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CASACIÓN N° 37668

GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

Proceso nº 37668

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA


SALA DE CASACIÓN PENAL

Magistrada Ponente:
MARÍA DEL ROSARIO GONZÁLEZ MUÑOZ
Aprobado Acta N° 206.

Bogotá D.C., mayo treinta (30) de dos mil doce


(2012).

VISTOS

La Sala se pronuncia de fondo, en sede de casación,


sobre la eventual violación de garantías fundamentales
suscitada dentro del proceso seguido en contra de
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ por el delito de actos
sexuales con menor de 14 años agravado, en concurso
homogéneo y sucesivo, a quien el Tribunal Superior de
San Gil el pasado 19 de agosto condenó, confirmando la
sentencia dictada el 5 de julio anterior por el Juzgado
Primero Penal del Circuito de Socorro, como autor de
tales conductas delictivas.

HECHOS Y ACTUACION PROCESAL

El supuesto fáctico que originó la actuación fue


sintetizado por esta Sala, de la siguiente forma:
2 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

―El señor Gerardo Saavedra, padre de las menores


A.P.S.N. y J.T.S.N.1, formuló denuncia penal en contra de
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ, quien convivía con su ex
compañera Patricia Nova Cala, por haber sometido a sus
aludidas descendientes, durante el año 2008 y comienzos
del año siguiente, a tocamientos en sus zonas genital y
anal‖.

Con fundamento en la notitia criminis, un juez de


control de garantías ordenó la captura de CASTILLO
RODRÍGUEZ, la cual se materializó el 26 de abril de 2011.

Al día siguiente se celebró audiencia preliminar ante


el Juzgado Tercero Promiscuo Municipal con Función de
Control de Garantías del Socorro, en cuyo desarrollo se
legalizó la captura del mencionado, en contra de quien la
Fiscalía formuló imputación por el delito de actos
sexuales con menor de 14 años agravado (art. 209 del
C.P., modificado por el 5° de la Ley 1236 de 2008 y 211-
2), en concurso homogéneo y sucesivo, por los cuales se
le dictó medida de aseguramiento de detención preventiva
en establecimiento carcelario. El imputado aceptó el
cargo.

1Como esta providencia puede ser publicada, se omite el nombre de las menores,
de conformidad con lo normado en el numeral 8° del artículo 47 de la Ley 1098
de 2006 ―por la cual se expide el Código de la Infancia y la Adolescencia‖.
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GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

En virtud del allanamiento, la actuación se remitió


al juzgado de conocimiento a efectos de verificar su
legalidad, correspondiéndole al Primero Penal del Circuito
de la misma localidad, donde se dispuso la realización de
audiencia para tal fin.

El acto tuvo lugar el 30 de mayo de 2011 y tras


identificarse las partes e intervinientes procesales
presentes, el imputado GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ
manifestó su deseo de retractarse de la aceptación,
arguyendo incomprensión del cargo para ese momento
debido a un golpe en la cabeza que habría sufrido poco
antes de su desarrollo y ante la deficiente información
brindada por parte de su defensor.

El titular del juzgado consideró legalmente


improcedente la solicitud de retractación e impartió
aprobación a la aceptación. Acto seguido, dispuso la
realización de la audiencia de individualización de pena y
emisión del sentido del fallo, conforme al trámite previsto
en el artículo 447 del estatuto procesal penal, cumplido lo
cual anunció el sentido condenatorio del fallo y fijó fecha
para su lectura.

El 5 de julio ulterior se dio lectura a la sentencia


mediante la cual se condenó a GELSAÍN CASTILLO
RODRÍGUEZ a la pena principal de veintidós (22) años de
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GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

prisión y a la accesoria de inhabilitación para el ejercicio


de derechos y funciones públicas por el lapso de veinte
(20) años, al encontrarlo autor penalmente responsable
del delito aceptado. En la misma determinación, le negó
la suspensión condicional de la ejecución de la pena y el
sustitutivo de la prisión domiciliaria.

Inconforme con la decisión, la defensa del procesado


interpuso en su contra recurso de apelación, del cual se
ocupó el Tribunal Superior de San Gil el pasado 19 de
agosto, en el sentido de confirmarla.

Contra esta última determinación, la misma parte


interpuso recurso extraordinario de casación, sustentado
mediante demanda, la cual fue inadmitida por la Sala
mediante auto del pasado 7 de diciembre. Sin embargo,
previno sobre la posible vulneración de garantías
fundamentales que le asisten al procesado GELSAÍN
CASTILLO RODRÍGUEZ, por lo cual se dispuso que una
vez se surtiera, en caso de interponerse, el mecanismo de
insistencia, retornara la actuación al Despacho de la
Magistrada ponente para pronunciarse sobre el asunto.

Como quiera que contra la decisión inadmisoria de


la demanda no se promovió el mecanismo referido,
regresaron las diligencias para el proferimiento del fallo
de rigor.
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GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

CONSIDERACIONES DE LA CORTE

Conforme a la reseña de la actuación procesal


contenida en el acápite que precede, se tiene que en
desarrollo de la audiencia concentrada, cuya
realización tuvo lugar el 27 de abril de 2011 ante el
Juzgado Tercero Promiscuo Municipal con Función de
Control de Garantías del Socorro, GELSAÍN CASTILLO
RODRÍGUEZ se allanó a los cargos imputados por la
Fiscalía por el delito de actos sexuales con menor de 14
años agravado, en concurso homogéneo y sucesivo,
contando para el efecto con la asistencia de un defensor.

Acto seguido el proceso se remitió al juzgado de


conocimiento para la realización de la respectiva
audiencia de control material y formal del acto de
aceptación, correspondiéndole al Primero Penal del
Circuito del Socorro. La audiencia, como también ya se
dejó anotado, se llevó a cabo el 30 de mayo de 2011.

Ese día, luego de que el titular del despacho judicial


otorgara la palabra al representante de la Fiscalía con el
objeto de que concretara la imputación aceptada por el
implicado, conminó a este último, en los siguientes
términos:
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GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

―Señor GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ acaba de


escuchar usted a la Fiscalía … dígale al despacho si los
cargos que acaba de señalar el fiscal fueron los mismos
que le formularon en la diligencia de imputación y que
usted los aceptó en audiencia llevada a cabo en el juzgado
tercero promiscuo municipal con función de control de
garantías el día abril 27 del 2011‖2.

A tal requerimiento, el procesado respondió


textualmente:

―Su señoría, aclaro que el día que me trajeron aquí


para la imputación de cargos al momento de subirme a la
camioneta de la policía la puerta de atrás me cayó encima
de la cabeza me abrió un roto, los señores auxiliares de
policía me limpiaron la sangre con un simple papel
higiénico, yo llegue aquí trastornado con dolor de cabeza y
como yo soy hipertenso y tengo aceleramiento del corazón
y por decir la verdad el señor asesor mío de oficio lo único
que me decía era que dijera que sí que sí y yo en esas
circunstancias no le entendí muy claro las imputaciones
que me hacía el señor fiscal, ahora las entiendo claro
porque ya estoy un poco más o menos mejor en mis cinco
sentidos entonces yo me retracto porque en esas
imputaciones hay mucha mentira entonces yo me retracto
de haber aceptado los cargos (…).

2 Récord 14’04’’ c.d. contentivo de la audiencia.


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GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

Perdón su Señoría aclaro que yo únicamente tenia


amistad con la niña J., la niña A.P. conmigo nunca hubo
charla con… nunca, nunca conmigo tuvo ninguna clase de
amistad porque decía que yo era un negro horrible con la
mamá y ella conmigo nunca tuvo ninguna clase de
amistad. Solamente yo jugaba como juega un padrastro o
un padre de familia con los niños, con la niña pequeña ella
se me sentaba en las piernas a jugar delante de la mamá
y en ningún momento la mamá vio las cosas malas cuando
la mamá se iba a trabajar, ella se iba a trabajar a las 8 de
la mañana y las niñas iban para el colegio a las 6 de la
mañana; entonces, por ahí se desprende… entonces yo
jugaba con ellos como juegan éstos, mas no con cosas
morbosas y porque las niñas no le dijeron a la mamá las
cosas y fueron a decírselas a una simple madrastra por
allá a Bucaramanga. Vuelvo y repito: yo con la niña mayor
nunca tuve nada de amistad solamente me llamaba a mí
para pedirme la plata de las onces por medio de la
hermana de ella dígale que me dé las onces, mas nunca
me dirigía a mí la palabra…‖3 (subrayas fuera de texto).

Acto seguido, el titular del juzgado adujo:

3 A partir 14’38’’ ibídem.


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GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

―Eee..Don GELSAÍN el problema radica aquí que por


disposición expresa de la ley usted no puede retractarse de
lo que aceptó…‖4 (subraya fuera de texto).

Ante la insistencia del implicado en cuanto a que no


estaba en plenitud de condiciones físicas y mentales para
el día de la aceptación, el juez manifestó:

―Eee… entonces pasa lo siguiente, esto es en el


derecho y en el derecho es probando, si usted puede
demostrar que efectivamente en ese momento recibió ese
golpe y ese golpe le produjo un traumatismo de esa
naturaleza, que usted todas esas cuestiones entonces ya
será un aspecto que habría que mirar con posterioridad y
me imagino que eso es lo que va a hacer el señor defensor
al solicitar la nulidad pero mientras la situación no se
puede dar entonces la cuestión aquí, es que si esa es la
acusación que se le hizo y esa fue la que a usted le leyeron
y estaba en presencia de su abogado y usted se allanó yo
no tengo otra alternativa que seguir adelante con el proceso
porque eso es disposición de la ley, si existe una nulidad
se decretará en su momento procesal pero en este
momento yo tengo que seguir con el trámite de la
audiencia…‖5 (subrayas fuera de texto).

4 16’57’’.
5 17’11’’.
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GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

Más adelante, el defensor intervino para solicitar ―la


prueba del juicio‖, anunciando la interposición de recurso
de apelación de no accederse a su petición, a lo que el
director de la audiencia replicó:

―Pues yo realmente discrepo mucho, este es un


sistema totalmente diferente y esto no nos podemos salir
nosotros ni inventarnos trámite ni absolutamente nada. Y
aquí yo le hago la pregunta al señor es si esos son los
cargos yo tengo con qué confrontarlos porque aquí hay un
registro, que aquí hay un algo un acta que sacarle, el
registro es si no confrontarlo y mirar si es cierto o no es
cierto a eso fue a lo que vine no vine absolutamente a más
nada. Esta audiencia no tiene ninguna apelación de
ninguna índole, lo que yo decida aquí eso es, el sistema
penal acusatorio es un sistema totalmente diferente y como
se hace es por etapas preclusivas lo anterior ya pasó y la
norma es clara y ahí dice el Código… y pueden examinarlo
en la parte que dice allanamientos y ahí clarito está
diciendo que una vez se allane la persona no puede
retractarse del allanamiento; yo lo que le estoy
preguntando es que si son los mismos cargos porque si él
lo llega a cambiar a variar tiene que hacer el sustento de la
variación en los cargos, pero si el cargo es el mismo no
tenemos nosotros aquí a que entrar (sic) a divagar esa
situación.
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GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

Eee el despacho confrontará con las grabaciones


magnetofónicas que están al respecto y de ahí deducirá si
efectivamente fue el querer del señor GELSAÍN CASTILLO
RODRÍGUEZ al allanarse, mientras tanto seguiré con el
trámite del 447. Tiene la palabra la fiscalía para que nos
haga saber sobre las condiciones familiares, sociales,
modo de vivir y antecedentes de todo orden del acusado y
si lo considera conveniente podrá referirse a la probable
determinación de la pena‖6 (subrayas fuera de texto).

De esa manera, según lo advirtió, se continuó con el


trámite consagrado en el artículo 447 del estatuto
procesal, otorgando la palabra a las diferentes partes para
que se refirieran a las condiciones personales, familiares y
sociales del implicado y apreciaciones relacionadas con la
pena a imponer.

Tras culminar las intervenciones, el juez anunció el


sentido condenatorio del fallo y señaló fecha y hora para
su correspondiente lectura, cuyos términos ya fueron
compendiados.

De singular importancia resultaba la anterior reseña


procesal por encontrar la Sala que en la tramitación de
esta audiencia de verificación de legalidad del
allanamiento se incurrió en irregularidad que amerita su

6 A partir 22’48’’.
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GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

intervención oficiosa para salvaguardar las garantías al


debido proceso y derecho de defensa, pues el implicado
estaba dentro de la oportunidad legal para retractarse del
allanamiento expuesto en la audiencia preliminar
concentrada.

(i) La retractación en el proceso penal


acusatorio:

Empiécese por indicar en tal sentido que del tema se


ocupa el artículo 293 de la Ley 906 de 2004, cuyo texto
original disponía:

―Procedimiento en caso de aceptación de la


imputación. Si el imputado, por iniciativa propia o por
acuerdo con la Fiscalía acepta la imputación, se entenderá
que lo actuado es suficiente como acusación.

Examinado por el juez de conocimiento el acuerdo


para determinar que es voluntario, libre y espontáneo,
procederá a aceptarlo sin que a partir de entonces sea
posible la retractación de alguno de los intervinientes, y
convocará a audiencia para la individualización de la pena
y sentencia‖ (subraya fuera de texto).

Esta norma fue recientemente modificada por el


artículo 69 de la Ley 1453 de 2011, de la siguiente forma:
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GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

―Procedimiento en caso de aceptación de la


imputación. Si el imputado, por iniciativa propia o por
acuerdo con la Fiscalía acepta la imputación, se entenderá
que lo actuado es suficiente como acusación. La Fiscalía
adjuntará el escrito que contiene la imputación o acuerdo
que será enviado al Juez de conocimiento. Examinado por
el juez de conocimiento el acuerdo para determinar que es
voluntario, libre y espontáneo, procederá a aceptarlo sin
que a partir de entonces sea posible la retractación de
alguno de los intervinientes, y convocará a audiencia para
la individualización de la pena y sentencia.

Parágrafo. La retractación por parte de los imputados


que acepten cargos será válida en cualquier momento,
siempre y cuando se demuestre por parte de estos que se
vicio (sic) su consentimiento o que se violaron sus
garantías fundamentales‖ (subrayas fuera de texto).

Ahora bien, es necesario precisar que para la fecha


en que se realizó la audiencia de verificación de legalidad
del allanamiento en este diligenciamiento, esto es, el 30
de mayo de 2011, aún no había entrado a regir la
modificación introducida por la Ley 1453 del mismo año,
hecho que tuvo concreción el 24 de junio siguiente7. En
consecuencia, el análisis que se emprenderá sobre el
tema en este acápite versará inicialmente sobre la

7 Diario Oficial No. 48110 de junio 24 de 2011.


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disposición original; sin embargo, se plasmarán


consideraciones y comentarios acerca del alcance de la
modificación.

Elucidado lo anterior, recuérdese cómo el texto


original de la norma, particularmente el inciso segundo
del artículo 293 de la Ley 906 de 2004, es claro en el
sentido de que el procesado puede retractarse de su
allanamiento inicial hasta que haya sido ―examinado por
el juez de conocimiento el acuerdo para determinar que es
voluntario, libre y espontáneo‖.

Tal facultad de retractación tiene su génesis en la


Ley 906 de 2004, porque el anterior estatuto procesal
nada señalaba sobre el particular frente a la sentencia
anticipada (art. 40), lo cual condujo a que por vía
jurisprudencial se hablara del principio de no retractación
o irretractabilidad frente a lo aceptado8, sirviendo de guía
para establecer si asistía interés para impugnarla, en
tanto, se recuerda, la misma disposición restringía al
procesado y a su defensor a sustentar la inconformidad
exclusivamente respecto de la dosificación de la pena, los
mecanismos sustitutivos de la pena privativa de la
libertad y la extinción del dominio sobre bienes9.

8 Así, entre muchas, sentencias de abril 7, rad. 33117 y febrero 21, rad. 14330,
de 2010.
9 Cfr. Sentencia de 21 de febrero de 2002, rad. 14330 y múltiples autos en el

mismo sentido, entre muchos, de noviembre 24 de 2008, rad. 30610, abril 20 de


2006, rad. 22540 y noviembre 24 de 2005, rad. 24282.
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GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

Es más, la figura del control posterior a cargo del


juez sobre el acto de aceptación fue evolucionando, al
estimarse que no se trataba de un simple control formal
sino que comportaba una revisión material, en donde se
verificaba que el acto no se hubiera producido con
vulneración de garantías fundamentales o vicios en el
consentimiento e, incluso, exigiendo que en todo caso
debía contar con soporte probatorio en punto de la
materialidad de la conducta y la responsabilidad del
procesado10.

En el Proyecto de Ley ―por el cual se expide el Código


de Procedimiento Penal‖ presentado ante el Congreso de la
República por el Fiscal General de la Nación el 20 de julio
de 200311, tampoco aparecía la posibilidad de retractación
del allanamiento, como se evidencia en el inciso segundo
del artículo 363. El texto de dicho precepto era el
siguiente:

―Artículo 363. Sentencia anticipada. Si el imputado,


por iniciativa propia o por acuerdo con la fiscalía acepta la
imputación, se entenderá que lo actuado es suficiente como
acusación y para que el juez del conocimiento convoque a
audiencia para individualización de la pena (sic).

10 Cfr. entre muchas, sentencias de mayo 6 de 2009, rad. 24055; abril 28 de


2004, rad. 19435 y abril 10 de 2003, rad. 14337.
11 Proyecto de Ley Estatutaria 01 de 2003 Cámara, 229 Senado, publicado en la

Gaceta del Congreso No. 339 de 23 de julio de 2003.


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Aceptado el acuerdo, no es posible la retractación de


ninguno de los intervinientes‖ (subraya fuera de texto).

Sin embargo, en el Informe de Ponencia para Primer


Debate en el Senado del proyecto (01 de 2003 Cámara,
229 de 2004 Senado)12, ―Se cambia el nombre del artículo;
se incorpora en el segundo inciso la función del juez de
examinar el acuerdo previamente a aceptarlo y la
consecuencia de la aceptación que ha de ser convocar a
audiencia de individualización de pena y sentencia
regulada en el artículo 479 que se modificó en lo
pertinente‖. Al cabo de dicho debate, se aprobó la
propuesta y el artículo en cuestión, ahora con el número
364, quedó del siguiente tenor:

―Artículo 364. Procedimiento en caso de aceptación de


la imputación. Si el imputado, por iniciativa propia o por
acuerdo con la Fiscalía acepta la imputación, se entenderá
que lo actuado es suficiente como acusación.

Examinado por el juez de conocimiento el acuerdo


para determinar que es voluntario, libre y espontáneo,
procederá a aceptarlo sin que a partir de entonces sea
posible la retractación de alguno de los intervinientes, y
convocará a audiencia para la individualización de la pena
y sentencia‖ (subraya fuera de texto).

12 Publicado en Gaceta No. 200 mayo 14 de 2004.


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La disposición, durante su trámite en el Congreso,


no sufrió más variaciones y corresponde a la disposición
final del ya reseñado artículo 293 de la Ley 906 de 2004.

Así, es evidente que la intención del legislador al


introducir la modificación al texto original del proyecto de
ley iba dirigida a: i) en contraste con la disposición inicial
que no hacía claridad sobre el particular, determinar que
el acto de verificación de legalidad correspondía al juez de
conocimiento y ii) permitir la retractación del
allanamiento, siempre y cuando se realizara antes de que
este funcionario lo aprobara. No sobra recordar que la
Corte Constitucional declaró la exequibilidad, sin ningún
tipo de condicionamiento, de esta normativa, mediante la
sentencia C-1195 de 22 de noviembre de 2005.

En dicha determinación, ese Tribunal, al analizar en


concreto la exequibilidad de la expresión contenida en la
norma ―sin que a partir de entonces sea posible la
retractación de alguno de los intervinientes‖, en cuanto el
demandante consideraba que con tal limitante temporal
se conculcaban derechos reconocidos en instrumentos
internacionales ―como es el que tiene el procesado de ser
oído y vencido en juicio, el cual debe ser garantizado de
manera efectiva hasta antes de dictarse sentencia, por
cuanto ni en estados de excepción puede ser restringido‖,
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GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

con lo cual se obstruía injustificadamente su derecho de


retractación y ―a la última palabra‖, adujo:

―A este respecto debe destacarse que en la


verificación del cumplimiento de los mencionados requisitos
de la manifestación de voluntad, el juez debe poner en
conocimiento del imputado en forma previa y clara las
consecuencias jurídicas de la misma.

Así mismo, no puede perderse de vista que, en el caso


de los acuerdos, la manifestación de voluntad del
imputado concurre con la del Fiscal y por ello la
introducción de la posibilidad de retractación del primero
implicaría la disolución de aquellos, desconociendo la
voluntad del Estado expresada a través de la Fiscalía. En
este sentido, es significativo que la expresión impugnada
prohíbe la retractación ‗de alguno de los intervinientes‘, o
sea, también la de esta última entidad, precisamente por
tratarse de un acuerdo de voluntades con efectos
vinculantes u obligatorios para las partes.

En este orden de ideas, la garantía constitucional del


derecho de defensa del imputado no puede traducirse en
que la terminación anticipada del proceso en virtud de la
aceptación de responsabilidad por parte de aquel, con o sin
acuerdo con la Fiscalía, quede condicionada a nuevas
manifestaciones de voluntad del mismo, de modo que la
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primera manifestación sería visiblemente precaria y a la


postre el proceso no podría terminar anticipadamente,
eliminando así la entidad y la utilidad de dicho
mecanismo, que es esencial dentro del nuevo
procedimiento, y contrariando también el principio de
seguridad jurídica, de singular relevancia en un Estado de
Derecho.

En este aspecto cabe señalar que si bien el llamado


‗derecho a la última palabra‘ del imputado o acusado,
previsto en algunas legislaciones, como por ejemplo en el
Art. 739 de la L. E. Crim. Española13, el cual constituye
una expresión clara del derecho de defensa y está
contemplado también en algunas disposiciones de la Ley
906 de 200414, no puede racionalmente entenderse en el

13
Según el Art. 739 de la L. E. Crim. Española, ―terminadas la acusación y la
defensa, el Presidente preguntará a los procesados si tienen algo que manifestar al
Tribunal.
―Al que contestare afirmativamente, le será concedida la palabra.
―(…)‖.
14 El Art. 443 dispone: “TURNOS PARA ALEGAR. El fiscal expondrá oralmente los

argumentos relativos al análisis de la prueba, tipificando de manera


circunstanciada la conducta por la cual ha presentado la acusación.
― A continuación se dará el uso de la palabra al representante legal de las
víctimas, si lo hubiere, y al Ministerio Público, en este orden, quienes podrán
presentar sus alegatos atinentes a la responsabilidad del acusado.
―Finalmente, la defensa, si lo considera pertinente, expondrá sus argumentos los
cuales podrán ser controvertidos exclusivamente por la Fiscalía. Si esto ocurriere la
defensa tendrá derecho de réplica y, en todo caso, dispondrá del último turno de
intervención argumentativa. Las réplicas se limitarán a los temas abordados‖.
Por su parte, el Art. 447 establece: “INDIVIDUALIZACIÓN DE LA PENA Y
SENTENCIA. Si el fallo fuere condenatorio, o si se aceptare el acuerdo celebrado
con la Fiscalía, el juez concederá brevemente y por una sola vez la palabra al fiscal
y luego a la defensa para que se refieran a las condiciones individuales,
familiares, sociales, modo de vivir y antecedentes de todo orden del culpable. Si lo
consideraren conveniente, podrán referirse a la probable determinación de pena
aplicable y la concesión de algún subrogado‖.
En el mismo sentido, el Art. 354, relativo a los preacuerdos y negociaciones entre
la Fiscalía y el imputado o acusado, preceptúa: ―(…) Prevalecerá lo que decida el
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sentido de que el desarrollo del proceso y por ende la


voluntad punitiva del Estado a través de la jurisdicción
penal queden subordinados a la voluntad de aquel, ya que
la razón de ser de dicha modalidad del derecho de defensa
es la garantía de que imputado o acusado tenga la
posibilidad de controvertir todas las razones o argumentos
expuestos por los demás sujetos del proceso, en las
oportunidades en que las normas de procedimiento prevén
su confrontación, lo cual lógicamente sólo es posible
mediante la intervención en último lugar en cada una de
tales oportunidades.

Por estos motivos el cargo formulado contra la


expresión ‗sin que a partir de entonces sea posible la
retractación de alguno de los intervinientes‘ no puede
prosperar‖ (subraya fuera de texto).

De lo plasmado por la Corte Constitucional, con


respecto a los argumentos concretos expuestos por el
demandante ante esa sede, queda claro que no se precisa
de un acto de reiteración al interior de la audiencia de
verificación de legalidad frente a la aceptación inicial con
el fin de revalidarla o refrendarla, práctica que
incorrectamente se ha generalizado en el medio judicial,
pues, como lo señala ese mismo Tribunal, éste no tiene
carácter precario, ante lo cual basta con que el juez de

imputado o acusado en caso de discrepancia con su defensor, de lo cual quedará


constancia‖.
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conocimiento prevenga al procesado acerca de las


consecuencias jurídicas de la figura, quedando a salvo la
facultad que de forma indiscutible otorga la ley para
retractarse hasta antes de que se apruebe o imparta
legalidad al allanamiento por el juez de conocimiento.

A pesar de la claridad que ofrece el texto legal, en


cuyo caso no le es permitido al intérprete desatender su
tenor literal a pretexto de consultar su espíritu15, menos
aún cuando esa interpretación tiene carácter restrictivo,
sobre la posibilidad de retractación que asiste para quien
ha aceptado su responsabilidad en la formulación de
imputación, esta Sala adujo:

―1.2.1. La aceptación de los cargos.

―Es de la esencia del proceso penal acusatorio que un


juez imparcial decida en un juicio público con inmediación
y controversia probatoria acerca de la responsabilidad del
procesado, en el contexto de un sistema que da cabida, de
una parte, a la aplicación del novísimo principio de
oportunidad, y de otra, a trámites que permiten decidir
anticipadamente sobre el objeto del proceso sin
controversia probatoria ni juicio.

15 Artículo 27 del Código Civil, dentro del Capítulo IV, “Interpretación de la Ley”.
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La aceptación de cargos es precisamente una de las


modalidades de terminación abreviada del proceso, que
obedece a una política criminal cifrada en el objetivo de
lograr eficacia y eficiencia en la administración de justicia
mediante el consenso de los actores del proceso penal, con
miras a que el imputado resulte beneficiado con una
sustancial rebaja en la pena que habría de imponérsele si
el fallo se profiere como culminación del juicio oral, de una
parte, y de otra, que el Estado ahorre esfuerzos y recursos
en su investigación y juzgamiento.

En tal actuación y en el marco del principio de lealtad


que las partes deben acatar, por surgir la aceptación de
cargos de un acto unilateral del procesado, que decide
allanarse a los que le fueron formulados en la audiencia
imputación con el fin de obtener una rebaja significativa en
el quantum de la pena –como ocurre en este caso–, no hay
lugar a controvertir con posterioridad a la aceptación del
allanamiento por parte del Juez, la lesividad del
comportamiento, o a aducir causales de justificación o de
inculpabilidad.

En otras palabras, luego de que el Juez de control de


garantías acepta el allanamiento por encontrar que es
voluntario, libre y espontáneo, no es posible retractarse de
lo que se ha admitido y el Juez de conocimiento debe
proceder a señalar fecha y hora para dictar sentencia e
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GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

individualizar la pena (artículos 131 y 293 de la ley 906


de 2004). En consecuencia, es incompatible con el principio
de lealtad, toda impugnación que busque deshacer los
efectos del acuerdo o la aceptación de la responsabilidad.

Por lo mismo, y es una primera conclusión, la


demandante carece de interés para controvertir en
sede de casación (y desde luego también en las
instancias) aspectos relacionados con el injusto y su
responsabilidad. En consecuencia, la Corte se abstendrá
de considerar, por esas razones, el tercer cargo de la
demanda.

Ahora bien, si la aceptación de los cargos


corresponde a un acto libre, voluntario y espontáneo del
imputado, que se produce dentro del respeto a sus
derechos fundamentales y que como tal suple toda
actividad probatoria que permite concluir más allá de toda
duda razonable que el procesado es responsable de la
conducta, el Juez no tiene otra opción que dictar
sentencia siendo fiel al marco fáctico y jurídico
fijado en la audiencia de imputación‖16 (negrillas
tomadas del texto original, subrayas fuera de texto).

Esta postura contraría expresamente el texto claro


del inciso segundo del artículo 293 de la codificación

16Sentencia de octubre 20 de 2005, rad. 24026. Reiterada en decisión de octubre


5 de 2006, rad. 25248.
23 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

procesal, en cuanto minimiza y subvalora el papel que


desempeña el juez de conocimiento al momento de ejercer
el control de legalidad sobre la aceptación, asignándole el
rol de simple fedatario de lo realizado ante el juez de
control de garantías y cuya actividad se restringe
prácticamente a fijar la pena, razón por la cual con
posterioridad fue variada por la Sala recabándose en que
el acto de verificación comprende un verdadero control
formal y material, como así se puntualizó, entre otras, en
la siguiente decisión:

―2.4.1. Facultades de control del juez con


funciones de conocimiento.

Un estudio sistemático de la nueva normatividad


procesal penal permite afirmar que el Juez de
conocimiento, en ejercicio del control de legalidad de los
actos de aceptación de cargos por iniciativa propia o por
acuerdo previo con la Fiscalía, debe realizar, en principio,
tres tipos de constataciones: (i) que el acto de allanamiento
o el acuerdo haya sido voluntario, libre, espontáneo y
debidamente informado, es decir, que esté exento de vicios
esenciales en el consentimiento17, (ii) que no viole derechos
fundamentales, y (iii) que exista un mínimo de prueba que
permita inferir la autoría o participación en la conducta
imputada y su tipicidad.

17 En la audiencia de formulación de la imputación, este control lo realiza en


principio el Juez de garantías (Cfr. Casación 25248 de 5 de octubre de 2006).
24 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

La facultad de verificar que el allanamiento a cargos


esté exento de vicios, se infiere del contenido de los
artículos 8° literal i), 131, 293 y 368 inciso primero, (…)

La potestad del Juez de examinar que la aceptación


de cargos por iniciativa propia o por acuerdo con la
Fiscalía, no desconozca los derechos fundamentales, surge
del contenido de los artículos 10°, 351 y 368 inciso
segundo, (…)

Y la obligación de verificar que exista un mínimo de


prueba que permita inferir razonablemente la tipicidad de
la conducta imputada al procesado, y su autoría o
participación en ella, proviene nítida del contenido de los
artículos 7°, 381 y 327,…‖ 18 (subrayas fuera de texto).

Es más, la Corte Constitucional, cuando realizó el


estudio de exequibilidad del literal a del artículo 8º de la
Ley 906 de 2004, relacionado con la renuncia a los
derechos de no autoincriminación y adelantamiento de un
juicio público, oral, contradictorio, concentrado,
imparcial, con inmediación probatoria y sin dilaciones
injustificadas, hizo hincapié sobre la labor de dicho
funcionario:

18Sentencia de 30 de noviembre de 2006, rad. 25108. Así también, entre otras,


sentencia de julio 8 de 2009, rad. 31531.
25 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

―no viola las garantías constitucionales propias del


debido proceso, en la medida en que debe surtir el control
de legalidad del juez correspondiente y deben ser
aprobados por el juez de conocimiento, verificándose la no
violación de derechos fundamentales y el cumplimiento del
debido proceso, y que se trata de una decisión libre,
consciente, voluntaria, debidamente informada, asesorada
por la defensa, para lo cual es imprescindible el
interrogatorio personal del imputado o procesado así como
que se actuó en presencia del defensor. Lo anterior, por
cuanto aceptado por el procesado los hechos materia de la
investigación y su responsabilidad como autor o partícipe,
y existiendo en el proceso además suficientes elementos de
juicio para dictar sentencia condenatoria, se hace
innecesario el agotamiento de todas y cada una de las
etapas del proceso, por lo que procede dictar el fallo sin
haberse agotado todo el procedimiento, a fin de otorgar
pronta y cumplida justicia, sin dilaciones injustificadas,
según así también se consagra en el artículo 29 de la
Constitución resulta obvio afirmar que la aceptación,
además de voluntaria, es decir, sin presiones, amenazas o
contraprestaciones, debe ser cierta y estar plenamente
respaldada en el material probatorio recaudado. El
funcionario competente, en cada caso, puede desvirtuar la
confesión, por existir vicios en el consentimiento del
implicado, por pruebas deficientes, por error, fuerza, o por
26 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

cualquiera otra circunstancia análoga que aparezca


probada en el proceso‖19 (subraya fuera de texto).

Pero además, porque el acto definitivo de la


actuación procesal está a cargo del juez de conocimiento y
no de ninguna otra autoridad, por lo tanto es a él a quien
corresponde determinar si efectivamente en el asunto
sometido a consideración hay mérito para condenar en
los términos del inciso 1º del artículo 38120 (control
material) y con los alcances establecidos por esta Sala y la
Corte Constitucional, entre otras, en las decisiones cuyos
apartes pertinentes se vienen de transcribir.

Igualmente, dado que en el marco de un verdadero


Estado Social y Democrático de Derecho es necesario
reivindicar el derecho constitucional que asiste al
procesado a no auto incriminarse consagrado en los
artículos 8º de la Ley 906 de 2004, con carácter de
principio rector, y que su renuncia, en caso de aceptación
de responsabilidad de los cargos, obedece precisamente a
un acto libre y voluntario, función que, de acuerdo con lo
expuesto, atañe verificar tanto al juez de control de
garantías como al de conocimiento, de modo que si no se
acepta la retractación antes de que el segundo funcionario
le imparta aprobación, se estaría dando apariencia de

19Corte Constitucional. Sentencia C-1260 de 5 de diciembre de 2005.


20 “Artículo 381-. Conocimiento para condenar. Para condenar se requiere el
conocimiento, más allá de toda duda, acerca del delito y de la responsabilidad
penal del acusado”.
27 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

legalidad o a un acto que en verdad no la tiene, por


decisión misma de quien ha manifestado la aceptación,
desconociéndose así la primacía del derecho sustancial
sobre el formal establecida en el artículo 228 de la Carta
Política.

Ello ha llevado a que la Sala haya reconocido


implícitamente, y en no pocas oportunidades, la
posibilidad de retractación en atención al texto
contundente del multicitado inciso segundo del artículo
293 procesal, como cuando sostuvo:

―Así las cosas, a partir de la verificación de legalidad


del allanamiento o del acuerdo, superada la inexistencia
de irregularidades limitativas de las garantías del
imputado no es posible la retractación de los intervinientes
—prohibición que también cobija a la Fiscalía—,
procediéndose seguidamente a adelantar la audiencia de
individualización de pena y sentencia, la cual será de
carácter condenatorio ante la asunción de responsabilidad
del procesado‖21 (subraya fuera de texto).

También cuando indicó:

21 Sentencia de julio 8 de 2009, rad. 31280.


28 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

―La aceptación o el acuerdo no sólo es vinculante para


la fiscalía y el implicado. También lo es para el juez, quien
debe proceder a dictar la sentencia respectiva, de
conformidad con lo aceptado o convenido por las partes, a
menos que advierta que el acto se encuentra afectado de
nulidad por vicios del consentimiento, o que desconoce
garantías fundamentales, eventos en los cuales debe
anular el acto procesal respectivo para que el proceso
retome los cauces de la legalidad, bien dentro del marco
del procedimiento abreviado, o dentro de los cauces del
juzgamiento ordinario.

Y si bien es cierto que por estos mismos motivos, es


decir, cuando el proceso abreviado se adelanta con
fundamento en una aceptación o acuerdo ilegal, o con
quebrantamiento de las garantías fundamentales, los
sujetos procesales están legitimados para buscar su
invalidación en las instancias o en casación, también resulta
claro que estas nociones difieren sustancialmente del
concepto de retractación, que implica, como se ha dejado
visto, deshacer el acuerdo, arrepentirse de su realización,
desconocer lo pactado, cuestionar sus términos, ejercicio que
no es posible efectuar cuando su legalidad ha sido
verificada y la sentencia dictada‖22 (subrayas fuera de
texto).

22 Auto del 18 de abril de 2007, rad. 27159.


29 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

Y cuando ha dejado en claro, en otras ocasiones, que:

―…el principio de no retractación, además, encuentra


consagración expresa en el inciso segundo del referido
artículo 293 de la Ley 906 de 20004, según el cual luego de
que el juez de conocimiento acepta el acuerdo le está vedado
a los intervinientes retractarse de sus términos‖23 (subraya
fuera de texto).

Es evidente, entonces, que si de conformidad con el


texto legal la prohibición de retractarse opera luego de
verificada la legalidad de la aceptación, es procedente para
el interregno anterior comprendido entre ella y este último
acto. Por lo mismo, una manifestación posterior en tal
sentido, esto es, después de aprobada por el juez de
conocimiento, se torna inviable, como consecuencia de los
principios de preclusividad y progresividad de las
actuaciones procesales.

Ahora bien, es necesario ahondar en punto del


contenido de esta retractación, en tanto surge el
interrogante de si debe ser justificado o argumentado,
verbigracia, invocando problemas en la capacidad de
comprender o en el consentimiento (inducido, fruto de una
incorrecta información o bajo coacción, etc.) o el quebranto

23Auto de septiembre 21 de 2011, rad. 37413. En el mismo sentido, entre otros,


autos de noviembre 24, rad. 35105 y 23 de junio de 2010, rad. 33701, y de julio
27 de 2011, rad. 35860.
30 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

de garantías fundamentales o si basta con que el acto sea


puro y simple, es decir, sin que sea indispensable esbozar
un motivo para revocar la aceptación inicial.

La Sala se inclina por la segunda hipótesis, esto es, la


facultad otorgada en el inciso segundo del artículo 293 del
estatuto procesal para retractarse del allanamiento hasta
antes de que se le imparta aprobación o legalidad por el
juez de conocimiento no requiere de justificación alguna,
pues el relacionado con vicios de consentimiento o
situaciones similares al momento de expresarlo o por
transgresión de garantías fundamentales puede ser
alegado en cualquier estadio de la actuación procesal,
incluso en sede de casación o de revisión, de llegar a
configurarse, claro está, alguna de las causales
consagradas de forma taxativa para tal efecto24.

No de otra forma se concebiría, además, que el


legislador haya establecido el referido interregno procesal
específico para expresar la retractación al señalar que
―Examinado por el juez de conocimiento el acuerdo para
determinar que es voluntario, libre y espontáneo, procederá
a aceptarlo sin que a partir de entonces sea posible la
retractación‖, lo cual da cuenta de un preciso espacio
procesal para manifestar la retractación comprendido entre

24 Cfr. Auto de marzo 10 de 2010, rad. 33505.


31 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

el momento de la aceptación y el de su aprobación


posterior, a cargo del juez de conocimiento.

A partir de este último peldaño procesal, agréguese,


sólo se podrán alegar vicios relacionados con el
consentimiento, lo cual no implica que se puedan invocar
luego de la aceptación, como decidió dejarlo en claro el
legislador al modificar el texto original del artículo 293 a
través del artículo 69 de la Ley 1453 de 2011, incluyendo
un parágrafo del siguiente tenor:

―Parágrafo. La retractación por parte de los


imputados que acepten cargos será válida en cualquier
momento, siempre y cuando se demuestre por parte de
estos que se vicio (sic) su consentimiento o que se violaron
sus garantías fundamentales‖ (subraya fuera de texto).

Es de destacar, eso sí, que el legislador incurre en


un error conceptual, pues propiamente en estos casos no
resulta apropiado referir a una retractación, entendida
como el acto voluntario y libre de arrepentimiento frente a
la aceptación de la responsabilidad delictiva al que
nítidamente refiere el inciso segundo del artículo 293 de
la Ley 906 de 2004 (ahora inmerso en el primer inciso del
69 de la Ley 1453 que lo modificó), sino a un vicio que
afecta la validez de dicho acto y que, además, no requiere
para su perfección de la mera manifestación del
32 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

incriminado como sucede con la retractación, ante el


cual, se estima, vale decir, que el funcionario judicial no
se puede oponer, sino que necesariamente impone una
declaración judicial a partir del estudio de las
circunstancias alegadas para sustentar el vicio que
supuestamente afectó el consentimiento o erigió
vulneración de garantías fundamentales.

De manera que es claramente identificable, cuando


el acto de aceptación a los cargos se produce en la
audiencia preliminar de formulación de imputación ante
el juez de control de garantías, un interregno procesal
comprendido entre este acto y el posterior por medio del
cual el juez de conocimiento le imparte aprobación a la
manifestación, durante el cual, según el claro
entendimiento del inciso segundo del artículo 293 del
estatuto procesal es viable la retractación en su expresión
pura y simple, esto es, sin que sea preciso invocar
justificación alguna.

Por razón de lo expuesto, encuentra la Corte que en


el caso concreto cuando el juez de conocimiento en
desarrollo de la audiencia de verificación de legalidad del
allanamiento no dio trámite a la retractación expresada
por GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ, so pretexto de que
la ley no lo permitía, vulneró el debido proceso, pues el
sentido diáfano de la ley apunta hacia la interpretación
contraria, como aquí se ha pregonado.
33 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

También socavó su derecho de defensa porque le


impidió acceder a toda una fase procesal y, en especial, al
juicio oral, escenario basilar de la sistemática del proceso
penal con tendencia acusatoria implementado en el país,
como así incluso se subrayó en la exposición de motivos
del proyecto del Acto Legislativo 03 de 2002:

―...mientras el centro de gravedad del sistema


inquisitivo es la investigación, el centro de gravedad del
sistema acusatorio es el juicio público, oral, contradictorio y
concentrado. Así pues, la falta de actividad probatoria que
hoy en día caracteriza la instrucción adelantada por la
Fiscalía, daría un viraje radical, pues el juicio sería el
escenario apropiado para desarrollar el debate probatorio
entre la fiscalía y la acusación. (sic) Esto permitirá que el
proceso penal se conciba como la contienda entre dos
sujetos procesales -defensa y acusador- ubicadas en un
mismo plano de igualdad, al final del cual, como resultado
del debate oral y dinámico, el tercero imparcial que es el
juez, tomará una decisión. Mediante el fortalecimiento del
juicio público, eje central en todo sistema acusatorio, se
podrían subsanar varias de las deficiencias que presenta
el sistema actual (…).‖

Esta corporación se ha pronunciado en similares


términos sobre el particular:
34 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

―…aunque el legislador ha contemplado múltiples


etapas en la averiguación de la verdad en el proceso
tramitado bajo los lineamientos de la Ley 906 de 2004,
cada una de ellas con sus propias características,
aquéllas, en toda su dimensión, se concentran en el juicio
oral, dado que, los resultados de la actividad investigativa
de la Fiscalía y la defensa en las fases anteriores al mismo
no tienen el carácter de ―prueba‖ en sentido estricto,
naturaleza que sólo se adquiere cuando los elementos de
conocimiento son aducidos en el debate público, con total
respeto de los principios arriba enunciados.

Por lo tanto, a diferencia del sistema procesal


regulado en la Ley 600 de 2000, la etapa del juicio en el
procedimiento consagrado en la Ley 906 de 2004 se
constituye en el centro de gravedad del proceso penal.
Como ha de recordarse, en el esquema de la primera, al
comenzar el juicio ya existe un recaudo probatorio
importante con vocación de permanencia, pues es durante
la etapa de la investigación a cargo exclusivo de la Fiscalía
donde se practican, por lo general, la mayoría de las
pruebas que luego sirven en el juicio para sustentar el fallo
respectivo.

En tanto que, en el régimen plasmado en la segunda


normatividad, la construcción probatoria cambia de
escenario, se abandona el principio de permanencia y en
35 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

su lugar se activan con rigor los de oralidad, publicidad,


inmediación, contradicción y concentración. En este
contexto, prueba es la que se practica en el juicio oral ante
el juez de conocimiento, y sólo ella puede suministrar el
fundamento de la sentencia sea absolutoria o
condenatoria, la cual, valga agregar, será dictada por el
mismo funcionario ante quien se recaudó la misma.

De tal forma que los elementos materiales probatorios


y las evidencias físicas recaudadas en las anteriores
etapas del proceso -indagación e investigación-, si bien
sirven de soporte para imponer medidas de aseguramiento
o medidas cautelares, o para restringir otros derechos
fundamentales, no tienen efecto por sí mismos en el
juzgamiento, es decir, no sirven para fundamentar una
sentencia, pues ésta, se reitera, ha de estar soportada en
las pruebas aducidas durante el juicio oral, de acuerdo con
el principio de inmediación inserto en el ya citado artículo
379 del Código de Procedimiento Penal de 2004…‖25.

De suerte que cuando el juez de conocimiento


incurrió en la errónea interpretación legal negando a
GELSAÍN CASTILLO la posibilidad de retractarse de su
allanamiento a los cargos también lo privó, a la par, de la
posibilidad de acceder a un juicio oral, público,
concentrado y con todas las garantías en donde podría
haber demostrado su inocencia, como se infiere era su

25 Sentencia de marzo 17 de 2010, rad. 32829.


36 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

propósito a partir de su intervención en la audiencia de


verificación del allanamiento, cuyos apartes pertinentes
se transcribieron al inicio de la parte considerativa de
esta decisión.

Sólo en dicho escenario, se reitera, podría hacer


valer las pruebas en respaldo de su proclamada
inocencia, por lo que al cercenársele su acceso a esa
etapa procesal se le vulneró, como el que más, el derecho
de defensa, cuyo restablecimiento, junto con el del
proceso como es debido, se impone oficiosamente,
mediante la declaratoria de nulidad de la actuación a
partir de la decisión adoptada durante la audiencia de
verificación de legalidad del allanamiento ante el juez de
conocimiento celebrada el 30 de mayo de 2011 de negar
la retractación y disponer continuar con el trámite
previsto en el artículo 447 del estatuto procesal penal,
como así se declarará.

(ii) Consecuencias del decreto de nulidad frente


a la libertad del implicado:

El decreto de nulidad de la presente actuación


procesal a partir de la audiencia de verificación de
legalidad del allanamiento ante el juez de conocimiento
puede repercutir en la libertad del implicado GELSAÍN
CASTILLO RODRÍGUEZ, de conformidad a lo establecido
en el artículo 317 de la Ley 906 de 2004, modificado por
37 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

los artículos 30 de la Ley 1142 de 2007 y 61 de la Ley


1453 de 2011.

Sin embargo, no se debe olvidar que se procede por


un delito contra la libertad, integridad y formación
sexuales cometido sobre dos menores de edad, respecto
del cual pesa la prohibición contenida en el artículo 199
de la Ley 1098 de 2006, en los siguientes términos:

―7. No procederán las rebajas de pena con base en


los ‗preacuerdos y negociaciones entre la fiscalía y el
imputado o acusado‘, previstos en los artículos 348 a 351
de la Ley 906 de 2004.

―8. Tampoco procederá ningún otro beneficio o


subrogado judicial o administrativo, salvo los beneficios
por colaboración consagrados en el Código de
Procedimiento Penal, siempre que esta sea efectiva‖
(subraya fuera de texto).

La Sala, en pretérita oportunidad, se refirió al


alcance de esta preceptiva precisando que el descuento
punitivo previsto por razón del allanamiento a cargos
también está incluido en la prohibición. Dentro de la
argumentación expuesta en aquella oportunidad, se dijo:
38 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

―En su interpretación natural y obvia, es claro que el


precepto atrás destacado (artículo 199 del Código de la
Infancia y la Adolescencia, Ley 1098 de 2006) busca cerrar
cualquier puerta que en la delimitación exhaustiva de los
siete numerales anteriores pueda quedar abierta, haciendo
inequívoco el interés del legislador en que a la persona
imputada, acusada o condenada por esos delitos
señalados en el inciso primero del artículo 199 de la Ley
1098 de 2006, que arrojen como víctimas a infantes y
adolescentes, no se les otorgue ningún tipo de beneficio,
rebaja o prebenda legal, judicial o administrativa, con la
sola excepción, porque expresamente se dejó sentada ella,
de los beneficios por colaboración eficaz.

Y basta verificar el contenido íntegro del artículo 199


en cita, en particular sus 8 numerales y el parágrafo, para
definir inconcuso el querer del legislador, que se extiende
al inicio mismo de la investigación penal, en punto de las
medidas de aseguramiento a imponer y su imposibilidad
de sustitución; el desarrollo de la misma, con limitaciones
respecto del principio de oportunidad y las formas de
terminación anticipada del proceso; el contenido del fallo,
restringiendo la posibilidad de conceder subrogados; y la
fase ejecutiva de la pena, impidiendo la libertad
condicional o la sustitución de la sanción‖26 (subraya fuera
de texto).

26 Auto de septiembre 17 de 2008, rad. 30299.


39 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

Con sustento en esta hermenéutica, funcionarios


judiciales han negado la libertad provisional por
vencimiento de términos en casos donde las víctimas son
menores de edad y se procede por los delitos
específicamente establecidos en la disposición. Es más, en
virtud de la interposición del derecho de habeas corpus por
algunos afectados, el asunto ha sido abordado por esta
Colegiatura a través de decisiones unipersonales
coincidentes en señalar que la prohibición se extiende a la
libertad provisional por vencimiento de términos, de la
siguiente forma:

―…el Magistrado del Tribunal de Sincelejo recalcó en


el contenido del numeral 8 del artículo 1991 del estatuto en
mención y lo ponderó al lado del parágrafo de dicho
artículo2 y la decisión del 17 de septiembre de 2008, como
también de las consideraciones atinentes a la protección y
prevalencia de los intereses de los menores, según lo
ordena la Constitución Política, y fue de esta manera como
concluyó, entonces, en que la intención del legislador fue la
de excluir de cualquier prebenda a los procesados por
ciertas conductas punibles - entre ellas las constitutivas de
abuso sexual- en perjuicio de los menores, motivo por el
cual debe entenderse incluida la concesión de la libertad
provisional‖27 (subraya fuera de texto).

27 Auto de abril 28 de 2010, rad. 34044.


40 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

En oportunidad posterior se recalcó que ese ha sido el


entendimiento de la Sala en relación con el punto:

―Con todo, aceptando en gracia de discusión la


procedencia del mecanismo de amparo, es claro que la
libertad provisional no era viable en favor del procesado,
por así disponerlo el art. 199 de la Ley 1098 de 2006,
toda vez que entre los delitos atribuidos se encuentra el de
secuestro simple en perjuicio de un menor de edad, de
suerte que no era aplicable ningún beneficio al procesado,
argumento que precisamente se adujo en el auto objeto de
impugnación.

Sobre el particular, ciertamente la Sala en la decisión


que sirvió de fundamento para negar el derecho a la
liberación perseguido28, señaló que cuando se trate de
delitos de homicidio o lesiones personales bajo modalidad
dolosa, delitos contra la libertad, integridad y formación
sexuales o secuestro cometidos contra niños, niñas y
adolescentes, se aplicarán las distintas exclusiones de
beneficios excarcelatorios contemplados en el Código de la
Infancia y la Adolescencia contenido en la Ley 1098 de
2006, bajo el entendido que el precepto 199 también
comprende las concernientes a la libertad provisional, que
en virtud de la prevalencia de los derechos de los menores
(art. 44 de la Constitución Política), se ve restringida por

28 Radicados 34044 de 2010, 32176 de 2009 y 30299 de 2008.


41 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

así disponerlo el numeral 8 y parágrafo de esta norma, en


forma tal que a las personas imputadas, acusadas o
condenadas por esa clase de reatos en que como se dijo
sean sujetos víctimas infantes y adolescentes, no les sea
concedido ningún tipo de beneficio, rebaja o prebenda
legal o administrativa, salvo los beneficios por
colaboración eficaz únicos admitidos por la propia ley‖29
(subraya fuera de texto).

La Sala encuentra acertado el anterior criterio, por las


siguientes razones:

i) En cuanto es compatible con el concepto de


interés superior del menor, por encontrarse en un proceso
formativo físico y mental que requiere una especial
protección, ante lo cual, como lo indica expresamente el
artículo 44 de la Carta Política, sus derechos prevalecen
sobre los demás y, por lo tanto, su interés se maximiza en
la vida jurídica.

Frente a ese concepto, la Corte Constitucional


puntualizó en la sentencia T-408/95, lo siguiente:

"El denominado ‗interés superior‘ es un concepto de


suma importancia que transformó sustancialmente el
enfoque tradicional que informaba el tratamiento de los

29
Auto de octubre 10 de 2011, rad. 37616. En idéntico sentido, auto de junio 28
de 2011.
42 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

menores de edad. En el pasado, el menor era considerado


‗menos que los demás‘ y, por consiguiente, su intervención
y participación, en la vida jurídica (salvo algunos actos en
que podía intervenir mediante representante) y, en la gran
mayoría de situaciones que lo afectaban, prácticamente
era inexistente o muy reducida.

Con la consolidación de la investigación científica, en


disciplinas tales como la medicina, la sicología, la
sociología, etc., se hicieron patentes los rasgos y
características propias del desarrollo de los niños, hasta
establecer su carácter singular como personas, y la
especial relevancia que a su status debía otorgar la
familia, la sociedad y el Estado. Esta nueva visión del
menor se justificó tanto desde una perspectiva humanista
-que propende la mayor protección de quien se encuentra
en especiales condiciones de indefensión-, como desde la
ética que sostiene que sólo una adecuada protección del
menor garantiza la formación de un adulto sano, libre y
autónomo. La respuesta del derecho a estos
planteamientos consistió en reconocerle al menor una
caracterización jurídica específica fundada en sus
intereses prevalentes. Tal reconocimiento quedó plasmado
en la Convención de los Derechos del Niño (artículo 3°) y,
en Colombia, en el Código del Menor (Decreto 2737 de
1989). Conforme a estos principios, la Constitución Política
elevó al niño a la posición de sujeto merecedor de especial
43 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

protección por parte del Estado, la sociedad y la familia


(artículos 44 y 45)‖30 . (subrayas fuera de texto ).

Tales nociones no pueden relegarse al plano de la


abstracción; por el contrario, deben tener manifestaciones
concretas en el mundo jurídico y de ello no está alejado el
ámbito penal. De esa forma, se ha sostenido que en las
actuaciones de esta naturaleza en donde se vea
involucrado un menor, bien como acusado o como
víctima, es necesario brindarle una protección especial. Y
precisamente cuando sean sujetos pasivos de conductas
punibles sexuales, ello se traduce, como también lo
resalta la Corte Constitucional, en que:

―Las autoridades judiciales que intervengan en las


etapas de investigación y juzgamiento de delitos sexuales
cometidos contra menores deben abstenerse de actuar de
manera discriminatoria contra las víctimas, estando en la
obligación de tomar en consideración la situación de
indefensión en la cual se encuentra cualquier niño que ha
sido sujeto pasivo de esta clase de ilícitos.

En efecto, en la mayoría de estos casos, los


responsables del abuso sexual son personas allegadas al
menor, aún con vínculos de parentesco, lo cual dificulta

30 Corte Constitucional, sentencia de tutela T-408 del 12 de septiembre de 1005..


44 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

enormemente la investigación del ilícito. Es usual asimismo


que la víctima se encuentre bajo enormes presiones
psicológicas y familiares al momento de rendir testimonio
contra el agresor.

De tal suerte que constituiría acto de discriminación


cualquier comportamiento del funcionario judicial que no
tome en consideración la situación de indefensión en la que
se encuentra el menor abusado sexualmente, y por lo tanto
dispense a la víctima el mismo trato que regularmente se le
acuerda a un adulto, omita realizar las actividades
necesarias para su protección, asuma una actitud pasiva
en materia probatoria, profiera frases o expresiones lesivas
a la dignidad del menor o lo intimide o coaccione de
cualquier manera para que declare en algún u otro sentido
o para que no lo haga. Tales prácticas vulneran
gravemente la Constitución y comprometen la
responsabilidad penal y disciplinaria del funcionario que
las cometa.

En este orden de ideas, el interés superior del niño


conduce necesariamente a que los funcionarios judiciales
modifiquen su actitud pasiva frente al menor víctima de
delitos sexuales en el curso de un proceso judicial,
absteniéndose de cualquier práctica discriminatoria‖31
(subrayas fuera de texto).

31 Corte Constitucional, sentencia T-554 del 10 de julio de 2003.


45 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

La permisión de la libertad frente a las conductas


punibles establecidas en el artículo 199 de la Ley 1098 de
2006 pone en riesgo la integridad fiscal y mental de los
menores, distanciándose del deber que asiste a los
funcionarios judiciales de adoptar medidas en aras de su
protección y seguridad. Con mayor razón en este caso
porque se posibilitaría el retorno del sindicado al entorno
familiar, pues no debe olvidarse que se trata del padrastro
de las menores, quien puede tomar retaliaciones en su
contra.

La prohibición de tal gracia, de otro lado, permite


enviar un mensaje contundente a la sociedad, a la familia
y al Estado de que la vida, la dignidad y la integridad de
los niños, niñas y adolescentes son bienes, como ya se
dijo, de superior y mayor jerarquía que deben ser
tutelados con especial consideración y en el sentido de
que las violencias de género no son “delitos de bajo
impacto”, sino, por el contrario, delitos de altísimo
impacto pues atentan contra la posibilidad de construir
un proyecto democrático de convivencia, de inclusión y de
ejercicio real de los derechos de nuestra infancia y
adolescencia.

ii) La prohibición de conceder el beneficio de


libertad, además, se acompasa con instrumentos
internacionales suscritos por el Estado colombiano en esta
materia, a partir de los cuales surge imperativo la
46 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

protección especial que se debe brindar a los menores,


especialmente cuando son víctimas de delitos:

Así, empezando por el artículo 7 de la Carta


Internacional de Derechos Humanos, de acuerdo con el
cual ―Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción,
derecho a igual protección de la ley. Todos tienen derecho
a igual protección contra toda discriminación que infrinja
esta Declaración y contra toda provocación a tal
discriminación‖.

Igualmente, el artículo 19 de la Convención


Americana sobre Derechos Humanos, en cuanto ―Todo
niño tiene derecho a las medidas de protección que su
condición de menor requieren por parte de su familia, de la
sociedad y del Estado‖, puesto que es obligación de este
último, a través de sus instituciones y autoridades,
garantizar las medidas que tiendan a proteger a los
menores por su condición de inferioridad.

De la misma forma, el artículo 2 de la Declaración de


los Derechos del Niño de la Asamblea General de las
Naciones Unidas de 1959, según la cual:

―Art. 2: El niño gozará de protección especial para que


pueda desarrollarse física, mentalmente, moral y
socialmente, en condiciones de libertad y de dignidad, sea
cual fuere su color, sexo, idioma, religión, etc‖.
47 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

También el artículo 3° de la Convención sobre los


Derechos del Niño, Asamblea General de las Naciones
Unidas de 1988, al estipular:

―Art. 3: En todas las medidas concernientes a los


niños que tomen las instituciones públicas o privadas, se
atenderá el interés superior del niño‖.

Así mismo, la Declaración de Ginebra de 1924 sobre


los Derechos del Niño; los artículos 23 y 24 del Pacto de
Derechos Civiles y Políticos de 1966 y el artículo 10 del
Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.

De la misma manera, desarrolla instrumentos


internacionales que velan por la protección de las mujeres
cuando son víctimas de delitos, como el artículo 7, literal
b, de la Convención Interamericana para prevenir,
sancionar y erradicar la violencia contra la mujer, de
acuerdo con la cual:

―los Estados partes condenan todas las formas de


violencia contra la mujer y convienen en adoptar, por todos
los medios apropiados y sin dilaciones, políticas orientadas
a prevenir, sancionar y erradicar dicha violencia y llevar a
cabo lo siguiente:
48 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

(...) b) Actuar con la debida diligencia para prevenir,


investigar y sancionar la violencia contra la mujer‖.

También la “Convención Interamericana para


prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la
mujer”, adoptada mediante la Ley 248 de 1995, al
establecer que los Estados firmantes adquieren los
siguientes deberes:

―Artículo 7. Los Estados partes condenan todas las


formas de violencia contra la mujer y convienen en
adoptar, por todos los medios apropiados y sin dilaciones,
políticas orientadas a prevenir, sancionar y erradicar
dicha violencia y en llevar a cabo lo siguiente: (…)

b) Actuar con la debida diligencia para prevenir,


investigar y sancionar la violencia contra la mujer;
(…)

d) Adoptar medidas jurídicas para conminar al


agresor a abstenerse de hostigar, intimidar, amenazar,
dañar o poner en peligro la vida de la mujer de cualquier
forma que atente contra su integridad o perjudique su
propiedad;

e) Tomar todas las medidas apropiadas, incluyendo


medidas de tipo legislativo, para modificar o abolir leyes y
49 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

reglamentos vigentes, o para modificar prácticas jurídicas


o consuetudinarias que respalden la persistencia o la
tolerancia de la violencia contra la mujer;

f) Establecer procedimientos legales justos y eficaces


para la mujer que haya sido sometida a violencia, que
incluyan, entre otros, medidas de protección, un juicio
oportuno y el acceso efectivo a tales procedimientos; (…)‖
(subraya fuera de texto).

Además, está a tono con el preámbulo, así como con


los artículos 1, 2 y 13 de la Constitución Política, pues
resquebrajaría la efectividad de los derechos de los
menores y rompe la función otorgada a las autoridades no
proteger adecuadamente sus derechos y libertades.
Adicionalmente, tiene en cuenta que por ser las víctimas
personas menores de edad, requieren un análisis sobre la
igualdad material para, según el artículo 13 de la
Constitución Política, protegerlas de forma especial,
atendiendo sus condiciones de inferioridad.

iii) La prohibición extendida a la libertad provisional


obedece a una interpretación del numeral 8° del artículo
199 de la norma en cuestión al advertir que ―Tampoco
procederá ningún otro beneficio‖ y fruto de una
hermenéutica sistemática del precepto para los asuntos
regidos por la Ley 906 de 2004, en tanto sí fue
50 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

contemplada para los tramitados por la Ley 600 de 2000,


como se señala en su parágrafo transitorio:

―En donde permanezca transitoriamente vigente la


Ley 600 de 2000, cuando se trate de delitos a los que se
refiere el inciso primero de este artículo no se concederán
los beneficios de libertad provisional garantizada por
caución, extinción de la acción penal por pago integral de
perjuicios, suspensión de la medida de aseguramiento por
ser mayor de sesenta y cinco (65) años, rebajas de pena
por sentencia anticipada y confesión; ni se concederán los
mecanismos sustitutivos de la pena privativa de la libertad
de condena de ejecución condicional o suspensión
condicional de ejecución de pena, y libertad condicional.
Tampoco procederá respecto de los mencionados delitos la
prisión domiciliaria como sustitutiva de la prisión, ni habrá
lugar a ningún otro beneficio subrogado legal, judicial o
administrativo, salvo los beneficios por colaboración
consagrados en el Código de Procedimiento Penal siempre
que esta sea efectiva‖ (subraya fuera de texto).

Recuérdese que situación similar ocurrió con el


descuento punitivo por aceptación de cargos no incluido
expresamente en el numeral 7 de la norma en comento, al
señalar que ―no procederán las rebajas de pena con base
en los ‗preacuerdos y negociaciones entre la fiscalía y el
imputado o acusado‘, previstos en los artículos 348 a 351
de la Ley 906 de 2004‖, pero la Corte, con los mismos
criterios, llegó a la conclusión de que el querer del
51 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

legislador también iba encaminado a su inclusión, como


así se estableció en el citado auto de septiembre 17 de
200832.

Por lo expuesto, la Sala declarará improcedente la


libertad provisional por vencimiento de términos a favor del
aquí procesado como consecuencia del decreto de nulidad
de la actuación procesal con sujeción a lo aquí indicado.

En suma, la Sala casará oficiosamente el fallo


impugnado, en el sentido de decretar la nulidad de todo lo
actuado a partir, inclusive, de la decisión adoptada por el
juez de conocimiento durante la audiencia de verificación
de legalidad del allanamiento celebrada el 30 de mayo de
2011 de negar la retractación y disponer la continuación
del trámite previsto en el artículo 447 del estatuto
procesal penal para, en su lugar, se pronuncie frente a la
retractación según los términos señalados en esta
decisión y se disponga continuar con la actuación
conforme a los presupuestos legales.

En mérito de lo expuesto, la CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA, SALA DE CASACIÓN PENAL, administrando
justicia en nombre de la República y por autoridad de la
ley,

32 Rad. 30299.
52 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

RESUELVE

1.- CASAR OFICIOSAMENTE la sentencia


impugnada, expedida por el Tribunal Superior de de San
Gil el 19 de agosto de 2011.

2.- DECLARAR la nulidad de la actuación a partir,


inclusive, de la decisión adoptada por el juez de
conocimiento durante la audiencia de verificación de
legalidad del allanamiento celebrada el 30 de mayo de
2011 de negar la retractación y disponer la continuación
del trámite previsto en el artículo 447 del estatuto
procesal penal para, en su lugar, se pronuncie frente a la
retractación según los términos señalados en esta
decisión y se disponga continuar con la actuación
conforme a los presupuestos legales, en consideración a
las razones expuestas en la parte motiva de esta
providencia.

3.- DISPONER que el procesado GELSAÍN CASTILLO


RODRÍGUEZ continúe bajo privación de libertad en
establecimiento carcelario.

Contra esta decisión no procede recurso alguno.


53 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

Cópiese, notifíquese y cúmplase.

JOSÉ LEONIDAS BUSTOS MARTÍNEZ


Aclaro voto

JOSÉ LUIS BARCELÓ CAMACHO FERNANDO ALBERTO CASTRO CABALLERO

SIGIFREDO ESPINOSA PÉREZ MARÍA DEL ROSARIO GONZÁLEZ MUÑOZ


Salvo voto

IMPEDIDO
AUGUSTO J. IBÁÑEZ GUZMÁN LUIS GUILLERMO SALAZAR OTERO

JULIO E. SOCHA SALAMANCA JAVIER ZAPATA ORTÍZ

NUBIA YOLANDA NOVA GARCÍA


Secretaria

SALVAMENTO DE VOTO

Con el respeto que siempre he profesado por las


decisiones de la Sala, estimo necesario salvar el voto respecto
54 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

de lo decidido en el presente asunto, como quiera que,


considero, no era posible aceptar la retractación del procesado,
quien se allanó a cargos en la audiencia de formulación de
imputación, ni tampoco, ya tomada la decisión de anular el
trámite, puede negarse la libertad por vencimiento de términos,
aduciendo que se trata, el examinado, de un delito de abuso
sexual cometido contra un menor de edad.

Son dos, en consecuencia, los tópicos que considero


necesario abordar, a efectos de demostrar cómo lo decidido,
además de contravenir el debido proceso, termina vulnerando
derechos inalienables del procesado, en contravía de lo que los
Tratados suscritos por Colombia y la misma Carta Política,
consagran:

I. Del término para retractarse en los casos de


allanamiento a cargos operados en la audiencia de
formulación de imputación

La decisión de la cual me aparto casa el fallo y anula


desde el momento de verificar el juez de conocimiento la
legalidad del allanamiento a cargos, por estimar que sí podía el
procesado retractarse de su aceptación, ocurrida en la
audiencia de formulación de imputación.

Ello resulta de examinar el artículo 293 de la Ley 906 de


2004, de cuyo inciso segundo colige que en razón a que el Juez
de Conocimiento apenas se disponía a verificar la legalidad del
55 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

allanamiento, todavía podía retractarse, como hizo y le fue


negado, el imputado.

Dice el inciso segundo del artículo 293 en cita (previo a la


modificación efectuada por el artículo 69 de la Ley 1453 de
2011, que no se hallaba vigente para ese momento):

“Examinado por el juez de conocimiento el acuerdo para


determinar que es voluntario, libre y espontáneo,
procederá a aceptarlo sin que a partir de entonces sea
posible la retractación de alguno de los intervinientes, y
convocará a audiencia para la individualización de la
pena y sentencia”.

El proyecto confunde la verificación de la legalidad del


acuerdo –para examinar que no viola el principio de presunción
de inocencia que los hechos efectivamente se adecuan a la
definición típica despejada o que no se vulneran garantías-, con
el examen de que la aceptación –sea por vía de acuerdo o
allanamiento- es libre, voluntaria y espontánea, asunto que
perfectamente puede ocurrir ante el Juez de Control de
Garantías.

La norma citada claramente remite a esa verificación de la


aceptación voluntaria, libre y espontánea y no al examen del
contenido material del acuerdo o de los cargos imputados u
objeto de acusación.

Esa verificación, cabe relevar, en caso de allanamiento a


cargos cuando este sucede en la audiencia de formulación de
56 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

imputación, corre de cargo del juez de control de garantías,


como así lo establece el artículo 131 de la Ley 906 de 2004,
que a la letra reza:

“Renuncia. Si el imputado o procesado hiciere uso del


derecho que le asiste de renunciar a las garantías de
guardar silencio y al juicio oral, deberá el juez de
control de garantías o el juez de conocimiento verificar
que se trata de una decisión libre, consciente,
voluntaria, debidamente informada, asesorada por la
defensa , para lo cual será imprescindible el
interrogatorio personal del imputado o procesado”. (Las
subrayas no pertenecen al original)

Entonces, cuando el asunto llega al juez de conocimiento,


este sólo debe verificar la legalidad de los cargos imputados –
tipicidad y presunción de inocencia-, por manera que ya ante él
no es posible la retractación (el de control de garantías, se
repite, ya comprobó que la aceptación unilateral es libre,
voluntaria y espontánea y era en ese momento que podía
retractarse el imputado).

Dice el artículo 293 citado, en su redacción original:

“Procedimiento en caso de aceptación de la


imputación. Si el imputado, por iniciativa propia o por
acuerdo con la Fiscalía acepta la imputación, se
entenderá que lo actuado es suficiente como acusación.

Examinado por el juez de conocimiento el acuerdo para


examinar que es voluntario, libre y espontáneo,
procederá a aceptarlo sin que a partir de entonces sea
posible la retractación de alguno de los intervinientes, y
convocará a audiencia para la individualización de la
pena y la sentencia”
57 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

Un análisis sistemático de la norma obliga señalar en


primer lugar que ella se refiere exclusivamente a acuerdos o
allanamientos operados en el período de la investigación, vale
decir, después de la formulación de imputación y previo a la
presentación del escrito de acusación.

Por tal razón la norma se ubica dentro del Título III,


rotulado “DE LA FORMULACIÓN DE IMPUTACIÓN”, en su
Capítulo único, y además, expresamente refiere al
procedimiento a seguir “en caso de aceptación de la
imputación”.

Ahora, como es posible que esa aceptación de la


imputación devenga de la relación bilateral propia del acuerdo o
consecuencia de la decisión unilateral inserta en el allanamiento
a cargos, son también diferentes los jueces que pueden
verificar la voluntad, libertad y espontaneidad de la
manifestación expresa del imputado.

Es por ello, que el artículo 131, arriba transcrito, involucra


a los jueces de garantías o de conocimiento en la verificación
del tópico y que la sistemática del artículo 293 reseña en su
segundo inciso los casos en que debe intervenir el juez de
conocimiento –en atención a lo manifestado utiliza el término
acuerdo-, evidente como es que en esa transacción bilateral
ningún funcionario ha verificado que se trate de un acto
voluntario, libre y espontáneo del imputado.
58 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

No es adecuado, lo digo con todo respeto, señalar, con


auxilio del método histórico de interpretación normativa, que la
finalidad del legislador cuando introdujo el contenido del artículo
293 examinado, fue obligar la intervención del juez de
conocimiento en la verificación de la aceptación voluntaria, libre
y espontánea, para los casos de allanamiento a cargos en la
audiencia de formulación de imputación, pues, de un lado, los
antecedentes citados allí nunca conducen a una tal afirmación,
y del otro, como clara y expresamente lo dice el inciso segundo
del artículo en mención, necesitado de contextualización con el
artículo 131, esa intervención del juez de conocimiento sólo
sucede en los casos de acuerdo y no en los de aceptación
unilateral de los cargos.

De ninguna manera, también con respeto lo manifiesto, la


posición jurisprudencial de la Sala, consignada en la sentencia
del 20 de octubre de 200533, “contraría expresamente el texto
claro del inciso segundo del artículo 293 de la codificación
procesal”, como lo dice la sentencia de la cual me aparto.

Todo lo contrario, esa postura consulta de manera prístina


y contextualizada lo que la norma contiene, precisamente
porque se advierte referido, ese inciso segundo, al acuerdo
(expresamente dice: “examinado por el juez de conocimiento el
acuerdo”) y no al allanamiento, dado que el artículo 131 otorga,
para ese tópico de verificación, la competencia al juez de
control de garantías.

Radicado 24026
59 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

En el caso concreto, como el imputado se allanó a cargos


en la audiencia de formulación de imputación y durante ese
trámite el juez de control de garantías verificó que su
aceptación era libre, voluntaria y espontánea, no era posible
que la persona se retractara en la diligencia de verificación de
legalidad realizada ante el juez de conocimiento, a no ser que
se demostrara algún vicio en ese consentimiento, que no fue un
punto desarrollado por la decisión de la cual me aparto.

La sentencia de casación, pese a que abunda en


argumentos para sustentar que en tratándose del allanamiento
a cargos presentado en la audiencia de formulación de
imputación, es posible la retractación ante el juez de
conocimiento, no resuelve la cuestión referida, conforme lo
postulado en el artículo 131 de la Ley 906 de 2004, a que es el
Juez de Control de Garantías quien verifica la aceptación libre,
voluntaria y espontánea de cargos, y a que el artículo 293
expresamente permite ese retracto pero únicamente cuando no
se ha hecho la auscultación en mención.

No puede decirse apenas que en tratándose del Juez de


Conocimiento, el encargado de juzgar finalmente el asunto, eso
lo habilita para rehacer etapas procesales superadas, en clara
vulneración del principio antecedente-consecuente, o para
asumir competencia sobre una tarea asignada a otro
funcionario.
60 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

Está claro que el Juez de conocimiento es quien resuelve


finalmente el asunto, pero también que el juez de control de
garantías tiene competencias definidas para asuntos
específicos, que no pueden ser usurpadas por aquel. Por
ejemplo, sobre la libertad o la invalidación de determinados
medios de prueba (en casos de allanamientos de morada, entre
otros), sin que lo decidido por el juez de control de garantías
pueda ser desconocido por el de conocimiento.

Entonces, se repite, si la tarea de verificar la aceptación


libre, voluntaria y espontánea, fue realizada por el juez de
control de garantías, en los casos de allanamiento en sede de
la formulación de imputación, es ese un tramo procesal ya
cubierto por el competente para ello y el juez de conocimiento
no puede volver a realizarlo.

Es que, de atenderse a lo dicho en la decisión que no


comparto, necesariamente habría que concluir en la absoluta
inanidad de la tarea que expresamente la ley asigna al juez de
control de garantías, lo que por contera torna superfluo el
contenido del artículo 131 de la Ley 906 de 2004.

Ya no es posible, por ello, la retractación voluntaria, dado


que, debe dejarse claro, el artículo 293 dice expresamente que
opera antes de que se examinen esos puntos específicos,
aunque, porque así lo dice la norma, sí es posible echar abajo
la aceptación cuando se presenta violación de garantías.
61 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

En consecuencia, debió la Sala aceptar la negativa de las


instancias a dar efecto a la retractación, por su abierta
extemporaneidad.

II. La posibilidad de que una persona procesada por


un delito sexual cometido contra menores, permanezca
indefinidamente en detención preventiva

Cuando tanto se avanzado en la definición del contenido


central que comporta erigirse en Estado social de derecho y
bien claro se tiene que la libertad, en países que se precian de
respetar los derechos humanos, comporta bien máximo e
inestable, mal puede aceptarse, lo digo con el mayor de los
respetos, que se entronicen criterios absolutos para su
restricción, incluso pasando por alto el necesario balanceo que
en caso de confrontación de garantías de similar tenor, busca
hacer operante su ejercicio evitando extremos que terminen por
sacrificar mínimos irreductibles.

Es ello lo que sucede cuando, como en la decisión de la


que me aparto, de manera inflexible se anota que ese derecho
a la libertad no solo se limita sino que, en la práctica, se impide
absolutamente para alguien que, debo relevarlo, sigue cobijado
por la presunción de inocencia pero puede estar detenido
indefinidamente, no en razón de cualesquiera de las finalidades
que habilitan la medida, sino por virtud del tipo de delito que se
le endilga.
62 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

Sólo en las horas más aciagas de la represión penal, creo


recordar, se ha llegado al extremo de impedir a cualquier costo
la libertad provisional, facultando detenciones ilimitadas.

Pero, también lo rememoro, esas medidas draconianas de


normas como el tristemente célebre Estatuto de Seguridad,
propias de gobiernos autoritarios o verdaderas dictaduras,
fueron siempre matizadas por la intervención decidida de los
jueces, las más de las veces en cabeza de la Sala Penal de la
Corte Suprema de Justicia.

Hoy, sin embargo, a partir de una interpretación extensiva


y contra rei de la normatividad vigente, se recupera un tan
extremo recurso de control social, pasando por alto mínimos
estándares internacionales y los límites que para el poder
estatal, representado en la justicia, consagra la Carta Política.

Estimo, para ocuparnos del caso concreto, que negar la


excarcelación del procesado una vez se retrotrajo el asunto a la
fase investigativa, viola flagrantemente la garantía a la libertad
del mismo.

Es cierto que la Ley 1098 de 2006 –Código de la Infancia


y la Adolescencia- , en su artículo 199, prohíbe otorgar, en los
casos de delitos sexuales contra menores, beneficios o
subrogados judiciales o administrativos, pero resulta bastante
extensiva –prohibida si es contra rei- la interpretación que
remite también la negativa al derecho (que no beneficio ni
63 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

subrogado judicial o administrativo) a la libertad, que se obtiene


cuando los términos se exceden sin justificación.

Es que, señalar imposibilitada a la persona de adquirir la


libertad por vencimiento de términos en los delitos sexuales con
víctimas menores de edad, conduce ni más ni menos a que esa
persona pueda estar detenida indefinidamente –incluso por
años-, sin que su situación sea resuelta o con violación
amplísima de los términos para investigar y juzgar, en extrema
postura que, reitero, vulnera impunemente tan caro derecho.

Los argumentos que se exponen para negar la libertad


por vencimiento de términos parten de principios generales que
precisamente por ese carácter abierto pueden interpretarse de
muchas maneras.

Así, esa posibilidad que en los delitos graves cometidos


contra menores, pueda permanecer indefinidamente detenida la
persona, se sustenta en la principialística patria y externa que
delimitan el interés superior del niño, pero bien poco se hace
por traer a colación la normatividad de igual rango que
propende por los mínimos derechos de los procesados, o
siquiera por establecer un balanceo entre principios de similar
tenor para definir cuáles deben primar.

Decir que las normas internas y externas propenden por


la protección del menor termina siendo huero, pues, con ello se
habilitaría cualquier tipo de vulneración de otros derechos
64 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

similares, como si se tratase de hacer tábula rasa de unos


mínimos estándares establecidos en favor de quienes son
investigados o juzgados.

Ninguno de esos principios de tratados internacionales o


Constitución colombiana, estatuye explícita o implícitamente
que el procesado por un delito ejecutado en contra de menores
puede permanecer indefinidamente detenido. Además, se
olvida que no se trata de un condenado, sino apenas de quien
está siendo investigado o juzgado para determinar su
responsabilidad penal y, entonces, esos criterios de protección
al menor o la familia deben estar mediados por el principio de
presunción de inocencia que, desde luego, genera derechos
para el acusado, entre ellos el de acceder a un proceso rápido
y, cuando ello no suceda, obtener la libertad, dado que, debe
resaltarse, aún no ha sido juzgado y vencido en juicio.

Por lo demás, si ya el acudir a principios generales resulta


ser de alguna manera impertinente –en cuanto, no soluciona la
discusión puntual que plantea la existencia de otros principios
de similar tenor establecidos en favor del procesado-, lo es
mucho más acudir a normas que en nada se emparentan con lo
examinado, como sucede con tratados establecidos para la
protección de la mujer.

Pero, si se tratase de discutir el tema dentro del mismo


escenario planteado por el fallo del cual me aparto, cuando
menos, ya que se citan expresamente esas normatividades,
65 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

debería decirse cómo se articula la decisión de permitir la


detención indefinida de la persona, con lo postulado en el
artículo 9°, numeral 3° del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, reiterado en el artículo 7° de la Convención
Interamericana de Derechos Humanos.

Dice el Pacto, en la norma citada:

“Toda persona detenida o presa a causa de una


infracción penal será llevada sin demora ante un juez u
otro funcionario autorizado por la ley para ejercer
funciones judiciales, y tendrá derecho a ser juzgada
dentro de un plazo razonable o a ser puesta en
libertad. La prisión preventiva de las personas que
hayan de ser juzgadas no debe ser la regla general,
pero su libertad podrá estar subordinada a garantías
que aseguren la comparecencia del acusado en el acto
del juicio, o en cualquier momento de las diligencias
procesales y, en su caso, para la ejecución del fallo.”

Y reitera la Convención:

“5. Toda persona detenida o retenida debe ser llevada,


sin demora, ante un juez u otro funcionario autorizado
por la ley para ejercer funciones judiciales y tendrá
derecho a ser juzgada dentro de un plazo razonable
o a ser puesta en libertad, sin perjuicio de que
continúe el proceso. Su libertad podrá estar
condicionada a garantías que aseguren su
comparecencia en el juicio.

Es más, el Estatuto de Roma, que rige la actuación de la


Corte Penal Internacional respecto de delitos gravísimos, como
que se trata, entre otros, de genocidio y aquellos denominados
de lesa humanidad, a pesar de la magnitud de esas conductas
66 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

y sin importar la calidad de las víctimas – dígase, menores de


edad o mujeres- estatuye la posibilidad de otorgar la libertad
provisional cuando el proceso se retarda sin justa causa.

Enfáticamente, el artículo 60 del estatuto de Roma,


establece en su numeral 4°:

“4. La Sala de Cuestiones Preliminares se asegurará de


que la detención en espera de juicio no se prolongue
excesivamente a causa de una demora inexcusable del
Fiscal. Si se produjere dicha demora, la Corte
considerará la posibilidad de poner en libertad al
detenido, con o sin condiciones.”

Las citadas, sobra anotar, sí son normas que se refieren


al caso específico y de ninguna manera riñen con los principios
traídos a colación en el proyecto.

Y, si alguna norma interna dijera, como no lo hace, que la


persona puede ser detenida indefinidamente, apenas cabría
advertir su clara disonancia con los Pactos y Tratados suscritos
por Colombia, en cuyo caso, en vigencia del principio Pro
Homine, debe aplicarse ese catálogo externo por corresponder
al que de mejor manera tutela el bien inestimable de la libertad.

Pero, es que la cabal interpretación de lo estipulado en el


inciso cuarto del artículo 29 de la Carta Política, que consagra
los principios del debido proceso y presunción de inocencia,
obliga a descartar la posibilidad de prohibiciones absolutas en
67 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

punto de la libertad provisional o, para lo que nos ocupa, de


términos indefinidos de privación preventiva de la misma.

Es ese, cabe destacar, el sentido que la Corte


Constitucional ha dado a la libertad de configuración normativa
del legislador, en cuanto, advierte que no es posible establecer
limitaciones absolutas y, particularmente, que resulta contrario a
la Carta convertir la detención preventiva, dada su duración en
el tiempo, en una forma de cumplimiento anticipado de la pena.

En concreto, esto dijo la Corte Constitucional en la Sentencia C-


622 de 2003:

“Al respecto cabe precisar así mismo que la


jurisprudencia de esta Corporación a partir de la
aplicación de los mandatos constitucionales ha dado
un tratamiento diferente a aquellos casos en que se
trata de limitar o prohibir para determinadas conductas
la aplicación de subrogados penales como la ejecución
condicional de la pena o la libertad condicional -en los
que claramente se ha afirmado la amplia potestad de
configuración del Legislador para garantizar la eficacia
de las penas[19]- de aquellos casos en los que se
establecen normas cuyo fundamento está dado en la
protección del derecho de defensa[20] o en la
razonabilidad de la duración de la detención
preventiva[21] -supuestos en los que se ha hecho
énfasis en los límites que impone a la potestad de
configuración del legislador el respeto de las garantías
procesales derivadas del debido proceso[22] -.
Sobre el particular debe destacarse lo dicho en la
Sentencia C-213 de 1994 en la que al tiempo que se
declaró la exequibilidad del artículo 15 de la ley 40 de
1993 en cuanto a la exclusión de beneficios y
subrogados penales, se declaró por el contrario la
inexequibilidad del aparte final de dicho artículo que
señalaba que “La libertad provisional sólo podrá
concederse por pena cumplida".
68 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

Dijo la Corte en esa sentencia lo siguiente:


“D) El artículo 15 de la ley 40 de 1993 :
"Artículo 15.- Exclusión de beneficios y
subrogados. Salvo lo dispuesto en el artículo 17 de
este Estatuto, en el artículo 37 y la rebaja por confesión
previstos en el Código de Procedimiento Penal, los
sindicados o condenados por los delitos de que trata
esta ley no tendrán derecho a la condena de ejecución
condicional, libertad condicional ni a subrogados
administrativos. En los casos del delito de secuestro, no
podrán otorgarse la suspensión de la detención
preventiva ni de la condena. La libertad provisional sólo
podrá concederse por pena cumplida".
Las mismas razones expuestas en relación con el
artículo 14, permiten deducir la exequibilidad del 15. A
las cuales cabe agregar las siguientes.
Las restricciones previstas en este artículo, tienen que
ver, en últimas, con la duración de la pena privativa de
la libertad, y no con garantías procesales que permitan
al sindicado del delito de secuestro su defensa. Limitar o
eliminar estas últimas hasta desconocer la presunción
de inocencia, sí violaría la Constitución, concretamente
el artículo 29. Pero, una cosa son las penas, las más
graves de las cuales tienen que corresponder a los
peores delitos; y otra las garantías procesales
encaminadas a permitir la defensa del sindicado,
garantías que no pueden eliminarse o recortarse hasta
hacerlas ineficaces, con mayor razón si ello se hace en
perjuicio de quienes, por estar acusados de la comisión
de los delitos más graves, enfrentan la posibilidad de las
penas mayores.
De otra parte, esta norma no viola el artículo 13 de la
Constitución, que consagra la igualdad, porque, se
repite, la privación de la libertad debe ser mayor para
quienes cometen los delitos más graves.
Lo anterior, en cuanto al artículo en general. Pero, la
Corte habrá de referirse a su última frase, que dice: " La
libertad provisional sólo podrá concederse por pena
cumplida".
En concepto de la Sala, esta expresión debe ser
declarada inexequible, por la siguientes razones.
69 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

Primera.- La ley 40 de 1993 fue expedida el 19 de


enero de 1993, pero el estudio de la expresión citada,
hay que hacerlo a la luz de la ley 81 de 1993, de fecha 2
de noviembre de 1993, por su estrecha relación con el
principio de favorabilidad en materia penal, consagrado
en el artículo 29, inciso 3o. de la Constitución.
(…)
Cuarta.- Con la entrada en vigencia de la ley 81, la
Corte debe declarar inexequible la expresión " La
libertad provisional sólo podrá concederse por pena
cumplida", porque es restrictiva al desconocer otras
causales de libertad provisional consagradas para los
delitos de competencia de los jueces regionales, hecho
que en sí mismo desconoce el principio de favorabilidad
consagrado en el artículo 29 inciso tercero de la
Constitución, según el cual "En materia penal, la ley
permisiva o favorable, aun cuando sea posterior, se
aplicará de preferencia a la restrictiva o desfavorable".
De otra parte, la Corte estima que no es razonable, y
no se ajusta a la Constitución, una norma que
permita detener indefinidamente, y por muchos
años, a una persona sindicada de la comisión de un
delito, sin que contra ella se haya dictado sentencia
condenatoria, y ni siquiera resolución acusatoria.
(…)
Por lo expuesto, la Corte declarará exequible el artículo
15 acusado, salvo su última frase, que se declarará
inexequible.”[23]. (subrayas fuera de texto).
Dichas consideraciones fueron reiteradas por la Corte
en la Sentencia C-762 de 2002 en la que esta
Corporación tuvo la oportunidad de referirse al tema de
la competencia legislativa para excluir beneficios y
subrogados penales, a propósito del examen de
constitucionalidad del artículo 11 de la Ley 733 de
2002[24], “por medio de la cual se dictan medidas
tendientes a erradicar los delitos de secuestro,
terrorismo y extorsión, y se expiden otras
disposiciones.”
(…)
70 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

Ahora bien, la necesidad de asegurar el respeto de las


garantías procesales a que se hace referencia en las
sentencias citadas ha llevado a la Corte a precisar que
la potestad de configuración del Legislador con
respecto a las causales para la concesión de la libertad
provisional, no es absoluta sino relativa, en tanto tiene
como limitante las normas constitucionales que
reconocen el derecho al debido proceso y en particular
la presunción de inocencia.
Así lo advirtió la Corte en la Sentencia C-392 de 2000
en la que declaró la inexequibilidad del artículo 27 de la
Ley 504 de 1999 con el que se reformó el numeral 3 del
artículo 415 del Código de Procedimiento Penal antes
vigente.
Dijo la Corte:
“La norma del art. 27 establece que en los delitos que
corresponda conocer a los Jueces Penales del Circuito
Especializados, cuando se dicte en primera instancia
preclusión de la investigación, cesación de
procedimiento o sentencia absolutoria, la libertad
provisional no procede cuando se hubiere interpuesto
recurso de apelación por el fiscal delegado o el
respectivo agente del ministerio público, caso en el cual
sólo será concedida "una vez confirmada la decisión de
primera instancia por el superior".
Además, allí se dispone que si el recurso no se resuelve
dentro de los treinta días hábiles siguientes a partir de
aquél en que entre al despacho del funcionario, se
"concederá la libertad provisional".
Finalmente, se establece que los términos señalados en
los numerales cuarto y quinto del artículo 415 del
Código de Procedimiento Penal, en aquellos procesos
de que conozcan los Jueces Penales del Circuito
Especializados, "se duplicarán", cuando por el
vencimiento de los mismos en estos procesos se solicite
la libertad provisional.
La libertad de configuración legislativa con respecto a
las causales para la concesión de la libertad provisional,
no es absoluta sino relativa, en tanto tiene como
limitante las normas constitucionales.
71 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

En ese orden de ideas, la norma acusada, salvo su


parágrafo, resulta contraria a la Carta Política, por
cuanto:
Conforme al artículo 29 de la Constitución, una de las
garantías mínimas a que tiene derecho el sindicado de
cualquier delito, es la de la presunción de inocencia
mientras judicialmente no se le declare culpable.
En este caso, si se produce una sentencia absolutoria, o
se precluye la investigación, o se ordena la cesación del
procedimiento conforme a la ley, a la presunción de
inocencia que acompaña al sindicado, le sigue ahora
una decisión judicial que la reafirma, lo que llevaría,
como consecuencia lógica, a la concesión inmediata de
la libertad.
Con todo, pese a ello, lo que la norma en cuestión
ordena es que el sindicado permanezca privado de la
libertad si la decisión judicial fue objeto de apelación por
el fiscal delegado o por el agente del ministerio público,
mientras el recurso no se decida confirmando lo resuelto
en primera instancia, lo que significa que la presunción
de inocencia desaparece para prolongar indebidamente
la privación de la libertad del procesado, lo que equivale
a presumirlo culpable con ostensible quebranto del
artículo 29 de la Carta, y con violación además, del
artículo 28 de la Constitución, que instituye como regla
general la libertad personal.
(…)
La Corte ha hecho énfasis igualmente en el carácter
eminentemente limitado en el tiempo[27] de la detención
preventiva y en que su finalidad no es la de que se dé
una ejecución anticipada de la pena que pueda llegar a
imponerse, por lo que es un deber ineludible de las
autoridades evitar que la medida se prolongue más allá
de un lapso razonable.
La Corporación ha puesto de presente en este sentido la
importancia que tiene la debida aplicación de las
causales de libertad provisional establecidas en el
ordenamiento procesal penal con las que se pretende
delimitar la duración de la detención preventiva.
72 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

Al respecto resulta pertinente recordar las


consideraciones hechas en la Sentencia C- 774 de 2001
en la que se examinaron diversas normas relativas a la
detención preventiva y en la que en relación con las
normas que regulan el cómputo de la misma y la
aplicación de algunas de las causales de libertad
provisional (numerales 4 y 5 del artículo 365 del
Código de Procedimiento Penal) la Corte hizo las
siguientes precisiones:
“Los artículos 406, 407 y 409 del Decreto 2700 de 1991
y los artículos 361 y 362 de la Ley 600 de 2000, se
establecen las figuras del cómputo de la detención
preventiva, la suspensión de la detención preventiva y la
detención parcial en el lugar de trabajo o domicilio
fueron demandados por su conexidad con la detención
preventiva sin que el actor formule frente a ellos cargos
específicos distintos. Por tal razón la Corte declarará su
constitucionalidad, en los términos en los que la misma
se declara para las demás disposiciones que configuran
la institución de la detención preventiva.
Estima la Corte, sin embargo, que es necesario precisar
que en relación con el cómputo de la detención
preventiva (artículo 406 del Decreto 2700 de 1991 y
artículo 361 de la ley 600 de 2000), es un deber
ineludible de las autoridades judiciales en cada caso,
evitar que la medida se prolongue más allá de un lapso
razonable.
Por ello, aunque la norma es constitucional, se debe
insistir en que la finalidad de la detención no es
remplazar el término de la pena, y que la posibilidad del
cómputo previsto en la ley, no genera el poder para la
autoridad judicial de disponer de la libertad del sindicado
hasta que se cumpla el tiempo que dura la pena, ya que
de admitirse esa circunstancia, se vulneraría
flagrantemente la presunción de inocencia y el debido
proceso, ya que se cumpliría anticipadamente una
sanción sin haberse declarado judicialmente la
culpabilidad del sindicado.
Bajo estas consideraciones resulta pertinente reconocer
la procedencia de las causales de libertad provisional,
mediante las cuales se restringe en el tiempo la
duración de la detención preventiva (numerales 4 y 5 del
73 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

artículo 415 del decreto 2700 de 1991, y numerales 4 y


5 del artículo 365 de la ley 600 de 2000), cuyos
parámetros de aplicación se encuentran estrictamente
delimitados por ley. Surge entonces el derecho a
obtener libertad provisional cuando: “vencido el término
de ciento veinte días de privación efectiva de la libertad,
no se hubiere calificado el mérito de la instrucción”, y
“cuando hayan transcurrido más de seis meses
contados a partir de la ejecutoria de la resolución de
acusación, sin que se hubiere celebrado la
correspondiente audiencia pública o se hubiere vencido
el término para presentar alegatos de conclusión en el
juicio”, estas normas permiten delimitar la duración de la
detención cumpliendo cabalmente el mandato
constitucional de la presunción de inocencia, de tal
manera que la detención no se convierta en un
anticipado de la pena. No obstante, las citadas
disposiciones encuentran un vacío legislativo
consistente en que no existe un límite temporal para
obtener la libertad provisional en dos eventos: el
primero, en cuanto al término de detención que existe
entre la calificación del mérito de la instrucción y la
ejecutoria de la resolución de acusación, y el segundo,
consistente en el tiempo de detención que existe entre
la celebración de la audiencia de juzgamiento y la
sentencia definitiva.”

Tan claro el acopio citado, que resulta cuando menos


extraño acudir a la vía jurisprudencial para entronizar una
limitación absoluta al derecho de la libertad claramente
violatoria de la Carta Política, como si por el camino de la
decisión judicial pudiera soslayarse lo que al legislador le está
vedado.

Ahora, si con la intervención de la Corte se busca facilitar


la labor de los jueces, a través de jurisprudencia que le permita
aplicar debidamente el valor justicia con respeto irrestricto al
debido proceso, para no hablar de los principios de presunción
74 CASACIÓN N° 37668
GELSAÍN CASTILLO RODRÍGUEZ

de inocencia y legalidad, resulta bastante paradójico que ahora,


a través de la decisión que no comparto, penda sobre ellos una
especie de espada de Damocles, perplejos entre la disyuntiva
de respetar la Constitución, los Tratados Internacionales y el
texto íntegro de la ley, o atender los dictados del máximo
órgano de la jurisdicción ordinaria.

De los señores Magistrados,

SIGIFREDO ESPINOSA PÉREZ


Magistrado

1° de junio de 2012.

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