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3. Formulación de hipótesis.
Evaluación Forense
Las necesidades valorativas que se dan en el contexto jurídico han estructurado
una nueva vertiente: la Evaluación Psicológica Forense, con aplicaciones múltiples
para dar respuesta a situaciones muy variados (véase p.e. Avila, 1986d), de entre
los que destacamos como ejemplo: Valoraciones periciales de todo tipo (de interés
para las acciones civiles y penales); Selección y formación de policías; Valoración
de testimonios; Valoración de la Competencia Civil; Clasificación y valoración
penitenciaria; y posiblemente en un futuro próximo la valoración de jurados y el
apoyo a la toma de decisiones por jueces y jurados.
Evaluación Conductual
La perspectiva conductual en evaluación psicológica comenzó en España junto
con la introducción vigorosa y sistemática de la investigación, enseñanza y
aplicación de la terapia y modificación de Conducta en distintos centros de
Barcelona hacia finales de los 60 y principios de los 70 (es decir, por los mismos
años en que la evaluación conductual comenzaba a perfilarse a nivel
internacional).
Evaluación Clinica
El panorama de la evaluación clínica de base psicométrica (incluyendo los
desarrollos proyectivos) se ha complejizado notablemente en las dos últimas
décadas. Mientras la praxis tradicional discurría en base al MMPI o las técnicas
proyectivas, la aparición de múltiples escalas clínicas tipo cuestionario y escalas
de evaluación, ha marcado netamente la escena de la evaluación. Estos nuevos
instrumentos, sin embargo, con frecuencia han sido muy escasamente
investigados, utilizándose traducciones deficientes, sin los más elementales
estudios psicométricos necesarios para llevar a cabo una verdadera adaptación.
Revisaremos brevemente en lo que sigue los principales desarrollos en este
campo.
Entre las escalas clínicas para un determinado síndrome o trastorno abundan
numerosos ejemplos de adaptaciones: El Inventario de Depresión de Beck (IDB)
(v.c. Conde, Esteban et al.); la Escala Autoaplicada para la Depresión de Zung
(SDS) (Conde et al.); La Escala de Ansiedad de Hamilton; Cuestionario de
Obsesiones y Compulsiones de Rachman y Hodgson (MOCQ) (v.c. Avila, 1986);
Inventario de Obsesiones y Compulsiones de Leyton (v.c. de Avila, 1986); medidas
de alcoholismo (Echeburúa y del Corral, 1987).
Abundan igualmente la adaptación o construcción de escalas para constructos de
interés clínico: Ansiedad manifiesta (Fierro et al, 1987); Autoestima implícita
(Fierro, 1986); Tipo A (Sánchez-Elvira et al, 1987); Estrés en pacientes crónicos
(Reig, 1984); Lugar de Control (Godoy et al, 1987); Habilidades Sociales (Blanco,
Caballo et al, 1987); Autoconcepto (Estudios con la Escala Piers-Harris: Fierro et
al, 1987); Acontecimientos Vitales (Sola y Vizcarro, 1987).
Las pautas o guías de entrevista clínica para la valoración de los trastornos han
fijado también el interés de los investigadores españoles. La Entrevista para la
valoración diagnóstica de la Esquizofrenia y los Trastornos Afectivos (SADS;
Spitzer et al.) fue adaptada por Vizcarro et al. (1986); La Entrevista Clínica
Estructurada para el Diagnóstico DSM-III-R (SCID-R; Williams y Spitzer) cuenta
con varias versiones castellanas, en curso de clarificación y publicación. Mientras
los instrumentos tipo escalas o auto-informes han poblado la escena clínica, las
Técnicas Proyectivos han seguido ocupando -y ocupan en la actualidad- un
importante lugar en la práctica de la evaluación clínica.
A nuestro juicio tres son los grandes problemas a los que se enfrenta
la evaluación educativa (aunque no son exclusivos de este contexto),
EVALUACION NEUROPSICOLOGICA