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Hoy tengo que decirte, papá

ponencia para el 2º Coloquio Multidisciplinario de Literatura Infantil y Juvenil


(mesa 4: noviembre 3, 2021 @15:45-17:15 hrs)
Rodrigo Bazán Bonfil
uaem

es un buen tipo mi viejo ...


Piero

¿Cómo son/mos los padres? ¿Cómo “debimos” ser? ¿Quién nos enseñó? ¿Quién le enseñó a los

nuestros, los suyos? ¿Y a los suyos, los suyos de ellos? Cuando uno lo piensa concluye que

todo puede ser un error repetido mil generaciones en cada familia o un acierto personal sin

precedente histórico y entonces, para “asegurarnos” de ir bien (o no ir tan mal) buscamos

modelos, figuras emblemáticas que usar como referentes.1 Y nos hallamos, entonces, mejores

que Layo porque (aún) no intentamos matarlos; menos blandos que Lear o con hijos demasiado

jóvenes para abandonarnos en la nieve; con una paternidad ansiosa como la de Gepeto, pero sin

su gesto de Pigmalión ni los desesperos de Anakin Skywalker; menos autocomplacientes que

Mufasa; ajenos al heroismo de James Potter (pero vivos y capaces de criar); menos prolíficos

que Zeus y ciertamente menos irresponsables; afortunadamente, sin los duelos de Pepe el Toro;

decididos, devotos como Jango Fett... o eso creo mientras intento listar personajes de memoria

sabiendo que miento porque no todos estuvieron ahí mientras crecía (como no siempre estuvo

mi padre, como no siempre los padres están y en cambio hay muchas madres que suplen esa

ausencia). Me obligo, pues, a aceptar que en los años setenta hubo menos cine y mucha menos

televisión que ahora, por lo que ciertamente mis role models y las representaciones con que

sopesé a mi padre habrán sido materiales cantados, mucho más que leídos o mirados en

pantallas. Timbiriche, por ejemplo; con toda la vergüenza que a los once pudiera sentir por

querer que, en efecto, mi papá llegara de noche y me viera dormir; y con la subsecuente

negación rabiosa que me hacía rechazar la canción por añiñada y cursi (mi yo puberto dix it).

1
El origen de las cosas no es ése, sin embargo, y por eso recuento en cambio cuatro, seis

u ocho canciones centradas en una figura masculina paterna, difundidas en México y dirigidas a

los niños:2 Papá elefante (Cri-Crí, 1936); Como mi papá (Topo Gigio, 1980); Hoy tengo que

decirte, papá (Timbiriche, 1982); Sí, papá (Los Patita de Perro, 2005) pero también, quizá,

Abuelito (Cri-Crí, 1936); Súper papá (Topo Gigio, 1987); Nadie y El abuelo (Los Patita, 2003)

para que el mapa que esbocen sobre la paternidad en la lírica infantil mexicana del siglo XX nos

diga algo sobre cómo y por qué vivimos el ser padres e hijos tal y como lo hacemos; a ver ...

Papá elefante dibuja una familia cuyo padre trabaja fuera y se le atiende cuando llega;

que interactúa con su hijo únicamente para corregirlo; y cuya autoridad no queda clara porque

la situación dibujada (un chico que truena la boca al comer, comportamiento inaceptable hoy

como en 1936) a más de no resolverse termina en una petición de postre que mina su autoridad

–A ver, hijito, si tomas tu sopa.


Y cuando comas no suenes la boca.
–¡Pero papaíto, es que no me gustan
sopas de lenteja ni frijol!
Quiero un pedacito que sea muy grandote
de aquel pastelote de limón

¿Cri-Crí le hace un guiño a los niños para que consigan dulces y eviten fabaceas y hierro? ¿Se

lo hace a los padres para que sonrían, irónicos e identificados con la situación? ¿Y la

convivencia entre ellos? ¿Hay personajes buenos? ¿Hay malos? Porque el texto tiene 85 años,

la primera tentación es, “por supuesto”, “explicar” con eso los roles “tradicionales” (es decir

machistas, misóginos) de la familia Elefante: la madre nunca es mencionada, pero cuando él

llega a comer, sencillamente hay una sopa lista que servirse. Tristemente, la antigüedad de la

letras es mal argumento porque 45 años después parte del imaginario persistía con salud: para

mi generación un buen padre trabajaba más allá del horario de sueño de sus hijos, pero al llegar

pasaba a verlos (que no a besarlos) dormidos, ellos se sabían seguros y se sentían felices... no

2
como el resto del día, supongo, en que quién.sabe.quién y quién.sabe.cómo los había

alimentado, cuidado, bañado y dormido porque, ya sabe, criar cotidianamente no es un trabajo.

La canción, pues, se repite por desgracia y aunque la visión de Los Patita de Perro sobre

el control compulsivo que las madres ejercen contra sus críos es una caricatura divertida,

Tómate la sopa conserva y acrecienta estos problemas pues el padre además de estar ausente (o

justamente por eso) deviene en una forma de amenaza velada que la madre aprovecha al tiempo

que, de hecho, queda a cargo pero sin tener más autoridad que la ejercida de manera vicaria

Tómate la sopa y no hagas ruidos en la mesa


acábate el pollo y no te rasques la cabeza
no subas los tenis no estés escurriendo el moco
piensa que a tu padre ya lo estás volviendo loco. [...]
Se está haciendo tarde ve a ponerte la pijama
lávate los dientes y no brinques en la cama
mándale un besito a diosito y a papá
y da gracias al cielo de que yo soy tu mamá.3

Situación que no cambió al cambio de milenio y muchxs identificamos con dinámicas familiares

y domésticas en que permisos y castigos quedaban sujetos al regreso del proveedor con frases

como “pregúntale a tu papá” o “pero vas a ver ‘ora que llegue tu papá” y que, de modo crítico y

burlón, la gente de 31 minutos convirtió en la versión cantada de una tira de Calvin & Hobbes4

que también muestra al deseo infantil siempre estrellado contra el casi absoluto silencio paterno:

Papá, papá, cómpranos un caimán


papá, papá, hablemos alemán
papá, papá, subamos a un volcán
papá, papá, que esté por eructar.

3
quiero un chimpancé amaestrar... no
quiero en un casino apostar... no
quiero a mi hermana afeitar... no
quiero a mi hermano pintar... no.5

Nuestros problemas de educación, entonces, permanencen atados a la imagen que se nos

inculca sobre lo que es un padre y las pocas invitaciones que se nos hacen para averiguar quiénes

son los nuestros; idea apuntalada por un resumen de Topo Gigio, en que un padre es varón con

aspecto tópico de oficinista:

Yo quiero ser como mi papá:


me haré un bigote con la crema de rasurar
su corbata y sus zapatos me pondré (¡sí, sí!)
y me iré como él a trabajar 6

y en paralelo, alguien cuyos hobbies, al menos en mi casa y en mi caso, tenían menos que ver con

Pepe Bazán que con Pedro Picapiedra (hombre, esposo y padre estereotípico, padre implícito a su

vez de Homero Simpson)

Yo quiero ser como mi papá:


con una escoba haré una caña de pescar
y como él yo pescaré
haré mi bote con la tabla de planchar.7

Esta representación cultural dicta, pues, que un padre abastece y para lograrlo, se

ausenta;8 que usa su tiempo libre a solas e infunde miedo; y que puede hacer todo esto porque

cuenta con una mujer que resuelve por ambos el día a día das crianzas. Situación que, a su vez,

genera muchas otras canciones (infantiles y no) que en cambio enuncian los avatares de las

“madres solteras”: pésimo eufemismo (como todo eufemismo) que remite a las mujeres que

crían abiertamente solas por contraste con las que, se supone, comparten la responsabilidad con

los progenitores incluso si ya no son pareja.9 E imagen repetida que lleva a compensaciones

posteriores en que los varones que nunca criaron, como abuelos se dan el lujo de malcriar

Me llevo más con el abuelo


me entiende más que mi papá:

4
los dos miramos las películas de acción
con los pies arriba del sofá. [...]
Mi padre luego me regaña:
¿de quién sacaste esas mañas?
Pero mi abuelo me contó
que papá era más latoso que yo. 10

o refrendan una idealización dominante –establecida ya antes de la Segunda Guerra– según la

cual los diminutivos son afectuosos, el atardecer es buen momento para convivir, el repertorio

Grimm-Perrault es adecuado, 11 y los abuelos (que en ese momento vivían en casa de sus nietos

e hijos, padres de aquellos) eran electrodomésticos multifuncionales para cuidar niños mientras,

simultáneamente, les enseñaban cosas y les recordaba otras que grosso modo serían base de una

educación sentimental y una visión de mundo llenas de estereotipos y cursilería en que la

infancia es, se supone, una etapa feliz, sin sobresalto y ajena a todo dolor o mala experiencia:

–Abuelito... –Voy, voy


cuando la noche va cayendo
cuando ya brillan los luceros
quiero cuentos y más cuentos, por favor. [...]
Vuelve a repetirme Pulgarcito
que en un dedal puede caber
y que con sus botas encantadas
salta las montañas a placer.12

pero en la cual es igualmente válido reducir la figura de la abuela a la de un ser nostálgico y

lloroso –Di por qué es ejemplo de ello–, o mencionarlas sólo fugazmente de forma apenas

“positiva” –o paradójicamente noNegativa– por el juicio de valor que el locutor/nieto de la

canción hace (o repite porque lo escuchó)

Luego me cuenta de sus novias


la Tongolele y la Pinal
María Victoria se quería casar con él
pero mi abuela está mejor.

pero que igualmente cosifica a la madre ¿del padre o de la madre? como un elemento más del

repertorio dentro del cual el abuelo eligió qué conservar.

5
Finalmente, y porque hace un momento decía que la infancia se idealiza como una etapa

sin conflictos en vez de asumirla como un proceso necesario para convertir en persona a todo

perverso polimorfo (Doktor Fröid dix it), importa señalar que únicamente Los Patita tienen

canciones sobre las pérdidas –una madre que extravió a su hijo e imagina cómo fue la vida de

él; un niño que agoniza, enfermo por la contaminación de la fábrica donde trabaja su padre 13–;

que éstas, evidentemente, rayan en lo patético (en el sentido de “lo mal hecho”, no de “lo que

conmociona”) porque son intentos fallidos por “denunciar” y/o sublimar experiencias terribles

que –justamente por eso, porque la definición de cursi es la de “una sublimación fallida”– no

logran más que ser incómodas; y que parece muy probable que sean visiones como éstas las

que, a su vez –y porque las fantasías oscuras de los niños pueden ser ilimitadas 14– dan pie a dos

últimas canciones donde los padres única y precisamente son presencias para conjurar miedos.

Enunciadas en primera persona Sí, papá y Hoy tengo que decirte, papá parecen, si no

confesiones, al menos respuestas de los hijos a enunciados o situaciones previas: en la segunda

como una promesa de amor casi romántico –que muestra cuán infantil es éste en realidad:

Hoy tengo que decirte, papá:


que el tiempo nada cambiará
estaremos siempre juntos
todo el tiempo sin parar.15

y en la otra como narración / agradecimiento por el consuelo recibido

Solo; anoche me sentía muy solo [...]


Llegaste y con ternura me abrazaste
y entre murmullos me dijiste:
no temas, tu papi ya está aquí. 16

Ambas son, entonces, imágenes de padres que si no están presentes cuando menos se presentan

y, en esa medida, resultan positivas. Hoy tengo que decirte, papá refrenda después (y sin

embargo) el punto de partida de este texto y promete fidelidad al modelo que el enunciador

recibió, de modo que parece imposible romper con –y salir de– el círculo de errores repetidos

6
Y a veces cuando llegas de noche
y el sueño ya me venció
estás junto a mí
y me miras dormir
y me siento tan feliz
Voy a crecer a tu gran tamaño
y el mundo veré como tú
te comprenderé
mucho más y mejor
y la vida venceré

como ocurrirá, ciertamente, mientras se asuma el rol de género como una determinación fija o

que las funciones paternas descritas aquí, y promovidas por las canciones para niños, son

deseables por alguna razón que se me escapa.

Y eso incluso sin entrar ahora en la discusión –para la que, por desgracia, no queda

tiempo– sobre estos enunciados como secuestro identitario, travestismo vocal, representación

de lo que un niño piensa, siente o cree que, sin embargo, no generaron ellos sino hombres

adultos que, quizá, lo que en verdad hacían era proyectar sus deseos... mecanismo poético

documentado al menos desde el s. IX en que, jarchas mozárabes de por medio, ciertos poetas

varones crearon muñecas de ventrílocuo a quienes hicieron decir lo que querían escuchar

Ay!, Qué faré yo?


Cóm vivré yo?
Este’l-habib espero:
sin él morré yo.17

¿Qué queda, pues, por hacer o escuchar? Nadie –una última canción de Los Patita de

Perro– es quizá el mejor intento para proponer una manera otra de relaciones entre hijos y

padres, pero igualmente mantiene ciertas marcas de género que reflejan esta visión de mundo

contra la que razono en las últimas 6 ó 7 páginas; dice la segunda mitad de la letra:18

Si bien lo pienso
resulta complicado
el verte creciendo
y no amarte demasiado
Tan chiquitA

7
que ahora no dices nada
mas me quieres igual
lo veo en tu mirada
Debes saberlo:
que nadie te quiere como yo

La explicación anecdótica –“biográfica” para quien gusta de explicaciones así19– existe,

pero me parece más útil subrayar que, uno: es el enunciado de un padre a su hijA y quizá por

eso se permite una implicación emocional mucho más fuerte que en las otras canciones

revisadas; y, dos: incluso en un momento de intimidad tan grande, la voz de los mexicanos /

varones / padres parece huir de su propia ternura al decir que a un hijo es difícil no amarlo

demasiado. ¿Cómo se puede amar de más a un crío si, porque se le ama es cuidado y no

sobreprotegido, procurado materialmente pero no a su capricho, y acompañado a que yerre y se

lastime mientras aprende a volar para que de verdad lo haga solo y pueda irse de uno? Nuria

Labari habla de la maternidad porque es lo que le corresponde, pero al final de su libro incluye

a los hombres en asuntos de los que nos excluimos / nos dejamos excluir, al tiempo que nos

invita a recuperarlos, conocerlos, cultivarlos:

para ser madre no basta con parir. No basta con el amor y la teta y el tiempo y
todo lo demás [...] Madre será la que te saque de la caverna, madre será incluso
el que te saque de la caverna aunque para eso necesitamos hombres fuertes que
no estén obsesionados con meter más cosas en la gruta. Aparta tu dinero y tu
poder y ayúdanos a salir de aquí, papá. Recupera a la mujer que llevas dentro,
papá, porque hace mucha falta en esta casa. En todas las casas, papá. [...] Una
mujer (o un hombre) no es madre hasta que ha hecho libre a un ser humano
sobre la tierra y lo ha dejado salir a esa luz donde todo puede ser bueno y
verdadero y bello. 20

un texto hermoso que, sin embargo, me pide a gritos decir que no:21 que procuré ser padre de mi

hijo porque la ternura y la crianza no son patrimonio materno y sentir y mostrar a los hijos que

los necesitamos y queremos, que nos importan y (casi siempre) nos caen bien apuesta porque un

día ellos sepan cobijar a sus propios cachorros... suponiendo que decidan tenerlos y hallan

encontrado otras cosas que cantar mientras los arrullan de madrugada porque, ya se sabe, #reflujo

8
1 discutir imitación y aprendizaje : La poética tiene dos causas fundamentales, ambas naturales:
imitar es connatural al hombre desde la niñez, por imitación adquiere sus primeros conocimientos
y, asimismo, es ciertos que todos disfrutan con las obras de imitación, como muestra la práctica,
pues hay seres cuyo aspecto real nos molesta pero nos gusta ver su imagen ejecutada con la
mayor fidelidad posible. La otra causa es que aprender agrada muchísimo no sólo a los filósofos,
sino igualmente a los demás [...] Siéndonos, pues, natural el imitar, así como la armonía y el
ritmo, desde el principio los mejor dotados para estas cosas engendraron la poesía a partir de las
improvisaciones. Luego la poesía se dividió según caracteres particulares: los más graves
imitaban acciones nobles y de los hombres de tal calidad, y los más vulgares, las de los hombres
inferiores, empezando por componer invectivas, del mismo modo que los otros componían
himnos y encomios. (Aristóteles, Poética, 1448b:1-25).
2Hay en Spotify una lista de reproducción preparada ad hoc para acompañar este texto
https://open.spotify.com/playlist/530uwJYrILdTe5BiI1XWgs?si=b483d5a4ca454f09
3 Tómate la sopa : pista 1 en Cuando yo me muera, 2008.
4 Bill Watterson, El nuevo Calvin y Hobbes clásico, Ediciones B, Barcelona, 2000, p. 134
5 [...]
Papá, papá, cantémosle al amor
papá, papá, armemos un robot
papá, papá, cacemos un ratón
papá, papá, quiero ser un Rolling Stone.
[...]
Quiero que me digas que sí... no
quiero que me digas que no... no
déjanos pedirte un favor... no
llévanos a casa, mejor... bueno ya, vamos.
Papá, te quiero : pista ¿!? en 31 canciones de amor y una Canción de Guaripolo, 2004.
6Años después, quienes componían para el ratón modernizaron la imagen, pero el resultado no es
mucho mejor porque se siente impostado en un sentido completamente etimológico, de impostura
Él lo sabe todo
gran campeón de computadoras
pelo largo y a la moda
especialista en dómingos de futbol
7 Quiero parecerme a mi papá, : lado B pista 3 en Lo dije yo primero, 1980.
8
discutir estrofa de Los Patita:
Mi padre está medio amargado
no sé por qué es tan azotado
quizá la chamba lo ha cambiado
¿o así serán los licenciados?
9 Localizar estadísticas sobre padres ausentes y madres solas en México 2021
10 El abuelo : pista 14 en El planeta, 2003.
11 Ver Alcubierre y Bazán “Lecturas clásicas para niños”

9
12
Abuelito: compuesta en 1936, grabada en 1964 (ver Cri-Crí Canciones completas, Ibcon,
México, 1999, p. 173
13
Siempre estaré yo aquí : pista 15 en El planeta, 2003; Cinco minutos : pista 12 en Cuando yo
me muera, 2008.
14 Ver Bazán “Tan infantil no será”
15 Hoy tengo que decirte, papá : pista 9 en Timbiriche, 1982
16 Sí papá: pista 5 en Las primeras canciones, 2005
17Jarcha IX, en Vicenç Beltrán (ed.), Poesía española 2. Edad Media: lírica y cancioneros,
Crítica, Madrid, 2002, pp. 83-94.
18

Te veo dormir
y un ángel cuida tu sueño
tú como si nada
y te beso así, mi cielo

Llegaste al mundo
cambiaste mi destino
ahora lo entiendo:
estás en mi camino

Debes saberlo:
que nadie te quiere como yo
que nadie te quiere como yo
Nadie : pista 12 en El planeta, 2003.
19
A una serie de preguntas directas a través de Messenger, el sábado 16 de octubre (14:24 hrs)
Nacho Pata tuvo la amabilidad de responder lo siguiente:
Rodrigo Bazán: hola, Nacho! Estoy escribiendo una cosa sobre canciones que hablan de papás e
hijos y revisando los discos de Los Patita volví a toparme con Estelita. ¿Me puedes contar
quién toca el bajo? ¿Estela existe? ¿es hija o pariente alguno de Ustedes? gracias!
Nacho Pata: Hola Rodrigo. No, Estelita es imaginaria. En realidad ese bajo lo toqué yo en la
grabación : P
Rodrigo Bazán: jajajaja! Ok, sospeché que también podía ser así, pero la telenovela en mi
cabeza era igual muy divertida. Gracias, carnal! MÁS LATA: Nadie SÍ la
escribiste / escribieron para alguien real? me puedes contar quién y pa quién?
Nacho Pata: Si, la escribí para mis hijas cuando estaban bebés. También grabé yo la guitarra,
aunque como podrás escuchar, soy muy mal guitarrista. Pero la quise grabar yo por ser algo
tan personal
Rodrigo Bazán: NOOO! es una canción bien bonita: sorprende en medio del resto del trabajo de
ustedes justo porque es muy diferente, y SÍ: se siente como un recado muy personal a una
hija. gracias!
20Ahora lo sé. Las verdaderas madres han visto marchar sus hijos, los han despedido en mitad
de la luz del mundo real, han asumido que nada tienen ya que ver con ellos. [217 →] Y han
sonreído. Va en serio. Han sonreído. Así que, en el mejor de los casos, me falta mucho, pero

10
mucho, para ser madre. No basta con parir. No basta con el amor y la teta y el tiempo y todo lo
demás. Qué más da todo eso. Madre será la que te saque de la caverna, madre será incluso el
que te saque de la caverna, claro que para eso necesitamos hom bres fuertes que no estén
obsesionados con meter más y más cosas en la gruta. Aparta un poco tu dinero y tu poder y
ayúdanos a salir de aquí, papá. Recupera a la mujer que llevas dentro, papá, porque hace mucha
falta en esta casa. En todas las casas, papá.
Sin embargo, por suerte para mí, el día en que mis hijas me asesinen aún no ha llegado.
Pero llegará. Dios ahoga y aprieta. Y al final, la maternidad es, igual que el conocimiento, un
viaje de la imaginación a vida o muerte.
Tengo dos hijas, estoy a punto de terminar un libro so bre la maternidad y lo que hay al
final de este viaje no es más que una pared muy sucia donde voy a darme de bru ces. O eso, o
me pongo a limpiar las manchas. Me temo que esta historia debería haberla escrito otra mujer,
una madre de verdad, la mía, por ejemplo. Porque una no es ma dre del todo hasta que sus hijos
le dicen adiós, hasta que se separan de ella y salen de la cueva y son con la vida y no con la
madre. Una mujer (o un hombre) no es madre has ta que ha hecho libre a un ser humano sobre
la tierra y lo ha dejado salir a esa luz donde todo puede ser bueno y verdadero y bello. Cuando
llega ese día, cuando llega el momento luminoso en el que un individuo conquista su libertad,
suena el corazón de su madre, que se ha roto.
Solo queda ya desear que todo vaya bien para que un día sea mi corazón el que quede
hecho añicos.
Nuria Labari, La mejor madre del mundo, Barcelona: Random House, 2019, pp. 216-7
21que yo amo a mi madre, y agradezco y respeto lo que su maternaje me dio –como admiro en las
madres que conozco y trato lo que hacen y son para sus hijos– pero para cambiar las cosas
necesito es ser el padre de mi hijo, no su mamá tuneada; si no garantizamos que criar y prohijar
sea cosa de hombres más allá de abastecer y constreñir a la prole, seguiremos incapaces de sentir
y mostrar a los hijos que sentimos, los necesitamos y queremos, nos importan y (casi siempre)
nos caen bien de modo que un día ellos puedan ser cobijosos y tiernos con los cachorros que
tengan (suponiendo que decidieran tenerlos [mucho CHORO ¿será necesario @ “capítulo
académico” = no performance?

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