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Desde el nacimiento los seres humanos tienen la necesidad de vincularse con otros,
inicialmente para garantizar su supervivencia, tener quien lo alimente, le brinde cuidados y
auxilios en circunstancias de enfermedad. Al respecto se ha propuesto la teoría del apego,
que indica que los comportamientos de apego son aquellos que le permiten al individuo
conseguir o mantener proximidad con otra persona diferenciada y generalmente
considerada más fuerte o sabia, lo cual motiva la cercanía entre el niño pequeño y sus
padres o cuidadores (Bowlby, 1986). Sin embargo, es de tener en cuenta que el apego no
está limitado a la infancia, pues es inherente al ser humano en cualquier etapa de su
desarrollo y considerada como un rasgo importante del funcionamiento efectivo de la
personalidad y de la salud mental. A su vez diferentes autores han identificado estilos de
apego entre los que se encuentran: el apego seguro y los apegos inseguros: ambivalente y
evitativo (Mínguez y Álvarez, 2013). De este modo se abordará la manera en la que se
manifiesta el apego seguro en la niñez, adolescencia, adultez y vejez en las relaciones
interpersonales.
Durante la niñez, el infante sabe que sus padres son accesibles, sensibles ante sus
señales emocionales y colaboradores en situaciones en las que requiere de sus cuidados y
apoyo, por lo cual la interacción se caracteriza por ser cálida, confiable y segura, lo que les
permite explorar el mundo con tranquilidad desarrollando su independencia de manera
gradual, y, aunque se disgustan ante la separación, cuando sus figuras de apego vuelven,
tienen una respuesta positiva y logran consolarse y estabilizarse emocionalmente con
facilidad (Perris, 2000 citado en Garrido, 2006). Las pautas de crianza utilizadas por los
padres se centran en la amabilidad, disponibilidad y capacidad de corregir asertivamente a
sus hijos, contrario al método de retirada de amor como forma de castigo.
Para finalizar, es evidente como la vinculación afectiva con las figuras de apego en
la infancia, trasciende durante el resto del ciclo de vida de los seres humanos, impactando
la manera en la que interactúan con las personas en el día a día, formando relaciones
basadas en la confianza, empatía, comunicación y apoyo, lo cual se relaciona con la
adquisición de habilidades de resolución de problemas, comunicación asertiva, manejo
emocional, entre otras, que le permiten afrontar las diferentes situaciones a las que puede
verse expuesto cotidianamente, contribuyendo a una buena calidad de vida y de salud
mental.
Kerr, S., Melley, A., Travea, L. & Pole, M. (2003). The relationship of emotional
expression and experience to adult attachment style. Individual Differences Research, 1,
108-123.
Mínguez, L. y Álvarez, L. (2013). Estilo de Apego y Estilo de Amar (Trabajo de grado para
optar el título de Enfermera). Universidad de Cantabria. MinguezMartinezL.pdf (unican.es)
Mikulincer, M., Shaver, P. & Pereg, D. (2003). Attachment theory and affect regulation:
The dynamics, development and cognitive consequences of attachment-related strategies.
Motivation and Emotion, 27, 77-102.