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HOMILÍA DOMINICAL: “JESÚS: PERDÓN, COMPASIÓN Y ARREPENTIMIENTO” [Mt. 18: 21-35]. DÉCIMO SEXTO DOM.

DESP. DE PENTECOSTÉS. Iván Montes, vdm. “Adveniat Regnum Tuum…” Reforma SV. T4E44.

LA LECTURA DE ESTE DÍA, ES DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 18 [21-35… “A”]
[17/IX/2023]

“ 21 Entonces Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: Señor, si un miembro de la iglesia me hace algo malo,
¿cuántas veces debo perdonarlo? ¿Sólo siete veces? 22 Jesús le contestó: No basta con perdonar al hermano
sólo siete veces. Hay que perdonarlo una y otra vez; es decir, siempre. 23 En el reino de Dios sucede algo
parecido a lo que cierta vez sucedió en un país. El rey mandó llamar a sus empleados para que le informaran
cómo andaban sus negocios y para que le pagaran todo lo que le debían. 24 Cuando comenzó a sacar cuentas,
le llevaron un empleado que le debía sesenta millones de monedas de plata. 25 Como el empleado no tenía
dinero para pagar, el rey ordenó que lo vendieran como esclavo, junto con su esposa y sus hijos, y que
vendieran también todo lo que tenía. Así, con el dinero de esa venta, la deuda quedaría pagada. 26 Pero el
empleado se arrodilló delante del rey y le suplicó: Señor, deme usted un poco más de tiempo y le pagaré 1
todo lo que le debo. 27 El rey sintió compasión de su empleado y le dijo: Vete tranquilo; te perdono todo lo
que me debes. 28 Al salir del palacio del rey, ese empleado se encontró con un compañero que le debía cien
monedas de plata. Lo agarró por el cuello y le dijo: ¡Págame ahora mismo lo que me debes! 29 El compañero
se arrodilló delante de él y le suplicó: “Dame un poco más de tiempo y te lo pagaré todo. 30 Pero aquel
empleado no quiso darle tiempo, y mandó que metieran a su compañero en la cárcel, hasta que pagara el
dinero que le debía. 31 Los otros compañeros, al ver lo que había pasado, se molestaron mucho y fueron a
contárselo al rey. 32 Entonces el rey mandó llamar a aquel empleado y le dijo: ¡Qué malvado eres! Te
perdoné todo lo que me debías, porque me lo suplicaste. 33 ¿Por qué no tuviste compasión de tu compañero,
así como yo la tuve de ti? 34 El rey se puso furioso, y ordenó que castigaran a ese empleado hasta que pagara
todo lo que le debía. 35 Jesús terminó diciendo: Lo mismo hará Dios mi Padre con cada uno de ustedes, si no
perdonan sinceramente a su hermano”.

ESTA ES LA PALABRA DEL SEÑOR. [Sal. 103:1-13; Gn. 50:15-21; Ro. 14:1-12; Mt. 18: 21-35].

“JESÚS: PERDÓN, COMPASIÓN Y ARREPENTIMIENTO”


1. “Jesús y la visión cristiana del perdón …” La enseñanza sobre el perdón es un asunto que apela
a nuestro compromiso cristiano en todo momento y a cualquier generación. No se concibe la fe
sin él. La interlocución de Pedro propone la parte ofendida y el límite en cuanto a cantidad de
ofensas a soportar; el número de veces es más bien una alusión a la disposición de nuestro
espíritu de perdonar indefinidamente las ofensas de nuestro prójimo. El consejo es bastante
claro, todo practicante de la fe, debe tener disposición en compadecernos de los demás;
alegóricamente, “El 70 veces siete” en la interpretación judaica representa “Una especie de
banda sin fin” queriendo decir que siempre debemos mantener un espacio en el alma para
dispensar el perdón a nuestro prójimo o a quien nos cause ofensa alguna. En el S. IV D.C. SAN
AGUSTÍN en su obra “La Ciudad de Dios” (De Civitate Dei) habló en sus enseñanzas de ese deber
muy nuestro ya que, al provenir del mismo Cristo, contiene implicaciones de fuerza ética, moral
y de beneficio para el desarrollo de la fe, o sea la práctica del perdón o carencia de él, son
elementos que cobran valor en el juicio de las personas, tanto dentro como fuera de la
comunidad. Agustín habla de esta doctrina “porque es una enseñanza directa del Maestro”:
amar y perdonar al prójimo es una virtud que posee fuerza para la vida en Cristo. Luego, “El
perdón manifestado en genuino arrepentimiento libera al pecador de la fuerza de las cadenas
opresivas y restaura la comunión con D”; significa que la ausencia de compasión y perdón
maltrata el espíritu humano, opaca el vigor de la vida, aprisiona el alma que desea liberación.
También hermanos, el amor se expresa genuinamente a través de actos de misericordia y
perdón; al igual que Jesús cuando perdonó a sus escarnecedores, “Perdónalos porque no saben
lo que hacen…”. Finalmente, decía Agustín, “Para ser objeto de la redención, debemos dar
evidencia de la capacidad aprendida de poder perdonar a nuestros ofensores”; dice el
HOMILÍA DOMINICAL: “JESÚS: PERDÓN, COMPASIÓN Y ARREPENTIMIENTO” [Mt. 18: 21-35]. DÉCIMO SEXTO DOM.
DESP. DE PENTECOSTÉS. Iván Montes, vdm. “Adveniat Regnum Tuum…” Reforma SV. T4E44.

Maestro: “Al dirigir la oración pública, si tienen algo en contra de alguien, perdónenlo, y D les
perdonará sus faltas” [Mr. 11:25] En otras palabras, todo el que se identifique con la fe debe
seguir la ruta de pasar por alto las ofensas, teniendo disposición de emplear a fondo esta
práctica inseparable a nuestra fe, sobre ese poder de perdonar, el Apóstol enseñó: “Durante
mucho tiempo Él perdonó pasando por alto las ofensas de los hombres; pero ahora nos da
una orden: Que se arrepientan y le obedezcan sólo a Él” [Hch. 17:30-31]. Otra poderosa y muy
clara instrucción apostólica dice: “Ustedes elegidos y amados, deben revestirse de compasión
profunda. Practiquen la benevolencia, sean humildes, amables, pacientes. Sopórtense los
unos a los otros, y perdónense mutuamente siempre que alguien surja con una queja contra
otro. El Señor los ha perdonado: Ahora hagan ustedes lo mismo” [Col. 3:12-13].
2. “Jesús: el fundamento de la misericordia y la necesidad de perdonar…” El texto incluye una 2
figura muy propia de nuestra actitud humana, el de un príncipe acreedor de una deuda inmensa,
y el de un empleado que demuestra crueldad ante una pequeña deuda; ambos casos son aptos
para emplear la justicia humana para recuperar la deuda; el Maestro profundiza el sentimiento
de poner en balanza los actos de compasión y misericordia entre los hermanos. Para los griegos,
el perdón se asociaba con la clemencia, y se suscribía a la justicia y la ética con un efecto
poderoso en la sociedad. En el idioma Latín, la voz PERDONARE concretamente puede significar
“Perder -en el sentido que renunciemos a algo de valor para nosotros e implica además actuar
con misericordia-” lo que nos acerca mejor al significado y énfasis evangélico. El Profeta decía
“El bien y la misericordia me acompañarán mientras yo viva, y que viviré para siempre donde
tú moras” [Sal. 23:6] o sea, el poder del perdón carece de eficacia sin la compasión. Si nota, el
relato del evangelio basa el perdón en el principio de la misericordia o compasión; y como un
hecho contradictorio, es curioso que el rico sea movido a compasión, mientras el empleado
deudor demuestra crueldad y es incapaz de perdonar aun cuando se la perdonó su deuda. La
postura del profeta es de alegría, cuando sabe que gozará de la compañía de la bondad y la
compasión, porque nos permite observar la miseria de los demás, apreciar su condición de
desventaja, su necesidad profunda, percibir su dolor, el padecimiento de los hombres; solo por
medio de la misericordia podemos observar, a manera de un bifocal pulido a perfección, la
condición del ofensor y decidir caminar por la senda del perdón. DIETRICH BONHOEFFER, Pastor
Luterano, martirizado en un campo de concentración Nazi, en su obra ÉTICA afirma: “Que la
forma más elevada de amar es perdonar. Tener la voluntad de perdonar al que nos ha causado
una ofensa, incluso si no nos pide perdón. El poder de perdonar nos da sanidad y libera del
odio, resentimiento y permite vivir en paz con nosotros mismos y los demás; perdonar no es
asunto de justicia sino de amor, perdonar no es cosa de cálculo sino de generosidad, perdonar
no es asunto de venganza sino de reconciliación” [Ética, p. 270 y 271]. La visión compasiva del
Pastor Bonhoeffer fue tan lúcida que, en un acto profundamente espiritual, tuvo conocimiento
de un padre condenado a muerte en el mismo campo de concentración de FLOSSENBÜRG, y
justo la noche anterior a su ejecución, se enteró que tenía permiso para ver a su hijito menor
por última vez el día siguiente, o sea cuando sería ejecutado. Al enterarse de la situación,
Bonhoeffer, quien también estaba esperando su ejecución, pidió ceder su turno para ser
ejecutado y permitir que este padre pasara un día más con su hijito. Este acto de sacrificio es
un testimonio poderoso del profundo sentido de humanidad y compasión de Bonhoeffer, a
pesar de las terribles circunstancias en las que se encontraba. Dietrich Bonhoeffer fue
finalmente ejecutado el 9 de abril de 1945, apenas unas semanas antes de que las fuerzas
liberaran el campo de concentración de Flossenbürg.
HOMILÍA DOMINICAL: “JESÚS: PERDÓN, COMPASIÓN Y ARREPENTIMIENTO” [Mt. 18: 21-35]. DÉCIMO SEXTO DOM.
DESP. DE PENTECOSTÉS. Iván Montes, vdm. “Adveniat Regnum Tuum…” Reforma SV. T4E44.

3. “Jesús y el perdón: confesión, arrepentimiento y súplica…” El efecto de perdonar, según al


Evangelio, es capaz de crear conflicto u opinión generalizada desde la conciencia y juicio de los
demás; este juicio implica un poderoso efecto personal respecto de nuestros mismos actos de
ofensa, incluso a falta de perdonar ante ofensas recibidas. Es muy interesante, que en el
judaísmo hay un día llamado DÍA DEL PERDÓN [o YOM KIPUR] y ese día en aflicción, oración y
ayuno refieren los pecados según sus categorías en la ORACIÓN DE VIDUY [“Confesión o
arrepentimiento”] por los pecados de HABLA (difamación, calumnia, uso indebido del lenguaje);
por los pecados de ACCIÓN (actos pecaminosos, robo, engaño, adulterio, violencia física); por
los pecados de OMISIÓN (el no hacer lo que debimos haber hecho, ayudar a los necesitados);
por los pecados de PENSAMIENTO (imágenes de la mente como la codicia, envidia, odio); por
los pecados de FALTA DE RESPETO A D (carencia de fe, idolatría); por los pecados DE NUESTRA 3
FALTA DE SERVICIO (falta de obligaciones, festividades religiosas); por los pecados de
INDULGENCIA EXCESIVA (exceso en las comidas, bebidas, sexual); por los pecados de ORGULLO
Y ARROGANCIA (Vanidad, egolatría, falta de humildad); por los pecados de FALTA DE
COMPASIÓN (falta de empatía, compasión especialmente a los necesitados). La recompensa es
parte de nuestras carencias o acciones al perdonar, la ilustración parabólica de Jesús implica el
dictamen de un rey con poder y una audiencia capaz de hacer valoraciones con implicaciones
de justicia; para Jesús nuestros actos de injusticia trascienden los estratos celestiales, no hay
impunidad a quienes eviten reparar el daño ocasionado al prójimo, de allí la importancia de esta
doctrina. En el contexto del Evangelio cada onza de perdón reclama nuestro arrepentimiento
sincero, si hemos perjudicado al prójimo, hemos de hacer manifiesto nuestra buena actitud para
reconciliarnos y reanudar nuestra comunión. Hermanos, el perdón es una decisión, no una
emoción, porque cuando perdonas, liberas a otros y en el proceso, te liberas a ti mismo. Este
perdón es la llave para actuar con amor y compasión en lugar de odio y resentimiento. AMADO
NERVO, poeta mexicano, en su poema sobre el perdón pide a alguien que le perdone, porque
todos lo necesitamos para vivir ya sea una vida tranquila o tener una muerte en paz:
“Perdóname, ideal, para que pueda irme en paz al venir mi última hora…
Es tan dulce el perdón: ¡Prerrogativa de los dioses! Perdóname, inmortal:
El que todo lo sabe lo perdona todo, y hoy, ideal, todo lo sabes con la sabiduría de la muerte.
Que tu perdón en mi alma se derrame como un rayo de luna en el silencio de una mística noche…
Que caiga como pétalos de lirio sobre el hondo cansancio de mi vida.
Perdóname, ideal, para que pueda morir en paz.”

OREMOS: D bondadoso: Que tu gracia nos otorgue el amor abundante para perdonar a nuestros
ofensores y conducir al pecador por el sendero de la compasión y tu amor; concédenos la sabiduría
para decidir siempre por el bien y la compasión y así soportar la carga de los débiles; por Jesucristo
nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo D, por los siglos de los siglos.
Amén.
Y… QUE EL SEÑOR OMNIPOTENTE Y MISERICORDIOSO: PADRE, HIJO Y ESPÍRITU SANTO NOS
BENDIGA Y NOS GUARDE… AMÉN.

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