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alérgica. Para ello, se pueden necesitar análisis de sangre o pruebas cutáneas para
alergias.
La sinusitis aguda hace que los espacios dentro de la nariz (senos paranasales) se
inflamen. Esto interfiere con la secreción y provoca la acumulación de moco.
Palpación de la nariz y la cara para determinar si hay dolor y mirar dentro de la nariz.
La mayoría de los casos de sinusitis aguda mejoran por sí solos. Por lo general, las
técnicas de cuidado personal son todo lo que necesitas para aliviar los síntomas.
• Inflamación nasal
• Goteo de la nariz
• Secreción posnasal
• Nariz tapada o congestionada que ocasiona dificultad para respirar por la
nariz
• Dolor, sensibilidad e hinchazón alrededor de los ojos, las mejillas, la nariz o
la frente
• Reducción del sentido del olfato y del gusto
• Dolor de oído
• Dolor de cabeza
• Dolor en el maxilar superior y en los dientes
• Tos o carraspera
• Dolor de garganta
• Mal aliento
• Fatiga
• Pólipos nasales. Estos crecimientos de tejido pueden bloquear los
conductos nasales o los senos paranasales.
• Tabique nasal desviado. Un tabique (la pared entre las fosas nasales)
torcido puede restringir u obstruir los conductos de los senos
paranasales y empeorar los síntomas de la sinusitis.
• Otras afecciones médicas. Las complicaciones de afecciones como la
fibrosis quística, el VIH y otras enfermedades relacionadas con el
sistema inmunitario pueden provocar una obstrucción nasal.
• Infecciones de las vías respiratorias. Las infecciones del aparato
respiratorio, más comúnmente los resfriados, pueden inflamar y
engrosar las membranas de los senos paranasales y bloquear la
secreción de la mucosidad. Estas infecciones pueden ser provocadas
por virus o bacterias.
• Alergias como la fiebre del heno. La inflamación que ocurre con las
alergias puede bloquear los senos paranasales.
Es la pérdida de sangre del tejido que recubre la nariz. El sangrado ocurre con más
frecuencia en una fosa únicamente.
→ Las hemorragias nasales son muy comunes. La mayoría de ellas ocurre
debido a irritaciones menores o resfriados.
La nariz contiene una gran cantidad de vasos sanguíneos diminutos que sangran
fácilmente. El aire que se mueve a través de la nariz puede secar e irritar las
membranas que recubren su interior. Se pueden formar costras que sangran cuando
se irritan. Las hemorragias nasales son más frecuentes durante el invierno, cuando
los virus del resfriado son comunes y el aire de las áreas bajo techo tiende a ser
más seco.
→ La hemorragia nasal suele ser anterior, que se origina de un plexo vascular
localizado en el tabique anteroinferior (área de Kiesselbach).
Menos comunes pero más graves son las hemorragias nasales que se
originan en el tabique posterior que reviste el hueso vómer, o lateralmente en
el cornete inferior o el medio. Las hemorragias nasales posteriores tienden a
producirse en pacientes que tienen vasos sanguíneos ateroscleróticos
preexistentes o trastornos hemorrágicos y que sufrieron cirugía nasal o de
los senos.
• Irritaciones debido a alergias, resfriados, estornudos o problemas sinusales.
• Sonarse la nariz con mucha fuerza o hurgarse la nariz.
• Lesión en la nariz, incluso una fractura de nariz o un objeto atascado en la
nariz.
• Cirugía de los senos paranasales o de la hipófisis (transesfenoidal).
• Tabique desviado (tejido que divide la nariz en 2 fosas nasales) .
• Irritantes químicos incluyendo medicamentos o fármacos en aerosol o
inhaladas.
Las hemorragias nasales repetitivas pueden ser un síntoma de otra enfermedad,
como presión arterial alta, un trastorno hemorrágico o un tumor de la nariz o de los
senos paranasales.
Los anticoagulantes, como la warfarina, clopidogrel o el ácido acetilsalicílico pueden
ocasionar o empeorar una hemorragia nasal.
• Epistaxis posterior
La hemorragia posterior puede ser difícil de controlar. Los balones nasales
comerciales son métodos rápidos y convenientes; el taponamiento posterior es
eficaz, pero puede ser difícil de realizar. Ambos son muy molestos; suelen ser
necesarias la sedación IV y la analgesia; se requiere hospitalización.
A veces debe ligarse la arteria maxilar interna o sus ramas para controlar la
hemorragia. Las arterias pueden ser ligadas con clips mediante guía endoscópica o
microscópica y un abordaje quirúrgico a través del seno maxilar (maxilar interno) o
un abordaje endoscópico transnasal (esfenopalatino). En forma alternativa, puede
realizarse la embolización angiográfica por un radiólogo con experiencia. Estos
procedimientos, si se hacen de una manera ordenada, pueden acortar la estancia
hospitalaria.
• Trastornos hemorragíparos
En la telangiectasia hemorrágica hereditaria (síndrome de Rendu-Osler-Weber), el
injerto cutáneo de espesor parcial (dermatoplastia septal) reduce el número de
hemorragias nasales y permite corregir la anemia. La fotocoagulación con láser
(Nd:YAG) puede realizarse en un quirófano. La embolización selectiva también es
muy eficaz, en especial en pacientes que no pueden tolerar la anestesia general o
en quienes la intervención quirúrgica no ha sido exitosa. Los nuevos dispositivos
endoscópicos de los senos permiten que la cirugía transnasal sea más eficaz.