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“revolucionaria” película de
Disney que tienen vetada en
algunos países y puso de mal
genio a un concejal de Bogotá, sí
es una propuesta ofensiva, pero
para las personas LGBTI.
El fin de semana festivo mi mamá y yo buscamos, como muchos de quienes no
viajaron, algo para ver en cine. Cuando nos encontramos con el cartel de La
Bella y la Bestia dije, apenas enterándome de que Disney la había producido, que
me gustaría verla para recordar mi niñez.
Claro, no le dije a mi mamá que también quería verla porque Emma Watson es
una guapura y uno de mis amores platónicos Hollywoodenses (como el de
miles de jóvenes lesbianas). Pero de mis gustos por las mujeres no se habla con
mamá. (Ver: 8 miradas al discurso de Emma Watson).
Ella me respondió: “Ah, sí, la película de la que tanto han hablado porque tiene a
un gay”. No quise indagar en esa polémica para no dañarme el almuerzo y tal vez
desencadenar una pelea familiar.
Sin embargo, me quedé pensando ¿un gay en La Bella y la Bestia? Me pareció
loco y fugazmente repasé posibles personajes de mi película de infancia que
fueran candidatos para tal rol. Esto me huele mal, pensé, pero terminamos viendo
la película.
Nunca pensé que saldría llorando, pero de la rabia, cuando comenzaban los
créditos. Entonces, mi niña de 5 años dejó de existir y mi adulto
activista absolutamente enfureció y, más que todo, recordó.
Hay por lo menos una razón de peso para que los productos culturales actuales
sean tan “incluyentes” y “diversos”. Debemos ser políticamente correctos
porque las personas afro y las homosexuales (más adelante vendrán las trans, ya
verán) ahora tienen mayor poder adquisitivo y los “nobles corazones” de las
productoras no piensan perder esos dolaritos.
Pero ¿por qué esa tan “revolucionaria” inclusión de Disney que tiene vetada la
película en Malasia y altera al señor concejal bogotano, es en realidad ofensiva
para las personas LGBTIQ? Por lo de siempre, porque meter a un gay es ¡tan
gracioso!
Y pasa exactamente lo mismo con las personas afro. El príncipe que se esconde
tras la Bestia es más blanco que un adonis sueco. Es blanco de pies a cabeza,
“mono ojiclaro”.
Lo más ridículo es que somos tan patéticos que los padres, los curas, los políticos
y los países enteros están terriblemente escandalizados porque si los niños ven
esta película de pronto se contagian, les dan ideas locas, perversas, en contra de
la moral y de lo correcto y van y “se vuelven gais” (dios nos ampare).
(Ver: Nace o se hace, ¿importa?).
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https://sentiido.com/gracias-disney-por-tanta-inclusion/
Cómo las películas de Disney influyen en nuestra manera
de entender el mundo (para bien y para mal)
Richard Gray
BBC
29 septiembre 2019
¿Cómo retratan los clásicos de Disney los géneros y los estereotipos raciales y culturales?
¿Silbas mientras trabajas? ¿O quizá prefieres simplemente seguir nadando?
O, a lo mejor, intentas encerrar tus fenomenales poderes cósmicos dentro de
una lamparita.
Si alguna de estas frases resuena ahora en tu mente, entonces es probable que
seas un niño de Disney, criado con una dieta regular de cuentos alegres para
mantenerte ocupado mientras tus padres se tomaban una hora para encargarse
de sus ocupaciones.
La generación que ahora llena el mercado laboral fue alimentada como ninguna
otra con un festín de películas de animación durante sus años de crecimiento.
"La Sirenita" apareció por primera vez hace 30 años y menos de seis meses más
tarde fue lanzada en formato de video. Ese fue un cambio significativo para
Disney, que usualmente esperaba varios años antes de permitir que las películas
estuvieran disponibles en VHS.
Cuando fue divulgada por primera vez en 1993, la canción inicial de "Aladino", por
ejemplo, contenía en inglés una frase que decía "te van a cortar la oreja si no les
gusta tu cara". Disney luego cambió la letra.
Estereotipos duraderos
Algunos investigadores dividen en varias etapas la forma en la que la corporación
retrata a las mujeres.
Primero vino la era doméstica, cuando los personajes femeninos
como"Blancanieves", "La Bella Durmiente" o "Cenicienta" eran vistas como amas
de casaque con frecuencia estaban haciendo labores de limpieza y que
necesitaban ser rescatadas por un hombre.
Luego vino la fase rebelde de Ariel en "La Sirenita", de la princesa Jazmín en
"Aladino", "Pocahontas" y "Mulan". Durante esta etapa, las mujeres de Disney
parecían haber ganado mayor independencia y luchaban para librarse de las
ataduras sociales. Pero Ariel sacrifica su voz para poder estar con el hombre al
que ama.
"Aquí el simbolismo es poderoso", escribieron en una investigación Mia Adessa
Towbin y sus colegas del departamento de estudios familiares de la Universidad
del Estado de Colorado (EE.UU.). "Para ganar el amor de su príncipe, ella debe
renunciar a sus pensamiento e intelecto, a su independencia e identidad".
Aunque el cuento fue originalmente escrito por Hans Christian Andersen, los
investigadores afirman que ofrece una buena metáfora de lo que ocurre con
muchas de las heroínas de Disney: "nadie escucha sus palabras".
"La Sirenita" y las cinco películas que le siguieron también mostraron otra
tendencia: los personajes femeninos empiezan a hablar menos. Pese a tener
los roles protagónicos, las mujeres hablan apenas un 32% del tiempo en "La
Sirenita"; 24% en "Pocahontas" y 23% en "Mulan". En "Aladino", esta cifra alcanza
apenas 10% de los diálogos.
Carmen Fought y Karen Eisenhauer, lingüistas de la Universidad del Estado de
Carolina del Norte (EE.UU.) cuyos análisis hallaron estas cifras, también
descubrieron que los personajes masculinos en estas películas tienden a dar
muchas más órdenes a los femeninos, muchos más que ellas a ellos. Y, cuando
eran las mujeres las que usaban la autoridad, ellas eran más corteses que los
hombres.
Otros estudios indican que los niveles de incertidumbre en los diálogos de los
personajes femeninos también aumentaron.
Para los críticos, esto envía un fuerte mensaje a los niños que refuerza muchos
de los viejos estereotipos de género. Y existe alguna evidencia de que eso podría
dejar una marca duradera.
Un estudio realizado por Sarah Coyne, investigadora sobre vida familiar de la
Brigham Young University, -inspirado por su preocupación por el consumo que
hacía su propia hija de las películas de Disney- encontró que en niñas de dos años
de edad la exposición a las princesas de Disney se asocia con un comportamiento
femenino mucho más próximo a los estereotipos y con una menor autoestima
corporal un año más tarde.
Demonizar a los enfermos mentales
Disney también ha sido muy criticado por la manera cómo trata a los enfermos
mentales. 85% de las 34 películas hechas por esa compañía antes de 2004
contenían referencias a este tipo de dolencias que, con frecuencia, estaban
destinadas a denigrar o apartar a este tipo de personajes, de acuerdo con
investigadores en sicología de la Universidad de Calgary (Canadá).
Los expertos advertían que esto podría tener "implicaciones para los espectadores
niños en términos de que potencialmente podían aprender actitudes prejuiciosas"
en contra de las personas vistas como enfermos mentales.
El mismo equipo de investigación advirtió que la alta prevalencia de referencias al
mal en las películas de Disney podía llevar a los niños a aprender a "demonizar a
la gente que tiene comportamientos percibidos como 'malos'", en caso de
que vean los filmes de forma repetida.
Esto es algo que Fred Zimmerman, un economista especialista en temas de
comportamiento de la Universidad de California en Los Ángeles, coincide en que
podría contribuir a mayores problemas sociales en la actualidad.
"Casi siempre, las películas de Disney presentan una batalla entre el Bien y el
Mal", señala. "Uno no puede evitar preguntarse si esta forma 'disneyficada' de
entender el mundo como una batalla entre las personas buenas y las malas forma
parte de los problemas políticos actuales de polarización y exclusión".
El oculto lado positivo
Pero también hay muchos efectos positivos potenciales en las películas de Disney.
Un estudio mostró que ver a los personajes de Disney ayudarse entre sí -algo que
ocurre con frecuencia- inspiraba a los niños a ayudar a sus propios amigos.
Otro estudio realizado por Coyne reveló que las películas de Disney son ricas
en los llamados comportamiento "prosociales", como compartir, ayudar a
otros, darles reconocimiento o apoyo.
Ella y sus colegas hallaron que los filmes de Disney contienen en promedio un
acto de comportamiento "prosocial" por minuto, lo que septuplica la tasa registrada
en el resto de la programación infantil en Estados Unidos.
Griffin cree que los mensajes que los niños a tempranas edades aprenden de las
películas pueden ser trasladados hasta el lugar de trabajo y que hay buenas
posibilidades de que algunas de las creencias de alguien que se sienta cerca de ti
en la oficina hayan sido delineadas por Disney.
Él ha estudiado cómo el trabajo es retratado en las películas de Disney y afirma
que esto puede haber contribuido a la resistencia que existe entre los más jóvenes
a integrarse en sitios de trabajo tradicionales.
Los millennials exigen mucha más flexibilidad de sus empleadores que las
generaciones anteriores, están más dispuestos a cambiar de trabajo y de
empresa; y con frecuencia prefieren el autoempleo a las limitaciones impuestas
por los contratos a tiempo completo.
"En las primeras películas, el trabajo era retratado siempre como esta cosa
mala y horrible", señala Griffin. "Tenías personajes que con frecuencia eran
separados de sus padres y castigados en este mundo laboral, como
"Blancanieves" que tenían que llenar su cubo de agua para limpiar la casa y
"Cenicienta" que tenía que asumir todas las labores de la casa".
"La respuesta de Disney era decir 'silba mientras trabajas' y todo estará bien pues
el príncipe vendrá para rescatarte", señala. "Eso siguió así en las películas durante
años".
"Si piensas sobre esa situación en un lugar de trabajo moderno, se trata de una
visión peligrosa: si simplemente vas a seguir adelante siendo explotado porque
piensas que todo al final va a estar bien".
Los gerentes -piensa en las feas hermanastras de Cenicienta, por ejemplo-
también son típicamente caracterizados como manipuladores y horribles
Griffin agrega que eso también puede explicar parte de la insatisfacción que tienen
los millenials -que eran niños a finales de la década de 1990- tienen con el trabajo.
Disney no respondió directamente a las repetidas solicitudes de la BBC para una
entrevista o un comentario para este artículo.
Pero en películas recientes de esa compañía, muchos investigadores han notado
un cambio notable.
Griffin, por ejemplo, dice que las carreras son mostradas de una forma más
positiva y como algo a lo que se puede aspirar.
"'Zootopia' es un gran ejemplo del trabajo en las películas de Disney", dice Griffin.
"Hay una conejita que quiere ser agente policial, de la cual se burlan, pero ella
decide ponerse a prueba. Las producciones más nuevas también tienen esa idea
de acercarte a tus amigos para ayudarte a cambiar tu identidad y tu lugar de
trabajo. Ese es un mensaje realmente positivo".
Animación, inclusión y el
color verde: los grandes
dilemas del cine de
Disney
Las películas animadas suelen ser un vehículo para la discusión
de grandes temas desde una perspectiva, en apariencia
inofensiva. No obstante, también han resultado un escenario
complicado al momento de expresar ideas complejas como
diversidad, exclusión y el racismo. ¿Cuál es el panorama de
Disney sobre el particular? Por extraño que parezca, lo
podríamos definir con una sola palabra: verde. rn
por Aglaia Berlutti
Tiana era una hermosa mujer de raza negra, pero también una que sufre los dolores de un
racismo sutil en una película cargada de clichés y estereotipos sobre las comunidades
afroamericanas del sur estadounidense.
Como si esto no fuera suficiente, apenas treinta minutos de comenzar la película un hechizo
la transforma en una rana, que por supuesto, se unirá a un engañoso príncipe — también con
ancas — para encontrar su destino, el amor y la felicidad.
¿Parece un juicio en exceso fuerte hacia una película animada? Podría decirse que lo es, si
Tiana no tuviera que haber atravesado la desconfianza de ejecutivos, los temores de
productores y, al final, una cierta resistencia cultural para llegar a la pantalla grande.
No obstante, las perspectivas no siempre son las correctas y parece haber un considerable
hincapié en que la mirada a nuevas culturas, o a personajes fuera de la norma, deben por
necesidad atravesar alguna transformación que enmascare de una manera u otra su origen
étnico.
¿Es muy duro juzgar la equivalencia de notoriedad e importancia entre ambos grupos de
personajes? Podría serlo de no ser que se trata de un patrón evidente: no es la primera vez
que el aspecto de personajes étnicos se enmascara con transformaciones parecidas.
En la película de 2000 El emperador y sus locuras, de Mark Dindal, Saul Andrew Blinkoff
y Elliot M. Bour, el principe Kuzco se transforma en una llama y permanece de ese modo
por más de 54 minutos. Lo mismo ocurre con Kenai en el film de 2003 Hermano Oso, en la
que el niño Inuit Kenai se transforma en oso durante 53 minutos y, de hecho, termina
por preferir la forma del animal a la humana.
Aunque el Dios Guerrero Maui (con la voz de The Rock) sí las sufre de la misma manera
que en Brave, es sólo una contraposición que permite comprender mejor el mundo que
habita los personajes y que el argumento analiza con peculiar eficacia.
Quizás la película animada que tocó de manera más profunda y brillante el tema de la
inclusión y la representatividad es la ganadora del Oscar a mejor película animada del
2018, Spider-Man: Into the Spider-Verse, de Peter Ramsey, Rodney Rothman yRobert
Persichetti Jr.
Y lo hace sin cambiar un solo cabello de su pelo afro o que su apariencia física sufra la
menor transformación. Miles se convierte en un entrañable símbolo de lo que el cine puede
hacer por la representatividad. Desde los padres del personaje —un afroamericano y una
mujer latina—, hasta el contexto del personaje. Toda la película está construida para
celebrar su diferencia y de hecho, de la misma manera del cómic, de reflexionar sobre el
peso de su origen étnico como parte de algo más grande e interesante.
Quizás Pixar lleve adelante el concepto extraordinario que comenzó con Coco: brindar a
sus personajes la absoluta libertad para representar a su raza, su vida y su contexto étnico
sin necesidad de recurrir a subterfugios para suavizar y hacer más consumibles la historia
que le rodea.
https://hipertextual.com/2020/07/peliculas-animadas-y-inclusion-ese-extrano-dilema