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Mitocondria

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Imagen obtenida por microscopía electrónica del tejido pulmonar de un mamífero,


donde se visualizan dos mitocondrias.
Las mitocondrias son orgánulos celulares eucariotas encargados de suministrar la
mayor parte de la energía necesaria para la actividad celular a través del proceso
denominado respiración celular.1 Actúan como centrales energéticas de la célula y
sintetizan ATP a expensas de los carburantes metabólicos (glucosa, ácidos grasos y
aminoácidos). La mitocondria presenta una membrana exterior permeable a iones,
metabolitos y muchos polipéptidos.2 Eso se debe a que contiene proteínas que forman
poros llamados porinas o VDAC (canal aniónico dependiente de voltaje), que permiten
el paso de moléculas de hasta 10 kDa de masa y un diámetro aproximado de 2 nm.3

Índice
1 Descubrimiento de la mitocondria
2 Estructura y composición
2.1 Membrana externa
2.2 Membrana interna
2.3 Crestas mitocondriales
2.4 Espacio intermembranoso
2.5 Matriz mitocondrial
3 Función
3.1 Captación de proteínas en las mitocondrias
4 Origen
5 Enfermedades mitocondriales
6 Pérdida de mitocondrias por evolución
7 El papel de la mitocondria en la fertilidad femenina
7.1 La mitocondria en el oocito y el embrión
7.2 Efectos del estrés oxidativo
7.3 Terapias mitocondriales en la reproducción asistida
8 Véase también
9 Referencias
10 Enlaces externos
Descubrimiento de la mitocondria
El descubrimiento de las mitocondrias fue un hecho colectivo. El gran número de
términos que se refieren a este orgánulo es prueba de ello: Blefaroplasto,
condrioconto, condriómitos, condroblastos, condriosomas, condriosferas, fila,
gránulos fucsinofílicos, Korner, Fadenkörper, mitogel, cuerpos parabasales,
vermículas, sarcosomas, cuerpos intersticiales, plasmosomas, plastocondrios,
bioblastos. Cowdry intentó en 1918, en un trabajo luego citado por Lehninger,
sistematizar y unificar todos los términos.4

Probablemente las primeras observaciones se deben al botánico suizo Albert von


Kölliker, quien entre 1880 y 1888 anotó la presencia de unos gránulos en células
musculares de insectos a los que denominó sarcosomas. Llegó incluso a la conclusión
de que presentaban membrana.5 En 1882, el alemán Walther Flemming descubrió una
serie de inclusiones a las que denominó fila.6 En 1884 también fueron observados
por Richard Altmann, quien más tarde en su obra publicada en Leipzig Die
Elementarorganismen describe una serie de corpúsculos que observa mediante una
tinción especial que incluye fucsina. Especula que se trata de una suerte de
parásitos independientes, con su propio metabolismo y los denomina bioblastos. El
hallazgo fue rechazado como un artefacto de la preparación, y sólo más tarde fue
reconocido como mitocondrias por N. H. Cowdry (en Estados Unidos, en 1916).7
También los «plastídulos» del protozoólogo italiano Leopoldo Maggi podrían tratarse
de observaciones tempranas de mitocondrias.8

Sin embargo, el nombre de mitocondria, que es el que alcanzó mayor fortuna, se debe
a Carl Benda, quien en 1889 denominó así a unos gránulos que aparecían con gran
brillo en tinciones de cristal violeta y alizarina, y que anteriormente habían sido
denominados «citomicrosomas» por Velette St. George.75 En 1904 F. Meves confirma su
presencia en una planta, concretamente en células del tapete de la antera de
Nymphaea, y en 1913 Otto Heinrich Warburg descubre la asociación con enzimas de la
cadena respiratoria, aunque ya Kingsbury, en 1912, había relacionado estos
orgánulos con la respiración celular. En 1934 fueron aisladas por primera vez a
partir de homogeneizados de hígado y en 1948 Hogeboon, Schneider y Palade
establecen definitivamente la mitocondria como el lugar donde se produce la
respiración celular.9

La presencia del ADN mitocondrial fue descubierta por Margit M. K. Nass y Sylvan
Nass en 1963.510

Estructura y composición

Estructura de una mitocondria


La morfología de la mitocondria es difícil de describir, puesto que son estructuras
muy plásticas que se deforman, se dividen y fusionan.11 Normalmente se las
representa en forma alargada. Su tamaño oscila entre 0,5 y 1 μm de diámetro y hasta
8 μm de longitud.12 Su número depende de las necesidades energéticas de la célula.
Al conjunto de las mitocondrias de la célula se le denomina condrioma celular.

Las mitocondrias están rodeadas de dos membranas claramente diferentes en sus


funciones y actividades enzimáticas, que separan tres espacios: el citosol (o
matriz citoplasmática), el espacio intermembranoso y la matriz mitocondrial.

Membrana externa
Es una bicapa lipídica exterior permeable a iones, metabolitos y muchos
polipéptidos. Eso es debido a que contiene proteínas que forman poros, llamadas
porinas o VDAC (de canal aniónico dependiente de voltaje), que permiten el paso de
grandes moléculas de hasta 5000 dalton y un diámetro aproximado de 20 Å. La
membrana externa realiza relativamente pocas funciones enzimáticas o de transporte.
Contiene entre un 60 y un 70 % de proteínas.

Membrana interna
La membrana interna contiene más proteínas (80 %), carece de poros y es altamente
selectiva; contiene muchos complejos enzimáticos y sistemas de transporte
transmembrana, que están implicados en la translocación de moléculas.

Crestas mitocondriales
En la mayoría de las eucariotas, las crestas forman tabiques aplanados
perpendiculares al eje de la mitocondria, pero en algunos protistas tienen forma
tubular o discoidal.

Estudios recientes demostraron que la membrana de las crestas no se forma por


invaginación de la membrana interna, sino que conforman un sistema membranoso
aparte de la membrana interna y la externa. Se conectan a la membrana interna en
puntos concretos que facilitan el transporte de metabolitos entre los distintos
compartimentos de la mitocondria.

En la membrana de las crestas se llevan a cabo funciones relacionadas con el


metabolismo oxidativo como la cadena respiratoria o la fosforilación oxidativa.

La cadena de transporte de electrones, compuesta por cuatro complejos enzimáticos


fijos y dos transportadores de electrones móviles:
Complejo I o NADH deshidrogenasa que contiene flavina mononucleótido (FMN).
Complejo II o succinato deshidrogenasa; ambos ceden electrones al coenzima Q o
ubiquinona.
Complejo III o citocromo bc1 que cede electrones al citocromo c.
Complejo IV o citocromo c oxidasa que cede electrones al O2 para producir dos
moléculas de agua.
Un complejo enzimático, el canal de H+ ATP sintasa que cataliza la síntesis de ATP
(fosforilación oxidativa).
Proteínas transportadoras que permiten el paso de iones y moléculas a través de
ellas, como ácidos grasos, ácido pirúvico, ADP, ATP, O2 y agua; pueden destacarse:
Nucleótido de adenina translocasa. Se encarga de transportar a la matriz
mitocondrial el ADP citosólico formado durante las reacciones que consumen energía
y, paralelamente, transloca hacia el citosol el ATP recién sintetizado durante la
fosforilación oxidativa.
Fosfato translocasa. Transloca fosfato citosólico junto con un hidrón a la matriz;
el fosfato es esencial para fosforilar el ADP durante la fosforilación oxidativa.
Espacio intermembranoso
Entre ambas membranas queda delimitado un espacio intermembranoso que está
compuesto de un líquido similar al hialoplasma; tiene una alta concentración de
protones como resultado del bombeo de los mismos por los complejos enzimáticos de
la cadena respiratoria. En él se localizan diversas enzimas que intervienen en la
transferencia del enlace de alta energía del ATP, como la adenilato kinasa o la
creatina quinasa. También se localiza la carnitina, una molécula implicada en el
transporte de ácidos grasos desde el citosol hasta la matriz mitocondrial, donde
serán oxidados (beta-oxidación).

Matriz mitocondrial
Artículo principal: Matriz mitocondrial
La matriz mitocondrial o mitosol contiene menos moléculas que el citosol, aunque
contiene iones, metabolitos a oxidar, ADN circular bicatenario muy parecido al de
las bacterias, ribosomas tipo 55S (70S en vegetales), llamados mitorribosomas, que
realizan la síntesis de algunas proteínas mitocondriales, y contiene ARN
mitocondrial; es decir, tienen los orgánulos que tendría una célula procariota de
vida libre. En la matriz mitocondrial tienen lugar diversas rutas metabólicas clave
para la vida, como el ciclo de Krebs y la beta-oxidación de los ácidos grasos;
también se oxidan los aminoácidos y se localizan algunas reacciones de la síntesis
de urea y grupos hemo.

Función
La principal función de las mitocondrias es la oxidación de metabolitos (ciclo de
Krebs, beta-oxidación de ácidos grasos) y la obtención de ATP mediante la
fosforilación oxidativa, que es dependiente de la cadena transportadora de
electrones; el ATP producido en la mitocondria supone un porcentaje muy alto del
ATP sintetizado por la célula. También sirve de almacén de sustancias como iones,
agua y algunas partículas como restos de virus y proteínas.

Captación de proteínas en las mitocondrias


Las mitocondrias poseen cuatro compartimentos a los cuales pueden llegar las
proteínas:

Membrana mitocondrial externa


Membrana mitocondrial interna
Espacio intermembranoso
Matriz.
La mayor parte de las proteínas destinadas a la membrana mitocondrial interna
cuentan con secuencias de directrices internas que marcan su pertenencia como parte
de la molécula. Antes de que esta proteína pueda entrar a la mitocondria, se piensa
que pasa por diferentes fenómenos, por ejemplo, se tiene que encontrar en un estado
desplegado o extendido. Las chaperonas como Hsp70 y Hsp90 participan en la
preparación de los polipéptidos para su captación en las mitocondrias, incluyendo
las que se dirigen de manera específica de las proteínas mitocondriales a la
superficie citosólica de la membrana mitocondrial externa.
La membrana mitocondrial externa contiene un complejo importador de proteínas
llamado complejo TOM, el cual incluye:

receptores que reconocen y se unen con proteínas mitocondriales


canales recubiertos por proteínas por los cuales pasan los polipéptidos desplegados
a través de la membrana externa.
Las proteínas destinadas a la membrana mitocondrial interna o matriz deben pasar
por el espacio intermembranoso y acoplarse a un segundo complejo importador de
proteínas que se encuentra en la membrana mitocondrial interna, el complejo TIM.

La membrana mitocondrial interna contiene dos complejos TIM mayores: TIM22 y TIM23,
la TIM22 se une a proteínas integrales de la membrana mitocondrial interna que
contiene una secuencia directriz interna y la inserta en la bicapa lipídica,
mientras que la TIM23 se une a proteínas que tienen una presecuencia en el amino
terminal, que incluyen todas las proteínas de la matriz, reconoce y traslada a las
proteínas a través de la membrana mitocondrial interna y hasta el compartimento
acuoso interno. La translocación ocurre en sitios en los que las membranas
mitocondriales externa e interna están muy próximas, de manera que la proteína
importada puede cruzar ambas membranas al mismo tiempo.

El movimiento hacia la matriz está impulsado por el potencial eléctrico, el cual, a


través de la membrana mitocondrial interna, actúa sobre la señal directriz con
carga positiva. Cuando entra a la matriz, un polipéptido interactúa con las
chaperonas mitocondriales que median la entrada al compartimiento acuoso. También
se ha propuesto que las chaperonas actúan como motores generadores de fuerza que
usan la energía derivada de la hidrólisis del ATP para “tirar” del polipéptido
desplegado a través del poro de translocación, y también se propone que ayudan a la
difusión del polipéptido a través de la membrana.

Origen
Véase también: Eucariogénesis
La científica estadounidense Lynn Margulis, junto con otros científicos, recuperó
en torno a 1980 una antigua hipótesis, reformulándola como teoría endosimbiótica.
Según esta versión actualizada, hace 'unos 2309 millones de años,13 una célula
procariota capaz de obtener energía de los nutrientes orgánicos empleando el
oxígeno molecular como oxidante, se fusionó en un momento de la evolución con otra
célula procariota o eucariota primitiva al ser fagocitada sin ser inmediatamente
digerida, un fenómeno frecuentemente observado. De esta manera se produjo una
simbiosis permanente entre ambos tipos de seres: la procariota fagocitada
proporcionaba energía, especialmente en forma de ATP, y la célula hospedadora
ofrecía un medio estable y rico en nutrientes a la otra. Este mutuo beneficio hizo
que la célula invasora llegara a formar parte del organismo mayor, acabando por
convertirse en parte de ella: la mitocondria. Otro factor que apoya esta teoría es
que las bacterias y las mitocondrias tienen mucho en común, tales como el tamaño,
la estructura, componentes de su membrana y la forma en que producen energía, entre
otras características.

Esta hipótesis tiene entre sus fundamentos la evidencia de que las mitocondrias
poseen su propio ADN, ARN, ribosomas y cromosomas y están recubiertas por su propia
membrana. Según los análisis filogenéticos del ADN, el ARN ribosómico y el
proteoma, las mitocondrias se originaron de una alfaproteobacteria similar a
Rickettsia, perteneciente al orden Rickettsiales.14 Otra evidencia que sostiene
esta hipótesis es que el código genético del ADN mitocondrial no suele ser el mismo
que el código genético del ADN nuclear.15 A lo largo de la historia común la mayor
parte de los genes mitocondriales han sido transferidos al núcleo, de tal manera
que la mitocondria no es viable fuera de la célula hospedadora y ésta no suele
serlo sin mitocondrias.
Enfermedades mitocondriales
Artículo principal: Enfermedad mitocondrial
El ADN mitocondrial humano contiene información genética para 13 proteínas
mitocondriales y algunos ARN;12 no obstante, la mayoría de las proteínas de las
mitocondrias proceden de genes localizados en el ADN del núcleo celular y que son
sintetizadas por ribosomas libres del citosol y luego importadas por el organelo.
Se han descrito más de 150 enfermedades mitocondriales, como la enfermedad de Luft
o la neuropatía óptica hereditaria de Leber. Tanto las mutaciones del ADN
mitocondrial como del ADN nuclear dan lugar a enfermedades genéticas mitocondriales
que originan un mal funcionamiento de procesos que se desarrollan en las
mitocondrias, como alteraciones de enzimas, ARN, componentes de la cadena de
transporte de electrones y sistemas de transporte de la membrana interna; muchas de
ellas afectan al músculo esquelético y al sistema nervioso central.

El ADN mitocondrial puede dañarse con los radicales libres formados en la


mitocondria;16 así, enfermedades degenerativas relacionadas con el envejecimiento,
como la enfermedad de Parkinson, la enfermedad de Alzheimer y las cardiopatías,
pueden estar relacionadas con lesiones mitocondriales.12

Pérdida de mitocondrias por evolución


Existen protistas sin mitocondrias que carecen de ellas por una pérdida
secundaria17 o una degeneración de las mismas, para adaptarse a un modo de vida
parásito, intracelular o anaerobio.

El papel de la mitocondria en la fertilidad femenina


La fertilidad femenina se ve afectada por el envejecimiento, teniendo el pico de la
capacidad de reproducción a los 25 años aproximadamente, el cual declina con la
edad, disminuyendo considerablemente a partir de los 37 años. Numerosos estudios
sugieren que una disminución de la calidad del oocito es el causante de la
disminución de la capacidad reproductiva relacionada con la edad, y aunque los
mecanismos subyacentes aún se desconocen, algunos científicos hipotetizan con que
alteraciones en la mitocondria podrían ser los factores clave que medien la
capacidad reproductiva (Benkhalifa et al., 2014; Ramalho-Santos et al., 2009;
Schatten et al., 2014).

La mitocondria en el oocito y el embrión


Como se ha comentado anteriormente, la función principal de las mitocondrias es la
obtención de energía vía ATP ya sea por el Ciclo de Krebs o por la vía glucolítica,
y son fundamentales para el funcionamiento de la células, ya que su deficiencia
puede conllevar a la apoptosis (muerte) de la célula. Los procesos por los que pasa
el oocito antes de la ovulación y fertilización requieren de ATP, así como los
primeros pasos del desarrollo embrionario, cuya eficacia ha sido relacionada con la
función y actividad mitocondrial (Benkhalifa et al., 2014; Pang et al., 2013). Las
mitocondrias de oocitos maduros y embriones pre-implantados pasan por
transformaciones en su estructura y en su distribución citoplasmática. En los
oocitos, la mitocondria es ovalada y tiene una matriz celular densa. Una vez pasado
el estadio de mórula, estos cambios estructurales resultan en un aumento de la
producción de ATP y en su metabolismo oxidativo. Se ha observado que en algunos
embriones incapaces de desarrollarse hay mitocondrias que no han sufrido esta
modificación morfológica.

Principalmente, el oocito produce su energía vía fosforilación oxidativa casi


totalmente, ya que la glucólisis se encuentra limitada por una baja expresión de la
fosfofructoquinasa. Por el contrario, las células del cumulus oophorus tienen una
gran capacidad glucolítica y le aportan al oocito piruvato por las uniones gap,
para así poder producir ATP. La comunicación entre ambos tipos de células es
bidireccional, haciendo que alteraciones en la actividad metabólica en el cúmulos
oophorus pueda modificar la viabilidad de los oocitos. Una prueba de ello fue un
estudio de 2014 realizado por Hsu et al. donde demostraban por primera vez que las
mujeres con endometriosis, cuando se han usado técnicas de reproducción asistida,
tienen una disminución de ATP por las células del cumulus que hace que el número de
oocitos maduros y las tasas de implantación se vean alterados. Posiblemente esto
sea porque se haya dado una disfunción mitocondrial.

Por otro lado, la utilización de hormonas en la estimulación ovárica podría afectar


al sistema reproductor femenino, haciendo que aumente el número de células del
cumulus en apoptosis, disminuyendo así el piruvato que llega a los oocitos,
influyendo por tanto en su calidad (Dell’Aquila et al., 2009; Eichenlaub-Ritter et
al., 2011).

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