una ciencia porque se distingue del saber vulgar, la
opinión (doxa) al ser un saber que sea adquiere por argumentos racionales, por causas o
principios. Pero, al mismo tiempo, la filosofía no es una ciencia en el sentido que ésta
adquiere en la modernidad, porque no recurre a la experimentación. Esta diferencia entre
la filosofía y la ciencia hace afirmar a los positivistas que la filosofía es inútil y solo sirve
para confundirnos y desviarnos del verdadero saber: el saber científico. Ahora bien, el
positivismo olvida que las personas tendemos inevitablemente a plantearnos preguntas
que no se pueden responder empíricamente y que, sin embargo, no podemos dejar de
hacernos. Esto nos permite afirmar que la filosofía es un saber inacabado que seguirá
siendo útil y necesario mientras los seres humanos traten de responder a las grandes
cuestiones de una forma racional, además de animarnos a pensar por nuestra cuenta para
tratar de darles una respuesta y adquirir así un espíritu crítico.

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3. LA FILOSOFÍA COMO DISCIPLINA

Para Kant, la filosofía se divide en dos grandes vertientes o ramas: la filosofía teórica
(que aspira a conocer), y la filosofía práctica (que se preocupa por cómo actuar); que, a
su vez, dan lugar a tres grandes cuestiones: ¿Qué podemos saber? Reflexión sobre los
límites del conocimiento humano (Metafísica, Epistemología y Lógica); ¿Qué debemos
hacer? Reflexión sobre la vida humana (Ética, Política y Estética); ¿Qué nos cabe esperar?
Reflexión sobre el sentido de las creencias religiosas (Religión natural). Estas tres
preguntas se pueden sintetizar, según Kant en una sola: ¿Qué es el hombre? Reflexión
sobre el ser humano (Antropología).

Dentro de la filosofía teórica, tenemos, en primer lugar, a la metafísica, que es el estudio


de todo lo que existe, de la realidad. Esta disciplina fue definida en la Edad Antigua por
Aristóteles y es muy importante durante la Edad Media, pero a partir de la Edad Moderna
es muy criticada e incluso rechazada. A continuación tenemos la epistemología, que se
desarrolla en la filosofía moderna (Descartes, Hume y Kant), y es el estudio del origen y
de los límites del conocimiento. Dentro de la epistemología se desarrollará, ya en la Edad
contemporánea, por un lado, la filosofía de la ciencia (Carnap), que al tratar a la ciencia
es un tipo privilegiado de conocimiento, se dedica a estudiar si una teoría determinada es
ciencia o no; y, por otro lado, la filosofía del lenguaje (Wittgenstein), que estudia lo que
se puede decir con sentido. Y por último, tenemos la lógica, que comienza también en la
Antigüedad con Aristóteles y consiste en el estudio de las reglas para un razonamiento
correcto.

Dentro de la filosofía práctica, encontramos la ética que es una reflexión sobre las normas
de comportamiento en relación con el bien y el mal; y la filosofía política, que estudia
cuáles son las mejores formas de gobierno y el fundamento del poder, y la estética, que
estudia la experiencia sensible de la belleza y la reflexión sobre el arte.

4. LA FILOSOFÍA COMO PROBLEMA

Se pueden distinguir dos períodos en la historia de la filosofía, un periodo metafísico que


abarca desde el nacimiento de la propia filosofía hasta el siglo XVII, y un periodo
posmetafísico, que comienza en el siglo XVIII y llega hasta nuestros días.

4.1. PERIODO METAFÍSICO

En el primer período metafísico, la filosofía se ocupa de la realidad o el ser de las cosas.


Este período abarca desde el mismo nacimiento de la filosofía hasta el s. XVII de nuestra
era (con la excepción de Hegel en el siglo XIX).

Con diversas matizaciones, el concepto aristotélico de filosofía se mantiene vigente


durante todo este período. Según Aristóteles, la filosofía es el saber más general y
elevado, ya que versa sobre las esencias y causas últimas de todas las cosas o, como las
llama el estagirita, sustancias. Por ello, es un saber que va “más allá” (meta) de las
apariencias sensibles físicas (physica). Aristóteles afirma que el saber filosófico es el
fundamento último de todo otro conocimiento, de ahí que identifique la “metafísica”
como la “filosofía primera”.

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“Examinemos de qué causas y de qué principios se ocupa la filosofía como ciencia,
cuestión que se aclarará mucho mejor si se examinan las diversas ideas que nos hacemos
del filósofo. Por de pronto, concebimos al filósofo principalmente como conocedor del
conjunto de las cosas, en cuanto es posible, pero sin tener la ciencia de cada una de ellas
en particular. En seguida, el que puede llegar al conocimiento de las cosas difíciles,
aquellas a las que no se llega sino venciendo graves dificultades, ¿no le llamaremos
filósofo? En efecto, conocer por los sentidos es una facultad común a todos, y un
conocimiento que se adquiere sin esfuerzos no tiene nada de filosófico. Por último, el que
tiene las nociones más rigurosas de las causas, y que mejor enseña estas nociones, es más
filósofo que todos los demás en todas las ciencias. Y entre todas las ciencias, aquella que
se busca por sí misma, sólo por el ansia de saber, es más filosófica que la que se estudia
por sus resultados [... ]. De aquí resulta la definición de filosofía que buscábamos. Es la
ciencia teórica de los primeros principios y de las primeras causas... Y es indigno del
hombre no ir en busca de una ciencia a la que puede aspirar”.
Aristóteles, Metafísica

Ya en el siglo XVII, Descartes mantiene esta visión por la que las ciencias todavía se
consideran partes de un saber único llamado filosofía. De ahí que, durante el período
metafísico, los términos ciencia (episteme) y filosofía sean prácticamente
intercambiables.

“Toda la filosofía es como un árbol cuyas raíces son la metafísica, el tronco es la física,
y las ramas que salen de este tronco son todas las demás ciencias, las cuales se pueden
reducir a tres principales la medicina, la mecánica y la moral. Quiero decir, la más
elevada y perfecta moral, que, al presuponer un completo conocimiento de las otras
ciencias, es el último grado de la sabiduría”.
Descartes, Principios de la filosofía

Pero el presupuesto fundamental de la metafísica es la racionalidad de lo real, la coinci-


dencia entre realidad (physis) y razón (logos). El presupuesto según el cual la razón puede
conocerlo todo, les permitía a los filósofos entregarse con absoluta confianza a la
investigación de la realidad, como es el caso de Spinoza, con su afirmación de que “el
orden de las ideas y de las cosas es el mismo”, o de Hegel, cuando nos dice que “todo lo
real es racional, y todo lo racional es real”.

4.2. PERÍODO POSMETAFÍSICO

Este período se inicia en un acontecimiento transcendental del siglo XVII, la llamada


“Revolución científica”, que condujo a la independencia de las ciencias respecto a la
filosofía.

La Revolución científica se realiza en el ámbito de las matemáticas – en el que la


influencia árabe es determinante –, la física y la astronomía. Esta revolución supone el
abandono de la concepción aristotélica del mundo, y que la ciencia aparezca como algo
claramente distinto de la filosofía. Estas ciencias van a poseer su propio ámbito de
investigación, como van a ser los fenómenos y sus leyes (y ya no sus causas), y sus
fundamentos últimos van a encontrarse en las matemáticas y no ya en la filosofía
entendida como metafísica.

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“La filosofía está escrita en ese grandísimo libro que tenemos abierto ante los ojos –
quiero decir, el universo –, pero no se puede entender si antes no se aprende a entender la
lengua, los caracteres en que está escrito. Está escrito en lengua matemática, y sus
caracteres son triángulos, círculos y figuras geométricas, sin las cuales es imposible
entender ni una palabra. Prescindir de estos caracteres es como girar vanamente en un
oscuro laberinto”.
Galileo, El ensayador

La metáfora galileana es expresiva. Ya no se busca el saber en los libros de los filósofos


antiguos, sino que nuestro libro, el único en que tenemos que investigar, es la naturaleza;
y para leerlo nos bastan las matemáticas. Las matemáticas son, pues, el lenguaje del
mundo, que nos basta para asegurar la racionalidad de la investigación científica.

Sin embargo, la ciencia moderna también tiene algunos presupuestos meta-científicos o


metafísicos, como es la posibilidad de matematización de la naturaleza (de inspiración
pitagórica), o son los principios metodológicos como la simplicidad de la naturaleza (la
explicación más simple es la mejor, ya que la naturaleza no multiplica las causas sin
necesidad), o la regularidad del orden del mundo (las mismas causas producen siempre y
en todas partes los mismos efectos).

4.2.1. PERÍODO CRÍTICO

La Revolución científica del siglo XVII no sólo supone que las ciencias se independicen
de la filosofía sino que, además, la ciencia parece triunfar donde la filosofía ha fracasado:
el estudio de la realidad. En este sentido, la gran pregunta para la filosofía será saber por
qué ha ocurrido esto y su respuesta supondrá reconocer el fracaso de la metafísica clásica
y abrir un nuevo período filosófico.

Descartes pensó que ello se debía únicamente a que la filosofía carecía de un método
adecuado, por lo que bastaría encontrar uno bueno para que la filosofía entrase también
en el camino de la verdad. Descartes concebía la razón según un modelo arquitectónico y
el método le permite fundamentar correctamente el edificio del saber. En esto consiste su
“duda metódica”, es decir, en la necesidad de cuestionar todo conocimiento previo, no
de forma sistemática, lo que sólo llevaría al escepticismo, sino como método para no
aceptar ningún hecho sin que antes haya sido supervisado y sopesado explícitamente por
la razón.

Locke en cambio pensó que las causas podían ser más graves. Podría decirse, exagerando
un poco, que una reunión de amigos en la casa de Locke cerró un período de la filosofía
y abrió otro nuevo. Locke intuyó que la filosofía había andado siempre por un camino
equivocado al escoger, sin reflexionar suficientemente, un mal punto de partida, el de
suponer que la realidad y la razón coinciden. Había que empezar, por tanto, por aquí,
examinando las posibilidades y límites de la razón. A partir de este momento, la filosofía
se convierte en crítica (examen crítico) del conocimiento.

“Estando reunidos en mi despacho cinco o seis amigos discutiendo un tema bastante


lejano a éste [probablemente, de metafísica], pronto nos vimos en un punto muerto por
las dificultades que, de todos lados, aparecían, Después de devanarnos los sesos durante
un rato sin lograr aproximarnos a la solución de las dudas que nos tenían sumidos en la
perplejidad, se me ocurrió que habíamos equivocado el camino, y que antes de meternos

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en discusiones de esta índole era necesario examinar nuestras actitudes y ver qué objetos
están a nuestro alcance o más allá de nuestro entendimiento. Así lo propuse en la reunión,
y como todos estuvieran de acuerdo, convinimos que ése debería ser el primer objeto de
nuestra investigación”.
Locke, Ensayo sobre el entendimiento humano

Como para Locke, para Kant, la razón ya no se identifica con la realidad, y por eso no es
capaz de conocer las cosas tal y como son “en sí mismas”. Para Kant, la razón se encuentra
encerrada en unos límites muy estrechos, sólo puede conocer aquello que puede
experimentar. Ir más allá de la experiencia, de lo que percibimos sensorialmente, es
imposible. Por ello, para Kant, la metafísica es imposible.

De este modo, reducido su campo de investigación por el avance de la física, Kant le


niega a la filosofía la posibilidad de un conocimiento metafísico, limitándose así a una
crítica del conocimiento y de la sociedad, es decir, al análisis de los modos de
conocimiento y de los fundamentos de la sociedad (la moral, la religión, la política, etc.).
La transformación es importante, pues la filosofía ya no versará sobre la esencias de las
cosas y del mundo, sino que se dedica a analizar y criticar lo que el hombre hace y
construye.

“Si la elaboración de los conocimientos pertenecientes al dominio de la razón llevan o no


el camino seguro de una ciencia, es algo que pronto puede apreciarse por el resultado.
Cuando, tras muchos preparativos y aprestos, la razón se queda estancada inmediatamente
de llegar a su fin, o cuando, para alcanzarlo, se ve obligada a retroceder una y otra vez y
a tomar otro camino, cuando, igualmente, no es posible poner de acuerdo a los distintos
colaboradores sobre la manera de realizar el objetivo común; cuando esto ocurre se puede
estar convencido de que semejante estudio está todavía muy lejos de haber encontrado el
camino seguro de una ciencia; no es más que un andar a tientas. Y constituye un mérito
de la razón averiguar dicho camino, dentro de lo posible, aun a costa de abandonar como
inútil algo que se hallaba contenido en el fin adoptado anteriormente sin reflexión”.
Kant, Crítica de la razón pura, Prólogo de la 2ª edición

4.2.2. PERÍODO LINGÜÍSTICO

Nietzsche analiza y explica el origen de los conceptos fundamentales de la metafísica. Los


“conceptos” no sirven para apresar una realidad que es cambiante, devenir, ni tampoco para
significar una multiplicidad. Sócrates y Platón - y después de ellos todos los metafísicos -,
creyeron que con los conceptos se apresaba lo esencial de la auténtica realidad, pero los
conceptos sólo son convenciones. Nietzsche prefiere un lenguaje más acorde con la vida,
que no se engañe respecto a que usamos continuamente convenciones, de ahí su preferencia
por los aforismos y su defensa del arte y de la música.

Con este análisis Nietzsche, que era filólogo de formación, se coloca entre un grupo de
modernos autores que hacen depender el conocimiento del lenguaje. Esto, por otra parte,
ya se inició en el siglo XIX con autores que, como Humboldt, veían en las diferentes
lenguas una magnífica expresión de los diferentes espíritus de los pueblos. En el siglo XIX
se descubrió que la mayoría de los idiomas conocidos pertenecían a una gran familia, el
indoeuropeo, del que formaban parte tanto el latín como el griego, las lenguas germánicas,
las eslavas, etc. De ahí deduce Nietzsche que el enorme parecido entre las visiones y
concepciones metafísicas del mundo puede deberse, más que a cómo sea el mundo de

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verdad, a las similitudes entre las lenguas, los idiomas, que nos hacen pensar o expresarnos
de forma parecida. De este modo, para Nietzsche el mismo origen que tiene el lenguaje, lo
tendrá la metafísica, y si el lenguaje es un producto vital, la metafísica también lo será, y
no debería ir tan lejos en sus pretensiones dogmáticas.

“La ‘razón’ en el lenguaje: ¡oh, qué vieja hembra engañadora! Temo que no vamos a
desembarazarnos de Dios porque continuamos creyendo en la gramática…”
Nietzsche, El ocaso de los Ídolos

Avanzado el s. XX, la filosofía desplaza de nuevo su campo de investigación y realiza un


giro lingüístico, esto es, se consagra al estudio del lenguaje. Con ello se completa el ciclo
que comenzaba por la realidad, continuaba por la razón, y termina con la palabra. Kant
había fijado unos límites del conocimiento muy estrechos: sólo podemos conocer aquello
que podemos percibir. Pero había admitido que era posible “pensar” y, por tanto, hablar
acerca de objetos no experimentables, como son la libertad, la inmortalidad del alma o
Dios. Por supuesto, sobre tales cuestiones no podía hacerse ciencia (metafísica), pero sí
podían convertirse en creencias racionales.

Ahora bien, Russell, Wittgenstein y el Círculo de Viena van a afirmar que también el
lenguaje tiene sus límites y son los mismos que pone Kant para el conocimiento. Para
Wittgenstein, los únicos términos o palabras que tienen sentido son aquellos que son
empíricamente verificables. Todas las demás palabras, aunque los empleemos, carecen
por completo de sentido. En consecuencia, las cuestiones metafísicas no sólo son
incognoscibles, sino también inexpresables y, por tanto, impensables. Como dice
Wittgenstein, sobre esas cuestiones nada se puede decir con sentido, y, por tanto, lo mejor
es callarse.

“El verdadero método de la filosofía sería propiamente éste no decir nada, sino aquello
que se puede decir, es decir, las proposiciones de la ciencia natural -algo, pues, que no
tiene nada que ver con la filosofía- y siempre que alguien quisiera decir algo de carácter
metafísico, demostrarle que no ha dado significado a ciertos signos en sus proposiciones
Este método dejaría descontentos a los demás -pues no tendrían el sentimiento de que
estábamos enseñándoles filosofía, pero sería el único estrictamente correcto. [...] Sobre
lo que no se puede hablar, mejor es callarse.”
Wittgenstein, Tractatus Logico-Philosophicus

Posteriormente, el mismo Wittgenstein se dio cuenta de que esos términos, que en


principio parecían carecer de significado por no ser empíricamente verificables, como la
expresión “sentido de la vida”, seguían, sin embargo, siendo usados en el lenguaje
cotidiano. Por tanto, debían tener algún sentido, precisamente el dado por su uso. De este
modo, la filosofía analítica derivó del análisis del lenguaje científico hacia el análisis del
lenguaje ordinario.

5. EL FIN DE LA FILOSOFÍA

Ahora bien, agotada la secuencia realidad-razón-palabra, no parecen quedar más caminos


para la filosofía. Si con el giro crítico y lingüístico de la filosofía se proclama “el fin de
la metafísica”, al final del siglo XX, la filosofía posmoderna anuncia el propio “fin de la
filosofía”, con “el fin de los grandes relatos” (Lyotard) o la afirmación de un

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“pensamiento débil” (Vattimo) frente a las pretensiones de la filosofía de un pensamiento
fundamentador.

En este sentido, Rorty niega que la tarea del filósofo sea ya la de descubrir esencias, ya
que es un error concebir el alma o el conocimiento como un espejo de la naturaleza. Por
otro lado, tampoco los filósofos poseen ningún especial conocimiento sobre nada. De
modo que de lo que se trata ahora es de mantener la “conversación”. El diálogo en sentido
filosófico deja así de tener sentido, pues ya no queda espacio para la razón entendida
como el logos de los antiguos griegos.

6. CUADRO HISTÓRICO

Periodo prefilosófico Homero, Hesíodo


(VIII a.C. - VII d.C.)
----------------------------------------------------------------------------------------------------------
Físicos: Tales, Anaximandro, Anaxímenes
Presocráticos Matemáticos: Pitágoras y los pitagóricos.
(s. VII - VI a.C.) Metafísicos: Parménides y Heráclito.
Pluralistas: Demócrito, Leucipo, Empédocles,
Anaxágoras.
Sócrates
Filosofía antigua Periodo de esplendor Platón
(s. VI a.C. -IV d.C.) (s. V - IV a.C.) Aristóteles
Cínicos
Periodo de decadencia: Helenismo Estoicos
(s. IV a.C. -IV d.C.) Epicúreos
----------------------------------------------------------------------------------------------------------
Periodo de transición: San Agustín (s. IV) y San Anselmo (s. XI)
Filosofía medieval Periodo escolástico: Santo Tomás (s. XIII)
(s. IV – XIV) Periodo de decadencia: Ockham (s. XIV)
----------------------------------------------------------------------------------------------------------
Renacimiento Revolución científica: G. Bruno, Copérnico, Galileo, Kepler,
Newton (s. XVI-XVII)
----------------------------------------------------------------------------------------------------------
Racionalismo: Descartes, Spinoza, Leibniz (s. XVII)
Empirismo: Locke, Berkeley, Hume (s. XVII-XVIII)
Filosofía moderna Idealismo trascendental: Kant (s. XVIII)
(s. XVII-XIX) Idealismo absoluto: Fichte, Schelling y Hegel (s. XIX)

----------------------------------------------------------------------------------------------------------
Marxismo: Marx y Engels.
Vitalismo: Nietzsche y Bergson.
(s. XIX)
Filosofía contemporánea Fenomenología: Husserl y Heidegger.
(s XIX-XXI) Filosofía analítica: 1er Wittgenstein y Circulo de Viena.
Filosofía de la ciencia: Carnap, Kuhn y Popper.
Existencialismo: Sartre y Camus.
Escuela de Frankfurt: Adorno y Habermas.
Estructuralismo y posestructuralismo: Foucault y Derrida.
Posmodernismo: Lyotard, Vattimo y Rorty (s. XX)

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PREGUNTAS:

1. Explica las tres grandes filosofías orientales y su diferencia con la filosofía occidental.

2. Explica las condiciones socioculturales que hicieron posible el surgimiento de la


filosofía occidental así como el paso del mito al logos en la Grecia antigua.

3. Describe la disputa entre Sócrates y los sofistas en la Atenas del s. V a.C.

4. Explica la filosofía como admiración según Aristóteles así como su relación histórica
con la ciencia.

5. Explica la distinción kantiana entre filosofía teórica y filosofía práctica y define cada
una de las disciplinas de la filosofía.

6. ¿Por qué, o cómo se caracteriza la filosofía en el periodo metafísico?¿Qué definición


le corresponde en este periodo? Explica de qué manera es representativo cada uno de
los siguientes autores en este periodo: Aristóteles, Descartes, Spinoza y Hegel.

7. ¿En qué consistió la revolución científica del siglo XVII? Explica la metáfora
galileana y los presupuestos metafísicos de la ciencia.

8. ¿Cuál es el motivo que dio origen a la filosofía moderna y al periodo crítico de la


filosofía? Explica distinguiéndolas las críticas hacia la metafísica de Descartes, Locke
y Kant.

9. Explica la crítica nietzscheana a la metafísica en su aspecto epistemológico.

10. Explica el giro lingüístico del siglo XX desde su crítica a la filosofía de Kant. Explica
el paso del 1er Wittgenstein al 2º.

11. ¿Qué supone el fin de la filosofía? ¿Qué dicen los llamados filósofos posmodernos
respecto a la función de la filosofía en la actualidad?

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