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Desde los primeros segundos, el éxito de ‘La vaca Lola’ se explica tanto
por su letra como por su música. Algunos dirán que su única estrofa (“La
vaca Lola / la vaca Lola / tiene cabeza / tiene cola / y hace mu”) es
demasiado simple, insustancial, sin vida.
Era tan urgente meterle mano a esta letra que, cuando una escuela
primaria en Argentina le propuso a sus alumnos cambiarla, la nueva
versión no tardó en volverse viral.
CONTENIDO PROMOCIONADO
Eso sí, esta versión moderna comparte algo con la original: no tiene
nada que ver con la receta del postre. Y es una verdadera lástima,
porque se pierde la oportunidad de hacer pedagogía culinaria haciendo
rimar los verbos de la cocina (preparar, apagar, gritar…).
Una hora de escucha de las canciones infantiles con las que muchos
crecimos es suficiente para activar las alarmas de los oídos políticamente
correctos de hoy al menos 5 veces, por lo que nos tomamos el trabajo de
empezar esta larga labor de adaptación y proponer desde ahora algunos
versos contemporáneos. La lista no pretende ser exhaustiva, las
sugerencias son, por supuesto, bienvenidas.
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1. Sammy el heladero
3. El negro Cirilo
Utilizar el apelativo “negro” hoy es, por decir lo menos, raro. La carga
lexical negativa y la historia de la barbarie occidental puede ser un
ejemplo más del racismo pasivo del que todavía no salimos. La
intervención debería empezar entonces desde el título para que Cirilo
quede como el compañero, el caballero o, por qué no, el ingeniero.
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4. En un bosque de la China
Esta canción de melodía misteriosa y exótica es, nada más y nada menos,
que la definición misma del acoso sexual. El narrador se encuentra con
una niña perdida en un bosque de noche y, a pesar de que es obvio que
ella tiene miedo, él le insiste y le insiste y le insiste hasta que ella,
cansada de haber dicho “no” claramente en repetidas ocasiones, termina
accediendo. La intervención a la letra de esta canción es urgente.
Después de la primera negativa por parte de ella, el narrador debería
decir algo así como “ok, te entiendo y te respeto, pero si quieres te
acompaño a buscar casa, si vamos los dos estaremos más seguros porque
a esta hora es peligroso”. Y hacerlo rimar.
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¿Se puede hablar de “enanos” hoy en día? ¿No sería mejor que el
hombre al que le cantamos sea tratado como persona pequeña o de talla
baja?
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